Limonada.
Abner al micrófono.
Ira, woah dejarlo simple, hay weas que no funcionan así, but intenté ser realista, esto sucede, básicamente en el cap 5.-
Es Nopor, Ponro, Ronpo, Por no hacerla tarea, dile como quieras.
No es relevante para trama, así que te lo puedes saltar, y sí, hay fluff.
Escrito por que fue lo más votado en el especial, que, de paso, aún puede votar .^
(Pedazos del cap 5.- pero es la perspectiva de ONU)
Os amo, chaito.
●●●
Cuando la organización llega a su hogar no es recibido por el mexicano, o por las mascotas de este. Ni siquiera esta el periquito que se llama "Sinaloa". Se quita sus zapatos, dejándolos en la entrada.
Las luces están apagadas, pero canciones tranquilas suenan en la casa.
Pero no lo escucha cantar.
— He may not be awake... — Murmura, subiendo las escaleras con un deje de pereza. Desanimado por la ausencia del mayor.
De igual manera, revisa el reloj en su muñeca "4:39", así que mejor se da la media vuelta, se dirige a la cocina y hace algo sencillo, huevos revueltos, salsa, jugo de arándanos y café. Es cuando los deja en el plato de cerámica que estos se prenden en fuego, quedándose con un color negro... Menos el café.
El café sobrevivió.
Aún es temprano, así que decide nada más dejar que el fuego se extinga para ir a recostarse con el mexicano y dormir un rato...
Las escaleras no rechinan bajo su peso, cosa que se le hace extraña, las plantas que México dejó en las orillas de los escalones parecen recién regadas.
Tal vez lo esperó más tiempo, sabía que algo que el mexicano hacía al estar aburrido era regar sus plantas.
La sorpresa que se lleva cuando, al entrar a su cuarto, está el latino, ropa interior fémenina color negro ciñendose a su cuerpo, calcetines altos como los que ama Japón cortoneando sus piernas, recargado en la pared. Está nervioso.
— Sientate. — Ordena. El menor asiente y se sienta en la orilla de la cama.
Su pareja sonríe, sus ojos escaneandolo, camina lentamente hacia él, un contoneo en sus caderas.
— ¿Qué es-está pasando? — Se atreve a preguntar la organización, su mirada magnetizada a la figura de su amado.
Quedan feente a frente, el aire se siente pesado de una manera... intrigante.
— Ho-Honey?
— Shh... — Lo calla el latino, arrodillandose frente a él, su mano se posa en el bulto creciente en la entrepierna del contrario, consiguiendo un gritito de él. Sonríe, nervioso. — Es tu cumpleaños, ¿No?
Mierda.
Es cierto.
Se tensa, alejando al mayor suavemente.
El latino lo mira, con dudas. — ¿No quieres esto?
— Y-Yo... Te quiero es solo-
El mexicano se separa, completamente rojo. — Agh, le dije a Japón que esto era demasiado... — Murmura, jugando con sus manos.
— Hey, calma.— Le habla el menor, sujetando su rostro, forzando el contacto visual, se siente triste al ver lágrimas queriendo salir por la comisura de los ojos del otro.— No es eso, es que yo- — Traga, nervioso.
México dirige su mano a la del menor, sujetándola suavemente, mirándolo con curiosidad. — ¿Muy pronto? — Pregunta.
ONU niega. Completamente sonrojado. — Nunca había hecho algo así... — Confiesa. El mexicano ríe suavemente, enternecido.
— Está bien. — Le asegura, besando su mano y separándose de él. — Otro día será.
Se da la media vuelta, algo decepcionado... Pero impidiendo que se aleje, la organización lo abraza suavemente por la cintura, antes de besar su mejilla. Su aliento rozando el cuello del mexicano, poniéndole la piel chinita.
— Sólo, I'm just, um... I... Yes. I want to do it. I just, need you to guide me. — Dice el más alto, sus manos acariciando los costados del mayor, su barbilla reposando en el hombro del contrario.
— ¿Seguro? — Pregunta el mexicano, volteando a verle. El menor hunde su rostro en su cuello antes de asentir. — Bien, siéntate, por favor. — Pide, esta vez es suave, y eso se le hace más excitante al menor.
Se sienta en la orilla de la cama nuevamente, su cuerpo tenso.
