Capitulo 3
Los personajes de Naruto, no me pertenecen, yo solo los uso para escribir esta historia sin fines de lucro.
—¿Que?—Ino no podía creer, lo que Rock Lee y Tenten, le decían.
—Tal y como lo escuchaste, ella misma lo confirmo cuándo se lo preguntamos—repuso Tenten orgullosa de dar esa información.
—¿Saben lo que eso significa?—ellos asintieron frente al monitor sonriendo—No sólo, podemos hacerle una entrevista, también puedo convencerla, para que ceda los derechos de una de sus novelas y poder llevarla a la pantalla grande... llevó meses tratando de ponerme en contacto con la editorial que maneja esos libros y en ninguna ocasión, me quisieron dar información sobre ella.
—Pero tómalo con calma, recuerda que estas de vacaciones y la idea es que te relajes—advirtió Rock Lee al ver a la rubia tan entusiasmada, haciendo planes sobre los futuros proyectos. Ino definitivamente era imparable.
—Tienen razón—lo medito por unos segundos, tratando de encontrar una solución al tornado de posibilidades, que se mostraban frente a ella—Pero la entrevista si se puede hacer, aun si yo no estoy, Shikamaru y Choji, son muy competentes, además cuento con ustedes ¿no es cierto?
—Sabes que si, tu solo di lo que debemos hacer y lo haremos—la Yamanaka, sonrió complacida, por contar con personas como ellos. No podía quejarse respecto a sus amistades y colegas laborales, ellos en la mayoría eran personas confiables. Obviamente no podía decir lo mismo en el ámbito del amor y lo sucedido con Sai, era la clara muetra de eso.
—Está bien chicos, les agradezco mucho y estaremos en contacto, para lo que se necesite—la conexión terminó y la rubia se dispuso a salir a pasear.
El celular sonó y lo respondió en seguida.
—¿Ino?—pregunto el chico del otro lado de la línea.
—Hola Sasuke ¿como estas?—Ino sonrió mientras se dirigía al auto.
—Estoy bien y no quería molestarte, pero respecto al contrato... nos faltó una de las carpetas para firmar, fue mi culpa por no revisarlos bien y hoy me lo comunicó el abogado—el Uchiha se incómodo por llamarla sabiendo el porqué de su partida.
—¡Oh, está bien! No te preocupes, mañana mismo los mandare a las sucursales Uchiha, mandare a una amiga, solo ¿dime a quién se los debe entregar?—pregunto despreocupada, pues percibió la incomodidad de Sasuke.
—No importa, solo dile que pregunte, por el Uchiha que este desocupado y ya sea Itachi, Madara, o cualquiera, los puede firmar para que se los den a Shikamaru.
—Esta bien Sasuke, mañana mismo los recibirán—ambos se despidieron y la Yamanaka, de inmediato pensó en pedirle el favor a Hinata, de ese modo podía conocer a Shikamaru y por ende la agencia publicitaria, donde con un poco de suerte, le harían la entrevista.
[...]
—¿Conseguiste algo?—Sai caminaba de un lugar a otro tratando de calmase.
—Tal como te dije, fui a buscarla, pero me informaron que no esta y que no tienen idea cuando regresa—respondió Itachi, recordando a la chica que le cerró la puerta en la cara.
—Eso no puede ser, ella nunca sale, ni siquiera por medio día—replicó de inmediato, puesto que esa información, no tenía sentido.
—Lo se y es por eso que me resultó algo extraño, pero Sasuke me lo confirmó... Ino se fue de Konoha y no sabe cuándo regresa—afirmó el moreno de coleta—Creo que todo se debe a tu engaño—Sai suspiró con un deje de culpa, quizás no debió decirle todo lo que le dijo. Ino era una persona de carácter muy fuerte y debió sentirse muy ofendida.
—Te agradezco mucho y te pido, que si llegas a saber el lugar donde se encuentra, me lo hagas saber—se despidió de Itachi y se marchó dejando al Uchiha solo en su oficina.
La pared de la oficina era de grandes cristales, donde el podía ver hacia afuera, cuando las cortinas estaban abiertas, pero las personas de afuera, no podían mirar hacia adentro.
Las oficinas de todos eras iguales, de ese modo ellos podían estar al tanto de quienes entraban y así decidían si los recibían o no. De pronto recordó el aroma a dangos en casa de Ino, abriéndole el apetito y no pudo evitar sonreír.
—Quién a solas se ríe de sus maldades se acuerda—Itachi suspiró guardando la compostura, al escuchar esa voz.
