Capitulo 9-Una misión pt2

Tras el Amanecer.... El sol se alzaba lentamente sobre el antiguo templo, pintando los techos de tejas con tonos dorados y blancos por la nieve. Ritsuky y su compañera, Nokoko, avanzaban por el camino de piedra, sus pasos apenas audibles. El aire estaba cargado de incienso, misterio y frío invernal.

—¿Crees que aquí es donde el demonio se está ocultando? —Ritsuky apartó un mechón de pelo para cubrir parte de su rostro. Sus ojos sin ningún brillo resaltaban por la determinación que estaban transmitiendo en ése momento

Nokoko acarició el mango de su katana con desconocidos.

—Quizás. Pero lo más sensato sería no revelar que somos cazadoras. —Menciono, tratando de mantener cada uno de sus sentidos alertas —.No somos una organización reconocida por el gobierno, así que dudo que alguien vaya a creernos, además no queremos asustar a los niños

Ritsuky asintió, entendiendo a la perfección las palabras de su compañera.

—Tienes razón, Koko —Observó sus manos, marcadas por las quemaduras de su aterrador pasado —.Voy a pensar en algunos cuentos para los niños ¿Crees que les gustaría la historia de Momotaro? O tal vez algo más fantasioso como el cuento de la princesa Hase

Nokoko no pudo evitar sonreír.

—Cálmate. Solo estamos buscando información, dudo qué él demonio esté en este lugar de todas formas

—Oh vamos, Koko ¡Tal vez incluso los niños tengan alguna pista! Por eso es importante llevarse bien con ellos también —Tropezó con la puerta del templo mientras hablaban, por lo cuál Nokoko no pudo contener la risa

—¡Jajaja! —La pelirroja se agachó, sujetándose del estómago —.Eres un desastre, Ritsuky, en definitiva un desastre total

La puerta se abrió en ese momento, y ambas chicas fueron recibidas por un par de niños. Los pequeños las guiaron muy amablemente a través de los largos pasillos del templo hasta llegar con un anciano, dicho hombre ayudó con el dolor de nariz de Ritsuky.

—¿Dónde está su esposa, señor? —Preguntó Nokoko, algo intrigada pues se le había hecho un poquitito raro que una pareja de ancianos no estuviera pegada

El anciano sonrió, sus ojos tiernos y arrugados como antiguos pergaminos miraron a las uniformadas con tranquilidad.

—Mi mujer se encuentra actualmente enferma y descansando. ¿Querían hablar con ella, niñas?

—No, no, solo.… —Ritsuky buscó una rápida excusa pero se detuvo por un segundo, pensando en cómo continuar

Nokoko intervino.

—Estamos interesadas en las leyendas locales y en la historia de esté templo —Explico —.Mi.... Mi compañera y yo estamos viajando hacia un pueblo un poco más lejano, pero decidimos descansar en la posada de este, pero nos enteramos de la existencia dé este templo y decidimos venir, ¿Tiene alguna historia sobre este lugar?

El anciano asintió, un tanto sorprendido pero alegre de transmitirle su sabiduría a esas jóvenes.

—Hay una antigua leyenda sobre un oso que acechaba en los bosques cercanos. Dicen que solo puede ser derrotado por aquellos con corazones valientes y manos hábiles —Él hombre movió sus manos con misterio y su voz sonaba de ultratumba por momentos, dejando ver que amaba contar historias y leyendas

Las dos cazadoras intercambiaron miradas.

—¿Y cómo podemos encontrarlo? — Preguntó Ritsuky con inocencia, acercándose más al anciano para así pedir aún más detalles, en definitiva ella quería contarle eso a sus hermanos

Trás unas cuantas horas, el templo se alzaba majestuoso, sus paredes de madera envejecida contrastando con la pureza de la nieve que lo cubría. Los árboles a su alrededor se inclinaban bajo el peso de los copos blancos, y el aire crujía con el frío.

