9.-
La luz del Sol le da en la cara, el sonido de esas lagartijas que hacen como pajaritos afuera de la casa*. Tal vez. Luego entraban y México odiaba tener que perseguirlas para sacarlas de la casa por que si no hacia eso Paco se las comía.
— Agh, no mamey... — Murmura el mexicano, tallando sus ojos para después estirarse y tronar su espalda.
Bosteza e intenta levantarse. Pero tres animalitos se encuentran sobre sus piernas, suspira algo molesto y se vuelve a dejar caer en la cama, al voltear se encuentra con ONU, su ceño ligeramente fruncido.
Sonríe y pica su mejilla, sabe que está despierto.
— Hey.
Nada.
— Hey, Gringo.
El menor parece alzar la ceja.
— Sé que estás despierto. — Canturrea.
Nada.
— Si me hace café te canto~
La organización se mueve un poco.
— Vamos~
El menor se da la media vuelta y el latino gaspea en mexicano.
— Te la iba a mamar.
En estos momentos el estadounidense gira y le sonríe, aún un poco adormilado.
— Good morning, honey. — El mexicano ríe un poco y lo empuja.
— Ayúdame a quitarme a nuestros hijos, ¿No? — Su pareja se sonroja y carga a Etzalli, quitandolo de las piernas del mexicano, acto seguido Fluffington gimotea, triste, y Paco ladra, enojado, ambos canes siguiendo a ONU mientras este se lleva al gato a la sala de la casa.
El mexicano suspira enamorado, al fin alguien -Que no sea Escocia, Rusia o Canadá- que no le teme -tanto- o es manipulado por sus perros. Se levanta de la cama y se para frente a la ventana, pequeñas gotas de rocío en atrapadas en la mosquitera.
Acomoda su camisa y se pone unos shorts negros que están tirados cerca de la cama, se ven geniales con su camisa del PAN.
Pasa por la sala, Etzalli está acurrucado en el sillón con Fluffington, Paco parece estar cazando gaviotas afuera.
En la cocina, se encuentra un country que es, a su parecer, muy guapo.
Lo abraza por la espalda y suspira en su cuello, puede ver como la piel del más alto se achina.
— Hola, guapo.
— Hola, lindo. — Responde el menor, intentando salvar el sándwich que preparaba de prenderse en fuego espontáneamente.
El mexicano sólo mira sorprendido como un sándwich decente se convierte en una bola de llamas cuando ONU lo vuelve a tocar.
— ¿Te maldijo Haití o algo así?
El menor rueda los ojos.
— No. Inglaterra y América me enseñaron a cocinar.
— Cierto. — México cierra los ojos, eso explica por qué lo único que sabe hacer bien es café y té. Se separa de su pareja y lo empuja con su cadera.
— Yo cocino y tu cuidas a Paco.
— ¿Por qué me dejas lo más difícil? — Se queja la organización, saliendo de la cocina.
México rueda los ojos, una sonrisa en sus labios y prepara unos tlacoyos con la masa que hay en el refrigerador, agradece que Veracruz siempre le deja masa cuando va a visitar su casa.
Afuera, se escuchan los graznidos de gaviotas y a Paco ladrando, seguido de un pequeño grito ahogado.
Termina de preparar el tlacoyo y lo deja en su comal, en el refrigerador hay frijoles de bolsa, hace una mueca, no le gusta mucho no hacer completamente su comida, pero la verdad es que tiene hambre.
Prepara la mesa, poniendo manteles, cubiertos, crema, queso, sal y dos tazas, una con la inscripción de "La mejor mamá del mundo" y la otra con el logo del PRI.
— Gordo, ya está el desayuno.
— ¡V-Voy! Godamnit Paco let the crab go-
El mexicano ríe y se sienta en la silla, está astillada y la verdad es que no es muy cómoda, pero se siente a gusto.
Minutos después llega ONU, con el cabello alborotado, Paco colgando de sus bermudas mientras gruñe.
— De todos tus perros, lindos y tranquilos, ¿Trajiste a Paco?
El latino rueda los ojos, silba, Paco deja ir al estadounidense y va a su lado, Fluffington se levanta con pereza y acompaña al chihuahua.
La organización se sienta frente al latino y le pone algo de crema al tlacoyo.
— ¿Te sientes mejor? — Pregunta el menor entre mordidas. México alza los hombros girando la taza con café.
— Maso. No me gusta que mis hijos me vean así.
— A mí me ven como un amargado.— Confiesa ONU con calma, poniéndole queso a su comida.
—Es que eres amargado. — Responde juguetón el mexicano, el de azul patea suavemente su pie.
— Sur quiere conocerte. — Comenta, sonriendo suavemente. El mexicano lo mira, algo emocionado.
— ¿Neta? — Pregunta con una gran sonrisa.
— Neta.
— Que genial — Ronronea, recargándose en su lugar. — Sur es la amorosa, ¿No?
— No, esa es Norte.
— Ah, ¿Entonces quiere madrearme? — ONU rueda los ojos.
— Si, tampoco llega a tanto.
— ¿Entonces es como Puebla, frío y arisco pero igual tierno?
