En un tiempo no muy lejano del que conocemos existió un joven que solo buscaba amor, pero nada de eso recibió. El chico no era muy atractivo tampoco era muy alegré ni mucho menos sabía que decir, pero aún así lo intentaba todo para poder lograr atraer la atención de todo el mundo que le rodeaba. Puede ser que a veces este muchacho dijera cosas sin sentido o llegará a reírse de sí mismo con el único propósito de recibir algo de atención, pero muy en el fondo él  sabía que nada de eso iba a servir en su cruda realidad.

No era un muchacho muy importante, con algo de suerte podría ser notado, aunque aquello sólo fuera cuestión de unos segundos y entonces él se preguntó...

-¿Un día seré amado?

Por lo que su reflejó a través de un espejo contestó

-¿Porqué deberías ser amado? Ni siquiera fuiste amado por tus propios padres ¿Porqué alguien debería de quererte?

Entonces la figura del espejo desapareció entre la oscuridad de la habitación. Él chico desanimado se levantó y salió del cuarto mientras su mente se encontraba perdida en pensamientos crueles que siempre seguían el mismo patrón. Entre sus pensamientos está misma pregunta se hacía evidente, ¿A quién deseaba engañar? Si incluso hasta su propio reflejó tenía razón.

¿Qué más podría esperar de las personas? Incluso ni sus propios padres le querían; no importaba si lo intentaba; no importaba si trataba de ser perfecto; no importaba si llegaba a fallar; daba igual si todo lo arruinas tampoco será de gran importancia si un día logrará hacer algo, nada de aquello podría atraer la atención de quienes más deseas importarle.

En el silencio de su cuarto aquél pobre chico se lanzó al suelo y lloró hasta que no hubieran más lágrimas que derramar. La soledad era buena en algunas situaciones aunque esta no era una de esas. Perdido entre su agonía silenciosa, él solo pudo hacer lo impensable para muchos, pero lógico para su caótica mente, agarró un tarro de píldoras y por cada intentó fallido en su vida, una de esas pastillas iría a su boca. Al inició fue una, pero mientras más recordaba aquella cantidad aumentaba hasta que llegó a un punto en que ya no pudo continuar; su cuerpo comenzó a colapsar, sus ojos perdian brillo, ya nada habia más que su cuerpo tendido sobre el suelo, simplemente estaba muerto.