Capitulo 11

Los personajes de Naruto, no me pertenecen, yo solo los uso para escribir esta historia sin fines de lucro.

¿No me digas que la chica de quien sacabas ventaja es la novia del Uchiha?—cuestionó Kakuzu a punto de reírse por la mueca que tenía Hidan. Era prácticamente la primera vez que se quedaba sin palabras para hablar. Hidan permaneció sin saber que decir dejando claro que su amigo, no se había equivocado y que en efecto, se trataba de la misma joven que ilusionó para obtener provecho de ella.

—Ahora si te dejaron sin palabras eh—soltó Deidara, logrando que hasta Sasori sonriera divertido y se uniera a la conversación, o más bien, a las burlas.

—Está vez tendrás que pensar lo que dices, de otro modo, te echarás al Uchiha encima y créeme cuando te digo, que no le importa a quien pisotee para tenerla a ella—añadió Sasori, recordando la golpiza que recibió de Gaara por culpa de Itachi.

—Quizás haciéndole sacrificios a tu dios, logres mantenerte callado cuando estes cerca de ella—se burló Kisame y todos comenzaron a reír, mientras que Hidan seguía sin poder creer que la santurrona recatada de su exnovia, a la cual le fue fácil engañar, fuera ahora semejante belleza y la misma que logró atrapar al cotizado Uchiha ¿que había pasado después de su rompimiento? ¿Como fue que ella terminó en Konoha? Y lo que más le intrigó ¿como se conoció con Itachi? Apretó los puños con frustración, sintiendo que algo se le había escapado de las manos y la molestia continuó en aumento, cuando recordó la manera posesiva y orgullosa con que ese pendejo la nombró como su novia. Las burlas no cesaron y ya no soporto quedarse callado.

—CIERREN EL OCICO PENDEJOS—se había cabreado y no estaba seguro que lo molestó más, si el hecho de las burlas de esos cabrones, o que su ex novia luciera tan diferente y ahora estuviera con Itachi Uchiha ¿Que demonios le sucedía? ¿Acaso eran celos?

Konan observó el semblante de Hidan y no lograba imaginar, cómo una persona como Hinata, podía haber estado en una relación amorosa con alguien como él. Ahora entendía cómo pudo engañar a la joven para quitarle su dinero, mientras la ilusionaba con planes de matrimonio.

—¡Aprovecharte de Hinata...! Eso es sucio hasta para alguien como tú—soltó Konan sin poder evitarlo. Hidan no pudo responder a lo dicho y para cuando reaccionó, la chica ya se había unido a Negato.

[...]

El silencio en el ostentoso auto de Itachi era incómodo. Durante todo el trayecto, Hinata no dejó de ver por la ventana, mientras él la veía por el rabillo del ojo. Lo cierto es que no quería presionarla para que le dijera algo sobre lo sucedido momentos atrás, pero la duda realmente lo estaba cabreando. Imaginar a su delicada novia con ese tosco de Hidan, simplemente lo descomponía ¿Acaso fue él quien le rompió el corazón? Tenía lógica, dado que ambos venían del mismo lugar y dadas las reacciones de ambos, no creía que pudiera equivocarse.

Consternado por la falta de atención de la Hyuga, se desvió del trayecto a su hogar y se dirigió hacia su apartamento, sin consultar con ella. Sabía que al llegar, iba a verse obligada hablar y no se equivoco.

Hinata no podía creer su mala suerte ¿Porque tuvo que volver a ver a Hidan? ¿Porque ahora que estaba tranquila con Itachi? Y lo que mas le dolía, era imaginar que Itachi pudiera estar decepcionado de ella, por haber estado con uno de sus amigos, aunque hasta ese día, no lo sabía que ellos dos se conocían.

Tenía muchas ganas de llorar y apenas podía contener las lágrimas. No quería hacerlo frente a su novio y agradeció que Neji no estaba en la casa para que no la viera así. Estaba tan concentrada en lo que iba pensando, que apenas noto cuando el auto del azabache estacionó y no precisamente en su casa.

