"Con este ya son quince los casos confirmados de muertes en circunstancias muy extrañas en el municipio, se presenta entonces un caso parecido al de la década de los ochenta, donde la muerte de veinte personas que fueron brutalmente masacradas quedó impune sin poder hallar a los culpables. Las autoridades siguen investigando los hechos sin aun encontrar las pruebas fehacientes que den con los responsables" narraba el reportero del canal siete.
Era cinco de agosto cuando mi madre decidió que deberíamos usar el fin de semana para visitar a mi tío Julio, quien vivía a las afueras del municipio de Tuluá. Por lo que sabía, era un hombre bastante extraño y muy ensimismado. Mi madre siempre lo excusaba haciendo mención sobre una anécdota que aconteció en su juventud, pero nunca quiso contarme la historia completa.
Faltaba poco para partir, ella ya había contactado con mi tío días atrás, en una conversación de casi dos horas en las cuales insistió en verlo, hasta que él, a regañadientes, accedió a recibirnos solo a nosotros dos. Mi padre cuidaría la casa durante el fin de semana, aunque eso no suponía problema alguno, él sabía cómo cuidarse solo, y en un caso de urgencia, mamá siempre guardaba los números de distintos restaurantes cerca de la nevera.
El auto que nos transportaría llegó a eso de la una treinta, mamá ya tenía la maleta lista en el portón de la casa, por lo que no tardamos mucho en emprender la marcha. El viaje fue calmado, tanto que incluso ahora, me arrepiento de no haberlo disfrutado. Llegamos al municipio a eso de las cuatro cincuenta, era un lugar bastante peculiar, tenía una idea un poco errada sobre su estructura y esperaba algo más pequeño. La casa de mi tío quedaba a las afueras del municipio, por lo que nos tomó otros veinte minutos llegar a ella. Tenía esa tonalidad lúgubre que estuvo en mi mente todo el tiempo. De ella hizo su aparición un hombre mucho más joven de lo que imaginaba, su piel era tan clara como la luna, como si no hubiese visto la luz solar en mucho tiempo. Su cuerpo mantenía una definición mucho más atlética de lo que esperaba. Recibió de manera rápida la maleta que llevaba mi madre y entró en casa de inmediato. Al principio esto me parecía algo muy sospechoso, pero rápidamente deseché esa idea dadas las referencias que tenía sobre mi tío.
El primer día transcurrió normal, exceptuando un par de acciones que realizó mi tío cuando creía que ninguno de los dos lo estaba observando. En varias ocasiones del día pude escucharlo hablando aparentemente solo, incluso me atrevería a decir que su dialecto estaba expresado en otra lengua. Pero lo más curioso era el pánico que poseía a mirar por las ventanas, aquello le aterrorizaba más que a un anciano el encontrarse con la parca. Cuando le pregunté sobre eso, solo me respondió con una frase que hasta ese momento me parecía incluso más extraña que su personalidad; "Nunca te pares frente a la oscuridad tras la ventana", en verdad es un sujeto intrigante y bastante perturbador.
De manera inmediata me dispuse a mirar por la ventana, y como sospeché, no encontré ninguna anomalía a la cual temerle. Dirigí de nuevo mi mirada hacía él, pude notar la expresión de pesadumbre en su rostro. "Espero que puedas soportar la carga que acabas de desatar"
Ignoré sus últimas palabras dedicándole una mirada de reproche y dejando la sala.
Eran las diez de la mañana del segundo día. Mi madre se encontraba particularmente extraña luego de percatarse de un cuadro antiguo que contenía una foto familiar de mi abuelo y sus retoños (mi tío y ella). Se quedó absorta por varios minutos, casi cerca de la media hora, sin despegar ni un segundo la mirada de la imagen. Luego de varios intentos fallidos, logré que me prestase atención. No entendía muy bien qué estaba sucediendo y por qué ambos estaban actuando de forma tan extraña.
Me dirigí hacia mi habitación que se encontraba ubicada en la segunda planta, justo al final de un pasillo que generaba una atmosfera tétrica. Pasados diez minutos logré quedarme dormido durante hora y media, lo primero que mis ojos pudieron notar al abrirse, era la figura de mi tío, parado justo a un costado de la cama, mirándome de manera fija.
Mi tío se recostó en aquella vieja silla de madera ubicada en una esquina del cuarto, para entonces dirigir su mirada hacia mí.
