No hay nada en este cuarto vacío sin nada ni nadie, esta agobiante sensación es tan molesta que harta el solo pasar de las horas, no hay nadie con quien pueda charlar mas que los filos fríos que sujeto con fuerza, las cicatrices siguen estando cada vez empeoran y el dolor ya no se siente solo el flujo de la sangre que cae de mis muñecas lastimadas, me observo por el espejo notando el desorden de mi cabello mientras me miro con odio y rompo el cristal, no hay nada especial en mi con esta desagradable sensación que hay en mi corazón trato de alejarla tomando de los frascos que oculto en mi habitación, mi cuerpo comienza a marearse mientras tiemblo de necesidad aun así sigo afirmándolo como si fuera importante, al final solo quiero morir de una manera suave y tranquila queriendo escapar de esta realidad tan desagradable en la cual estoy atrapado trato de acabar de la manera mas rápida pero los intentos fracasan y de nuevo me encuentro con el molesto sonido de la alarma que parece que no piensa acabar, me levanto desanimadamente alcanzo el teléfono y suspiro aun es muy temprano para marcharme, quise llamar a alguien con quien pudiera hablar de mis problemas pero me detuve a buscar entre mis contactos no había nadie a quien se lo pudiera decir, me encontraba solo otra vez más entre el dolor que sentía mi corazón fui a tirarme al suelo mientras cerraba mis parpados poniéndome a pensar sobre la vida, sin poder sentir la calidez que entregaba el sol me quede en observando la pared como si pudiera ver algo que no era real, me conformaba con creer que yo tenia algún valor pero por mas que me observe en un roto espejo el reflejo es el mismo, así de desagradable que da tanto asco como si nunca debiera haber nacido y lo cierto es que es una verdad muy cruda pero sincera, volviéndome a levantar vuelvo a crear una nueva herida, simplemente observo mi sangre caer en el suelo dejando una mancha muy visible para mi pero a su vez invisible para lo demás y solo me quedo ahí lamentándome de mi miserable manera de ser.