—¿D-donde estamos?—cuestionó apenas en un murmullo, pero Itachi no le respondió y sólo le tendió la mano para ayudarla a salir. Hinata se sintió empequeñecida frente a las oscuras orbes, que la veían con tanta intensidad y ella no sabía que era lo que él estaba pensando.

—Estamos en mi apartamento... ven conmigo—ella no se atrevió a contradecirlo y lo siguió en silencio en el estacionamiento cerrado que ocupaban los residentes del lujoso edificio. En poco tiempo, llegaron al elevador que lo conduciría hasta el piso donde vivía Itachi—Pasa... estás en tu casa—la ojiperla miró todo a su alrededor, sin querer ser muy obvia y pudo comprobar que el elegante lugar, era igual que su dueño... serio, perfecto y elegante, entre otras más virtudes.

Una vez adentro, él le entregó un trago y se sentó en la sala frente a ella, y no en el mismo sofá como lo hacía siempre. Fue en ese momento que la ojiluna suspiró y finalmente decidió encararlo para contarle el porqué de su comportamiento frente a Hidan. No tenía sentido guardar secretos, si iban a estar juntos.

—¡Itachi!—el azabache cerró sus orbes al escucharla decir su nombre—Ese hombre que llegó a la reunión—ella no sabía exactamente cómo decirle.

—¿Hidan es tu exnovio?—ella asintió—¿Fue él quien te dejó una mala experiencia?—la morena agradeció que él le hiciera más fáciles las cosas.

—Yo nunca le he contado esto a nadie y la única persona que lo sabe además de Hidan, es Neji—Itachi aguardó sin decir nada, puesto que quería la información de su propia novia y no de terceras personas—Como sabes, yo escribo libros y trabajaba para una editorial donde también él trabajaba y poco tiempo después comenzamos una relación, no obstante, él nunca me dejó que le dijéramos a los otros compañeros, con la excusa de que podía ocasionar chismes y malos entendidos.

—¡Bastardo!—soltó el azabache y ella se avergonzó.

—A pesar de las muchas señales me negué a ver la realidad... él sólo me usaba, me decía que pronto nos casaríamos pero que debía ahorrar para hacerlo y yo...—suspiro sintiendo todo el peso de la vergüenza al saberse tan tonta como para haberle creído—yo le entregue mis ahorros y parte de mi salario para que pudiéramos pagar por nuestra boda—se silencio por unos momentos y el Uchiha se puso de pie para ir a donde ella estaba sentada.

—Tranquila, no tienes que continuar si no estás lista, yo no pienso forzarte—Hinata negó con la cabeza, era ahora o nunca.

—Semanas antes de llegar aquí y de conocer a Ino, hubo una fiesta en la editorial y fue esa noche, cuando la venda que tenía en los ojos cayó—las lágrimas ya manchaban su rostro y el azabache, sentía deseos de regresar a la reunión para romperle la cara a ese idiota—Hidan llamó la atención de todos los invitados para anunciar su compromiso y yo como la tonta que era, creí que me llamaría a mi, sin embargo, a quien llamó fue a una hermosa compañera con quien tenía un noviazgo... El anillo que puso en su dedo era precioso y muy costoso, no había mucho que pensar para deducir de dónde saco el dinero para comprarlo—el varón la abrazo en una muestra de cariño y apoyo. Quería trasmitirle un poco de seguridad.

—Sh sh, ya no llores mi luna, ahora yo estoy contigo y nadie te volverá a dañar—le aseguró sin dejar de acariciarle los temblorosos hombros. Odiaba verla así y estaba seguro que podía incluso matar a Hidan por haberse burlado de ella.

—Todavía tengo miedo—murmuro la ojiluna—temo que esto también termine mal y en esta ocasión será imposible para mí recuperarme—Itachi la sentó en su regazo para que lo mirara a los ojos—lo que sentía por Hidan, no se compara con lo que siento por ti Itachi... yo te amo, no obstante, como ya te lo dije, aún amándote, aceptaré que ya no quieras estar conmigo, pero no soportaré que me engañes, prefiero la verdad, por dura que sea y no una mentira que termine destruyendo mi recién recuperada autoestima—si en aquel tiempo Hidan le hubiera hablado con la verdad, ella lo hubiera aceptado aún con el corazón roto, puesto que nadie está obligado a quedarse con una persona a quien no ama, pero él no lo hizo y en cambio, se burló de ella destrozando sus ilusiones, y estafándola.

