cuatro

Rose odiaba los conflictos. Las peleas la ponían nerviosa y prefería evitarlas a toda costa. Pero ahora estaba cansada. Y cuando el Scorpius se lanzó a golpear a Lyssander, ahí fue cuando la paciencia de Rose se fue al caño. La furia la inundó y empezó a gritarle.

Y cuando Scorpius dijo que ella era suya, como si se tratase de un objeto, esa fue la gota que derramó el vaso, lo que hizo que su cabeza explotara. La hirió lo suficiente para terminar con él en ese instante.
Y se arrepintió en el momento que lo dijo, pero ya no había vuelta atrás, su orgullo no se lo permitía y no era propio de ella retractarse. Scorpius lo merecía, ella lo amaba por sobre todas las cosas, pero no podía dejarlo salir impune de algo como aquello, Scorpius necesitaba darse cuenta de su error.

Respiró hondo antes de entrar por la puerta de la enfermería y caminó entre las camas, en la última pudo ver a Lorcan y Lyssander, este último con el ojo morado y madame Pomfry colocándole una especie de ungüento sobre la herida.

― ¡Capitana! ¿por qué no estás celebrando con los otros? ―saludó Lorcan alegremente, estaba sentando al lado de su gemelo comiendo una rana de chocolate, Rose le sonrió un poco avergonzada.

―No estoy de humor para fiestas ahora... pero puedes ir si quieres, yo me quedo con Lyssander, después de todo, fue mi culpa lo que ocurrió...

―Eso no es cierto Ro. ―interrumpió Lyssander. Las mejillas de Rose se pusieron rosas.

―Es lindo de tu parte Capitana, pero no tienes por qué quedarte. ―agregó el otro rubio mirando su rana de chocolate como si fuera la última en el mundo.

―No me molesta, en lo absoluto ―insistió ella, luego volteó a ver a Madame Pomfry― Él estará bien ¿no? ―La bruja asintió.

―Solo hay que esperar unos minutos a que el ungüento haga efecto, es todo.

― ¿Lo ves? No tienes de que preocuparte. ―le dijo Rose a Lorcan― Cuando Lyss se sienta mejor, te alcanzaremos ¿no es así?

Al ver los ojos brillantes de la chica, Lyssander terminó por asentir, rendido.

―De acuerdo, sí, vete Lochie, estaré en buenas manos. ―Rose bajó la mirada cuando el mayor de los gemelos le sonrió de forma coqueta. Lorcan terminó de masticar su golosina y suspiró con tranquilidad. En realidad, no parecía muy exaltado por el estado de su gemelo, aunque era bien sabido que Lorcan era extremadamente relajado, tenía sentido.

―Los veré más tarde, supongo ―Y sin decir nada más, Lorcan salió caminando junto con la medimaga, dejando a los dos Ravenclaws en un silencio algo incómodo.

―Siento mucho todo esto Sander... ―murmuró la joven pelirroja. Lyssander dio unos golpecitos en el colchón donde estaba, justo a su lado.

―No fue para nada tu culpa... ―dijo, luego soltó una risa apagada― Supongo que, si yo tuviera una novia como tú, me pondría igual de celoso que Malfoy...

―Es que... No tenía por qué hacerte esto... digo ¡es ridículo! ―levantó un poco la voz― Yo ni siquiera te gusto. ―Lyssander alzó una de sus cejas.

― ¿Cómo estás segura de eso? ―Rose frunció el ceño, sin entender.

― ¿Qué quieres decir? ―Lyssander se acercó más a ella, como si quisiera contarle un secreto.

―Me gustas Rose.

A ella se le cortó la respiración en ese momento. Nunca nadie había sido tan directo con ella. En seguida se puso nerviosa, Lyssander lo notó así que la tomó por la barbilla para que lo mirara.

―Tranquila, yo sé que estás con Malfoy, y que lo quieres, no espero que me correspondas.

―Yo no estoy con Scorpius... ―masculló de repente, ni siquiera lo pensó, fue como un reflejo. Scamander frunció el ceño― terminamos hace rato.

Rose no era tonta, sabía lo que significaba el decir aquello, antes de que siquiera el rubio se le acercara sabía que Lyssander había tomado su declaración como una invitación a besarla. Pero, aunque lo supo, no fue rápida, estaba pensando en tantas cosas que apenas y escuchó lo que Lyssander le murmuró antes de juntar sus labios con los de ella.

Se quedó ahí, estática, sin corresponder, pero tampoco se quitó. Lyssander trató de introducir su lengua en la boca de Rose, pero ella seguía sin mover un musculo.