— Yo no... What now?
— Foreplay. — Contesta el latino, besando sus labios suavemente, toma su mano y la aprieta, para casi inmediatamente dejarla ir. — Abre las piernas, por favor... — Pide tímidamente, El menor accede, temblando.
El mexicano se posiciona entre estas y besa la entrepierna del contrario por encima de sus prendas, un imagen estúpidamente erótica para el contrario, lo suficiente como para sacarle un suspiro...
Deshace lentamente el nudo del cinturón, baja los pantalones del contrario hasta sus tobillos y cierra sus ojos, pasando su lengua por el contorno de su pene.
El menor gime, cerrando los ojos y apretando con fuerza las sábanas bajo él.
El músculo del contrario pasa por encima del miembro, probandolo y no realmente, deposita besos por las caderas del contrario.
Siente como si esto lo viviera alguien más, pero sabe muy bien, que todas esas sensaciones de otro mundo que lo acosan, son reales. Esto era mucho más que un sueño húmedo.
Casi no se percata de cuando su ropa interior es bajada, de manera lenta, despegándose de su intimidad.
— Honey! — Chilla ONU cuando el viento, demasiado frío para él, choca con su intimidad.
El mexicano ríe, haciéndolo avergonzarse y mirar a otro lado.
God, I don't know what to do... Piensa el de ojos azules.
Las sensaciones lo inundan de manera repentina, el contacto directo de su pene con los suaves labios del menor haciéndole temblar, casi cierra sus piernas por la sensación...
Es entonces que la cabeza de su falo es envuelta en la cálida y húmeda cavidad bucal del contrario, que no puede impedir el movimiento brusco de sus caderas, alzándolas, buscando más del placer que le otorgaba la boca de su pareja.
El contacto se pierde de inmediato, cuando devuelve la mirada a donde el mexicano lo encuentra molesto.
— ¡Pérate wey! — Lo regaña, empujándolo hacia atrás, el estadounidense se queda en una posición incómoda por esto, ahora ya no puede ver al menor...
El mexicano, aún algo molesto, lame el falo del menor, desde la punta hasta las bolas°, haciendo que este saque un gemido.
Roces suaves vuelven, esta vez van de su ombligo a sus genitales, suaves como mariposa, pero calientes como las brasas.
ONU se apoya en sus codos, siéndole casi imposible mantener ambos ojos abiertos, pero no se va a quejar, con un sólo ojo puede ver el rostro sonrojado del mexicano, su rosada lengua contrastando con su casi morado miembro.
Pero el mayor para. Como si dudara, antes de abrir su boca y, en un sólo movimiento, meter todo el "Congreso" del menor en su boca, sus dientes rozando con la zona tan sensible del contrario.
— Fuck! — Grita la organización, dejándose caer en la cama, la sensación arrollándolo...
Y entonces México succiona. Las paredes de su boca cubriendo su miembro, su garganta apretada y húmeda, el sonido rebotando por las paredes de la habitación.
Un gemido lastimero escapa de los labios de ONU, cierra sus ojos con fuerza, lágrimas derramándose de sus ojos.
Rápidamente, la boca del contrario lo rodea y desenvuelve, la lengua del otro degustandolo.
Los movimientos son básicamente los mismos, un patrón básico, un ritmo voraz.
No puede. Intenta enderezarse, pero las sensaciones nuevas que lo rodean le hacen quedar ligeramente de lado, su mirada se encuentra con la del mexicano.
Sus ojos, sus labios, su rostro, sus pestañas, su todo...
Lo ama. Mierda, lo ama.
Cada cabello en su cabeza, cada centímetro de su piel, todo, absolutamente todo, hasta la punta de sus pies.
— México... — Jadea, sin pensar.
Su miembro sale de la boca del mayor un "Plop", acompañando el movimiento.
— ONU. — Responde divertido el mexicano.
El mencionado alza suavemente a su pareja, une sus frentes y besa su nariz. — Jeg Elsker deg. — Confiesa, en un idioma que el latino no sabe, antes de besarlo.
Como tal, nunca había besado a alguien. Pero, sabía anudar cerezas.
