El Secreto De La Constructora

[De vuelta a la llamada entre Paul y Alex]

Efectivamente era Paul, mi amigo, mi hermano, aquél por quien había llorado muchas noches, a quién extrañaba y por quién me trasnoche par de veces buscando una explicación a su muerte ¡No había muerto!

La confusión me ocasiono un terrible dolor de cabeza, un fuerte silbido me atormentaba los oídos, no distinguía las palabras, solté el teléfono ante tal molestia, Victoria intentaba hablarme, hacerme volver, pero era inútil.Pasados un par de minutos recobre la compostura, le pedí a la madre de Paul que por favor volviera a llamar pues se había cortado.

— ¿Estás bien ya?, ¿Puedes continuar? —Me preguntó muy preocupada Victoria.

—Necesitamos respuestas, y ya hemos estado perdiendo mucho tiempo. —Le respondí muy confiado, me sentía traicionado por mi amigo, ¿Por qué me oculto que estaba vivo?, ¿Qué demonios esconde?, Esas preguntas y muchas más estaban por ser contestadas al fin.

Cogí el teléfono con mucha firmeza, esta vez no aceptaría un no como respuesta, un par de segundos pasaron y nadie contestaba, pensaba que nuevamente Paul había huido, pero no fue así.

—Paul...

—Alex...

—No puedo creer que escuche tu voz, pensé que realmente estabas muerto, ¿Tendrás el valor de contarme realmente que es todo esto?

—Alex... —Soltó un leve suspiro, me conocía perfectamente y sabía que estaba muy molesto. —De verdad todo lo que ha pasado era algo necesario, tu vida tal como la vez ahora mismo, no es lo que realmente piensas...

— ¡Demonios Paul!.. —Lo interrumpí gritando fuertemente, como si lo estuviera al frente. — ¡Eso lo sé!, Necesito saber ¿Por qué estuviste fingiendo estar muerto?, ¿Qué demonios pasa con mis sueños?, ¡Esto es irreal!, Siento que estoy viviendo una película.

Estaba muy molesto, como nunca imaginé que podría estar, Victoria me miraba muy sorprendida pues nunca había visto que yo explotará de esa forma. Pero era necesario, ya había esperando mucho tiempo y no podía seguir en la misma situación, dónde no avanzaba y no conseguía lo que estaba buscando.

—Por favor Alex, calmé un segundo. —Me dijo Paul tratando de calmarme. Así mismo lo intentó hacer Victoria, pero yo no pensaba en nada que no fuera salir de todas mis interrogantes.

—No me pidas que me calme. No sabes todo lo que me ha tocado vivir desde el día que ¡Tú te desapareciste de la nada!

—Yo se que te ha tocado difícil, por eso quiero darte la cara. Además que ya es momento de que conozcas la verdad...

Paul me hablaba con una seriedad y una firmeza en sus palabras que hicieron bajar un poco mi adrenalina.

—Muy Bien, hablemos entonces. —Le dije en tono desafiante.

—Esto tenemos que hablarlo en persona. No solo se trata de mi o de ti, se trata de nuestras familias y necesito mirarte a los ojos cuando sepas realmente que sucede.

¿Pero cómo se supone que vamos hablar en persona? —Cuestioné, ignorando que Paul tenía todo planeado.

—En este momento saldrá alguien a buscarlos. Amigo te aseguro que vamos a volver a ser los mismos luego de est... —Corte la llamada antes de que Paul terminará aquella oración, estaba muy molesto con él, pues para mí estaba muerto ya no sería aquel amigo que tanto apreciaba.

— ¿Que sucedió Alex? —Preguntó Victoria. — ¿Te dijo algo relevante Paul? Todo está tornándose un tanto tenebroso. —Prosiguió a la vez que me mostraba como su piel se erizaba.

—Parece que está vez está listo para contarme todo lo que sabe. Solo espero que sea real, ya no estoy seguro de creerle tanto a Paul como antes —le dije un tanto decepcionado.

