Capitulo 14
Los personajes de Naruto, no me pertenecen, yo solo los uso para escribir esta historia sin fines de lucro.
—Tranquila Hina, estoy segura que todo esto tiene una explicación, conozco a Itachi desde siempre y él no se caracteriza por ser un canalla—le aseguro Ino, sintiéndose muy mal por el rumbo que tomaron las cosas. Primero, Hinata daba una entrevista en tornó al exitoso libro, luego, se encuentra triste y llorosa por la pregunta malintencionada que le hizo esa reportera, obviamente por pedido de alguien más ¿pero quien podía ser tan despreciable para hacer tal cosa? Era muy evidente la intención de esa persona, pues esperó hasta que Hinata estuviera en público y de esa manera, los medios de comunicación, no tardarían en tener la noticia en todos lados ¡Ah pero cuando se entre quienes están atrás de todo! ¡En ese momento, hara que se arrepientan!
—No te preocupes Hinata, estás cosas suelen suceder, pero lo importante es que no les des el gusto de verte derrotada, ya que esa fue la intención de esas personas, las mismas que enviaron a esa mujer—añadió Kurenai. Todo el equipo de la agencia encargados de la entrevista, ya habían regresado a las instalaciones y era en ese sitio, que la morena se permitió dar rienda suelta a sus lágrimas.
—No te aflijas por este tipo de incidentes, lamentablemente, algunas personas no soportan el éxito de otras y se colgarán de lo que sea para detener su acenso... Comprobé con la lista de nombre de los reporteros, que esa mujer ni siquiera es de Konoha y trabaja para un diario en otra ciudad, además, con lo que averiguo Ino, es claro que hay alguien más atrás de todo esto—repuso Shikamaru, quien no tardó en comenzar una investigación.
—Gracias a todos por estar conmigo en ese momento, de no ser por ustedes, me hubiera quebrado frente a todos—Hinata se limpió el rostro. Quería creerles, necesitaba que lo dicho por esa reportera no fuera cierto, de lo contrario ¿significaba que...? ¿Itachi también se burló de ella? Todo por una apuesta, eso era demasiado mezquino para ser cierto. Itachi no era esa clase de persona, él era demasiado correcto y respetuoso para prestarse a tal infamia. Debía esperar a que él personalmente le aclarara todo y no estar haciendo conjeturas erróneas. Itachi merecía su confianza, por otro lado, recordó algo de suma importancia—¡Ino!—la rubia la miró de frente—Por favor, no le digas nada a Neji... ya lo conoces y sabes que no se quedará de brazos cruzados, haciendo crecer el escándalo.
—Yo no se lo diré, pero debes considerar, que quizás para estos momentos, él ya lo sepa... esa clase de noticias se van rápido por medio de las redes sociales, no obstante, tu reacción y la forma en que manejaste la situación, fue muy apropiada... la mayoría de quienes lo vean coincidirán en lo mismo—Ino se sintió aliviada por la forma que Hinata se manejó y no mostró incredulidad ni sorpresa frente a los reporteros. Ese hecho podía restarle un poco de importancia a la noticia, ya que a la mayoría del público, le fascinaba el morbo y al no encontrarlo en la chica, quizás ya no la molestarían, sin embargo, con los Uchihas iba ser muy diferente, puesto que eran una de las familias más exitosas de Konoha y al mismo tiempo, se sabía muy poco de ellos, especialmente de los dos mencionados en el escándalo.
—De todos modos, me encargaré personalmente de averiguar quién está detrás de todo esto... hoy mismo haré unas llamadas para obtener información confiable—aseguro Shikamaru y tanto la Yamanaka, como Hinata, le agradecieron. El joven se despidió y se encargó de los otros pendientes, Choji también estuvo dándole ánimos a la Hyuga y por supuesto, no podían faltar Tenten y Rock Lee. Ellos llegaron en cuanto salieron Choji y Shikamaru.
