Epílogo
Mi despedida en el siguiente apartado
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6 años después
Carlos acababa de llegar a la casa de un viaje, ahora estaba a mitad de temporada con el descanso de verano comenzando. Estaba entrando al elevador ansioso por ver a su novia.
Victoria había asistido a algunas carreras durante ese inicio de temporada, pero se había regresado a Estados Unidos para terminar la promoción de su sexto álbum, durante esos años había podido experimentar un poco con los géneros que podía trabajar. Después de su éxito con Columbia, la disquera la había dejado hacer lo que ella quisiera y no tuvieron que decirle dos veces.
Carlos, por otro lado, había obtenido otros dos títulos además de un subcampeonato a lo largo de esos seis años y aunque las cosas entre ellos nunca fueron sencillas, supieron llevar lo mejor que pudieron la relación.
Desde que lo habían formalizado durante la temporada de 2023, la relación de ambos había sido juzgada por todo el mundo, desde los fans del deporte que decían que ella solamente era una distracción hasta los fans de ella que decían que Carlos hacía que Victoria no escribiera como antes.
La gente prefería a los dos por separado que como pareja, hubo ocasiones que salían rumores diciendo que habían terminado, solo porque Victoria dejaba de ir a las carreras o porque Carlos no regresaba a Nueva York por ir con su familia, todas las veces, esos rumores fueron apagados por Lucía, Caco o los mismo novios.
Y después de más de cinco años juntos, todo mundo se preguntaba lo siguiente: ¿Cuándo darían el siguiente paso? Pregunta a la cual, ninguno de los dos tenía respuesta y si la tuvieran, no se la dirían a nadie.
Carlos salió del elevador y en cuanto abrió la puerta de su departamento supo que Victoria estaba en casa.
La cantante estaba en la cocina preparando uno de los platillos favoritos de Carlos, si quería que esto saliera bien, tenía que poner a Carlos en el humor adecuado, era lo que pensaba mientras terminaba de sazonar todo y escuchaba la puerta cerrarse.
—¡Guapo, ya llegaste! —Gritó ella mientras lo recibía con una sonrisa en la cara pero sin dejar su tarea de lado, tenía que quedar perfecto.
Carlos de inmediato se sintió mejor, soltó su maleta en el recibidor y por un segundo trató de absorber todo lo que podía de esa imagen, de Victoria recibiéndolo con una sonrisa en casa, cocinando algo que olía delicioso, en su casa la cual ellos mismos se aseguraron de que se sintiera como un hogar.
—Huele increíble —El madrileño fue hasta donde estaba Victoria moviendo algo en una olla.
Se acercó hasta ella por atrás y comenzó a abrazarla por la cintura recargando su cabeza en su hombro, Victoria sonrió de inmediato al sentir el tacto de su novio. Carlos comenzó a dejar un rastro de besos, desde la mejilla hasta el cuello de la cantante haciéndole cosquillas.
—Basta, Carlos, vas a hacer que se arruine la cena —Victoria rió, pero eso no detuvo al piloto.
—No importa, te he extrañado muchísimo —Era completamente cierto, y ahora lo decía a los 4 vientos sin problema alguno —Ven, deja eso —Carlos apagó la estufa y soltó a Victoria, solo para tomar su mano y llevarla hasta su sala.
El piloto se sentó en un sillón individual y atrajo a la cantante hacia él, haciendo que ella se sentara sobre sus piernas, era algo tan íntimo y tan hogareño entre ellos. Lo habían hecho tantas veces que no sabían para qué tenían sillones tan grandes cuando siempre terminaban compartiendo casi el mismo espacio.
—Yo también te he extrañado tanto, pero hey, ya casi termino aquí y podré acompañarte por el resto de la temporada —Carlos sonrió al escuchar eso.
—¿Y el álbum?
—Pues solo haré algunas presentaciones más y listo, tendré tiempo libre.
Y mientras con sus dos manos sostenía a Victoria, se acercó a besarla, ella hizo lo mismo tomando la cara de Carlos con sus dos manos y acariciando sus mejillas, le hacía falta rasurarse, aunque no le importó, no realmente.
Y cuando se volvió a acercar para continuar besándolo, fueron interrumpidos. Parecía ser que alguien más había extrañado a Carlos, porque Bodoque brincó sobre Victoria, ahora el gato se había metido entre ellos.
—¡Bodoque! Déjame estar con mi novia en paz —El gato maulló sin mover un bigote.
—Oye, Bodoque te extrañó, no le hables así —Como siempre, Victoria defendió a su gato.
—Yo también lo extrañé —Carlos de nuevo sonrió y entonces su sonrisa se desvaneció para voltear a ver a su novia que estaba muy entretenida con un mechón salvaje del cabello de Carlos —Victoria.
—¿Sí? —Ella sonrió sin saber la razón del cambio de humor de Carlos.
—¿Qué es lo que está entre mis piernas?
Ay no, ya lo había descubierto, era hora de fingir demencia, pensó la cantante.
—Ay amor, toda la vida con él y no te acostumbras —La cantante comentó bromista sabiendo que no se refería a "eso".
—Hablo en serio, hay algo enredándose en mis piernas. ¿Qué es?
—Nada —Ella sonrió fingiendo inocencia —Ven, mejor dame un beso, que Bodoque nos ha interrumpido.
Y cuando Victoria se iba a acercar a darle un beso, Carlos corrió la cara.
—No, no hasta que me digas que fue lo que sentí.
—Carlos, no había nada, lo más seguro es que por esta incómoda posición en la que estamos, sentiste algo —Ella seguía fingiendo demencia, primero debía de ponerlo en el humor adecuado y ya luego le daría la sorpresa.
Bodoque se bajó y fue a acostarse a su propio sillón.
—Venga, ya no te estreses —Y ahora, los intentos de la rubia por besarlo fueron exitosos. Victoria era ahora quien comenzaba a besar el cuello de Carlos para distraerlo, juguetona mordió el lóbulo de su oreja y Carlos estaba rendido ante ella —Podríamos... llenar la bañera después de cenar.
—O antes. —La rubia rió y asintió y antes de que pudiera hacer otra cosa, Carlos gritó —¡Aja! ¡Lo vi! Ví una cosa peluda entrar a la biblioteca.
El piloto se puso de pie con Victoria en sus brazos y luego la depositó en el sillón para irse a inspeccionar la biblioteca, donde había visto al animal irse.
La cantante se puso de pie lo más rápido que pudo para evitar que Carlos entrara, pero el madrileño sintió desde atrás los movimientos de Vic y se apresuró.
—¡No viste nada! —Victoria gritó desde atrás pero Carlos ya había entrado al cuarto.
—¡¿Adoptaste otro gato?! —Bueno, su plan de poner a Carlos en el modo adecuado para darle la noticia se había ido a la mierda.
La rubia entró a la biblioteca, Carlos estaba ahí con el nuevo inquilino, quien era un gatito blanco con toques de gris, era gordo y parecía una bola, casi como Bodoque, pero más pequeño y sin la cara aplastada.
—Yo no diría adoptar... —Ella trataba de zafarse de este embrollo.
—¿Entonces? ¿El gato apareció por arte de magia en la casa? —La rubia no estaba viendo a la cara a su novio.
—Está bien, fui a la veterinaria a comprar vitaminas para Bodoque y me lo ofrecieron. Y mira esa carita, ¿cómo podría negarme? —Victoria fue hasta donde estaba el gato, y lo tomó en sus brazos para abrazarlo y acercarlo al piloto madrileño, pero él se alejó unos pasos al ver que el gato no estaba muy seguro con él —Juro que esperé a que alguien más lo adoptara, pero lo habían recibido en muy mal estado y nadie lo quería, no podía quedarse ahí.
Victoria estaba haciendo lo posible para que Carlos no pusiera muchos peros y se apiadara de la criatura.
—Sí claro y tú tenías que ser su salvadora —Carlos no le creía, pero así como había perdido la batalla con Bodoque, sabía que está estaba perdida desde antes de que él se enterara.
—Sabes lo mucho que me gustan las causas perdidas —Victoria sonrió divertida sabiendo que Carlos entendería que se refería a él.
El madrileño rodó los ojos sabiendo que el gato no iría a ningún lado y considerando que llevaban 6 años juntos, bueno, le sorprendía que no vivieran en una casa con 10 gatos más.
—Vale, ¿y cómo se llama?
—Bolillo —Ella se acercó hasta el piloto con la bola blanca en sus brazos.
Cuando le ofrecieron a Bolillo supo que formaría parte de la familia. Lo hizo gradualmente, primero se aseguró de que estuviera 100% sano y mientras el gato se quedaba en la veterinaria restregó al animal en algunos juguetes y pedazos de tela que luego trajo a la casa e hizo que Bodoque los olfateara, para que el gato se fuera familiarizando con el nuevo olor.
Después, cuando ya de hora de traerlo, dejó a Bolillo en la biblioteca en su caja y cerró la puerta, Bodoque ya reconocía el olor, pero sabía que no sería fácil, Bodoque nunca había convivido con otros gatos además de los de Harry, así que esto podría ser o muy malo o muy bueno.