Ritsuky, con su cabello oscuro suelto, se arrodillaba en la nieve junto a los niños. Sus guantes estaban un poco manchados de blanco mientras formaba bolas de nieve y las lanzaba con precisión. Los niños reían, sus risas y las de la jóven cazadora llenaban el espacio con alegría. Ritsuky les enseñaba a construir muñecos de nieve junto a otras cosas, y más pronto que tardé pequeñas figuras humanoides comenzaron a aparecer en el suelo.

—¡Miren, es un demonio de nieve! —Exclamó uno de los niños, señalando una figura con unas ramas que servian de cuernos torcidos

—Cuidado, podría cobrar vida y perseguirnos para comérselos —La voz de nuestra azabache era cálida y juguetona, actuando cómo toda una hermana mayor

Nokoko observaba desde un lugar cercano. Su katana descansaba en su brazo, y su mirada se perdía en la distancia. La misión no tenía sentido. ¿Por qué las habían enviado aquí? No había rastro de demonios ni señales de actividad maligna desde su punto de vista.

La nieve crujía bajo las zapatillas de una pequeña niña que se acercaba a ella. La niña tenía una piel blanca casi tan pálida cómo Ritsuky, ojos verdes como las hojas de los árboles en primavera, y el pelo naranja oscuro que caía sobre sus hombros, su flequillo rebelde apenas dejaba ver el brillo de su ojo derecho, el cuál curiosamente estaba cubierto.

—Hola —Saludo la pequeña, su voz suave y tímida como el susurro del viento —.¿Poque estás tiste?

Nokoko la miró sorprendida, pero rápidamente suavizó su mirada.

—No estoy triste, solo un poco pensativa, no tienes que preocuparte pequeña —Tras decir eso la niña se sentó a su lado

—Mi buelo dice que cuando alguien piencha musho, su coratón she llena de niebla. ¿Tu tambien tenes niebla en el coratón? —La pequeña balbuceó mucho, destacando bastante su falta de habla desarrollada y la oji-naranja le dedico una sonrisa

—Quizás un poco —La pequeña señaló a Ritsuky y a los otros niños

—¿Po qué ella se diviete y tú no?

Nokoko miró a Ritsuky, cuya risa resonaba en el aire y su sonrisa destacaba entre todas allí presente, pero rápidamente desvio su mirada, se supone que dicha niña no le cae bien.

—A veces.... Incluso las personas grandes necesitamos momentos de tranquilidad —Tras decir éso, Nokoko no pudo evitar recordar algo

La adolecente recordaba a su abuelita, una mujer sabia y cariñosa que había sido la única confeccionista de kimonos en la familia. Su abuelita siempre la había alentado a seguir con su pasión, incluso cuando los demás la desanimaban. Pero sus padres, arraigados en la antigua tradición de ser cazadores de demonios, no entendían ni comprendían su amor por las telas y los diseños.

Una tarde, después de una fuerte discusión con sus padres, Nokoko se había refugiado en el jardín trasero. Las lágrimas resbalaban por sus infantiles mejillas justo cuando su abuelita apareció, envuelta en un kimono de seda azul cielo hecho por ella misma. Sus ojos arrugados se iluminaron al ver a su nieta.

—Mi querida Nokoko —Susurró la mujer, acariciando su cabello en un intento de consuelo —.¿Pasó algo?

—Discuti otra vez con mamá y papá —Revelo entré sollozos —.Ellos no quieren que siga mis sueños y hoy me estaban obligando a entrenar junto a mis primos

—¿Otra vez? Esos dos definitivamente son unos viejos cascarrabias —Critico la anciana, aunque rápidamente se sentó a su lado —.Te daré el mismo consejo que me dió mi antigua maestra —Recosto la cabeza de la pequeña pelirroja en su regazo —.Los caminos del destino son como los hilos de un kimono: entrelazados y misteriosos, tú eres la tejedora de tu propio destino, no dejes que las expectativas de otros te limiten o impidan seguir tus sueños

Nokoko asintió, sintiendo consuelo en las palabras de su abuela.

