Capítulo 56 [La calma después de la tormenta]
Quedan 2 capítulos para el gran final
- - - - -
Cuando Lando abrió los ojos, se tardó unos de segundos en entender dónde estaba. Trataba de recordar el lugar en donde se encontraba, ¿cómo es que había llegado? Supo que estaba en una cama porque se sentía suave, pero no era la habitación de su hotel.
Anoche, la fiesta de Victoria se había vuelto un borrón en su mente, recordaba que había tomado de todo aceptando tragos de cualquiera, bailado con gente que no conocía y luego, negro. No sabía que había pasado después.
Se giró en la cama y lo primero que vio fue una cabellera castaña esparcida del otro lado, bajó su mirada rápidamente y vio unas piernas desnudas salir del edredón blanco.
—¡Puta madre! —Lando gritó y se echó para atrás sin ver que estaba cerca de la orilla de la cama, así que eso hizo que terminara en el suelo.
Se había golpeado con el buró y enterrado unos zapatos en el trasero al caer, fue ahí que se dio cuenta que estaba prácticamente desnudo, solo traía unos boxers puestos. No recordaba haberse ligado a nadie ayer por la noche. ¿Qué mierda había tomado?
A lo lejos, pudo ver su ropa tirada, esparcida por todo el suelo y un vestido de fiesta a un lado junto con unos tacones.
Victoria, en cuanto escuchó ese golpe, se despertó. La cabeza le dolía y apenas podía abrir los ojos sintiendo que sus párpados estaban pegados. Como pudo se sentó en la cama mientras pasaba sus manos por sus ojos esperando que eso la ayudara a abrirlos. No se había desmaquillado ayer por la noche, así que estaba segura que eso no ayudaba.
—¿Lando? —Victoria buscó a su compañero de copas, supuso que el ruido que la había despertado había sido provocado por él.
El inglés casi se muere al escuchar ese acento tan característico.
Desde el suelo, brincó para ponerse de pie y comprobar lo que sus oídos habían escuchado.
En cuanto lo hizo, sus ojos parecían querer salirse de su cara y su quijada se abrió al punto de parecer una caricatura. ¡Victoria era la castaña a su lado!
La cantante tenía el cabello despeinado y era castaño ¿qué no ayer estaba de rubia? Su maquillaje estaba corrido, estaba cubierta por el edredón y él no podía ver si estaba desnuda o no, pero eso no importaba porque Lando ya estaba comenzando a rezarle a todos los Dioses habidos y por haber.
El piloto no se movía, era como en la película de Jurassic Park, cuando se encontraban con el T-Rex y recomendaban no hacer movimientos bruscos.
El británico sintió como el alma abandonó su cuerpo, porque en otro momento hubiera sido el hombre más feliz de amanecer con Victoria Ellis a su lado. En esta ocasión quería matarse.
Tal vez podría saltar de la ventana de Victoria o cambiar su nombre, cortarse todo el cabello, quitarse algunos dientes y nunca volver a pisar Europa, cuando las carreras fueran en Estados Unidos, el volaría hasta Sudamérica.
—¡No, no, no, no! —Lando comenzó a pasearse por todo el cuarto recolectando su ropa del suelo.
Victoria, quien ya había podido abrir bien los ojos, no entendía qué era lo que estaba pasando, solo podía ver al piloto moverse de un lado a otro.
—¿Lando?
—¡No me hables! ¡Ni siquiera me mires! —El tono de Lando hizo que Victoria se asustara mientras lo veía ponerse sus pantalones a toda velocidad.
Bodoque estaba ahí, viendo a aquel hombre moverse como si tuviera gusanos en la cola. La cantante volteó a ver a su gato como diciendo: ¿Estás viendo lo mismo que yo? Bodoque respondió comenzando a lamerse sus patas.
—Lando, ¿qué te pasa? —Victoria quería explicarle que no había nada que temer, porque ellos en realidad no habían hecho nada, pero Lando estaba tan perdido en sus pensamientos para hacerle caso.
—Carlos me va a matar. ¡Tú eres castaña y Carlos va a matarme! Puta madre, no si ella lo hace primero —Eso lo último lo dijo lo suficientemente bajo para que Victoria no lo escuchara.
La cantante se puso de pie para detenerlo y ayudarlo a calmarse, porque el pobre parecía que tendría un ataque de nervios. En ese momento, el inglés pudo notar que Victoria estaba usando unos shorts y una playera enorme, pero para él no importaba porque él seguía sin acordarse de lo que había pasado anoche.
—¡No te me acerques! —Lando ya se había puesto el pantalón y estaba intentando ponerse sus zapatos sin encontrar sus calcetas.
Necesitaba salir de ahí de inmediato y encontrar una iglesia para confesarse.
En ese momento, los dos escucharon un ruido viniendo desde afuera. El piloto inglés se puso alerta como un animal olfateando a sus depredadores en el ambiente.
¿Carlos habría llegado? No, no había forma de que fuera él, pero entonces pensó que Victoria tenía novio. ¡Su novio iba a molerlo a golpes! Y luego lo haría Carlos. Todos los pilotos iban a matarlo por haberse metido con la chica de su mejor amigo. Iba a ser horrible, ¡Dios! ¿Qué había hecho?
—¡Lando! ¡Escúchame! —Victoria se acercó hasta él y lo sacudió por los hombros.
El solo hecho de que ella lo tocara hizo que se hiciera para atrás y así poder alejarse de ella.
—¡No me toques! —Nuevamente el piloto gritó librándose de su agarre.
¿Podría echarle la culpa al alcohol? Nadie le creería, pero podría intentarlo, pensó Lando.
—¡No nos acostamos! —Vic le gritó, porque comenzó a entender que era lo que pensaba el pequeño inglés.
—No, Victoria. No lo entiendes, eso no se hace. No debimos —Al parecer, el miedo de Lando era tanto, que ni siquiera le había puesto atención —Tú tienes novio y Carlos y todos creerán que soy un mal amigo...
Victoria solamente podía verlo balbucear como desquiciado, el hombre había perdido la cabeza.
—¿No entiendes lo mal que es eso? ¡Tú y yo no debimos vernos! Jamás debí de responder tu mensaje, Dios, no debí de tomar tantos shots —Victoria sólo podía rodar sus ojos harta. Lando estaba completamente desquiciado por algo que no había sucedido.
—¿Terminaste? —Preguntó la cantante harta.
—Es que Victoria, no debimos.
—No lo hicimos —De nuevo, su comentario no penetró el razonamiento de Lando.
La cantante lo vio buscar su camisa por todo el lugar sin darse cuenta que estaba a un lado de él. Vic la tomó y la estiró para él y cuando la quiso tomar, la cantante la alejó para que le pusiera atención —Tienes que ponerme atención.
Fue así que el británico se quedó quieto esperando lo que Victoria fuera a decir.
—Lando, no pasó nada entre nosotros. Solamente dormimos en la misma cama, porque yo no tengo cuarto de invitados y el sillón está ocupado.
—¿Y por qué estoy en bóxers? ¿Otra vez me desvestiste? —Lando preguntó recordando su salida en Japón. Ella negó entregándole su camisa.
—Está vez fuiste tú quien lo hizo. Mi madre y padrastro nos ayudaron a llegar y tú simplemente te comenzaste a quitar todo, gran show que mis padres presenciaron, por cierto.
El piloto vio la cara de Victoria esperando encontrar una gota de mentira en su mirada, pero ella estaba muy tranquila y aunque se veía como un desastre, ella si tenía ropa.
—¿Estás completamente segura?
—No pensé que el hecho de acostarte conmigo te resultara tan repulsivo. En otra ocasión, pienso que hasta te hubiera gustado, es más, hasta hubieras rogado porque sucediera —Victoria soltó con una sonrisa divertida en su rostro haciendo que Lando la fulminara.
—No es gracioso.
—Tranquilo. Estoy completamente segura de que no pasó nada.
Fue ahí que Lando sintió como volvía a respirar, el Sol volvía a brillar en el cielo y los pájaros cantaban en las calles. Todo volvía a ser como antes. Estaba seguro que estuvo a punto de llorar de felicidad.
