Cuatro Ruedas Y Dos Piernas
-Abby tienes que comer.- Abigail apartó con la mano la cuchara con la sopa hirviendo. Qué cayó en las piernas de Abigail.- Santo cielo lo siento señorita Abby.- Abigail rodó los ojos.
-Marta estoy muerta de la cintura para abajo no se preocupe vayase a ocupar de otro paciente yo no quiero comer.- resignada la enfermera se fue con el cuenco de sopa lleno
Estaba de nuevo en esa habitación de cuatro paredes decorada con dibujos y de color chocolate. El olor a medicina se detectaba por toda la habitación, eso lo odiaba.
Miró el ramo de rosas secas que le habían regalado sus mejores amigas. Ahora desaparecidas. El ramos había estado cinco meses en esa misma posición igual que ella. Se resignó al segundo mes al ver como la rehabilitación no le servía de nada.
Iba a cerrar los ojos cuándo las puertas de la habitación se abrieron de par en par. Un chico o una chica caminaba con millones de globos.
-¡Holis holas!.- era un hombre. Abigail rodó los ojos.- Soy Paul.- el hombre (seguramente de veintitantantos) se hizo ver, ropa de hospital, ojos aqua y cabello negro.
-¿Qué quieres?.- le preguntó con brusquedad.
-Ayudarte.- dijo con obviedad.- Soy tu nuevo cuidador.
"como con los perros" pensó Abigail.
-Pero podemos ser amigos si no te gusta esa palabra.- le sonrió.- ¿Cómo te llamas?.
-¿Obviamente cuidarás de mi y no sabes mi nombre?, un gran punto a mi favor para qué los cuidadores y los motivadores de este maldito hospital me dejen en paz.- el chico abrió los ojos.
-Cuánto rencor por el mundo y solo tienes diecisiete años.- Paul colocó los globos amarrados a las patas de una mesa que encontró.
-No tendría un rencor por el mundo si no estuviera postrada en una cama y mi cuerpo de mierda solo atienda llamadas a los brazos y la cabeza y no a mis malditas piernas.- Paul la miraba con curiosidad, en sus tres años trabajando con discapacitados todos tenían un buen humor y miraban las cosas de otro modo de vista.
-Te puedes marchar.- la miró.- te he dicho que te vayas para eso pagan mis padres cada mes mi estancia aquí.
-Abby dame una oportunidad, se qje soy el mejor en esto.- la chica rodó los ojos.- Por favor si no hago este trabajo me despedirán.- una mentira piadosa no hacía daño a nadie, ¿verdad?.
-Esta bien.- suspiró.- Pero ponte a leer o lo que seas que haces tú y dejame a mi en paz.
-Ni de coña.- Abigail se sorprendió.- Tu has aceptado ahora yo tengo que hacer mi parte, desde ahora seré tu mejor amigo y te ayudaré en todos tus problemas.
-¿Los mejores amigos no dejan en paz a su otro mejor amigo?
-Lo sé, pero yo soy tu cuidador.
-Acabas de decir que eres mi...
-Calla Abi
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