Había una banca solitaria frente a un edificio muy alto, y detrás de este una casa solitaria donde vivía una persona pequeña. Cada mañana la persona pequeña salía de su hogar e iba a trabajar al edificio muy alto. Todos los días desde la ventana de su oficina podía ver la banca y los extraños sucesos que allí ocurrían. Sin falta, cada jornada llegaba una persona y se sentaba en la banca, a los pocos minutos otra aparecía y en una hora las dos terminaban marchándose juntas. Así ocurría con todos: hombres y mujeres; adultos y niños; blancos, negros y amarillos; altos, bajitos y medianos; rubios, morenos y pelirrojos. Todos llegaban solos y se marchaban en compañía.

Cierto día muy solitario la persona pequeña salió del edificio muy alto y se sentó en la banca solitaria. Solo entonces se dio cuenta de que muy arriba del edificio muy alto colgaba un cartel que decía:

OFERTA ESPECIAL A PAREJAS.

SI LLEGAN DOS, COMPRAN POR UNO.