Crossover [1/5]: La casa
Hello, como bien saben ya habíamos medio anunciado este crossover en Instagram que comenzó como un juego, pero terminó siendo más que eso.
Nunca había escrito con alguien más pero con Val se sintió tan natural que considero que ha sido un proyecto maravilloso. Teníamos tantas ideas que no sabíamos cuándo parar así que por eso se armó todo este proyecto.
Lo que quiero decir es que espero que ustedes puedan disfrutarlo de la misma manera que nosotras lo hicimos.
Les recomiendo mucho el trabajo de valskeeper y le he pedido que les deje unas palabras, para las que no la conocen:
Holaaa, para quienes no me conozcan soy Val, mejor conocida como valskeeper, autora de Troublemaker, un fanfic de Carlos Sainz al igual que Cuando Todo Empeora. Me ilusionó mucho hacer este crossover con Fer por la amistad que llevamos y puedo decir con seguridad que creo que no me había divertido tanto escribiendo como cuando escribí esta maratón con @javaddmad. Fue muy lindo porque tenemos sentidos de humor similares y cualquier idea que podía comenzar ella sabía exactamente cómo completarla al punto que se sintió como bailar un tango súper fluido. Espero que lo disfruten mucho porque lo escribimos con mucho cariño y que se rían con las ocurrencias de estos cuatro tanto como nosotras.
Voten y comenten o les jalo las patas!
Se despide,
Val
***
Adora iba caminando por una mansión, confundida y desorientada.
¿Dónde estaba? ¿Qué hacía aquí?
Giró por una esquina y se sorprendió cuando chocó con otro cuerpo, un pinchazo en el pie sacándole un grito de susto mezclado con dolor. La otra persona también gritó, apartando sus botas del pie de Adora.
—AY, COÑO E' LA MADREEEEE —Fue lo que gritó la venezolana mientras sostenía su pie herido con una mueca.
—¡Mierda! ¡Perdón! Te juro que lo lamento mucho, no te había visto, perdón —las palabras de Vic quedaron en la nada en cuanto cruzó miradas con la desafiante mirada achocolatada de la castaña, porque definitivamente las castañas con actitud eran su debilidad—. Bueno, pero ahora que ya te vi, te prometo que de haberlo hecho no te pisaba, amor, aunque dejaría que me pises toda.
Adora se encontró algo perpleja, su pie todavía palpitaba de dolor, pero eso no evitó que se le subieran los colores a la cara. ¿Esa chica le estaba coqueteando? Se encontró examinando a la chica: rubia, un poco más alta que ella, y con unos bonitos ojos mieles y sonrisa coqueta.
No pudo evitar ponerse nerviosa con su comentario. Solía coquetear de broma con Lily y las otras wags, solo que esta vez se sentía que iba en serio. Pero es que había algo sobre obtener validación femenina que se sentía mucho más lindo a veces que cuando sus propios novios la complementaban.
—Eh... eh... yo... —balbuceó sintiéndose estúpida por un momento. Claro, Carlos la ponía nerviosa y ella se lo devolvía, pero ahora esta chica desconocida lo hacía y se le olvidaba como hablar. Excelente, Adora, se te va la oportunidad de hacerle honra a la canción de Katy Perry. Se aclaró la garganta e intentó de nuevo—. No hay cuidado... debí ver por donde venía.
—Supongo que estamos igual —Vic sonrió más tranquila sabiendo que la había puesto nerviosa y ahora debía de volverla su amiga, pues era a la primera persona que veía desde que había entrado a ese desconocido lugar—. ¿De pura casualidad sabes donde estamos?
—Todavía estoy intentando descubrirlo —La castaña respondió sincera al ver que al menos podrían tenerse la una a la otra para hacerse compañía. A pesar de que su corazón todavía latía desbocado primero por el susto y luego por el coqueteo de la rubia.
—Al final del día no me desagrada del todo si nos perdemos un rato. —De nuevo Victoria le lanzó una mirada coqueta a la castaña junto con un guiño, solo para tentar terreno y ver si le correspondía.
—Yo... mejor concentrémonos en buscar cómo salir de aquí —Adora esquivó su mirada para que la rubia no notara el sonrojo de sus mejillas y decidió continuar buscando una salida.
Victoria comenzó a caminar detrás de ella, no pensaba quedarse sola en ese lugar.
—Tú dime que hacer y yo te sigo, amor.
—Aprecio el apodo, pero ese no es mi nombre —Adora lo decía no por ser grosera, sino más bien para poder concentrarse porque no la dejaba pensar correctamente. ¿Izquierda o derecha?
—Correcto, en ese caso, ¿cómo quieres que te llame? ¿Castaña ardiente? —Victoria preguntó divertida, pues si estaba varada al menos haría lo que sabe hacer mejor, molestar. La rubia trataba de estar a la par del paso rápido de la mujer frente a ella, pero era casi imposible. Aquella mujer estaba decidida a salir de ahí o a alejarse de ella, pero Victoria no lo permitiría.
—Mmm no, soy Adora. Adora Torres.
—Victoria Ellis, puedes llamarme Vic.
Hmm, raro. Pensó Adora sabiendo que hay una Victoria Ellis que se le parecía a la chica que la venía persiguiendo, pero decidió dejar ese tema para más tarde, ahora lo importante era tratar de salir de ahí.
—Un gusto, Vic. Ahora si no te molesta deberíamos intentar salir de aquí.
Llegaron a las puertas principales y la castaña se sintió aliviada creyendo que finalmente podrían salir de ahí. Sin embargo, cuando fue a jalar la puerta parecía estar cerrada. Se sintió idiota. Tenía que empujarla, duh. Pero cuando hizo el intento, de nuevo nada.
Seguía atrapada con la rubia, ahora conocida como Vic.
—Cerrada —se volteó hacia ella con una mueca—. A menos que consigamos una llave o tengas habilidades karatekas que desconozca, creo que tendremos que seguir buscando.
Gruñó internamente. La mansión donde se encontraban parecía eterna. Pasillos de pasillos blancos que no tenían fin y la hacían sentirse como león enjaulado.
—¿Habilidades karatekas? ¡Ja! No tengo nada de eso, con trabajo sé correr sin perder la respiración.
—Correr no será necesario... creo. Yo lo odio. Solo espero que no sea como esas películas de terror donde hay un asesino suelto o algo —luego de terminar de formular ese pensamiento miró con sospecha a la chica. No sabía si estaba mal, pero creía que si llegara algún momento que tuviera que pelear con ella le podría ganar a pesar de que le llevaba unos centímetros mínimos de ventaja. No entrenaba boxeo por nada.
—No me mires así, en todo caso tú pareces ladrona. —remarcó Vic notando como Adora la miraba de reojo—. Ladrona de mi corazón.
Murmuró.
Adora escuchó algo, pero fue muy bajito como para interpretarlo así que negó con la cabeza y siguió caminando dando vueltas en el lugar. Tenía que haber una forma de salir de ese lugar o alejarse de Vic, quien honestamente la ponía nerviosa. ¿Así se sentía tener un bi panic?
La rubia miraba a la castaña llamada Adora tratando de alejarse de ella. Reconocía cuando alguien no quería estar con ella, así que se alejó y se recargó en una de las paredes blancas a esperar que algo más sucediera, que alguien más apareciera.
Solo pensaba en fumar, tal vez alguien las había secuestrado, lo cierto es que lo último que Victoria recordaba era haberse quedado dormida, pero el secuestro no sonaba tan descabellado.
—¡Eh! ¡Adora! ¿Eres famosa? —Victoria gritó distrayendo a la mujer, quien estaba pateando la puerta sin lograr abrirla.
Tal vez era una actriz que no conocía o modelo. Tal vez modelo no, por la estatura, pero definitivamente podría ser actriz, con esos ojos y esas pestañas, tenía cara para ser vista por todos.
—¿Eso importa? —La castaña se tomó el tiempo para responderle sin entender la relevancia de esa pregunta.
—No para mí, guapa. —Y ahí estaba de nuevo el coqueteo.
Okay, Adora podía notar que esto era como una clase de juego para ella. Juegos... ella podía seguirle el juego. Tal vez así lograba que cooperase y pudieran salir.
Adora inhaló y se volteó a verla—Vic, cielo, no mentiré y diré que no te considero atractiva porque estaría mintiendo descaradamente y suelo ser muy honesta —dijo sin escrúpulos, porque ahí estaba el detalle a comparación de Vic. Adora era muy honesta—. Pero los halagos para después, ahora por favor concéntrate y piensa en cómo podemos salir de aquí y después hacemos competencia de quien hacer sonrojar más a la otra, ¿vale?
Ya pasada un poco la primera impresión, Adora veía a Vic un poco como ese dicho que decía "perro que ladra no muerde". Como que podía hablar todo lo que quisiera, pero en realidad no haría nada y se sintió un poco más reconfortada con ese pensamiento.
Si Adora tuviera que describir a Vic sería como un niño pequeño que solo quería atención y molestar de alguna forma. Pero ella estaba más concentrada en salir de ahí, pues tenía una vida a la que regresar y toda esta situación la ponía muy inquieta.
—Hablando en serio, estoy contigo. ¿Crees que deberíamos lanzarnos sobre la puerta para ver si entre las dos podemos tirarla? —Vic sabía que ya había llegado al límite de Adora y era momento para comportarse, reconocía a una persona seria cuando la veía.
—Creo que no perdemos nada intentándolo.
Adora se rindió. En el fondo sabía que era una mala idea, nunca había visto que saliera bien en algún lugar que no fuera en las películas. Sin embargo, a ese punto aceptaría cualquier idea. Tampoco podía pretender que su impulsividad no la hubiera obligado a hacerlo. Mejor adolorida y libre que atrapada, ¿no?
Las dos se alejaron lo más posible de la puerta, compartieron una mirada y asintieron para después salir corriendo directo a darse de frente contra la puerta.
—¡Mierda!
—¡Carajo!
Al parecer su plan había sido una completa basura, pero habían hecho suficiente ruido para llamar la atención de dos personas más que estaban ahí. Claro que sin saber de este hecho.
En el momento en el que Carlos abrió los ojos supo que algo era diferente. Lo último que él recordaba era haberse quedado dormido con una pastilla que le habían dado para el dolor del accidente. Ese horrible accidente que había tenido.
Ahora, el piloto se encontraba de pie en una casa que no conocía. ¿Cómo había llegado hasta ahí?
Comenzó a caminar por la sala esperando ver a Victoria, su padre o Caco, de pérdida a Lucía, sin embargo no veía a nadie conocido. ¡No veía a nadie y punto!
Estaba en una sala alumbrada, estaba claro que esa casa era habitable, pero algo en su ser le decía que no confiara.
Todo eso cambió en un parpadeo, literalmente. Cuando quiso cruzar un umbral que lo llevaría a la otra habitación se encontró de frente con... ¿un espejo? Miró con el ceño fruncido detrás de su figura notando que no era lo mismo que se reflejaba. Ni siquiera reparó mucho en el pequeño detalle de que su "reflejo" no estaba haciendo los mismos movimientos que él.
Aquel "reflejo" en cambio se paralizó en cuanto lo vio, quedándose quieto cual estatua mientras veía como trataba de hacer sentido de la situación. ¿Acaso era esto lo que mencionó una vez una Adora borracha de la teoría de los doppelgängers? Porque recuerda con claridad haberla llamado loca por creerlo, pero aquí estaba enfrente de alguien casi idéntico que él (ya que se consideraba a sí mismo más guapo) y seguro venía a reemplazarlo. En menor grado se preguntaba cómo había pasado de estar en un yate anclado a miles de kilómetros del puerto a esa casa tan extraña, pero el pánico para luego pues si lo que lo salvaría de que su clon lo mate sería fingir ser su reflejo para despistarlo, pues venga, él estaba dispuesto.
El primer Carlos en aparecer ahí comenzó a alzar lentamente su mano derecha con su palma extendida.
Carlos "reflejo" sabía que comenzaba un juego donde tenía que imitar cada movimiento con suma precisión para despistarlo y salir con vida de ahí.
Se mantuvieron unos segundos así hasta que se miraron con los ojos entrecerrados. No podía tener el cabello tan largo... ¿o sí?
Subió ambos brazos para mostrar los bíceps al espejo. No, todavía estaba él ahí.
Luego dio una vuelta improvisada, cuando regresó a ver estaba en la misma posición. Carajo, no sabía qué quería demostrar, pero algo en ese espejo estaba mal; se puso a hacer un paso de baile y lo imitaba a la perfección, le hizo muecas, se escondió de él y volvió a aparecer solo para hacerlo al mismo tiempo. Sentía que estaba tratando de engañar a su propio reflejo como cuando era niño y esperaba que en algún momento el espejo se equivocara.
Decidió usar su último recurso, era una tontería y lo sabía. Aun así se paró totalmente erguido con sus dos pies bien puestos en el suelo y comenzó a acercarse solamente del torso. El "reflejo" no tuvo más remedio que hacer lo mismo.
Carlos "reflejo" estaba cansado de este juego, estaba claro que no iba a matarlo, así que mientras se acercaba por seguir imitando al primer Carlos, se le ocurrió una idea.
—Boo.
Exclamó Carlos "reflejo" dando un paso hacia adelante, alzando sus manos para verse más intimidante y abriendo mucho sus ojos para que el otro Carlos supiera que no bromeaba.
Y en realidad había funcionado, porque el primer Carlos se había hecho para atrás soltando un grito del que se avergonzó en cuanto lo escuchó salir de su garganta.
Carlos "reflejo" no aguantó más y se puso a reír a carcajadas doblándose por la risa y abrazándose por el estómago.
—Sabía que no eras un reflejo —Carlos "accidente" trataba de actuar lo más normal y recuperar un poco de la dignidad que había perdido.
—Claro que no soy un reflejo, grandísimo imbécil —Carlos "reflejo" rodó los ojos por el estúpido comentario que su doble había hecho—. Y déjame decirte, te tardaste demasiado en descubrirlo, yo lo supe al instante.
Ese comentario le ganó una mala mirada del Carlos frente a él.
—Seguro que fue porque te diste cuenta al instante de que soy más alto —soltó Carlos "accidente". Imposible que fuera idéntico a ese otro Carlos.
—Pff, ya quisieras. Yo soy más alto —dijo Carlos "reflejo" con aires de superioridad.
Cualquiera que los viera desde afuera sabría que era una total mentira, pero sus egos no le permitían creerse que había otro Carlos idéntico a ellos. Así estuviera literalmente enfrente de sus ojos. Después de un rato discutiendo y tratando de encontrar diferencias y sin lograrlo, Carlos "accidente" pensó en lo único que no habían comparado.
—Tal vez mi pito sea más grande —asintió para sí mismo, convencido.
Carlos "reflejo" lo miró con los ojos entrecerrados. Que ganas de hablar gilipolleces, madre mía—¡Ja! ni lo sueñes.