El latino gime, ambos se recorren más al centro de la cama, con el mayor básicamente sentado sobre las piernas de la organización.^
Se besan, al inicio de manera tímida, el sabor salado del menor terminando degustado por la pareja. Pero México quiere más, besa el cuello del contrario, dejando marcas y chupetones.
— Mío. — Gruñe, y por un momento ONU se pregunto si ese es el verdadero motivo por el que varios países tienen marcas de mordidas en sus hombros o cuellos...
Sujeta al mayor por el mentón, sus miradas se conectan por unos segundos antes de que vuelvan a unir sus labios.
El menor patea sus zapatos y calcetines, se deshace de sus pantalones de una vez, con sus manos sujeta la nuca del mexicano y jala suavemente el elástico de las bragas del contrario.
El aire, por cliché que sea, se les acaba. Es cuando se separan que, de verdad se miran a fondo. Son un desastre.
México sonríe, entretenido por la apariencia usualmente seria y elegante del menor, ahora parecía un adolescente hormonal, desesperado por follar...
Imagina haberse visto igual en los tiempos que estuvo casado con Austria.
Con delicadeza, guía la mano azulada que juega con su ropa a su boca, mira a los ojos al menor mientras recubre con saliva sus dedos, lamiendo, mordiendo, besando.
Un imagen que deja al menor rojo.
Cuando siente que es suficiente, saca la mano del menor de su boca, el sonido agradable para ambos, antes de dirigirla a su entrada.
— ¿Podrías?... — El menor asiente, embobado, dirige con timideza sus dedos a la entrada del contrario, masejeando el músculo antes de deslizar su dedo al interior.
Simula embestidas de manera lenta, el mayor jadea suavemente y se apoya en sus hombros, después de poco tiempo, intenta meter el segundo dedo, siente como el menor se tensa, besa su clavícula con suavidad y sigue con el movimiento...
Es cuando mete el tercer dedo, que recuerda el "tijereo", así que abre sus dedos.
— ¡Cabrón! — Grita el mexicano, lágrimas en la comisura de sus ojos.
— Are you ok?! — Pregunta alterado, retirando sus dedos del interior del mayor, al ver que tienen sangre, chilla.
El estadounidense empieza a llorar, su erección más que muerte, el latino, enternecido, sujeta su rostro y lo llena de besos suaves. — I'm so sorry...
— Está bien. Yo lo hago.
Y, el show que presencia el estadounidense, es digno de ser grabado.
De manera casi tímida, pero con un claro deseo, el mexicano mete sus propios dedos en su boca, puede escuchar claramente como chupa, jadea inconscientemente por esto.
Y puede ver, en primera fila, como dirige su dígito a su cavidad anal, entrando de un sólo movimiento, la manera en la que lo hace, es más suave, cuando entra el segundo dedo, ve como procura expandir el anillo, como gira su muñeca y cierra sus ojos.
Si. Lo ama.
Lo ama ahora, lo ama con baba escurriendo por su boca. Lo ama.
Punto final.
Cuando llega el tercer dedo, se siente nervioso... Pero, a fin de cuentas, la mano del país es más pequeña que la suya.
Permite que su pareja haga lo suyo, pero él también quiere dejar marca...
Dirige sus labios al pecho del mayor, deposita besos suaves en sus tetillas, muerde sus clavículas y pasa su cuello, en respuesta, este gime, dejándose querer.
Les toma un rato, el miembro de ONU ha vuelto a la vida, palpitante y rígido, el menor se encuentra ansioso de saber como se siente el interior del contrario...
El latino termina de auto penetrarse con sus dedos, un sonido húmedo resonando en la habitación cuando termina y saca estos de su entrada.
Aún hay sangre...
— ¿Te duele? — Pregunta la organización sin despegar sus ojos del cuerpo de su pareja, intentando evitar gemir.
Se ve y siente asombroso. Las expresiones del latino haciéndolo tragar en seco, viendo como su miembro parece desaparecer en la cálida, húmeda y apretada entrada de su pareja, sus hermosos ojos nublados por lujuria, saliva derramándose de la comisura de sus labios, un sonrojo se esparce por todo el cuerpo del país.
Y los sonidos... Vuelve a tragar, pasando su lengua por sus labios. Es cuando lo único en su vista es el cuerpo del contrario que un escalofrío recorre su cuerpo.