Le hice señas a Victoria para que, junto con Bruno, alejarnos lo suficiente de la madre de Paul para contarles mi plan.

—Si tienes dudas sobre Paul, ¿Por qué haremos lo que dice? —Preguntó Victoria.

—Exacto no confío en Paul y tampoco se con que nos vamos a encontrar a donde sea que nos vayan a llevar, así que vamos a ir con discreción. Señor Bruno necesitamos protección, ¿Alguna idea?

—Dentro del auto tengo escondido un revolver puede funcionar, es pequeño así que es fácil de esconder.

—Perfecto usted se va aparte, Victoria y yo nos iremos con quién sea que nos vengan a buscar, así que para que no nos tengan a todos encerrados usted va permanecer oculto.

Victoria me observaba con detenimiento, nunca me había visto hablar de esa manera.

—Entiendo es un plan muy razonable. —Dijo Bruno mirándome fijamente. —Pero no puedo permitir que la señorita vaya con usted. Ya lo has dicho, es algo muy arriesgado, no se sabe que los espera allá y nosotros tenemos un trato. —Me recordó lanzándome una mirada desafiante.

Mire por unos segundos a Victoria, que claramente estaba confundida. Sujete sus manos y le sonreí.

—Se que tenemos un trato y ya le he dicho que protegeré a Victoria con mi vida. Pero la necesito a mi lado, no puedo hacer esto sin ella. Nosotros también tenemos una promesa y no pienso romperla.

Victoria me miró de esa forma que tanto me gustaba, sus ojos se hacían pequeños como si estuviera cerrándolos, sus mejillas se tornaban un tanto rojizas, era a la mirada más dulce del mundo.

— ¿Estará bien señorita Victoria? —le preguntó Bruno.

—La verdad que no entiendo de que hablan, ¿Cual es ese trato? —preguntó Victoria mirándonos a ambos en busca de una respuesta.

—No te preocupes amor, el señor Bruno y yo hemos dejado muy claro que para los dos, lo más importante en todo esto es tu seguridad. —Le respondí mientras seguía sujetando sus manos, dándole un leve apretón está vez —ahora señor Bruno, vaya y busque el arma. Manténgase escondido en el auto en algún lugar y cuando hayan venido por nosotros, ya sabe lo que tiene que hacer.

—Cuento con usted —me respondió el chófer y se marchó al auto.

— ¿Vas a explicarme qué sucede entre ustedes? —Preguntó Victoria mientras se despedía del chófer desde lejos.

—El señor Bruno, solo se preocupa por ti, me pidió que te cuidara ya que el haría lo mismo—, le dije mirándola tiernamente—. Le dolió mucho la muerte de tu padre, pues para él, fue un gran amigo. Así que, se siente en la obligación de protegerte a cualquier costo y de cualquier peligro.

Victoria me miró sorprendida.

—El señor Bruno siempre ha sido muy cercano a la familia; desde que nací siempre me ha cuidado y ayudado cuando mi padre se ausentaba—, me decía, mientras algunas lágrimas de nostalgia se escapaban de sus ojos—. Puedo decir que es un segundo padre para mi, creo que he compartido mas con él que lo que lo hice con papá.

—Oye eso nunca me lo habías contado—, le dije lanzándole una leve sonrisa.

—Bueno nunca lo creí necesario—. Me dijo secando sus lágrimas, se podía notar una leve sonrisa en su rostro.

—Es un buen tipo después de todo.

— ¿Cómo que después de todo? —Pregunto jocosamente Victoria.

En ese momento recordé que no le había contado lo que realmente había sucedido entre nosotros, la mire por unos segundos sin decir nada solo comencé a reír, pensando en que responderle.

— ¿y bien, porque razón dices eso? —Insistió Victoria con un poco mas de seriedad en su rostro.

—Eh pues… ¡por su aspecto!—, exclamé—. Si es por eso, porque se ve un tipo tan grande y callado, no parece que tenga algún tipo de carisma.

Victoria me miro extrañada por mi respuesta, parecía que no creía del todo.