El otro Carlos se cruzó de brazos—Solo digo que sé lo que tengo y puedo asegurar que es de buena calidad.
—¿Y que te hace creer que yo no? Con él he hecho maravillas —Carlos "reflejo" nunca pensó que se encontraría discutiendo con un otro Carlos acerca de quien la tenía más grande, pero ahí estaban y no dejaría que ese desubicado lo haga quedar como el peor Carlos. Así fuera en sus atributos genitales.
Carlos "accidente" escudriñó con la mirada al otro Carlos de arriba a abajo y volvió a hablar.
—Apuesto que el mío es más grande.
—A ver, ¿Qué te hace pensar eso? —lo desafió con la mirada.
—Porque soy mejor que tú, más guapo y definitivamente más alto —sonrió imperturbado.
—Ni de chiste eres más alto que yo y mucho menos lo tienes más grande, cabrón —¿De verdad era así de pesado? Ahora entendía mejor a Torres y el porqué siempre se ponía a la defensiva con él. Tenía ganas de sacarse la media y meterla en la boca de su clon para ver si así se callaba de una vez por todas.
—Solo hay una forma de averiguarlo —Carlos "accidente" lo vio con las cejas alzadas, como retándolo a que se echara para atrás.
—Definitivamente estás mal, tío —el otro Carlos negó con la cabeza, no podía dejarse caer en la trampa de su otro yo.
—¿Acaso es miedo lo que huelo?
—¿Me estás desafiando? —lo miró con los ojos entrecerrados. Ya estaba harto de que hablara tanta mierda—. Porque te comento que no me importa ponerte en tu lugar aquí y ahora. Venga, hombre, si tanto quieres comprobar —se llevó las manos a sus pantalones, dispuesto a bajárselos sin pena alguna cuando escucharon voces acercándose y se miraron confundidos.
—¿Escuchaste eso? —Carlos "accidente" preguntó distrayéndose un poco sobre la discusión de quién tenía el pito más grande.
—Ah no, no trates de distraerme para fingir que eres mejor que yo.
—Oh niño bonito, eso jamás lo haría.
—Qué egocéntricos somos —negó Carlos "reflejo" con la cabeza.
De vuelta a la entrada de la casa, Vic se había dejado caer por el dolor del portazo, mientras Adora se agachó y colocó sus manos sobre sus rodillas.
—Creo que no fue el plan más inteligente —La castaña se quejó mientras Vic asentía desde el suelo.
—Meh, he tenido peores. Aunque jamás me han secuestrado. —Ese comentario puso en alerta a Adora. ¿Secuestro? ¿La habían secuestrado y ella no se había dado cuenta? ¿A quién le pedirían dinero? ¿A Zak?
—Por favor dime que no crees que esto es un secuestro.
Era válido creerlo. Sin embargo, ¿qué tan poca seguridad debían tener en el medio del puto océano para que esto sucediera?
—¿Por qué crees que te pregunté si eras famosa? Yo lo soy, o al menos eso creía. —Fue lo que Victoria murmuró al ver que la castaña no la había reconocido aún.
—Bueno, secuestro o no, no importa. O bueno... sí importa, pero con más razón debemos seguir intentando salir antes de que vuelvan o nos encuentren. Ya que no podemos abrir esta puerta lo mejor será que busquemos otras opciones.
Victoria se puso de pie sacudiéndose el polvo inexistente de su ropa.
—Vale, pero ni creas que me voy a alejar de ti, reina. —Vic amenazó.
—Qué linda, ¿quieres protegerme? —Adora preguntó con un poco de burla en su voz.
—En realidad, esperaba todo lo contrario. —Ahí estaba de nuevo el coqueteo de la rubia.
Sin embargo, ya Adora se estaba empezando a acostumbrar y le seguía el juego—Ah, ¿buscas que te proteja, Vic?
—Sería mi sueño.
Adora solo le sonrió coqueta como respuesta y comenzó a caminar, estaba segura que Vic la seguiría como lo había dicho—Entonces ven para cumplirte el sueño, guapa —se burló.
Victoria estaba tan embelesada en aquella preciosidad castaña de ojos brillantes que no detectó la burla en su voz. Además había pasado semanas sin sexo, ¿acaso esta sería su oportunidad? Lo mejor era comportarse y no cagarla.
Sabía que no debía de pensar eso en momentos de crisis, pero a veces sus actitudes autodestructivas no se iban y una oportunidad así no pasa seguido.
Siguió caminando sin decirle a la castaña sus planes, pero esos planes se vieron detenidos porque a lo lejos escuchó voces, volteó a ver a Adora para ver si no estaba loca.
—Yo también las escucho —Fue como si esa mujer le leyera la mente.
Adora actuaba muy dura por fuera, pero por dentro estaba paniqueando. ¿Acaso las iban a matar? ¿A venderlas como esclavas? ¿Vender sus órganos?
Joder, el único motivo por el que no estaba teniendo un ataque de pánico en ese momento era porque sentía que si lo hacía no beneficiaría a ninguna de las dos. Debían hacerle frente a sus captores.
—Encontré esto hace rato ¿sirve para algo? —Victoria sacó su encendedor de su brassier y se lo mostró a Adora, no había nada más para protegerse.
—Sin algo que podamos encender, lo dudo. Aun así mantenlo a la mano, no sabemos si lo podamos usar para intimidar o algo —Vic asintió.
En vez de acercarse a las voces, como Vic pensó que Adora haría, la vio ir en dirección contraria, yéndose sigilosamente a una habitación con una luz prendida al final del largo pasillo. Cuando entraron lo primero que Adora hizo fue murmurar un "¡Ajá!" Alzando una sartén en manos para luego voltearse a ver a Vic con orgullo.
—¿Quieres uno? ¿O todavía prefieres el encendedor? —Miró el objeto en manos de la rubia, Victoria hizo lo mismo y supo que no podía defenderse con eso, además, si lo arruinaba y luego quisiera fumar, no tendría con qué, prefería conservar su encendedor a salvo.
—¡Quiero uno! Espera. ¿Hay cuchillos? Soy buena con los cuchillos. —Vic podía lucirse con eso, estaba segura de ello. —Y no temo apuñalar a alguien, vivo en Nueva York
—Eso es... reconfortante —dijo Adora con duda. En realidad estaban siendo muy optimistas si creían que un sartén y un cuchillo las salvarían de sujetos probablemente armados con pistolas, pero si Adora estaba dispuesta a poner en riesgo su vida para manejar un auto a toda velocidad cada fin de semana de carreras, también estaba dispuesta a hacerlo para salvarla—. Vigila en lo que te consigo un cuchillo.
Vic asintió y se puso a mirar para todos lados mientras Adora regresaba a la habitación de donde había sacado su gran e improvisada arma. No se tardó demasiado y cuando regresó, lo hizo con su sartén y un cuchillo lo suficientemente grande para asustar a quien estuviera del otro lado de esa casa.
—Gracias. —Vic sonrió recibiendo el cuchillo. Uff, si que tenían buen material, era un cuchillo de chef profesional, para nada barato.
—Bueno, si me tengo que dejar guiar por mi intuición de haber visto muchas películas, lo más probable es que las voces que escuchamos fueron de nuestros secuestradores, entonces —quiso seguir, pero Vic la interrumpió.
—Creo que puedes ver que no soy buena pensando en soluciones, así que haré lo que quieras que haga. ¿Qué te dice tu gran conocimiento en películas? Si es todo lo que tenemos. —Vic habló dejando a Adora tomar el liderazgo, no quería arruinarlo como con la puerta.
Adora pensó un momento—Es probable que ellos tengan las llaves para que podamos salir de aquí, ¿vale? Así que... cuando los veas, nada de piedad. Diremos que fue autodefensa... pues no creo que se vayan a quedar a contarnos su plan malévolo cuando nos vean, así que ya sabes. Ves a uno y... —hace signo de cortarse el cuello. Sacó rasgos de liderazgo que ni ella sabía que tenía.
Vic asintió decidida, no sabía si tenía lo necesario para matar a alguien pero estaba por averiguarlo.
Con el corazón en la boca ambas chicas avanzaron por el pasillo asomándose con cuidado por cada puerta abierta que se encontraban, las voces cada vez haciéndose más cercanas hasta que se volvió notorio para ambas que venían de una sala. Adora se detuvo contra una pared para mirar a su acompañante, sin hablar dijo "a la cuenta de tres... uno... dos... ¡tres!" Y se adentraron las dos en aquella sala sin pararse a detallarla mucho, tenía un sujeto a tres segundos de ser derribado por su poderosísimo sartén cuando escuchó una voz que reconocía y causaba revolución en su sistema.
—¡¿Torres?! ¿Qué haces tú aquí?
Antes de que Adora pudiera decir algo, Victoria gritó detrás de ella, sin bajar el cuchillo de la altura de su cabeza, peligroso, lo sabía, pero el shock le había ganado.
—¿Carlos? —¿Él también había sido secuestrado? ¿Y conocía a Adora?
La mano de Adora quedó congelada a centímetros de la cabeza de el sujeto viendo incrédula a Carlos cuando el sujeto se volteó y a Adora de la impresión se le cayó la sartén al piso mirándolo con espanto y cubriéndose la boca con la mano.
¡¿DOS CARLOS?!
Los ojos de Adora viajaban de uno al otro intentando encontrarles una mínima diferencia, pero no podía. Trató de limpiarse los ojos para ver si eso funcionaba, y cuando los abrió, no, ahí seguían.
—Esto es una pesadilla, ¿no? Porque creo que estoy viendo doble Sainz.
—Yo también los veo. —Victoria dijo rápidamente solo para volver a tener su boca abierta por la sorpresa.
La rubia había entrado después de Adora, y estaba lista para atacar, cuando ella se detuvo en cuanto Carlos la había llamado Torres. Pero eso no le sorprendía, podía ser una de sus antiguas conquistas, el shock había llegado al ver que en esa sala había dos Carlos Sainz. Idénticos.
Adora la veía confundida. No había escuchado cuando Vic lo llamó por la impresión que traía. ¿Vic conocía a Carlos? A lo mejor era fan del deporte y no le había dicho. Explicaría el porqué le coqueteaba.
—Vic, vamos, será mejor que sueltes eso. —Uno de los dos Carlos se acercó hasta ella y trató de tomar el cuchillo con cuidado, pero Victoria fue más rápida y lo volvió a apuntar hacia ese Carlos que era el más cercano.
—Ni de broma lo suelto. —Ese Carlos alzó las manos al ver que la rubia no pensaba calmarse y no bromeaba. —¿Quién eres y quién es él?
—Soy Carlos. —Los dos hombres respondieron al mismo tiempo.
Tanto Adora como Victoria se hicieron hacia atrás por la impresión de escucharlos hablar al mismo tiempo, con la misma voz y el mismo tono.
Victoria comenzó a amenazar a los dos con su cuchillo, debía de ser una broma de mal gusto. ¿Acaso había bebido demasiado anoche? Para empezar, ¿había bebido? Sí, sí lo había hecho, pero no había sido nada a comparación de otras veces.
—Okay, ¿y cuál es Carlos Sainz? —habló Adora con poca paciencia.
—Yo —de nuevo.
Adora suspiró queriendo recoger aquel sartén y pegarle a ambos con él—¡¿Quién es mi Sainz?!
—¿TU Sainz? —Victoria volteó a ver a la castaña como si hubiera perdido la cabeza.
Hubo un momento de silencio antes de que uno de ellos sonrió burlón—¿Tu Sainz, Torres? No sabía que era tuyo, pero no pongo quejas —le guiñó el ojo. Y Adora por un lado se calmó un poco al ver que uno de ellos la reconocía.
—Entonces, si él es el de Adora... eso significa que tú eres el mío. —Victoria señaló aún con el cuchillo al otro Carlos que estaba sonriendo esperando a que Victoria lo reconociera.
—No es mío... bueno, no así —Adora quería dejar claro ese punto antes de avanzar con la conversación.
—Hola, preciosa. —Su Carlos habló una vez que la castaña terminó su aclaración.
—Vale, sí, este es el mío. —Victoria bajó el cuchillo satisfecha con esa oración. —Y no sonrías así, que no pienso soltar el cuchillo.
—Lo que te haga feliz. —El Carlos de Vic alzó sus hombros indiferente, sabía que Victoria no le haría daño, o eso quería creer él.
Las dos mujeres se voltearon a ver y luego regresaron su mirada a los dos Carlos Sainz frente a ella.
—Creo que preferiría haber sido secuestrada. —Victoria soltó al pensar que esto era peor.
—¡Victoria! —Carlos no tenía duda de que esa era su Victoria, con sus chistes de mal gusto que salían de su boca cada que podía.
—De haber sabido que esto era lo que nos esperaba, no veníamos —comentó Adora viendo a su Carlos. Había demasiada información que procesar, ¿habían dos Carlos y uno de ellos era de Vic?
Carlos se sintió algo ofendido—¿Me estás diciendo que preferías defenderte con una sartén y un cuchillo de desconocidos que verme?
Adora ni lo dudó—Sí.
—El cuchillo fue mi idea. —Vic se metió a la conversación, pero se arrepintió en cuanto aquel Carlos la volteó a ver.
Tenía una mirada mucho más intensa y penetrante que su Carlos, si es que eso era posible.
—¿Cómo llegaron aquí? —Victoria preguntó a los dos hombres mientras ellos alzaban los hombros y negaban.
—No sabemos. —¡Otra vez hablaban al mismo tiempo!
—¿Podrían no hacer eso? Es escalofriante —Adora les ordenó sin demostrar que estaba perdiendo la cabeza.
—Solo aparecimos aquí, Torres.
—Sí, además a mí qué me importa cómo llegué aquí cuando lo primero que vi fue a otro jodido Carlos Sainz frente a mi. —Carlos V señaló con sus dos manos al Carlos de Adora que estaba a su lado.
—Habló la fotocopia mal hecha —murmuró el susodicho hacia Adora, y ella lo calló con un codazo en las costillas. Aunque la sonrisa de la comisura de su labio no se la borraban fácil.
—El sartén y el cuchillo fue porque creímos que habíamos sido secuestradas —Adora explicó, aunque ahora sus ideas sonaban más descabelladas que antes. Sin embargo, a Sainz no le sorprendió mucho viniendo de ella.
—¿Yo? ¿Secuestrador? ¡Claro que no! Aunque, bueno, de él no sabría qué decirles —El Carlos a su lado miró al otro con ojos entrecerrados.
El Carlos de Victoria sonrió divertido ante la acusación de ser el malo de la historia.
—Por favor. —Se rió burlón. —¿Lo dices porque soy más alto y por ende te intimido?
—No. Es porque yo soy el más guapo entre los dos, siguiendo esa lógica, yo no podría ser.
Adora quiso rodar los ojos. Claro, ahora lo que faltaba era que los Carlos se pusieran a competir por cuál era el mejor de los dos.