Una vez que no hubo problemas, abrió la puerta de la biblioteca y dejó que Bodoque entrara pero sin sacar a Bolillo de la caja. El gato gris se acercó hasta ella y estuvo al pendiente mucho tiempo, Bolillo solo lo miraba por detrás de la reja con los ojos abiertos de par en par y listo para defenderse en caso de ser atacado por un gato gris mayor que él.
Y luego, una vez que creyó que ya era hora, abrió la caja, Bodoque no se le lanzó, que fue bastante bueno, pero tampoco se acercó. Bolillo salió a explorar y de inmediato comenzó a seguir a Bodoque, él no estaba feliz.
—Sé que no te gusta, pero será parte de la familia —Victoria dijo agarrando a su gato y hablándole a la cara —Él es como tú, lo encontraron en la calle así que ahora somos todo lo que tiene, venga, dale una oportunidad.
Y Bodoque así lo hizo, pero aún así a veces se hartaba de su nuevo compañero y se escondía o le lanzaba rasguños. Victoria los separaba y un rato más tarde los encontraba tomando el sol juntos.
Ella lo vió como una ganancia.
Ahora, Carlos, Carlos era como Bodoque, el piloto madrileño siempre decía que Bodoque era como Victoria, pero no era cierto, Bodoque era como Carlos. Era huraño y no le gustaban los cambios, pero era cariñoso y siempre se acercaban a ella para hacerla sentir mejor, y ella amaba a sus dos chicos amargados.
Y justo como a Bodoque, ahora tenía que darle tiempo a Carlos para acostumbrarse a Bolillo.
Victoria estaba con Bolillo entre sus brazos, Carlos con un dedo acarició la cabecita del pequeño animal, y entonces, Bodoque entró.
Carlos fue hasta él y lo cargó al igual que Victoria tenía a Bolillo.
La cantante se mordió la lengua porque ahí estaban sus dos chicos huraños poniéndose en el mismo lado, sabiendo que al inicio ninguno de los dos soportaba al otro hasta que aprendieron a convivir.
—¿Y tú dejaste que esto sucediera? ¿Tienes algo que decir a tu favor? —Bodoque no maulló, solo dejó que Carlos lo cargara y Victoria sonrió —¿Y ahora qué? Bolillo es el hijo favorito.
El piloto preguntó con una sonrisa burlona sabiendo que Victoria no toleraría tales declaraciones.
—¿Cómo te atreves a decir eso? —Victoria estaba claramente ofendida, le soltó un manotazo al madrileño, quien se quejó en voz alta y se alejó un poco —¡En esta casa no hay favoritos!
—¡¿Ah no?! ¡Una vez dijiste que Bodoque era tu favorito! En lugar de mí, tu novio —Carlos dijo ofendido, era algo que no olvidaba y cuando podía se lo recordaba, pero a Victoria nunca le molestaba.
—Eso fue porque me hiciste enojar, pero entre Bolillo y Bodoque no hay favoritos. Son hermanos y los quiero por igual, ahora, ten, cárgalo para que se acostumbre a ti, y dame a Bodoque —Victoria le entregó a Bolillo y tomó a Bodoque en sus brazos.
—¿Qué me ves, bola de pelos? —Victoria lo vió mal —¿Por qué nuestros gatos son obesos? ¿No podemos tener un gato delgado? Los gatos de Harry son delgados —Esa pregunta fue hacia ella.
—¡No les hagas fat shaming! —Victoria salió de ahí con Carlos detrás de ella —¿Y ahora me vas a decir que los gatos de Harry te caen bien?
—Ellos no me han hecho nada —Carlos salió de la biblioteca con Bolillo entre sus brazos. El pobre gato no sabía ni qué hacer en brazos de ese hombre, pero al menos no lo trataba mal.
Después de un rato, Victoria terminó de hacer la cena y Carlos puso la mesa. Luego, antes de que las dos estrellas se sentaran a comer, Carlos ayudó a su novia a poner la comida de, ahora, sus dos gatos en una esquina de la casa, y ahora sí, todos comenzaron a comer.
—Ahora que tenemos dos gatos te diré que no voy a dejar que duerman con nosotros, con trabajos cabemos cuando Bodoque se sube a la cama —Carlos le decía con autoridad mientras Victoria sonreía y comía su cena.
—Está bien —Victoria no iba a pelear, lo dejaría tener el control de esta situación, pero en el fondo sabía que Carlos iba a perder, porque esta confrontación no era con ella, era con los dos gatos.
Esa noche, Carlos supo que no había manera de que él se saliera con la suya, porque en la madrugada, cuando quiso acercarse a abrazar a su novia no pudo, porque dos bolas gordas estaban entre ellos, roncando.
—Maldita sea —Carlos dijo en voz baja mientras Victoria se volteaba a donde él estaba.
—Si quieres podemos sacarlos —Le dijo la rubia con la voz ronca, ella se había despertado en cuanto sintió a los dos gatos subirse a la cama y solo esperaba a que Carlos se diera cuenta.
—No, déjalos —Carlos le respondió derrotado y se acomodó para voltear a verla.
La cantante estaba del otro lado de la cama, tenía los ojos entreabiertos y su cabello rubio, el cual había regresado hace unos meses, hecho un completo desastre. Carlos sonrió al verla.
—Vale, solo espero que no te pongas tan cascarrabias cuando nuestro hijo se quiera acostar con nosotros —Victoria sonrió, ¿cuánto tiempo le costaría al madrileño entender sus palabras?
—Ya veremos —Carlos respondió sin darse cuenta lo que Victoria había dicho, ella nunca hablaba de hijos o bromeaba con el tema.
De nuevo, parecía que Carlos se tardaría en entender. Victoria seguía despierta viendo a su novio, quien ya había cerrado los ojos, pero entonces, después de unos segundos, abrió los ojos de golpe —¿Qué dijiste?
¡Ella nunca hablaba de hijos! Entonces, ¿por qué lo había mencionado?
—Dije que espero que no te pongas tan cascarrabias cuando nuestro hijo se quiera acostar con nosotros —Victoria sonrió divertida y con esa sonrisa, Carlos entendió todo.
—¿Estás... —Carlos debía de estar soñando, claramente era un sueño.
—Sí —Victoria se sentó en la cama y prendió su lámpara de noche que tenía en su buró. Luego, de un libro que estaba leyendo sacó la prueba definitiva, un ultrasonido y de su cajón, sacó las pruebas de embarazo que se había hecho.
Le entregó ambas.
Carlos había prendido ahora, la lámpara de su lado y se había puesto de pie, seguía creyendo que era un sueño. El madrileño veía la foto pero era apenas distinguible. No tenía la menor idea de lo que estaba viendo, pero Victoria no sería tan cruel como para bromear con este tema.
—¿En serio? —Victoria sentía que Carlos iba a tener una crisis ahí. Ella asintió dándole tiempo para continuar asimilando la bomba que le había lanzado.
—¿Cuánto tiempo tienes? —El piloto preguntó, claro, tenía que hacer cuentas de inmediato, porque así era él.
Y dejando las pruebas de un lado y con el ultrasonido en la mano fue hasta donde Victoria estaba sentada.
—Dos meses —Ella sonrió.
—Eso significa que... —Carlos no dijo nada por un rato, de nuevo —¡Carajo! ¿Fue en los baños del club de Mónaco? —Victoria se rió de Carlos.
Victoria había ido a verlo, fue una sorpresa, Carlos no sabía que ella llegaría y entonces, esa noche, después de la carrera, ambos se habían embriagado un poco y habían dejado que las hormonas tomaran las riendas de sus cerebros. Los dos imbéciles ni siquiera habían podido llegar a su hotel y decidieron que los baños del club era la segunda mejor opción, por poco casi los descubren.
—Diste en el blanco, guapo. Me muero por contarles esta historia a tus padres —La rubia se burlaba de él.
—¡Vamos a ser papás! —Por fin, Carlos había asimilado la noticia —¡Victoria, vamos a ser papás!
Y entonces, Carlos la tomó en sus brazos y la alzó para darle vueltas, era la mejor noticia que había recibido. Victoria sonreía y reía, amaba sentirse así, amaba a Carlos y amaba haberlo encontrado. Los gatos se habían despertado, así que Carlos decidió hablar más bajo, al ver como lo habían mirado listos para atacarlo por despertarlos.
—¡Estás embarazada! Wow. No puedo creerlo, ¡Voy a ser papá! ¡Tú vas a ser mamá! —Carlos dijo poniéndola en el suelo —Ven, vamos afuera. Ahora no puedo dormir y tengo muchas dudas, preciosa, vamos a ser padres. Espera, ¿quieres serlo?
El tono de Carlos había cambiado completamente y ambos sabían por qué.
Victoria no pudo evitar derretirse en cuanto lo escuchó, aquel hombre se había vuelto un charco y Victoria sabía lo mucho que él esperaba una noticia así.