—Gracias a Dios —Lando terminó de ponerse su ropa y Victoria se soltó a reír.
Nuevamente, escucharon ruidos viniendo de afuera.
—¿Quién es?
—Debe de ser Harry —Victoria tomó a Bodoque y salió con su gato sin ver que nuevamente Lando se había puesto gris y tenía su mirada perdida.
¿Ver al novio de Victoria cuando había dormido con ella? No importaba que ella le dijera que no pasó nada, si el tipo era como Carlos, era hombre muerto.
Porque si era como Carlos, el tipo no preguntaría "¿Solo durmieron?" No, se iría directo a los golpes.
Poco a poco salió del cuarto de la cantante, solo para encontrarse a un hombre super alto de espaldas cocinando y a Victoria sentada en un banco de su barra con su gato en sus manos.
Lando tragó en seco, estaba claro que él no iba a darle batalla. Lo rompería como una ramita. Vale, se conformaba con que no le rompiera la nariz.
—Harry, tú no sabes cocinar —Fue lo que escuchó salir de la boca de Victoria.
El inglés siguió acercándose poco a poco.
—Cállate, puedo hacer huevos y hot cakes —Lando se sorprendió por el tono con el que el hombre le hablaba. Carlos jamás le hubiera hablado a Victoria así.
La castaña rodó los ojos aprovechando que el productor no podía verla.
—Lando, espero que te guste la comida quemada —Victoria le sonrió irónica al verlo salir de la habitación.
En ese momento, Harry se volteó para ver al amigo piloto de Victoria, fue así como se lo habían presentado anoche.
La mirada seria de Harry congeló a Lando en su lugar, pero luego, hizo algo que el piloto no esperaba y sonrió.
—Hola Lando. ¿Dormiste bien? —El productor comenzó a soltar una risita haciendo que Victoria lo fulminara con la mirada.
Suficiente drama había tenido por el día y eso que acababa de despertar.
La cantante se puso de pie, dejando a Bodoque andar libremente y le soltó un golpe en el brazo a Harry.
—Déjalo en paz —Vic salió en su defensa —Ahora, quítate de aquí. Arruinarás el desayuno, el teflón de mis sartenes y mi paciencia.
—Victoria, déjame en paz. Puedo cocinar sin quemar la cocina —Harry empujó solo un poco a la cantante y Lando no supo si debía de intervenir.
¿Eso era normal para ellos?
Se llevaban muy pesado para ser novios y estaba completamente seguro que Carlos jamás la trataría así. ¿Estaba mal que quisiera meterse y decirle a ese idiota que no debía de tratarla así? Pero es que era altísimo y lo intimidaba demasiado.
Sabía que no tenía oportunidad contra él, en caso de que quisiera golpearlo. Era más alto que Carlos y debajo de su playera parecía tener una buena complexión. Lando prefirió quedarse callado y seguir observando.
—He probado tu comida, prefiero comer las croquetas de Bodoque —Eso también lo sacaba de onda, porque Victoria era igual de grosera que él.
¿Era así como su nueva relación comenzaba?
—¡Bien! —Harry soltó la pala con agresividad —No se puede hacer nada bueno por ti, porque no te dejas querer, mujer.
El productor se alejó y Victoria comenzó a tomar el mando del desayuno.
—Mejor haz algo de provecho y pon café.
Lando de verdad quería entender la situación, se sentía como estar en medio de una familia disfuncional. No iba a decirlo en voz alta, pero la nueva relación de Victoria no iba a durar más de seis meses.
—Como mande, su majestad —Harry fue hasta la cafetera de Victoria e hizo lo que se le indicó.
Lando vio como Bodoque se metía a la cocina y se enredaba entre las piernas del productor, Harry lo acarició un segundo y continuó con su tarea. ¡Ni siquiera quería al gato y estaba con ella!
—¿El baño? —El piloto preguntó serio.
Los dos respondieron al mismo tiempo sin siquiera dedicarle una mirada.
—Al fondo a la izquierda.
Lando aprovechó esa oportunidad y se fue a donde le habían indicado, no sin antes regresar a la habitación de Victoria y tomar su celular del suelo.
Tenía poca batería y en la pantalla podía ver los siguientes mensajes:
Pierre:
Espero que te hayas divertido, ya quiero ver lo que Carlos hará contigo.
Charles:
Gracias por invitar, idiota. Yo tengo que soportar al malhumorado de Carlos.
Y nada más, Carlos no se había dignado a mandarle nada. Eso lo asustó más que recibir una amenaza de muerte.
Decidió ignorarlo e irse al baño. Una vez que terminó, regresó de nuevo con la parejita.
—Y dime, Lando. ¿Te divertiste anoche? —Harry le preguntó al inglés mientras que él asentía en silencio.
Para Harry, estaba claro de que el niño era más amigable estando ebrio, ahora parecía perdido y un tanto molesto.
—Sí, aunque no me acuerdo mucho —Harry soltó una risita y asintió.
Sin decir nada, le pasó un vaso con agua y continuó esperando el café.
—Harry, pásame unos platos —Victoria interrumpió a los hombres y el productor obedeció sin rechistar.
Bueno, al menos, en eso sí se parecía a Carlos.
—Ten —El productor le ayudó a servir y le pasó los primeros hot cakes a Lando.
Algo que habían descubierto, tanto Victoria como Harry, era que se podían llevar pesado y les gustaba hacerlo. Tenían un humor horrible y decían los chistes más detestables cuando estaban juntos, además de que se hablaban como si se odiarán.
Era amor apache, o algo por el estilo. Y eso lo habían descubierto una vez que habían aclarado las cosas, la incomodidad se había ido y todo entre ellos había quedado establecido.
—¿Me das un cigarro? —Harry le preguntó a Victoria.
—¿Y los tuyos? Siempre te robas los míos.
—Eres una envidiosa. Mejor ni pregunto —Sin esperar la respuesta de Victoria, salió de la cocina y fue hasta el sillón de Victoria para buscar la cajetilla que ella siempre tenía en su bolsa, la cual estaba aventada por ahí.
En ese momento, Lando se percató de que el productor estaba en bóxers negros, no se había dado cuenta porque estaba usando una playera de los x-men enorme. Reconocía que era de Victoria.
—Vic —Lando le habló a la cantante en un susurro —Pss. Vic.
—¿Qué pasó, cariño? —La castaña se giró a ver a su amigo con una sonrisa en el rostro y Lando supo que esas tres palabras tenían más aprecio que cualquiera que le hubiera dirigido al otro.
—A ti te gusta salir con puros idiotas, ¿verdad? —Se dijo que no iba a meterse, pero era imposible no hacerlo.
Más si estaría desayunando con ellos teniendo resaca.
—Pues yo ya no salgo con Carlos —Victoria respondió con una sonrisa burlona.
Lando rodó los ojos y entonces volvió a hablar —Me refiero a ese idiota. Te habla horrible. Hasta Rogelio te hablaba mejor.
En ese momento se dio cuenta de algo. Todo el mundo seguía creyendo que ella y Harry salían.
—Lando, Harry y yo solo somos amigos —Victoria confesó sonriendo.
Eso solo hizo que el piloto se confundiera más sobre toda la situación que estaba sucediendo ante sus ojos, pero no pudo decir nada más, porque del baño, salió Harry y prendió un cigarro.
El productor fue hasta la cocina y le entregó su cigarro prendido a la castaña y luego prendió otro para él.
¡Eso era lo que le confundía! Se trataban horrible y luego parecía que eran pareja.
—Harry, ¿verdad que solo somos amigos y qué no salimos? —Victoria volteó a ver a su productor y él frunció el ceño hasta que vio la cara del amigo de Vic.
—Pero —Lando se metió a la conversación de nuevo —¿Y el beso? ¿Y las fotos de ustedes saliendo?
En ese momento, la cantante y el productor se voltearon a ver y en cuanto sus miradas se encontraron se soltaron a reír.
