Nunca he sido una persona supersticiosa, incluso podía asegurar que dichos espectros paranormales que la gente suele mencionar no son más que un producto de la infinita imaginación humana. Pero ese día todo lo racional en lo que creía se desmoronó en cuestión de segundos.
No escribo esto con el fin de generar lástima o infundir terror en las personas, lo hago por el simple hecho de que tomes precauciones, por si algún día te toca vivirlo sepas afrontar la situación y salgas lo más ileso posible.
Por cierto, sé que no les interesará mucho cuál es mi nombre, mi aspecto físico, pero de igual manera me apetece contártelo...
Mi nombre es Samuel, pero todos me dicen Sam, uso lentes desde que tenía ocho años y el año pasado comencé la ortodoncia para arreglar mis dientes, con lo que la gente suele llamar Brackets. Vivo en el estado de California, pero no siempre fue así.
Habían pasado cerca de seis años desde que nos mudamos de la tierra natal de mi madre, por cosas del destino, mi padre falleció hace un año, la policía nunca pudo saber la causa de su deceso lo cual es bastante extraño para mí.
Faltaban muy pocas horas para que iniciase oficialmente el día de Halloween. Mamá decidió viajar de nuevo al pequeño pueblo que la había visto crecer.
Para ser sincero nunca me gustó visitar a mis abuelos, la razón es bastante sencilla, ellos son unos viejitos cascarrabias.
El vuelo no tardó en aterrizar, tal vez tres horas cuando mucho. Al parecer la gente del pueblo era muy devota a esa celebración ya que ninguna casa se encontraba sin sus respectivos objetos "espeluznantes", e incluso pude ver una que otra casa del terror.
Como el pueblo era bastante pequeño, no tardamos mucho en llegar donde mis abuelos. Cuando llegamos, la abuela se encontraba tejiendo lo que parecía ser un suéter de lana, mientras mi abuelo dormía plácidamente en una mecedora. El día pasó sin nada interesante que hacer, fui a esa casa del horror que terminó siendo un fiasco, más miedo me generaba mi madre cuando estaba molesta.
Eran ya las doce de la madrugada y había desperdiciado una noche de Halloween gracias a mi madre.
Salí de mi cuarto para buscar un poco de agua fría en el refrigerador. Me tomó bastante por sorpresa encontrar a mi abuelo aún en la mecedora, pero esta vez tenía la tele encendida en mute.
—Abuelo ¿Qué haces despierto a esta hora? —Le pregunté con un poco de curiosidad.
—Sam, ¿te gustan las historias de terror? —respondió sin dejar de mirar a la tv.
—Supongo que sí, como a todo el mundo.
—Muy bien, acércate muchacho. Quiero contarte una historia sobre una maldición.
"Eran las doce de la madrugada cuando todo aquello empezó —miró el reloj en la pared y luego prosiguió —Justo como ahora. Mi padre me leyó una pequeña historia que según él pertenecía a nuestra familia, yo lo vi a los ojos justo como tú me ves ahora, pensando en que se había vuelto loco. Pero esa noche de Halloween mi vida cambió por completo".
Según mi padre nuestra familia poseía una maldición desde hace varias décadas, pero esta solo aplicaría a los hombres o al menos fue eso lo que dijo la gitana. La maldición consiste en que, el día de Halloween tendrás que escapar de lo que la gente suele llamar Zombis y Fantasmas. Durante este día, en cualquier momento algo aparecerá justo frente a ti y te perseguirá a donde quiera que vayas. Por nada nada en el mundo dejes que esas cosas te alcancen o correrás la misma suerte que tu padre.
—¿Cómo podría creerte esa historia abuelo? —Él ignoró por completo mi pregunta y siguió su relato, no tuve más remedio que escucharlo.
El día que mi padre terminó de contarme aquella historia, hice caso omiso y decidí salir con mis amigos de ese entonces. Siempre nos gustó entrar en las casas abandonadas y asustar a todos los que por allí pasasen. Tomamos nuestras bicicletas y nos dirigimos hacia la casa frente a la colina. Parecía todo muy tranquilo hasta que un hombre con un gran sombrero apareció frente a nosotros, haciéndonos frenar de golpe mientras los engranajes de nuestras bicicletas se hicieron pedazos. Salí corriendo lo más rápido que pude y mis amigos me siguieron al instante, pero aquel hombre solo caminando logró alcanzar al que venía a paso más lento; lo tomó del hombro y de un fuerte arañazo que conectó en su espalda, nuestro amigo se hizo cenizas. —paró su relato un momento y pude ver como salían lágrimas de sus ojos, pero luego de un minuto terminó con una frase que hasta el día de hoy me pone los pelos de punta — El hombre me miró fijamente a los ojos y luego de soltar una risa horripilante me dijo: "Elías, si de esta maldición quieres escapar a otra persona se la tendrás que pasar, pero ten mucho cuidado ya que solo puede ser a un familiar, y una vez que éste muera, la maldición, a ti regresará"
Después de terminar su historia se encendió la luz de donde nos encontrábamos y mi mamá apareció frente a mi...
—Sam ¿Qué haces despierto a estas horas?
—Mi abuelo estaba contándome una pequeña anécdota —Le respondí mientras dejaba escapar una leve sonrisa.
—Sam, tu abuelo murió hace seis meses.
Mireacción instantánea fue dirigir mi mirada hacia él que de inmediato me dijo"Lo siento, él me ha mandado a hacer su trabajo"
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top