—Ino tiene razón Hinata, te condujiste muy bien a pesar de no esperarlo, es evidente que esas tipas deben haber quedado decepcionadas—añadió Tenten, dandole ánimos a la joven, aunque por dentro se sintió muy mal por ella. Ese era su día de brillar y esas personas hicieron todo para arruinarlo.
—Tomate este té, te ayudará a calmarte—Rock Lee le ofreció la bebida a la temblorosa joven. Sabían que ella no estaría segura de nada hasta hablar personalmente con la persona indicada... Itachi Uchiha.
—Gracias a todos, pero ahora debo irme—la ojiperla quería estar sola, al menos por unas horas—los veré después.
—Espera un momento, yo te llevaré—Ino se apresuró a terminar lo que hacía en su computadora para encargarse de dejar a la joven.
—Te lo agradezco, pero ya llamé un taxi, ademas me hará bien pensar un poco—fingió una sonrisa hacía todos.
—¿Estas segura de irte a solas?—Ino todavía pretendía convencerla, pues aunque se mostraba fuerte, era claro que estaba muy triste.
—Claro, no te preocupes—finalmente se despidió y salió a la calle. No tenía ningún plan, tampoco había llamado un taxi, eso lo invento para no molestar.
Camino por las avenidas y cuando estaba por llamar a alguien, miró el anuncio del parque, el mismo al que la llevó Itachi la primera vez que salieron por pura casualidad. Recordaba bien ese día, puesto que también conoció a Madara y a los otros Uchihas.
Entró en el parque por la misma entrada que lo hizo con Itachi y se sentó en la misma banca. Unos minutos mas tardé, colocó dinero y sacó una bolsa con nueces, las cuales se encargó de entregar a las adorables ardillas. La chica no se había dado cuenta, pero durante todo el tiempo que llevaba de estar ahí, no había dejado de llorar. Seguramente, a eso se debían las miradas llenas de lástima dirigidas hacia ella.
¿Y si todo resultaba cierto? ¿Cómo podría seguir adelante si resultaba verdad? Una parte de ella quería convencerse a sí misma sobre la inocencia de Itachi, sin embargo, había otra, gritándole que si era verdad y que el cuento de hadas había llegado a su fin. Como en el cuento, ella regresaba a ser el patito feo y no sólo feo, también burlado.
En ese momento las lágrimas cayeron hasta la bolsa con nueces y fue entonces que notó estar en ese estado tan deplorable. Pensando en su aspecto, fue consiente que aún vestía la fina ropa que usó durante las entrevistas y el maquillaje debía estar corrido en su totalidad. También se percató que su celular estaba en silencio y no hizo el intento por encenderlo. Pretendió no pensar y continuó alimentando las ardillas.
[...]
Itachi golpeó el volante de su auto mientras conducía ¿cómo se había filtrado esa información? ¿Porque tuvieron que preguntárselo precisamente a ella? Otro golpe mientras esperaba en una de las luces rojas y no teniendo la paciencia para esperar, termino cruzando. Su intención era dar con su luna.
Arribó al lugar de la entrevista, sin embargo, el sitio estaba vacío. De nuevo subió al vehículo y miro la exagerada cantidad de llamadas en su celular. No tenía que pensarlo mucho para saber porque lo llamaban y no le interesaba responder a ninguna de ellas, ya que, primero necesitaba encontrarla a ella, Hinata era su única prioridad y si era sincero consigo mismo, debía admitir la gran inseguridad dentro de él ¿y como no sentirse inseguro? Ella debía pensar lo peor de sus acciones, Hinata le abrió su corazón y nunca pensó que esa maldita apuesta saldría a relucir, por lo tanto temió confesarlo, no quería perderla y ahora todo se había salido de sus manos.
Con rapidez llegó a casa de Los Hyuga y a pesar de encontrar el coche de su novia, ni ella, ni Neji abrieron la puerta, después de todo, él mismo fue a dejarla a la librería. Pensando en más lugares, se dirigió a la agencia de Ino. Si, seguramente ahí se hallaba.