El comprendido que no lograría nada así que se alejó lentamente.

―No puedo Lyssander... ―jadeó ella. El chico frunció el entrecejo.

― ¿Por qué?

―Porque acabo de terminar con Scorpius. No puedo corresponderte, no sé si lo haría porque lo deseo, o sólo porque estoy molesta con él. No voy a usarte de esa forma. ―Rose esperó de todas las reacciones posibles, desde la irá, enojo, tristeza... pero jamás pensó que él se reiría― ¿Qué?

―Es que eres la persona más dulce del mundo Rosie. ―Le acarició la mano― Gracias por tu honestidad. Cielos... Malfoy tiene suerte de tenerte.

Ella sonrió, no sabía que hacer así que se levantó de la camilla por puro impulso y le tendió la mano al jugador de Quidditch.

―Bueno, creo que tu ojo luce mejor, vamos a celebrar la victoria ―Lyssander también se puso de pie y tomó su mano.

―A la orden capitana.


. . .


La fiesta de Ravenclaw se había extendido hasta altas horas de la noche, y todos los estudiantes que fueran de quinto año hasta séptimo eran bienvenidos en la sala común de las águilas para celebrar.

Rose estaba sentada en la barra que su compañera de cuarto, Stephanie Robins, había conjurado para utilizarla como un bar. Ahora la rubia se encontraba preparando tragos para los invitados mientras bailaba al ritmo de una canción que Rose no conocía.

― ¿Por qué no estás celebrando capitana? ―preguntó Dominique plantándose junto a ella y poniendo una mano en el hombro de su prima, quien se limitó a dar un sorbo a su margarita.

―No estoy de humor D.

― Como no vas a estar de humor, ganaste la copa de Quidditch. ―chillo la rubia tratando de jalar su brazo para que se pusiera de pie. Rose rodó los ojos.

―Ya sé eso Nique. Pero me quiero ir a dormir, estoy agotada.

Dominique la miró con los labios fruncidos, entornando sus ojos verdes, que más bien parecían azules por las sombras color azul eléctrico que llevaba― Pero hay una línea de conga... ―lloriqueo al tiempo que hacia pucheros. Rose se rio sin ganas, mirando como Lucy arrastraba a Frank Longbottom a bailar con ella.

―Entonces no te la pierdas... ―dijo haciendo que su prima resoplara. Luego se acercó más a Rose.

― ¿Qué fue lo que pasó con Scorpius?

Rose no dijo nada por un segundo, volteó hacia la barra donde había dejado su margarita y se la tomó de un tirón.

―No quiero hablar del tema por ahora. ―anunció, finalmente― Estoy exhausta, solo quiero ir a la cama. ¿Te parece si te lo cuento mañana? ―sonrió, más que nada para que su prima no se preocupara demasiado― Deberías de ir a bailar. Anda.

La rubia de Gryffindor miró de soslayo a su prima, pero antes de que pudiera decirle algo, Lorcan saltó de quién sabe dónde, con un enorme sombrero mexicano puesto y agitaba unas maracas. El rubio se puso a mover exageradamente las caderas, tomando a la rubia por los brazos.

― ¡Vamos Nique! ―gritó arrastrándola hasta el centro de la pista, donde la fila de conga ya se había formado.

Rose los miró una última vez antes de dirigirse escaleras arriba hasta los dormitorios― ¡Conga, si! ―fue lo último que escuchó antes de pasar por la barrera de insonorización.

. . .


Rose se colocó en posición de loto sobre su cama, se quedó en silencio mirando a su prima Dominique, quien estaba sentada en uno de los sillones azul marino. Rose suspiró.

―Adelante Nique, dilo.

Dominique apretó la boca― Bien. No creo que debas usar eso. ―apuntó al jersey de Slytherin que su prima llevaba puesto― Es más, quítatelo. ―gruñó. Rose bajó la mirada y se abrazó así misma.

―No... ―replicó con voz bajita. Dominique hizo una mueca.

―Bien, entonces, si lo extrañas tanto que no puedes quitarte su estúpido jersey, ¿Por qué no hablas con él?

―No es tan fácil, él fue un idiota. Ya te dije que, necesita entender su error.

Delacour se apretó el puente de la nariz, cansada― Y en cambio eres tú la que usa el jersey del idiota.

―Es que extraño al idiota.

Dominique abrió la boca para protestar, decir algo, lo que sea, pero unos toques en la puerta las hicieron callarse de golpe.

