Dos historias en una
Gracias
- Felicidades, es una niña - le dije, ella no respondió
La niña era igual a ella, tenía sus ojos, su cara y su piel blanca y suave.
Coloque a la pequeña sobre un costado y comencé a coser los puntos de sutura en su piel. A mitad del proceso la mujer sonrió y me guiñó un ojo, en un gesto de gratitud, eso me puso muy nervioso, aunque sabía que esas cosas pasaban...
Después de todo...no era la primera vez que le hacía una autopsia a una mujer embarazada.
Confesiones
Soy un asesino en serie, lo confieso...
Me encanta hacer sufrir a mis víctimas, ver como agonizan hasta el final y siento placer al ver sus vidas desvanecerse frente a mis ojos
Pero la mejor parte, es cuando le decimos a su familia que hicimos todo lo que pudimos.
¡JA! ilusos
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