—Eso nunca pasará... yo te amo y nada ni nadie me haría alejarme de ti, ni siquiera si tu me lo pides lograrás que me aleje—el azabache le limpió el resto de lágrimas con sus pulgares—Estas atrapada mi luna, porque el día que me aceptaste, fue para siempre—el corazón de la chica latió con rapidez al mismo tiempo que un cálido sentimiento inundó todo su cuerpo. Las palabras de Itachi, lograron darle tranquilidad y la seguridad que tanto buscaba.

La posición en la que estaban, les dio acceso a dar el siguiente paso. La pareja comenzó a besarse, primero con cariño y después con deseo. Lo cierto era que Itachi ya no podía contenerse cuando estaba con ella, sentía una gran necesidad de poseerla y de reclamarla como suya. Nunca antes se sintió así y esto lo asustaba, temía que ella lo dejara por alguien mejor, como le sucedió en el pasado y aunque jamas lo admitiría en voz alta, Itachi Uchiha, estaba inseguro.

Las mariposas remolineando en el estómago de la ojiluna, comenzaron a formar otra nueva sensación, era como si todo su cuerpo estuviera en llamas y su feminidad palpitaba. Los besos de su amado abandonaron sus labios, para bajar al cuello y las grandes manos masculinas comenzaron a desprender la ropa dejando cada vez más piel al descubierto, hasta que finalmente ya se encontraba mostrando el sensual sostén de encaje negro. Los ojos de Itachi se dilataron cuando se alejó lo suficiente para mirarla y ella se avergonzó, llevándose las manos a sus senos para cubrirse mejor, sin embargo, el Uchiha no pensaba dejar de verla y no iba a detenerse con sólo el sostén.

Con poco esfuerzo, se levantó del sofá aún con ella en brazos y camino hacia su recámara sin dejar de besarla en la boca. En segundos ya la había colocado sobre su cama y subió sobre ella para no darle tiempo a cubrirse.

Hinata trataba de pensar con claridad e intento razonar en lo que estaba haciendo, pero las ágiles manos de Itachi, la estaban llevando a la locura. Tan hábil fue, que no supo cómo pudo desprender el sostén y ya le bajaba el pantalón con todo y las bragas de encaje, a juego con el sostén. El azabache imagino que debía verse hermosa luciendo esa lencería, pero en ese momento, lo único en su cerebro, era poder verla sin absolutamente nada.

Respirando con dificultad sentía la boca de su amado sobre su cuello y poco a poco, iba descendiendo hasta quedarse entre sus dos senos.

—¡Itachi!—lo nombró entre gemidos que para el muchacho, fueron como un premio. Se entretuvo suficiente tiempo alternando entre los dos erectos pezones, cuándo su boca soltaba uno, los dedos lo atrapaban causando estragos en la joven que se retorcía de placer bajo su cuerpo debido a la otra mano que bajó hasta su pequeño clitoris. Esa acción, logró que la joven se arqueara por completo, de manera que los dos pechos quedaban a merced de la boca masculina.

El Uchiha dejó marcas de propiedad por donde iba pasando y continuó bajando hasta llegar al firme abdomen femenino. Dejó rastro de besos y prosiguió hacia el lugar más privado de la chica, el mismo que se había encargado de preparar para ese momento y antes que ella pudiera reaccionar, ya se había hundido entre sus grandes labios sustituyendo la mano por la lengua, buscando enloquecerla de una y mil maneras.

Atacó con grandes lamidas toda la feminidad de Hinata y ella sólo pudo llevar sus manos al rostro para controlar los vergonzosos gemidos que salieron involuntariamente de su boca. Itachi le chupaba el clitoris como lo había hecho con los pezones, sin embargo la sensación que eso le causaba era descomunal.

Movida por la curiosidad y en busca de liberar todo el calor en su zona íntima, se levantó con los codos y lo que miró, la dejó con mucho mas calor. El cabello negro de su novio se veía entre las dos piernas moviéndose de arriba abajo, contrastando con la blancura de sus muslos. El Uchiha al sentirse observado, levantó el rostro y las desiguales orbes se encontraron. Hinata pensó que no podía sorprenderse más y en ese momento comprobó que estaba equivocada, pues el moreno le sonrió y sin apartar la mirada, bajo de nuevo a su intimidad para continuar con lo que dejó comenzado.

