Unroyal - Impass

—Que feo asunto —comento, y bebo un sorbo de mi cerveza. Sara bufa.

—Pues sí.

—¿Y no han hablado desde entonces? —pregunto. Ella niega con la cabeza.

—Ni pretendo hacerlo. Él debe disculparse —afirma Sara.

—¿Acaso lo que sucedió con aquella chica no es lo mismo que te paso a ti con Luca? —pregunta Renae.

—Primero, no es una chica, es una maldita y horrible aprovechadora. Excepto que tiene un cabello hermoso. Y una boca envidiable, Kylie Jenner debe de haberse inspirado en ella. Y bueno es bellísima, pero no es una chica ¿de acuerdo? En este momento, es una maldita arpía —explica Sara. Renae arquea las cejas y asiente como si comprendiera, pero en sus ojos veo la confusión—. Y segundo, es totalmente diferente. El idiota...

—Se refiere a Harrison —le susurro a Renae para que comprenda.

—... Casi que se lo buscó —continúa mi amiga con su perorata—. Digo, ¿Quién cojones va a emborracharse a un bar?

Renae y yo la quedamos mirando.

—Como el noventa por ciento de la gente —replica Renae.

—Si no más —agrego. Sara nos da una mirada asesina.

—Vale, pónganse de su lado —dice molesta, toma su copa de vino y se bebe todo su contenido, que a decir verdad, no era mucho. Sara está ebria y molesta. Al menos sé que dormirá como lirón en el avión.

—¿Estás seguro de que es buena idea que vaya a Los Angeles? —me pregunta Renae en voz baja. La miro sin entender.

—¿Por qué lo dices?

—Es que siento que estamos dejando que una bomba nuclear vaya derecho hacia allá —responde. Me rio, pero cuando veo su semblante serio, me vuelvo a mirar a Sara. Está lamiéndose los labios, mirando fijamente su copa vacía, moviéndola por si aún le queda una gota de vino.

—Estoy seguro de que se controlará —afirmo. Renae arquea una ceja—. Estoy seguro de que ________ la controlará —me corrijo. Renae hace una mueca.

—Harrison sigue allá —afirma ella.

—Aja.

—Y Adriana...

—La maldita arpía —acota Sara, apuntándola con el dedo. Renae asiente.

—La maldita arpía —se corrige ella, Sara coge del brazo a un mesero que está en la mesa contigua y le señala su copa de vino vacía—. Ella también está allá.

—Sí —asiento.

—¿Y eso no te parece un problema? —pregunta Renae preocupada. Entrecierro los ojos y miro a Sara, que observa sonriente como rellenan su copa de vino.

—Tal vez debería de advertirle a Zendaya que debería alejar los cuchillos de Sara.

—¿Tú crees? —pregunta Renae con ironía.

—"Es lo mismo que te pasó con Luca" Si claro —bufa Sara, bebe un sorbo de su copa—. Y una mierda —comienza a despotricar en español y no logro seguirle el hilo.

—Sigo sin entender por qué no vas tú también —dice Renae. Suspiro.

—Primero, porque no tienen a nadie que cubra la urgencia esta semana, estamos con poco personal, muchos se fueron de vacaciones. Y segundo, porque no quiero ponerme de lado de nadie. Además, ¿crees que Sara va para apoyar a ________? No, ella va por Harrison. Es una estrategia pasivo-agresiva —explico. Renae ríe.

De rodillas y lamiendo el piso va a tener que rogar perdón —continúa despotricando Sara, no entiendo una sola palabra de lo que dice.

—Debe ser una situación imposible —comenta Renae. Resoplo.

—No tienes idea —replico, sacudiendo la cabeza. El recuerdo de ________ al borde de la muerte en cuidados intensivos me atormenta, y no puedo evitar estremecerme.

El teléfono de Sara suena y doy un respingo. Sara lo toma y vuelve a beber todo el contenido de su copa de un sopetón.

—Mi alarma. Hora de irme al aeropuerto —nos informa. Se levanta, tambaleándose ligeramente. La sostengo del brazo y logra recuperar el equilibrio. Coge su bolso y su maleta—. Adiós tortolos, nos vemos en un par de semanas.

—Si es que no la toman presa por asesinato —susurra Renae. Aprieto los labios, conteniendo la risa. Sara parece no haberla escuchado, y comienza a caminar hacia la salida, trastabillando un poco.