—¿Que no te enseñaron a tocar la puerta tío?—Madara sonrió, ante la molestia de su sobrino. El chico era por mucho, su contrario en todos los aspectos, mientras Itachi era discreto y todo un caballero, el era directo y descarado, cuando de las damas se trataba. Aunque le tenía mucho cariño al chico, nunca se dejó ganar por el y cuando la joven que Itachi amaba durmió en su cama, su sobrino, le dio batalla y desde entonces, ambos competían sin tregua.
En un principio, se sintió culpable, pues aunque competían por las chicas y el siempre le ganaba al muchacho, no sabía que Itachi se había enamorado, de otro modo se hubiera negado a seducirla, rompiendo así, el corazón del joven.
En su defensa diría que ella no era una buena persona, puesto que apenas la invito a tomar una copa y le contó sobre sus logros la chica se le insinuó y en pocos días boto a su sobrino para irse con el a la cama, si en verdad lo hubiera amado desinteresadamente, no se prestaría a la seducción que el, le ofreció. Desde entonces, buscaba la manera de reivindicarse con el muchacho, dado que sin proponérselo, lo había llevado a ser casi igual a el, un hombre solitario e incapaz de albergar la posibilidad de formar una familia y eso, aunque no lo admitiera frente a el, lo llenaba de culpa.
Sabía del romance que Itachi mantenía con Izumi y eso era algo que lo llenaba de preocupación, puesto que, por coincidencias de la vida, se enteró que Yugao, la mujer que lo cambió por el y que juro tener al muchacho de regreso, cuando el la boto, era muy conocida de Izumi. Trató de advertirle a su sobrino, pero se negó a escucharlo y todo se debía a que ya no confiaba en el.
—La puerta estaba abierta, no creí que necesitaba tocar—respondió el mayor con altivez.
—Ya estás aquí ¿que necesitas?—cuestionó regresando a su computadora, ignorando a Madara por completo.
—Necesito una copia del último contrato—el azabache mayor se sentó frente al escritorio del joven evaluando sus gestos, aunque a decir verdad, no era fácil, ya que Itachi era muy hermético y pocas veces mostraba sus verdaderas emociones.
—Dame unos minutos, ahora estoy contigo—el joven continuó con los informes pendientes sobre contabilidad, antes de darle a Madara lo que buscaba, total, no le importaba hacerlo esperar.
El teléfono sonó y el joven lo respondió de inmediato.
—¿Uchiha-san, lo busca una joven, dice que viene de parte de Ino, para que firme unos documentos—Madara también escucho a la secretaria y supo de que se trataba.
—Dile que pase—respondió rápido, pues entre más pronto firmará más pronto se daría el negocio.
[...]
Hinata se arreglo para salir. Ino le pidió buscar unos documentos dentro de su recámara, para que los llevará, a que los firmarán y después los entregará en su agencia, donde uno de sus socios esperaba por ellos. La morena aceptó gustosa se ser útil para la rubia, a quien sin conocerla en persona, ya le tenía apreció.
Salió con la carpeta en mano, vistiendo un sencillo pero bonito vestido negro en corte suelto, que le llegaba abajo de la rodilla. La prenda le remarcaba las curvas a la perfección y las zapatillas de tacón le daban el toque sensual que nunca creyó tener. Ahora se veía al espejo y apenas creía que fuera ella, la imagen que se reflejaba. Sonrió y subió al taxi. Ino le pidió usar su auto, pero al no saber las direcciones, prefirió ir con quiénes si sabían.
Pagó al chofer y miro el imponente edificio, con las letras Uchiha. Suspiró y avanzó mirando su reflejo en los ventanales de cristal. Entró y pidió información sobre las oficinas que buscaba y le indicaron ir en el elevador al noveno piso, ahí las encontraría.
—¿Puedo ayudarle señorita?—le preguntó una mujer de cabello negro, con el nombre Shizune, marcado en el gáfete.
—Vengo de parte de la señorita Ino Yamanaka, para que el señor Uchiha firme estos documentos—respondió sonriendo a la amable secretaria.
—¿Con cuál Uchiha desea hablar?—la ojiperla se quedó pensando, luego recordó que Ino, le dijo que no importaba cuál de todos firmará. Al parecer eran varios.
—Con el que esté disponible—respondió y la secretaria levantó el teléfono. Shizune era la recepcionista y cada uno de los varones, contaba con su propia secretaria, en los diferentes pisos del edificio.