—Bueno, allí entra en juego el dicho aquel “no juzgues a un libro por su portada” —dijo con mucha seriedad—. Uno nunca sabe de quién puede esperar una ayuda o una puñalada—. Enfatizó.

Aquellas palabras me hicieron pensar en  todo lo que había sucedido hasta el momento, mis dos grandes amigos me habían traicionado, algo que jamás imagine. Por algunos segundos me quede pensando en eso, me olvide de todo y fije mi mirada hacia el cielo. De pronto Victoria me regreso a la realidad, comenzó a mover la silla de ruedas.

—Muy bien, no es momento de ponernos melancólicos. Volvamos con la madre de Paul a esperar que vengan por nosotros.

Estaba muy decidida a seguir adelante, quizás eran las ganas de vengar a su padre, aunque siempre ha tenido esa firmeza en sus acciones. Volvimos hasta donde estaba la madre de Paul, quien nos esperaba con una extraña sonrisa, parecía muy fingida a la vez. Nos invito a pasar a su casa, mientras esperábamos que llegaran por nosotros.

Pasamos hasta la sala, y con aquella misma sonrisa la madre de Paul nos invito a sentarnos, mientras alguien nos traería algo de tomar.

— ¿Y bien,  ahora si me creen? —Nos pregunto con aquella extraña sonrisa aun en su rostro.

—Al parecer alguien nos quiso jugar una broma pesada. Disculpe por decir que Paul estaba muerto—. Respondí con mucha pena.

— ¿Quién les pudo haber dicho algo tan cruel?, tiene que ser alguien que odia mucho a mi hijo—. Cuestionaba la madre de Paul haciendo un gesto de lamento.

En ese momento recordé el sueño que tuve donde David mataba a Paul. Pensé entonces, que aquello me quería decir que no era algo que iba a ocurrir sino que ya había ocurrido. Quizás los dos se enfrentaron y David pensó que Paul había muerto, pero en realidad de alguna forma encontró la manera de escapar.

—Parece que no se equivoca señora Russell —respondió Victoria.

—Así es, alguien que intento acabar con la vida de Paul pero no pudo—. Dije mientras iba pensando en cómo armar el rompe cabezas de mis sueños, que sin dudas era una gran herramienta que no había aprendido a usar.

— ¿Pero quién es esa persona?—. Preguntó la madre de Paul, dejando ver una cara llena de mucha ira.

Pude confirmar de esa manera, que algo no estaba bien con ella. Mire a Victoria y por  sus gestos entendí que pensaba lo mismo que yo.
—No estoy afirmando nada, solo es una suposición. Digo, quién mas inventaría algo así, sino alguien que tenga esas intenciones—. Dije tratando de calmarla y para que no supiera que yo suponía algo.

—Me parece que ustedes saben más de lo que me están diciendo—. Dijo de forma desafiante la madre de Paul.

Victoria y yo nos miramos confundidos, no sabíamos que estaba sucediendo, la misma señora que hace un momento nos había atendido amablemente, de la forma que siempre se había comportado desde que la conocíamos, de alguna manera, nos estaba acusando de algo. Nos quedamos callados por un par de minutos, de pronto alguien llego con 3 vasos, en ellos habían servido algún tipo de té, la madre de Paul por su parte se sirvió whisky en un elegante vaso de cristal.

— ¿Entonces no van a decir nada? —. Preguntó tajantemente la madre de Paul.

Victoria y yo nos miramos nuevamente, tratando de no mostrar nuestra incomodidad.

— ¿No entiendo que nos quiere decir con eso señora?, nosotros venimos aquí porque queríamos saber cómo se encontraba ya que realmente pensábamos que Paul había muerto. Todo esto nos toma por sorpresa—. Respondió con  mucha firmeza Victoria.

—Así que, saber cómo me encontraba he… Alex, ¿Porque tu familia le dio la espalda a mi esposo, justo cuando estaba siendo injustamente acusado?, ¿Porque no vinieron a su funeral?, ¿Porque jamás preguntaron por nosotros?..  —Preguntaba la madre de Paul mientras empuñaba con fuerza la mano con la que sostenía el vaso de cristal, se podía sentir como casi chillaba el cristal a punto de romperse.