—¡Joder! Sí que soy un pesado. Ahora entiendo porque me dejaron de hablar mis padres. —El otro Carlos lo volteó a ver sorprendido. ¿Ese Carlos no se hablaba con sus padres?
—Y yo que pensaba que no podrías ser más engreído. —Victoria se acercó hasta su Carlos y se puso a su lado.
—¿Entonces no han escuchado a nadie más? ¿Estamos solos acá? —preguntó Adora extrañada.
—Escuchamos un golpe hace un rato. —Carlos V habló. —¿Ustedes?
Las dos mujeres se miraron sin decir nada y supieron que se referían a ellas y al tremendo trompazo que se dieron con la puerta, pero eso no se lo harían saber a sus Carlos.
—Ah sí, sí, el golpe. No sabemos qué fue. —Victoria habló fingiendo desconocer sobre el tema.
Victoria se alejó un poco del grupo para comenzar a observar donde estaban, a diferencia de los pasillos, la sala se veía habitable, con varios sillones, una mesa cafetera, y un librero que abarcaba toda una pared. La cantante buscaba lo que había estado buscando con Adora, una salida y pronto encontró una ventana, que parecía ser su única opción.
—¡Carlos! —La rubia llamó a su Carlos.
—¿Sí? —Lo que no sabía era que responderían los dos.
—Tú o tú. —Ahora no sabía cuál era el de ella, pues se habían movido del lugar. —Carlos V, mí Carlos, ven.
Carlos V asintió y fue hasta donde estaba la rubia, como siempre obedeciendo lo que ella ordenara.
—¿Eso me convierte en Carlos A? —frunció el ceño confundido el otro Carlos.
—Duh. Hasta que por fin conectas una, Sainz —Adora respondió por Vic.
Carlos le rodó los ojos—Vamos, creo que es algo excusable teniendo en cuenta el embrollo en el que nos encontramos.
—El embrollo en el que tú nos metiste.
No estaba segura de si era cierto, pero en esos momentos necesitaba culpar a alguien ¿y quién mejor que la única persona que en realidad conocía en esa casa?
—¿Yo nos metí en este embrollo? —susurró/gritó sin querer que los otros escucharan su conversación. Ambos estaban alterados, y la combinación de estar juntos en esta situación no ayudaba a que sus ojos no brotaran chispas al mirarse con enojo—. ¡Si alguien nos metió en este asunto de seguro fuiste tú con alguna de tus estúpidas apuestas! —la señaló acusadoramente.
Adora se vio ofendida—¿Acaso crees que apuesto con narcos? ¡Apuesto con George y contigo! Y si alguien tiene potencial para ser narco déjame decirte que no es George —resopló apartándose un mechón de cabello de la cara.
Carlos la observó resentido—Okay, golpe bajo, Torres —se pasó una mano por el cabello con estrés—. Mira, lo mejor sería que dejemos de discutir y hallemos una manera de salir de aquí, ¿vale?
Adora trató de no ver el sartén en el suelo, tentándola a que lo ponga a buen uso.
—Adora...
—Bien —soltó con un bufido viendo como Carlos y Vic intentaban sacar a la rubia por la ventana.
—No me confío de ese Carlos —soltó viéndolo con ojos entrecerrados.
—¿Por qué? ¿Por qué es más apuesto? —se burló, ahora que veía que parecía haber una salida se sintió calmarse un poco más.
—No lo es —rodó los ojos.
—¿Cómo sabes? ¿Eso te dijo tu mami?
Sonrió traviesa sabiendo que le estaba jalando el último nervio que tenía, pero es que lo disfrutaba mucho. Y en una situación así era lo que necesitaba.
—No, princesa, pero uno tiene ese instinto.
—Claro, de gemelos, ¿no? —Carlos asintió bastante confiado para lo que debería estar—. ¿Y cuánto tiempo llevan siéndolo? ¿Media hora, tal vez?
—Solo lo sé y punto —sonó como niño quejándose y Adora se regodeó al saber que podía sacarle ese lado. Por dentro le daba las gracias al otro Carlos por permitirle apreciar esta escena de celos consigo mismo.
La rubia aprovechó que Adora y el otro Carlos se pusieron a discutir para poder hablar con su Carlos en privado.
—¿Seguro que eres mi Carlos? —Victoria no estaba segura si era en serio el de ella, porque si había dos, podría haber tres o cinco o siete.
—Vic, vamos, claro que sí. —La rubia se cruzó de brazos incrédula.
—¿Qué figura tengo tatuada en mi espalda? —La rubia entrecerró sus ojos esperando que ese Carlos supiera que no bromeaba con él.
—No tienes ningún tatuaje en la espalda o al menos no desde la última vez que te vi desnuda. —Carlos V respondió harto de que ella no le creyera que era su Carlos.
Después de un momento en silencio, Victoria dio el visto bueno.
—Te creo. Ahora ayúdame con esa ventana, tenemos que salir de aquí.
—Estoy contigo, no confío en ese Carlos. —Victoria dirigió su mirada hacia la otra pareja que era obvio que estaban teniendo una discusión, pero a Victoria no le importaba su pelea, ella miró al otro Carlos.
—Tienes que admitir que son idénticos.
—Yo soy más alto, Victoria. —La rubia rodó los ojos, no era más alto, literalmente eran idénticos pero no iba a ponerse a pelear por un detalle tan estúpido como ese.
—Como sea. —La rubia decidió ignorar a su Carlos mientras caminaba hasta la ventana y la abría. —Hmm eso fue fácil.
—Demasiado diría yo. —Carlos V ya había llegado hasta ella y se había colocado detrás de la rubia.
—Voy a salir por ahí. Ayúdame. —La rubia tomó a Carlos V por los hombros y lo obligó a poner sus manos como apoyo para poder escalar.
Hacia afuera de la ventana se veía vegetación, pero nada más.
—¿Estás segura de esto? Podemos buscar otra forma de salir, no tienes que irte sola.
—Sí estoy segura, ahora no te muevas. —Victoria rodeó el cuello de Carlos mientras colocaba uno de sus pies en el escalón improvisado y luego el otro sobre el marco de la ventana.
—¿Para la siguiente podrías no traer tus espantosas botas? —Carlos habló con esfuerzo, Victoria lo estaba jalando, casi ahorcándolo.
—¡Claro! La siguiente vez que estemos encerrados con un clon tuyo y una sexy castaña trataré de recordar traer mis pantuflas y mi cepillo de dientes de viaje. —Victoria habló con obvio sarcasmo y luego colocó el otro pie en el marco de la ventana.
—Eres increíble, ni siquiera en estos momentos puedes dejar de quejarte.
—¿Yo? Si tú eres quien insulta mi calzado. —Carlos rodó sus ojos. —Como sea, en cuanto salga correré a pedir ayuda.
—Por favor no te tardes mucho, no me quiero quedar con esos dos.
—Vamos, se ve que Adora es genial y bueno, siempre puedes jugar con tu clon. —Victoria sonrió burlona.
Luego, sin esperar respuesta de Carlos se lanzó hacia afuera de la ventana, pero Victoria había desaparecido, literalmente. Los ojos de Carlos V se llenaron de terror al no ver rastro de su compañera.
—¡Victoria! —Ese grito atrajo la atención de los otros dos invitados quienes se acercaron a ver qué era lo que sucedía.
—¿Y la rubia? —Carlos A preguntó al ver que el otro Carlos se encontraba solo.
—Quiso salir por la ventana pero desapareció, tengo que ir por ella. —Carlos V estaba desesperado, no podía quedarse ahí sin hacer nada, comenzó a trepar para subirse al marco de la ventana tal y como Victoria lo había hecho.
—¿Ni siquiera sabes a dónde se fue? —La voz paniqueada de Adora lo detuvo.
—No, pero voy a averiguarlo.
—¡Carlos! —Ese grito, esa voz era la de Victoria y se había escuchado desde la casa.
A lo lejos se escucharon pasos de alguien corriendo y de nuevo, Victoria entró a la sala con la respiración entrecortada.
Carlos V aventó al otro Carlos haciéndolo tropezar un poco ya que no estaba preparado para ese intento de tacleada, él estaba en su camino y no iba a detenerse a pedir permiso, después del empujón corrió hasta donde estaba la rubia.
—¿Qué pasó? ¿Estás bien? ¿Te pasó algo? —Carlos V comenzaba a tocar a Victoria como desesperado buscando alguna herida o un golpe en ella. —No vuelvas a hacer semejante estupidez, te dije que no te lanzaras.
Victoria ignoró a su Carlos, tenía que decir lo que le había sucedido.
—No hay salida, en cuanto crucé me regresó al recibidor después de un rato. —Victoria soltó decaída.
—¿Qué te regresó? —Adora se acercó hasta donde ella estaba.
—No lo sé, una fuerza externa, la propia casa, solo sé que no hay nada afuera de la casa, la vegetación que se ve no es real.
Ambos Carlos quedaron con la mirada pérdida, siempre pareciendo estar a mil años luz de donde estaban en el presente.
—Okaaay. Entonces no fuimos secuestrados, cuando salimos volvimos al punto de inicio y... —Adora observó a ambos Carlos mientras se balanceaba sobre sus talones intentando mantener la calma— tenemos clones.
—¿Y si tenemos que sacrificar a un clon para salir de aquí? —La rubia volteó a ver a los dos Carlos que la miraban completamente aterrorizados por la sugerencia.
Adora tomaría cualquier cosa que pudiera para salir de ahí. Estaban probando cada vez más que donde estaban no era normal, y pues siendo así, la probabilidad de que esos clones fueran reales se veía minimizada a sus ojos.
—Bueno, querían demostrar cuál es el mejor Carlos, así que será el que sea más valiente y se sacrifique por el bien del grupo. Venga —aplaudió Adora mirándolos a ambos expectante.
—No hablas en serio. No podrías sacrificarme, Torres.
—Pruébame —le soltó lo mismo que él le dijo aquella noche previa al GP de Miami mirándolo con ojos entrecerrados.
Victoria de nuevo se había alejado del grupo para ir por su cuchillo que había dejado tirado por ahí.
—¡Nadie va a sacrificar a nadie! —Carlos V gritó tratando de calmar el asunto recibiendo dos miradas asesinas por parte de Adora y Carlos A, él solamente rodó los ojos harto. —Victoria, suelta ese cuchillo. —Le dijo a la rubia sin siquiera voltear a verla.
—Aguafiestas. —Murmuró bajito esperando que nadie la oyera.
—Te escuché.
—Bien, ¿qué tal si nos vamos calmando? —dijo Carlos A mirando de reojo el cuchillo de Vic—. No hemos intentado otra salida, ¿tal vez por el jardín? —sugirió creyendo que tal vez así convencía a las de repente maníacas de que no mataran a nadie.
—¿De qué sirve? —se dejó caer Adora en el mueble con un suspiro—. Terminaremos acá de todos modos.
—¿Un portal?
—¿Qué es esto? ¿Dr. Strange?
—¿Chimenea?
—Claro, Sainz, de la nada somos Santa —soltó Adora con sarcasmo.
—¿Puerta principal?
—Ya la intentamos derribar —Adora se vio confesando y se arrepintió al instante cuando vio la carcajada que se estaban tratando de aguantar los Carlos—. ¿Qué? ¡Estábamos desesperadas! —golpeó el reposabrazos del mueble para hacer su punto.
—¿Alguna manera de que no maten a mi otro yo menos guapo y más bajo? —dijo Carlos A llevándose las manos a la cadera.
—Al menos mi pito es más grande. —Carlos V murmuró con velocidad pero sabiendo que Carlos A lo entendería. La sorpresa fue sentir el golpe en la nuca de la rubia. —¡Me dolió! ¿eh?
—No sean puercos. —Victoria soltó.
—¡Bien sabes que no llegamos a comprobarlo! —Carlos A se acercó hasta donde Carlos V estaba y lo acusó con su dedo a pocos centímetros de su cara.
—Y no harán esas estupideces mientras estemos aquí encerrados, no queremos ver sus miserias, gracias. —Adora puso un alto a su conversación de niños pubertos.
Carlos A murmuró por lo bajo—Puedo comprobar que no lo son —con resentimiento.
Adora rodó los ojos.
Después de eso, los 4 se quedaron en completo silencio, observando la casa donde estaban y a sus compañeros. Los dos Carlos estaban muy concentrados en demostrar que no sentían miedo del otro y que claramente no se agradaban.
En ese momento Vic fue hasta donde estaba Adora recibiendo una mirada sospechosa de Carlos A ya que la rubia todavía tenía el cuchillo en la mano, mientras que Carlos V lo miraba a él como diciendo "Aléjate de ella", ambos tratando de proteger a sus respectivas chicas.
—Adora. —Vic llamó la atención de la castaña distrayéndola de su misión de tratar de resolver que era todo lo que estaba sucediendo.
—¿Hmm? —preguntó todavía algo ida.
—¿No crees que tenemos otro problema más grande que buscar una salida? —Victoria señaló a los dos Carlos con su cabeza, tratando de ser lo más discreta posible.
Ambos Carlos estaban intercambiando miradas sin decir una sola palabra, como analizando el siguiente movimiento que el otro haría.
—Buen punto... es que ¿cómo es posible que sean dos? Ni siquiera soporto a un Sainz.
Victoria se rió ante aquel comentario, desgraciadamente ella se encontraba conflictuada, claro que no le agradaba tener dos Carlos Sainz, sin embargo, podía tolerar a uno, ahora, ¿dos? Probablemente saldría huyendo en cuanto se estresara de ellos.
—¿Qué crees que sea? ¿Por qué hay dos?
—¿Doppelgängers? Así tipo en las películas. No me confío de ninguno si me preguntas a mí, siempre tiene que haber uno malvado —murmuró viendo de manera indiscreta a los Carlos con ojos entrecerrados.
—Mantendré el cuchillo por si acaso —no había Vic ni terminado de formular la oración cuando Adora asentía de manera inquieta.
—Ni se te ocurra soltarlo. Diga lo que diga tu Carlos —la señala con el dedo.
—Nope, no lo haré.
Las dos chicas sonrieron por haber llegado a un acuerdo de no confiar en ellos.
—Considerando que creo que no hay salida, lo mejor será ir a ver qué más puede ofrecernos esta casa. —Adora le ofreció a Vic y ella asintió—. ¡Hey! ¡Gemelitos!
Adora les gritó llamando la atención a los dos Carlos.
—Vamos a revisar que hay en la casa, iremos en parejas. —Vic les comunicó. —Y antes de que uno de ustedes diga algo, yo voy con Adora.
La castaña asintió decidida y se dirigió hacia la salida de la sala, por donde había entrado sin mirar atrás sabiendo que Vic venía siguiéndola con su cuchillo en la mano.
Ese hecho debería haberla preocupado en circunstancias normales, pero honestamente tenía esta vibra que le decía que podía confiar en ella.
Los dos Carlos ni siquiera tuvieron oportunidad para oponerse.
—Supongo que eso nos deja de nuevo a solas —Carlos A habló poniendo sus manos en sus caderas y recargándose más sobre una pierna que la otra.