Hinata veía el elegante lugar y las muchas personas que iban de un lado a otro. Todo era tan diferente a su lugar de origen, desde los atuendos hasta el paisaje. Tenía que admitir una vez mas, que Konoha la había conquistado en todos los sentidos.
—Sígame... le indicaré donde esta la secretaria de uno de ellos—la Hyuga asintió y ambas se detuvieron en el escritorio, donde estaba una hermosa chica de cabello rojo y gafas del mismo color—¡Karin! Ella busca a tu jefe, creo que es el único que esta en su oficina—Shizune, le explicó a la pelirroja el motivo de la visita y dejó a Hinata con ella, para que la anunciara.
—Puedes pasar—le indicó Karin cuando termino de anunciarla.
—Gracias—se despidió con una sonrisa, la cual la secretaria correspondió. Toco la puerta y escucho, que pasara. Lentamente abrió y frente a ella se hallaba una enorme oficina, en colores oscuros, como los muebles que la adornaban, frente a la ventana se hallaba el gran escritorio, con dos sillas, para los invitados y una de ellas ya estaba ocupada por alguien. Del otro lado, una silla grande, que en ese momento permaneció vacía, le dio a entender que era la del hombre al que buscaba.
—Tome asiento por favor, en breve estaré con usted—la morena escuchó la voz y por alguna razón, le pareció familiar, pero de igual manera, se sentó en la silla vacía y saludo con un asentamiento de cabeza al atractivo hombre que estaba a su lado. El varón en respuesta le sonrió en forma seductora, sonrojando a la chica por la penetrante mirada que le dirigió.
—Disculpe la tardanza—Itachi se sentó frente al escritorio y en ese momento la sonrisa de ambos se esfumó—¿Tu?—Itachi se descoloco al verla, era la misma chica de ojos bonitos, ella frunció el ceño y solo coloco los documentos sobre el escritorio.
—Ino Yamanaka, me pidió que le trajera estos documentos, Uchiha-san—se limitó a decir la morena, no tomándose mas tiempo que el necesario para verlo.
—Disculpa mi atrevimiento ¿pero eres de la familia Hyuga?—pregunto Madara, sin dejar de evaluarla.
—Así es...Hinata Hyuga, para servirle—Madara no perdió tiempo en ponerse de pie y estrecharle la mano.
—Lo sabía, ese color de ojos, es solo de los Hyuga—Itachi veía todo con el ceño fruncido—Madara Uchiha, encantado de conocerte—sin perder el tiempo, le beso el dorso de la mano, mirando a su sobrino de reojo—Al parecer, ya conociste con mi sobrino—le indicó mientras se sentaban de nuevo.
—No se equivoca, nos conocimos hace unos días—afirmó sin mirar hacia el menor. Itachi arqueo una ceja, mientras la veía de arriba abajo, ella y Madara se habían puesto de pie para saludarse y cuando escucho su nombre, ya no supo que decir, entendiendo que la joven no era la cocinera de Ino y para colmo, su tío ya estaba coqueteando con ella.
Madara evaluó la situación y comprobó que algo no muy agradable había sucedido entre esos dos, ya que Itachi, se veía sorprendido y ella, parecía muy incómoda. La chica no hizo absolutamente nada para llamar la atención de su sobrino, sino todo lo contrario, parecía querer pasar desapercibida. Sus ojos brillaron, mientras formulaba una idea, aunque no estaba seguro de poder ponerla en práctica, debido a lo suspicaz e inteligente que era Itachi.
Mientras tanto Itachi se apresuró a firmar los documentos, antes que ella se sintiera más intranquila, de lo que ya estaba.
—Todo quedó en orden, aquí tiene Hyuga-san—le estaba entregando la carpeta, cuando la puerta se abrió sin ceremonias, dando paso a dos morenos, demasiado apuestos, según los ojos de la ojiperla.
—Nii san, me avisaron que...—el otro joven también decía algo, pero Madara se puso de pie y los silencio a ambos.
—¿Que maneras son estas de entrar? ¿No les dijeron que Itachi estaba ocupado?— los dos recién llegados dirigieron sus oscuras orbes hacia la única chica en la oficina—La señorita Hyuga vino a traer los documentos de Ino—aclaró Madara.
—Shisui Uchiha, encantado de conocerla—el risueño azabache, de inmediato se adelantó a saludarla y ella le correspondió de igual manera, aunque no pudo evitar sonrojarse, ante el galante hombre.
—Hinata Hyuga, el gusto es todo mío—Uchiha-san.