Me quedo observándola hasta que coge un taxi y se marcha. Me siento más tranquilo y vuelvo a mirar a Renae, que come unas papitas fritas. Su tez está más pálida, sus labios tienen aquel color violáceo que indica la falta de oxígeno crónica que sufre, y está más enflaquecida, puedo notar sus costillas en el escote de su blusa. Tal vez si no fuera médico no notaria aquellos pequeños cambios, o tal vez si no fuera tan consciente de su enfermedad y la decisión que ha tomado respecto de esta, pero mi mente se ha obsesionado en su corazón, así como me obsesiona el de ________. Siempre me pareció que el conocimiento era mejor, pero ahora que sé el futuro fatal de Renae, creo entender a la gente que elige la ignorancia.

Con delicadeza, saco de mi bolsillo los papeles doblados que imprimí en el hospital hace unas horas. Los coloco sobre la mesa, frente a Renae. Frunce el ceño y mira aquello con curiosidad. Se limpia los dedos con una servilleta y los toma.

—¿Qué es esto? —pregunta.

No le respondo. Desdobla los papeles y lee el título. Se queda quieta mirando.

—Hay una nueva cirugía que han estado implementando en Alemania para casos severos de tetralogía de Fallot como el tuyo. Es una alternativa al trasplante, los resultados han sido bastante buenos —explico. Renae se mantiene en silencio, deja los papeles sobre la mesa y respira hondo.

—Creí que había dejado claro lo que pensaba respecto de mi enfermedad —dice con voz monótona. Frunzo el ceño.

—Sí, pero esto es algo nuevo y...

—¿Sabes cuantas cosas nuevas probaron en mí? ¿Cuántos ensayos clínicos, cirugías? Abrieron mi pecho más veces de las que me han roto el corazón —me interrumpe, puedo notar que está molesta.

—Renae, aún hay muchas cosas que puedes intentar —digo. Aprieta los dientes.

—Aidan, esto no se trata de que ya no haya nada que pueda intentar. Siempre van a haber nuevas cosas. Pero me cansé, no pienso vivir en un hospital.

—¡Pero con esta cirugía no es así! —exclamo exasperado.

—Terapia física, controles, complicaciones. Puede que no tenga que usar una camilla, pero eso no significa que no pase la mayor parte de mi tiempo en este. No lo haré.

—Renae...

—¡No! —grita molesta, llamando la atención de los que están a nuestro alrededor—. Ya te lo dije, desde el primer día que nos conocimos.

Toma su mochila y sale casi pitando del bar. Me levanto de inmediato, colocando algunos billetes sobre la mesa, y salgo corriendo tras ella. La alcanzo y la cojo del brazo, haciéndola voltear.

—¡Suéltame! —se sacude.

—¡No puedes pedirme que no haga nada cuando te estás muriendo! No estás con un simple resfrío, no es algo incurable, simplemente te rindes —suelto exasperado—. No quiero... no puedo dejar que simplemente mueras.

—¡Pero esa no es tu decisión! —grita ella—. Esta es mi vida, mi decisión. No voy a cambiar solo por ti.

Auch. Aquello es como una bofetada.

—¿Acaso lo nuestro no significa nada?

Muerde su labio, noto sus ojos llorosos. Aparta la mirada y niega con la cabeza.

—Sabías desde el principio que esto era temporal. No soy la clase de persona que se queda, Aidan.

Frunzo el ceño, analizando sus palabras.

—Te engañé. Eres un buen polvo, y guapo. Me gustó jugar a la realeza contigo, pero debí haberte aclarado que todo era eso, un juego. Va a sonar cliché, pero usaré la excusa de "me estoy muriendo y hago lo que quiero", porque es la verdad.

Levanta la cabeza, su semblante es serio y frívolo.

—Me iré a Holanda. Mañana. No te lo iba a decir, pero... supongo que es mejor que te enteres así. —El tono frío y sin sentimientos en su voz me descoloca. ¿Acaso eso era yo para ella? ¿Un chico más a su lista antes de morir? ¿El ticket al lado de "Irlandés"?—. Lamento haber sido así y mentirte.

—Lamento haber sido el estúpido médico que se enamora de su paciente —murmuro dolido y con un dejo de odio.

Renae abre la boca, pero luego la cierra sin decir nada. Trago saliva, tragando también mis lágrimas que amenazan con salir.

—Ten una buena vida —digo finalmente, y antes de que me pueda contestar, me marcho sin mirar atrás.

***

Nuestro pobre Aidan, le han roto nuevamente el corazón 🥺

Opiniones de Renae por aquí

Teorías de lo que Sara hará en LA acá

Les leo, lectores insaciables <3

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