—Voy a decirte la verdad sobre los "desaparecidos" en el municipio.
No sabía a qué se refería con eso, pese a mi cara de desconcierto, él continuó con su discurso sin dejar de observarme por un instante:
Él ataca cada noche a una persona diferente, no importa cuán rudo seas, logrará ver tu miedo más profundo y hacerlo realidad. LingTwist como se hace llamar, una vez que lo ves, te hará pasar por el peor infierno imaginado en tu cabeza. Y cuando tu espíritu se quiebre, te asesinará llevándose tu alma a su propio infierno.
Un escalofrío recorrió mi cuerpo desde la nuca hasta los talones, el cuerpo comenzó a temblarme de manera repentina, mientras mi respiración era cada vez más cortada, al punto de sentir una presión inaguantable en el pecho. Me puse en pie de manera rápida y traté de salir corriendo en dirección a la sala. Todo fue automático, mi cuerpo se movía de manera autónoma a mis pensamientos. En ese instante escuché un quejido proveniente de la habitación, acto seguido, mi tío se encontraba parado en el marco de la puerta vociferando la siguiente frase:
"Tú lo llamaste, y él ya está aquí... cierra los ojos o prepárate para el infierno".
Mi madre se encontraba observando el televisor, de repente, tuve la sensación de que el tiempo se paralizó. Una fuerza extrema me obligó a girar mi cabeza en dirección a la ventana, todo se encontraba oscuro, pero al mismo tiempo, una silueta apoyándose en el vidrio hizo su aparición de manera patente.
En tan solo un instante, aquella criatura se encontraba parada justo frente a mí generando una neblina por todo el lugar. Giró su cabeza haciendo que la oscuridad cubriera por completo el lugar. Segundos más tarde una risa macabra, con un tono muy agudo, resonó en mis oídos, era cada vez más incesante e insoportable. Solté un alarido mientras cubría mis orejas. En un parpadeo la figura de mis padres se posicionó frente a mí. Me apresuré a abrazarlos, pero poco a poco comencé a notar como cuchillas calaban en su piel, arrancando en pequeños trozos la epidermis, dejando al descubierto la dermis, junto con una lluvia torrencial de sangre que comenzó a salpicarme en la cara. Un olor nauseabundo hizo presencia luego de que las pequeñas partes de piel tocaran el suelo, me llevé la mano a la boca para evitar vomitar. Levanté mi vista de nuevo hacia mis padres, solo para encontrar que ahora las cuchillas comenzaron a cercenar su garganta. Las lágrimas de dolor y repugnancia comenzaron a fluir como una cascada en épocas de lluvia. Múltiples gusanos comenzaron a emanar de sus cuerpos, era como ver una miasis cutánea de manera extrema. Mis piernas comenzaron a fallar hasta terminar arrodillado frente a la escena que estaba presenciando. Cuando creí caer por completo, la oscuridad comenzó a desvanecerse y lo que quedaba de los cuerpos de mis padres desapareció por completo.
Aquella criatura me susurró al oído solo una palabra antes de disiparse en la luz que el sol irradiaba por la ventana:
LingTwist...
Miré a mi alrededor para encontrarme con la figura de mi tío, quien me tomó por los hombros y me levantó del suelo.
"Ese fue solo el preámbulo, a partir de mañana estarás solo. Bienvenido al purgatorio de LingTwist". De manera inmediata me percaté como la criatura soltaba una carcajada con su espantosa voz aguda. Después de escuchar aquella frase pude notar como se llevaba consigo la poca lucidez que aún quedaba en mi cabeza.
El reportero terminó la nota, pasaron cerca de cinco horas mientras Augusto le contaba su historia sobre el caso de LingTwist. En un abrir y cerrar de ojos, las farolas de la calle se apagaron por completo dejando una tétrica imagen de la calle siguiente, la oscuridad comenzó a consumir toda la plaza dejando nada más que un ambiente lóbrego.
—Olvidé mencionarle que esa criatura es un sermuy vengativo, tal parece que ha venido de nuevo por lo que él cree que lepertenece. Creo que sobrevivirá aquel que logre soportar sus propiaspesadillas. ¿Acaso usted alguna vez las ha enfrentado? Si no es así le ruegoque cierre los ojos. De lo contrario estaría aceptando entrar a su purgatorio.Si no sobrevivo esta vez, recuerde; Nuncase pare frente a la oscuridad tras la ventana...
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