—Será mejor que investiguemos. —Carlos V se dispuso a salir a ver qué podían encontrar.
—¿Siempre haces lo que la rubia quiere sin poner quejas? —Carlos A preguntó tratando de aguantar una risa.
—Pues yo no te vi poniéndole un pero a esa castaña, ¿eh? —Carlos V también se burló haciendo que la sonrisa triunfante del otro Carlos se borrara. —¿Es tu novia?
—Eso no es de tu incumbencia.
—Oh ya veo. —Carlos V sonrió divertido, entendía el sentimiento, luego se fue hacia el otro lado sin esperar si el otro Carlos decidía seguirlo o no.
Encontró una cocina con todo equipado, de inmediato pensó que a Vic le encantaría. Era enorme, con una isla en el centro y todos los electrodomésticos de última generación.
—Excelente —La voz de Carlos A lo distrajo—. Adora ya tiene nueva cocina para incendiar.
Carlos V se rió sin siquiera voltearlo a ver.
—Por cierto, hace rato ¿escuché bien? ¿No hablas con nuestros padres? —Carlos A preguntó esperando que Carlos V no fuera tan terco como él y le compartiera un poco del chisme. Pero conociéndose tenía el presentimiento de que eso no sucedería.
—No te importa. —Carlos V decidió no prestar atención a la molestia conocida como Carlos A y comenzó a abrir los gabinetes de la casa. Todos llenos de comida, platos, cubiertos.
—Oh, vamos, ¿qué sucedió? o más bien, ¿qué hiciste? —Carlos V rodó los ojos harto ante la insistencia de su clon, como Victoria lo llamaba.
Ahora entendía porque las chicas se querían librar de ellos.
—No te importa y para tu información, ya nos hablamos. Solamente fue un malentendido.
—Ajá —Respondió Carlos A con obvio sarcasmo mientras se alejaba del clon y se iba hacia otro lado—. Eso también diría yo.
Decidió abrir el refrigerador, el cual se encontraba repleto de comida, pudo notar que en el congelador había su helado favorito.
Por otro lado, Vic y Adora habían regresado al recibidor y habían subido las escaleras solo para encontrarse un pasillo de interminables puertas.
—¿Crees que haya algo detrás de ellas? —Adora preguntó esperando que la rubia actuara con cautela y no sugiriera algo como azotarse contra ellas como la última vez.
¿Pero a quién engañaba? Ella era igual de impulsiva que Vic.
—Solo hay una forma de averiguarlo. —Victoria fue hasta la puerta más cercana y colocó su mano sobre la manija de la puerta sin abrirla. —¿Lista?
Adora asintió y Victoria comenzó a girar lentamente para después abrir poco a poco la puerta. Una vez que lo hizo, se dieron cuenta que era una habitación lista para usarse, o bien ya parecía usada.
—Creo que alguien vive aquí —Adora dijo en cuanto se asomó a la recámara—. E hizo desmadre.
Victoria no dijo nada, solo se limitó a observar cada detalle de la habitación que estaba frente a ella.
—¿Vic? —Adora regresó su atención a la rubia una vez que se dio cuenta que Victoria no se movía ni decía nada.
—Es mi habitación. —Ella soltó con una mirada llena de miedo y confusión.
—¿Qué?
—Esta es la habitación de mi departamento en Nueva York.
—¿Y por qué pareciera que estás por llorar? ¿Es porque te dije que está hecho un desmadre? Si te sirve de algo, creo que el mío está peor.
—Es solo que hace mucho que no he ido a mi casa y no sé, cuando me fui de Estados Unidos no fue bonito. —Victoria entró con cautela y empuñando el cuchillo con fuerza. —Además de que tenía un novio...
Victoria no quería pensar en Rogelio, no en ese mundo, pero sabía que Adora entendería sin darle tantas explicaciones.
—No sé, éramos pareja y decía que me amaba mientras que al mismo tiempo me hacía cambiar todo de mí, desde cómo vestía hasta como decoraba mi casa. Este cuarto es el cuarto que tenía antes de que él me hiciera cambiarlo.
Vic volteó a ver a la castaña y le dio una sonrisa tímida que Adora respondió con una sonrisa agradecida por la confianza que Vic le estaba dando.
Luego fue hasta la esquina de la habitación donde estaban sus instrumentos regados sobre una alfombra, sus amplificadores estaban también ahí. El suelo estaba lleno de cables, de púas de guitarra y de ropa que ella siempre tiraba cuando no encontraba qué ponerse.
La cama estaba destendida, había una libreta con una pluma abierta y un cenicero con varias colillas llenas de labial, las sábanas tenían algunas quemaduras de cigarro y pronto supo que era su cama, no la cama que compartió con Rogelio, era la cama que tenía antes y la cual extrañaba como nadie tenía una idea.
Las paredes estaban llenas de posters de bandas de los 60 's, 70' s y 80 's.
Había un mueble con un tocadiscos y muchos vinilos, era una colección impresionante.
Del otro lado estaba el closet y un escritorio todavía más desordenado con libros tirados por todos lados y una silla llena de más ropa.
Adora pensó que era un cuarto como de una adolescente rebelde, pero definitivamente emanaba la esencia de la rubia que tenía enfrente, ¡Por Dios! La mujer llevaba unas botas vaqueras negras completamente desgastadas, un vestido blanco que más bien parecía un camisón de pijama, una chamarra de cuero igual de desgastada y tallas más grande que Vic.
Su cabello rubio estaba en una pinza de forma que parecía peinado pero no lo suficiente para que la gente creyera que le importaba y tenía ese maquillaje descuidado con el delineador algo corrido. Además de que la manicura de sus uñas se veía descuidada con el barniz astillado.
Victoria tenía esa energía que decía "soy hermosa, lo sé y no me esfuerzo por parecerlo, sin embargo todo mundo sabe que debo ser adorada."
—¿Tocas todos esos instrumentos? —Adora preguntó sorprendida al ver lo que estaba en su cuarto.
Era un teclado, dos guitarras eléctricas, una acústica, un bajo y una pandereta.
La rubia volteó de nuevo hacia la esquina y asintió.
—También toco el violín, pero hace mucho tiempo que no lo hago. —Vic sonrió contenta por haber impactado a la castaña de buena forma.
—¿Quién eres? —Adora preguntó sin ocultar su sorpresa, cada vez que descubría algo de la rubia la dejaba sin habla.
—En mi mundo, dimensión, universo o lo que sea... Soy Victoria Ellis, estrella pop y fracaso como actriz infantil. ¿Tú?
—Yo creo que esperaré a ver mi cuarto para contarte sobre mí. —Adora le sonrió divertida por mantener el misterio un poco más.
—Lo que tú digas, amor. —Vic de nuevo coqueteó con ella.
—Volviendo al tema, este cuarto no parece de una estrella pop. Tú no pareces una estrella pop.
—¿De qué hablas? —Victoria no entendía a qué se refería.
—Pues no sé, coño, en mi mente son todas educadas y alegres.
—¿Estás diciendo que no soy educada o alegre? —Victoria preguntó fingiendo estar ofendida.
—No me refería a eso, es solo que ya sabes, las estrellas pop pareciera que escupen flores y todo es hermoso—Victoria trató de no reírse ante la descripción de Adora de cómo debería de ser una estrella pop—. Y usan colores pastel con brillitos y no creo que fuman... o al menos al ojo del público.
La mirada de Vic se dirigió hacia la caja de cigarros vacía que estaba en el suelo que Adora estaba señalando.
—¿Es que acaso en tu universo las estrellas pop parecen estrellas de rock? ¿Sabes qué es el rock? ¿Hay rock en tu universo?
—Sí. —Victoria respondió riendo, ya no pudo evitarlo más. —Y bueno... si esta es mi habitación, significa que todas mis cosas están aquí, así que déjame enseñarte que tu descripción de estrella pop no es incorrecta.
La rubia fue hasta su closet y abrió las puertas.
—¡Ta Da! Ahí están tus colores pastel y tu brillo. —Adora vio todos los atuendos perfectamente ordenados y acomodados de forma que cada color tuviera su espacio. —Mi disquera me hace usar esa ropa y me hace maquillarme bonito y sonreír para las cámaras porque como tú dices, tengo que parecer una estrella pop.
—¿Ves? a eso me refería. Entonces... sí usas esa ropa siempre, ¿por qué ahora estás vestida de esa forma? —Adora se giró de nuevo a verla.
—Yo creo que la casa sabe lo que me gusta. —Vic se alzó de hombros indiferente. —Me refiero, en mi mundo me visto como quiero, pero la mayor parte mi manager me viste como una mujer de mi edad y no una adolescente de 17 años como le encanta recordarme.
Vic rodó los ojos al acordarse de Lucía regañándola.
—¿Cuántos años tienes? —Adora preguntó tratando de aguantarse una sonrisa divertida.
—22. ¿Tú?
—25.
—Bueno, creo que ya vimos suficiente mi cuarto, ahora veamos el tuyo.
—Advierto que no creo que sea tan cool como el tuyo, ¿eh?
—Tú tranquila, reina, cualquier cosa relacionada a ti seguro es cool.
Las dos chicas salieron de ahí y la última en salir fue Victoria, cerrando la puerta.
—¿Crees que el siguiente sea mi cuarto o tengo que buscarlo? —Adora le preguntó a su compañera de investigación.
—Creo que la puerta que abras será donde esté tu cuarto.
—Bueno, eh, si es así no creo que abriré la que sigue. Lo siento. —Adora se disculpó esperando que Vic no se sintiera ofendida por no querer dormir a un lado de ella, pero ella amaba su sueño y si la rubia tenía todos esos instrumentos significa que los tocaría.
Adora caminó lentamente analizando qué puerta abrir, después de saltarse dos, decidió abrir la tercera y pareciera ser que la hipótesis de las chicas tenía razón, ahora ese sería su habitación.
Se adentró esperando ver sus aburridas paredes blancas de su departamento en Mónaco, todavía le daba pereza contratar a alguien para que las pintara.
Sin embargo, no fue lo que se encontró. Apenas vio ese familiar papel tapiz de ladrillos blancos negó con la cabeza retrocediendo.
—Hey, ¿qué pasa? —preguntó Vic viéndola extrañada.
—Creo... creo que la casa se confundió —se volteó para luego empujar a Vic suavemente de los hombros a lo que ambas salían. Ya afuera cerró la puerta y volvió a tratar. Nop, ahí estaba.
Cerró de un portazo y se giró a la siguiente puerta. Ni siquiera le permitió abrirla. ¿Y la que sigue? Tampoco.
Trató así con al menos cinco puertas, ninguna abriéndose.
—¿Segura que se confundió? ¿O... no quieres ver lo que está del otro lado de esa puerta? —A Vic le pareció muy raro el comportamiento de la castaña. —Vamos, no creo que sea peor el mío a menos que tengas un columpio sexy en medio de tu habitación del que no me hayas dicho.
Adora no dijo nada. En cambio solo suspiró volteándose hacia la primera puerta que abrió. Debía enfrentarlo en algún momento... Tomando la manilla en su mano inhaló y exhaló para luego volverla a abrir lentamente. Cualquiera que la viera creería que había una bomba del otro lado.
Y es que para ella así se sentía.
Esta vez sí se adentró mucho más, tomando pasos precavidos y cautelosos como si en cualquier momento pudiera salir alguien a regañarla.
Su habitación tenía un pasillo al entrar donde a un lado se encontraba la puerta del baño. Al fondo una pared de ladrillos blancos, junto a una pared de un gris claro. La cama tenía una computadora sobre las sábanas blancas completamente desordenadas haciendo contraste con el respaldar negro de cama. Tenía un mueble negro contra una de las paredes con una almohada del Rayo McQueen junto con una almohada simulando el burn book de Mean Girls, un estante gigante con películas, legos de carros, posters de las películas de Rocky, cuadros de momentos icónicos de Fórmula Uno, y una mesita con una gran pila de juegos de mesa. A su vez encima del estante de películas se encontraban trofeos y medallas de todos los tamaños.
Sobre un escritorio blanco había varios libros esparcidos con títulos como derecho, justicia, leyes y papeles con notas por todos lados. Asimismo una gran cantidad de ropa acumulándose sobre la silla de una manera que desafiaba las leyes de la gravedad.
El detalle que más resaltó para Vic es que había un casco tirado en el piso, pedazos de un papel hecho pedazos decorando la alfombra de cuadros blancos y negros.
La castaña veía todo de manera atenta y callada, era imposible para Vic descifrar lo que debía estar pensando por su mente.
A ojos de Victoria la habitación tenía sentido con el estilo de la castaña, con sus jeans de tiro alto, body negro, gomas blancas y chaqueta vinotinto de un material que no descifraba si era cuero o solo brillante. Sus uñas en perfecto estado imitando el color de su chaqueta, con el cabello castaño suelto en ondas que a pesar de no ser impecables, a ojos de la cantante parecían estar de alguna forma perfectamente planeadas.
No parecía estar maquillada a excepción de tal vez sus rojizos labios y pestañas largas y curvadas, aunque tenía el presentimiento de que solo era su apariencia natural.
Adora no podía evitar estremecerse de la atención a detalle de su habitación, como si alguien la hubiera estado espiando y replicado todos los elementos de su adolescencia.
Estaba todo igual.
—¿Todo bien? —Quiso corroborar Vic, desde que habían entrado la mujer se la había pasado tensa—. No creo que salga un asesino del clóset, estamos a salvo —bromeó intentando sacarle una sonrisa.
Adora se quedó viendo los papeles en el piso, sin inmutarse del comentario de la rubia.
—Es... es tan preciso que asusta —parpadeó arrodillándose a recogerlos—. ¿No crees?
—Ahora entiendes porqué casi lloro. No hay nada como el hogar, ¿no? —Adora se quedó callada—. Mataron a alguien aquí o... ¿por qué tan callada, amor?
—La última vez que estuve aquí tuve una pelea con mi papá. Y pues... como puedes ver, no acabó muy bien —señaló los papeles en su mano y dirigió una mirada de reojo al televisor roto que se asomaba en su armario.
—No me digas, ¿no le gustó que no quieras ser Barbie —miró los libros de leyes en el escritorio y los pósters de Rocky— litigante? Déjame adivinar, querías ser boxeadora.
—Nope, ya quisiera que hubiera sido así —apretó los labios—. ¿Querías saber cuál es mi profesión? Bien, soy piloto de carreras de Fórmula Uno —se encogió de hombros. Se le amargó tanto el estado de humor que ni le importó seguir siendo misteriosa, así que se levantó, botó de manera brusca los papeles en la basura, y se sacudió el inexistente polvo de la ropa—. Y no sé qué clase de maldito mal chiste sea éste, pero que mi habitación sea justamente el lugar en el tiempo al que nunca querría regresar es jodidamente irónico.
