Unroyal - Enough

Otra fiesta.

Otra sonrisa falsa.

Otra actuación.

Y sin embargo, seguía viniendo.

No, no era por mi abuela. Lo que ella quería para mí no era prioridad en absoluto. Era porque me había comportado como un idiota. Las últimas semanas habían sido un insufrible y constante lamento. No dejaba de pensar en Renae.

Pero durante la boda de Sara y Hazza, Zendaya me hizo darme cuenta de algo: la vida sigue. Aunque pataleemos, aunque nos neguemos, nada detiene el tiempo. Y no podemos quedarnos estancados en aquel estado por mucho que queramos.

Asi que dejé de revolcarme en aquella miseria, continué mi trabajo, y comencé a hablar con mis amigos, sobre todo con Zendaya. Ella sabía mejor que nadie por lo que estaba pasando, era con quien podía hablar largo y tendido, quien entendería cada uno de mis lamentos, y sabría que decirme.

Fue entonces que me di cuenta de alguien en quien no había reparado en absoluto: Rachael. Después de la muerte de Renae, se acercó para intentar hablar, consolarme. A pesar de que estábamos saliendo, ella entendía mis sentimientos por Renae. Estuvo ahí.

Pero yo no.

La alejé. Y ahora sabía que habia cometido un grave error. Después de la boda le mandé un mensaje disculpándome. Su respuesta fue cortante. La llamé varias veces. Quería que supiera lo arrepentido que estaba por mi comportamiento.

—Lo entiendo Aidan, créeme. Pero quiero estar con alguien que me quiera al cien por ciento, no a medias. No creo que podamos ser amigos —dijo cuando por fin me respondió.

Asi que ahora estaba aquí, otra vez, con la esperanza de verla. Con la esperanza de que lo que sea que teníamos no se arruinara completamente.

No iba a mentir. Lo que sentí por Renae es completamente diferente a lo que siento por Rachael. Pero ella siempre estuvo ahí. Desde que volví de África, ella era la única que llamó mi atención. O al menos así era hasta que conocí a Renae. Y Renae era... increíble, en muchos sentidos. Pero era una especie de bomba, eventualmente todo explotaría. Renae me hizo darme cuenta de que yo debía vivir ahora, no mañana. Y ahí estaba yo, aun recuperándome de un corazón roto, buscando a la única chica por la que había sentido una conexión después de ________.

Volteo buscándola y la veo. Allí, bajando las escaleras, lleva un vestido verde oscuro de escote recto, bajando las escaleras. Sonrío. Comienzo a avanzar entre la gente, emocionado por hablarle.

Me detengo en seco cuando veo al hombre que recibe su mano y besa el dorso de esta. Tiene el cabello rubio con algunos rizos, que le llega a la altura de la mandíbula. Rachael sonríe sonrojada. Levanta la vista y sus ojos se fijan en mí. Su sonrisa desaparece, su expresión revela la sorpresa que siente de verme. Por mero instinto, vuelvo a caminar en su dirección. Me detengo a un metro de ella. El hombre me mira y sonríe cordial.

—Buenas noches —saluda. Me tiende la mano, se la estrecho.

—Buenas noches —le saludo de vuelta, miro a Rachael de nuevo—. Hola Rachael.

—Aidan —asiente ella. Parpadea un par de veces y voltea a ver al chico—. Ron, este es Aidan Cavanagh.

—¿El médico? —pregunta. Miro a Rachael, que aparta sus ojos de mí.

—Si —afirmo, y fuerzo una sonrisa. Rachael me mira de reojo, y luego vuelve su atención a Ron.

—¿Te molestaría traerme una copa? —le pregunta a Ron. Él voltea y la mira con una sonrisa de oreja a oreja. No tengo que ser adivino para comprender que le gusta, y parece que mucho.

—Vuelvo enseguida —replica él, y se aleja.

Lo observamos en silencio, mirando como camina. Cuando está lo suficientemente lejos, volteo a verla. Ella sigue con la vista fija en él, pero me da la impresión de que lo hace porque no quiere mirarme.