—Hoy no es la primera vez que me preguntan por mi familia—, dije mirándola fijamente—. Y mi respuesta es la misma, yo no tengo nada que ver con lo que ellos hagan o hayan hecho antes. Creo que soy el enemigo número uno de mi familia.

La madre de Paul me observó, en su mirada podía notar que no creía nada de lo que yo le había dicho. Hizo un gesto despectivo y llevo su mirada hacia Victoria. — ¿Tu confías plenamente en él? —Le preguntó.

—Claro que lo hago tenemos mucho tiempo juntos. ¿Por qué voy a dudar ahora? —Respondió Victoria desviando su mirada hacia mí.

—Pues yo por tu parte tendría mucho cuidado. El puede dañarte, cuando su sangre se lo exija te va utilizar a su benefició y luego—… En ese momento el sonido del cristal impactando con el suelo interrumpe la oración de la madre de Paul—, te destruirá en mil pedazos —Añadió.

Victoria me observó por unos segundos, bajo su mirada y respiro profundamente.

—Yo se que Alex no es así y voy a confiar en el pase lo que pase —replico volviendo su mirada fija hacia la madre de Paul.

En ese momento entendí que, debía preocuparme más en cuidarla que, de ir tras mi propia ambición. Era la única persona  que aun se había quedado a mi lado, incluso luego de haber perdido a su padre y con todas sus dudas, seguía apoyándome. Pero así siempre había sido ella, me demostraba un amor incondicional.

—Te vas arrepentir niña—, dijo la madre de Paul mientras se levantaba de la silla. —Necesito que hagan algo por mí antes de que vengan por ustedes—. Decía mientras se acercaba a una puerta.

La abrió de golpe, dejando salir a tres hombres armados y con muy mala pinta, tenían aspecto de asesinos. Victoria y yo nos miramos preguntándonos que estaba planeando la madre de Paul y desde cuando se comportaba de esa manera.

— ¿Qué es lo que pretende hacer señora? —Le pregunté mientras le hacía señas a Victoria para que estuviera atenta.

—Quisiera matarte ahora mismo. No sabes cuánto he sufrido y cuanto ha sufrido mi familia desde la muerte de mi esposo, sigo en esta ciudad porque quiero vengarme—. Decía mientras caminaba hacia la silla nuevamente.

—Yo nunca le hice daño a su familia, siempre he compartido más aquí con ustedes que con mi propia familia, ¿Por qué querría matarme? —Dije tratando de contener mi nerviosismo. ¿De qué manera podría salir de este aprieto?, ¿De qué manera podía proteger a Victoria?, en eso era en lo único que pensaba.

—Tranquilo, no puedo matarte aunque quisiera, parece que le eres necesario a alguien muy importante—. Dijo la madre de Paul acomodándose lentamente en la silla.

En ese momento me relaje un poco, mire a Victoria quien trataba de mantenerse calmada igual que yo. — ¿A qué se refiere? —Pregunté extrañado.

—Eso no es lo importante ahora, necesito que se tomen ese té, sino no podrán ir hasta donde esta Paul—, nos dijo señalando los vasos—. Pero primero, ¡Traigan al otro!—. Le ordenó  a uno de aquellos hombres.

Nosotros nos manteníamos a la expectativa de lo que llegase a ocurrir.

—Aquí esta señora —Dijo uno de los hombres.

En ese instante miramos al mismo tiempo Victoria y yo hacia la puerta aquella, para nuestro asombro, tenían al señor Bruno maniatado y apenas consciente.

— ¡Señor Bruno! —gritó angustiada Victoria, levantándose rápidamente de la silla.

—No tienen de que preocuparse, aun está vivo, pero parece que a alguien se le fue un poco la mano—. Dijo la madre de Paul mirando molesta a aquel hombre.

