Capítulo 51 [¿Cuáles daños? 2/2]
El 25 de Diciembre se publicará el especial de Aniversario por un año en mi libro de JavaddMad EXTRAS.
- El POV de Carlos al escuchar Delicate -
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Carlos
Al igual que Victoria, varios días habían pasado desde el final del contrato, el madrileño había comenzado a rehacer su vida, pensaba menos en Vic y había seguido con su itinerario y cada día buscaba formas de mejorar.
Había comprado algunos libros de autoayuda y escuchaba podcast sobre eso, todo claro, a escondidas de todo mundo. Los revisaba cuando estaba solo o en las madrugadas que no dormía.
Carlos despertó y al mirar su celular se encontró con algunas llamadas perdidas, unas eran de unos amigos que lo buscaban para ir de fiesta, otros para cenar o para jugar golf, todo mundo parecía buscarlo ahora que había ganado el campeonato.
Era por eso que cada vez veía menos su celular, no le molestaba salir pero en verdad quería aprovechar sus días de descanso con su familia e Isa. Mejorándose y tratando de que todo volviera a la normalidad.
Ni sus padres, ni Isa mencionaban lo del anillo de compromiso y el bendito anillo no aparecía, así que decidió dejarlo de lado y esperar a que las cosas fluyeran.
Se levantó de la cama y le dio un beso en la frente a su novia, quien seguía dormida, luego fue hasta la cocina por un poco de agua, tenía que prepararse porque según su itinerario tenía una sesión de fotos y una entrevista con ¡HOLA! España.
—¿Ya te vas? —Era Isa, que al parecer se había despertado por la ausencia de Carlos en la cama.
—Siento despertarte —La rubia fue hasta él y le dio un beso casto.
—No me despertaste, todo está bien —Carlos sonrió, le gustaban las mañanas tranquilas, más ahora que nunca.
—Pero la respuesta a tu pregunta es no, todavía no me voy, pero en un rato lo hago. —Ella asintió mientras iba hasta el refri a sacar comida.
—En ese caso, prepararé algo de desayunar.
—Me parece perfecto —Carlos buscó ayudarle.
Después de un desayuno ligero donde no tuvo que pelear con nadie porque debía de ser balanceado y las gomitas de lombriz no eran un buen desayuno, se alistó y fue directo a donde Caco le había dicho. Al llegar se bajó del Ferrari y su primo lo recibió con un café y una sonrisa.
—¿Dormiste bien?
—Bastante, ayer Isa y yo nos fuimos a dormir temprano —Carlos le dio un trago a su café y fueron directo a donde estaba todo el equipo de la revista —Gracias por el café.
—Carlos, buenos días.—Lo saludó la mujer que dirigía toda esa operación. —Nos gustaría comenzar con la sesión de fotos y más tarde con la entrevista ¿estás de acuerdo?
—Sí, me parece perfecto —Mentira, odiaba esto, pero Caco le dijo que era importante y que si seguía ganando campeonatos tenía que seguir con cosas como está.
Al parecer su primo había aprendido una o dos cosas a un lado de Lucía, porque ahora actuaba más como un manager y en parte le agradaba por su primo, pero quien sufría era Carlos.
Después de que le presentaran a todo el equipo, fue a maquillaje y peinado. Comenzó a probarse diferentes atuendos y a posar para la cámara, Caco trataba de no reírse por las poses ridículas que lo hacían fingir, y Carlos trataba de dar lo mejor de sí, pero por dentro solo quería salir corriendo de ahí.
—¡Oh Carlos! Eres todo un modelo, la cámara te ama —Le decía el fotógrafo y él solo quería reírse a carcajadas por aquel comentario.
¡Era totalmente ridículo!
La sesión de fotos continuó y por último se sentó en el set para la entrevista, la periodista traía una grabadora y sus preguntas en una hoja.
—Carlos, un placer tenerte aquí en la revista ¡HOLA! —Ella saludó y el piloto hizo lo mismo.
—No, al contrario, el placer es mío.
—Entonces, sin más, ¿te parece si comenzamos? —Él asintió —Antes que nada, muchas felicidades, campeón del mundo en Fórmula 1, ¿cómo se siente eso?
—La verdad es que todavía no me acostumbro a escucharlo. El año pasado me había quedado tan cerca que no pensé que esta temporada lo lograría de nuevo, pero es más que bueno, es increíble.