— Creo que sí.
Las representaciones platican animadamente, compartiendo momentos de sus vidas y comentando gustos aleatorios, el sonido de las olas haciendo el ambiente relajante, cuando terminan de desayunar ONU lava los trastes mientras el mexicano juega con los perros en la playa.
el de habla inglesa detiene por unos momentos y conecta su celular a una bocina inalámbrica, canciones del género Lofi sonando en esta, parece ser que el latino también la escucha pese a que está afuera, pero por si acaso decide subir el volumen.
Le gusta.
La calma.
La naturaleza.
Estar con México...
La verdad es que jamás se hubiera imaginado así, con el latino, su imagen de este siendo, como ahora sabe, completamente errónea, de un chico que se emborrachaba cada que podía, que no superaba la pérdida de sus hijos y era simplemente un "Desmadre".
Al verlo sentando en la orilla del mar, rodeado de animalitos, con su semblante tranquilo y melancólico, se pregunta cómo no se enamoró antes de él.
Deja los trastes en su lugar y a paso lento se dirige al mexicano, los cangrejos y las gaviotas cerca de él se retiran de su lado izquierdo y el menor aprovecha sentarse a su lado.
El mayor voltea a verlo y le sonríe, algo pícaro, ante de inclinarse a él y dejarle un beso suave en los labios, que ONU corresponde sin titubear.
— Te quiero. — Murmura el latino antes de recargarse en el hombro del menor, las olas del mar golpeando suavemente las piernas de ambos, es un momento tan pacífico y hermoso, nada lo podría-
"¡AH! ¡UH! ¡Ah! ¡Ah! He-Hentai!" El menor se sonroja. De todos los ringtones que Japón podía haber puesto en su celular, puso ese.
El mexicano empieza a reír al ver como su pareja se levanta de manera apresurada, corriendo a contestar su celular, el pequeño chihuahua poniendo una cara de trauma.
Cuando la organización vuelve se sigue viendo algo apenado, pero tranquilo. — Japón dice hola. — Murmura, haciendo reír con fuerza al país.
— Ven. — Pide el mexicano, parándose de su lugar para quitarse la camisa y sacudir sus shorts. — Te voy a enseñar a nadar. — Declara antes de extender su mano, ni una de las chicas de telenovela mexicano se vería así de bien. El menor traga antes de tomar su mano, la sangre dirigiéndose a sus mejillas. Y otra parte pero México no se dio cuenta así que aprovechará el bug.
●●●
— ¡No mames! — logra gritar el mexicano antes de que una ola los mande a él y a ONU a la verga.
— I told you this was a bad idea but no! [Te dije que sería una mala idea, ¡Pero no!] — Chilla el estadounidense, que está básicamente siendo cargado por el mexicano.
— ¿¡Por qué chingados no me dijiste que le tienes miedo al agua!?
— I don't know! [¡No sé!]
— Wey el agua apenas me llega a las rodillas- ¡Mierda, pise un cangrejo!
— Please don't faaallll! [¡Por favor no caigaaaasss!]
Pero, así como King Kong, el latino cayó, con el diplomático terminando encima de él.
●●●
Ambos están de nuevo en el mar, está vez en una parte más honda, llegando a la cintura de la organización y un poco abajo del pecho del país.
— Vas bien, wey, sólo tienes que recordar que el agua es tu ami-
— Is that a Jellyfish!?
— ¿Qué? No. Es una bolsa.
— Oh my god, it is a Jellyfish, Save the women! [O por Dios, es una medusa, ¡Salven a las mujeres!] — Grita el norteamericano aterrorizado antes de cargar a México y huir... De la bolsa con el "Soriana" claramente escrito.
●●●
ONU está llorando, el agua llegándole al cuello, el mexicano flota a su lado y lo mira algo preocupado.
— ¿Por qué nos metimos tanto?
— I don't know [No sé]. — Gimotea el menor, soltando un grito aterrorizado cuando un pez toca la base de sus piernas, haciéndolo saltar e intentar subir en el latino. Casi ahogándolo en el proceso. — It's a shark, we are so going to die- I told you we had to patch you up, but no- [Es un tiburón, nos vamos a morir- Te dije que teníamos que curarte, pero no-]
— Wey, Wait! — Intenta gritar el mexicano, sus pies tocando la arena varias veces y dejándolo demasiado abajo del mar para su gusto.
●●●
— Lo siento. — Murmura la organización vendando el pie de su pareja, este haciendo puchero y huyendo de su mirada.
El de menor estatura suspira, viendo con pena como el gringo es consumido por culpa.
— Está bien. Si alguien me hubiera ensañado a nadar hubiera hecho lo mismo. — Dice, intentando animar al otro.
— ¿Tú cómo aprendiste a nadar?
— Papá Azteca me aventó a un río lleno de cocodrilos. — Contesta como si fuera lo más normal del mundo. La organización lo mira aterrorizado, imaginando a un pequeño México haciendo todo lo posible por no morir mientras es atacado por cocodrilos y- — Hey, calma. Ningún animal de mi país es capaz de atacarme.