—Ay, te besas una vez con tu amiga y la gente inventa que son novios —Harry soltó entre risas haciendo que Victoria le soltara un golpe.
—A la disquera le parecía buena idea crear un poco de drama fingiendo que salíamos —Victoria completó el rompecabezas de Lando —Técnicamente, lo único que hicimos fue no negar sus suposiciones.
Lando asintió y comenzó a comer —¿Cómo una relación por publicidad?
Victoria tuvo que morderse la lengua para no soltar una carcajada.
—Sí, como una relación por publicidad.
—Vic sabe de eso ¿no es así? —Harry comentó divertido, porque la cantante le había contado de la vez que había salido con el actor.
—Como sea. Pero es cierto. El beso solo fue... un error. ¿Acaso tú no has besado a gente que no deberías besar? —Victoria volteó a verlo y Lando supo que tenía sentido —Desgraciadamente para nosotros, nuestro error quedó grabado para la posteridad.
Harry asintió sacando un cenicero y depositando los restos de su cigarro.
—¿Crees que de ser novios te hubiera dejado dormir con ella? —Harry preguntó burlón y Lando nuevamente sintió nervios haciéndolo tragar en seco, porque Harry seguía dándole miedo.
Se notaba que era mayor que ambos, tal y como le gustaban a Victoria. En el papel, era su tipo perfecto, músico, fumaba, anciano.
—No te preocupes, amiguito —Harry fue hasta la cafetera y le sirvió un poco a todos para después pasarle una taza a Lando —Victoria y yo solo somos amigos.
La cantante asintió y terminó de servir la comida.
Harry y Vic se sentaron frente a Lando mientras que el piloto seguía sin respuestas.
—¿Y cómo llegamos a tu departamento?
—La verdad es que estábamos tan ebrios que solo le dije a Wes que nos trajera —Vic comentó mientras se terminaba de preparar su café.
—¿Quién es Wes? —Lando volvió a preguntar.
—Mi padrastro.
—¿Y qué hace aquí él si no es tu novio? —El inglés señaló a Harry mientras que el productor rodaba los ojos y se terminaba su cigarro.
Victoria volteó a verlo y sonrió porque Harry parecía molesto y Lando supo que la había cagado.
—Lo siento —Se disculpó de inmediato y Victoria nuevamente resistió las ganas de reírse.
—No te preocupes. Es mi culpa por llevarme con gente menor que yo —Harry comentó y ahora sí la cantante se rió.
Los tres continuaron comiendo y recapitulando la noche anterior para que Lando obtuviera todas sus respuestas.
Después de que dieran las 12 y de que el disco saliera, Lando y Victoria comenzaron a beber y brindar con todas las personas que se les ponían enfrente. Harry estaba haciendo lo suyo por su parte. Lando luego se subió a la mesa del DJ porque la gente no le creía, donde por su estado de ebriedad, no pudo hacerlo bien y el pequeño inglés descubrió lo malas que pueden ser los neoyorquinos.
Estuvieron bailando y pasándola bien entre ellos hasta que Lando fue a vomitar a los baños, donde Harry los ayudó y después le pidieron a sus padres los llevaran al departamento de la cantante. Harry estaba igual de ebrio que ellos como para mandarlo a su casa, así que lo dejaron quedarse con el sillón.
—Eso no explica que seas castaña —Lando señaló el cabello de Victoria.
—He sido castaña desde hace meses, pero lo que viste ayer fue una peluca —Eso explicaba todo.
—¿Y me desvestí yo solo? —Victoria asintió sin decir nada, así que Harry utilizó ese tiempo para intervenir.
—En realidad desde que te subimos al auto de Wes te querías quitar la ropa —El productor comentó con una sonrisa burlona en su cara —Luego, llegamos al departamento y fue ahí que Victoria te aventó a su recámara y bueno, cuando te ofreció ropa te negaste.
Lando volteó a ver a Victoria para asegurarse que estuviera diciendo la verdad y cuando ella asintió sin decir una sola palabra supo que no había forma de recuperarse de eso. ¿Siempre tenía que hacer el ridículo frente a ella?
—También estuviste coqueteando con mi madre todo el camino.
—No —Lando se cubrió la boca completamente apenado.
Todo lo que decían que había hecho era peor que lo anterior.
—Es una mujer joven y muy bella, puedo entenderlo, pero está casada —Victoria se alzó de hombros indiferente —Además, a ella le gustó que lo hicieras. La hiciste sentir joven, supongo.
—No creo que a Wes le gustara —Harry comentó recordando como el hombre había estado muy concentrado en que Lando no se propasara con Addison.
—Oh no, claro que no, pero fue divertido —Victoria se puso de pie y tomó un poco más de café —¿Y cuánto tiempo estarás aquí?
—Me voy hoy por la noche —Lando respondió con su cara metida entre sus manos.
—En ese caso, tenemos que hacer algo para ponernos al corriente.
Lando asintió y siguió comiendo.
***
Cuando Carlos aterrizó en España, solo llevaba con él una maleta de viaje, no pensaba quedarse mucho tiempo.
En cuanto se bajó del avión básicamente corrió a pedir un taxi y cuando entró, fue directo a ver a alguien a quien tenía que hacerle algunas preguntas.
Tocó la puerta y en cuanto la roomie de Isa vio que era él, le azotó la puerta en la cara. Carlos rodó los ojos molesto, no estaba para perder el tiempo.
—No vengo a verte a ti. Ahora háblale a Isabel. Ella sabe que venía —El madrileño gritó desde el otro lado de la puerta siendo completamente ignorado.
Isa escuchó la puerta y fue a ver.
—¿Quieres que lo deje pasar? —Su roomie preguntó e Isa sonrió divertida.
—Sí, no somos amigos, pero no terminamos mal —La rubia le explicó y fue hasta la puerta para abrirle mientras su amiga se iba a su cuarto.
Carlos estaba del otro lado completamente furioso.
—Gracias, parece ser que hay alguien amable en este departamento —Soltó en voz alta con tono molesto esperando que la amiguita de Isa escuchara.
Isa rodó los ojos harta, no estaba para soportar a Carlos peleando con su roomie.
—Dime a qué viniste antes de que sea yo quien te cierre la puerta —La rubia lo regañó y Carlos se metió sin que lo invitaran.
—¿Por qué estás tan enojada?
—Escuché el disco. Imbécil —El madrileño abrió los ojos sorprendido por esa respuesta.
—¿Yo que hice? —Se llevó una mano a su pecho fingiendo inocencia, pero es que era verdad, ¿había hecho algo?
—Fingir que nada pasaba entre ustedes —La joven se cruzó de brazos molesta y Carlos rodó sus ojos harto.
—Vale, pero ya me disculpé y ya ni siquiera andamos.
—Gracias a Dios —Isabel murmuró bajito, pero lo suficiente para que Carlos escuchara —Como sea, ¿en qué puedo ayudarte?
Carlos volteó a verla y ya no se tentó el corazón para hablar, simplemente lo hizo.
—¿Alguna vez mi madre te habló sobre las expectativas de la familia?
Isa se congeló en su lugar, en verdad que era directo. No era un tema el cual hablara tan libremente, no era nada malo, pero tampoco algo con lo que se sintiera cómoda discutiendo.
—¿Esto es relevante?
—Lo es para mí.
La joven asintió y supo que Carlos seguía poniendo su vida en orden, cosa que ella también estaba tratando, pero el piloto parecía comenzar a tomar medidas drásticas.
—Supongo que hubo uno que otro comentario —Carlos asintió frunciendo el ceño —Pero no solo fue ella, mi madre básicamente solo hablaba de eso y puede que algunas de tus tías hicieran insinuaciones ¿sabes? No algo que me sorprendiera, crecí escuchando este tipo de comentarios
Isa nuevamente se alzó de hombros mostrando indiferencia, porque era cierto. Que los demás le dijeran lo que esperaban de ella como "esposa de Carlos" no era nada nuevo, lo que fuera que Reyes le dijera no sería nada que su madre no hubiera mencionado ya.
Carlos se sobó sus sienes cansado. Técnicamente ya sabía la respuesta, pero escucharla confirmarse era horrible para él.