—Rachael —la llamo. Ella sigue sin mirarme—. Lo siento —continúo. Cierra los ojos y agacha la cabeza—, fui un tonto, te trate mal y no lo merecías. Estaba herido y...

—Lo entiendo, Aidan —me interrumpe, mirándome con sus grandes ojos—. Ella... no puedo ni siquiera imaginar cómo te sientes. Lamento mucho tu perdida Aidan, en serio. No tienes que disculparte.

La miro atento. Algo en cómo me mira me hace saber que la razón por la que no me ha hablado no es solo porque la aleje.

—¿Pero? —pregunto finalmente, después de un largo silencio. Ella suspira.

—Me gustabas, Aidan. Mucho. Y no te culpo por no sentir lo mismo, para nada —asegura—. Pero sé que merezco más que un amor a medias. Y tú nunca me quisiste realmente. No quiero perder el tiempo en una relación así.

Asiento, colocando mi careta inexpresiva. Era de esperarse que algo así fuese a ocurrir. La dejé sin dar una explicación en el momento que el nombre de Renae fue nombrado. Y tenía razón. Ella no merece eso.

—Lo sé —respondo. Sonrío sin muchas ganas—. Mereces mucho más.

Rachael me mira, nos quedamos en silencio, y cuando abre la boca para seguir hablando, volteo y me marcho, sin mirar atrás.

Sintiéndome más miserable que antes, decido que es la hora de irme. Solo había venido aquí con la intención de verla, no estaba interesado en quedarme más rato cerca de esta gente superficial.

Me acerco a la salida y cojo mi abrigo. Dispuesto a salir, me encamino hacia la escalinata, pero una mano en mi brazo me detiene.

—¿Dónde crees que vas? —pregunta mi abuela, obligándome a girar. Suspiro cansado.

—A casa. Estoy agotado —replico. Entrecierra los ojos y niega con la cabeza.

—¿Ya ves lo que has perdido? Rachael era la chica perfecta, Aidan. Habría sido una unión fantástica, estoy segura que la mismísima reina hubiese asistido —comenta. Me sacudo, deshaciéndome de su brazo.

—Vaya, tal vez para la próxima —respondo con sarcasmo. Frunce el ceño.

—No seas insolente. Ahora ven, te quiero presentar a otra chica —dice, volviendo a tomarme del brazo y jalándome. No me muevo un apice.

—Ya te he dicho que me voy —digo serio. Resopla frustrada.

—No puedes hacer un berrinche solo porque Rachael ya no quiere nada contigo. Además, es tu culpa, por fijarte en esa chica vulgar —replica.

La sangre me hierve, y mi paciencia se esfuma. De pronto, siento la ira llamear en mi interior.

—¡No te atrevas a hablar de Renae! —exclamo, llamando la atención de los presentes a nuestro alrededor. Entre ellos, Rachael—. Ella murió. ¿Cómo puedes hablar así de alguien que está muerto? ¡No tienes derecho!

—Aidan —me llama ella, mirando con miedo alrededor—. Por favor, tranquilízate. Ven, vamos a hablar afuera —dice, tomándome del brazo.

—¡No! —me sacudo—. No tengo nada que hablar contigo. No quiero pertenecer a esta estúpida sociedad.

—Eres de la realeza, tu deber es con los nobles —masculla entre dientes, sulfurada. Suelto un bufido.

—Tal vez sea poco real, pero al menos no soy una mierda —escupo, y sin más, volteo y me voy.

No me interesa lo que un papel firmado hace décadas diga. No me interesa la nobleza. No quiero pertenecer a la realeza. Quiero ser feliz. Quiero ayudar.

Por eso, apenas llego a casa, llamo al encargado de médicos sin fronteras. Es hora de volver a la acción.

***

¿Cuántas aquí a favor de golpear a la abuela de Aidan?

Vuelta a la acción, ¿será peligroso? :x

Les leo, lectores insaciables <3

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top