Monolito negro

Observas la lucha desde el cielo, en una nave tornasolada. Tu ejército de calaveras aladas desciende en espiral hacia los combatientes, succionando sus vidas, absorbiendo sus fuerzas. Tus enemigos resisten: la energía que recorre a los Eónidas y tiñe a sus cabellos de colores fosforescentes les permite volar sin alas, crear campos de fuerza y disparar rayos por sus manos; las Hélix, clones de cabello naranja y ojos violetas, arremeten con sus motos voladoras y armas láser; las Viajeras abren portales para traer a sus aliados, luchan con láseres que surgen de sus brazaletes, espadas de luz y naves búmeran. Los ayudan los sobrevivientes de distintas razas que ya venciste: Pleyadianos, Félidos, Cánidos. Algunos Guardianes Arcoíris: el azul, el naranja y la plateada. También dos Capuchas Rojas.

Los enfrentan tus insectoides que enroscan sus lenguas en el alma de tus oponentes, y los ejércitos de Reptilianos verdes y rojos. También te defienden unos enjambres de moluscos bípedos, con la piel cubierta de óvalos peludos que alguna vez fueron lunares. Estas bestias estrujan con sus tentáculos a tus enemigos.

Desde un portal surgen dos mujeres de piel azul sobre mantarrayas voladoras que vienen a ayudarte. De otro portal salen unas criaturas de escamas violetas: mujeres sobre caballos alados, éstos escupen fuego y ácido. ¿Serán tus aliadas? Tu ilusión se esfuma cuando las ves atacar a tus insectoides. Tu ejército empieza a retroceder. No podrán vencerte. Entras a la cámara donde reposa la Esfera Pretérita que han reprogramado los Athoths. Abres la compuerta de la nave frente a tus enemigos y activas el arma; la Esfera Pretérita eyecta un humo de color desconocido que empieza a cubrirlo todo.

***

Los restos de tus enemigos han sido recogidos por tus naves. Otro planeta más, limpio. En el centro de un desierto blanco supervisas la construcción: tu ejército de reptiles, monstruos, hombres e insectos lo están haciendo bien. Sonríes, acaricias la superficie negra, lustrosa y fría de la obra. Cuando la enciendes, los habitantes ocultos en cada rincón del planeta que resisten tu mandato comienzan a empalidecer. Sus voluntades se quiebran, sus bocas quedan abiertas en una expresión vacía. Cada vez más flacos, arrugados y blancos salen de sus escondites y se trasladan a los pies de tu monolito negro para reverenciarte.

***

La imagen se desvaneció en una luz que entró al Cubo Cronal. El futuro oscuro de Arcania seguía enlazado a la línea temporal actual. Eso significaba que todavía era posible. Astrid debía eliminarlo si quería un buen destino para el Multiverso y la mejor forma de hacerlo era recuperando la Esfera Pretérita.

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