18. Mother



—Entonces... ¿Ella es Debbie?
—Sí. —Jeff respondió a la pregunta de Masky, mientras se permitía ver una vez mas la fotografía que se encontraba entre sus dedos.
—Ella era tan bonita —esta vez fue Toby quién se permitió opinar.
Lo hizo de una manera sincera, sin doble sentido o sarcasmo, la chica de aquella fotografía era realmente linda. Inclusive varios de sus rasgos eran idénticos a los de Noah, como los grandes ojos expresivos y las mejillas esponjosas que lucían como un durazno aterciopelado.
Esa tarde, después de todo el alboroto, los chicos se permitieron hablar del tema. Se reunieron en el piso de la sala acompañados de algunas botellas de cerveza y un Hoddie con un pequeño crío en brazos.
— ¿Cómo la conociste? —la primera pregunta la hizo Toby, luego de arrebatarle la fotografía a Jeff y mirarla por bastante tiempo.
Todos -inclusive Masky- guardaron silencio y miraron expectantes a Jeff.
El pelinegro bajo la mirada antes de encogerse de hombros.
—No es como muchos piensan —suspiro—. No trataba de asesinarla ni mucho menos.
Esa noche yo solo quería... —se detuvo durante unos segundos. Todos los recuerdos llegaban a su mente como si las cosas hubiesen sucedido tan solo ayer—. Yo solo quería tomar un respiro de todo esto.
— ¿Fue amor a primera vista?
—No lo creo —respondió el pelinegro con una voz un tanto divertida—, las cosas no fueron tan rápido, enano. Ella tardó en acostumbrarse a mí, y yo a ella.
— ¿Pero la querías, no?
—Sí, bueno no... bueno, creo que si, tal vez un poco. En realidad te digo que las cosas no fueron tan rápido, no fueron de un día para otro. No hubo amor a primera vista ni mucho menos. La madre de Noah y yo compartimos una historia, y aunque tal vez jamás me encuentre en posición de contarla, no duden que en realidad sucedió.
— ¿Y qué harás cuando El Niño pregunte por su madre? —preguntó Masky, luego le dio un sorbo a su cerveza—. ¿Le dirás que murió, que se fue a otro país?
—No voy a mentirle. Noah crecerá, no estoy seguro si será en este entorno o en otro, pero lo hará. Y pase lo que pase, me haré responsable de contarle todo a Noah, sin omitir detalles.
Hubo unos segundos de silencio, hasta que Hoody carraspeo la garganta y rompió el hielo.
— ¿Realmente lo conservarás?
— ¿Qué?
—Que si realmente conservarás al niño.
—Claro. No es un perro que puedo abandonar fácilmente, idiota. Es mi hijo, claro que voy a conservarlo.
— ¿Sabes lo que implica, no? —ahora fue Masky quien se metió a la platica—. Es decir, no es cualquier cosa, Jeff. No es como que vayas a asesinar a alguien con una mano y con la otra sostengas al chilletas de tu hijo.
— ¡Masky! —reclamó en voz baja el castaño.
Masky se encogió de hombros sin culpa alguna. Sus palabras eran tan crudas como solo la verdad podía serlo.
Jack, por otro lado, destapó una botella de cerveza mientras una carcajada salía de sus labios.
—Es inútil que lo intentes, Masky. Este idiota no se deshará de Noah por nada en el mundo. Y realmente no lo culpo, cada uno de nosotros somos débiles ante ciertas cosas, y ese niño de ahí —señaló a Noah—, es la debilidad de mi buen amigo Jeff.
El pelinegro respiro profundamente. Tomo de nuevo la fotografía de Debbie entre sus dedos y la miro por unos segundos.
Si ella no hubiera muerto, Noah tendría una buena madre y una buena familia. Tendría una casa limpia y no sufriría por un biberón decente.
Pero el "tendría" no era más que un vago sueño que pronto se escapaba de sus dedos. Esa palabra era un pasado inexistente que Jeff jamás pondría recuperar, y posiblemente jamás podría ofrecerle a su hijo.
Jeff no sabía si Noah era un niño con suerte o sin suerte.
Pero si sabía algo, y es que él era el hombre más afortunado del mundo por tener a un pequeño crío a su lado. Después de todo esos ojos grises le hacían sentir que no estaba solo. Y que no todo en esta vida estaba perdido.


Comeback.

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