Familiarizado con el lugar, entró lo mas rápido que sus pasos le permitieron. Continuó hasta la oficina de Ino.
—¿Donde está Hinata?—la rubia continuaba realizando trabajos en los monitores y al escuchar la voz de Itachi de inmediato levantó el rostro. Ella lo veía con desaprobación y antes que lanzará los insultos que merecía, volvió hablar—Por favor Ino, necesito verla y hablar con ella, antes de hacerlo con nadie... si está aquí llámala—la Yamanaka entendió y sólo por el tiempo que tenían de conocerse, no le dijo lo que pensaba de él, al menos no, hasta que hablara con la ojiperla y explicará sus razones.
—Se fue a su casa... yo quería llevarla apenas la vimos más tranquila, pero ella ya había llamado un taxi... a estas horas ya debe estar ahí—respondió lo que sabía.
—Vengó de allá y no había nadie—soltó nervioso.
—Le llamaré—Ino tomó el celular y realizó la llamada, sin embargo, frunció el ceño al no obtener respuesta, así que volvió a llamar—Que raro, ella no responde... quizás se está duchando es que...—Ino no completó lo que diría, dado que imaginaba a la ojiperla sin querer responder a su novio, ni a nadie más. Era algo normal querer tener privacidad. Hinata seguramente se encontraba en un estado de negación, al mismo tiempo adaptación, hipótesis y consecuencias. Todo lo que se piensa cuando te rompen el corazón.
—Crees que no quiera verme ¿verdad?—la expresión de la chica no dejó lugar a dudas y sin decir nada, salió mas preocupado que antes. Se detuvo frente a su auto y miró en todas direcciones—¿Donde estas mi luna?—preguntó a la nada, antes de volver a conducir hacia la casa de Hinata.
Durante el trayecto la llamó innumerables veces y ninguna fue respondida. De pronto giró su rostro hacia la izquierda encontrándose frente al parque. Freno de golpe y buscó donde estacionar. Ese lugar tenía muchos recuerdos para ambos y estaba seguro que la encontraría.
Sus piernas se movían solas dispuestas a llevarlo justo al mismo sitio donde se sentaron la primera vez y la imagen que miró, le estrujó el corazón. Se acercó lentamente hasta quedar a unos pocos pasos de distancia.
—¡Mi luna!—la ojiperla giró el rostro y lo miró de frente. Se puso de pie y limpió su rostro antes de correr hacia él. Lo abrazó con tanta fuerza mientras continuaba llorando. El Uchiha se odió por estarle causando ese dolor. La amaba demasiado y verla así, estremeció por completo su voluntad.
—Estás aquí—murmuró sin despegar su rostro del pecho masculino. Estando con Itachi, se sentía segura, él iba aclarar todo, por eso la había buscando ¿verdad? Ese era el pensamiento en la cabeza de la chica.
—Te llevaré a tu casa... se esta haciendo tarde—ella se dejó llevar hasta el coche. El chico le abrochó el cinturón y se apresuró a llegar al lado del conductor. Durante el trayecto, la ojiperla se quedó dormida. Él suspiró mas tranquilo por verla tranquila y a salvo. En pocos minutos estacionó y fue hasta ella—¡Llegamos!—la joven abrió los ojos lentamente y al verlo, de nuevo recordó lo sucedido.
—¡Itachi!—la ojiperla no continuó caminando, se quedó parada en seguida del auto. Lo menos que deseaba era que Neji y Hana, pudieran verse con su novio—¡Si me dices que no es cierto... te creeré!—el corazón del Uchiha dolió ante lo dicho por ella. Tanta era su confianza, que incluso si le mentía, ella lo creería sin hacer mas cuestionamientos. La oferta era muy tentadora, sin embargo ¿que dignidad tendría si continuaba su relación basada en mentiras? Ella era lo mejor que le había ocurrido y no se merecía mas engaños—¡Itachi!—lo llamó de nuevo al ver que no había aclarado nada y su expresión le demostraba que lo dicho en las entrevistas, no fueron calumnias, sino la cruel realidad. De nuevo el hombre que amaba se burlaba de ella. La apostaron como si fuera un objeto por pura competencia.