Isa volteó a ver a su exnovio y supo de inmediato lo que había sucedido.
—¿Qué le dijeron?
—¿Eh? —Carlos preguntó sin haber escuchado la pregunta la primera vez.
—¿Qué le dijeron a Victoria?
Ni siquiera iba a negarlo, sólo tomó unos segundos antes de responder.
—Mi madre al parecer habló de ella y le comentó lo difícil es ser pareja de un hombre Sainz —Carlos soltó esa oración con un poco de asco e Isa se sintió mal al escucharlo —Y mi familia no dejó de insinuarle cosas como el matrimonio, bebés y el futuro durante esa fiesta a la que te invité en Mallorca. Como si no hubiera sido suficiente tratar con ellos.
—Ouch —Isa respondió sintiendo la incomodidad que Victoria debió de haber sentido, y eso que ella pensaba que la tensión en el ambiente era solo porque ella había asistido —¿Tuvieron esa plática con ella a los meses? Dios, al menos conmigo se esperaron a que lleváramos más de 2 años juntos.
El madrileño asintió.
Isa pensó que eso demostraba algo, o ellos en verdad querían a Victoria para Carlos, o estaban desesperados porque el hombre sentara cabeza.
—Victoria y yo ni siquiera sabíamos que estábamos haciendo entre nosotros para que los demás se metieran.
Carlos se recargó en la pared, no tenía ganas de sentarse porque sentía que si lo hacía, caería rendido por lo cansado que se sentía y no tenía tiempo que desperdiciar
—¿Alguna vez les dijiste que no lo hicieran? —Carlos preguntó e Isa lo miró mal.
—¿Es qué no sabes como es mi madre? Apenas y me habla desde que le conté que terminamos —Isabel comentó viendo sus uñas como si no le importara, pero lo cierto era que lo hacía.
Carlos asintió y después de unos segundos en silenció volvió a hablar.
—No sé cómo decirles que no pueden volver a hacer eso —Carlos admitió con miedo, pero sabiendo que ella, más que nadie lo entendería.
Isa lo vio con tristeza, porque era verse en un espejo.
—Diles en verdad como te hicieron sentir y no te guardes nada.
—¿Eso hiciste?
—Eso intenté hacer —Isa soltó una risita apenada porque era más fácil dar un consejo que hacerlo.
—¿Crees que me dejen de hablar de nuevo? —El piloto desenvolvió otro de sus miedos con su ex novia.
—No o al menos espero que no lo hagan —La rubia se acercó a él y colocó su mano en el brazo de Carlos para que entendiera que de alguna forma retorcida, lo apoyaba y entendía lo que estaba pasando.
—Tengo miedo.
—Eso nunca te ha detenido cuando tienes algo en mente —Esperaba que de verdad se atreviera, porque ver a Carlos hacerlo, tal vez le daría el impulso a ella para enfrentarse a su propia madre.
—Será mejor que me vaya. La verdad solamente te quería preguntar si había sucedido, aunque ya tenía una idea de que era así.
Carlos e Isa comenzaron a caminar hacia la puerta del apartamento. Carlos fue el primero en abrir la puerta y salir, mientras que la rubia se quedó en el marco de la puerta.
—Dile a Victoria que me gustó mucho la canción 14 —Isa soltó como despedida.
—¿Cómo sabes que voy a verla? —Carlos preguntó sorprendido.
—Tienes esa mirada de que harás una locura, supuse que tendría que ser algo relacionado con la bonita cantante que te tiene loco —Isa alzó sus cejas y le regaló una sonrisa divertida y se despidió desde lejos.
—Detesto que sigas conociéndome tan bien —El madrileño comentó un tanto harto.
—Meh, se nos olvidará con el tiempo. Ya no me busques, Carlos.
Carlos asintió y sonrió ante sus palabras.
—No pensaba hacerlo.
Y fue así que salió de ahí directo a la calle.
Después de salir del departamento de Isa, Carlos salió esperando que el remolino de su mente se hubiera calmado, pero parecía ser todo lo contrario.
Vale, ya tenía los antecedentes, ¿le habían servido para algo? Todavía no lo sabía.
Aún con su equipaje de mano, se subió a un taxi, dio la dirección y siguió metido en sus pensamientos.
Cuando el chofer le anunció que había llegado a su destino, fue una sorpresa enorme para Carlos ver que estaban afuera de la casa que había compartido con Victoria.
Carlos ni siquiera pudo decir nada porque el hombre ya le estaba diciendo su tarifa.
—¿Yo le dije esta dirección?
—Así es. ¿Me equivoque? —Carlos volteó a ver la casa y negó.
No, quien se había equivocado era él. ¿Pero por qué había dicho esta dirección?
Pagó y se bajó sin darse cuenta que estaba ocupada, porque estaba más concentrado en tratar de recordar, ¿por qué había dicho esta dirección?
En cuanto el taxi se fue, Carlos se dio cuenta que la casa estaba habitada.
No sabía que la iban a ocupar tan pronto. ¿Pronto? Habían pasado meses desde que la habían desocupado.
Carlos se quedó viendo la casa con atención, se podía ver luz a través de las ventanas, había un auto estacionado en la acera y en el pasto había toda clase de juguetes, además de que habían plantado algunos algunos arbustos con flores.
Pudo ver unas pelotas y esas motos de plástico que son del tamaño de infantes que solo se impulsan por la fuerza de los pequeños.
Ahí vivía una familia.
El "nidito de amor" de Victoria y Carlos se había convertido en un auténtico refugio para una familia.
Carlos tuvo que acostumbrarse un rato a ver su antigua casa siendo ocupada por otras personas.
Debió de pasar suficiente tiempo parado afuera como para espantar a los habitantes, porque la puerta se abrió, enseñándole a los nuevos dueños. Carlos quiso reír porque parecía el universo torturándolo.
Era un hombre castaño con una mujer rubia detrás. Los dos lo veían con curiosidad y un poco de precaución esperando que Carlos se identificara.
—¿Podemos ayudarlo? —El hombre fue el primero en hablar y Carlos sonrió terriblemente apenado.
¿Cómo le explicaba que no tenía la menor idea de lo que estaba haciendo ahí? Su mente solo parecía tener una cosa como prioridad y esa era Victoria, tanto que sin darse cuenta había pedido que lo llevaran al lugar que más le recordaba a ella en esa ciudad.
—Lo siento, unos amigos me dieron esta dirección y no responden. Creo que no es aquí la reunión —Carlos dijo lo primero que se le había ocurrido, ¿pero qué decía? ¿Extraño tanto a una persona que vine a uno de los pocos lugares donde todavía siento su presencia?
—No se preocupe —La mujer sonrió al escuchar su patética excusa —Nos mudamos apenas y todavía no conocemos a todos los vecinos, pero podemos ayudarle si gusta.
Era una mujer cálida de mediana edad, se notaba que se tranquilizó en cuanto Carlos les aseguró que estaba perdido.
Carlos sonrió y negó alzando una mano en el aire, iba a poner otra tonta excusa cuando fue interrumpido.
—¡Mamá! —De la nada, una pequeña niña salió corriendo directo a su madre y se aventó contra sus piernas.
Esa fue la señal suficiente para que el piloto se alejara de ahí.
Ver a una familia en el lugar donde él había lastimado tanto a Victoria fue otra pesa más a la culpa que cargaba desde que ella se había marchado.
"¿Y si te vas conmigo?"
La voz de Victoria llegó a su mente tan veloz que hizo que se estremeciera, trató de fingir que nada ocurría y volvió a hablar a la familia.
—Siento haberlos molestado. Ya me mandaron la nueva ubicación —Carlos sacó su celular sin ninguna notificación y se comenzó a alejar.
La familia le dedicó una sonrisa amable y se despidieron desde lejos.
Lo último que vio fue la puerta cerrarse.
El madrileño comenzó a caminar hacia donde Victoria tomaba un autobús que la dejaba cerca de la entrada del metro.
Y mientras caminaba solo podía tratar de aclarar lo que había sucedido.