—Disculpe señora, pero el muy idiota se opuso a la fuerza y bueno usted sabe. Estaba escondido cerca de la entrada —respondió el hombre, con ningún gesto de arrepentimiento o sentir por lo que había hecho.

— ¡¿Pero que se supone que es esto?!—, pregunté alzando la voz—. ¡Mire como lo han dejado! el señor Bruno no tiene nada que ver aquí.

—Parece que esta con ustedes, así que tiene mucho que ver —dijo aquel hombre llevando al señor Bruno hasta donde estábamos y tirándolo de un golpe en una silla.

—Infeliz, hijo de puta —expresé frunciendo el seño con gran ira. Estaba verdaderamente molesto, pero a la vez me preguntaba cómo es que habían descubierto nuestro plan. Parece que ya la madre de Paul estaba preparada esperando por nosotros.

—Que miedo me das, ¿Qué vas hacer?, ¿tirar de la silla y golpearme hasta más no poder? —comentó burlándose de mi situación.

Lo miré detenidamente, mi rabia hacia que mi pulsó aumentará rápidamente. Pero tenía razón, en mi miserable situación no podía hacer nada.

Victoria fue hasta donde el señor Bruno para acomodarlo en la silla. Trataba de contener el llanto para ayudarle en lo que pudiera, la miré y entendí que debía sacarla cuanto antes de todo esto.

—Muy bien señora, haré lo que ustedes me pidan. Pero a ellos los saca de todo esto —le dije con mucha firmeza a la madre de Paul.
Victoria me miró rápidamente, en sus ojos podía ver su asombro.

—Alex —me dijo sollozando Victoria—. ¿Qué está diciendo?, Se supone que nosotros estamos juntos en esto.

—Ya te dije antes que mi prioridad es protegerte. Se lo prometí al señor Bruno y no pienso defraudarlo—, le dije mirándola de reojo.

—Yo lo se, pero también sabes que esto para mí es importante—. Replicó sin titubear.

—¡Bueno, bueno ya basta!—, irrumpió nuestra charla la madre de Paul —parece que no han entendido, ¡Los tres van a tomarse el té! Y en eso no hay discusión —dijo amenazante.

Mire a Victoria una vez más. En sus ojos podía notar que no cambiaría de idea, también mire al señor Bruno, quien soltaba algunos quejidos, la verdad es que estábamos contra la espada y la pared, ya no teníamos escapatoria.

Tome un vaso y se lo pase a Victoria.

—Primero el señor Bruno —Le dije observándola detenidamente para luego acercarme—, no te tomes el té, veamos cómo reacciona el señor Bruno primero—. Le susurré al oído tratando de evitar que escucharán, ella a solo asintió.

Victoria le dió lentamente al señor Bruno, debido a los golpes apenas podía tragar.

—Muy bien, ahora ustedes—. Nos ordenó la madre de Paul, se notaba que estaba apresurada. Así que supuse que ya vendrían por nosotros, hice seña con los ojos a Victoria para que tomara el vaso.

Ambos mirábamos al señor Bruno, expectantes de lo que le pudiera ocurrir, pero este solo se quedó dormido luego de un par de minutos.

—¡Ya les he dicho que no los voy a matar!—. Volvió a repetir la madre de Paul.

Respiramos profundamente al mismo tiempo, nos miramos una vez más y nos llevamos los vasos a la boca al mismo tiempo, tomando todo el té de un trago. Soltamos de golpe los vasos, recuerdo mirar a Victoria para ver cómo reaccionaba, pero mi mente estaba comenzando a divagar, mi mirada se estaba distorsionando y entre borroso vi como caía tendida Victoria. Intentando hacer algún tipo de movimiento quedé con mi mente en blanco y mi visión una vez más se oscureció paulatinamente.

Ya se estaba volviendo una costumbre para mí quedar inconsciente. Una vez más estaba en aquella oscura y tranquila soledad, una vez más sentía que estaba cómodo, que estaba donde siempre había pertenecido. Aquellas preguntas ya exigentes de respuestas rebotaban en mi mente una y otra vez y de pronto la oscuridad desapareció, todo se torno blanco, muy intenso al punto que se me era difícil poder siquiera abrir los ojos con total normalidad.