La organización suspira aliviada, terminando de vendar el pie del contrario.
ONU alza la mirada, una última vez, y se encuentra con los ojos de México, brillando con cariño. Se levanta, para tomar las mejillas del mexicano entre sus manos y depositar un beso suave en estos, el mexicano responde rodeando sus caderas con sus piernas, sujetándose de su cuello para corresponder con un poco más de agresividad.
Si siente tan estúpidamente afortunado de tener al mexicano de pareja, de poder ver su rostro sonrojado, de obtener sus palabras de cariño, de ser quien lo haga sentirse bien... Suelta un jadeo cuando se separan y vuelve a devorar los labios del latino, bajando hasta su cuello.
El mayor suelta un gemido suave, dejándose llevar por sus sensaciones y le quita a su pareja la camisa de flamencos que traía puesta, acariciando su pecho y llamándolo por su nombre, nada podría arrui-
Un maullido seguido de varios ladridos los interrumpen. Honestamente, intentan ignorarlos, pero aumentan. Se separan de mala gana, el más alto dirigiéndose a ver a las mascotas. Y ahí están los tres, enfrente de la puerta, viéndose molestos, para rodear al latino.
— Oh, vamos... — Remolonea este, para acariciar las orejas del felino. — De todos los momentos, ¿Ahora quieren mimos? — Pregunta, los canes responden con un ladrido y Etzalli ronronea. El mexicano bosteza, como si apenas se percatara de lo cansado que en realidad está.
Honestamente, a ONU se le hace un poco molesto que les mataran la pasión así, pero no se va a quejar, se tira en la cama al lado de su amado.
— ¿Otro día?
— Otro día. — Murmura el mexicano, Morfeo rodeándolo con sus brazos.
El americano se voltea, admirando como las pestañas del mexicano se ven realmente largas, la manera en la que su pecho sube y baja lentamente. Lo ama. Sip. No hay duda.
Pero, honestamente, no tiene ganas de salir. Sale sigilosamente de la casa, sentándose en la orilla del mar, permitiendo que la espuma de las olas acaricien la punta de sus pies. Honestamente es aterrador, no puede ver nada del vasto océano que se explaya frente a él, si bien las estrellas lo iluminan, no puede ver más allá de una palma de su mano.
La llamada que sostuvo con el nipón dándole vueltas a su cabeza. Lo pone nervioso, siente que eso va a matarlo, lo asusta la muerta, no por lo que tal vez le espere, ni siquiera por como la cultura de su padre le había enseñado que funcionaba, no. Le aterroriza dejar sólo al mexicano y la verdad es que no sabe por qué, sólo tendría que arreglar unas coas sencillas, pero.. talla sus ojos, deshaciéndose de las pequeñas lágrimas que querían formarse en estos.
Se hace bolita, abrazando sus rodillas y apegándolas lo más que puede a su pecho. Está enfermo.
— Parece ser que te van a disolver, ONU-San.— Dijo con tristeza.
Permanece horas sentando en el frío, el océano pareciera reclamar más de él hasta parar completamente, el frío lo está matando, pero sólo piensa como podría evitar que algo así sucediera.
Y no es como que pueda hacer algo al respecto. Al menos no honestamente.
— Hola, estoy buscando a un amargado con cara azul, es como un poste luz con patas, ¿Lo ha visto? — Cuando alza la mirada es recibido por el mexicano, este porta una gran sonrisa. Pero en lugar de sentirse mejor, le duele. Hace una mueca y voltea en de inmediato, intentando no derramar lágrimas frente a su pareja. — Hey, ¿Qué pasó? — Pregunta alarmado el mayor, sentándose a su lado.
El estadounidense alza la mirada.
Lo ama.
Lo ama tanto.
Y no sabe que hacer, es la primera vez que siente algo así.
— What would you do if I couldn't stay with you? — Pregunta al latino, sin verlo a los ojos. Este suspira.
— Llorar. Decepcionarme. Preocuparme... ¿Te vas a ir? — Inquiere alarmado, la organización niega, para robarle un beso de manera fugaz al contrario.
— Te amo. — Confiesa.
— Yo también te amo. — Responde el latino, recargando su cabeza en el hombro del contrario, admirando el firmamento que los cubre. — ¿Quieres volver intentar a nadar?
La organización chilla, negando rápidamente. — No, no, no, no- Bueno sí. Pero no de noche.
— ¿Sabes que es más hermoso que el cielo? — Pregunta de la nada el latino, casi interrumpiéndolo. El menor niega. — Que te aprendas mis memes. — Finaliza el mexicano, besa la mejilla del más alto y busca su mano, algo tímido, para entrelazar sus dedos, soltando un bostezo.
ONU niega, apretando la mano bajo la suya. — Creo que tú eres más lindo.
— Tramposo.
●●●●●●
*Esas madres si existen. En realidad no le hace como pajarito, pero es la mejor descripción que se me ocurrió. Amo esas lagartijitas un chingo.
ME DAN VIDA ♡♡♡
ALREDEDOR DE 2400 PALABRAS.
He pensado en poner un horario, ¿Algún consejo de cuando podría ser? .')
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top