—Escúchame...—ella lo interrumpió ya con las lágrimas brotando de sus lunas. La postura era frágil, sin embargo, prefería la verdad por muy dolorosa que está pudiera ser.
—¿Porque...?—la mirada llena de dolor dejó al azabache sin saber que decir—Yo confíe en ti, sabías sobre mi patética vida... Te pareció divertido ¿no es cierto? ¿Te burlaste de mi aún cuando te pedí la verdad?—soltó las preguntas casi respondiéndoselas mentalmente, dado que no había respuesta válida por parte del hombre frente a ella.
—No... Hinata déjame explicarte, en realidad nosotros—ella se alejó en cuanto intento detenerla, puesto que ni siquiera pensaba escucharlo, después de todo, nada de lo que dijera la convencería, no había una razón que pudiera ser válida—¡Espera!—pidio desesperado por verla alejarse de él.
—Respóndeme con la verdad Itachi ¿de que se trataba la apuesta? Me refiero a lo que debías hacer para ganar. Y como ya te lo pedí, responde con la verdad—aún muy, pero muy dentro de sí, ella conservo la esperanza de una explicación convincente, una que logrará llevarse las dudas y la hiciera creerle.
—Salir contigo...—se quedó en silencio y ella movió las manos en busca de la continuación—enamorarte y...—ya estaba hundido, no tenía caso continuar dándole detalles sobre la maldita apuesta. Si decía todo, terminaría hiriéndola mas, sin embargo, ella lo entendió a la perfección y se sintió mas estupida por haber confiado en él.
—Llevarme a la cama ¿o me equivoco?—el azabache la miró con vergüenza, más no pudo negarlo—¡Ya veo!—inútilmente se limpió las nuevas lágrimas junto a las ya existentes, aunque de nada servía, pues saberlo por él, le causó un gran dolor y por ende, muchas más lágrimas—Entonces, puedes estar tranquilo, después de todo, conseguiste ganar en todas y cada una de las cláusulas, incluso en las no incluidas, pues dudó mucho que a alguien le interese conquistar a una mujer con baja autoestima, patética y temerosa de volver a ser engañada ¡pero vaya sorpresa! Tú conseguiste todo... Ahora ve frente a los otros, cuéntales con lujo de detalles cómo lograste el éxito, considérate ganador y búrlense de mí hasta que consigan a una nueva tonta ¿no es a eso a lo que se dedican?—la joven se negó a seguir mostrando cuán vulnerable podía ser e intentó alejarse.
—No te vayas, primero escúchame—la tomó del brazo con suavidad, mientras la chica intentaba liberarse. Quizás la hubiera podido convencer de escucharlo una vez más, pero la puerta principal se abrió, mostrando a un furioso Hyuga, el cuál no dudó en otorgarle un golpe en el rostro. Itachi cayó sobre su auto y Neji se lanzó de nuevo sobre él.
—¡Basta Neji!—Hinata tomó el brazo de su primo y se colocó entre ambos hombres—Las cosas no se solucionan así—el castaño resopló molestó.
—No se vuelva acercar a Hinata... ya consiguió su cometido y por supuesto, no necesita regresar—la ojiperla arrastró a su primo. Lo menos que quería, era otro escándalo. Aunque debía repudiar al azabache, sintió mucho dolor al verlo con el labio sangrando por el golpe que le dio Neji. Lo miró a los ojos una última vez, mientras se llevaba al castaño, siendo ella misma quien rompió el contacto, pues también el Uchiha la veía sin parpadear. Acortando la escasa distancia, ambos entraron en la casa dejando atrás al hombre que amaba.
