Escribir un largo relato es emocionante, genial y en cierto modo complicado. Y es más complicado para alguien que tiene en la cabeza mil ideas volando como abejas descontroladas en el interior de un panal. Zumbando y zumbando, como si sólo una de esas "abeja-idea" quisiera llamar mi atención. Créanme, mi cabeza a veces puede explotar de tantas ideas juntas.

Algunos me dicen que tengo mucha imaginación y no se equivocan.

Por lo que escribir una idea me suele dar cierta facilidad. No obstante, esa imaginación suele ser limitada pero no en cantidad de ideas base, sino en el desarrollo. A pesar de que tengo muchas ideas sueltas para un extenso relato, a la hora de ponerlas en Word, es algo difícil y se debe a que no tiene que quedar ni un espacio en blanco o vacío, para darle coherencia.

Es como armar un rompecabezas, las piezas deben encajar correctamente una con otra para llegar a la imagen que viene en la caja de presentación.
No obstante, para los cuentos hay gran diferencia, ya que se siente como armar un rompecabezas pequeño. Iba escribiendo estos cuentos para sacar poco a poco esas "abeja-idea" de la cabeza. Porque me había dado cuenta que no todas las ideas podían dar para mucho, no como para escribir un libro.

He aquí las ideas pequeñas, los rompecabezas de pocas piezas, las abejas más diminutas del panal. Usándolas a todas en los cuentos con un símbolo en común: la luna llena.

Espero que disfrutes de los cuentos que voy a publicar y que sean de tu agrado, querido lector.