—Pero mamá y papá quieren que sea una cazadora de demonios —Dijo con pesadez —.Dicen que es nuestro deber ancestral y es una obligación

La abuelita sonrió con dulzura.

—Los demonios pueden ser derrotados de muchas maneras querida —Explico —.Algunos con espadas, con la luz del sol y a veces, con palabras que los hagan renunciar

Nokoko secó sus lágrimas y miró el kimono de su querida familiar.

—¿Crees que algún día entenderán?

—Quizás un día vean la belleza de tus diseños y comprendan que también proteges el mundo de una manera única

Trás recordar Nokoko no pudo evitar sonreír y se dijo a si misma que si seguia viva a los 25 se iba a retirar de la compañia, que seguiría su pasion por los kimonos honrando la memoria de su abuelita. Alegremente miro a la niña, le puso una mano en la cabeza y con una sonrisa le pregunto.

—¿Quieres unirte a ellos? Podemos jugar también

—E-entetio?

—Ujum, vamos! —Agarro la mano de la pequeña y fueron juntas al pequeño grupito

—¡Koko! ¿Quieren jugar verdad? —Pregunto bastante animosa Ritsuky —.¡Vamos!

Ya más tarde en la posada ya era de noche y está estaba sumida en la penumbra. Nokoko yacía profundamente dormida en su futón, su respiración tranquila. La nieve seguía cayendo afuera, cubriendo el mundo en un manto blanco.

De repente, Ritsuky irrumpió en la habitación puesto qué había salido para lavarse las manos, su rostro estaba más pálido de lo normal y su expresión transmitía la urgencia que tenía de hablar. Sacudió a Nokoko, quien se despertó confundida y molesta.

—¿Qué sucede? —Murmuró la pelirroja, frotándose los ojos —.Te advertí que no me molestes mientras duermo, más te vale qué sea algo importante

Ritsuky la miró con seriedad, frunciendo su ceño y boca en una mala mueca.

—Tenemos que ir al templo, algo está mal, muy mal

Nokoko se incorporó, aún aturdida por toda esa repentina accionar.

—¿Qué? ¿Por qué? ¿Qué está mal?

—Quizas.... Quizás sea la señora Ishikawa —Dijo la azabache —.Sospecho que ella es un demonio o está relacionada con ellos, los niños y él señor están en peligro

Nokoko se levantó de un salto, la niebla del sueño desvaneciéndose por completo, pues se había dado cuenta ya de porque no sentia ninguna presencia demoníaca, si la teoría de Ritsuky era verdad éso quería decir qué la "señora Ishikawa" era un demonio de alto rango capaz de ocultar su presencia de una forma superficial.

—¡Entonces vamos!

Juntas y con bastante determinación, salieron de la posada, la nieve crujiente bajo sus zapatos. El templo esperaba en la distancia, su silueta oscura contra el cielo nocturno. La misión se volvía más urgente con cada paso. Ambas se sentían listas.

Trás infiltrarse, Ritsuky avanzaba por los interiores del templo. La oscuridad la envolvía, y solo la luz de la luna guiaba sus pasos. ¿Qué secretos ocultaba este lugar? ¿Su intuición era real o sólo mera loquera suya?.

Nokoko había tomado el camino hacia el norte, y Ritsuky confiaba en su compañera. Pero algo en el aire le inquietaba. No sabía que, pero el sólo hecho de que un demonio, un ser supuestamente come humanos estuviera cuidando de unos niños.

Siguió avanzando hasta llegar a un pequeño estanque. La luna se reflejaba en sus aguas quietas. Y allí, arrodillada junto al borde, estaba la niña con la que Nokoko había hablado horas antes.

La niña lloraba en silencio, sus lágrimas cayendo como estrellas fugaces. Ritsuky se acercó con cautela. La niña tenía el ojo derecho al descubierto, y allí, se vio una gran quemadura. El dolor y la tristeza se reflejaban en su mirada.