―Espero que sea una pizza extragrande... ―gruñó la Gryffindor abriendo la puerta. Rose sonrió ante la broma y se quedó sobre su cama, tal vez era Albus, o su hermano. Dio gracias a Merlín que Dominique la haya maquillado y peinado, así no tendría que dar explicaciones de porque tenía ojeras o de porque parecía que había llorado toda la noche―. Malfoy ―dijo su prima. Rose se tensó en su lugar y apretó la tela del jersey en sus puños.

―Weasley... ¿volvimos a los apellidos?

Si el escuchar su nombre la ponía mal, Rose se sintió desfallecer al oírlo hablar. Tragó en seco.
Dominique, aun en la puerta, se encogió de hombros.

―De un lado debo estar, rubio... ―Scorpius bufó.

―Como quieras, rubia... Pero tengo que hablar con ella. ―Se escuchaba tenso, lo cual la puso nerviosa, vio como su prima apretaba el picaporte haciendo sus dedos más blancos.

―Ella no...

―Déjalo entrar. ―Sus palabras salieron por impulso casi un reflejo. Como si supiera desde el principio que diría aquello.

Dominique giró la cabeza tan rápido, que Rose creyó que se rompería el cuello. La miró con ojos sorprendidos, pero después de un asentimiento por parte de Rose, se hizo a un lado, dejando al muchacho entrar, y luego ella salió por su cuenta.

Scorpius la recorrió con la mirada, tragaron en seco al mismo tiempo.

Lo estas usando... ―dijo Scorpius apuntando el suéter, Rose asintió de forma apenas perceptible, luego se aclaró la garganta, tratando de mirarlo a los ojos.

―Te ves terrible... ―observó, como toda respuesta, él soltó una carcajada sin humor, Rose ladeo la cabeza― ¿Mala noche?

―. Tengo borrosa la mitad. Así que no lo sé.

Weasley asintió lentamente, sin hablar porque no sabía que decir. Pasaron tal vez cinco segundos, ella se levantó y se plantó frente al rubio con la frente bien alta.

― ¿Qué quieres Scorpius?

―. Lo lamento.

― ¿Qué lamentas? ―preguntó escéptica.

―El comportarme así. Lo siento, estaba enojado con Lyssander porque te hizo sentir incomoda, también tenía celos. Me disculparé con él también. ―Rose se cruzó de brazos y rio con tristeza.

―Respuesta incorrecta. ―espetó, caminó hasta la puerta, la abrió― Fuera.

― ¿Qué? ¿no aceptas mis disculpas? ―Scorpius frunció el ceño y se acercó a ella, pero la chica dio un paso atrás, alzó una mano deteniéndolo con la palma extendida.

―Quería que te disculparas por referirte a mí como un trozo de carne Scorpius, no por lo de Lyssander. ―Su voz tembló, pero aún así se mantuvo firme.

―Pero...

―Fuera. ―insistió. Scorpius negó con la cabeza y tomó la mano que Rose tenía estirada, la puso sobre su pecho, justo sobre su corazón. Ella notó que estaba latiendo demasiado rápido.

― ¿Qué tengo que hacer? ―Rose odia admitirlo, pero cuando él la miraba de esa forma, y cuando hablaba, Dios ella podría entregarle todo si se lo pidiera. El corazón de Scorpius latió más rápido, Rose lo pudo sentir en la palma de su mano.

La escena era algo magnífico y nadie se la hubiera imaginado: Scorpius Malfoy estaba ahí suplicándole, y Rose Weasley tenía su corazón en la mano, él le había dado el poder de romperlo o dejarlo latir.

―Bien, ―dijo ella en un suspiro, dejo de tocar el pecho de Scorpius y cerro la puerta del dormitorio. Se quedó de espaldas a él, con la vista fija en el picaporte― hablemos y resolvamos esto.

El trato era simple, ambos tenían que ser honestos con el otro, tenían que hablar y resolver las cosas, Rose le dejó claro que no estaba dispuesta a estar con él si pretendía seguir dando por hecho que ella era de su propiedad. Scorpius le pidió mil disculpas por eso, y le dejó bien claro su amor por ella, y que definitivamente aquello no volvería a suceder.

Ella aceptó sus disculpas, pero nada más. No volverían a esta juntos hasta que Scorpius entendiera el punto de Rose.

Y como debían ser honestos, Rose quiso que contarle lo ocurrido con Lyssander, cosa que no fue tan buena idea cuando Scorpius quiso ir a dejarle el otro ojo morado al Ravenclaw.

―Si haces eso olvídate del trato. ―Le espetó Rose, cuando él estuvo a punto de salir por la puerta― No puedes ir por la vida golpeando a la gente, ¿si entiendes que eso esta completamente mal? Empiezo a preguntarme si tienes algún problema de ira. ―escuchó como el Slytherin suspiraba, luego vio que recargó la frente en a puerta y los músculos de su espalda se relajaron. Se quedó ahí.