Había ido a su antigua casa sin que él se diera cuenta y ahora escuchaba la voz de Victoria.
Fue entonces que recordó algo más, recordó a la perfección el miedo que sintió al ver su nombre en la pantalla de su celular. Su corazón se había detenido y él básicamente corrió escaleras abajo para verla, para que sus ojos vieran lo que él creía era un engaño.
Ni siquiera se esperó a usar el elevador, sabía que iba a tardar más de lo que él tardaría en bajar.
Se detuvo un poco cuando llegó a la recepción de su edificio y verla ahí, de pie, con su cabello siendo un desastre, su sudadera rota y calmando su respiración fue como ver un oasis en medio de un desierto.
Habían firmado la cancelación del contrato apenas hace unas horas y ya se sentía como un hombre perdido sin ella.
"¿Y si te vas conmigo?" Esas fueron las primeras palabras que habían salido de su boca.
Y entonces, todo llegó a él como un destello de luz cegándolo, estaba recordando cada y una de las palabras que Victoria le había dicho.
Carlos había bajado del autobús para comenzar a caminar hacia el metro, pero la verdad venía tan concentrado en no perder el recuerdo de Victoria que no se daba cuenta que estaba caminando sin sentido alguno.
Podía ver su cara con claridad. Recordar ese día era algo con lo que había estado trabajando en terapia, porque no había forma de hacerlo solo y sin embargo, no fue hasta ese momento que todo estaba regresando a él.
Podría ver los ojos tristes de Victoria viéndolo y sin embargo brillaban con intensidad, sudaba por lo que él creía que había corrido, lo cual lo hacía querer torturarse más, porque él sabía que Victoria no corría, por nada del mundo.
Victoria corrió por él, corrió por él en Mónaco para llegar a su carrera, corrió por él cuando tuvo su accidente y corrió por él para pedirle que hiciera algo mínimo, escogerla. Mínimo en el sentido de que ella ya había hecho todo el trabajo duro, él solo tenía que decir sí, tomar su mano e irse con ella directo a Nueva York.
Pero, ¿cómo decirle que no era algo mínimo para él? Porque oponerse a su familia, retarlos y alejarse de todo lo que ellos creían no era fácil.
El simple hecho de pensar en traicionarlos lo habían hecho tener una crisis nerviosa al punto de vomitar todo a su paso.
Claro, tal vez hubiera sido mejor hablarlo con Victoria en su momento, pero para él, su solución había sido mejor, porque así funcionaba su vida antes.
Quedarse callado y solucionar sus cosas a su manera, no, a la manera Sainz.
Si tan solo alguien le hubiera dicho que sería tan infeliz, porque él creía que vivir con un poco de infelicidad al haberla perdido por el resto de su vida podría ser aceptable, pero no contaba con que no sería un poco, si no que perder el contacto con Victoria lo había destruido y él no tuvo manera de defenderse, porque cuando se dio cuenta de todo, ya lo había arruinado.
Tal vez hubiera sido más fácil si alguien se lo decía, pero suponía que por más que se lo dijeran, no iba a entender hasta que de verdad viviera todo lo que había pasado.
Estaba tan absorto en sus pensamientos, que ni siquiera se dio cuenta cuando había llegado a la entrada del metro.
No entró, mejor, pidió otro taxi y fue directo a casa de sus padres donde sabía que ellos lo esperaban.
Cuando Carlos llegó a su casa, se detuvo unos segundos afuera de la puerta antes de entrar.
La veía como una fortaleza de la cual, una vez fue vetado.
Sabía a lo que venía, pero ¿qué sucedería si sus padres lo alejaban de nuevo? ¿Estaría listo para eso? ¿Estaría listo para alejarse de su familia con tal de estar con la mujer que amaba? Le dolía el pensar que esa era una posibilidad, además, Victoria ni siquiera lo había recibido de nuevo, pero él sabía que tenía que hacerlo si quería tener una oportunidad con ella o con cualquier otra mujer que no fuera "adecuada" para ellos.
Claro, ellos podrían verlo como que lo estoy haciendo por Victoria, pero no lo hago por ella en su totalidad, lo hago por mí.
Es lo que Carlos pensaba aún viendo la puerta frente a él.
Respiró profundamente unas veces y cuando se sintió listo, tomó la perilla y abrió la puerta.
En la sala, sus padres estaban sentados hablando entre ellos compartiendo un trago, lo notó por las copas en la mesa de centro.
—Carlos —Reyes fue la primera en recibir a su hijo y fue hasta él para darle un abrazo.
—Carletes —Su padre también se puso de pie y lo saludó desde lejos.
El matrimonio había escuchado el disco y se podría decir que estaban... en realidad no sabían qué pensar. ¿Qué canciones eran para Carlos? ¿Cuáles serían para su anterior novio?
—Hola —El madrileño sonrió y le correspondió el abrazo a su madre.
Se sentía cansado, había estado todo el día de arriba a abajo, no había dormido bien y había madrugado, se sentía completamente drenado y todavía no terminaba su día.
—¿Qué ha pasado? —Su padre preguntó y Carlos tomó la mano de su madre para comenzar a caminar hacia la sala —¿No deberías de estar en Maranello trabajando?
Con una seña les dijo que volvieran a sentarse y ellos obedecieron.
—Se supone, sí.
—Antes de que digas algo, escuchamos el disco —Carlos asintió y reprimió una sonrisa divertida en su cara. ¡Claro que lo habían escuchado!
—¿Les gustó? —Fue imposible para él preguntar. Sus padres no respondieron —No me molesta si les gustó, a mí me gustó. Es un buen disco.
Claro que le había gustado, no había dejado de escucharlo desde que se había subido al avión y entre más lo escuchaba, más sabía lo imbécil que había sido con el amor de su vida.
—¿Escribió sobre tí? —Reyes preguntó con precaución y Carlos asintió.
—Creo que lo hizo, pero solo ella sabe —El madrileño les hizo saber que era mejor que no desmenuzaran cada pequeña frase tratando de averiguar cual era para él
La mujer pudo ver el dolor en la cara de su hijo, era un dolor muy palpable.
—Necesito decirles algo. Algo que no les he dicho —El piloto seguía de pie.
Sus padres se voltearon a ver entre ellos y luego a su hijo, sin decir nada, asintieron.
—Estoy yendo a terapia —Sus padres no hicieron gesto alguno —No hablo de terapia física, hablo de terapia psicológica. He estado yendo desde hace algunos meses, a veces dos veces por semana.
Terapia y problemas psicológicos era algo que no se hablaba en su familia, así que los padres de Carlos no sabían qué responder.
Nuevamente, Carlos parecía un extraño para sus padres.
—¿Quieres contarnos por qué estás yendo a terapia? —Su madre preguntó esperando no presionarlo porque desde su plática con Ruth, estaba consciente de lo que ella había dicho.
Si Carlos se sentía más presionado iba a explotar e iba a irse.
Para Reyes y Carlos sr, parecía que eso estaba por suceder. Lo supieron en cuanto Carlos les había notificado que estaba en la ciudad y quería hablar con ellos.
—Hay muchas razones por las cuales estoy yendo a terapia y desgraciadamente todas vuelven a lo mismo y eso es, las expectativas que ustedes tienen de mí.
Ambos padres sintieron como su corazón se rompía en ese instante.
Carlos estaba al borde un colapso por su culpa.
—La primera vez que me "revelé" ante ustedes y sus deseos lo hice terriblemente mal. Comportándome como un adolescente, faltándole el respeto a Isabel, embriagándome todos los fines de semana y básicamente desperdiciando mi primera oportunidad de lograr un campeonato.
>>Ustedes mismo me lo dijeron en algún punto, yo podría ya haber tenido dos campeonatos de no ser por mi comportamiento.
El joven estaba caminando por la sala mientras hablaba, tratando de encontrar las palabras correctas sin lastimar a sus padres, pero haciéndoles saber lo mal que estaba.
—Y sí, puede que me mereciera todo lo que me dijeron, pero ¿alejarme? —Fue entonces que Carlos los volteó a ver y la pareja pudo ver como su hijo tenía lágrimas en sus ojos.