—¿Dónde estoy ahora?—, me preguntaba con un tanto de ansiedad, debido a la incertidumbre de hablar con Paul. Luego de aquella imagen, parcialmente iba recuperando la visión.

Estaba acostado en la cama de quién sabe quién, un leve dolor de cabeza se hacía notar, generado quizás por aquel té que nos dieron de beber, inspeccione rápidamente toda la habitación con mi mirada, buscando desesperadamente a mi novia, y de pronto aquella voz.

—Ella está bien, tranquilo—. Dijo con una gran frialdad Paul. Mire hacia la puerta de aquella habitación y allí estaba, mirándome de la misma manera que me miraba la última vez que nos vimos.

—¿Donde está? —Pregunte molesto.

—En otra habitación junto con el chófer, aún están dormidos —dijo sin más.

Lo observé quizás por un minuto sin decir nada, el se acercaba con pasos muy lentos. Dejé de mirarlo para llevar mis manos a mi cara, aún con la molestia de recién despertar del trance.

—Estarás bien. El té no causa ningún daño, era solo para dormirlos, es parte del protocolo de seguridad que tengo en este lugar. —Explicaba mientras llegaba al borde de la cama.

—¿Protocolo?, ¿Seguridad?—. Pregunté volviendo a mirarlo con cara de confusión —¿Qué se supone que es todo eso Paul?, Realmente ya no te reconozco.

—Se que será difícil de procesar amigo, hay muchas cosas que vas a notar que han cambiado pero en realidad, es que nunca las habías notado. —Dijo tratando de darle una explicación a su nueva forma de expresarse, pero seguía sin decirme algo claro.

—Estoy cansado de tantos misterios Paul. No vine aquí para seguir con las mismas preguntas, ni para que me hables en clave o metáforas estúpidas. ¡Necesito que seas claro de una vez! —Dije alzando la voz, pero el dolor de cabeza se hizo más fuerte.

—Calma, aún el efecto del té está en tu cuerpo —dijo Paul volviendo alejarse de la cama.—Ven es momento de que hablemos de lo verdaderamente importante. —Me dijo mientras salía de la habitación.

—¡Ey, espera idiota! —Grite y una vez más el dolor de cabeza me volvió a golpear.

—Te dije que debes calmarte, el dolor no se irá hasta dentro de unos minutos. Lo mejor es mantenerte tranquilo hasta que eso suceda.

Lo mire sin darle importancia a lo que estaba diciendo.
—¿a caso se te ha olvidado que no puedo caminar? —Pregunte irónicamente.

—Sobre eso, ya está arreglado. Puedes moverte con total libertad, como antes o quizás mejor —Respondió soltando una risa.

Volví a mirarlo confundido —¿Cómo es que pudo hacer eso?—, Me pregunte.

—Vamos amigo, es verdad, ¿o es que no confías en mí?

—¿Acaso esperas que lo haga? —Pregunté levantando las sábanas para mirar si me habían hecho algún tipo de operación o algo similar. Me toque en la parte baja de la espalda pero todo parecía normal.

Paul me observaba riéndose de mi actitud.

—No te hemos hecho nada, pero ya puedes caminar normalmente. Ven de una vez, quizás así entiendas porque puedes volver a caminar. —Me dijo y termino de salir de la habitación.

Me quedé mirando mis pies e intenté moverlos. Sorpresivamente podía hacerlo mejor que antes, tome aire y decidí levantarme de la cama. Lentamente tocaba el frío piso de madera, coloque el pie y con mucho cuidado me afinque, hice lo mismo con el otro pie, me pude sentar con total normalidad. Volví a tomar aire y me levanté de un golpe.

Me tambalee por un momento, debido a no estar sobre mis pies por tanto tiempo. Salí lo más rápido que pude de aquella habitación, las respuestas esperaban por mi. Una vez fuera de la habitación me encontré con un pasillo largo —¡Paul!— grite para saber a dónde se había ido.