Carlos y ella habían hablado sobre matrimonio y formar una familia cuando cumplieron 4 años juntos, pero Victoria no estaba lista, todavía se sentía muy joven y su carrera estaba en su punto más alto. Quedar embarazada "arruinaría" todo por lo que había estado trabajando.
Hubo un susto donde la cantante se había retrasado por más de dos meses, y cuando se lo dijo a Carlos le hizo saber que no planeaba tenerlo. Tuvieron una pelea algo fuerte, pero al final del día, al madrileño le tocó aceptar lo que ella quisiera. Después de todo, no había estado embarazada, pero las condiciones se habían puesto.
Carlos esperaría a que Victoria cumpliera 30 años para volver a discutir su futuro y bueno, ese año, Victoria había cumplido 29 años.
—Sí, quiero tenerlo —Victoria lo siguió dejando a los dos gatos profundamente dormidos de nuevo —He tenido tiempo para pensarlo desde que lo supe, así que, creo que es momento.
—¿¡Lo sabes desde cuándo!? —De nuevo preguntó, tenía tantas dudas.
—Hace un mes, más o menos, en realidad fue Bodoque quien me dijo —Carlos se confundió por completo, justamente cuando creía que comenzaba a entenderlo —Haz de cuenta, que de un día para otro Bodoque no se alejaba de mi lado.
—Eso es normal, él siempre te sigue —Carlos había tomado asiento en la barra de la cocina, la rubia aprovechó para tomar un poco de agua.
—No, no, esto era diferente, si estaba acostada, Bodoque llegaba a acostarse en mi vientre y se frotaba, y si quería caminar o algo, iba conmigo y se enredaba en mis piernas, tú lo viste hace rato, se subió con nosotros al sillón, nos siguió hasta la biblioteca y bueno, se fue a acostar a la cama. Bolillo está igual, solo que no se acerca tanto porque Bodoque no lo deja —Ella sonrió tomando agua, Carlos no dejaba de ver el ultrasonido, no se veía un bebé en sí, parecía más una mancha, pero si Vic decía era su hijo, era porque lo era.
—Pero eso no explica ¿cómo sospechaste que era eso?
—Mi madre y Wes vinieron a visitarme mientras estabas afuera y ella se dio cuenta del comportamiento de Bodoque, ella me dijo que eso hacían los perros cuando sentían que alguien estaba embarazada, entonces me metió la idea y me hice la prueba —Victoria sonrió —Ya sabes, para salir de dudas.
>>Además de que he tenido vómitos y náuseas, que pensé que eran los vómitos nerviosos por el lanzamiento del disco. Me canso más rápido pero también pensé que era por la carga de trabajo. Harry y yo hemos estado como locos asegurándonos de que todo saliera a la perfección.
Carlos rodó los ojos en cuanto escuchó el nombre del productor de Victoria, había trabajado con él para su cuarto disco, durante el quinto exploró a otros productores y Carlos no podía estar más feliz porque el disco había sido un éxito, así que podía alejarse de él, pero con el sexto volvió con Harry y para su disgusto, el sexto estaba superando al quinto en ventas, así que bueno, sabía que el estúpido vaquero se quedaría un rato más.
Prefirió dejar de pensar en él y concentrarse de nuevo en su bebé.
—Entonces, ¿Addison ya sabe? —La rubia negó mientras volvía a tomar agua.
—Dios no, ya te lo he dicho, mi mamá no sabe guardar un secreto. Además, no le he dicho a nadie, no lo iba a hacer hasta que tu supieras —Carlos sonrió.
—Lo aprecio —Carlos dijo con un nudo en la garganta, que Victoria esperara a que él fuera la primera persona en enterarse lo hacía querer ponerse a llorar —¿Y Lucía? ¿Lo sabe?
—No le he dicho, pero creo que lo sabe. Su hermana ha tenido suficientes hijos para saber cuando una mujer está embarazada —Victoria se alzó de hombros indiferente, Carlos no entendía del todo esa relación entre ellas —Ya sabes, Lucía tiene este don para saber cosas, ella sabe que le diré cuando esté lista.
En ese momento, Bodoque salió del corredor y fue hasta la cocina con ellos.
—¿Ves? —Victoria se rió al ver como el gato, todo adormilado, se ponía a un lado de ella.
Carlos se puso de pie y fue hasta donde estaba el gato y de nuevo lo cargó.
—Con que tú fuiste el pequeño detective —Carlos le habló a la bola gris de pelo que tenía sus ojitos cerrados y llenos de lagañas —Pues prepárate que al parecer va a haber otro integrante a la familia que te sacará de quicio.
Victoria los veía con una sonrisa, luego tomó una mano de Carlos y lo jaló a la habitación —Venga guapo, que yo sí tengo sueño.
Carlos tenía a Bodoque en un brazo y con su mano se dejaba guiar por Victoria.
—Mañana voy a buscar todos tus escondites de cigarros y voy a tirarlos todos.
—Oh no te preocupes, ya lo hice —Victoria le aseguró tranquilamente entrando a la habitación.
—No se si te creo del todo —Carlos comentó dejando a Bodoque en la cama.
Ella rió, se acostaron de nuevo y entonces, volvieron a dormir.
Está vez, a Carlos no le importó aplastar a sus gatos solo un poco para poder abrazarla, los cuales, enojados, se movieron de la cama y fueron a buscar otro lugar más cómodo para dormir.
La cantante sonrió en automático en cuanto sintió una de las manos de Carlos sobre su vientre y fue así que se quedaron dormidos.
***
7 años después
Victoria llevaba una bandeja repleta de mini hamburguesas a la mesa de los niños que estaba en el jardín decorada con pequeños platos de cartón al igual que vasos llenos de jugo.
—¿Quién tiene hambre? —Preguntó, la ahora madre del festejado mientras un pequeño ejército de niños gritaba emocionado por la comida.
Victoria sonrió y comenzó a pasarles los alimentos con ayuda de su esposo.
La cantante y el piloto se habían casado no mucho después del anuncio del embarazo esa noche. La prensa decía que todo había sido muy apresurado y muchos especularon que había sido porque serían padres, pero aún así querían saber cada detalle. Carlos se lo había propuesto al instante, en realidad él iba a hacerlo al final de esa temporada, pero le pareció apropiado hacerlo antes de que el bebé llegara al mundo.
La boda fue enorme, con todos los pilotos como invitados, familiares, y amigos de la industria por parte de Victoria, está vez, verdaderos amigos.
Y ahora, la pareja se encontraba celebrando el cumpleaños número 6 de su hijo mayor antes de que la temporada de Fórmula 1 comenzara y Carlos regresara a trabajar.
—Carlitos, deja a tu hermano —Victoria reprendió a su hijo mayor mientras veía como molestaba a su hermanito de 4 años por haberse manchado sin siquiera probar su hamburguesa.
—¡Pero míralo! Se tiró todo encima —Carlitos soltó con una risa y Victoria tuvo que tener una fuerza enorme para no burlarse de su hijo más pequeño.
—¡Carlos! Ven por Mateo que se ha tirado el jugo encima —Victoria le pidió ayuda a su esposo quien se encontraba distraído con los otros invitados indicándoles que la comida para los adultos ya estaba lista y podían servirse.
¿Por qué había dejado que Carlos continuara con la tradición familiar de nombrar a todo mundo "Carlos"? No lo sabía, solo sabía que su marido podía ser muy persuasivo cuando quería, además de que ella acababa de parir y su esposo ya le había dicho a todo mundo que el pequeño se llamaba Carlos.
—¡Ya voy! —El, ahora padre, Carlos Sainz había llegado mientras que Victoria seguía repartiendo las hamburguesitas a los invitados.
Victoria había accedido dejar Nueva York para regresar a Madrid y comenzar a tener a su familia, la que siempre había soñado, los dos habían buscando una casa con jardín para los niños que tendrían, y suficiente espacio para ahora sus dos gatos. Encontraron la casa perfecta, no muy lejos de los padres de Carlos, pero no tan cerca, para conservar su privacidad, era la casa la cual Victoria siempre había soñado, llena de ruido y color y una familia a la cual ella adoraba con toda su alma.
Bodoque y Bolillo estaban encerrados en un cuarto con todas las comodidades que siempre les había brindado la cantante, Victoria no quería que alguien fuera a maltratar a su gatos, además, Bodoque ya estaba viejito, no tenía la misma paciencia para los extraños como antes.
Bodoque a los únicos niños que soportaba eran a los de la pareja, era divertido, porque se dejaba mangonear como un juguete, siempre y cuando estuviera de humor, porque cuando los dos terremotos Sainz-Ellis lo buscaban y el gato no estaba de humor, se escondía y no salía hasta que aquellas criaturas se hubieran ido a dormir.
Por otro lado, Bolillo al ser más joven, era un gato que molestaba a los niños, los empujaba y se enredaba en sus piernas para hacerlos tropezar, pero los quería.
