Capítulo 24
La mirada de terror y abandono de Shanon la acompañó hasta el último momento en que entró en un cuartucho sin ventanas, muy oscuro, apenas decorado con un par de sillas y una mesa oxidada y la tenue iluminación de una bombilla que titilaba con cada uno de los balanceos que hacía. Mientras se cerraba la puerta tras ella miró fijamente unos segundos a los ojos de su amiga y juró que le estaban cayendo lágrimas de terror ante la idea de quedarse a solas con ese mostrenco.
Dudó por unos segundos si dar marcha atrás e intentar huir de allí pero el tener tan cerca todas las respuesta que durante tantos años se le hacían planteárselo dos veces. Iba a ser otra de tantas veces en que anteponía sus deseos a las necesidades de terceras personas.
Aquel hombre que ella había ido a buscar intencionadamente, quien no era más que un completo desconocido, de repente era la persona en la que más podía confiar o al menos eso era lo que decía cada una de las fibras de su piel.
Entró en la habitación y se sentó en la silla con mucho cuidado de no caerse pues aquellas sillas no parecían muy resistentes. Por su parte, el hombre se quedó de pie con una actitud impertérrita ante ella y con una sonrisa de suficiencia en sus labios.
- Como muy bien sabrás, esta información no debe salir de aquí ni tan siquiera recordar que he sido yo quien te la ha dado.
- Sin problema - Brenda aceptaría las condiciones que pusiera fuera cuales fuesen.
- De la misma manera que has de saber que el tener esta información tiene un precio. Una vez sepas toda la verdad sin que omita detalle llegará un momento en que te pediré un favor al cual no podrás negarte, deberás aceptarlo sea cual sea.
- De acuerdo - seguramente eran las ansias de saber toda la verdad y ni tan siquiera estaba convcencida de que lo que le fuese a decir pudiera ser cierto, ¿qué confianza podía depositar en ese hombre que no era más que un desconocido? No sopesó la respuesta, ni tan siquiera se tomó unos segundos para pensarlo, pero le daba lo mismo, necesitaba saberlo. Llevaba demasiado tiempo con la incertidumbre de saber todo aquello que conformó su infancia convirtiéndola en la mujer que era hoy en día.
- Ahora que sabes más o menos quienes eran tus padres debes saber que el día que tu madre vino a mi supuso el final de mi vida cómo la conocía hasta el momento. La mujer que tuve ante mi aquel día no era ni una triste sombre de la dama que toda la sociedad sureña conocía. Vino avergonzada, humillada y atemorizada y repleta de golpes. Nunca quiso decirme cómo había dado conmigo ni tan siquiera cómo supo de mi existencia. Solo me pidió ayuda y dos favores; el primero que la ayudara y la salvase de ese desgraciado, el otro fue que nunca te dijera la verdad y que nadie podía saber ni lo que estaba pidiendo ni el precio que debería pagar por ello.
>> Tu padre se había dispensado a gusto una vez más después de haber pasado una de sus míticas tardes en la taberna. Con la experiencia ella había aprendido a disimular los golpes con maquillaje o con diferentes accesorios pero lo que tenía ante mí aquella noche no había maquillaje ni accesorios que pudieran camulflarlo.
>> Deshecha en un mar de lágrimas y hecha un manojo de nervios solo pronunciaba unas palabras que aún a fecha de hoy, después de todo el tiempo que ha pasado sigo teniendo grabado a fuego en mi mente. Acaba con él, hazle desparecer y que no vuelva.
>> Le informé bien de todo lo que necesitaba y el precio que iba a pagar. Una vez ella accedió, movilicé a todos mis hombres para que ejecutaran el plan.
>> Todo el mundo sabía que en los campos de tu padre los capataces no aguantaban demasiado tiempo y él siempre estaba falto de personal y de mano de obra. Mis hombres entraron a ocupar los puestos que él necesitaba. A pesar de que tu padre era un hombre de mano dura y voluntad de hierro en el trabajo pero al mismo tiempo era bastante perezoso y delegaba en extremo todas aquellas tareas que él debía hacer y no eran de su agrado. La predisposición de mis hombres y su eficiencia en el trabajo hicieron que se convirtieran en personas de confianza para tu padre y en seguida, formaran parte de su círculo más íntimo. Aunque normalmente a la taberna iba solo para poder disfrutar de compañía agradable y del alcohol en soledad mis hombres terminaron acompañándole alguna que otra noche.
>> En poco menos de un mes iban todas las noches a beber hasta que le dejaban de nuevo en su casa sin sentido. Tras eso venían a verme a mí y me informaban de los avances que habían hecho o de que información de interés le habían sonsacado. En todo ese tiempo, tu madre mantenía contactos esporádicos conmigo viniendome a ver para pedir información sobre el asunto y saber si se presentaban percances o inconvenientes que dificultasen su cumplimiento. Fue en una de esos noches que conoció a Josh - tras pronunciar ese nombre se tomó unos segundos para coger aire, introdujo su mano en la solapa de la chaqueta y nuevamente extrajo la nota que unos minutios atrás le mostró en el coche. Nuevamente al verla su semblante se volvió apagado y taciturno y unas pequeñas lágrimas cayeron de sus ojos.
- ¿Josh?
- Era mi hijo, y la noche que conoció a tu madre fue la misma noche que se escribió su propia suerte.
>> La noche que tu madre vino a pedirme ayuda yo estaba con mi hijo y la que por aquel entonces era mi mujer en casa. Les pedí encarecidamente, de la misma forma que hacía cada vez que debía ocuparme de un negocio que me esperaran en el piso de arriba, ocultos donde nadie pudiese verles. no porque me avergonzase de ellos ni de lo que hacía sino todo lo contrario, para poder preservar su intimidad.
>> Josh siempre fue un diablillo contestón, desobediente y testarudo y con gran descaro se puso a jugar en el rellano de la escalera con una peonza. He de reconocer que la hacía girar siempre con gran maestria y parecía que la tuviera domesticada ya que nunca se alejaba de su lado. Pero aquella noche tanto la peonza como hijo cambiaron sus destinos cuando ésta bajo rodando por las escaleras y cayó a los pies de tu madre.
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