Él no tenía la menor idea que estaba comenzando a llorar, pero recapitular sus sentimientos durante esos 9 meses lejos de su familia fue hacerlo revivir sus peores momentos.
Como sus hermanas se mantuvieron alejadas por miedo a lo que su padre pudiera decir, como su madre se escabullía para verlo por poco tiempo, como su misma familia fingía no saber nada sobre el asunto, pero en ningún momento hicieron nada para acercarse a él.
Y como Carlos fingía que no le importaba, que estaba bien sin ellos. Cada día que pasaba decía "este es el día que se vuelven a acercar" y cada día estaba equivocado haciendo que su comportamiento solamente empeorara y avanzara como una bola de nieve derribando todo a su paso, como poco a poco fue perdiendo la esperanza de que ellos le volvieran a hablar y todo eso sin demostrárselo a nadie.
—Toda la vida lo único que crecí escuchando es que la familia va primero, y que debemos de pensar en lo que la familia significa para nosotros, pero en el momento en el que dejé de comportarme como ustedes querían me alejaron.
Su padre iba a hablar, pero Carlos lo detuvo con una sola mano.
—No, déjenme hablar —Él no estaba gritando, pero su tono era fuerte, decidido y contundente —Les juro que entiendo por qué lo hicieron. ¡Yo era un patán de primera!
Carlos se limpió las lágrimas, estaba completamente frustrado porque no quería llorar cuando estaba exponiendo sus sentimientos. Quería hacerlo tranquilo.
—¡Pero eso no significaba que tenían que "desaparecer"!
—Te he dicho que no sabíamos qué más hacer contigo. Entramos en desesperación —Su padre se puso de pie para estar al mismo nivel que su hijo, pero aun así, no se sentía de ese modo.
—Eso no quita el hecho de que ahora, cada vez que creo que puedo equivocarme siento que volverán a hacerlo.
Los padres de Carlos no pudieron verse, pero el madrileño vio el momento exacto en el que abrieron sus bocas por la sorpresa al escuchar sus palabras.
Reprimió una sonrisa porque no era así cómo quería que fluyera la conversación. No quería que fuera una plática donde todos apuntaban sus dedos llamándose culpables.
—No sabíamos que te sentías así —Reyes comentó sintiendo la culpa formándose dentro de ella.
—¿Y cómo saberlo? Cuando no hablamos de esos temas en la familia.
Carlos alzó sus brazos exasperado, para volver a hablar.
—Porque aquí viene otro problema que nosotros tenemos como familia —Se incluía porque él no podía excusarse, no cuando él también se comportaba como ellos —Nos importa mucho lo que las demás personas piensan de nosotros. ¡Siempre es "¿qué pensarán los demás de nosotros"! Parece nuestro lema familiar.
—Carlos, sabes muy bien que en ocasiones es importante —Su padre, quien había crecido de la misma forma que él, argumentaba esperando que su hijo pudiera ver su punto de vista.
—¿En qué ocasiones?
—¿Qué no estabas por quedarte sin patrocinadores por tu comportamiento? Caco nos lo dijo cuando nos enteramos de la relación con Victoria.
El madrileño volteó su cara como si esas palabras le dolieran, porque, en ese sentido, su padre sí tenía razón.
—Dime, ¿era cierto o no? —El piloto asintió sin decir nada —La gente tiene estas expectativas de lo que somos y cómo debemos comportarnos que cuando no lo hacemos, son los primeros en señalarnos y acusarnos. Lo sabes. A veces el hecho que nosotros tomemos ciertas decisiones respecto a lo que hacemos solamente es una forma de prepararnos para las expectativas y las críticas que recibiremos.
—¿Pero acaso vale la pena moldearnos a lo que los demás esperan de nosotros? —Carlos preguntaba desesperado, era un grito por ayuda, era un grito por romper esa forma de ver.
—A veces es necesario, no siempre puedes hacer lo que quieras —Su padre nuevamente habló con firmeza —A veces renunciamos a opciones que a la larga no ayudarán de nada.
Carlos asintió, porque en verdad entendía lo que su padre decía, pero no porque entendiera significaba que quisiera seguir viviendo de esa manera.
Tomó un momento y luego vio directo a su madre.
—Sé lo que le dijiste a Victoria, pero no debiste meterte.
Reyes asintió en su lugar. Sabía que el tema sería discutido.
—Carlos, ella no quiso —El señor Sainz salió en defensa de su esposa, pero Carlos no se lo permitió.
—Sé que ella no quiso que sucediera nada de lo que pasó. No le estoy gritando y no le estoy faltando al respeto, solo me estoy haciendo escuchar.
Claro que para sus padres eso era algo nuevo y Carlos estaba sintiendo sus manos sudar, así como sentía sus piernas a punto de derrumbarse por los nervios de estar hablando así a sus padres.
El señor Sainz no tuvo otra opción que continuar escuchando a su hijo, porque Carlos tenía razón. No estaba gritando y tampoco estaba siendo grosero.
—Lo que sea que estuviera sucediendo entre Victoria y yo, debió quedarse así. Entre nosotros —Nuevamente miró a su madre para que supiera que hablaba en serio —Te juro que no te culpo por lo que hiciste, porque así fueron educados y trataron de hacer lo mejor para nosotros, pero no se dieron cuenta que eso no funciona para mí, Ana o Blanca.
—Solo quería que entendieran las complicaciones que iban a llegar a tener —Reyes habló esperando que lo que Carlos dijera fuera cierto y en verdad no la culpara —Nunca quise que se alejara, solo quería que supiera que no iba a ser sencillo para gente como ustedes. Porque estoy segura que para nosotros no lo fue.
Su madre se acercó a su esposo y por un segundo Carlos sintió envidia de ellos, pero no podía dejar que eso los distrajera.
—¡Lo sabía! Ella más que nadie lo sabe. Porque toda su vida ha sido un caos. Y aquí va otra cosa que tampoco sabían.
Carlos se sentó en uno de los sillones individuales, porque nadie le había dicho lo desgastante que era soltar todo lo que se tenía guardado ¡por años!
—Ni siquiera tuviste que meterte, porque como te dije en la gala. Yo lo arruiné todo.
—¿Y eso también es nuestra culpa? —Carlos volteó a ver a su padre y supo que no estaba funcionando lo que estaba diciendo. Tal vez era momento de subir la intensidad.
—Pues para tu información, sí —El tono del joven piloto no fue el mejor, pero solo estaba respondiendo de la forma que estaba recibiendo la conversación.
—O sea que después de meses de terapia, la única conclusión a la que puedes llegar es que nosotros somos la fuente de todos tus problemas. Siento que tu vida sea tan miserable y que nosotros seamos la causa de eso.
Carlos pudo sentir su enojo formándose dentro de él, pero si se enojaba no iban a llegar a ningún lado y esta plática iba a ser inservible.
—No pongas palabras en mi boca que no dije —Carlos se puso de pie completamente furioso, pero comportándose a la altura —La culpa de alejar a Victoria sigue siendo enteramente mía, pero no lo hubiera hecho si no hubiera sabido que ustedes iban a destrozarla. Recuerda que yo no quería que ella fuera a Mallorca.
—¿Y por qué la llevaste? —Reyes preguntó dudosa, mientras que los dos hombres se veían a los ojos. Ambos recordaban la plática que habían tenido.
—¿Importa acaso? Eso es irrelevante, porque no importa si hubiéramos estado en Mallorca, París, Italia o en cualquier otro rincón del mundo, porque al final del día yo iba a arruinar todo gracias a los "honorables" valores de la familia Sainz —Carlos hizo comillas con sus dedos cuando mencionó la palabra honorables —Puse primero lo que la familia iba a pensar sobre ella antes de lo que yo de verdad quería.
>>Sacrifiqué mi relación con ella porque pensé que sería lo mejor, porque pensé que así ustedes no se meterían con ella ya que sabía que ella no entraba al molde que esperan de gente que se una a la familia. ¡Y luego tome la grandiosa decisión de regresar con Isabel! Dios sabe que solo fue un error hacerlo.