— E-está bien. — Logra decir el mexicano entre jadeos, recargando su cabeza en el espacio ente el cuello y el hombro del diplomático, ha sido un buen tiempo desde que hacia eso. — ONU... Te quiero.
El menor observa a su pareja, las lagrimas que se forman en la orilla de sus ojos, su sonrojo, el subir y bajar acelerado de su blanco pecho.
— ¡W-Wey! ¡Te hiciste más-! ¡Pinche pendejo!
— ¡I-I'm sorry! — Tartamudea. — It's just you are too pretty and I- I just-
— Esta bien sólo... — El mexicano se sujeta de los hombros del contrario alzándose, un pequeño gemido escapa de los labios de ambos. — Eres tamaño URSS. — Confiesa apenado, rehusándose a encontrarse con la mirada del contrario.
La cagó.
La última vez que dijo algo así digamos que su acostón del día no reaccionó bien... Y Dios, que ONU No era sólo un acostón.
Pero el estadounidense sólo ríe, pasando sus manos por los lados del latino antes de inclinarse hacia este y darle y suave beso en los labios.
Lo hace más profundo, su lengua probando los labios del mexicano, sus dientes atrapándolos y dejando suaves marcas, jadeos y suspiros escapando de los labios del contrario por sus acciones, las manos azules de la organización contrastan con la piel blanca del americano, sus dedos acarician y pellizcan los pezones del menor
— Well, let's make it so you feel better with me~ — Ronronea, alzando sus caderas, la base se miembro chocando con la entrada de México, haciéndolo soltar un gemido algo agudo a su parecer.
Sujeta al latino de la cintura, haciendo que baje y suba, moviendo de manera lenta y fuerte sus caderas, consiguiendo gemidos de parte del mayor.
El latino, se siente lleno, no sólo por adentro, se siente genuinamente bien.
Esta vez no se acuesta para olvidar a un amor perdido o por negocios.
Esto es algo que de verdad quiere.
Algo que, sabe ONU quiere que también disfrute.
Un cosquilleo se hace presente en su estómago, y sin duda, no es un orgasmo.
El vaivén continua, su próstata siendo golpeada en cada estocada, sacandole gemidos y grititos, el placer lo inunda, claro, pero lo que le importa es la persona con quien está.
Enreda sus manos en el cuello del de ojos azules, cerrando los propios y dejando que sensaciones y emociones lo consuman...
ONU se inclina hacia él, besando sus lágrimas, su cuello, su pecho.
Detiene el movimiento por unos momentos, ambos jadeando, gotas de sudor cayendo de sus cuerpos a la cama. Las manos del menor buscan las del latino, entrelazando sus dedos, fundiéndolos.
— ¿Por qué lloras? — Inquiere, jadeante.
El país niega, pese a que eso no responde nada. — Es lindo. — Murmura, sus ojos entrecerrados. — Es realmente lindo estar contigo...
— Te amo. — Confiesa, sin aire la organización, robando un beso del contrario.
— Por dos. — Responde el mayor, enredando sus manos en el cuello del contrario y hundiendo su cabeza en su pecho.
En un movimiento delicado, el mexicano retira el, aún erecto miembro, de su amado de su interior, para empujarlo suavemente, haciendo que quede completamente acostado.
Sujeta la base del miembro de el otro, besa la punta y vuelve a deslizarlo en su interior.
Pero se queda quieto.
Mira los ojos azules de ONU, y sonríe, irremediablemente enamorado.
Estática recorre el cuerpo del estadounidense cuando siente como es apretado, el calor de su pareja rodeando su intimidad.
El latino mueve sus caderas de manera circular, gimiendo suavemente.
Apretando, soltando, la experiencia por su cuenta es algo que el estadounidense no ha experimentado, pero, ¿Esto? Esto es más que sólo sexo.
Intenta alzarse en sus codos, besar al mexicano, pero este posa sus manos suavemente en su pecho, manteniendolo abajo.
— Te amo. — Jadea, esta vez alza sus caderas de cuenta nueva, sube y baja con lentitud y suavidad, ni siquiera se puede escuchar el sonido de piel chocando con piel.
Se reparten besos suaves, en su rostro, en los hombros, lo que alcance y un poco más.
Se unen, en uno sólo...
Pero, el amor y la lujuria, van de la mano.