Ambos gatos protegían a los niños de todo y de todos, a veces los gatos no dejaban que extraños se acercaran a sus niños y le avisaban a Victoria si consideraban que había algún peligro cerca.
Victoria terminó de repartir la comida a los niños y dejó que los padres se sirvieran sus propios alimentos, era un buffet para ellos, así la cantante solo se preocupaba de atender a los niños.
El jardín estaba todo decorado con imágenes de las tortugas ninjas, serpentinas y globos. Por más que Carlos quiso convencer a su hijo de que una fiesta de "autos de carreras" sería lo más apropiado, su hijo Carlitos había heredado la terquedad de su madre y había dicho que él quería su fiesta de las tortugas, Carlos supo que ahora, no solo perdía ante su esposa, también ante sus hijos.
—¿He llegado tarde? —Harry entró a la casa con un regalo en mano.
El productor, amigo y colega de Victoria había llegado a la fiesta con su novia.
—¡Harry! —La rubia fue hasta él a recibirlo, saludó a su novia y los hizo pasar —Llegaron justo a tiempo, la comida está ahí, pueden ir a servirse lo que gusten.
—Gracias, pero antes, tengo una idea para el disco de Olive —La novia del productor rodó los ojos y fue a saludar a la gente, siempre con esos dos era sobre trabajo, para entonces debería de estar acostumbrada, pero sabía que cuando comenzaban a hablar de música no podían parar.
Victoria ya tenía 35 años (en un mes cumpliría los 36) y aunque seguía cantando y sacando discos se había alejado un poco del mundo de los escenarios por el momento y pronto volvería por completo, solo hasta que sus hijos estuvieran un poco más grandes. (o eso era lo que ella quería creer)
Ella había encontrado otro sueño el cual perseguir y con la ayuda de Harry se había dedicado a producir y componer música para nuevos artistas y criar a sus bebés.
Carlos nunca le exigió ser una madre que se quedara en casa, sería algo hipócrita de su parte, pues él seguía compitiendo en Fórmula 1 a sus 40 años, tal vez no para Ferrari, pero no le iba mal.
—Uh, yo también estuve pensando unos arreglos para la track 6 —Victoria comentó emocionada, sabía a qué se refería Harry.
—¿Verdad que necesita algo? No me lo puedo sacar de la cabeza —En ese momento, Carlos se acercó para saludar al recién llegado.
—Se escucha plano, necesita algunas percusiones —Victoria estaba hablando hasta que se vio interrumpida por Carlos.
—¿En serio? ¿Hablando de trabajo en la fiesta de tu hijo? —Victoria lo miró mal pero Carlos ignoró la mirada de molestia de su mujer —Hola Harry, que bueno que vinieron —Carlos saludó al productor entregándole una bebida.
—Gracias, Sainz. Vale, hablamos al rato Vic, iré a saludar a tu madre, darle el regalo al cumpleañero y comer algo —Victoria asintió mientras Harry iba a encontrarse con su novia.
La rubia volteó a ver a su esposo con una sonrisa burlona en la cara, al menos esos dos ya se llevaban bien y no había rencores entre ellos, pues Victoria no había sacado a Harry de su vida y Carlos tuvo que acostumbrarse a él.
—No me veas así preciosa, dijimos "nada de trabajo en la fiesta de Carlos" —El madrileño ya sabía como era Victoria.
—Lo sé, pero solo fue un pequeño comentario. ¿Ya le cambiaste la ropa a Mateo? No quiero que se le suban las hormigas por el azúcar del jugo.
—Eso es lo que a él le gustaría, pero no te preocupes. Ya lo hice y ya está comiendo aunque dice que se quiere meter a nadar de nuevo. Ahora deberíamos comer algo, aprovechando que todo mundo lo hace o no lo haremos nunca —Carlos le dijo a su mujer quien asentía.
La pareja fue hasta la mesa de comida y se sirvió algo ligero y luego se fueron a sentar con los demás adultos. Ahí estaban los padres de Carlos, la madre de Victoria con Wes, las hermanas de Carlos, y Caco con sus parejas quienes también estaban en esa temporada de padres primerizos, la tía Ruth, Lucía con Patrick, ambos felices por no tener que perseguir niños propios para que comieran algo y más padres de los amiguitos de Carlos.
—¿Qué tal Nueva York? —Victoria se había sentado junto a Lucía y Patrick para poder platicar un rato, que a ellos casi no los veía, o al menos no como antes.
—El invierno no estuvo mal, pero pasamos la mayoría del tiempo en Indiana porque de ahí es mi familia —Patrick le comentaba a Vic mientras Lucía terminaba de servirse comida.
—¿Indiana? ¿Eres de Indiana? Así que tu acento de Nueva York es una farsa —Victoria comenzó a burlarse del esposo de Lucía.
—¿No estás grande ya para estas cosas? —Patrick le preguntó molesto y burlón, pues con el tiempo así era como ellos dos se llevaban.
—No soy yo la que tiene casi 50 y finge un acento.
—Eres madre, compórtate —Patrick le dijo divertido lanzándole un pedazo de pan el cual ella esquivó.
—¿Ahora por qué pelean? ¿Apostaron de nuevo? —Lucía llegó hasta ellos con un plato lleno y un ceño fruncido.
—Tu niña cree que puede burlarse de mí porque soy de Indiana —Patrick la acusó con Lucía y Victoria trataba de no reírse.
—No me burlo porque hayas nacido ahí, me burlo porque finges tener acento de Nueva York para que la gente piense que eres de ahí —Victoria lo señaló acusatoriamente con su tenedor.
Lucía negó mientras tomó asiento junto a su esposo
—¿Qué te digo? Funciona con las chicas —Patrick comentó juguetón regalándole un guiño a Victoria pero un golpe en el brazo del hombre fue lo que hizo que Victoria soltara una carcajada.
Después de eso, la cantante tuvo que ponerse de pie para servirle jugo a sus niños y regresó a sentarse, está vez con Reyes, Ruth y Addison. Las tres la recibieron con una sonrisa y la incluyeron en su conversación.
Victoria estaba platicando con su suegra, con la tía Ruth y su madre mientras comía, les decía lo nuevo que los niños habían aprendido y todas las travesuras que hacían, las dos abuelas estaban felices por escucharla, pero Victoria tuvo que dejar su plato de lado, había comido algo que le había provocado un asco, solo esperaba que ese pedazo solo le hubiera tocado a ella y no a alguno de sus invitados.
—¿Todo bien, cariño? —Preguntó su madre al ver la cara de su hija y como devolvía el pedazo de comida en una servilleta.
—Sí, solo que me tocó un pedazo mal cocinado —Ella sonrió como si nada —No debe de ser nada.
Las tres mujeres asintieron y continuaron.
—¿Y cómo está Mateo? Creí que estaba algo celoso porque no era su fiesta. —Reyes preguntaba sobre una pequeña rabieta de su nieto que había sucedido hace unas semanas.
—Sí, hubo algunos problemas, pero creo que entendió que es el día de su hermano y ya después le tocará a él —Victoria no pudo comer más y dejó el plato de lado, su comida se había arruinado —Mateo sabe que su cumpleaños es durante el descanso de verano.
—¿Y cómo están los niños con eso de que Carlos se va pronto? —Ruth preguntó sabiendo que a los niños les afectaba cada que su padre se iba a comenzar una nueva temporada.
—Están bien, creo que cada vez se acostumbran más y bueno, siempre tienen al abuelo para distraerlos —Vic explicaba tranquila.
A lo lejos, Carlos Sr. estaba jugando justamente con el pequeño castaño. Las tres voltearon a verlos.
Mateo era una bomba de energía, nunca paraba y siempre tenía a sus dos padres persiguiéndolo por todos lados, ya sea en la casa, en el supermercado, las calles, la iglesia, no importaba, el niño nunca paraba.
—¡Te voy a atrapar Mateo! —Gritó el abuelo mientras que el niño corría riendo a carcajadas por no ser atrapado.
Por otro lado, Carlitos estaba terminando de comer y se acercó a su madre con su cabello rubio y sus ojos castaños.
—Mamá ya terminé ¿puedo meterme a nadar de nuevo? —El mayor llegó a darle un abrazo, él sabía manipularla en algunas ocasiones y su cumpleaños siempre era una buena fecha porque así ella era más permisiva.
—¿Ya no quieres más? —El pequeño negó —Vale, en ese caso me gustaría que te esperes un rato antes de meterte a nadar. Ve a jugar con tus amigos.
—Pero ellos quieren nadar tambieeeeén —Se quejó mientras esperaba a que su madre cediera.
Victoria lo miró directamente y con un dedo moviéndose de un lado a otro le dijo que no, Carlitos le regaló unos ojos que decían "ándale, mamá"
—Oh yo sé que quieres nadar, pero no quiero que 8 niños vomiten en mi alberca, y estoy segura que no te gustaría que tu cumpleaños se arruine por eso, así que esperate un rato —Carlitos sabía que no había logrado convencer a su madre, así que iría con su otra presa.
Sin decir nada más, se fue corriendo hasta donde estaba su padre hablando con Wes.