—Aquí estoy —Respondió de una de las habitaciones más adelante.

De camino hacia dónde estaba Paul, estaba Victoria en una cama y el señor Bruno en otra. Me acerque para comprobar que estuvieran bien, mire a Victoria y acaricie su rostro suavemente para luego darle un beso en la frente. Aparentemente estaba bien.

Luego le eche un ojo al señor Bruno, parecía que estaba mejor, un poco más recuperado. Salí de aquella habitación y me dirigí nuevamente hasta donde Paul. Llegué a una especie de estudio muy elegante, una biblioteca con abundantes libros y en un gran escritorio estaba mi supuesto amigo sentado.

—Hasta que llegas por fin —Dijo burlonamente. —Vamos toma asiento.

  Respire profundamente y me senté, sentía un extraño nerviosismo en mi cuerpo.

—Y bien, ¿Qué se siente saber que no estoy muerto? —Pregunto burlándose nuevamente.

—Tal parece que te diviertes, me alegro por eso. Y también por el hecho de que estés con vida, a mi si me preocupan los amigos —Dije con mucha seriedad.

Paul me observó y cambio su sonrisa de su cara, por algunas muecas de incomodidad ante mi respuesta.

—¿Por qué me has engañado con tu muerte?, Se suponía que éramos amigos y no de días o años, de toda la vida —dije con gran disgusto —¡Toda una puta vida!—. Enfatice con mucha fuerza.

—¿Pero por qué te molestas conmigo?, No fui yo quien te ha engañado con mi muerte, fue David.

—Pero has podido comunicarte conmigo, ¿Por qué nunca lo hiciste?

—Porque estaba cansado de fingir. —Dijo algo melancólico.

—¿Fingir? —Pregunte confundido.

—Fingir que no me importaba lo que había sucedido con mi familia, de fingir que la vida seguía así sin más, de fingir que la sed de venganza me está consumiendo por dentro. —Respondió molesto.

—¿Vengarte de quién?, ¿David?

—¿No te has preguntado por qué el te dijo que yo había muerto?, Pues yo te lo diré, el trabaja para tu familia. Desde que murió su padre la familia de David han sido los únicos que se han quedado a las órdenes de tu familia. En especial David que digamos mantiene una relación muy cercana, aunque secreta, con tu hermana. Y tal parece que eso basta para que el haga todo lo que le ordenen.

—Un momento, ¿Qué es lo que me tratas de decir?, ¿Mi familia le ha ordenado a David que te mate? —Mi asombro y confusión eran enormes, jamás imaginé escuchar tal cosa.

—No se lo han ordenando directamente. Sabes muy bien que el desde siempre me ha odiado, quizás porque cree que es un ser superior a mi.

—¿Entonces el ha decidido asesinarte por cuenta propia? y pensó que había resultado por eso fue a decírmelo —dije para comprobar que, aquello que supuse con relación a mi sueño, había sido verdad.

—Te equivocas —Dijo Paul, tomando aire para explicarme todo detenidamente.

—Cuando hablamos por última vez me fui a casa, estando en mi habitación, entraron algunos hombres, tenían a mi madre atada en la sala, me llamaron para que bajara de mi habitación y darme un mensaje «Necesitamos que ahora mismo se vayan de la ciudad, sino van a morir.» Yo estaba muy asustado al ver cómo tenían a mi madre, pero estaban armados, no sabía que hacer, les dije que aceptaríamos y en ese mismo momento nos iríamos, pero uno de ellos dijo que lo mejor era que ambos estuviesemos muertos. Golpearon muy fuerte a mi madre con un bate en la cabeza y la dejaron inconsciente. Yo bajé para ayudarla, pero antes de llegar hasta donde ella, uno de los hombres me comenzó a golpear, intenté defenderme, estábamos peleando, hasta que otro me disparó en la pierna —Paul se detuvo, se levantó de la silla para mostrarle un disparo en la pantorrilla de su pierna derecha.