—Pero creí que en verdad querías regresar con ella. Nos habías dicho lo ilusionado que estabas por hacerlo.
—Una de las tantas mentiras que les dije y no solo a ustedes. Yo solito me engañé con eso, porque desde un tiempo para acá, mentir es lo único que hago bien —Carlos casi se suelta a reír —Mentir y fingir. Todo para que la imagen que tienen de ustedes de mí no se derrumbe y pueda seguir manteniendo su buena opinión.
—Y si tan malos somos, ¿por qué parece ser qué eres el único que se queja? —Reyes preguntó un tanto molesta, pero al mismo tiempo tratando de entender de dónde venía el enojo de Carlos.
Nunca creyó haber sido tan mala madre para Carlos, pero el piloto parecía creer todo lo contrario.
—¿De qué hablas? Que Ana y Blanca no digan nada, no significa que no piensan lo mismo que yo —Carlos supo que la cagó metiendo a sus hermanas, porque esto era algo suyo, no tenía que meterlas a ellas, pero era algo tarde —¿Por qué crees, al igual que ustedes, no me hablaron durante los 9 meses que decidieron castigarme? Pero eso no importa, porque ellas no están aquí para defenderse, yo sí. Yo soy quien les pidió está plática y soy yo quien está hablando.
El señor Sainz se puso de pie y fue a la cocina diciendo en voz alta —En todo caso, ¿ésto está yendo a algún lado? O solo viniste a reprocharnos todo lo malo que hemos hecho contigo y con tus hermanas.
Carlos lo siguió hasta la cocina sin dejarse ganar y Reyes fue tras ellos. Era como revivir una escena que ya había ocurrido, con algunos cambios.
—Pues si me dejaran hablar sabrían que vine a decirles que me voy —El padre de Carlos se había servido agua, y aunque estaban peleando, sirvió otros dos vasos porque así funcionaba.
—¿Te vas? —El tono de incredulidad de Reyes fue imposible de perder.
—Así es, me largo a Nueva York —Carlos repitió las palabras que le había dicho a Caco.
Y no tuvo que decir nada más porque el padre de Carlos supo perfectamente por qué.
—¿Y ella sabe que vas para allá? —Uno de los pequeños inconvenientes y algo que todo mundo le preguntaba.
—No.
—¡Carlos! No puedes simplemente llegar así de la nada —De nuevo, Carlos resistió la idea de echarse a reír, porque su madre estaba pensando en lo que los demás pensarían.
—Sí puedo y voy a hacerlo.
—No parece que Victoria quiera verte —El señor Sainz le acercó el vaso de agua y Carlos lo aceptó de mala gana, pero lo hizo porque esta conversación con sus padres, estaba siendo más rara de lo que él hubiera pensado —¿O acaso olvidas como se puso cuando la llamamos? Ni siquiera pudiste aparecer frente a la cámara y Caco nos dijo porqué.
Maldito traidor, pensó Carlos solo para él.
—Probablemente no, pero no voy a esperar años para hacerlo. Ruth lo hizo y sabemos bien cómo terminó eso —Eso de nuevo fue dirigido hacia su padre, su tía Ruth le había dicho que él sabía.
—Carlos... —El tono de su padre le indicaba que no era un tema que a él le gustara discutir.
—¿O qué? ¿Me lo vas a prohibir como el abuelo? ¿Me harás elegir entre la familia o la mujer que amo? —Reyes estaba detrás de su hijo, lo cual era algo bueno, porque así, no pudo ver la cara de sorpresa que había hecho por la osadía de Carlos a meter un tema tan complicado.
Su padre se quedó callado unos segundos antes de responder, segundos que se sintieron eternos.
—No haré eso —Le dolía que su hijo pensara que era ese tipo de persona.
Estaba bien que hubiera expectativas las cuales le exigían, pero no eran monstruos.
—Carlos —La voz de su madre los distrajo y ambos voltearon a verla —¿Y crees que Victoria te reciba? Tú y ella... bueno, no sé bien lo que haya pasado además de lo que has dicho, pero la última vez que la vimos, ella se fue llorando.
La imagen de la cantante seguía muy presente en la mente de Reyes.
Carlos sintió como si su madre le hubiera dado un golpe bajo.
Se alejó un poco hacia la isla y se recargó en ella. Reyes entró a la cocina y todos estaban en una posición donde pudieran verse. El señor Sainz no dejaba de analizar a su hijo, quien parecía un extraño, pero al final del día, era su Carlos.
—Siento lo que voy a decir, pero si me recibe o no, no es de su incumbencia.
De nuevo, se hizo un silencio que Carlos aprovechó para volver a hablar.
—Porque si Victoria me recibe o no, ya solo depende de ella. Lo que yo quiero de ustedes, es que entiendan que necesito escuchar que no me van a castigar con su indiferencia en el momento que no haga algo que no les guste.
Reyes de nuevo se sintió pésimo, ella siempre supo que alejar a Carlos había sido una mala idea y se lo había hecho saber a su marido esa vez que fueron a verlo correr en el GP de España.
—Me importa mucho lo que piensan como para simplemente irme y dejarlos —La voz de Carlos se rompía más y más con cada palabra que soltaba.
—¿En serio? —El padre de Carlos preguntó todavía en tono molesto.
—Si no fuera así, yo ya estuviera en un avión directo a América —Carlos volteó a ver a su padre —No quiero tener que sentir que con cada decisión que tomo, tengo que considerar la posibilidad de que ustedes pueden apartarme en cualquier momento.
—¿Y cuáles son esas decisiones que piensas tomar? —Reyes preguntó esperando que su hijo tuviera la confianza suficiente para decirlas.
—Primero, iré por Victoria —El matrimonio compartió una mirada que le indicaba al otro que estaban escuchando correctamente lo que su hijo estaba diciendo —Luego, sí y solo sí, ella me acepta de vuelta, viviremos juntos.
—¿En su antigua casa? —Carlos sonrió y negó.
—Donde nosotros queramos, pero es algo que decidiremos juntos. Solo nosotros dos.
Carlos intercambiaba su mirada entre sus padres, asegurándose que ambos entendieran.
—Y no quiero que nos hagan preguntas sobre cuándo nos casaremos, cuando comenzaremos una familia, si Victoria dejará su empleo por mi carrera. Porque de nuevo, eso es solamente algo que nos imcumbe a ambos y ustedes tendrán que aceptar lo que escojamos compartir con ustedes.
—Todo esto nos lo dices sin siquiera saber si ella va a recibirte —Su padre habló tratando de volver a mantener las cosas claras.
Parecía que Carlos había perdido la cabeza y alguien debía ponerlo en su carril, no descartaba la idea de su hijo, pero como de costumbre, trataba de cuidarlo.
—Sí, porque en caso de que no funcione, quiero que siga aplicando para futuros planes —¿Es que acaso tenía que deletrearlo?
—En ese caso, no hay nada que podamos decirte. Parece ser que tienes todo resuelto.
No lo tenía, pero ese no era lo importante. Lo importante era que sus padres debían de aprender a respetar los límites que él estaba poniendo.
—¿Y van a respetarlo? —Necesitaba escucharlo, necesitaba que sus padres le dijeran que iban a hacerlo.
—¿Tenemos otra opción? —Reyes preguntó seria.
—No, si no quieren perderme.
—Entonces ahora eres tú quien nos pone condiciones —El señor Sainz comentó un tanto molesto.
—No es lo que quiero y no es así como quiero irme. Los quiero en mi vida y quiero creer que no pido mucho, porque no es posible que vieran lo mal que estaba sin Victoria y aún así esperaran que le pidiera matrimonio a Isabel.
Los dos bajaron su cabeza avergonzados.
—En estos momentos, Victoria es mi prioridad y si ella quiere, se volverá mi compañera, con un poco de suerte, para toda la vida. Y me gustaría que ustedes estén presentes en nuestro futuro, pero no piensen que no la pondré primero en caso de ser necesario.