—¡Papaaaaá! ¿Me puedo meter a nadar? —Victoria se cruzó de brazos y abrió la boca por la sorpresa del cinismo de su hijo mayor.
Donde Carlos lo dejara meterse a nadar, habría problemas para su marido y para su hijo.
—¿Qué dijo tu madre? —Carlos era un hombre inteligente al cual le gustaba ahorrarse algunas peleas. Wes y su padre, que acababa de llegar, sonreían al ver a Carlos actuar como un padre.
—Ella dijo que... dijo que te preguntara. —A lo lejos, Carlos vio a su mujer lanzándole unos ojos diciendo: "atrévete a darle permiso y ya verás"
—¿Ah sí? Pequeño bribón —Carlos agarró a su hijo en brazos y lo alzó para aventarlo sobre su hombro como un costal de papas —Tu madre te dijo que no ¿verdad? —El niño tuvo que admitir que era cierto —Entonces, le haremos caso a tu madre y te esperarás un rato antes de volver a meterte a nadar, estoy seguro que ninguno de tus amigos tuvo permiso.
Carlos bajó a su hijo mientras que el pequeño se iba cabizbajo pero el enojo se fue en cuanto se distrajo con sus amigos y se pusieron a jugar futbol.
—Tú eras igual de terco —Le dijo su padre a Carlos.
—¿De qué hablas? Si se parece completamente a la mamá —El piloto rió junto con Wes, Caco y su padre.
—Vamos, Carlos que ese niño tiene toda tu cara —Caco habló ayudando a su tío.
—Tal vez, pero el carácter es de la mamá, cuando se enoja conmigo o con quien sea puedo ver la cara de Victoria por completo —Carlos les contaba mientras se volvían a reír.
El señor Sainz fue hasta donde estaba Reyes porque la mujer le estaba hablando y Caco fue a atender a uno de sus hijos que requería su ayuda para amarrar sus agujetas dejando a Carlos solo con Wes.
—¿Qué tal están Addi y tú? —Carlos le preguntaba a Wes, con quien no había tenido oportunidad de hablar desde Navidad, porque ellos seguían viviendo en Los Ángeles —No le gusta que le digan abuela ¿eh?
—Estamos excelente, y sí, no es su fuerte, le tiene miedo a envejecer —Wes y Carlos veían a sus esposas desde lejos, las dos eran igualitas, y Carlos podía notar como Victoria iba cada día más pareciéndose a su madre, aunque no se lo decía para no hacerla enojar.
Las dos mujeres Ellis estaban platicando entre ellas.
Carlos tuvo que confesarle a Wes durante su boda que en realidad una de las razones por las que Victoria y Carlos estuvieran juntos fue por el discurso que había dado aquella noche en la casa de Beverly Hills, Wes sólo le respondió: "Que bueno que tú la encontraste a la primera" Y ambos hombres rieron.
Desde ese día, Carlos y Wes habían desarrollado una excelente amistad y el hombre erguía el pecho cada vez que los hijos de Carlos se referían a él como abuelo, pues sabía que Victoria no era su hija biológica, pero desde la primera vez que la conoció la quiso muchísimo.
Cuando Victoria le pidió que la llevara por el altar, Addison tuvo que quedarse con él hasta que dejó de llorar y luego, fue inevitable no hacerlo cuando Vic lo sacó a bailar.
—Abuelo, ¿me ayudas? —Carlitos se acercó hasta Wes y su padre y le entregó una paleta de hielo.
Wes le abrió la paleta con gusto y se la entregó mientras que el cumpleañero agradecía y se iba corriendo con sus amigos.
—¿Así es como quieres meterte a nadar? —Su padre gritó para que pudiera escucharlo —Wes, te dejo, no veo a mi mujer y creo que los papás también quieren paletas de hielo.
Carlos siguió atendiendo a los invitados porque al dar una mirada rápida había perdido a su esposa, así que le tocaba a él seguir con todo eso mientras tanto, Lucía y Victoria se habían escabullido lejos de los niños, a la cocina donde nadie las molestaría.
—Dios, no sé cómo lo haces —Lucía le decía destapando un poco de vino que la cantante tenía en su refrigerador y tomando directo de la botella.
En la fiesta no había alcohol, así que Victoria le había dicho que podía tomar un poco siempre y cuando nadie más la viera.
—¿Puedo fumar aquí? —De nuevo, Lucía preguntó sacando de su bolsa su cajetilla y su encendedor.
—Sí, solo no dejes que Carlos te vea, nunca le gustó que fumara en la casa. —Victoria sonrió, ella ya no fumaba.
No fue por decisión propia, pero en cuanto se enteró que estaba embarazada dejó de hacerlo, luego Carlitos llegó al mundo y ella comenzó a amamantar entonces tampoco podía hacerlo, y luego simplemente dijo que era lo mejor porque no quería que sus hijos vivieran en una casa que oliera a tabaco.
—¿Qué se siente tener a Carlos en casa? —De nuevo, el piloto estaba en su descanso de invierno antes de que la temporada iniciara.
—Es bueno que pase tiempo con los niños, lo extrañan mucho cuando no está y yo ya no voy tanto a las carreras porque no me gusta dejarlos solos, así que yo también lo extraño —Victoria dijo comenzando a abrir su refrigerador buscando algo de comer porque tenía hambre, pero simplemente no tenía ganas de ir por más comida.
Del congelador encontró unas paletas de hielo que le compraba a los niños en la temporada de calor y sacó una para ella, Lucía se negó.
—¿Tú? ¿Qué tal todo con Olive? —Victoria preguntó, y aunque Lucía seguía siendo su manager, la castaña necesitaba de retos más grandes y decidió ser la manager de Olive.
Victoria lo entendía, no iba a arrastrar a Lucía con ella por siempre, además su relación como amigas mejoró en cuanto dejaron de trabajar tanto.
—Sabes muy bien que la mujer es excelente, ahorita se está tomando un tiempo, pero ¿por qué me preguntas? Si tú la ves más que yo con eso de que están haciendo su nuevo álbum —Lucía le reclamó.
—Es cierto, pero solo ayudo un poco, aunque me pidió que haga una colaboración con ella —La rubia sonrió amable.
—Deberías de hacerlo —Victoria asintió mientras comía su paleta de hielo, y la castaña la veía —¿Lo extrañas? ¿Extrañas tu vida antes de ser madre? Me refiero a los escenarios, las giras... la atención.
Victoria vio hacia el jardín desde donde estaba, Carlos estaba discutiendo con sus dos hijos para que no se metieran a la alberca y claramente parecía que iba perdiendo, así que el madrileño dio una mirada a todo el lugar, posiblemente buscándola, y cuando vio que ella seguía sin aparecer, les dijo a los dos pequeños que ya podían meterse a nadar. Lucía había visto toda la escena al igual que Victoria mientras negaba con la cabeza riendo.
—No, bueno... sí, pero es diferente, extraño los escenarios y miles de fans gritando mi nombre, pero ahora tengo a dos pequeños que me gritan por todo y por nada, y no lo cambiaría por nada del mundo. Tú más que nadie sabías lo mucho que quería está familia —Victoria se estaba poniendo algo sentimental y había comenzado a lagrimear, solo un poco —Y la verdad, creo que es mejor de lo que imaginaba.
Lucía sonrió al verla, habían pasado tantos años juntas que era imposible no ponerse sensibles hablando de estos temas.
—La verdad te lo pregunto porque, bueno, hay una oferta para algunos shows —Lucía, como su agente, tenía que decirle —Son en Las Vegas en el Caesar's Palace, sería como una residencia y no tendrías que viajar de estado en estado. Sé que no lo necesitas, pero debo decir que te están ofreciendo bastante dinero y han sido algo insistentes en que te quieren.
Victoria asintió sin decir nada, porque hacía años que ella no se presentaba en ningún lugar y siempre se dijo que ya no lo necesitaba, pero se mentiría si dijera que la noticia de Lucía no le había removido algo en su interior.
—¿Puedo pensarlo?
—Claro, piénsalo, habla con Carlos y me dices. Podemos llegar a un acuerdo, estoy seguro de que ellos te darán todo lo que necesites.
—Gracias —La cantante sonrió y Lucía le dio otro trago a la botella, mientras que Vic comía de su paleta.
Después de un rato en silencio, la castaña se aventuró a hablar de nuevo.
—Tú muy bien sabes que nunca quise hijos, pero Victoria, no sé porque siento que tú fuiste mi bebé —Las dos amigas rieron —Me refiero, te conocí cuando eras apenas una joven y te he visto crecer, madurar, casarte, tener hijos. Nunca pensé que terminaríamos así.
Las dos estaban sentimentales al parecer, porque las dos estaban llorando solo un poco.
—¿De qué hablas? ¿Terminar? Yo sigo siendo joven —Victoria aligeró el ambiente con un chiste.
—Carajo y yo ya estoy entrando a la mitad de los 40 —Lucía dio un trago grande al vino, mientras que Victoria iba por otra paleta de hielo, estaba deliciosa, pero le hacía falta algo.
