6.-
Cierta personificación de país sostiene a un gato café con manchas negras, mirando con ojos suplicantes a su pareja.
— No. — Responde ONU sin titubear.
— ¡Solo se quedará un ratito!
— ¿Cómo Sinaloa segundo? ¿Que lleva unos siete meses aquí?— Pregunta, antes de señalar al canario verde en la otra esquina de la sala.
— Sinaloa bien portado, por favor. — Corrije el mexicano. — Además, que Paquito va a amar a Etzalli.
— ¡Ya le pusiste nombre! — Exclama algo sorprendido el menor.
— Es que miralo, ¡Es un frijol!
— México...
— Un nene más en la familia no nos va a matar. — Afirma con una una sonrisa, el pequeño gato viendo fijamente a la orgnización.
— Tienes ocho perros, tres tarantulas, cinco serpientes, nueve caballos, dos camaleones, unas quince aves, veintiocho tortugas, cuatro hamsters, diez gallinas y ya perdí la cuenta de los conejos...
— ¡Pero no tengo un gato!
— México, no.
— México, sí.
El menor suspira y ajusta sus lentes. — Digamos, que te lo quedas-
— ¡Yeiy!
— Digamos.
— Ah...
— ¿Estará en qué casa? Veracruz ama tus tortugas, pero son demasiadas, lo mismo con Puebla y tus caballos, de hecho, en tu casa sólo tienes dos perros, ¿No?
Méxivo hace puchero y mira a otro lado, el gatito maulla y mueve sus patitas.
— No quiero dejarlo en la calle... — Confiesa afligido.
— Hay refugios. — responde el menor, acercandose a su pareja.
— Pero, ¿Qué me asegura que lo cuidaran bien?
Su tono triste, su mirada gacha, la mnera en la que su voz se tiembla, las comisuras de sus ojos tiñendose de rosa...
ONU suspira.
— Bien. Se queda.
— ¡Si! — Celebra el mexicano para alzar al gato al nivel de sus ojos y dar vueltas con este, aún estando relativamente lejos, el más alyo escucho los ronroneos del felino. — ¡Paquito te va a amar!
— México, sólo hay un ser al que Paquito quiere, y tres a los que tolera, ¿Y si se queda con alguien más? Un momento. — Es en ese momento, que la organización comprende que sucede.
El mexicano para en seco, dándole la espalda a ONU.
— Um...
— No, come on...
— Mira, ¡Rednex!
— Eso sólo funciona con EU y Texas, ¿Pasó lo que creo que pasó?
— No... No es como que fui con todos mis niños para preguntarles si podían cuidarlo pero Etzalli los atacó. No. Para nada.
— México.
— ...Y no es como que de hecho también visité a otros países amigos y Chile tal vez casi pierde su otro ojo.
— Mexico!
— Está bien, está bien, pero si Guatemala muere por ese rasguño, ¡Yo no pago el funeral!... — Declara el de menor estatura antes de suspirar. — Eres mi última opción, me cachaste.
— Honey, Tú sabes que casi nunca estoy en casa, ¿Cómo podría cuidarlo?
— Tal vez... — El menor espera una respuesta, pasa un buen rato cuando decide hablar.
— ¿Te lo llevaste a Chile, Canada y demás?
— Si.
— ¿Vomitó en los viajes?
Los ojos del mexicano se iluminan. — No. — Responde con una sonrisa.
— ¿Atacó a mi papá?
— ¡Más o menos! — Responder el país.
— ¿Está bien?
— ¡Más o menos! — Vuelve a responder como si nada.
— ¿Entonces si te lo puedes quedar? — Pregunta el latino emocionado, apretando al pobre animalito a su pecho.
— ...
— ¿Por favoooor? — Pide, haciendo la cara más tierna que pueda.
— God damn it, Fine [Maldita sea, está bien].
— ¡Ahre! — Grita el mexicano, deja al gatito en el suelo y se para de puntillas para besar al contrario, este rueda sus ojos en respuesta y lo abraza por la cadera.
Se miran a los ojos, un azul claro chocando con ojos cafés, casi dorados, con toques verdes. México recarga su cabeza en el pecho del contrario, una gran sonrisa en su rostro.
— Hola, guapo.
— Hola, lindo. — El de rostro azul ríe asuavemente cuando escucha al otro maldecir a la par de que se agarra con un poco más de fuerza de
ONU recarga su barbilla en el pecho del mayor, puede ver que afuera el las luz del Sol atraviesa sus nubes, el movimiento suave de las hojas de los árboles, un par de parijillos revoloteando, casas coloridas y en general hermosas en la distancia.
Pero, cuando baja su mirada, y ve al país, con la sonrisa más hermosa que puede existir.
Es en ese momento, que ve la verdadera belleza, sus mejillas se tiñen.
Y, por Dios, que es perfecto.
Claro, hasta que cierto gato pasa entre las piernas del mexicano, casi causando que pierda el balance.
— Entonces... — Murmura el mayor mientras se aleja un poco, ordenando ligeramente su ropa. — ¿Etzalli estará contigo?
El más alto asiente, piensa en guiar a su pareja a su cuarto, para que se acuesten y vean las telenovelas que México tanto ama.
— ¿Quieres-
El sonar del himno mexicano lo interrumpe, el país le sonríe apenado y contesta una llamada del "Cabeza de algodón".
— ¡Te quiero! — Dice rapidamente antes de salir de la casa y llamar a un taxi.
— Entonces... ¿Ahora eres mi gato? — Pregunta al felino, para agacharse y quedar cara a cara con este.
El gato escupe y trata de arañarlo antes de irse corriendo.
ONU sólo se pregunta como había estado tan dócil con el otro y ahora parecia querer matar a lo que moviera.
Sonríe, aunque realemente no sabe por qué, Le manda un mensaje a su secretaria pidendole que le consiga cosas para un gato, se para con algo de díficultad y su cabeza le duele un poco.
— Necesito dormir. — Murmura mientras sube las escaleras.
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