La forma en la que Carlos hablaba de los planes con Victoria les hacía ver a sus padres que no era broma, Carlos no iba a tentarse el corazón si ellos o alguien más de la familia Sainz lastimaba a la cantante y era momentos de rendirse.
Ruth tenía razón, Carlos tenía un pie afuera y estaba listo para salir del nido pero Ruth tampoco conocía del todo a Carlos.
Porque antes de que el joven explotara, él iba a tratar de solucionar las cosas.
Y aunque Carlos se fuera del nido, pensaba regresar, porque al final del día, amaba a su familia, pero esta vez regresaría bajo sus reglas.
Carlos tomó del agua que su padre había servido porque ahora que había hablado se sentía liberado de un peso que había estado cargando todo este tiempo.
Sin decir nada, el señor Sainz salió de la cocina sin decir una palabra y Carlos solo pudo verlo irse sintiendo como su corazón se estrujaba. Reyes, por otro lado, se acercó a su hijo y acunó su mejilla con cariño, Carlos no se movió.
—Quiero que sepas que lo siento mucho, Carlos —La mujer quería que su hijo la viera a los ojos para que supiera que lo decía con toda la sinceridad del mundo —Yo solo quería lo mejor para ti, yo siempre he querido lo mejor para ti. Disculpame por no ver que Victoria era eso.
El madrileño alzó su mirada y asintió sin decir nada, porque el nudo en su garganta no se lo permitía.
—Y quiero decirte que si Victoria te acepta de vuelta, no me meteré más y le pediré disculpas por todos los problemas que causé.
Carlos sonrió y abrazó a su madre haciendo que la mujer soltara unas lágrimas arrepentida, desde hace meses no sentía a Carlos como su hijo.
—Creo que a ella le gustaría —Carlos dijo besando la cabeza de su madre para luego separarse —La razón por la cual la quise mantener alejada de ustedes, fue porque Victoria nunca había tenido una familia en su vida, no quería que la nuestra, con todas sus reglas, restricciones y expectativas fuera la primera que conociera.
—Siento mucho que pensaras que tenías que renunciar a ella por nosotros.
—Fue ella quien abrió mis ojos —Carlos recordaba todo lo que Victoria le había dicho de forma diferente.
En su momento odió que la cantante se metiera con su familia, pero ahora, solo podía agradecerle.
—¿Crees que papá me perdone? —El madrileño preguntó y antes de que Reyes pudiera decir algo, el señor Sainz regresó a la cocina.
Los dos se pusieron muy atentos a lo que la cabeza de la familia haría.
—Si vas a recuperarla, deberías hacerlo con estilo —El hombre extendió su mano y de ella se podía ver una cajita roja.
El señor Sainz la había guardado, porque en el fondo sabía que ese anillo sería para la cantante. (O tal vez porque él esperaba eso)
Carlos reconocía esa caja, era el anillo que había comprado. No pudo evitar tomarlo y soltarse a reír.
—No. Estoy seguro de que si llego con ella, me arrodillo y saco esa cosa, se muere —Carlos abrió la cajita solo para comprobar lo que ya sabía —Ella no quiere casarse en estos momento, lo sé y yo tampoco.
—Pero —El señor Sainz quiso hablar, hasta que su esposa lo miró mal.
¿Es que no había escuchado que Carlos iba a tomar sus propias decisiones? Y una de ellas era decidir cuándo se casaría.
—En verdad lo aprecio, pero papá —El joven piloto fue interrumpido por su padre.
—Ya sé, ya sé. Tú y Victoria decidirán eso —El hombre soltó de mala gana haciendo que Carlos soltara una risita.
Sabía que no iba a ser fácil para sus padres no meterse en su vida, pero debían ir aprendiendo. Carlos había puesto sus límites y era hora de que los respetaran.
—Gracias.
—¿Y ahora qué sigue? —Reyes preguntó viendo a su hijo y tomando la cajita del anillo para aventarla a la barra de la cocina.
—Voy a tomar el siguiente vuelo a Nueva York. Lucía me espera y veré si Victoria me detesta lo suficiente como para mandarme directito de vuelta a ustedes.
Carlos comentó con humor, pero en realidad se estaba muriendo de miedo.
—Y, ¿podemos llevarte al aeropuerto o no? —Carlos miró mal a su papá y rodando los ojos asintió.
—Claro que pueden acompañarme —El piloto soltó y revisó su celular para ver la hora.
Ya había anochecido y la plática con sus padres había tardado más de lo que él hubiera querido, pero ya dormiría en el avión.
—Vamos, que tengo un vuelo que tomar —Carlos comentó comenzado a moverse directo a la salida.
—¿Ahora? —Reyes preguntó consciente de la hora.
—Ya esperé demasiado, no voy a hacerlo más. Así que ¿vienen conmigo o me voy solo?
El matrimonio Sainz se volteó a ver y supieron que no había marcha atrás, Carlos había abandonado el nido, pero eso no significaba que perdían a su hijo, significaba que se había ido para comenzar el suyo.
Los dos asintieron y siguieron a su hijo, pues no querían abandonarlo.
—¿Crees que te acepté? —El señor Sainz preguntó con curiosidad.
—No lo sé.
—¿Y si no lo hace?
—Tampoco lo sé.
—Pero joder, Carlos —Su padre comentó alterado —¿Es que no has pensado bien las cosas?
—No en realidad, solo sé que quiero a Victoria conmigo. De eso sí estoy seguro. Aunque no voy en blanco, tengo un plan bajo la manga.
Por segunda vez, Carlos se bajó de un avión en menos de 48 hrs y después de nueve horas había tenido tiempo suficiente para pensar exactamente lo que le diría a aquella rubia de ojos castaños y dormir un poco. Bien sabía que lo necesitaba.
Llevaba su maleta con suficiente ropa para una semana que había tomado de casa de sus padres antes de irse, no sabía cuánto tiempo iba a quedarse porque tendría que regresar a Maranello a terminar unas cuantas cosas y luego volar a los testings, pero en estos momentos, encontrar a Victoria era su prioridad.
Le había mandado mensaje a Lucía, porque necesitaría a alguien que lo ayudara a manejarse por la ciudad, porque no tenía la menor idea de cómo moverse en esa espantosa ciudad.
Caminaba a paso apresurado y en cuanto salió vio miles de personas, se estiraba y caminaba como un cordero perdido buscando a Lucía y entre toda la gente ahí estaba ella de pie, con los brazos cruzados y negando con su cabeza.
—¡Lucía! —Carlos corrió hasta ella y cuando estuvo lo suficientemente cerca aventó su maleta y la rodeó fuertemente.
—Carlos, ¿qué haces aquí? —La agente se dejó abrazar y hasta pudo sentir como el piloto la alzaba unos centímetros del suelo.
—Ya te dije lo que vengo a hacer —Carlos la soltó y sonrió de oreja a oreja.
—No te va a recibir —Lucía le comentó en tono serio.
—Tendrá que hacerlo —Pero Carlos la ignoró así como había ignorado a todos los que le decían lo mismo.
—Te odia.
—Sabemos que no es así.
—Te tardaste demasiado.
—Y tendré toda una vida para reponer el tiempo perdido. Ahora vamos —Carlos tomó la mano de Lucía obligándola a caminar —¿Hiciste lo que te pedí?
—¿Con quién crees que hablas? —La agente de Victoria comentó molesta por la insinuación —No me insultes de esa manera.
—Excelente. Tengo trabajo que hacer.
Y fue así como salieron del aeropuerto a paso apresurado.
- - - - -
Espero les haya gustado este capítulo, no sé si eran lo que esperaba pero la plática con los padres de Carlos poniendo límites era de lo más importante para mi.
Y bueno, en reencuentro ya se siente cada vez más cerca.
Todavía no sé si actualice durante Semana Santa porque tengo un chingo de tarea y quiero ponerme al corriente con mi trabajo escolar y descansar lo que pueda.
Las amo y bueno, las invito a seguirme en Instagram (JavaddMad) para hablar del cap y a seguirme aquí para estar atentas de actualizaciones.
Bye
Fer<3
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top