Rió con ironía llevándose las manos a la cadera. Estaba frustrada. ¿Acaso la mansión se estaba burlando de ella? ¿Qué hizo diferente a Vic?
La habitación en su mundo ya ni existía, siendo una simple habitación de invitados. Y el estar parada ahora, en aquel lugar congelado en uno de los peores días de su vida, se sentía de muy mal gusto.
—Algo debe de haber en esta habitación que consideres preciado. —Victoria dijo entrando al cuarto para poder verlo mejor.
—¿Por qué crees eso? —Adora se cruzó de brazos, no consideraba que eso era cierto, ahora podría comprarse todo en esa habitación por su cuenta sin necesitar estar en ella.
—No lo sé, ¿solo lo presiento? —Vic fue hasta los trofeos y comenzó a analizarlos. —¿Alguna de estas baratijas?
—No son baratijas, eh, son importantes, me esforcé mucho en ellas —Victoria sonrió sin voltear a ver a la castaña, había logrado que la mujer admitiera que había algo que le importaba en ese cuarto.
Adora no podía creer que había caído en ese truco, pero era cierto, todavía resentía cuando donaron sus trofeos y suponía que era una espinita que no se le quitó tan fácil.
—Me disculpo, lo cierto es que yo no tengo mis premios en mi cuarto, joder ni siquiera los tengo en mi casa. Están en casa de mi madre pero es todo un tema. —Vic rodó los ojos sin querer hablar sobre eso. —Además, si no te gusta el cuarto siempre puedes destruirlo, podría ser catártico.
Adora consideró la opción de Victoria como viable, y agradeció por dentro que no presionara con el tema.
—Empezaré con esos malditos libros de leyes —Las dos compartieron una risita cómplice.
—Lo siento si no sé qué decir... mi relación con mi madre es diferente y bueno, no he hablado con mi padre en años, demasiados como para recordar cómo era él, pero si quieres hablar de alguien sobre problemas familiares puedo decirte que Carlos V es perfecto para eso.
Victoria se cruzó de brazos y se recargó sobre una pared.
—Además estoy segura que alguien tan talentosa como tú, no tendrá problemas en sacarle provecho a este cuarto. Y podemos jugar twister siempre que tú quieras. —Victoria de nuevo coqueteó con Adora esperando que eso le subiera la moral.
A ella le funcionaban los halagos y la atención de la gente.
Adora rió por lo bajo. Claro que Vic usaría la oportunidad para coquetear y ella le acababa de dar la oportunidad perfecta para hacer sonrojar a la rubia de vuelta— Me encantaría, pero tengo que advertirte que no puedo prometer no enredarme en tus encantos mientras jugamos —le guiñó el ojo y desvió la mirada a sus juegos de mesa, para ella era un juego, pero mientras tanto Vic la observaba con mejillas sonrojadas—. Igual no creo que sea tan mala idea jugar uno de estos para matar el tiempo, ¿no crees?
Victoria tardó unos segundos más de lo que le gustaría en recomponerse y hablar.
—Oh, me encantaría, pero debes saber que odio perder. —La rubia la miró con una sonrisa desafiante, aunque por el cuarto de Adora podría suponer que a ella tampoco le gustaba perder.
—Entonces creo que nos llevaremos bien. Mientras no me ganes, claro —sonrió la venezolana.
—¿Crees que deberíamos ir a ver qué hacen esos idiotas? ¿O quieres seguir explorando?
—Preferiría posponer volver a ver doble lo más que podamos, pero tengo la duda de si su habitación será la misma —frunció el ceño, pensativa.
—Uh lo cierto es que nunca he visto la habitación de Carlos. —Ese comentario causó una mirada de sorpresa por parte de la castaña.
—Oh... pensé que ustedes estaban saliendo, ¿lo interpreté mal? —cuestionó confundida.
Victoria miró a la distancia y luego juntó sus manos como analizando la situación. ¿Adora le contaría al mundo sobre la naturaleza de su "relación" con Carlos? Tal vez, pero no sabía dónde estaban, así que podía confiar en ella y luego Lucía podría hacerla firmar uno de sus acuerdos de confidencialidad.
—Sí umm... salimos. Se podría decir que algo por el estilo. ¿Tú y tu Carlos son...? Bueno, la verdad pelean tanto que no sé que son.
Adora analizó su situación, por un lado estaba en una mansión muy rara que generaba habitaciones idénticas a las de su mundo, las devolvía si intentaban escapar y tenía unos clones de Carlos, así que no estaría tan incorrecto suponer que lo que tenía que pretender en su mundo no aplicaba a éste.
—Amigos —soltó finalmente—. Solo amigos.
—Ya veo. —Ninguna de las dos parecía satisfecha con la respuesta de la otra.
—Hacen bonita pareja —admitió Adora—. Aunque admito que no entiendo mucho su asunto porque tú eres bastante... eh, coqueta. ¿No le importa a Carlos?
Vic rió apenada por ese pequeño detalle. No era posible que Carlos le estuviera cagando la movida con la castaña.
—Técnicamente no debería de molestarle. —Victoria seguía siendo completamente ambigua con sus respuestas.
—¿Qué? ¿Es una relación abierta? —ladeó la cabeza.
¡Puta madre! Eso mismo le había preguntado Cleo, pero Adora parecía que podía mantener su hermosa boca cerrada, así que después de unos segundos Vic se convenció de que podía confiar en ella.
—No. —La rubia agachó la mirada. —Carlos y yo tenemos una relación por contrato. Es más común de lo que imaginas en gente como yo.
Adora empalideció un poco con eso. ¿Por qué se encontraba en una dimensión con Victoria Ellis y un Carlos que se encontraban en la misma situación que ellos?
—No jodas, Carlos y yo también —soltó impulsiva, pero es que le emocionaba tener a alguien con quien relacionarse pues ¿cuáles eran las probabilidades de estar atrapada en otro mundo con una chica en una relación falsa con Carlos maldito Sainz?—. No por contrato, pero tenemos una relación falsa por publicidad.
Victoria abrió sus ojos por la sorpresa.
—¿En serio? ¿Y qué pasa si alguien no cumple? Porque a nosotros nos hicieron firmar. Es más, estoy obligada legalmente a ser su novia hasta el final de la temporada.
—Lo que pasará es que no obtendremos patrocinadores ni un asiento en el deporte para el próximo año —suspiró con pesar—. Creéme, eso es suficiente para mantenernos cumpliendo, pero yo solo tengo que aguantar hasta las vacaciones de verano y me deshago de ese español.
Victoria estaba impresionada porque esto se estaba tornando más y más escalofriante. Podía tolerar a una casa mágica, podía tolerar que no la dejaran salir de dicha casa mágica, tal vez era un dolor de cabeza tener dos Carlos, pero inclusive eso podía soportarlo. ¿Pero esto? Eran demasiadas coincidencias.
Además, ¡que mierda! Ella tenía que seguir con el jueguito de los novios durante toda la temporada.
—Suena... Ni siquiera tengo que decirte como suena, estoy segura que entiendes lo que vivo. —Victoria soltó y en cuanto las palabras salieron de su boca, su cerebro las procesó. —¡Entiendes lo que vivo!
Estaba emocionada de tener a alguien con quien compartir ese secreto que no fuera Carlos.
—¡Y tú lo que yo! —Por dentro de la cabeza de Adora sonaba la canción de Aleluya—. ¿A ti también te llevó a Mallorca?
Fue de los primeros pensamientos que se le cruzaron por la mente ya que el viaje estaba tan reciente en su memoria.
—¡Dios, sí! Fue en el descanso de verano y estaba toda su familia. Es una familia tan grande y ruidosa y hacen tooooodo juntos. —Victoria hablaba con emoción.
—¡Lo sé! quieren hacer todo juntos —dijo recordando los últimos días.
Victoria se rió porque ella había vivido algo parecido.
—Carlos me hizo madrugar para poder ir a desayunar juntos sin que su familia se diera cuenta. —Victoria trataba de no sonreír pero le era imposible. Recordaba lo lindo que había sido Mallorca, al menos los primeros días. Luego, la plática que Reyes le había dado regresó a su mente. —Para mí su familia puede ser algo abrumadora.
El humor de Victoria había dado un giro completamente.
—Aunque tienen buenas intenciones. Son una bonita familia, se preocupan mucho por él —soltó Adora recordando la charla que tuvo con las hermanas de Carlos. Ahora que lo pensaba, irse a dormir luego de la conversación en la cubierta del yate era lo último que recordaba.
Victoria dejó de ver a Adora para comenzar a jugar con la cutícula de sus uñas.
—Dímelo a mí. —La rubia murmuró en tono molesto. Venga, le agradaban los Sainz de su universo, pero los del universo de Adora parecían diferentes. —¿Sus padres saben que su relación es falsa?
—No... la verdad eso me hace sentir un poco mal porque han sido muy amables conmigo. No sé con qué cara los vería en el paddock si se llegaran a enterar de que dejaron a una falsa en su casa por una relación de mentira.
Victoria no podía ayudarle en eso. Tal vez acababan de encontrar la primera diferencia entre sus relaciones con Carlos. Sonaba raro pensarlo de esa forma.
—Entiendo que podría ser complicado, pero conociendo a los Sainz no creo que se enojen mucho contigo. En todo caso sería con Carlos por mentirles ¿no? Son muy exigentes con él. —Victoria solo hablaba de la experiencia propia.
—Mmm, no sabría decir que sea así. Carlos es suficientemente exigente consigo mismo, no necesita a su familia para eso.
Victoria se quedó analizando la respuesta de Adora. No quería ventilar los problemas de su Carlos, pero necesitaba preguntarle.
—Entiendo, mí Carlos es igual —La rubia se preparó —De pura casualidad, ¿sus padres dejaron de hablarle a tu Carlos por alguna estupidez que haya hecho?
—Ehh... no que yo sepa. Y oportunidades han tenido —dijo con algo de rencor. En ese sentido envidiaba a Sainz, porque sin importar las mamadas que se mandaba en su mundo, su familia siempre lo apoyaba. Ella desearía poder decir lo mismo.
Vic sonrió con tristeza.
—Creo que hemos encontrado la primera diferencia. Solo no le digas a mi Carlos que te he contado esto, odia que hable de su familia —La culpa se había presentado ante Vic —Es un tema complicado para él.
—Claro que no. Y tú tampoco le digas nada a Sainz, se le va a subir el ego si sabe que estuve hablando de él, y creo que entiendes que no lo necesita —rodó los ojos.
La rubia soltó una risita divertida.
—Lo prometo —Y entonces otro pensamiento se le cruzó por la mente que moría por preguntar y ese era, si existían dos Carlos, y cada una tenía a sus propios Sainz, eso significaba que debía de haber otra Isa. La rubia se preguntaba si también sería parte de la vida de Carlos. Era ahora o nunca.
Vic comenzó a caminar por el cuarto de Adora tratando de que no se viera su necesidad por saber del tema. Sin cruzarse con la mirada de Adora fue hasta donde estaba su mueble de juegos y se puso a "analizarlos"
—Y en tu mundo... ¿Existe una Isa Hernáez?
—¿Isa? —hizo memoria, era malísima recordando cosas—. Ohhh, ¿la ex de Carlos? —la miró confundida. En realidad necesitaba confirmación porque no se sabía ni su apellido.
—Sí, ella, la "ex" —Vic dijo con dificultad, porque ella bien sabía que Isa no era una ex.
—Pues de existir, existe, pero no sé qué quieres que te diga. Solo sé que está saliendo con un amigo de Carlos —encogió los hombros con desinterés.
Vic casi se ahoga con su propia saliva. ¿Cómo era posible que Adora Torres no tuviera que lidiar con la presión que los padres de Carlos ponían sobre su hijo y tampoco tenía que ver a su Carlos con Isa? Se sentía completamente celosa, al punto de querer gritar de frustración.
—Vale, creo que lo mejor será regresar con esos babosos —Victoria ya no quería hablar de su relación con Carlos y era su oportunidad de huir como siempre lo hacía una vez que se sentía incómoda.
—Esperemos que no hayan incendiado la casa.
—O matado entre ellos.
Adora sonrió sin que Victoria la viera ya que la rubia no pensaba detenerse más a platicar.
Las dos chicas bajaron y no encontraron rastro de los Carlos en la cocina o en la sala. ¿Ahora donde se habían metido esos dos?
—Ya los vi —Adora señaló a través de un ventanal.
Los dos estaban en un jardín que no parecía ser vegetación falsa, en el jardín se podía ver algunos arbustos, árboles, una alberca con camastros en la orilla además de una mesa para exteriores y una sala del mismo tipo.
—¡Hey! Zack y Cody, entren. Tenemos que hablar —Victoria les gritó llamando la atención de ambos.
—Vamos —Carlos A y Carlos V respondieron al mismo tiempo haciendo que Vic y Adora quitaran su mirada de ellos.
—Siguen haciendo eso, los detesto —Adora le confesó a Victoria sabiendo que ella se sentía igual.
—Esperemos que con el tiempo se calme.
Después de que los dos Carlos entraron, cada uno tomó su lugar a un lado de sus chicas, sin decir nada se fueron a sentar al comedor que estaba dentro de la casa, ninguno decía nada.
Adora rompió el silencio que se había formado entre los 4 dirigiéndose a Vic—¿Sabes? No sé dónde carajos estemos, pero en mi mundo sí hay una chama que se llama igual que tú.
—¿Es linda cómo yo? —preguntó Vic con una sonrisa coqueta y juguetona en la cara, esperando aligerar el ambiente.
—Por cierto, creo que también hay una Adora Torres en mi mundo, solo que conduce en la Indy —informó Carlos V a la castaña.
—¿Indy? —Adora frunció el ceño—, bueno, supongo que todavía no lo he considerado. La Victoria que yo conozco es una actriz que ha sido nominada al Óscar.
—¿Oscar? ¿Yo? Sabía que mentir me llevaría lejos en otro universo. —Vic sonrió orgullosa por un logro que no era de ella.
—No es mi actriz favorita porque se enfoca en las románticas, pero sí, buen trabajo a tu otro tú, yo tengo que hablar con la mía seriamente. ¿Un mundo sin nuestro duende? Está loca. Solo la perdonaré si está apuntando a la triple corona, porque de resto...
Vic la interrumpió, confundida—¿Duende? —La miró sin saber a quién se refería.
—Ya sabes: mejor amigo de Carlos, orejas de duende, sonrisa traviesa, un grano en el culo generalmente —explicó creyendo que tal vez Lando no se llamaba igual o lo podía confundir.
Carlos A la vio tratando de contener una carcajada, describió a su buen amigo perfectamente.
Carlos V escuchó la descripción y no le tenían que decir dos veces a quien se refería Adora.
—Habla de Lando, muñeca. —Les regaló un guiño a ambas, pero lo ignoraron, muy ensimismadas con su propia conversación de la cual los Carlos no eran protagonistas.
—¡Lando! Sí. Hay un Lando en nuestro mundo, no es por presumir, pero tiene un pequeño enamoramiento conmigo. —Vic sonrió orgullosa de tal hecho.