Itachi se limpió el hiló de sangre y caminó hacia su vehículo. No tenía caso seguir insistiendo, ella no lo escucharía y prefirió dejarlo para el día siguiente, puesto que no pensaba desistir, haría hasta lo imposible por conseguir su perdón, ambos se amaban y mientras tuvieran sus sentimientos intactos, había esperanza.
[...]
Quienes no se habían enterado del escándalo que involucraba a los Uchihas el día que ocurrió, lo hicieron a la mañana siguiente. Los diarios mostraban distintas fotografías de la escritora Hyuga con lágrimas sobre las mejillas y encima los programas televisivos mostraban el momento justo cuando se realizó la pregunta. Las opiniones eran divididas, mientras algunos decían que ella no lo sabía debido a la reacción en su rostro, otros aseguraban que la escritora si lo sabía y de ahí venía su espontánea respuesta.
Madara tomaba café en el comedor de su mansión. La noche anterior la pasó con Mei y se levantó temprano para irse a la oficina antes de verla. Esa mujer era muy posesiva y dejarla quedarse a dormir con él, podía generar confusiones.
—Creí que todavía dormías—soltó Izuna cuando se sentó en otra de las sillas.
—Hmph—fue lo único que respondió el mayor, dado que no tenía ánimos para explicar la razón.
—Entonces desayunaremos juntos—la empleada de servicio les sirvió a ambos hermanos y se dispusieron a comer en silencio.
Antes de poder terminar, la voz femenina unida al sonido de tacones, lograron atraer la atención de los dos azabaches. Madara rodó los ojos, mientras que Izuna sonrió entendiendo el comportamiento de su hermano.
—¡No es cierto...!—soltó Mei a la persona con la que hablaba por el celular—¿Cuando sucedió eso?
—¡Mujeres!—exclamó Izuna sin dejar de sonreír por la molestia estampada en el rostro de su hermano.
—Ahora mismo la enciendo... hasta luego querida—Mei camino como si estuviera en su casa. Pidió a uno de los empleados encender el televisor y le indicó el canal donde ponerlo—¡Buenos días a ambos!—se paró frente a ellos—Vengan conmigo... hay algo que deben ver.
—¿Que pasa Mei? Se está haciendo tarde y debemos ir a la oficina—replicó Madara por la molestia de tener que seguir a esa mujer. No tenía idea que se traía entre manos, pero de seguro, no era nada agradable.
Los hermanos Uchiha ni se tomaron la molestia de sentarse, mientras que Mei se acomodó en una de las sillas y cruzó las piernas. Evaluó la expresión del azabache mayor y sonrió, era evidente que aún no sabía nada.
—Como ya todos los lectores de libros saben, ayer la autora Hinata Hyuga estuvo en la librería más grande de Konoha dando firmas, sin embargo, lo que capturó la atención de todos los lectores, como los no lectores, fue la última pregunta que le hizo una reportera, donde se le cuestionó sobre su opinión en cuanto al retorcido juego entre el famoso empresario...Madara Uchiha y su sobrino Itachi Uchiha... Se dice que los dos mencionados mantenían una apuesta... ¡Bien! Júzguenlo ustedes mismos y saquen su propias conclusiones-el vídeo mostró el momento exacto de la pregunta, luego la hábil respuesta de la joven, sin embargo, era claro el desconcierto en su rostro, sin olvidar las lágrimas sobre las mejillas y la forma en que sus compañeros dieron por terminada la entrevista.
—¡Que demonios!—soltó Madara mirando a Mei, quien se encogió de hombros.
—Te aseguró que yo no tengo nada que ver ¡pero vaya secreto el de ustedes...! Si que se lo tenían bien guardando y ahora que lo pienso, muchas cosas tienen sentido—Mei no había estado con Itachi, pero era bien sabido que a ambos hombres les gustaban las mismas mujeres, cualquiera hubiera pensado que era un pura coincidencia, sin embargo, la realidad estaba lejos de las coincidencias.