La ojiluna sintió placer y a la vez ardor, cuando él introdujo un dedo dentro de ella, para luego acomodar otro más, sin dejar de torturarla con la lengua. Eso era demasiado para ella, que nunca antes había tenido algo similar y pronto se echó hacia atrás, convulsionando de placer y gritando el nombre del Uchiha.

Itachi sintió que su lado animal tomaba el control cuando probó a su amada. Trató de controlarse sabiendo que podía causarle dolor, si se propasaba con las succiones, no obstante, eso le fue casi imposible, ya que quería devorarla por completo. Quiso darle placer con sólo la lengua pero al ver esa pequeña cavidad no pudo resistirse a introducir los dedos, los cuáles, no tardaron en ser apretados, en el momento en que ella estalló en placer.

Itachi que para ese momento se encontraba sólo en bóxers, se deshizo de ellos quedando completamente desnudó, mostrando su atlética figura y sobre todo, la prominente ereccion que clamaba por conocer la pequeña vagina de la ojiluna. Sin esperar, subió hasta quedar con el rostro frente al de su chica y le devoró los labios, mientras se acomodaba entre los muslos femeninos.

—Itachi... yo—la joven se cohibió cuando lo miró totalmente desnudó y supo lo que vendría. No es que pensara retroceder, pero pensó que quizás debía decirle que sería su primera vez, sin embargo, no supo que decir y la mirada del azabache sobre ella, la dejó sin aliento.

El varón no necesitaba que ella lo aclarara, él estaba casi seguro que ella no había tenido relaciones con nadie, así que trató de contenerse para no ser muy rudo. Lentamente se sujeto el pené y comenzó a deslizarlo de arriba abajo en la entrada femenina, comprobando que ella estaba lo suficientemente lubricada. Una vez comprobado, la miró directamente a los ojos y ella no se negó, así que comenzó a introducirse lentamente, encontrándose con la resistencia, demostrando lo estrecha que estaba.
Debía detenerse, debía ofrecerle parar, ya que las lágrimas de su ojiperla, comenzaron a caer, pero era egoísta y prefirió tratar de ser lo más delicado posible.

—Sólo dolerá por unos momentos y te juro que irá disminuyendo, a medida que tu cuerpo se acostumbre al mío—con sus labios limpio cada una de sus lágrimas y lentamente salió un poco de ella para entrar de nuevo, con una firme estocada. Hinata gritó de dolor y se contrajo bajo el cuerpo de Itachi. Sus uñas se clavaron en la fornida espalda del varón. Se sintió decepcionada, pensó que la molestia no iba a pasar y que no serían capaces de culminar el íntimo acto, sin embargo, el comportamiento de Itachi, la conmovió por completo. Él fue lento y delicado, permaneció sin moverse aún dentro de ella, hasta que se aseguró que el dolor había disminuido, entonces comenzó el verdadero placer... al menos para Itachi.

Los besos depositados en su rostro, como en la boca y los senos, lograron distraerla. Hinata fue dejando de sentir tantas molestias y comenzó a disfrutar, sobré todo, cuando escuchaba los jadeos masculinos, unidos a las frases románticas que le decía en el oído.

—Te amo Hinata—confesó luego de besarla en los labios, que se veían tan tentadores, gracias a la excitación del momento. La experiencia con Hinata había resultado mucho más gratificante, de lo que hubiera podido imaginar. La abrazo de la cintura con uno de sus brazos para aumentar el ritmo de las embestidas. El olor a sexo se hizo más intenso, logrando que no pudiera detenerse.

—Yo, ahh, no puedo más—confesó la morena sin saber cómo expresar todo lo que sentía, ya que era una mezcla de dolor y placer, ni siquiera podía explicarse a sí misma, lo que le sucedía.