—¡Ajá! —Adora soltó complacida con que Carlos V haya entendido su descripción sin decir el nombre—, y ¿enamoramiento?... —se miró con Carlos A y como pareciendo pensar lo mismo ambos voltean a ver a Vic con ojos entrecerrados— lo peor es que tiene sentido: rubia, rostro similar a Alya... sí, entiendo porqué tendría un crush contigo, Vic, te pareces a la mejor amiga de Lando en nuestro mundo.
—¡Ja! Pero entonces. ¿La Victoria Ellis de su mundo no los conoce? —Vic preguntó un tanto triste creyendo que a lo mejor la Vic Ellis de allá sigue estando sola—¿Sale con alguien?
—Por favor díganos qué no sale con alguien llamado Rogelio. —Carlos suplicó viendo al cielo mientras Adora y Carlos A compartían una mirada de confusión.
—¡Carlos! —Victoria lo regañó pero después se detuvo a pensar que tal vez la pregunta era válida. —Sí, por favor díganos.
—Yo no sabría decirles, no estoy mucho metido en ese mundo de la farándula.
Adora se aclaró la garganta dirigiendo la atención hacia ella—Y yo lo consumo como mi droga favorita y puedo decirles que no. No sé quién sea Rogelio, pero Victoria hace poco se declaró bisexual y está saliendo con una chica llamada Cleo, creo.
Victoria volteó a ver a Carlos con una sonrisa de oreja a oreja, sólo para encontrar que Carlos V ya la estaba viendo de esa forma.
—¿Qué te dije? Ni siquiera en su universo te merece ese imbécil. —Vic sonrió conmovida tratando de no sonreír, pero pronto cambió esa sonrisa por una de burla.
—Pero sale con Cleo... —La rubia alzó sus cejas divertida mientras Carlos V rodaba los ojos harto.
—Ni se te ocurra recordarme eso. —Vic se rió burlonamente.
Adora se juntó más con Carlos A para luego susurrar sin perder de vista a la pareja enfrente —Siento que me estoy perdiendo un chiste interno.
—Menos mal no soy el único, Torres —desvió su mirada para ver su perfil, de repente intrigado—... ¿Farándula? No sabía que te interesaba eso.
Adora lo miró con algo de burla—Hago quizzes de personalidad en Buzzfeed... ¿y te sorprende que sepa de farándula? Es como el portal de chismes de famosos, Sainz.
Carlos A rodó los ojos harto—Tal vez, pero igual nunca te había visto interesada en eso. Tenemos famosos en el paddock todo el tiempo y no bates ni un ojo, ni siquiera pides una foto.
—Oh, creéme que lo estoy, pero sé disimular. No puedes tener a Thor enfrente y no chillar por dentro. Además... las fotos mentales son suficientes —la castaña le guiñó el ojo solo para que Carlos A la empujara con su brazo juguetonamente sabiendo que lo decía para molestarlo. Y lo peor es que funcionaba.
—Entonces ya que hemos establecido que en nuestro mundo hay una Adora Torres, en su mundo hay una Victoria Ellis y que existen dos Carlos Sainz y están aquí. ¿Qué procede? —Victoria seguía sin entender por qué estaban ahí.
—¿Pasó algo raro en su mundo? —Carlos y Victoria se voltearon a ver y pareció que su cerebro hizo click al mismo tiempo —Está claro que por alguna razón estamos aquí encerrados.
Victoria agachó la cabeza, no sabía si ella debía de responder la pregunta de Adora.
—Yo... —Estaba claro que era un tema complicado para Carlos V —Yo tuve un accidente en el GP de Japón.
Adora y Carlos A abrieron sus bocas por la sorpresa, al ser ambos pilotos sabían lo horrible que esos accidentes podían ser, un mal golpe y podría ser fatal.
—¿Y en tu mundo estás bien? —Carlos A preguntó sintiendo como si de alguna manera le hubiera ocurrido a él, pero antes de que Carlos V pudiera responder, Carlos A volvió a hablar —¡Joder! Es eso. Estamos encerrados aquí porque debes de advertirme de este accidente antes de que muera.
Carlos A se levantó de golpe de la silla y comenzó a caminar en círculos. Adora estaba sorprendida por estas revelaciones, tal vez Carlos A tenía un punto.
En las películas cuando alguien conoce a su doble es por algo importante, claro que no iba a aceptarlo frente a Carlos.
—Tienes que contarme todo para poder evitarlo. ¿Cómo fue tu accidente? ¿Qué hiciste mal? ¿Qué tengo que hacer yo para no morir?
—¡Nadie está muerto! —Victoria y Carlos V gritaron al mismo tiempo controlando a Carlos A.
Carlos A se detuvo para poder ver a la pareja frente a ellos y examinar si le estaban mintiendo.
—¿No?
—¡No! —De nuevo la parejita de estrellas habló esperando calmar a Carlos A.
—Entonces debe de ser otra cosa la razón por la que estamos en esta casa —Adora entró a la conversación tratando de calmar el ambiente —Esperen. ¿En su mundo ya están en el GP de Japón? —Vic y Carlos asintieron.
—¿En su mundo en que parte de la temporada están?
Adora y Carlos A se voltearon a ver y Vic pudo sentir una tensión demasiado fuerte, fueron como chispas saliendo hacia todos lados, esos dos decían mucho sin soltar palabras.
Victoria conocía ese sentimiento, ella misma lo había sentido al inicio de su "relación" con Carlos y si de algo podía estar segura, era que Adora necesitaría toda la ayuda posible.
—Acabamos de competir en Mónaco —Adora carraspeó y Carlos A rodó los ojos—donde Adora ganó, y ahora estamos en descanso entre carreras —Vic y Carlos V asintieron.
—¡Felicidades, Adora! Así se hace —Vic sonrió al escuchar eso mientras Carlos V asentía orgulloso y sintiéndose algo superior al saber que el otro Carlos no lo había hecho, pero eso no lo mencionaría.
Así que decidió continuar con el tema.
—A ver, sigamos pensando que es lo que nos retiene aquí —Carlos V volvió a proponer —A lo mejor si lo descubrimos, podamos salir de aquí.
A todos les parecía la opción más viable.
—Para eso necesitamos comida —La rubia se puso de pie emocionada y fue hasta la enorme cocina.
La comida era su lenguaje de amor para cuando las cosas se complicaban.
—Sí, puedo comer algo —Carlos A sonrió al ver que alguien se ofrecía a cocinar y no tenía que hacerlo él, después de todo, estaba descansando—. Por cierto, me gusta mi comida sin carbonizar.
—¿Quién crees que soy? —Victoria respondió ofendida el comentario sin saber que no era para ella.
Ese comentario era para una persona en específico. Adora le dio un codazo sin voltearlo a ver y al escuchar la queja de su Carlos, sonrió satisfecha.
—Pero vengan a la cocina, yo también quiero escuchar la plática —La rubia ordenó haciendo que el grupo la obedeciera y fuera a repartirse por la cocina.
Carlos V fue el primero en llegar y fue hasta donde estaba Vic sacando lo que había en el refrigerador para ver que podía cocinarles a todos.
El madrileño se puso detrás de ella asustándola un poco por su cercanía.
—Te morías por entrar aquí ¿verdad? —El piloto le preguntó casi en un susurro y con una sonrisa traviesa en su cara.
—Cállate —Victoria lo empujó solo un poco pues su proximidad la descolocó, pero Carlos V no se alejó demasiado —Además, si vamos a estar encerrados, voy a aprovechar esta belleza.
—¡Hey! —Carlos A los espantó con ese grito y las dos estrellitas se separaron de un brinco —¿Qué hay para comer? —El otro madrileño preguntó con una sonrisa inocente fingiendo que no les había gritado para espantarlos.
Adora venía detrás de él, observaba a Vic y a Carlos V y entendió que lo que fuera que tuvieran era más complicado que un simple contrato como Victoria le había dicho.
Tal vez las semejanzas entre ellos nunca se detendrían.
Después de disfrutar una deliciosa comida por Victoria, de aclarar que ninguno podía salir de ahí, presentarse y conocer lo mínimo del otro, los 4 estaban tratando de averiguar cuál sería su siguiente movimiento cuando se vieron interrumpidos.
—¡Miau!
Carlos V y Victoria se enderezaron dejando de comer su postre como si en ese maullido, alguien hubiera llamado sus nombres. Ambas estrellas se voltearon a ver sin poder creer lo que habían escuchado.
—¡Ay no! Por favor dime que no está aquí —Carlos V alzó su mirada hacia el cielo suplicando a cualquier fuerza mayor de la casa.
Victoria ignoró por completo al madrileño ya que se había puesto de pie y comenzado a buscar de donde provenía ese maullido. Adora y Carlos A se miraron sin entender a qué se referían sus nuevos roomies.
—¿Bodoque?
—¿Bodoque? ¿Tipo el de La era de hielo? —Adora moría por saber a quién se refería Victoria.
La rubia parecía no escuchar nada más que ese maullido, pues tampoco le había respondido a Adora.
—No quieres saber —Carlos V le comentó a la piloto aprovechando que Victoria estaba distraída buscando a su gato.
La rubia salió de la zona del comedor, pasó por la sala y fue hasta el recibidor.
—Torres, Bodoque es un gato mira. —Carlos A señaló a la cantante que regresaba con un gato gordo y gris entre sus brazos
—Ay... me esperaba al niñito de la película, pero ya no sé cual es mejor —Adora se puso de pie yendo hasta donde estaba Victoria con Bodoque y se comenzó a acercar con precaución.
Carlos V también fue hasta donde estaba Victoria y comenzó a acariciar al gato sin problemas, él sabía que Bodoque no lo atacaría.
—Bola gorda, ni siquiera cuando viajamos a otros universos nos dejas en paz —Carlos le quitó el gato a Victoria y comenzó a mecerlo.
Nadie le había hecho caso ya que no estaba hablando con ninguno de ellos, Carlos V solo le estaba dando su atención a Bodoque.
—¿Niño? —A Victoria no se le había pasado por algo el comentario de la castaña —No, no no. Carlos y yo no tenemos hijos.
—Por el momento —Carlos V alzó un dedo aclarando la situación para poder avergonzar a Victoria mientras que con su otra mano sostenía al gato.
Adora alzó sus cejas, sorprendida por la naturalidad con la que Carlos lo mencionaba, mientras Victoria trataba de ocultar su sonrojo.
—Nosotros estamos buscando el momento correcto —Carlos A asiente colocando un brazo sobre los hombros de Adora—. Está claro que con nuestras carreras es complicado.
Carlos A solo lo había mencionado por la misma razón que Carlos V, para hacer molestar a Adora y ver esas mejillas sonrojadas que tanto le gustaban.
—¡¿Qué nosotros qué?! —Adora soltó con su tono de voz tres octavas más aguda de lo que normalmente suele ser y con sus mejillas rojas de la vergüenza justo como Carlos A quería—. Sainz, ¿No puedo ni cuidar a mi persona y crees que puedo con un coñito? Yo todavía le pido a Lele que me corte la fruta en trocitos.
—Pero puede cortarla en trocitos a ti y a nuestro hijo —Insistió con el tema. No había cosa que disfrutara más que molestar a la venezolana.
—Tu me vas a cortar en trocitos la paciencia a mí —murmuró con resentimiento.
Carlos V y Victoria veían la situación ya más calmados entre ellos y tratando de no soltarse a reír.
—Espero que nadie sea alérgico al pelo de gato —Vic cambió el tema para soltarle un salvavidas a Adora y pudiera descansar de los comentarios de Carlos A.
Adora y Carlos A negaron.
—No, pero soy más de perros —Adora sonrió apenada—. En realidad no importa, puedo vivir con tu gato aquí.
Carlos A estaba fascinado por el gato de la cantante, no eran sus animales preferidos, pero éste tenía algo, por ejemplo, el gato no dejaba de verlo a él y a Carlos V.
—¿Por casualidad tiene alguna condición médica o solo es...?—No encontraba alguna forma de completar esa frase sin que Vic lo quisiera abofetear.
Tanto Victoria como Bodoque lo voltearon a ver con el ceño fruncido como si hubiera dicho la peor ofensa del mundo.
—¿Solo es qué? —Lo desafió a que siguiera hablando.
Carlos V negó frenéticamente con la cabeza detrás de Vic, como advirtiéndole que no termine esa frase.
Los ojos de Carlos A se pasearon desde la rubia hasta su clon—Eh...
La rubia entrecerró los ojos—¿Solo es qué, Carlos A?
—El... el gato más bonito del mundo por naturaleza —improvisó. En realidad iba a decir si era así de obeso naturalmente.
—Más vale que eso haya sido lo que en realidad pensaste —La rubia soltó en tono de advertencia sin creer su comentario —No permito que Carlos V diga cosas feas hacia Bodoque para que sepas.
—Eres hombre muerto —Carlos V susurró a su doble, pues él ya había tenido esta discusión con Victoria y sabía que Carlos A no se quitaría a Vic de encima tan rápido.
Una vez que Victoria y Carlos A se habían calmado, Carlos V se acercó hasta su "amigo".
—¿Alguna vez viste E.T? —Carlos A asintió sin entender a qué se refería su doble —Bueno, Bodoque y Vic son la misma persona, están conectados de una forma espeluznante.
—Sí, claro. —Carlos A respondió sarcásticamente.
—No es broma. —Carlos V soltó a Bodoque que se estaba poniendo algo inquieto por tanto contacto físico —Solo te aviso que si le pasa algo a Bodoque esa mujer te destruirá.
Bodoque se alejó de ellos y fue a explorar la casa.
—¿Lo dices por experiencia propia? —Carlos A preguntó burlón sin creerle una palabra a Carlos V, pero la cara seria de Carlos V le indicó que no bromeaba.
—Sí.
—¿Esa mujer va a destruirme si le pasa algo a su gato? Mírala, es inofensiva, creéme, Torres da más miedo —Carlos V señaló a la castaña que estaba hablando con Vic a lo lejos.
—Bueno, ya la viste. Sabe utilizar los cuchillos con mucha destreza y creéme que no tendrá miedo de usarlos en ti.
Ok, tal vez Carlos V estaba siendo más dramático de lo normal, pero la cara que Carlos A había puesto había valido la pena.
Después de esa interacción los chicos fueron hasta donde Vic y Adora estaban hablando, Bodoque ya se había alejado de ellos, pero Victoria no sentía que su gato corriera algún peligro.
—Deberían de ir arriba —Vic comentó al verlos llegar.
—¿Por qué? ¿Qué hay arriba?
—Sus habitaciones —Adora respondió con una sonrisa en el rostro, se moría por saber que aparecerían en las de ellos.
—Joder, Torres. De seguro ya eligieron las mejores —Carlos A negó con molestia y luego empujó a Carlos V para salir corriendo hacia el segundo piso.
Si alguien tendría que tener la peor habitación, no sería él.
