Caía el atardecer en la playa. Yo estaba de pie frente al mar, contemplando el vaivén de las olas mientras mi mente se sentía tranquila, libre.
De repente un suave abrazo me cubre los hombros y la cintura y siento un beso en el cuello. Yo solo sonrío, me da gusto ese contacto, y nos quedamos así durante varios minutos.
Al voltearme veo sus azules ojos que me miran con amor y me dirige una hermosa sonrisa. Volvemos a abrazarnos, pero esta vez frente a frente, se siente reconfortante apoyarme en su pecho.
Al cabo de unos minutos nos tomamos de la mano y comenzamos a caminar por la orilla, con el agua mojando nuestros pies y mi largo vestido. No sé donde nos dirigimos, tampoco importa. Se que poco a poco nos vamos alejando del sitio inicial hasta ser un punto móvil en el horizonte, siempre tomados de la mano, siempre sonriéndonos, y con la enorme sensación en el pecho de que es mio y yo soy suya, y que así sera por el resto de los siglos y ante todo el mundo.

Abro mis ojos y estoy en mi cuarto, una vez mas mi mente jugó conmigo, y sin embargo, ha sido el sueño mas lindo y tierno que haya tenido.