El azabache pronto sintió, que el interior de la Hyuga le apretaba el pené y supo que su amada lograría llegar. Bastaron unos segundos, para que ella alcanzara el orgasmo, seguida por él. Se estremeció, mientras se vaciaba por completo, quedando con pocas fuerzas. Dio las últimas sacudidas y salió de ella lentamente, luego quedó de espaldas a la cama y la atrajo a sus brazos. Les tomó unos minutos regular las respiraciones y una vez que lo lograron, Itachi se levantó un poco para besarla en los labios con mucha ternura.

—¡Gracias por confiar en mí!—se sintió un poco machista por sentirse tan alegre de haber sido el primero, pero ¿como no sentirse así? ¿Como no estar conmovido por saber que ella le confió su virtud? Tanto fue el impacto que ella tuvo en su vida, que hasta le agradeció, cosa que nunca había hecho con ninguna otra chica—Es un honor que me entregaras tu pureza—le retiró unos mechones de cabello que se pegaron en su rostro debido al sudor.

—Me alegro de no haberme equivocado—respondió ella palpando el pecho de Itachi y agradeciendo que él se hubiera dado cuenta sin que ella se lo dijera, pues aunque lo intentó, no pudo. En cierta forma, se sintió apenada y muy empequeñecida, ya que un hombre como Itachi, debió tener muchas mujeres con las que experimentó y para ella, él era el primero y posiblemente el último.

Pronto sus inseguridades fueron dejadas a un lado, ante las muestras de amor que el moreno continuó dándole, incluso preparó el baño para que se sintiera más limpia, puesto que apenas comenzó a moverse, los fluidos corporales de ambos, tales como sangre, cayeron sobre la cama.

En el baño, sólo se ducharon, Itachi realmente quería estar con ella una vez más, pero se resistió, después de todo, ahora era completamente suya y ya se encargaría en la mañana, de poseerla de nuevo.

Hasta en el momento que salió del baño, se dio el tiempo de inspeccionar el lugar donde estaba. La habitación era muy amplia y los muebles eran de madera oscura. Al igual que el resto del apartamento, todo era como el mismo Uchiha. Suspiro y comenzó a buscar su ropa para vestirse y poder regresar a su hogar, sin embargo, los planes de Itachi, no eran los mismos que los de ella.

—¿Que crees que haces mi luna?—cuestiono, colocando su barbilla en el hombro desnudó de la joven

—Debo regresar, ya es tardé y...—el varón, no la dejó terminar lo que pensaba decir.

—No te irás a ningún lado, te quedarás a pasar la noche conmigo y será mejor que te acostumbres porque no sera la última vez que lo hagas—afirmó con tono autoritario que ella no pudo cuestionar, de hecho, la idea de pasar la noche entre sus brazos, le agradó mucho, más de lo que estaba dispuesta admitir. De todos modos, Neji no iba estar en casa y aunque estuviera, él no le cuestionaría nada, de eso estaba segura.

Aunque Itachi trató de no hacer nada durante el resto de la noche, le estaba siendo imposible, dado que el pequeño y cálido cuerpo de su novia, se aferró a él, en total desnudez, no obstante, permaneció reacio a despertarla y optó por pensar en lo que haría con el imbecil de Hidan cuando lo viera.

...

Hinata abrió los ojos lentamente y noto que no se encontraba en su habitación, luego recordó lo sucedido la noche anterior y giró su cuerpo en busca de Itachi, sin embargo, no lo encontró a su lado y de algún modo, ese hecho le dolió. Si no pensaba estar con ella al despertar ¿para que le pidió que se quedara a dormir con él? Se sentó en medio de la enorme cama y sintió la punzada de dolor entre sus muslos. Sin querer sobre pensar el motivo de su soledad, buscó on la vista el paradero de sus prendas, pero en ese momento, la puerta de la habitación se abrió, dejando ver al azabache.

—¿Como dormiste mi luna?—ella lo miró disipando las dudas y sonrojada, sonrió feliz. El joven vestía jeans de mezclilla con una jersey ajustada a su perfecta musculatura, sin embargo, además de lucir encantador, también sostenía un arreglo que a simple vista, parecía hecho de flores falsas, pero cuando se fue acercando, no lo podía creer, era de frutas en forma de flores. En la otra mano, si sostenía una hermosa flor roja, la cual no soltó hasta que llegó a su lado y se la entregó, luego de besarla en los labios.