―Tienes razón, está mal. Discúlpame, Rose. ―Ella sonrió y lo abrazó por la espalda, descansando su barbilla sobre su hombro.

―Ahora... ¿Hay algo que debas decirme? ―Scorpius no respondió― Yo te he dicho todo. ¿Hay algo que debas contarme? ―Malfoy tomó las manos de Rose que lo rodeaban y la hizo soltarse, se giró para quedar frente a ella. Le besó la frente.

―No. Está todo bien, Rosie.

.  .  .

Una semana, siete días; había pasado una semana desde que hizo el trato con Scorpius, y Rose no podía estar más ansiosa.

Las cosas habían sido casi iguales que cuando estaban juntos. Estudiaban todas las tardes en la biblioteca junto con Albus, seguían compartiendo mesa en adivinación y eran compañeros en pasiones. Incluso habían cruzado un par de palabras durante sus tiempos libres. Pero nada más que eso, el beso que Scorpius le había dado en la frente aquella noche había sido la última muestra de afecto y Rose tenía que admitir que lo extrañaba.

Así que esa tarde cuando el rubio llegó corriendo hasta ella, su corazón se aceleró, y cuando él la tomó de la mano, creyó que se desmayaría en cualquier momento.

―Ya pasó una semana Rosie... ―Le dijo mientras caminaban por los jardines― Ya comprendí. En realidad, lo entendí antes, pero quería que las cosas se enfriaran... ―El soltó un largo suspiró para recuperar el aliento― Fui un completo idiota.

― ¿Y...? ―insistió, Scorpius sonrió y la giró para que quedara frente a él.

―Jamás volveré a tratarte de ese modo. Sé cuánto vales, me importas demasiado. De ahora en adelante pensaré las cosas antes de hablar y actuar, no quiero que conmigo te sientas insegura, quiero que sea lo contrario. ―La tomó de ambas mejillas mirándola directo a los ojos― Te amo, Rose. Quiero que lo sepas. Y espero puedas perdonarme.

Rose no le dijo nada, sino que soltó una risita cantarina, frotó su nariz con la del chico, haciéndolo reír también― ¿eso quiere decir que sí me perdonas?

―Ya lo había hecho Scorp. ―dijo Rose, volviendo a reír.

Entonces Scorpius la besó

. . .

Aquella noche después de su reconciliación ambos fueron a cenar a la mesa de Gryffindor con los otros Weasley, bromearon un rato y hablaron como siempre, pero después de que Lily salió del gran comedor, Rose notó como Alice se mostraba ausente, su cara era de preocupación y no paraba de mirar hasta la puerta.

―Rosie, tengo que alimentar a Honnor, lo olvidé por completo... ―Le dijo Scorpius mientras se levantaba, ella le sonrió.

―De acuerdo, ¿está bien si me paso por tu sala común más tarde? ―Scorpius asintió con una sonrisa brillante, luego le besó la frente para salir corriendo del gran comedor. Rose regresó su atención a la conversación que tenían sus primos.

―Entonces... ¿Cuándo volvieron? ―Le preguntó Lisa Chang, que estaba sentada frente a ella.

Rose parpadeó varias veces luego de oír aquella pregunta, le pareció demasiado chismoso por parte de su compañera, ya que jamás habían cruzado palabra..., aun así, sonrió forzadamente.

―Esta tarde. ―murmuró Rose, queriendo zanjar el tema. La morena hizo un gesto extraño ante la indiferencia de la Weasley.

― ¿Alguien sabe qué ocurre con Lily? ―preguntó James para cambiar un poco el tema ya que Rose lucia bastante incomoda― Ha estado muy extraña últimamente.

― ¿Extraña? ¡no, claro que no! ―chillo Alice sonriendo exageradamente. Albus la miró con el ceño fruncido― Sólo está estresada...

―Qué raro, no comió casi nada. ―comentó Fred mientras veía el plato casi intacto de su prima.

Rose frunció el ceño otra vez, no había visto a Lily en toda la semana y con todo lo de Scorpius ni siquiera se había detenido a pensar en ella. Un sentimiento de culpabilidad la inundó.

―Saben, creo que iré a buscarla. ―anunció sin más, y se levantó dejando la servilleta sobre la mesa.

― ¡No! ―chillo Alice casi saltando de su lugar. Todos los presentes la miraron con extrañeza, su cara se enrojeció― Quiero decir... Lily está bien, no tienes que ir.