—Esperó que Itachi no resulté tan dañado porque a juzgar por la expresión de la Hyuga, se ve que no será fácil saberse el objeto de una apuesta—añadió Izuna—además, prácticamente la expusieron frente a todos los medios.
—¿Cómo rayos se filtró esa información? ¿Porque tenían que preguntárselo a ella frente a todos?—Madara se frustró por las consecuencias que dicha información podía acarrear, no es que tuviera miedo de las decenas de chicas que compartió, o incluso le robo a Itachi, sin embargo, ellas lo iban a tomar personal y ya podía imaginar los innumerables reproches.
—Lo único claro aquí, es la intención de dañar la relación—repuso Mei obteniendo la atención de los dos varones—Itachi quedó como un patan frente a su novia y si lo piensas con calma, entre ustedes dos, él es quien más tiene que perder—era cierto, Itachi se debía estar mostrando, como alguien que jugaba con ella como lo hizo con muchas otras, lo que la convertía ante sus perlados ojos, en un número más.
—Debemos irnos—Madara e Izuna se marcharon dejando la pelirroja atrás. Mei solo podía lamentarse de no haber obtenido la atención del más joven, después de todo, era muy atractivo y con ese aire de caballerosidad, lograba superar los modales groseros de Madara.
...
—¿Ya se enteraron?—cuestionó Shisui con el celular en la mano y el rostro conmocionado. Madara chasqueó la lengua y negó con la cabeza, dado que apenas pudieron entrar en la empresa debido a los reporteros pidiendo información.
—Quiero información sobre esa reportera, necesitamos saber quién está detrás de todo esto—exigió el mayor de los azabaches y Shisui lo pensó asintiendo.
—¿Cómo diablos pasó esto?—Sasuke entró con cara de pocos amigos—Ahí afuera están algunos periodistas pidiendo que corroboremos la información, incluso dicen que existe un vídeo—soltó el más joven frustrado. Sus padres lo despertaron muy temprano para preguntarle por Itachi, pues desde el día anterior no lo habían visto. Él no tenía idea que podían querer de su hermano, no obstante, Mikoto prendió el televisor y fue en ese momento, dónde apareció la entrevista a la Hyuga. Como era de esperarse, su madre comenzó a llorar apenas le confirmó la veracidad de tal incidente y como si las cosas no pudieran empeorar, los reporteros aparcaron fuera de su hogar y su hermano no respondía su celular.
—¿Video...? ¿Donde está Itachi?—inquirió Madara de muy mal humor, dado que no tenía idea sobre que vídeo hablaban, sin embargo, todo indicaba que pronto debían dar la cara.
—¡Esa es la pregunta del millón!—soltó Obito quien se unió a ellos. Durante el trayecto a las empresas, se dedicó a llamar a su primo, sin embargo, no obtuvo respuesta—No responde las llamadas y si lo piensan, a estas alturas ya debe haber hablado con Hinata... No se necesita pensarlo mucho para concluir que las cosas no salieron bien entré ellos.
—Buscaré asesoría legal y llamaré a mis contactos en las televisoras—Izuna se fue a su oficina mientras los otros se encargaban de sus labores, sin embargo, ni Madara, ni Sasuke, lograron concentrarse. El mayor se sintió sumamente culpable por su sobrino... Sasuke por su parte, estaba muy preocupado por su hermano y por sus padres. Antes de dejar su casa, el celular de Mikoto no dejaba de sonar, seguramente se trataba de amigas con hambre de información dado que para esa mañana, ya todo Konoha se había enterado del vergonzoso incidente.
[...]
Neji apagó el televisor y se encargó de realizar llamadas pidiendo que alejarán a los periodistas aparcados frente a su hogar. Hinata estaba muy triste y no la quería dándole explicaciones a todos, sobre asuntos no relacionados con su trayectoria de escritora.
—¿Y te dijo que fue lo que habló con Itachi?—preguntó Ino, quien llegó a primera hora de la mañana.
