Capuchas Rojas: Diana

           

Te invade una energía desconocida y tu percepción cambia, incluso en el suelo. Contrayéndote infectada por los latidos del moretón que supura en tu brazo, sientes la textura de las hojas en las copas de los árboles, el batir de las alas de los pájaros del bosque y el aroma de los ciervos y roedores que pasaron por allí. Recuerdas lo que te dijeron tu abuela y Virginia: que convertirse en un Lupino era algo magnífico, distinto a lo que te habían enseñado las Capuchas Rojas. Sientes algo emerger en tu conciencia: el espíritu de una loba que te brinda seguridad y te susurra los misterios de los árboles y de la luna. Te conmueven las imágenes de lagos, praderas y montañas. No encuentras lo que esperabas (un demonio oscuro que iba a poseerte), sino protección y compañía. ¡Las Capuchas Rojas estaban equivocadas! Mientras te sacudes en el suelo y un pelaje lucha por cubrirte, el horror te domina al comprender que asesinaste a tu abuela y a tu amiga sin razón.

La loba en tu interior lo percibe primero y comienza a rugir. Los espasmos y el dolor son cada vez más lejanos a medida que te transformas. Tu boca y tus músculos crecen, te salen colmillos, tus orejas se vuelven puntiagudas. Sientes la cabeza y los brazos desconectados, luego te sucede lo mismo con las piernas. ¿Estoy loca?, te preguntas. ¿La culpa que siento por mis crímenes me hizo perder la razón o es un efecto del cambio? Tu voz mental se debilita, al igual que los aullidos de la loba en tu cabeza. Escuchas la risa del demonio oscuro y tus ojos dejan de hacerte caso. Te hunde en la oscuridad y quedas atrapada entre las sombras. A través de una ventana borrosa ves cómo el demonio maneja tu nuevo cuerpo: quita las ramas con tus brazos (ahora peludos), observa el camino girando tu cabeza (ahora con cuernos y hocico) y esquiva los árboles y las rocas con tus piernas (ahora patas). Gritas, intentas tomar de nuevo el control. Es inútil. Tu cuerpo responde a otra entidad: el demonio oscuro. Intentas hablar con él, pero sabes que no te escucha. El espíritu de la loba que te daba fuerzas desapareció. No eres más que una testigo muda y sola de lo que hace el cuerpo que perdiste.

Notas cómo el demonio se adueña de toda la información de tu mente: tu nombre, tus gestos y tus costumbres, tus habilidades y tus miedos, así como de los secretos de las Capuchas Rojas. Sientes miedo al comprender que con ese conocimiento podrá hacerse pasar por ti y engañar a tus amigos y familiares. De pronto la mente invasora se esfuma y sientes un dolor lejano. La ventana muestra que el Lupino cae. Te envuelve un calor y una fuerza te lleva hacia la imagen, la atraviesas y eres cegada por una luz. Abres los ojos. Tienes una flecha verde brillante clavada en el abdomen y estás empapada en una sustancia que huele a artemisa. Recuperaste tu cuerpo. Frente a ti ves a un elfo Capucha Verde, antes de desmayarte.

***

Los Capuchas Verdes te encontraron por casualidad, cuando se disponían a probar ese antídoto poderoso, capaz de salvar a una persona incluso en los primeros minutos luego de la transformación. Observas la luz que entra por el hueco del gigantesco árbol sanador en el que descansas. Recuerdas al demonio intentando poseerte y tiemblas, pero al mismo tiempo te alivias: sabes que salvaste a tu abuela y a Virginia de quedar presas para siempre en unos cuerpos controlados por demonios. El espíritu de la loba se fue de tu mente, dejándote algunos regalos: tu olfato es más agudo, tus músculos son más fuertes y tienes unos colmillos pequeños y filosos. De repente, se manifiesta una luz plateada a tu lado. Es un ser vestido con un manto del color de la noche adornado con estrellas y galaxias. Tiene los ojos cubiertos. Su rostro despide luz. Las Capuchas Verdes y los otros pacientes hacen silencio, maravillados. Lo que se encuentra junto a ti es una Capucha Cósmica: uno de los guardianes de tu universo. Hasta ahora, creías que no existían.

—Has demostrado tu valor y tu fuerza, Diana —dice con una voz que vibra en tu organismo y te sana por completo—. Se avecina un gran conflicto y las habilidades que adquiriste son necesarias en otro tiempo y lugar.

Una luz cambia tus ropas de descanso y aparecen una capa y una capucha roja, un traje de batalla y tus armas. La Capucha Cósmica te extiende la mano y juntas desaparecen.

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