Segundos tarde (Ron Weasley)
La mañana ha transcurrido rápidamente para todos ya sea magos o muggles, y los que se han retrasado como Ron Weasley -un mago- o para Olivia Masen -una muggle- deben correr para llegar a sus trabajos. Pero el tránsito de las ajetreadas de calles de Londres complica un poco la misión.
La joven muggle es una dedicada reportera estadounidense que está comprometida con un acaudalado hombre de negocios, eso los ha traído a Londres. Hoy su prometido tenía una reunión de trabajo muy temprano, y dejó a Olivia durmiendo en la habitación del hotel en el que ambos se hospedan.
Olivia había despertado tarde aquella mañana ya que no había sentido el despertador, frustrada y murmurando improperios contra la desconsideración de su novio, corre hasta el cajón donde ha dejado una muda de ropa especialmente preparada. Era un día importante para ella, no podía entender la desconsideración de su novio al no recordar que ella no estaba en Londres solo por él. Ella había venido a investigar las extrañas muertes y desapariciones que se había producido allí esas ultimas semanas, un numero alarmante que seguía creciendo, y desconcertando al publico y a las autoridades por igual. Hoy se suponía que se encontraría con un funcionario del ministerio para ver la historia oficial, pero ya estaba retrasada.
Bajo las escaleras corriendo y en tiempo record llego a la calle, donde al parecer la suerte le sonreía por primera vez en el día pudiendo encontrar un taxi.
¡Maldito trafico! Pensó Ron Weasley que se encontraba atascado en medio de autos que avanzaban a la velocidad de tortugas bebes.
Al mismo tiempo y unas calles más atrás Olivia, exasperada, abandonaba su taxi dispuesta a caminar para llegar a su reunión.
A las 11:05 el tráfico disminuyo y Ron Weasley suspiro -Mal dia para haber olvidado que eras un mago y, como tal, podrías utilizar la aparición-, al tiempo en que Olivia tomaba lo que creía que era un atajo y se perdía en las calles de Londres.
A las 11:25 el tráfico se movía libremente y Ron Weasley decidió atravesar un atajo por una calle poco concurrida y aceleró mientras una bandada de palomas, asustada por el ruido, emprendían vuelo impidiéndole ver el camino. En ese justo momento Olivia Masen cruzo esa misma calle distraída mientras trataba de sacar una pequeña libreta de su bolso al ver la cafetería en la que se suponía que el funcionario estaría.
Cinco segundos fueron los que las palomas obstaculizaron la vista a Ron.
Dos segundos en los que Olivia distraída cruzo la calle.
Un segundo tardo Ron en confundir el freno con el acelerador.
Y solo eso basto para que Olivia terminara tendida en la calle con los brazos extendidos, con el pelo revuelto y su abrigo blanco enrojeciendo por la sangre que comenzaba a brotar de su cuerpo.
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