Johané, pequeño valiente
Había una vez en el reino de Normandía, una pareja de esposos que esperaban ansiosos la llegada de su primogénito. Se dice que al momento de su nacimiento, no lloró como es común. Él era un pequeño excepcional, especial y muy curioso.
Johané creció con una dificultad en su pierna derecha que le hacía cojear y no podía correr para espantar las mariposas del campo de lavanda.
Detrás de aquel campo, se hallaba un sauce llorón. Su tronco era muy grueso y duro, y sus raíces empezaban a sobresalir de la tierra.
El pequeño se sentaba al pie del árbol e imaginaba poder correr y saltar en los prados verdes. Cada atardecer era el mismo ritual, y él nunca se cansaba.
—Algún día podré cumplirlo —sonreía, pero sus lágrimas lo delataban.
Hasta el sauce se lamentaba por el niño, pero ya no se sentía solo pues sus lágrimas lo llenaban.
Un día, Johané vio una nota en el árbol que citaba "Atrévete a ir detrás del sauce llorón". El niño se extrañó y confundido, hizo caso a la nota. Cojeando, se dio cuenta que había un abismo que parecía no tener fin. El corazón se le aceleró y, estando a punto de dar media vuelta, oyó la voz de una niña.
—¡Auxilio, que alguien me ayude! —se escucharon los gritos que provenían del abismo.
Como si estuviese en un cuento de fantasía, aparece un grillo, con un trajecito formal, a los pies de Johané.
—Hola, me llamo Enrique Cimiento —se inclina sacándose el sombrero—. ¿Deseas salvarla? Sólo debes imaginarlo y saltar.
—¿Imaginar qué? —preguntó Johané, aún sin entender la situación.
—Tú lo sabes —el pequeño grillo le guiña el ojo—. Todo está aquí —señalando su pecho.
Acto seguido, sale de su vista dando brincos. Los gritos se volvieron a escuchar, pero esta vez con más ferocidad. Tú puedes hacerlo, tú puedes Johané. Así es como el pequeño imaginó y saltó al abismo cerrando sus ojos.
Creyó que sentiría náuseas y vértigo, pero al abrir poco a poco los ojos, se dio cuenta que bajaba con lentitud dentro de una burbuja. Su destino terminó a la orilla de un río caudaloso, donde no encontró a ninguna niña.
—¡Aquí! —su vista se dirigió a una piedra que estaba en el centro de las aguas. Ahí se encontraba una pequeña hada mojada—. Mis alas están rotas y no puedo llegar a la orilla.
Johané dudó unos segundos, ya que él no sabía nadar por su condición; pero saltó. No le importó el dolor que le causaban sus piernas, él siguió hasta llegar a la gran piedra.
—Tuviste la aptitud y la actitud para llegar hasta aquí, pequeño Johané —el hada sopló un polvo frente a él—. Pequeño valiente, sabías que tenías todo en contra y aun así, afrontaste todos los obstáculos por tus creencias y decisiones. Tu recompensa te espera al levantarte de este sueño profundo.
Y es así, como aquel niño se levantó de su sueño sobresaltado dándose cuenta que al dar sus primeros pasos, ya no cojeaba. Sonriente, trepó el árbol admirando su nuevo lugar favorito; mientras, el sauce llorón se llenaba de sus risas e historias que el niño le relataba.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top