Estaba tomando una de sabor limón pero para la sorpresa de Lucía, la cantante le había puesto jarabe de chocolate.
—Que asco me das —Le dijo mientras Victoria ni se inmutaba, y solo comía sin culpa alguna.
—No sabe tan mal, además, necesitaba algo dulce y en esta casa nunca faltará el azúcar —Vic comentó divertida —Aunque Mateo tiene prohibido comer azúcar después de las 5 de la tarde o ya no duerme.
—Tu hijo no necesita más energía de la que ya trae —Lucía comentó viendo al pequeño correr por todo el jardín. ¿Es que acaso no se cansaba?
—Victoria —Reyes y Addison habían entrado a donde ellas estaban —Carlos pregunta dónde están los flotadores de Mateo.
—¿Qué comes cariño? —Su madre, Addison preguntaba al verla devorarse esa paleta de hielo.
—Addison dile algo, le acaba de poner chocolate a una perfecta paleta de limón —Lucía la acusaba mientras las dos abuelas compartían una mirada divertida y cómplice.
—¡Le faltaba azúcar! Ya te lo había dicho —Victoria no iba a dejar que la criticaran —Díganle a Carlos que están donde está su toalla secándose.
—Vale, gracias —Y después de eso las dos abuelas salieron de ahí para ayudar al padre, ¿es que acaso no sabía buscar por él mismo?
Lucía y Victoria continuaron su plática, si Victoria quería considerar la propuesta, debía de saber todos los detalles, para luego discutirlos con Carlos.
—Escuché que esta era la zona de fumadores —Ruth llegó y se abrió camino entre Addison y Reyes.
—Entra, pero que no te vea Carlos —Victoria comentó divertida mientras que Lucía la unía a la plática.
Mientras tanto, Addison y Reyes habían ido por los flotadores y conversaban sabiendo que nadie podía escucharlas.
—¿Viste eso? —Addison preguntó a Reyes con una sonrisa en la cara.
—Parece que seremos abuelas por tercera vez —Reyes respondió con una sonrisa enorme mientras trataba de no gritar de la emoción.
—No creo que sepan, ¿viste como le dio asco la comida hace rato? Desde entonces le estoy echando ojo a mi hija, estoy segura de que está vez será niña —Addison comentaba mientras le entregaba los flotadores a Reyes.
—Ojalá —La madre de Victoria se fue con su esposo a decirle la noticia al escuchar que Reyes creía lo mismo que ella.
Reyes se separó de la madre de Addison y fue a donde Carlos estaba poniéndole bloqueador a Mateo, a quien le urgía meterse a nadar como su hermano mayor, que ya podía nadar sin ayuda de nadie.
—¡Papá! Apresúrate, ya quiero meterme —El castaño se movía desesperado odiando que su padre no dejaba de ponerle bloqueador por todo su cuerpo.
—Si te quedaras quieto podrías irte más rápido —Ese comentario fue suficiente para que el pequeño se quedara calmado un poco.
Carlos recibió los flotadores y se los puso, para que sin despedirse, su hijo se fuera a la alberca con los niños más pequeños.
—Gracias mamá, ¿dónde está mi mujer? —Carlos se volvió a poner de pie poniéndose el bloqueador que le había quedado en las manos directo en la cara.
—Está en la cocina con Lucía platicando, supongo que mamá necesitaba un tiempo a solas —Reyes no dejaba de sonreír, quería descubrir si su hijo sabía algo, pero como había dicho Addison, tal vez ninguno de los dos sabía que Victoria estaba embarazada —¿Qué pensarías de tener otro hijo?
—Mamá —Carlos parecía querer quejarse, porque la miró de mala forma —¿Acaso no estás feliz con los dos nietos que ya te di? —Reyes le regaló un golpe en su brazo.
—No me hables así jovencito, yo amo mucho a mis nietos, pero dime, ¿qué pensarías de otro bebé?
Carlos volteó a ver a sus hijos y la verdad es que no había pensado en la posibilidad de tener otro hijo, él ya tenía 41 años y comenzar desde cero a esa edad no era lo mejor. Recordaba lo cansado que había sido criar dos niños y eso considerando que Victoria había hecho el trabajo pesado, pues él siguió corriendo.
—No lo sé, no creo que Victoria quiera otro, y la verdad, creo que estamos bien con dos, Carlos y Mateo son los mejores hijos que pudimos haber querido —Carlos no se movía de la orilla de la alberca, en caso de que uno de sus hijos lo necesitara.
—Pues entonces te presento algo llamado condones, niño, o mejor, vasectomía. —Reyes se estaba divirtiendo a costas de su hijo.
—¿De qué hablas? —Carlos volteó a ver a su madre quien tenía una sonrisa enorme en la cara mientras que él tenía el ceño fruncido.
—Hablo de que tu esposa está embarazada de nuevo —El color de la cara de Carlos lo abandonó.
—¿Y cómo sabes? ¿Ella te dijo? —No, Victoria no le diría a su madre primero que a él.
—Claro que no, es más ella no tiene idea, pero la comida le dio asco y la dejó a un lado, ahorita vimos a Victoria comiendo una paleta de hielo con chocolate y mírame bien a los ojos y dime que no has visto que su busto se ha agrandado —Carlos no decía nada mientras su madre enlistaba todas sus razones para creer que Victoria tendría otro hijo.
—¡Carlos, necesito ayuda! —Victoria salió de la casa gritando por su esposo.
La mujer le hizo señas para que se apresurara
Y entonces, mientras su esposa lo mandaba a llamar, la mirada de Carlos fue directo a Victoria, tal vez era un hombre que no se fijaba en muchas cosas, pero su esposa era algo que nunca se cansaría de ver. Además su madre tenía razón, a Victoria se le habían agrandado los pechos y relucía, en verdad, tenía un resplandor aunque para Carlos siempre era así.
—¿Lo ves ahora? —Reyes le dijo a un lado, los dos veían a Victoria hablando con Lucía.
—No le digas a nadie, mamá —Carlos le dijo mientras su madre asentía y se iba a pasar el rato con otros de sus nietos.
Carlos fue hasta donde estaba su mujer y su cara parecía transmitir todo lo que él no decía.
—¿Qué pasó? —Victoria preguntó preocupada.
—Nada, nada. Mi madre, ya sabes como es —La cantante asintió riendo —¿Qué necesitas?
—Tienes que venir, los idiotas de Charles y Lando mandaron regalos para los niños y no sé qué haré con ellos. No quiero que los vean.
Victoria se metió a la casa con Carlos y fue directo al recibidor, donde ahí, los esperaban dos motos de gasolina hechas para niños.
—¿Es qué son estúpidos? —Victoria preguntó refiriéndose a Lando y Charles —Carlitos cumplió 6 años y Mateo tiene 4.
—Según las instrucciones, las motos son para niños de 7 años —Carlos sacó su celular para revisar las instrucciones que sus amigos le habían enviado y lo que decía internet.
—Claro, porque los salvajes de tus hijos van a esperarse hasta esa edad. ¿No pudieron mandar un juguete y listo? —Victoria sabía que los dos pilotos se estaban vengando de ella porque Victoria le había enviado instrumentos musicales a sus pequeños y los padres primerizos no habían podido quitárselos de encima.
Todavía se acordaba de los regalos, dos baterías enviadas una a Reino Unido y otra a Mónaco.
—Podemos decirles que no tienen gasolina —Carlos comentó mientras que su esposa lo fulminaba con la mirada.
—Como si tu familia no fuera dueña de un karting —La cantante se cruzó de brazos haciendo que Carlos se riera.
—Vamos, preciosa. Tus hijos son mitad Sainz, está en sus venas —El madrileño la tomó entre sus brazos y la acercó a él.
—Una cosa son los karts, pero otra muy diferente, son las motos.
Victoria se dejó abrazar mientras seguía pensando que hacer con el regalo.
—Ayúdame a meterlas al garaje y luego veremos que haremos, pero me niego a que tus hijos anden por ahí en esto.
Carlos supo que no había de otra e hizo lo que su mujer le ordenó. Escondieron las motos donde sabían que ninguno de los dos las encontraría y continuaron con la fiesta.
Después de hablar un rato más con los invitados y justo cuando la luz del sol se iba acabando, los padres decidieron que era momento de partir la piñata seguida del pastel.
Ahora todo el mundo estaba reunido alrededor de la mesa esperando para cantarle al cumpleañero.
—Mateo, recuerda que la vela es para que tu hermano la apague —Carlos le recordaba a su hijo menor.
—Pero...
—¿En qué quedamos, jovencito? —A Victoria le gustaba verlo actuar así, así que no decía nada mientras disfrutaba de verlo actuar como padre.
—En que la vela es solo de Carlitos y que la mía sería mía en mi cumpleaños —Mateo repitió las palabras que le habían dicho desde hace un tiempo con la cabeza agachada.
—Exacto mi amor, no falta mucho para tu cumpleaños —Carlos le decía mientras lo abrazaba para hacerlo sentir mejor, pero se notaba que al pobre le costaba aceptarlo.