—¿Q-qué te pasó? —Preguntó Ritsuky entre tartamudeos, su voz apenas en un susurro

La niña levantó la cabeza, sorprendida de verla nuevamente.

—Mi buelita —Murmuro, señalando hacia el templo —.Cuanto intente epiarla me cayo atua hilvienche en mi ojito, mi buelita se nojo muto

Ritsuky apretó los puños.

—¿Por qué se enojó? —Observo cómo la pequeña temblaba

—No lo che —Empezó a limpiar sus lágrimas —.Pero ella es muy lala no chale de día y por las noches se enoja muto si salimos de nuestros cualtos sin buelito

La cazadora se arrodilló junto a la niña, cuyo rostro semi-quemado brillaba como un misterio en la penumbra, pero su aura inocente resaltaba en éste mundo oscuro.

—¿Cómo te llamas? —Pregunto suavemente

La niña levantó la cabeza, sus ojos verdes llenos de curiosidad.

—Mi.... Midoly.... Midory —Respondio, se esforzó bastante al momento de decir la "r" —.Chignifica velde.... Pelo, cleo que mi calita es fea por la quemadula

—Midory, esa quemadura no es nada fea, te hace fuerte —Le tocó la mejilla con ternura —.¿Vez las que yo tengo en mi cara? Por todo mi cuerpo hay aún más, incluso mis hermanitos también tienen, pero ¿Te digo algo? Eso nos hace aún más fuertes y los demonios temen a los corazones valientes

Antes de que Midory pudiera responder, un rugido resonó en el aire. Ritsuky se puso en pie, agarrando su katana, reconoció ése tipo de rugido.

—Debemos evacuar a los demás niños, ve por tu abuelito y asegúrate de que todos estén a salvo ¿Puedes hacer éso?

Midory asintió, sus ojos decididos. A lo cuál Ritsuky se dió la vuelta y empezó a correr hacia el origen del rugido, su corazón latiendo con urgencia. La batalla estaba por comenzar, tenía miedo, bastante pero debía ser fuerte.

Durante su movida de una de las paredes, Nokoko salía volando, deteniendo a Ritsuky. La compañera cazadora se puso de pie con agilidad, sus ojos en llamas por la adrenalina (no literalmente en llamas).

—¡Prepárate, Ritsuky! —Gritó —.Nos enfrentamos a la señora Ishikawa, o bueno, a una de las doce lunas demoniacas

Ritsuky desenvainó su katana, sintiendo la urgencia de la batalla, quería preguntar pero sabia muy bien que ese no era el momento.

Pero algo más la tomó de sorpresa: Nokoko atacaba con las posturas de una respiración una respiración extraña. Ella nunca había visto ese estilo de posturas, pero no había tiempo para hacer preguntas. Se lanzó al combate, sus movimientos fluidos al utilizar la respiración del agua, mientras Nokoko desataba su ardiente furia.

El rugido de la señora Ishikawa resonó en el templo, y Ritsuky y Nokoko se enfrentaron a la oscuridad juntas, decididas a proteger a los niños del templo y a las personas del pueblo.

Ninguna sabía si podría ganar o algo, pero definitivamente no iban a irse sin luchar, esperaban que quizas la compañia mandara a un Hashira, alguien de rango superior o lo que sea.

El aire se cargó con el frío de la nieve y de la energía de dos jóvenes cazadoras decididas. Ritsuky, con su katana color lila desenvainada, se movía como un río en pleno flujo. Cada corte trataba de ser preciso, su hoja cortando el aire con un silbido. La respiración del agua la envolvía, y su cuerpo se adaptaba a cada movimiento, como si hubiera nacido para la danza.

Nokoko, en cambio, era fuego y lava. Sus ataques eran feroces, sus cortes y piernas golpeaban con la fuerza de una erupción volcánica. Varias llamas parecían danzar a su alrededor mientras desataba su estilo de respiración único. Ritsuky no podía apartar la mirada de su compañera. ¿Cómo había aprendido ese estilo? ¿Cuál era? ¿Quien se lo enseñó? ¿Qué secretos guardaba?.

