capitulo 15

Es gracioso como las personas van cambiando.

En principio todos somos...puros, por decirlo de alguna manera, no tenemos la concepción del mal e incluso estos actos nos asustan. Poco a poco vamos aprendiendo, a veces son nuestros propios padres los que nos introducen a esto, ya sea porque ellos fueron tratados igual o por otras razones, en otras nos vemos obligados a participar en actos ruines y desgraciadamente muchos comienzan a tener gustó por ello y en otras ocaciones, casos específicos, resulta que simplemente el individuo es malo por naturaleza.

Si, resulta extraño el creer que alguien pueda ser malo de nacimiento...pero llega a pasar.

Personas que aún naciendo en un ambiente rodeado de amor, que recibieron la atención, oportunidades y cariño que muchos desean, simplemente decidieron que ellas querían ser malas.

Encontraron placer dañando a otros, gozo con el sufrimiento de los demás, personas que adoran manipular y torturar solo por disfrute.

Es extraño...indeceable...pero llega a ocurrir, en ocaciones la naturaleza se equivoca y en lugar de crear seres humanos crea moustros, personas ruines que solo existen para atormentar a los demás y...y Minos era una de ellas.

Por increíble que parezca, Minos había nacido en una cuna noble en Creta, una isla griega. Su padre era un influyente mercader que descendia del mismísimo rey Asterion, era una persona justa y noble la cual era apreciada por la comunidad. Se había casado con una humilde titiritera de belleza incalculable, con la cual tuvo tres hijos, Minos, Radamanthys y Aiakos.

El peli plata creció en un hogar lleno de amor y abundancia, era muy listo, atractivo y...cruel.

Desde pequeño Minos mostró desprecio por los demás, siempre arrogante y altivo, como sus hermanos, salvó que estos dos últimos no se entretenían tanto como el humillado a los sirvientes.

La gente no podía entender como personas tan nobles habían parido a hijos tan... molesto.

Pero no importaba cuanto hablarán sus padres con el, que lo reprendieran o castigarán, el chico se la vivía tratando a los demás como muñecos, jugando con ellos, hiriendo les, manipulandolos para que cumplieran cada uno de sus caprichos y deseos, sin importar las consecuencias...y estás llegaron.

Si bien Minos era muy listo, la experiencia siempre es necesaria, en una ocasión el chico, de 17 años, terminó inmiscuyendose con gente mala, muy mala, los excesos le llevaron a contraer grandes deudas, deudas que el joven se negó a pagar e incluso acudo a sus acreedores de ladrones, valiéndose de la influencia de sus padres logró su cometido y los envío a la cárcel. Pero Minos aprendería que las grandes mafias no pueden ser detenidas, ni siquiera por los caprichos de un chiquillo, esa fue la primera vez que Minos descubrió al Diablo.

Nunca fue muy apegado a sus hermanos, al menos no después de la pubertad, Radamanthys y Aiakos habían madurado por decirlo de alguna manera, los juegos infantiles en los que su hermano abusaba y humillaba a los demás comenzaron a desagradarles, en especial a Radamanthys que tenía un enorme cariño por su madre y no le gustaba verla llorar por las estupideces de su hermano.

Ese día todo acabo entre ellos.

Las diabluras de Minos tuvieron consecuencias terribles.

Los hombres que el chico había enviado a la cárcel, a los cuales estafó, tenían conecciones con personas muy peligrosas y la réplica no se hizo esperar. Sicarios llegaron a su casa, matando a los sirvientes, violando a las mujeres y...asesinando a golpes a su padre mientras abusaban de su madre, robaron y destrozaron su hogar para después prenderle fuego.

Los tres hijos no se encontraban ahí, Aiacos había salido a pasear con unos amigos, Radamanthys se encontraba cortejando a una hermosa chica Teutona y Minos se deleitaba en un burdel, pero la noticia no tardó en llegarles por lo que regresaron en el acto...al menos los primeros dos.