—Ino me habló de ti... Sasuke Uchiha, para servirte—ella estiró su mano para saludarlo—Te agradezco mucho, que pudieras tomarte el tiempo de venir hasta aquí, se que estas de vacaciones—se disculpo, sabiendo que en parte era su culpa que la chica interrumpiera su descanso.
—No se preocupe, lo hago con gusto, así conozco un poco mas de Konoha—respondió con una linda sonrisa—¡Bien! Encantada de conocerlos, pero debo irme, Nara-san espera por esto—se refería a la carpeta que le entregó Itachi. Les hizo una reverencia y salió de la oficina, dejando a los cuatro apuestos azabaches, viéndola por las ventanas, hasta que subió al elevador.
Apenas la perdieron de vista y Madara se dirigió hacia Itachi con una mirada inquisitiva, que el menor prefirió ignorar.
—Vaya que la chica te ignoro olímpicamente, debiste dejar muy mala impresión en ella, para que ni siquiera te dedicara una solo sonrisa—se burló Madara—La verdad, no creí que vería algo así, no creí ser testigo de como una chica, no quedara, deslumbrada contigo, parecía sentir lo contrario—el interés de Sasuke y de Shisui, se disparó y se quedaron en silencio escuchando, para saber mas—Es irónico, porque es muy hermosa y como era de esperarse, me interesó y lo mejor es que no serás rival para lograr, salir con ella, quizás termine quedándose en Konoha definitivamente.
—No digas tonterías—el joven se molesto con las provocaciones de su tío y al imaginarlos en la cama le causó mucho más enfado—Sabes que con todo y tu posición, siempre terminas, llevando a la cama a mis conquistas, todas me eligen primero a mí y eso no podrás cambiarlo—la sonrisa de Madara se amplió.
—Quizás tengas razón, pero esta vez no pasará, porque no tienes la mas mínima esperanza con ella—lo reto de nuevo el mayor.
Itachi estaba muy molesto, tanto por haberse equivocado con la chica, como por las estupideces de Madara—Nadie se me resiste y lo sabes, es solo que yo me lo proponga y la tendría en mi cama—le hizo una seña a Sasuke, para que no interviniera, cuando el joven hermano trató de detenerlo con lo que venía.
—¡Aceptó la apuesta!—Madara no pudo evitar sentirse victorioso y no se debia al hecho de pensar en llevar a la joven a su cama, no. Se debía a que por primera vez, logró sacar a Itachi de sus cabales, haciendo parecer, que fue el joven quien inició todo. La verdad, el sólo planteo la idea, pero el muchacho fue quien empezó a molestarse y eso lleno al mayor de ideas—Si logras quedártela, no haré nada para interferir, ni tampoco me prestaré aunque sea ella, quien se me insinúa... y lo mismo harás tu, si yo gano—no apostó bienes materiales, después de todo ambos eran unos triunfadores y podían tener, lo que quisieran—Mejor aún... si tú ganas, esta competencia terminará para siempre, tienes mi palabra de que está, será la última vez, que competiré contra ti.
El Uchiha de coleta, lo pensó por unos momentos y también a el le pareció excelente idea, dejar atrás esa rivalidad—Hecho...—antes de estrechar las manos, su hermano de nuevo intervino.
—Itachi ¿estás seguro de lo que haces? Podrías arrepentirte... Tu no la conoces, no sabes nada de ella—le advirtió pues una vez que se estrecharan las manos no había marcha atrás y era obvio que sin darse cuenta cayó en el juego de su tío. De nuevo Sasuke admiró la astucia de Madara.
—Yo nunca me arrepiento de nada Sasuke y lo sabes—ignorando por completo la lógica, estrecho la mano con Madara, en un cruel juego—Pero también yo pondré mi condición—recalcó Itachi y Madara se cruzó de brazos para escucharlo—No será simplemente llevarla a la cama, ya que eso sería demasiado sencillo... ella tendría que enamorarse ¿que dices? ¿Todavía estás dispuesto a jugar?—el mayor de nuevo estiró la mano sonriendo.
—Por supuesto, eso hará la competencia mas tentadora y valdrá la pena, porque será la última—Shisui y Sasuke, se miraron el uno al otro extrañados por lo acontecido y de lo que fueron testigos.
Shisui, quedó muy extrañado con el comportamiento de Itachi, el no era así y ahora, no solo sucumbió a las provocaciones de Madara, sino que tenía la clara intención de jugar con una chica, de la que no sabía nada, sin ponerse a pensar, en lo que ella sentiría al saber, que fue solo parte de un retorcido juego entre dos viejos rivales. Solo esperaba, que en verdad, no se arrepintiera de lo que había hecho.