La demonio Ishikawa, ahora en su forma demoníaca, se retorcía y esquivaba. Su piel se agrietaba, revelando escamas oscuras. Sus ojos brillaban con irá, sus garras rasgaban el aire tratando de hacerle aún mas daño a aquellas chicas. Ritsuky y Nokoko lograban moverse en perfecta sincronía, cubriéndose mutuamente, atacando cada una desde diferentes ángulos. Ritsuky era la rapidez y agilidad mientras que Nokoko la fuerza y destreza.

El rugido de la demonio resonó por todo el lugar, sacudiendo las paredes de madera. Ritsuky sintió la vibración en sus huesos mientras bloqueaba un golpe con su katana. Nokoko giró y lanzó una patada ardiente, pero el monstruo no se detenía. No se rendiría hasta acabar con ambas o al menos esl pensaban ellas.

Ambas chicas intercambiaron una mirada. Juntas, se lanzaron nuevamente al ataque una vez más, sus estilos de respiración fusionándose en una danza letal. La nieve se derretía por la intensidad de su batalla y por los repetidos ataques.

Ritsuky estaba cansada, su Haori tenía varias rasguños y su cara tenía una que otra herida. Pero durante la batalla recuerda las palabras de su hermano mayor Taishoromaru, quien le había hablado de la importancia de los secretos.

Recordaba esa conversación con bastante perfección, ella apena tenía 6 años y se encontraba buscando a su hermano mayor, trás encontrarlo en el tranquilo jardín detrás de su "modesta" casa. Las llamas del atardecer danzaban entre las hojas, creando sombras irregulares en el suelo.

Taishoromaru, un joven lindo quién era la viva imagen de su madre pero con la piel blanca juntó con los ojos profundos y afiliados de su padre estaba leyendo un libro, pero al ver a su pequeña hermana dejó su lectura y la miró con una sonrisa cálida.

—¿Qué te trae aquí pequeñita? —Preguntó, cerrando su libro

La pequeña Ritsuky se sentó junto a él en el cesped.

—Onii-Chan ¿Por qué los secretos son tan importantes? ¿Por qué algunos deben permanecer ocultos? Es que oí a mamá y papá salir de casa para hablar sobre algo pero cuándo volvieron y les pregunte me dijeron que era secreto

En su lugar, aquel jóven pelirrojo la observó con seriedad, intuyendo el porque de la charla de sus padres.

—Los secretos son como los géneros literarios —Empezo a explicar —.Algunos son necesarios para causar terror o angustia en su espectador, mientras que otros existen para causar amor y calidez, no todos los géneros ni todos los secretos son iguales ¿Entiendes eso Shandy?

Ella frunció el ceño.

—Pero, ¿Cómo sabemos cuáles son los correctos? ¿Cómo sabemos cuándo debemos revelarlos?

Taishoromaru apoyó el libro en su regazo.

—Los secretos pueden ser armas o escudos —Formulo —.Algunos protegen a quienes amamos, mientras que otros pueden destruirnos, la clave está en comprender su propósito y su impacto general

—¿Y si un secreto podría salvar vidas pero también causar dolor?

—Entonces debes sopesar las consecuencias —Balbuceo —.A veces, incluso las personas más nobles deben cargar con secretos oscuros, pero hay algo que nunca puedes olvidar y eso es que la verdad, aunque dolorosa siempre es liberadora

Los ojos de la pequeña se llenaron de dudas, pero al mirar a su hermano, la mayor fuente de inspiración de su vida en ése momento.

—Eres fuerte Shandy, se que cuándo seas mayor no temeras enfrentarte a tus demonios internos, aprenderas de ellos y se muy bien que no dejarás que te definan

La pequeña Ritsuky asintió, sintiendo la sabiduría de su hermano mayor. Trás recordar se preguntó bastantes cosas, cómo por ejemplo ¿Por qué la demonio había ocultado su verdadera naturaleza durante tanto tiempo? ¿Qué oscuros motivos la impulsaban? ¿Ella quería a esos niños y a su esposo o los utilizaba como tapadera luego de su transformación?.