Minos salió disparado de Grecia, tomando el primer barco, cargando una bolsa llena de dinero y gemas que había robado a sus padres. Desde hace mucho tiempo quería abandonar el nido...y algo le decía que era el momento, sabía que sus hermanos no le perdonaría ésto, incluso tal vez ellos terminarían con su vida antes que esos sujetos por lo que era mejor huir.

No tenía conocidos cuando llego ahí, estaba completamente solo pero, era listo, mucho, sabía manipular a las personas y había aprendido de su error, no se metería con la gente equivocada, no hasta que obtuviera el poder necesario para librarse.

Pero para obtenerlo se necesita... conocimiento. Las personas hacen lo que sea por guardar las apariencias, por que su imagen pública no sea dañada, en especial aquellas personas acaudaladas. Pero toda persona guarda secretos y Minos se haría de estos para poder controlarlos.

El sexo es el mejor negocio, todos lo desean y añoran, algunos quieren cumplir fantasías que su estatus no les permite, un poco de enferma diversión sin restricciones o miedo al que dirán, ya sea hombre o mujer la mayoría de los seres humanos sucumben a sus más obscuros deseos...y Minos les complacería.

Prostituir a un par de jóvenes hermosas no fue difícil, en especial cuando éstas se mueren de hambre, en esa pequeña ciudad comenzaría su imperio.

No podía ofrecer sus servicios a gente de alcurnia, no aún, pero nunca falta un mercader, marinero u obrero que desee un poco de diversión con una mujer más joven que su esposa. Dos años y logró hacerse de un pequeño negocio, incluso entabló migas con profesionales de bajo nivel, hasta con un padre al cual siempre le mantenía preparada una habitación tan obscura que ni Dios le vería.

Las personas se van de la lengua cuando están ebrias o se sienten en confianza, dos cosas que Minos sabía aprovechar, piratas le entregaban mercancías de Ron a un bajo precio, claro que con un descuento en su negocio, y él era un excelente titiritero, manipulaba de forma tal a sus muñecas para que le consiguieran información de sus clientes, desde lo más simple el como era la relación con su mujer, hasta como se desempeñaban en sus quehaceres y si habían hecho algo malo.

Su negocio fue creciendo poco a poco, en pocos años aquella modesta casa de tres habitaciones se convirtió en un burdel, el más grande en esa ciudad. Nunca se marchó de esa zona tan marginal, era el lugar perfecto, casi nadie entraba ahí, apartado pero no tanto, un paso intermedio entre el muelle y la ciudad, sus clientes tenían la privacidad necesaria, siempre llegaban nuevos debido a el muelle, donde también obtenía información de otros lugares y países, la verdad es que tenía algunos "muñecos" que hacían negocios para el en otros lados.

No vivía en la abundancia, ya lo había hecho antes y con su nueva profesion La "miseria" es mejor, aunque eso no quiere decir que en ocaciones no se diera su escapada a la parte bella del lugar, en especial después de entablar "amistad" con algunos riquillos de ahí.

Pero eso fue fácil, solo tuvo que ayudarles a cumplir sus enfermos deseos y listo.

Minos podía conseguirle lo que desearan, a quien desearan, una mujer joven, bella, robusta, delgada, alta, enana....un hombre...un niño...o...lo que su cliente le pidiese y si estaba dispuesto a pagar, entonces Minos lo daría.

Ah...por años fue el mejor padrote, conseguir mercancía no era tan difícil, en esa ciudad tan elitista y racista, los jóvenes deseosos por un pan llegaban solos a ofrecer su servicio o si no...digamos que casi todos los padres tienen un precio, quién el deseaba para su circo estaba ahí...como Albafica.

Je, esa pequeña rosa, no fue fácil obtenerla.