Mateo había dicho que sí con la cabeza algo cabizbaja pero de nuevo se le olvidó en cuanto todo mundo comenzó a cantar, pues él quería ser quien le cantara más fuerte a su hermano.
—Vamos, Carlos sopla —Victoria le decía a su hijo mayor mientras veía a su bebé cumplir un año más.
Carlos observó como su esposa se limpiaba unas lágrimas y de nuevo se preguntó, ¿sería algo de ella o las hormonas le estarían jugando una broma?
Carlitos sopló su velita y mordió su pastel de las tortugas ninja.
La fiesta terminó un rato después.
Ahora, ya que todo mundo se había ido a sus casas de nuevo quedaban ellos 4, Victoria había dejado salir a sus gatos ya que habían estado todo el rato encerrados.
—Mamá, ¿puedo abrir un regalo? —Carlitos se había acercado a su mamá, quien estaba guardando la comida para que no se descompusiera.
—¿En qué quedamos? Tu papá y yo estamos cansados mi amor, mañana temprano ¿vale? —Ella le decía pero de nuevo, su hijo no se iba a rendir.
—Ándale mamá, solo uno —Carlitos rogó con sus manos juntas y ella no pudo decirle que no.
—Está bien, pero solo uno —Victoria dejó lo que estaba haciendo.
Fue a la sala donde Carlos ya había escogido una caja al azar y Carlos y Mateo estaban esperando, el padre estaba con su celular grabando la reacción de su hijo.
—¿Qué es Carlos? ¡Abrelo! ¿Qué es? —Mateo preguntaba emocionado por su hermano.
—¡Es Leonardo! —Carlitos gritaba, era uno de los integrantes de las tortugas ninja y los padres estaban felices de que no se tuviera que armar y que no tuviera pilas, así que le dieron el muñeco y se comenzaron a preparar para dormir.
Después de meterlos a bañar no fue difícil que los niños se quedaran completamente dormidos, pues estaban tan cansados de estar corriendo todo el día que prácticamente tocaron la cama y cerraron sus ojitos.
Los niños dormían en un mismo cuarto porque no querían separarse, así que para ellos era más fácil.
Victoria estaba cubriéndolos bien, mientras acomodaba su cabello y les daba un beso en sus frentes, los adoraba con toda su vida.
Carlos estaba viendo la escena con orgullo desde el marco de la puerta, esto era lo que más extrañaba cuando trabajaba, pero Victoria siempre lo mantenía al tanto con videos y fotos. Adoraba a su familia y amaba a Victoria, cada día más, era su mejor amiga y la mejor compañera de vida.
—¿Qué me ves, guapo? ¿Se te perdió algo? —Era bueno saber que podían seguir jugando entre ellos y molestarse. Carlos sonrió y ambos fueron hasta la cocina.
Carlos guardó el resto de la comida mientras que Victoria buscaba algo que comer. De nuevo, tomó otra paleta de hielo, ahora de sabor uva y nuevamente la baño de chocolate. Carlos sonrió al verla, por lo que su madre le había dicho, ella no tenía la menor idea.
Carlos fue ahora hasta el refri, y vio una de las botellas de vino de la rubia, se sirvió un poco y los dos fueron hasta la sala a sentarse un rato en los sillones. Bodoque y Bolillo llegaron hasta ellos y se acurrucaron cerca de Victoria, Carlos volvió a sonreír, al parecer no era necesario hacerse una prueba, estos dos siempre daban en el clavo cada vez que ella estaba embarazada.
—¡Estoy muerto! Esos niños van a matarme —Carlos dijo viendo al techo —De verdad, creo que no siento mis pies de los cansados que están —Victoria se burló de su esposo.
—Ja, ahora imagínate estar con ellos todos los días cuando tú no estás. Podrás correr autos de carreras a 300 km/h pero no podrías sobrevivir una semana sin mí —Victoria se rió por la cara ofendida de Carlos.
—Lo sé, eres la mejor madre —Pero la verdad es que Victoria se merecía el crédito —Contigo cuidando a los niños yo puedo seguir con mi sueño, es por eso que he pensado que es momento de dejarlo ir.
La sonrisa de Victoria se borró de su cara.
—¿De qué hablas? Tú amas correr.
¿Es que acaso Lucía había hablado con él? ¿Le habría dicho del trato que le estaban ofreciendo?
—Sí, pero amo más a mi familia —Carlos lo decía en serio y Victoria no entendía qué había sucedido —Preciosa, he estado bastantes años en Fórmula 1, creo que es momento de que esté un rato con los chicos. ¿Sabías que antes de que yo me fuera el personaje favorito de Carlos era el hombre araña? Y cuando regreso, son las tortugas ninjas. Mateo odiaba los guisantes y ahora dice que los ama.
>>Me pierdo mucho de sus vidas, los niños no dejan de crecer y no me perdonaré el perderme su niñez.
—Tú padre estuvo fuera mucho tiempo y no creo que hubiera tanto problema. —Victoria le decía, sabía que el padre de Carlos no descansó y siempre viajó durante su niñez.
—Lo sé, pero recuerdo que yo lo extrañaba mucho y aunque él siempre nos daba su atención cuando regresaba, también sé lo mucho que me hizo falta en algunas ocasiones —Victoria sonrió —Además no es como que dejaré de correr, tal vez esté unos años aquí, te ayudaré con los niños, me haré cargo del karting y tal vez en unos años explore otras opciones, como los rallys.
—Yo jamás te pediría que dejaras tu sueño, pero si así te sientes, te apoyo, siempre lo haré —La rubia se acercó a tomar la copa de vino de su marido pero Carlos la alejó —Ok, ya no tienes mi apoyo y quiero el divorcio.
—Eres una dramática preciosa, pero no te daré vino —Victoria frunció su ceño.
—¿Y eso por qué?
—Mi madre y tu madre creen que estás embarazada de nuevo —Carlos se divirtió con la cara que acaba de poner su mujer, había sido la misma que él había puesto cuando se lo mencionaron.
Ellos ya no tenían planes de tener más hijos.
—¿Por qué piensan eso? —Victoria siguió comiendo su paleta con chocolate y Carlos la miró —Es solo que quiero algo dulce, vamos no creerás que solo por esto ya estoy embarazada.
—Bueno, también dijeron que no comiste porque te dio asco la comida.
—¡Me tocó algo mal cocinado! —Victoria se defendía como podía.
—¿Y qué hay sobre esos enormes pechos que no he dejado de ver desde que me di cuenta? —Victoria abrió mucho los ojos y le soltó un manotazo.
—¡Carlos Sainz, había niños en la casa! —Victoria rió.
—Oh creeme que esa fue la única razón para no tomarte y encerrarnos en nuestro cuarto —De nuevo, Victoria rió a carcajadas, junto con Carlos —Vale ¿no me crees? Tal vez le creas a los gatos, mira lo que están haciendo en este preciso momento.
Victoria volteó hacia abajo y encontró la prueba definitiva, Bodoque estaba casi sobre el vientre de Victoria mientras que Bolillo estaba igual de cerca. Así como los dos le habían avisado la primera vez, lo mismo pasó cuando estaba embarazada de Mateo.
—Oh no.
La rubia movió a los gatos con cuidado, se puso de pie y fue corriendo al baño de su cuarto, Carlos iba trás ella. De su cajón sacó pruebas de embarazo que tenía para emergencias e hizo pipí, después de 5 minutos la prueba les confirmó lo que ambos ya sabían.
—¡Vamos a ser papás! —Victoria estaba sumamente sorprendida. Carlos no tanto, sabía que era cierto y se había hecho a la idea desde hace un rato, mientras que todo esto era nueva información para la cantante.
—¿Te digo la verdad? —Carlos preguntó y ella asintió —Lucía me comentó de los show en Las Vegas que te están ofreciendo. Sé que quieres regresar a los escenarios, es por eso que me retiro, creo que es momento de que sigas con tu sueño.
Victoria sabía que Lucía se había metido, pero ¿cómo podía pensar en regresar cuando estaba embarazada de nuevo?
—¿Con un bebé en camino? ¿Quieres que dé a luz en el escenario? —Victoria rió, pero en el fondo se sentía solo un poco triste, era verdad, ella quería trabajar en algo que no fuera escribir para alguien más o en sacar discos que sus fans nunca corearían al mismo tiempo que ella.
Carlos pudo ver la cara de su esposa, Victoria se veía triste y cuando Lucía le había mencionado lo de los show Carlos pensó que Victoria no lo haría, ella se había alejado del público en cuanto Carlitos nació, pero ahora que la veía, era obvio que lo extrañaba.
—¿Quieres tenerlo? Vamos, 100% verdad. Somos muy felices con nuestros dos hijos, no te culparía si tú...
Victoria lo interrumpió poniendo una mano en el aire.