Pero su mente fué distraída gracias a la "señora Ishikawa", quién lastimo de manera grave a Nokoko, lanzando la contra una de las múltiples paredes que cubrían/protegían el templo.

Su compañera herida, yacía en el suelo, incapaz de luchar. Ritsuky sabía que no podía fallar y que era su momento de lucirse, si debía de luchar y demostrar su valía junto a su fuerza, lo haría.

Inspirada por la memoria de su hermano, decidio crear su propia respiración experimental en ése momento, una fusión de las técnicas de agua y la libertad que el viento le otorgaba.

Ritsuky se puso en posición, puso los pies firmes en el suelo y observó cara a cara al demonio, exhalando profundamente, canalizando su energía. El agua fluye a través de ella, su cuerpo se vuelve fluido y ágil. Luego, sintiendo su poder en cada fibra de su ser. La katana brilla con una luz morada mientras adopta la primera postura de su nueva respiración, nombrandola: "Secreto Expuesto".

El demonio gruñe, sorprendido por la nueva técnica de Ritsuky. Ella ataca con precisión, cortando a través de la carne demoníaca. Cada golpe hace que se revelen más secretos: Las mentiras tejidas por la luna inferior, las traiciones ocultas en las sombras.

La batalla se intensifica, y Ritsuky lucha con ferocidad. A medida que su espada se hunde en el demonio, siente que está liberando más que solo sangre. Está desenterrando verdades enterradas, exponiendo los engaños y las oscuras intenciones.

La luna inferior se retuerce, su forma distorsionándose. Ritsuky no se detiene. Su corazón late con la fuerza de su nueva respiración. Finalmente, con un último corte, la cabeza del demonio cae al suelo. Desvaneciéndose lentamente, pero ella miró con pena a la demonio, una mirada que únicamente transmitía paz y calidez.

—Lo siento, ojalá los niños te perdonen —Se arrodilló frente a la cabeza, siendo mirada con bastante sorpresa por la demonio —.Les diré que un demonio te mato y tomó tu forma ¿Eso estaría bien?

Antes de siquiera recibir una respuesta, la cabeza junto con el cuerpo se desvanecieron totalmente, combinándose justamente con la aparición del sol, finalmente habia amanecido y la nieva habia dejado de caer, indicando que el invierno finalmente habia acabado cómo esa batalla.

Ritsuky miro por unos segundos a Nokoko, quien le sonreía débilmente. Poco después se desmayo, cayéndose de espaldas contra el frío suelo nevado.

Ritsuky abrió los ojos y se encontró con un desconocido techo de madera, teñido de un azul suave. El dolor punzante en su cabeza la hizo gemir mientras se incorporaba. Sus dedos encontraron vendajes en su rostro, y la confusión la invadió.

—¿Dónde estoy? —Murmuró, su voz temblorosa —.¿Qué es este lugar?

Se levantó de la cama, sintiendo la falta de su uniforme. El pánico la inundó.

—¡¿Mi ropa?! ¿Y mi katana? ¡¿Dónde están mi Katana y mi Haori?! —Su mente se llenó de imágenes de Kiyomi, su herrera, y el castigo que le esperaría si perdía su preciada espada

El colapso emocional la envolvió, y Ritsuky se tambaleó. La puerta se abrió, y una Kakushi entró. La figura enmascarada se acercó a ella con calma, tratando de calmar su agitación.

Mientras Ritsuky luchaba por recuperar la compostura, la puerta se abrió de nuevo. Dos jóvenes entraron en la habitación. La primera, una chica de nombre Aoi Kanzaki, a simple vista se notaba qué tenía la misma edad que Ritsuky, y su mirada reflejaba determinación pero preocupación. La segunda, Shinobu Kocho de 14 años, irradiaba una energía tranquila pero algo melancólica, tal vez por una perdida reciente.