—No... y tampoco quise preguntar, luego me fue imposible contenerme—la rubia lo miró con preocupación, mientras Neji le contó lo sucedido la noche anterior. Él no pensaba intervenir entre la conversación de Hinata con el Uchiha, pero al escuchar las fuertes voces, abrió la puerta y fue en ese instante que apreció el aspecto de su prima mientras el Uchiha la sostenía. Segado por el dolor en las perlas de Hinata, golpeó al muchacho y le exigió no regresar jamas. Lo que siguió una vez dentro, fue lo que terminó por ablandarlo. Hinata lo abrazó y lloró por largo rato. Él no era de palabras, así que sólo la dejó desahogarse hasta que se sintiera mejor. Odiaba, lo enfurecía verla así por culpa de otro maldito. Ella no se merecía eso y en cierta forma, se culpo por no cuidarla mejor. Conociéndolo desde niña, sabía lo preocupado que estaba por lo sucedido y la joven fingió recomponerse, al mismo tiempo le pidió no preocuparse por ella.
—¿Dónde están ahora?—Ino no veía ni a Hana, ni a Hinata.
—En la habitación de Hana... creo que mi hija sospechaba algo, ya que fue corriendo en busca de Hinata y le pidió ir con ella a su habitación—la Yamanaka sonrió—Hana le dijo que tenía miedo, así que Hinata se quedó a dormir con ella.
...
Durante el transcurso del día, Ino se quedó en casa de los Hyuga y tuvo la oportunidad de hablar con Hinata. La ojiperla le pidió de favor, no mencionar a Itachi y la Yamanaka asintió.
—Se que esto no te hará sentir mejor, o quizás si... bueno, no lo sé—aclaró Ino luego de terminar una llamada. Ya había caído la noche y Kurenai la llamó dándole las últimas noticias referentes al libro—Lo que quiero decir, es que con lo sucedido ayer, las ventas del libro se dispararon, incluso, ya hay librerías dónde piden más ejemplares debido a la gran demanda—Hinata sonrió con amargura, al parecer, a las personas les gustaba el morbo, pero independientemente de sus problemas sentimentales, debía sentirse contenta.
—Esa es una buena noticia ¿no lo crees Hinata?—la ojiluna asintió a la pregunta del castaño, quien se veía tratando de animarla.
—Lo sabía, mi tía Hina es la mejor escritora—soltó Hana, yendo hacia ella y abrazándola con sus pequeños brazos—¡Te quiero mucho tía!—la morena se conmovió y correspondió al abrazo. No se iba dejar vencer como lo hizo en el pasado con Hidan, no lo haría, había muchas personas creyendo en ella y no las decepcionaría.
—Yo también te quiero cariño, los quiero mucho a todos ustedes—miró a la pareja sentada en el otro sofá y les regalo una sincera sonrisa, la cual ellos correspondieron con un poco de alivio, especialmente Neji, quien temía por la estabilidad de la joven—¿Que les párese si pedimos pizza?—las lunas de Hana brillaron de felicidad ante la propuesta de Hinata.
—Eso sería genial ¿tu que dices Hana?—cuestionó Ino intuyendo la respuesta.
—¡Si!—respondió emocionada la mas pequeña y pronto Neji se levantó con el celular en la mano dispuesto a realizar el pedido.
...
Durante la cena, Hinata se obligó a fingir lo mejor posible frente a su familia y pareció funcionar. Con sonrisas se despidió de todos y se fue a dormir, no obstante, apenas cerró la puerta y se derrumbó. Itachi le envió muchos mensajes y no sabía cuántas llamadas le hizo, mismas que no respondió. Había llamadas de otras personas, incluso Konan le llamó y dejó un mensaje de voz. La fémina sólo quería saber si estaba bien.
No tenía idea de cómo iba ser capaz de continuar dándole la cara a las personas. Buscaría la manera de hacerlo a cualquier precio, pues gracias al libro, la semana siguiente tenía mas compromisos fuera de Konoha y por ende, su vida amorosa quedaba en segundo plano.