―Solo quiero hablar con ella un rato ―explicó Rose sonriendo, Alice tragó en seco― casi no la he visto en la semana... No tardo, ahora vuelvo.

Rose ya no esperó que nadie le respondiera, simplemente se fue del comedor, Alice tuvo el impulso de ir tras ella, pero Albus la tomó de la muñeca.

―Déjala, se siente mal por Lily... ―le dijo su novio. Alice no pudo hacer más que mirar a la puerta.

. . .


―Tienes que decirle a Rose, Scorpius.

Rose reconoció la voz de su prima al instante, no podía verlo con claridad, pero estaba hablando con su novio. Frunció el ceño extrañada, no esperaba que ambos estuvieran ahí todavía. Caminó por el oscuro pasillo hasta donde las dos figuras se encontraban. Suspiró.

― ¿Decirme qué? ―Su voz resonó por el pasillo, más fuerte de lo que planeaba, incluso ella se estremeció.

Les dirigió una sonrisa torpe a los chicos, después notó que Lily tenía los ojos llenos de lágrimas y Scorpius estaba más pálido de lo normal. El rubio se le acercó de forma vacilante.

No lo supo con claridad, pero algo en la mirada de su novio la puso nervioso.

―Rose...

Lily dejó escapar un sollozo, alarmando mas a la Ravenclaw.

― ¿Qué ocurre con ustedes?

―Es sobre la otra noche. ―comenzó a decir él― Yo estaba muy ebrio, incluso drogado...

―Eso ya lo sé. ―espetó Rose con irritación― Ve al grano, ¿sí?

―Ella... L-Lily y yo... ―balbuceo con nerviosismo.

A Rose le tembló el labio, ya tenía una idea de lo que diría, pero rogaba porque no fuera verdad.

―Él y yo tuvimos sexo, Rose. ―La confesión de Lily rompió el silencio que Scorpius había guardado.

Pasaron unos largos segundos, segundos en los que Rose no entendió del todo lo que decía su prima, pero luego, las palabras la golpearon tan fuerte que no fue consiente de nada más. La verdad es como un cuchillo caliente atravesando tu pecho, ardiendo, quemando todo a su paso. Haciéndote doblegar, por más dramático que suene, y por más que intentes no escucharla, siempre logra entrar.

Rose era consiente de una sola cosa; la decepción, y la irá, mucha irá.

Ahí estaban de nuevo. Pero estaba cansada de pelear, no quería hacerlo, ya no más. El pelear desataría algo que tal vez ni ella controlaría.
Quería dejar de pelear.
Porque soñamos con obtener la paz, pero estamos rodeados de guerras inevitables.

―No... yo, no logro c-comprender... ―jadeó, se había quedado sin palabras, apretó la mano de Scorpius― ¿por qué? ―se quedó ahí parada, esperando una respuesta. Mirándolo con lágrimas en los ojos. Nada.

Cuando vio que él bajaba la mirada, fue la única respuesta que ella necesitó. Apretó los labios formando una línea recta y levantó la mano para luego estrellarla en la mejilla pálida del chico.

Su visión se volvió borrosa, escuchó gritos y exclamaciones, volteó hasta la entrada del gran comedor, donde algunos alumnos y sus primos se encontraban parados, viendo.

― ¿Cómo es que me hicieron esto? ―volteó a ver a Lily― Y tú... ―ahogó un sollozo en su mano, se soltó bruscamente de Scorpius quien había intentado detenerla, y caminó con paso firme. Alejándose.

Otra vez alguien le tomó la muñeca, una pequeña mano, era Lily, por supuesto.

―No, Rose, tú no entiendes, él no tiene la culpa... Solo yo, y lo siento tanto. Rose se soltó bruscamente.

―Cállate. ―espetó― Cállate... Eres la última persona con la que quiero hablar ahora. ―Y tras una última mirada a Scorpius, luego a su prima, salió de ahí.


.  .  .


NOTA DE LA AUTORA 2021

La verdad estoy orgullosa de este capítulo, pude plasmar lo que quería desde el principio y estoy sufriendo por mi pobre Scorpius, siempre lo hago sufrir en mis fics jajaja.




NOTA DE LA AUTORA 2018

Bien, debo admitir que me he pasado un poco con la pobre de Lily, pero, es un fanfic y Rose tiene toda la razón al ponerse de ese modo.
Quiero aclarar que escribí como yo me sentiría si estuviera en el lugar de Rose y de Lily.

Espero les haya gustado y esperen el siguiente capítulo que es el último, luego el epílogo ♥

XOXO.

-Liv ♞

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