—Bien—se limitó a responder dado que aún estaba desnuda cubriendo sus senos con la sabana. Ver al azabache frente a ella y sentir su olor cuando se acercó, hizo que su feminidad se humedeciera. Intento desviar la mirada, pero Itachi con todo su porte de caballero medieval, la dejó en trance. Los detalles que  había tenido con ella luego de la increíble y romántica noche, lograron dejarla más enamorada, si es que eso podía ser posible... Itachi ni siquiera parecía real, ella no pensó que un día pudiera experimentar, todo lo que estaba sintiendo desde que comenzó a salir con él. Hidan jamás le dio nada, ni siquiera un "te quiero" y ahora se sentía embriagada por los detalles de su novio.

La rosa roja, deslizandose por su cuello buscando bajar hasta donde la tela cubría su senos, anudado al beso, que le dio, hicieron que la ojiperla se derritiera y quisiera sentirse poseída por su novio. Itachi como buen entendedor, sonrió mentalmente, mientras comenzaba a quitarse los jeans, la jersey, con todo y los bóxers.

—Me he contenido todo la noche para dejarte descansar, pero no puedo más Hinata—la sabana que la cubría se perdió siendo sustituida por el cuerpo desnudó del azabache.

Se mantuvo despierto por muchas horas y cuando logró dormir, de nuevo la sintió moverse, colocándose de espaldas a él, era como si se estuviera colocando para que la envistiera e hicieran el amor de cucharita, incluso pensó que ella lo estaba provocando, pero cuando se acercó, se dio cuenta que ella continuaba en los brazos de Morfeo.

No soporto la tortura por más tiempo y se levantó lentamente para no despertarla. Se vistió y tomo la llaves para ir a traer los rollos de canela que tanto le gustaban a su luna. Cualquiera que lo mirará mientras conducía, hubiera pensado que escuchaba algo gracioso en la radio, pues no podía dejar de sonreír recordando la increíble noche que le regaló Hinata.

Entró en el local, dejando que el aroma de los postres recién horneados inundaran sus sentidos. Como le sucedía siempre, las miradas de las féminas, se dirigieron a él y ahora lo encontraban mucho más atractivo, dado que se veía radiante y parecía reflejar una mueca de sonrisa. Ese simple acto, las dejó suspirando y preguntándose ¿que o quién lo pondría en ese estado? Sin poner atención a nadie, hizo el pedido y después de pagar, salió para ir a su auto y conducir otras dos cuadras, en donde le compraba flores a su madre.

Arribó a la florería y cuando entró, saludo a la empleada, una mujer de la edad de su madre, a la que ya conocía desde años atrás. La fémina se preparaba para arreglar el florero que le compraba cada vez que iba, pero esta vez, el muchacho quería algo diferente. Observó detenidamente, hasta que encontró lo que buscaba. La dueña le informó que acababa de abrir otra cesión del establecimiento, en donde vendían arreglos comestibles en forma de flores... Animado por la fémina, se encaminó para echar un vistazo y sin poder evitarlo, sonrió complacido. Estaba seguro que su novia, quedaría impresionada con ese arreglo y él disfrutaría mirándola comerlo.

Cuando finalmente llegó a su apartamento, entró sin hacer ruido, ya que su intención era desnudarse y entrar en la cama con ella, sin embargo, verla en medio de su cama cubriendo su desnudez lo enloqueció. Se veía confundida y sin tener que preguntar, supo en lo que había estado pensando, dado que cuando lo miró con el arreglo y la flor, sus bellos ojos brillaron, dejando atrás la mala sensación de despertar sola.

El celular de la Hyuga, tenía varios mensajes de Kurenai, sin embargo, en ese momento, ella no tenía pensamientos para nadie que no fuera el hombre que la estaba haciendo gritar su nombre, como si fuera lo único que podía decir.

Continuara.

De nuevo me disculpo por la tardanza y por los posibles errores de ortografía, cuando los encuentre, loe iré corrigiendo. Para quienes siguen El acuerdo, esa será la próxima actualización, seguida de Dolorosas verdades.😊💕

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