Ella corría asustada por aquellos callejones tan oscuros, un ladrón hace apenas unos metros le había apuntado con un arma y ella solo pudo correr y gritar, se quedó quieta en una esquina confiando en que la oscuridad se apiadaria de ella, por su parte, el ladrón la buscaba, su piel lisa y blanca, grandes pechos y su buen trasero además de su lindo rostro lo habían dejado encantado, la buscó incansablemente, por la oscuridad, hasta que le vio, ella ya no parecía asustada y lo esperaba con los brazos abiertos, él se acercó sonriente y lo abrazó intentado cargarla, pero pesaba demasiado para alguien de su figura, eso no le impidió tocar sus suaves nalgas, ella susurraba cosas inaudibles a su oído, le quitó el rojo vestido que vestía ella, pero su susto fue tan grande que hasta su erección desapareció, su estómago abierto en la mitad permitía ver sus costillas y parte de sus órganos, su corazón palpitaba como loco y aunque quiso correr no pudo, se orino de el miedo cuando ella, con una voz como de inframundo dijo
- ahora vienes conmigo
El olor nauseabundo comenzó a salir de todo el cuerpo de ella, sus ojos se volvían negros, su piel como de serpiente, de sus genitales, boca y nariz salían gusanos blancos, que vizcosos caían al suelo retorciéndose, ella comenzó a reír y él solo gritó, ella puso sus frías y ásperas manos en su pecho cuando la última campana de las 12 de la noche sonó.