Minos ya había visto a Albafica mucho antes de que este se presentará a pedir trabajo, pero era un lugar pequeño. El hermoso hijo del Doctor Lugonis, deseado por tantos desde su más tierna infancia. Recibio muchas peticiones de pedófilos para que lo consiguiera pero...Ese estúpido doctor, fue la primera vez que Minos se estampó con un muro. Lugonis era un padre ejemplar, cariñoso y muy protector, no importo cuanto ofreciera por el chiquillo este no acepto, incluso se atrevio a golpearlo y mandarle a la policía... imbécil, ellos eran sus amigos. Por años intento conseguir a Albafica y por años se topó con la fuerte muralla de los Decerto, sabía que mientras esos hermanos estuvieran vivos nunca podría poner sus manos en tan hermosa joya...por ello actuó.

Nobleza, bondad, algo muy estúpido a su parecer, algo que esos dos hermanos tenían de sobra.

Esos dos doctores gustaban de ayudar a los demás en un viejo hospital, por lo que decidió poner fin a su vida. Esa noche llego con una docena de hombres, ordenando asesinar a los pocos pacientes que había ahí, campesinos pobres amigos de los Decerto que no dudaría en defenderles. Con una risa maniaca comenzó a esparcir el aceite, escalón por escalón, bañando la habitación y a los dos hermanos que se encontraban amarrados en una silla, gritándole a Lugonis como abusaria de su hijo y a Luco que vendería al pequeño Pefko con el sacerdote para que saciará sus más bajos instintos, la sonrisa demoníaca fue lo último que los dos hermanos vieron antes de que las llamas les consumieran; por que Minos siempre obtenía lo que deseaba  y el deseaba que Albafica fuera suyo.

Si bien no se lo llevo en el acto se debió al hecho de que los padres de los niños eran muy queridos en esa comunidad, incluso por algunos de la clase alta, por lo que tuvo que esperar, pero siempre actuando en consecuencia para que Albafica le buscará, ordenando que los lugares a donde el chico iba a pedir empleo se le cerrarán, así, eventualmente caería en sus garras.

Cuando finalmente tuvo a Albafica en sus manos se sintio un rey, tenía al joven más apuesto de ese mugroso país solo para él, tenía que admitir que mojar a su pequeño con agua helada fue una buena opción, por fortuna pudo controlar la neumonía que le había dado. Enorme fue su deseo en ser el primero en poseerlo pero la virginidad del chico valía mucho por lo que tuvo que conformarse con ser el quinto...o sexto, ya no lo recordaba, solo que esa pequeña ganancia le había alcanzado para comprar un hermoso semental.

El dinero que había obtenido y que seguía obteniendo de Albafica era abundante, el chico era la gema de su corona, la cual había estado a nada de llevarle a Francia, tenía pensado abrir un nuevo negocio en este país y Albafica sería su carta de presentación, si se negaba...je, jamás lo haría, no después de todo lo que le había dado y no si deseaba que su primo continuará con vida.

Qué irónico, quién diría que su carta de triunfo se convertiría en el clavo de su tumba.

No podía negar que cuando ese conde se presentó y ofreció una abundante suma por él se alegró, alegría que aumento cuando regreso al día siguiente para hacer un acuerdo y Albafica se convirtiera en su puta personal. Si, por meses no sospecho nada, incluso no se atrevió a tocar al peliceleste para que su cliente número uno no se enfadara, pero todo esto comenzó a cambiar cuando Albafica se atrevió a retarlo, al ver como aquel conejillo asustado comenzaba a mostrar sus garras, tras recuperar la confianza que había perdido, fue ahí donde vio su error.

Ese sujeto quería quitarle su más preciada joya y el no podía permitirlo.

Cuando Manigoldo le pregunto cuánto para dejar a Albafica en paz, se dió cuenta que esto estába mal, no podía dejar ir a su mina de oro, pero tampoco el dinero del conde, por eso fijo una suma muy obscena que, por increíble, Manigoldo aceptó.

Pero nunca lo soltaría, en cuanto el conde le dejara todo planeaba asesinarlo y recuperar el control de Albafica.