—Carajo —Carlos V salió corriendo después de él apenas entendiendo lo que acababa de pasar.
Adora y Vic se quedaron escuchando desde abajo como esos dos peleaban por una puerta.
—¡Es mía!
—¡Yo llegué primero!
—¡Muévete cara de culo!
—¡Oblígame gilipollas!
Esos comentarios además de empujones y golpes contra madera era lo que las dos chicas escuchaban.
—¿Deberíamos ayudarlos? —Vic preguntó viendo hacia arriba como si de alguna forma pudiera ver lo que sucedía.
—Nah, deja que se maten entre ellos. ¿Quieres ver el jardín? —Los ojos de Victoria brillaron ante esa pregunta.
—Sí, me encantaría.
Las dos chicas, después de inspeccionar el jardín, decidieron recostarse en al pasto bajo un árbol a disfrutar el aire que corría por ahí y la sombra, Victoria solo podía pensar en que quería un cigarro mientras que Adora se preguntaba ¿cuánto tiempo estarían encerrados en esa casa? Eventualmente se les acabaría la comida ¿no?
Bodoque se les había unido revolcándose y tragando el pasto.
Sus pensamientos se vieron interrumpidos por sus dos constantes molestias en su vida.
—¿No iban a decirnos que los cuartos son mágicos? —Carlos V llegó hasta donde estaban, seguido por Carlos A.
—¿En qué momento? Si salieron corriendo como estúpidos —Victoria respondió arrancando pasto.
Los dos Carlos se sentaron con ellas, no es como tuvieran otra cosa que hacer.
—¿Cómo son sus habitaciones? —Adora preguntó muriéndose por saber si había alguien con el mismo problema que ella.
—Es normal —Carlos A alzó los hombros, indiferente.
Victoria volteó a ver a Carlos V esperando su respuesta.
—Idéntica a la casa de Madrid. ¿Cómo son las suyas?
—La mía es como mi habitación en mi departamento de Nueva York —Vic sonrió recordando que no le había ido para nada mal.
Luego, los Carlos voltearon a ver a la venezolana que se había quedado más callada de lo normal. Vic recordó que a ella no le traía buenos recuerdos su cuarto y que lo más probable no querría hablar de eso.
—Es como mi cuarto en mi departamento de Mónaco —Adora mintió apenas se dio cuenta que no decir nada atraía más la curiosidad de los pilotos.
—Genial —Carlos V respondió amable.
Adora podía sentir la mirada de Carlos A sobre ella, pero la ignoraba olímpicamente.
Esa respuesta no era suficiente para Carlos A, conocía tanto a la castaña que sabía que algo andaba mal, se dijo que ya habría tiempo para molestarla y así intentar hacerla soltar la sopa porque sacarle información a esa mujer no era para personas débiles. Ya se enteraría de qué le pasaba.
Luego, de nuevo regresaron a un silencio para nada incómodo que Victoria rompió
—Sí besas a Carlos A ¿Cuenta como ser gay o como incesto? —La rubia soltó como si fuera lo más normal del mundo pensar en esa posibilidad.
—Victoria, no empieces —Carlos V se cruzó de brazos mientras rodaba los ojos —. Estamos disfrutando de la sombra y reposando después de la comida.
Por otro lado, Carlos A estaba analizando la pregunta seriamente. Su mirada se había perdido por unos segundos, cosa que Adora estaba más que acostumbrada.
—Ninguna de las dos —Carlos A dijo en un tono seguro.
—No le des cuerda, por favor.
—Bueno, tío, pero es que ha hecho una pregunta válida.
—Gracias —La rubia sonrió satisfecha por ese cumplido —Yo digo que sí es ser gay.
—¿De qué hablas? Claro que no —Carlos A la miró como si hubiera perdido la cabeza.
—Piénsalo, besarías a otro hombre.
Adora y Carlos V los miraban debatir como si sus vidas dependieran de ello.
—Pero estaría besando a mi otro yo de otro universo —Carlos A seguía en negación. En su cabeza era como besarse a sí mismo.
—Exacto y tu otro yo es un hombre y hasta donde yo sé, besar a un hombre es gay —Victoria se cruzó de brazos creyendo que su punto era el ganador mientras que la mirada de Carlos A se volvía a perder esperando encontrar algo para responderle.
—Pero si somos la misma persona sería como darte un beso en el espejo —Carlos A volvió a defender su punto.
—Entonces bésalo —Victoria lo retó con la mirada y Carlos A abrió los ojos por la sorpresa, tal vez Carlos V tenía razón después de todo, esta rubia no era tan inofensiva como él creía —En la boca.
Ese comentario llamó la atención de Carlos V y Adora, que ya estaban poniendo atención a la plática, pero ahora se había tornado interesante.
—Me muero por ver eso —Adora respondió sonriendo esperando que Carlos A besara a su doble con tal de probar su punto, conociendo lo necio que era, él lo haría.
—Lo haré —dijo determinado. Tal vez era debido a que era él, porque de haber sido cualquier otro dejaría a la rubia ganar. Asimismo, pensó que su clon le seguiría el juego, igual de competitivo, pero se equivocó.
—Ah no, yo no estoy participando en sus mierdas —Carlos V se alejó lo más que pudo de Carlos A.
—Vamos, Carlos. Si no me besas solo le darás la razón.
—No voy a besarte —Carlos V lo miró con repulsión.
—Será como besar a un hermano.
—¡Aja! Entonces también es incesto —Adora soltó señalando a Carlos A.
—¡No es incesto! ¡Y no es ser gay! —Carlos A se puso de pie—. Carlos Sainz, bésame para que le pruebe a tu novia que se equivoca.
Adora no pudo más y soltó una carcajada.
—-Oh por Dios, amo a este Carlos —Victoria le comentó entre risas a la castaña.
—Te lo regalo —dijo entre risas—, ¿prefieres con moño o lazo?
Carlos A, que estaba muy ocupado tratando de obligar a Carlos V a besarlo, se olvidó de su doble y la miró con los ojos entrecerrados, mentiría si dijera que no le ofendió.
Victoria abrió los ojos con sorpresa mientras se cubría la boca para no soltar una carcajada y antes de que pudiera hablar, Carlos V la interrumpió:
—No te llevarás a ningún otro Carlos contigo.
—Pero guapo, creo que un sólo tú no es suficiente.
—Ya quisieras deshacerte de mí tan fácil, Torres —se llevó Carlos A las manos a las caderas.
Adora se encogió de hombros —Valía la pena intentarlo.
—Además, si me tengo que llevar a alguien a mi mundo, me llevaría a Adora —Vic volteó a ver a la piloto con una sonrisa coqueta y regalándole un guiño.
Carlos V sólo miró mal a ambas. Sus ojos pasaban de Victoria a Adora en un segundo.
¡Claro que le gustaba Adora Torres! Era exactamente su tipo, castaña, bonita sonrisa, ojos lindos y con esa actitud fuerte que volvía loca a Victoria. Para la rubia era así de simple, ponle a un castaño con actitud que le diga que hacer y cae rendida a sus pies.
—Por favor, llévatela —Carlos A sonrió porque creía que era una broma.
—Bien, acepto irme contigo si me tratas bien —Adora continuó con el juego que Victoria comenzó, para ese momento sabía que lo hacía para molestar y por la cara de Carlos V se dio cuenta que ese show era para él.
Y si había algo que amaba era hacer rabiar a Carlos Sainz, no importaba que fuera de otro universo.
—Mi amor, yo te trataré mejor que cualquiera persona te haya tratado —Vic le lanzó un beso al aire.
Carlos A volteó a ver la reacción de Carlos V. ¿Estaría tan tranquilo de ver a su novia coqueteando descaradamente con alguien más?
—Deberías acostumbrarte —Fue lo que Carlos V soltó al encontrarse con la mirada confundida de Carlos A.
—¿Tú lo estás? —abrió los ojos y señaló con ambos brazos la escenita que se estaban montando como diciendo "yuju, ¿estamos viendo lo mismo?".
—Me gustaría creer que lo puedo tomar mejor que tú —Carlos V le habló con discreción al otro Carlos
—¿Por qué no lo estaría? —sonrió Adora queriendo seguir presionando la paciencia del español.
—Por nada... nada. Puedes hacer lo que te plazca, Torres —se cruzó de brazos Carlos A tratando de parecer indiferente. A lo mejor así dejaban el show.
—En ese caso no te molestará que Adora y yo compartamos habitación —Victoria puso su brazo alrededor de la castaña esperando no incomodarla, solo lo hacía porque había encontrado como distraerse y eso era, hacer enojar a Carlos Sainz. No importaba a cual de los dos.
Carlos A volteó a verla con el ceño fruncido y con esos ojos intensos que en un principio habían asustado a la cantante.
—Tampoco es que pueda decir nada, guapa, solo somos... amigos —Al terminar de decir eso, la castaña también colocó su brazo alrededor de la cintura de Victoria.
Carlos V sintió los focos de alarma prenderse, eso no era parte del trato. Normalmente Victoria coqueteaba con alguna que otra fan y todo eran risas porque al final del día nadie le correspondía, Adora Torres lo estaba haciendo.
—Venga chicas, es joda ¿no? —Carlos A insistió, solo quería que dejaran de jugar.
Adora no coquetearía así con Victoria si fuera real... ¿o sí? Ya no se encontraba tan seguro, pero lo que sí sabía era que al mínimo cumplido de una chica las mejillas de la venezolana se tornaban de un rojo casi tan fuerte como el de Ferrari. Aunque siendo honesto no sabía de sus gustos, solo que tenía un historial de novios, pero muchas veces eso no revelaba nada.
—¿Por qué sería broma? Después de todo yo si soy gay... bueno, bisexual —Victoria sonrió divertida al ver la cara de Carlos A.
El piloto madrileño buscó ayuda con su doble, sólo para encontrar a Carlos V con los brazos cruzados, el ceño fruncido y asintiendo con la cabeza para él.
Estaba claro que Carlos V estaba celoso y no estaba ocultándolo, fue en ese momento que Carlos A supo que la rubia no bromeaba y en verdad le gustaba Adora.
Ah no, eso sí que no lo permitiría.
—Bueno, en ese caso, lo que Adora quiera. No es como que tengo opinión aquí —intentó fingir indiferencia. No veía a la venezolana llevándolo tan lejos, así que creía que lo mejor era pretender que no le importaba aunque por dentro lo único que quería era colgársela en el hombro y llevársela bien lejos de esa rubia que no dejaba de hacerle ojitos.
Carlos V trató de aguantarse una risa, la psicología inversa no funcionaría con Victoria y pronto se daría cuenta.
—¿En serio? ¿Lo que yo quiera? —miró con ojos coquetos a la rubia a su lado.
Carlos V estaba mordiéndose la lengua, el comentario de Carlos A sobre como no tenía opinión ahí, también aplicaba para él. Mientras que los ojitos de Victoria brillaron por cómo se estaba desarrollando la escena frente a ella.
—Por primera vez estoy de acuerdo con Carlos A, mereces lo que tú quieras —Vic sonrió ignorando las dos miradas fulminantes de los dos Carlos.
—Uy, pues en ese caso... creo que quisiéramos algo de privacidad, ¿no, Vic? —jugó con el cabello de la rubia y le guiñó un ojo de manera que no fuera visto por los ojos curiosos que las observaban.
—Yo no pongo quejas, reina —Vic sabía que Adora estaba siguiéndole el juego, pero le fue imposible no sonrojarse un poco por el contacto de la castaña.
—Ejem —Adora carraspeó y ambas miraron a los Carlos como diciendo "váyanse que nos arruinan el rollo".
El primero en salir de su estupefacción fue Carlos V. ¿Cómo que se debían ir? ¿En verdad Victoria sería capaz de...? Bueno, en el fondo sabía la respuesta a esa pregunta. A regañadientes se dio la vuelta para volver a la casa, no había mucho que pudiera hacer. No tenía ninguna clase de poder sobre la rubia y eso lo frustraba. Primero Cleo, y ahora esta mujer, lo que le faltaba.
Se volteó—¿Carlos? ¿Vamos? —trató de sacar al otro Carlos de su trance. El susodicho estaba paniqueando por dentro. No descartaría que comenzará a sudar como no detenga esto pronto. Solo debía encontrar la manera de hacerlo sin que Adora lo quisiera matar.
Tragando saliva asintió con la mirada perdida dándose la vuelta y caminando hacia la casa cabizbajo. Piensa, Carlos, piensa.
—¿Qué hacemos ahora? —susurró Adora, no pensó que lo llevarían tan lejos y le tocó improvisar. No quería que si las veían supieran que era una broma cuando los habían llevado a creer lo contrario exitosamente, pero tampoco consideró la otra posibilidad.
—No lo sé, solo que no quiero dejarlo ganar ni... —Vic no llegó a terminar esa oración cuando se escuchó un siseo seguido de un maullido exagerado, una bola de pelos corriendo a las piernas de su dueña mientras soltaba un quejido que sonaba más como un llanto.
—¡Perdón! Te juro que no lo vi —exclamó Carlos A con una mueca fingida. Por dentro de su cabeza su angelito malvado se reía perverso de que su plan de que pisara al gato para separarlas resultara exitoso.
—Ay, Bodoque, ¿qué te hizo ese feo? —lo acunó Victoria en su brazos soltando a la castaña. Por dentro admitía la derrota contra Carlos A. Bien jugado, lo dejaría ganar esta ronda.
Sin saberlo, Carlos les estaba dando la oportunidad perfecta para cortar el rollo y ellas no la desaprovecharían. Ya lograron su cometido.
—Pobrecito gatito —Adora le acarició la cabeza y Bodoque se dejó mimar. Sus ojos llenos de resentimiento sin perder de vista al Carlos que le pisó la cola.
En realidad, Carlos no lo había pisado muy fuerte, apenas lo había medio tocado y el gato profirió el maullido más exagerado que había escuchado en su vida.
Carlos V no había notado el momento en que lo hizo, pero por dentro admiraba a Carlos A por hacer algo para separarlas. Se sintió respirar más tranquilo.
—Se está haciendo tarde, ¿no? —Carlos A se balanceaba sobre sus pies.
Era verdad. El día se les fue volando y ahora había oscurecido, solo que no tenían relojes ni manera de saber la hora.
Adora se levantó sacudiéndose la ropa—No sabes ni qué hora es, Sainz —lo observó con los ojos entrecerrados. Si lo conocía bien creía que lo de Bodoque no había sido accidente. Se debió haber estado retorciendo por dentro al no poder hacer nada y decidió actuar.
—Hora de dormir —replicó como si fuera obvio—. Yo tengo sueño, ¿tú no tienes sueño, Carlos? —fingió un bostezo.
—Uy sí sí mucho sueño —Carlos V aprovechó esa oportunidad para ayudar a Carlos A a separar a esas dos, estirándose como si la cama lo llamase—. Será mejor que vayamos a dormir.