—¿Pero por qué les harían algo así? —Pregunte con gran asombro.

—Estando en el suelo, me dijeron que así como mi padre murió, toda nuestra familia debía desaparecer, y volvieron a dispararme par de veces y pensaron que con eso era suficiente—, una vez más Paul se detiene y me muestra algunas heridas de bala en su abdomen y pecho—. Me llevaron en un auto y me dejaron en las afueras de la ciudad, jamás nadie me iba a encontrar.

—¿Pero tú piensas que fue David?, ¿Por qué estás tan seguro?, Además el me dijo que tu madre le hablo. Que ella quería hablar conmigo. —Dije sin creer lo que me estaba contando.

—¿Cómo más iba a saber que yo había muerto?, A mí madre la dejaron en la casa. Pensaron igual que ella había muerto, yo supongo que la idea era que tú llegarás y la encontraras muerta para luego decir que ella también se suicidó.

Me quedé procesando por un momento toda la información, realmente era algo difícil de creer. Son tantas cosas, hay tantas preguntas aún sin responder, y realmente sentía que era muy poca la credibilidad que tenían las palabras de Paul en ese momento.

—Oye, oye, ¿Y este mensaje tuyo que? —pregunte, recordando aquel mensaje que me había enviado justo antes del accidente. Revise mis bolsillos pero no encontré mi celular.

Paul hizo algunos gestos de no entender de qué estaba hablando.

—¿Por qué nos está mi celular?, ¿Otro protocolo más? —Pregunte irónicamente.

—Así es, no pueden usar celulares aquí, por lo menos por ahora.

Solté una sonrisa irónica demostrando que no estaba de acuerdo.

—En fin, el día que tuve el accidente, me llegó un mensaje tuyo, advirtiéndome de no contar nada de lo que había ocurrido en aquel lugar.

—No se de qué mensaje me estás hablando, pudo haber sido el mismo David, para tener la cuartada perfecta. Desde ese día no he vuelto a ver mi celular.

—Pero además, el día que asesinaron al padre de Victoria, el asesino antes de irse me dijo que recordara tus palabras ¿Entonces fue David o mi familia quienes lo mandaron a matar?  —Pregunté sin verle un sentido claro a todo.

—Evidentemente es así, el señor Carlos también representaba una amenaza para tus padres. El tenía información muy valiosa en contra de ellos. —comento Paul volviendo a su silla.

—Sigo sin entender, ¿Por qué David haría algo así? ¿Cuál es ese gran secreto que esconde mi familia, por el que son capaces de matar? —Volví a cuestionar.

—Como te dije antes, David es un peón de tu familia. Y son ellos los que quieren ver a mi familia destruida, y no somos las únicas víctimas, tu novia corre peligro también.

—¿Pero que? no es la primera vez que me dicen que mi familia es cruel, pero quisiera saber sus razones, ¿que está pasando? —dije llevando mis manos a la cabeza como gesto de gran confusión.

—Así es, tu familia es crueldad pura y ambición total. Por dinero y poder están dispuestos a hacer lo que sea, como matar a sus amigos.

—¿Pero de que poder me hablas? Mi familia siempre ha vivido de la constructora y bueno mi madre con su profesión.

—Esa es la clave amigo, el negocio familiar—, dijo Paul haciendo comillas con los dedos—. Pues resulta que no es tan familiar, la constructora solo es una fachada, una imagen que trata de tapar la verdadera razón de la riqueza de tu familia.

—¿Cómo es que tú sabes tal cosa? —Dije incrédulo ante tal acusación.

Paul busco en una de las gavetas unos documentos y los coloco en la mesa.

—Allí está toda la verdad sobre tu familia, quienes son, que hacen y que buscan en realidad. No voy a contarte más, solo dejaré que tú mismo veas y juzgues. Y en base a tu decisión yo continuaré con mi propósito.

Observé los papeles, ¿realmente me estaba diciendo la verdad Paul?, La única manera de saberlo era revisando dichos documentos.

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