—¿Qué está pasando aquí? —Preguntó Ritsuky, confundida y asustada

—Estamos aquí para ayudarte —Dijo Aoi en un intento de calmarla —.Tu otra compañera está en rehabilitación ahora mismo, puedes estar tranquila

—N-nokoko? Es un alivio.... Pero donde-

—Estas en la finca de las mariposas, se envió un cuervo kasugai a tú hogar para que sepan que ya estás en un lugar seguro luego de tu misión —Intervino Shinobu —.Ahora mismo tienes que descansar

La habitación se llenó de una extraña sensación de unidad. Ritsuky se aferró a su determinación. Ahora mismo debía demostrar que era una hermana mayor y recuperarse rápidamente pará volver a su hogar con sus hermanos y abuelito....

La habitación era pequeña y sorprendentemente acogedora, con una única ventana que dejaba pasar la luz tenue de la luna. Ritsuky se encontraba sola, finalmente, después de horas de incertidumbre y confusión. La comida que le habían dejado estaba en una bandeja junto a la cama, pero su mente no podía relajarse lo suficiente para comer.

La tranquilidad fue interrumpida por un traqueteo en la ventana. Ritsuky se acercó, y su corazón dio un vuelco al ver a su hermoso cuervo, Ukuomi-Chan, posado en el alféizar. El graznido del cuervo resonó en la habitación, y Ritsuky abrió la ventana de par en par.

—¡Ukuomi-Chan! —Exclamó, su voz llena de alivio, definitivamente necesitaba ver a alguien conocido, algo familiar en medio de toda la tormenta de emociones, instintivamente abrazo a su compañero de plumas —.Mi cosita hermosa, ¿Dónde estuviste estos días, mi pequeño?

El cuervo graznó de nuevo, inquieto.

—¡Cow! ¡Cow! Hay un mensaje importante para ti ¡Cow! —Ritsuky soltó al cuervo, y su corazón latió con anticipación mientras leía la nota que Ukuomi-Chan sostenía en su pata

Las palabras escritas casi la hicieron caer de espaldas. "Mensaje importante para Ritsuky Shandall Katamado: Porfavor, ni bien te cures, ven lo más rápido posible a la sede de cazadores de demonios. Se celebrará una ceremonia en tu honor. ¡Se te felicita pues has ascendido a Hashira! Y todo ésto por derrotar a un miembro de las Doce Lunas Demoníacas."

Ritsuky parpadeó, incapaz de creer lo que estaba leyendo. Solo tenía 12 años. ¿Cómo podía ser ella una Hashira, parte de los cazadores más poderosos de toda la compañía? Seguro era un sueño, una ilusión creada por su mente agotada. Releyó la nota una y otra vez, buscando algún indicio de que no fuera real.

—¿Ukuomi-Chan, esto es real? —Susurró, mirando al cuervo en busca de respuestas

El cuervo graznó con solemnidad.

—¡Caw! Esto fue entregado personalmente por el patrón ¡Cow!

Antes de que Ritsuky pudiera procesar completamente la noticia, la puerta se abrió de golpe. Una nueva figura entro a su habitación temporal, Nokoko.

—¡Koko-chan! —Chillo, lanzándose a sus brazos —.No me vas a creer lo que pasó

—¿Te ascendieron a pilar?

—¡Si! Y- espera ¿Cómo sabes?

—Yo fui quién te dió el crédito cuándo vinieron los Kakushi en compañía de un tipo super alto y medio ciego —Explico —.Era justo, eres una chica muy fuerte

—P-pero! ¡¿Yo?! Soy una niña! —Chillo

Trás conversarlo un poco más, ambas chicas finalmente se calmaron, tratando de pensar en cómo Ritsuky le haría pará cuándo conozca al mismísimo jefe de toda la compañía y a los Hashiras que seguro y tenían más experiencia que ella.

°•4218 palabras<3💞•°

AHHHH, FINALMENTE, un mes sin actualizar está historia, ojalá disfruten 😭

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