Y antes que Victoria pudiera decir algo la interrumpió—Cada quien en su cuarto, hay suficientes habitaciones como para que compartas, además roncas —lo cual era mentira, pero quería avergonzar a la rubia enfrente de Adora.
—¡Carlos Sainz! Tú mejor que nadie sabes que no ronco.
Vic abrió mucho los ojos y Carlos V sonrió porque logró su cometido, siguió caminando sin responderle a Victoria haciéndola enfurecer más y así pudo alejar a Vic de Adora porque ahora la rubia iba tras él para reclamarle por arruinarle el ligue con su gato en brazos, pasos furiosos se escucharon subir por las escaleras.
Lo que dejó solos a los otros dos.
Carlos A alzó las cejas hacia Adora, como diciendo "¿y ahora qué?"
—A dormir, ¿no era eso lo que querías, señor tengo sueño? —la castaña lo imitó con burla mientras le pasaba por al lado, pero el español la retuvo por la muñeca.
—¿No quieres hablar un rato? —buscó alguna clase de pista en esos ojos café que le fascinaban. Ya había logrado sacarle información el día de ayer en Mallorca.
Capaz hoy podría seguir su racha de buena suerte.
—¿De? —cuestionó con una ceja alzada. Consideró la posibilidad de que fuera sobre su situación actual, el estar encerrados en la casa, pero con Carlos siempre era algo contrario a lo que se imaginaba.
Carlos soltó su muñeca—Te sentí algo rara cuando hablamos de nuestras habitaciones, ¿estás segura que está todo bien? —la miró expectante. Quería creer que si la miraba a los ojos por suficiente tiempo lograría que dijera lo que le sucedía.
Comprender la cabeza de Adora era difícil, sin embargo, poco a poco Carlos había ido descubriendo los patrones y pequeñas cosas que hacía que la delataban. Como que cuando mentía parpadeaba de manera lenta y se acomodaba el cabello.
—Claro que está todo bien, ¿por qué no habría de estarlo? —se acomodó el cabello.
El español observó el movimiento, pero no dijo nada.
—Pues no sé —cambió el peso de una pierna a la otra, inquieto—. Pero si no lo estuviera, me lo dirías, ¿no?
Adora asintió, pero no estaba tan segura de que fuera cierto y se sintió culpable por ello. Por un lado estaban empezando a sincerarse entre ellos y no quería arruinar esa confianza que se estaba formando, y por otro sentía que podría juzgarla por la ansiedad que le provocaba dormir en su habitación. Un espacio que técnicamente no tenía el poder de hacerle daño, y aun así era como si el aire fuera más denso ahí adentro, como si el peso de sus recuerdos siguiera ahí, atormentandola. Viéndolo de un punto de vista externo, se oía ridículo, ya podía escuchar a Sainz diciendo "¿por qué? ¿Acaso tiene fantasmas?" con un tono de burla.
Pero eso era solo ella y sus inseguridades porque Carlos sabiendo el historial de su familia nunca sería capaz de burlarse de ella. Si tan solo supiera que si el español pudiera encoger a la piloto para llevársela en su bolsillo donde nadie pudiera hacerle daño, lo haría.
—Ajá —sonrió de manera que no le llegó a los ojos, si no fuera tan orgullosa e insegura dejaría que la ayude, pero por ahora mantenía las puertas que Carlos creyó haber abierto, cerradas—. Así que con eso aclarado podemos irnos a dormir, ¿no?
Sabiendo que mentía fue como si le hubieran estrujado el corazón con la mano, así que se limitó a asentir, sin poder decir más nada mientras se recuperaba del impacto.
—Buenas noches, Sainz.
—Descansa, Torres —suspiró.
Y con eso Adora se dio la vuelta para dirigirse a su habitación, preparándose mentalmente para la larga noche que le esperaba.
Horas después de que todos se fueron a dormir, Adora no lograba conciliar el sueño. Por más que daba vueltas y vueltas en esa cama era como si las ganas de dormir no llegaran. Suspiró mirando el techo blanco de su cuarto.
La verdad es que no encontraba comodidad. Sabía que técnicamente era su habitación, pero había pasado tanto tiempo sin estar ahí que se sentía como una invasora.
Cuando miraba a su alrededor solo obtenía recuerdos de ese día. No recordaba ni quien había alzado la voz primero, ni qué fue lo que había dicho para que su padre rompiera su televisor, pero sí que tenía grabado con fuego cuando éste le dijo que nada de lo que había en esa habitación era en realidad suyo. Que todo se lo habían dado ellos, y así como lo habían hecho podían quitárselo también. O cuando soltó que mientras estuviera bajo su techo debía acatar sus reglas, y entre ellas estaba el graduarse de la universidad porque "él no mantendrá ninguna hija vaga y que si no lo iba a cumplir se fuera".
Todo lo que estaba en ella no le pertenecía, y dormir aquí era un constante recuerdo de ello.
No podía seguir ahí. Su ansiedad no se lo permitía.
Se levantó sigilosa, no sabía porqué seguía haciendo eso, parecía un segundo instinto el intentar no hacer nada de ruido. Sin embargo, no prestó atención a ese detalle y salió de su habitación cerrando con cuidado.
Cuando se volteó no esperó encontrarse de cara al gato, ¿Bodoque se llamaba? Éste la miró con indiferencia por unos segundos, y siguió caminando. Adora volteó a verlo confundida, ¿no dormía con Vic?
Bueno, a lo mejor el gato era de esos aventureros. No sabía nada de ellos, así que lo mejor era dejarlo estar.
Se encogió de hombros y siguió andando, cuando se dio cuenta de dónde estaba se fijó que era en la cocina. ¿Qué hacía ahí? No sabía, pero unas galletas no le vendrían mal.
Después de todo, ¿quién la iba a regañar?
No habrían pasado ni 2 minutos desde que comenzó a ingerir las galletas automáticamente con la mirada pérdida, cuando escuchó un portazo venir de arriba. Unos pasos bajando apresurados, y sin saber quien era siguió comiendo.
—...Maldito gato endemoniado ese —murmuró aquella persona entrando a la cocina, donde entrecerró los ojos por el brillo de la luz y se sorprendió al ver a Adora.
Adora se le quedó viendo confundida. Todavía no lograba descifrar cuáles eran las diferencias entre los Carlos, si es que había una.
—Rompiendo el régimen de dieta por lo que veo —sonrió divertido observando las galletas que traía en manos.
—Correcto, ¿y?
—Pues nada, aquí tampoco es que tengo a Rupert. Venga, comparte —se acercó más para coger unas cuantas en su mano.
—¿No deberías estar durmiendo?
—Palabra clave siendo: debería —rió sarcástico mientras mordía una galleta—. El jodido gato de Vic me ha pegado el susto de mi vida.
Todavía no tenía muy claro con cual Carlos estaba hablando.
—Seguro se ha equivocado de habitación, pobrecito.
—¿Pobrecito? Torres, ese gato de pobre no tiene ni un pelo, eh —ahí tenía su respuesta—. Te puedo asegurar que lo hizo a propósito.
Adora quiso reír, que ridícula teoría.
—Por Dios, Sainz, es solo un gato. ¿Acaso crees que planeó irte a visitar en medio de la noche? Pff, ni que fuera una mente maestra.
—¡Es malvado! —aseguró como si fuera un secreto—. Luego de que lo pisé dijo "oh, nuevo Carlos al que joderle la vida". No tengo pruebas, pero tampoco dudas.
—Si entiendes la cantidad de crédito que le estás dando a un gato, ¿no? —repitió de manera lenta a ver si así captaba lo ridículo que sonaba.
—Sé lo que digo, eh, ese gato es más inteligente de lo que parece —mordisqueó su galleta.
—¿Y si es tan inteligente porque no lo eres más y le cierras la puerta?
—¡Lo hice y el capullo ese la abrió! —insistió. Él estaba seguro de que la cerró y en medio de su sueño de repente siente una bola de pelos sentarse en su pecho y cuando despertó y lo vio viéndolo fijamente casi le da un infarto.
—Claro, ahora el gato aprendió a abrir la puerta solo para molestarte —dijo con sarcasmo.
—¡Exacto!
—Suenas como un loco de remate para que sepas. Seguro el otro Carlos lo dejó entrar en tu cuarto para hacerte una broma —le quitó importancia.
—Él... —Carlos fue a refutar y entre más lo pensaba más se encontraba cerrando la boca como pez fuera del agua—. Él pudo haber hecho eso —terminó admitiendo a regañadientes por no habérsele ocurrido.
Adora rió negando con la cabeza—¿Por él bajaste así?
—Pues claro, necesitaba un vaso de agua luego de lo que me hizo gritar del susto ese condenado —Carlos resopló abriendo la nevera para sacar una jarra de agua.
—Ay, que pena que nadie lo grabó —lo molestó. Ella hubiera querido estar ahí en primera fila. Se imaginaba al español chillando y pegando un salto fuera de la cama mientras el gato chillaba también y luego se iba corriendo a abrir la puerta para cerrarla de un portazo, capaz y dejando el gato adentro.
Carlos rodó los ojos—No necesito ese momento inmortalizado, gracias. ¿Y tú? ¿Qué haces aquí?
Le dio la espalda mientras buscaba por las gavetas algún vaso, lo único que se escuchaba en la cocina era el sonido de Adora masticando sus crujientes galletas.
—No podía dormir —decidió sincerarse mientras observaba la musculosa espalda del español. Uy, Dios sí que tenía sus favoritos.
—¿Y eso? —frunció el ceño volteándose a verla con un vaso en la mano.
—Monstruos en el armario —decidió bromear, pero el español solo la veía preocupado.
Era claro que si fuera cualquier otra persona, se habría reído y restado importancia. Pero cuando se trataba de ella todo eso cambiaba. Sabía que debía haber un motivo.
—¿Y qué planeas hacer? Debes descansar algo —insistió sirviéndose el agua.
—Pues lo he intentado todo: Traté de hacer las técnicas de respiración que me enseñó Zara para el jet lag, cambié de lado mi almohada, me puse en todas las posiciones habidas y por haber, conté ovejitas y nada —enumeró resignada. Nunca le habían hecho efecto los té para dormir ni nada de eso. Una pastilla para el mareo tal vez, pero lo veía difícil conseguirla considerando donde estaban.
—¿Y por qué crees que sea? —se inclinó sobre la encimera, intrigado.
—Porque... porque tal vez mi mente no se siente cómoda en esa habitación —admitió, estaba cansada. Ya empezaba a considerar dormirse en la sala para ver si lograba dormir siquiera unas horas, pero tenía miedo de que el gato de Vic le diera el susto de su vida también porque parecía ser que no se quedaba quieto. Todo el día aparecía y desaparecía como si nada y no quería que el siguiente lugar fuera su cuello—. La mansión me dio la habitación que tenía en casa de mis padres.
Y ahí estaba, por fin había revelado lo que él quería saber. A Carlos no le tomó mucho conectar todo. Según sabía, habían pasado cosas en esa casa que la hirieron mucho. Y pues él creía que podía ser un poco como volver al lugar donde ocurrió una guerra. Sabiendo la historia detrás, el aire se volvía pesado y nostálgico. No se imaginaba lo que era volver siendo un soldado que participó en ella.
Carlos lo pensó por un momento, no sabía si iba a funcionar y mucho menos si iba a aceptar, pero valía la pena el intento—¿Y si duermes en mi habitación? Puedo pedirle a la mansión otra.
Ella se quedó viéndolo—La mansión no te da otra, ya lo intenté.
El español tamborileó los dedos sobre la encimera, queriendo hacer la otra pregunta obvia, solo que eran circunstancias bastante distintas—¿Y si duermes conmigo? —mantuvieron sus miradas conectadas por unos segundos.
—¿Qué?
—Ya lo hemos venido haciendo estos días —se encogió de hombros—. ¿Por qué no hacerlo ahora que en verdad es necesario?
Adora se quedó pensándolo. Era cierto, solo que en esas ocasiones era más porque les tocaba y ahora sería más porque eligieron hacerlo, y eso cambiaba las cosas.
—Tú en una punta y yo en la otra —siguió ofreciendo el español a ver si eso hacía que aceptara—. Nada de cucharita, ni dormir abrazados ni nada —dijo sabiendo que ese era un problema con el que se topaban seguido. Dormían en dos extremos y cuando despertaban estaban siempre entrelazados como dos imanes.
—Bien —finalmente soltó luego de largos segundos de espera que a Carlos se le hicieron eternos.
—Entonces vamos, así no sigues perdiendo horas de sueño —se terminó de un solo trago el agua restante y la dejó en el lavamanos caminando hacia las escaleras con Adora siguiéndolo con el paquete de galletas aún en manos.
Cuando fueron a la habitación de Carlos la puerta se encontraba abierta. Apenas entraron Carlos abrió mucho los ojos notando como toda su sábana estaba hecha pedazos, murmurando por lo bajo—Maldito gato.
Adora se asomó por encima de su hombro y quiso soltar una carcajada por el desastre, pero se contuvo retrocediendo y haciendo que Carlos la observase confundido—Creo que tengo la solución, ven —ladeó la cabeza como indicando que salieran y lo hicieron, no sin Carlos antes murmurar maldiciones hacia el gato de Vic.
Dejó que Carlos cerrara la puerta—Vuelve a abrirla, vamos.
Carlos lo hizo cuestionando un poco el método de Adora, pero le hizo caso. Cuando se adentraron estaba como nueva, las sábanas hasta dobladas como si alguien hubiera aseado. La volteó a ver con las cejas alzadas—¿Qué acaba de pasar?
—¿A este punto algo te sorprende? —sonrió divertida y se dejó caer en el lado izquierdo de la cama, Carlos siguiéndola más cauteloso de no incomodarla a lo que se acomodaba igual.
—Quisiera decir que no, pero este lugar no para de sorprenderme —suspiró contemplando por unos segundos si llegarían a salir de ahí algún día, el bostezo de la venezolana interrumpiendo sus pensamientos.
—Siendo honesta, a mí tampoco —murmuró.
Carlos se estiró para apagar la luz y quedaron a oscuras, sus respiraciones calmadas siendo lo único que se escuchaba.
—Descansa, Torres —susurró después de unos minutos sin saber qué decir, pero no obtuvo respuesta. Cuando volteó pudo verla durmiendo pacíficamente, cayendo en un sueño profundo a poco tiempo de tocar la almohada. Carlos se sintió sonreír, creyendo que podría ser porque se sentía cómoda y segura ahí, y eso lo hizo inflar el pecho con orgullo. Él quería ser su lugar seguro.
Besó su frente y se acomodó para dormir, segundos después imitando a la venezolana.
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Bueno, espero que les haya gustado esta sorpresa, para las que no sabían me disculpo es que en Instagram luego anuncio cosas y se me olvida hacerlo aquí.
Solo espero que les haya gustado esta primera parte del maratón y nos vemos mañana con más.
Las amo, Fer<3
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JavaddMad
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