La luz de peligro se disparo en el cuando Manigoldo apareció con ese anciano, para ofrecer a un más por el chiquillo. Algo no estaba bien, lo sabía, nadie ofrece tanto por otra persona, en especial por un hombre suelo...esos sujetos Tramaban  algo, lo sabía.

Movido por su sentido de supervivencia comenzó a seguirles, observando cómo hablaban día a día con sus colaboradores, algunos de ellos clientes preferenciales. Una jugada muy osada, tenía que admitirlo, que de haber funcionado pudo terminar con él pero...ah, esos italianos sí que eran ingenuos, Nunca, Nunca debes de confiar en nadie, menos en gente que habita en una región tan alejada, con una moral tan baja y...bueno, ellos eran sus muñecos y no dejaría que nadie más jugará con ellos.

Fue muy fácil el volver a convencer a esa bola de inútiles que tenían planeado traicionarlo, solo tuvo que recordar todas y cada una de las que le debían y listo, se pusieron tan suaves como la seda.

La satisfacción al ver la cara de confusión en Manigoldo, la ira al ver que el tiro se le había ido de las manos fue monumental, ahora solo tendría que refundirlo en el bote y listo, iría a reclamar a su rosa y le haría pagar su traición con sangré, planeaba violarlo de la manera más salvaje y matarle a golpes frente a su amado, para después buscar a ese mocoso de mierda que tanto quería y ponerlo a trabajar, sabía que lo habían llevado a otro lado pero no importaba, movería sus influencias para encontrarlo y entonces obligarle a pagar la deuda de su primo, el mocoso no era tan hermoso como Albafica pero no importaba, aún era joven y algo le decía que al crecer mostraría los genes de su familia.

Todos pagarían, cada uno de ellos, cada uno de los imbéciles que creyeron poder burlarse de él...¡Jajajajaja! Porque él era un Demonio y este su infierno.

Jajajajaja
Jajajajaja
Jajajajaja
Jajaja....
Jaja...
Ja...

Pero no sería así... no más.

La risa de Minos comenzó a disminuir poco a poco mientras el juicio contra su persona avanzaba.

Uno tras otro, pecado a pecado, desde sus primeros años fueron expuestos, desde su llegada a ese pequeño pueblo. Todos sus manejos sucios, las personas a las que había lastimado...las personas que había asesinado.

Solo se necesito de un mes para que Youma hiciera sus movimientos, para intimidar de manera más brutal a los aliados de Minos...y juzgar a muchos con él.

Por que si bien Minos era un Demonio, Youma era el Diablo rencarnado, un Diablo al servicio de la más poderosa familia que el mundo había conocido, la cual no dudo en mover sus influencias para salvar su honor...y de paso a uno de los suyos.

Basto con una carta de León X, el nuevo Papa para que el sacerdote de ese lugar fuera removido y juzgado por la iglesia, haciendo toda confesión suya inválida, otros tres testigos habían desaparecido misteriosamente, el juez, en ese momento era la mano derecha y mayor cómplice de el tratante.

Pero su mayor golpe fue el ver a sus hermanos llegar, tras tantos años, para declarar que Minos era un traidor a su nación y familia, acusarlo de robo y conspiraciones, falsificación, asesinato y más...bueno que solo faltó que dijeran que el le había dado la quijada de burro a Caín para que matará a su hermano.

Su pequeño imperio terminó en solo un mes, bajo la sonrisa sádica de Mephisto, y es que al parecer el muchacho no había aprendido de su error de juventud, no puedes luchar contra las personas que controlan el mundo.

Y en ese entonces eran los Médici quienes regían la civilización.

Cuando las cadenas se cerraron en sus muñecas y fue entregado a su hermano Radamanthys, que era dueño de una cárcel en Grecia, supo que todo había acabado, la mirada dura de este y Aiakos le dejo en claro que no harían nada por ayudarlo...no a la persona que había destruido su vida arrebatándole a  sus padres.

Por que si bien hay gente que ha decidido ser mala, olvida que siempre hay alguien peor...y el infierno no tarda en reclamarles.

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