[...]
Itachi pasó el día recluido en su apartamento y no usó el celular más que para llamar a Hinata. Su luna no le respondió ninguna de las llamadas, como tampoco los mensajes. Necesitaba hablar con ella y lo único que se le ocurrió, fue estacionar cerca de su casa.
Vistiendo una chaqueta con gorra, consiguió no llamar la atención de nadie. Permaneció en el mismo sitio durante horas y en ningún momento la miró salir—¡Mi luna!—exclamo en voz alta sin dejar de ver la ventana de su habitación—No me importa cuanto tiempo deba esperar, lo haré por ti hasta lograr tu perdón—aseguró en el momento que la luz proveniente de la ventana se apagó.
Derrotado, regresó a su apartamento. Ignoró por completo el escrutinio del portero, quien seguramente ya se había enterado, no obstante, al muchacho no le interesaba lo que el mundo pudiera opinar de él, ya que lo único en su cerebro era la opinión de la ojiperla.
Mientras permaneció en el elevador, decidió que llegando llamaría a su madre sólo para calmarla. La conocía bien, ella debía estar muy preocupada y decepcionada. Avergonzado, avanzó con pasos rápidos hacia su puerta. A medida que se iba acercando hasta donde podía verla, enfocó a varias personas esperando por él.
—¡Hasta que apareces! Nos tenías muy preocupados—el azabache soltó un suspiro—¿Donde estabas? Nuestra madre esta a punto de la locura—reprochó Sasuke sin dejar de evaluarlo.
—¿Estás bien Itachi?—inquirió Kisame también preocupado por el semblante de su amigo.
—¿Que hacen ustedes aquí?—con dificultad, logró abrir la puerta y sin esperar invitación, todos entraron.
—No respondes las llamadas, tus padres no te han visto y nuestros nombres están en boca de todo Konoha y todavía preguntas ¿que hacemos aquí?—replicó Madara.
Shisui se mantuvo preocupado por su primo y se le ocurrió llamar a Kisame, quien tampoco sabía nada, sin embargo, les recordó el apartamento y fue así como los Uchihas y el mejor amigo de Itachi, llegaron al lugar.
—¿Hablaste con Hinata?—se dispuso a indagar Obito, dada la precaria apariencia y el visible golpe en el rostro de su primo.
—Lo hice ayer—respondió aceptando el trago que le ofreció Izuna.
—¿Ella te golpeó?—Sasuke hizo una imagen mental de la pequeña chica golpeando el rostro de su hermano y simplemente, no lograba ser algo creíble, incluso le pareció gracioso.
—Un golpe, o muchos provenientes de ella, no me hubieran dolido tanto—recordó el dolor estampado en el hermoso rostro femenino y se odiaba a sí mismo—Hinata me mandó al diablo y cuando me negué a soltarla, su primo intervino—sonrió con amargura señalando el lugar golpeado—Neji me exigió no volver acercarme... y ella prácticamente me pidió lo mismo—aclaró, terminando su trago y estirando la mano pidiendo otro.
—¿Y que piensas hacer? ¿Te darás por vencido?—cuestionó Kisame.
—Por supuesto que no... ni Neji, ni nadie más, podrán impedir que continúe insistiendo hasta lograr recuperarla—afirmó con decisión—se que yo me equivoque al no decirle nada sobre ese juego y aceptó mi responsabilidad, sólo tengo una duda ¿como fue que esa información salió a la luz precisamente el día que la entrevistaban por su trabajo...? Es cómo si alguien lo hubiera estado planeando con el único fin de dañarla—Madara suspiró y se cruzó los brazos. Él también quería saber lo mismo.
Continuara.
Lamentó mucho la demora, como también las posibles faltas de ortografía que seguramente se me quedaron, en cuanto las encuentre, las iré corrigiendo.
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