Capítulo 21

Por mucho que lo intentaba y a pesar del gesto de confianza de sacarla de aquel embrollo Brenda no terminaba de estar convencida de subirse al coche con ese hombre. Shanon permaneció tras ella, desconfiada y mirándoles a ambos, a la espera de algún movimiento por parte de alguno de ellos. A pesar de haberla salido de aquella casa y estar relativamente a salvo, la sombra del miedo a que las cogieran y las volviesen a retener en contra de su voluntad no la había terminado de abandonar del todo. El solo pensamiento hacía que se estremeciera de miedo y se acercara más aún a Brenda como si el simple hecho de estar más cerca de su amiga la protegiera. 

Consciente de ese gesto Brenda agarró el brazo de Shanon en un intento por consolarla y hacerla sentir más tranquila. Dio un paso al frente retando al hombre al que tenía ante ella y desafiándole con la mirada. 

- Me traicionaste - el hombre por respuesta le dio un silencio y una mueca cargada de indiferencia, estiró el brazo y le señaló de nuevo el coche. 

- No volveré a decirlo más veces, debemos irnos de aquí cuanto antes. Seguramente aún no os han encontrado y os deben estar buscando, en algún momento ataran cabos y seran conscientes de que habéis venido a la carretera principal. Una vez lleguen a esa conclusión será cuestión de segundos que se planten aquí y de nuevo os cojan. 

Brenda tuvo el impulso de golpearle, las palabras se acumulaban en sus labios y todas las preguntas que exigían respuesta desde el mismo momento en que entró con él en esa casa se agolpaban en su mente. Eran preguntas de las que quería y necesitaba la respuesta, pero una vez más, sabía que no era el momento de obtenerlas y que debería esperar. Lo que estaba claro, al menos por su parte, es que cuando fuera el momento ese desgraciado iba a darle toda la información que le estaba ocultando. 

- Conduciré yo - exigió Brenda. 

- De eso nada - la interrumpió el gorila que estaba terminándose el cigarrillo - el único que va a manejar ese coche voy a ser - el hombre fue a decir algo - y no hay más que decir - le interrumpió -, si no está usted de acuerdo le sugiero que se marche andando. Si lo quiere así ya puede empezar, pues le espera un buen trecho. 

Shanon se adelantó y se subió en el más absoluto silencio al coche arrastrando a Brenda con ella. Con las dos en el interior del coche mientras esos dos desconocidos para ella estaban fuera tenía unos segundos para hablar con ella. 

- ¿Quiénes son esos hombres? Parece que les conozcas, pideles que nos lleven ante las autoridades - Brenda abrió la boca para intentar dar una breve explicación pero tuvo que interrumpirse al ver que el gorila y el hombre subían al coche. 

Aún y tener los nervios a flor de piel se permitieron exhalar profundamente y reposar la cabeza en el asiento del coche y descargar toda la emoción de las experiencias vividas en ese corto lapso de tiempo. Inclinó la cabeza a la derecha y pudo ver como unas lágrimas resbalaban por el rostro de Shanon y, de nuevom, en un acto de consuelo le acarició tiernamente el brazo. Como respuesta Shanon estalló en un profundo sollozo mientras el coche empezaba a dirigirse a la autopista para volver a la ciudad. 

- Señoritas, deberian ponerse los cinturones ya que no estamos solos - y tras terminar de pronunciar esas palabras el conductor un fuerte golpe hizo que sus cabezas dieran contra los respaldos del conductor y del copiloto - nos llevan siguiendo desde que hemos iniciado la marcha. Han esperado a estar en un lugar donde tuvieran libertad de movimientos para actuar. 

Brenda se incorporó en el asiento y giró su cabeza a la izquierda para ver un coche negro conducido por los dos gorilas que habían dejado encerrados en la habitación. El que estaba sentado en el asiento del copiloto le hizo un gesto amenazante a ella acompañado de una sonrisa macabra para distanciarse de ellos reduciendo la marcha y colocándose nuevamente tras ellos. 

- Inclinense para adelante y coloquen la cabeza entre las piernas - ambas obedecieron. Brenda intentó ser consciente de todo lo que la rodeaba y ver como avanzaba la situación pero el llanto descontrolado de Shanon le impedía poder concentrarse en nada que no fuera ese sollozo. 

El coche empezó a coger una velocidad por encima del límite permitido y a moverse en zigzag entre los coches que se iban introduciendo a la marcha. El conductor iba dando volantazos controlados para impedir que sus atacantes se acercasen a ellos y evitar cualquier daño o que los sacaran de la carretera, que seguramente era lo que tenían en mente. 