—Sí quiero, tal vez está vez sea la niña. —Carlos sonrió, los dos estaban sentados en el piso del baño hablando tranquilamente —Pero es cierto, pensé que solo tendríamos a Carlos y Mateo. Pensé que cuando ellos estuvieran más grandes yo podría tomar algunos shows, y ahora que me ofrecieron algunos en Las Vegas pensé que sería la oportunidad perfecta.
>>Son de noviembre a marzo y serían los viernes y sábados en el Caesar Palace, así que ni siquiera tendría que viajar.
Victoria se había emocionado de más con esa oportunidad, pero ahora, parecía un sueño lejano. No pudo evitar ponerse a llorar.
Mentiría si dijera que no le afectaba algunas veces ver a Carlos continuar su sueño y ver que ella se había quedado en el fondo. Sabía que había sido su decisión, pero no había sido fácil.
Carlos se acercó hasta donde estaba ella y la acercó a él, todo sin moverse del piso del baño.
—¿Crees que te puedan esperar un año más? —Carlos preguntaba, sabía que Victoria estaba feliz, pero también entendía su necesidad por continuar su vida, no solo era madre, era cantante.
Sus últimos dos discos habían sido todo un éxito, pero sin giras, sabía que había algo que le faltaba a su esposa.
—Tal vez, si hablo con Lucía y que ella hable con ellos.
—Sería bueno que lo lograra. Así Carlos tendría 7, Mateo 5 y el nuevo bebé sería lo suficientemente grande para ya no necesitar que lo estés amamantando —Victoria estaba feliz porque Carlos entendiera que por más que adorara ser madre, su carrera seguía importándole.
—¿Y te encargarás de ellos?
—Claro, soy su padre. Además, me da tiempo suficiente para retirarme y seré padre de tiempo completo. Te toca mantener a la familia —Carlos comentó divertido haciendo que su mujer dejara de llorar.
—Te amo —Victoria dijo acercándose para besar a su esposo.
—Y yo a ti, ahora, es momento de que mamá brille y que sus hijos vean que es una estrella —Carlos comentó exagerando sus movimientos con sus manos mientras hacía reír a su mujer.
—¡Vamos a ser padres! No puedo creerlo —Victoria comentó volviendo a pensar en su situación, en verdad que había sido una sorpresa para ella, pero no para los demás. ¿Desde cuando pasaba eso?
—Pues creelo —Carlos reía al verla así —¿Algo que se te antoje?
Victoria sonrió maliciosa, ahora que estaba de nuevo embarazada, Carlos tendría que consentirla, siempre lo hacía, pero ahora más.
—Quiero dos cosas, dormir 12 horas seguidas y que papá se haga una vasectomía, después de bebé #3 no pienso tener más.
La sonrisa del madrileño desapareció de su rostro.
—¿En serio? —Carlos temía esa respuesta.
—Vamos guapo, que somos un equipo y te tienes que sacrificar por él —Victoria tomó la mejilla de su marido y le dio un buen apretón —Es en serio Carlos, si yo puedo parir a tus tres hijos, tú puedes hacerte un pequeño corte.
—¿Y si digo que no? —Carlos tenía miedo de la respuesta.
—Será mejor que duermas con un ojo abierto, guapo, que tengo tijeras en mi buró —Los ojos de Carlos se abrieron que parecía que iban a salir de su cara —Zig Zag
Victoria hizo una seña de tijeras con sus manos y Carlos la tomó en sus brazos para apretarla.
—¡Carlos! Vas a despertar a los niños.
El piloto se puso de pie e hizo que Victoria hiciera lo mismo.
—¿A esos costales de papa? ¿Bromeas? Están derrotados, dormirán toda la noche sin problemas —Carlos cargó a Victoria como cuando se casaron y se la llevó a su habitación —Venga, es hora de que mamá y papá tengan tiempo a solas, creo que no lo haremos por un buen tiempo.
—¡Carlos! Eso nos llevó a esta situación —Victoria se quejó mientras Carlos cerraba la puerta de su cuarto con la pierna.
—No es como que te puedas quedar embarazada de nuevo, venga —Carlos rogaba con un puchero en su cara, Victoria no pudo resistirse a su marido.
—Está bien, pero ponle seguro, no queremos que pasé lo de la última vez.
Carlos asintió mientras corría a ponerle seguro a la puerta.
Él y Victoria serían padres de nuevo y pensar que hace 14 años no creía que aquella rubia con cara de zombie fuera a cambiar su vida por completo y ahora, no solo la había cambiado, sino mejorado en todos los aspectos.
—Ahora sí —El madrileño prácticamente saltó a la cama haciendo que Victoria soltara una carcajada.
Entre besos, la mujer se despegó de su marido y dijo:
—Sí es niña, yo le pongo el nombre.
—¿Qué? Eso no es justo —Carlos se quejó amargamente.
—Lo es. Carlitos no llevaba ni dos minutos en este mundo cuando ya le habías dicho a todos que sería Carlos tercero.
—Lo discutimos más tarde —El hombre se enderezó un momento para comenzar a quitarse la playera.
—No.
—Sí —Carlos aventó su prenda a quien sabe donde y comenzó a quitarle los shorts a su mujer para también lanzarlos.
—No.
Y antes de que pudiera continuar, se escuchó un grito fuerte y claro.
—¡Papaaaaá! —Carlos cerró sus ojos esperando que solo fuera una mala jugada por parte del cansancio.
Victoria se cubrió la boca para no soltarse a reír.
—¡Papaaaaaá! —El grito se repitió.
—Te hablan, guapo —Vic comentó divertida.
El madrileño la fulminó con la mirada mientras que su esposa solo podía burlarse de él.
—¡Papaaaaá ven!
—¡Ya voy! —Gritó de vuelta y se puso de pie para ponerse la playera y quitar el seguro de la puerta.
Antes de salir, se giró a su mujer y la señaló con su dedo.
—Tú no te pongas los shorts, no tengo intenciones de tardarme.
—Sí señor —Victoria imitó un saludo militar al escucharlo darle órdenes y lo vio marchar con mala cara.
A lo lejos lo escuchó hablarle a su hijo menor.
—¡Mateo, más vale que estés acostado cuando entre a tu cuarto! —Carlos habló de mala manera, pero tratando de que no se notara.
Victoria se sentó en su cama y fue hasta su closet para ponerse una pijama, porque sabía que su noche no iba a terminar como ellos querían. Luego, regresó a la cama y comenzó a revisar su calendario para ver más o menos desde cuando había quedado embarazada.
Unos minutos más tarde, escuchó a su esposo gritar.
—¡Su madre se está cambiando, denle unos minutos! —Sabía lo que significaba, que debía ponerse los shorts y como ella ya sabía que eso sucedería, solo respondió.
—Ya estoy lista.
Esa fue la señal que los niños esperaban para entrar, los dos terremotos se habían despertado y estaban listos para atacar.
La puerta del cuarto se abrió dejando a Carlitos y Mateo entrar corriendo y subiéndose a la cama de sus padres.
—¡Mamá! Papá dijo que podíamos dormir aquí —Carlitos explicó emocionado.
—¿Ah sí? ¿Su padre los dejó? —Victoria comentó divertida sabiendo que eso era lo último que Carlos quería.
—Sí. Es que Mateo se despertó porque dijo que estaba muy oscuro y me despertó y quisimos venir con ustedes —Carlitos volvía a explicar como buen hermano mayor.
—Mamá, papá dijo que no podemos dormir con luz, que los niños grandes no duermen con luz. Dile que miente —Victoria volvió a ver a su marido tratando de no reírse.
—Su padre miente —Vic comentó divertida.
—No te pongas de su lado —Carlos se acercó hasta donde estaban ellos tomó su lugar en su cama —Ahora, duérmanse o los regresó a su recámara.
Victoria sonrió al ver a sus hijos acomodarse lo más cerca de ella para que Carlos le dijera con solo una mirada:
"No pude decirles que no"
—Ay mis hombrecitos —Victoria acarició el cabello de cada uno de sus chicos y les dio un beso en la cabeza antes de apagar las luces (menos una pequeña lámpara) y se acomodó para dormir.
Sus hijos no tardaron nuevamente en quedarse dormidos.
Carlos volteó a ver a Victoria solo para encontrar que ella también lo estaba viendo.
—Necesitaremos una cama más grande —Comentó divertido pensando que habría que tener lugar para el nuevo bebé.
Antes de que Victoria pudiera decir algo, ambos sintieron como los gatos entraron y se colocaron en la orilla de la cama, para acostarse con los niños. Carlos rodó los ojos harto y Victoria soltó una risita.
—Mucho más grande —Victoria aseguró al sentir a Bodoque cerca de ella y a Bolillo cerca de Mateo.
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Espero les haya gustado esta última parte, no quiero hablar mucho aquí porque en el siguiente apartado quiero despedirme, así que solo espero que este epílogo haya sido todo lo que ustedes pensaron y más.
Si gustan hablar de la fic o del epílogo, saben muy bien que mi instagram está siempre abierto.
Instagram: JavaddMad
Las veo en el siguiente apartado, las amoooo
Fer <3
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