Te esperaré

La noche cae y trae consigo los recuerdos que siguen perdurando en mí. La promesa indestructible que permanece aún en este corazón muerto.

Jure en el altar que te esperaría sin importar los años que vinieran por delante. Me dijiste en un último suspiro que no fuera necio. Sabía que esto no tenía reparación, estábamos rotos y pese a ello yo seguí intentando ser un infinito cuando la verdad única que nos envolvía era que solo éramos universos diferentes.

Te marchaste en plena noche, sin decir nada hiciste tu maleta, y ni un adiós nos dijimos. Tú partida fue algo que no deseaba que pasará, pero el destino es un injusto ser que juega con las almas de los vivos. Soy consciente de muchas cosas entre ellas que tuve la oportunidad de impedir todo esto, de frenar tu andar, y decirte cuanto he callado más no pude hacerlo.

Ese futuro se marchito como las hojas de los árboles en pleno otoño. Los tonos marrones y anaranjados pierden su brillo con el llanto que emana desde mi interior; los días se entristecen llevándose la alegría de una vida que no tuvimos.

Pero sabía que las cosas podrían no ser tan hermosas como las soñé. No éramos viento y marea, ni lluvia ni río, nosotros eternamente seremos un torbellino en medio de una tempestad. Estábamos en guerra en un territorio donde no debería existir ese conflicto, no fuimos amor, sino una idealización inconclusa.

Los días apagados pasan sin la menor muestra de dulzura, no distingo la felicidad ni los colores cálidos, estoy muerto en vida y lo único que me hace seguir es esa tonta ilusión de que un día volverás. Debería avanzar; dejarte ir, y permitirme ser feliz, pero no puedo.

Una vez me lo señalaste más no quise escucharte.

Sé que has sido feliz en brazos de otro, no puedo negar el hecho de que eso me molesta y me duele. Derechos no tengo sobre ti, y lo sé.

Me lo repito cada día, quisiera hacerme caso a mi mismo. Poder dar vuelta la página, pero sé que no hay páginas en este libro desgastado. Todas las hojas nuevas están destrozadas, hecha añicos, sin esperanza de una restauración.

No me importa si eso es incorrecto. Sé que comento un gran error más ese soy yo. Un necio, testarudo, idiota, uno tan grande que permanece allí esperando a la mujer amada que ya no regresará.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top