En un momento determinado del trayecto el conductor se puso en el carril para camiones y pudo ocultase durante varios metros entre dos trailers que le permitian cierto margen de maniobra. En su mente el conductor tenía la esperanza de que hubiera alguna salida o desvío que pudiera coger para perderlos de vista. Avanzó unos quilómetros y vio un desvío a un camino de tierra pero cuando tuvo intención de cruzar centró de nuevo su vista en la carretera y vio que sus perseguidores, sin entender muy bien cómo, le habían adelantado, cortándole el paso e impidiendole cualquier intento de huida. Debía pensar rápido y ágil para encontrar una alternativa. Redujo la marcha y giró el volante con firmeza a la izquierda para cambiar de carril, el sonido del claxon del trailer le hizo ver que le faltó muy poco para que éste lo arrollara. En cuestión de segundos dio un nuevo volantazo a la derecha para situarse en un carril en el que no había tráfico apenas y casi con el coche en punto muerte bajó el freno de mano. Durante unos segundos vio como sus perseguidores se perdían en la distancia. Quitó el freno de mano y aceleró cambiando de carril sin poner ningún tipo de selañización por si ese no era el único coche que los perseguía. 

Pasado un buen trazo llegaron a la salida de la autopista que los dirigía al centro de la ciudad. Les indicó a Brenda y Shanon que se podían colocar bien pero que en ningún momento se quitasen el cinturon de seguridad, pues aún tenía la duda de que en el útltimo instante aparecieran más perseguidores. 

- Señorita - le habló el conductor dirigiéndose a Shanon - sea tan amable de decirme dónde vive. 

- No - irrumpió Brenda - es más seguro ir a mi casa. 

- Ahora mismo su casa es el lugar menos seguro del mundo, esos maleantes seguro que saben dónde vive y conocen a la perfección cada uno de sus movimientos pero ella no es más que un daño colateral, no le habrán prestado ninguna atención hasta el momento. 

- ¿Daño colateral? - preguntó 

- Así es, usted ha entrado a formar parte de eso por husmear donde no debía. De no haber ido a ese parque ellos no sabrian ni de su relación con Brenda ni tan siquiera de su existencia, lamento decírselo, pero se ha metido porque usted ha querido - durante unos segundos Shanon tuvo que morderse la lengua ante la impertinencia que acababa de oír, pero tras mirar a Brenda y ser consciente del silencio que la envolvía no podía quitarle la razón de ninguna manera, al fin y al cabo, la decisión de ir a ese parque fue únicamente suya. Tras la reflexión hizo un gesto de asentimiento hacia su colega dándole a entender que no había ningun problema y les dio su dirección. 

- Vamos, Brenda, te prepararé la habitación de invitados - le señaló Shanon mientras bajaba del coche habiendo llegando a su casa. 

Brenda observó al hombre al que había pedido ayuda y lo vio cabizbajo, pero al mirarlo más atentamente se dio cuenta de que estaba sonriendo de una forma pérfida y pudo interpretar perfectamente lo que aquello significaba: iba a ser la única oportunidad que tendría de obtener todas las respuestas. 

- Ve entrando, yo ahora subo - y cerró la puerta dejando a Shanon fuera y haciéndole un gesto con la mano para que se marchara. 

El hombre le indicó al conductor que saliera del automóvil. Estaba claro que había acertado y era l momento de saber toda la verdad. Se armó de valor y empezó a organizar en su mente todas aquellas preguntas que desde bien pequeña se estaba formando y ahora el momento de saber la verdad. Se inclinó hacia adelante y apoyó la mano en el respaldo del asiento del copiloto. Inhaló con fuerza y despegó sus labios pero ese hombre no la dejó hablar. Se giró, introdujo su mano dentro del forro de la chaqueta y extrajo una foto amarillenta y raída. 

- Todo lo que necesita saber empieza a partir de este chico - el hombre le tendió la fotografia y Brenda la estuvo mirando durante unos segundos atónita y perpleja. No terminaba de ver la relación entre ambas cosas pero no iba a salir de aquel coche hasta averiguar toda la historia. 

- ¿Por qué?

- Usted mírela atentamente y déjeme que le cuente. 

Brenda volvió a bajar la vista a la fotografía que sostenía en las manos. En ella se veía a un muchacho de unos quince años aproximadamente de edad en la calle con un balón de futbol y apoyado en una zanca. Su cabeza estaba cubierta por una mata de bucles rubios y una sonrisa infantil y despreocupada. La siguió mirando fijamente y soltó una exclamación. El hecho de ver aquella foto no hacía más que despertar más preguntas en ella. Estaba casi segura de que a quien estaba viendo en esa fotografia era al mismo muchacho que casi atropelló el primer dia que fue al 123 de Rainbow Glen Circle, Alan. 

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top