Para Sasuke, no fue diferente, dado que su hermano, no era de tomar decisiones precipitadas. Quizás ya estaba harto de competir y la propuesta le daba la oportunidad de ponerle fin a todo, o quizás su ego se sintió herido al ser ignorado por la linda chica.
...
—¿A dónde vas?—le pregunto Shisui, una vez que Itachi se dirigió hacia la salida, dejándolos a ellos en su oficina.
—Necesitó salir un rato—fue todo lo que dijo y se fue directo al elevador, no sin antes indicarle a Karin cancelar todas las reuniones de ese día. No tenía intención de regresar, porque de todos modos, no creyó que pudiera concentrarse.
Salió atrayendo las soñadoras miradas de las jóvenes, que solo podían imaginar, estar con un hombre como el. Itachi Uchiha, era el sueño de muchas chicas y el, lo sabía. Iba directo a su auto, cuando miró del lado contrario de la calle, a la misma mujer, que momentos atrás acababa de apostar. Se veía frustrada, al no poder conseguir un taxi, el único que estacionó, fue ocupado por alguien mas, que se adelantó a ella dejándola cerca de la calle con las manos frente a su pecho y con el rostro descompuesto, como si quisiera llorar por lo que le hicieron.
Negó con la cabeza y cruzó hasta quedar al lado de ella.
—Los taxis son escasos en esta zona—la chica respingo, por el susto—si me permite, yo puedo llevarla, con Nara-san—se ofreció, con amabilidad y sin pensar en la apuesta, simplemente, porque le dio algo de pena, verla así.
—No gracias, esperaré a que venga otro—le respondió sin querer ser descortés, pero el, no le dio buena impresión.
—Se que no le di buena impresión, pero ese día estaba muy distraído y necesitaba hablar con Ino... Entienda mi desconfianza, conozco a Ino de muchos años atrás y se que nunca sale, a ningún lado, ella es prácticamente esclava del trabajo y al encontrarme con alguien a quien nunca había visto, me impidió pensar con claridad—ella lo pensó y no pudo contradecirlo, ya que la misma rubia le contó que nunca salía de Konoha. Por otro lado, el hombre no parecía estar mintiendo y también a el, le convenía que ella entregara la carpeta.
—No quisiera molestarlo—soltó para tratar de alejarlo como último recurso.
—No es ninguna molestia... ¡Vamos! Venga conmigo, le aseguro que no suelo portarme con las personas, de la manera que lo hice con usted—sin mas que decir, ella lo siguió hasta el estacionamiento de las sucursales Uchiha y no pudo evitar sorprenderse cuando el moreno le abrió la puerta de un hermoso auto deportivo, de los que sólo miraba en comerciales de televisión. Sin decir nada, subió y discretamente admiró todo el interior.
Itachi la observó de reojo mientras conducía. Ella veía por la ventana con admiración todas las avenidas y los establecimientos.
—¿Que es ese lugar?—se atrevió a preguntar, movida por la curiosidad y la admiración.
—Es el parque de cerezos, es uno de los mas bellos de todo Konoha y también el mas grande—le respondió Itachi.
—Es precioso, nunca antes pensé en que existía un lugar así—la Hyuga se dejó llevar por la visión y no se percató de los ojos del Uchiha, que no dejaban de evaluarla.
—¿Que hará después de entregar la carpeta?—le preguntó con una idea en mente.
—Regresar a casa de Ino—respondió en automático.
—Entonces ¿que le parece si de regreso la invito a bajar a comer los mejores dangos de Konoha?—Hinata dejó de mirar por la ventana para encararlo a el, tenia que comprobar que escuchó bien—Así puede saborearlos, al mismo tiempo que se deleita con la belleza del entorno ¿que me dice?—Itachi, se había olvidado de lo hablado con Madara, ahora lo que hacía, lo estaba haciendo de corazón, pues le pareció muy interesante la actitud de la chiquilla y se sintió bien al estarla instruyendo en algo tan simple.
—E-esta bien, si quiero—respondió sonriendo, como una niña, logrando una sonrisa en el Uchiha también, al ser contagiado con el entusiasmo de Hinata.
Continuara.
Aquí está otro capítulo, espero que les guste y me disculpo por los posibles errores, los arreglaré cuando lea mas tarde 💕😊
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