Un gemido especialmente agudo, seguido de la contracción de las paredes del mexicano, le indican a la organización que se ha venido.
Y, joder, que eso, junto con la vista de su amado haciendo un rostro cien por ciento ahegao, hace que la stamina del menor se recupere.
Lo sujeta por las rodillas, cargándolo, antes de recargarlo contra la pared, embistiendo al mayor sin piedad, este gimiendo con más fuerza, abrumado por la intensidad del momento, aún incapaz de recuperarse del todo de su orgasmo.
— ¡O-ONU! — Gimotea, cerrando sus ojos con fuerza y arañando la espalda del menor, este muerde con fuerza el espacio entre su cuello y sus hombros, haciendo que sangre se derrame del lugar.
El mexicano se viene por segunda vez, esta vez, la organización le acompaña.
El ojiazul intenta calmar su respiración, antes de sonreírle al mayor.
— ¿Quieres comer? — El latino asiente, aún perdido en sus sensaciones.
ONU ríe suavemente y vuelve a besar la frente del contrario, se levanta, poniéndose sus bóxers y caminando a la cocina con tranquilidad, ignorando el dolor que parece expandirse en su pecho.
Al terminar de bajar las escaleras, encuentra a Noruega listo para golpear a Rusia, el euroasiático en el mismo estado, Japón apaciguando a SWAT y Corea del Sur, su padre y Canadá riendo, Groelandia admira un cempazuchitl y Francia, el único que lo notó inmediatamente, lo mira asombrado.
— What the fuck are you doing in my house?! [¡¿Qué carajos hacen en mi casa?!] — Chilla muy perturbado ONU, sujetando con cuidado su pecho.
Los otros países (Y su hermano) lo miran aún más sorprendidos.
— ¡No mames wey! ¡Te pasaste de verga! No me puedo paraaaaaar... — Se queja un mexicano desde el piso de arriba.
La organización se sonroja.
De todos lo días.
¿Hoy tenían que invadir su casa?
— México, te debo la visita a Texas. — Responde la organización.
Había hecho una apuesta con el mexicano, si EU le decía alguien que lo vio sonreír, llevaba a México a ver a Texas. Si guardaba silencio al menos un mes, llevaba al mayor a Nevada.
Injusto, pero, se dejó convencer cuando el mexicano le miro con ojos grandes y esperanzados...
— ¡¿Es neta?! ¡Te dije! ¡Te pinches dije que la Eu iría de chismosa! — Se escucha como algo cae y un par de quejidos. Lo más seguro es que intentó pararse...— ¡No sé quien está ahí, pero yo no muerdo almohadas!
— ¡Boludo, te escuchamos pedir más!
— ¡Cállate Nargentina!
— ¿Cuántas copas tenés?
— ¿Cuántas Malvinas tienes?
— So, Oil? [Entoces... ¿Petróleo?]
— Fuck deg, USA. [Jódete, USA].
— ...¿Si salen de mi casa? — Pregunta la organización, incómodo.
— Ah, Yes, sorry...
— OTPについてはどうですか? [Espera, ¿Qué hay de la nueva OTP?]
Y el diplomático no sabe que decir. Japón era algo así como si amigo, y no tenía ni idea de como decirle que no...
Canadá voltea y lo mira molesto, el asiático se petrifica y conoce el verdadero terror. —私は言う, さよなら! [¡Por eso digo que ya nos vamos!]
Suspira, aliviado, pero...
— Aún hay que hablar del mensaje, Canadá.
— Luego. — Responde el más alto, empujando a los otros países para que salieran de la casa.
El menor rueda los ojos y recoge la charola con el desayuno que preparó, huevos quemados, salsa quemada, jugo de naranja quemado y el café más delicioso que puedas imaginar para subir las escaleras.
La canción cambia, esta vez se escucha una canción de cuna.
Al llegar de nuevo a su cuarto, el latino está bajo las sábanas, a punto de caer dormido...
Su desayuno puede esperar. Se desliza en las sábanas y lo abraza, entrelazando sus piernas, el país hunde su cabeza en el pecho del contrario antes de caer dormido.
●●●
°La canción de multimedia era el ringtone de ONU, Es hentai - S3rl.
^Cowgirl.
SemeolvidoAustraliawhoops
3333palabrasfuck
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