Carlos seguía pensando en su victoria y sonreía, nadie podía arrebatarle ese recuerdo y sabía que lo atesoraría por siempre.
—Por supuesto que sí, pero apuesto a que no ha de ser tan difícil, después de todo, está en tu sangre, tu padre es "El Matador" —Carlos rió en cuanto le recordaron el apodo de su papá y ella también.
Era bien conocido que su padre era toda una eminencia del deporte de motor en España y estaba orgulloso de seguir llevando el apellido Sainz en alto.
—Mucha gente cree que es más fácil y aunque sí tiene sus privilegios, lo que la gente no ve, es la presión que te trae el ser hijo de un ganador como él, pero siento que mi padre nunca me ha presionado a ser como él —La entrevistadora sonrió mientras asentía ante las respuestas —Es más, él más que nadie se ha encargado de hacerme saber que debo luchar por mis sueños y que está orgulloso de mí.
—¿Hay algo de lo que te ha enseñado que quieras compartir con nosotros? —La entrevistadora sonrió y Carlos hizo lo mismo mientras desviaba su mirada para pensar con precaución.
Carlos no hablaría mucho de los problemas que tenía con su familia, no lo hablaba con ellos, ¿por qué lo haría con extraños?
—Claro, creo que mi padre puede ser algo estricto, lo cual, en su momento no lo aprecié, hoy sé que ha valido la pena. Sin su mano dura creo que no hubiera llegado hasta donde lo he hecho —Carlos estaba bastante feliz con su respuesta —Así que en resumen, la disciplina es lo que compartiré, sin ella estaría perdido.
—Ahora, me gustaría hablar de un tema más serio. Hablemos de tu choque en Japón, el cual creo que fue un momento aunque desagradable, decisivo en la temporada ¿qué pasaba por tu mente en ese momento? —Carlos se quedó en silencio por un momento, ¿qué había pensado? Nada que quisiera compartir.
Era algo que juró que no se lo diría a nadie, y era obvio que no lo comentaría en esa entrevista, pero por un momento, todos esos recuerdos regresaron a él y recordó que mientras estaba ahí, con el monoplaza de cabeza, incendiándose y comenzando a entrar en desesperación por no poder salir, solo podía pensar que Victoria le había dicho que estaba preocupada por él y él solo le había dicho que nada malo pasaría, quería poder decirle que estaba bien y que estaba vivo, que ella tenía razón y que quería irse de ahí con ella de vuelta al hotel y quería verla sonreír porque ella no le había sonreído durante todo el fin de semana y apenas la había visto y con trabajos le había dedicado algunas palabras...
Y luego, sus pensamientos fatalistas, cuando escuchaba a toda la gente que había defraudado y como sentía que toda esa responsabilidad era de él.
Y por último, cuando se rindió. Cuando dejó de luchar por salir.
Eso era algo que NADIE debía de saber.
—¿Carlos? —La voz de la entrevistadora lo trajo de vuelta.
—Claro, lo siento, tendrás que disculparme, pero es que fue un momento donde en verdad creí que no saldría de esa, una vez que desperté solo quería correr —Hubo risas, un poco nerviosas en el set —Supongo que es algo que todo corredor siente y sabe que esos accidentes pueden suceder, pero parte de este trabajo es saber lidiar con ese tipo de estrés, claro que en esos momentos no tienes la cabeza fría para poder pensar adecuadamente, solo piensas en tus seres cercanos.
¡Carlos Sainz eres un mentiroso de primera! Se dijo así mismo. ¡Victoria estaría orgullosa contigo y furiosa porque no cumples lo que predicas!
¡No pienses en ella, idiota! Se regañó a sí mismo.
—Y déjame decirte que lo hiciste espectacularmente, te recuperaste en las siguiente carreras de una manera impresionante, y dime ¿qué sigue para Carlos Sainz?
—Lo que sigue es seguir trabajando, seguir entrenando, Ferrari me dio una extensión de contrato y mientras yo sea parte de Scuderia Ferrari seguiré buscando ganar podios y campeonatos para ellos.
—Es bueno escuchar eso, porque ahora tenemos a dos españoles en Fórmula 1, Fernando y tú ponen el nombre de España en alto. Ahora, sé que prometí que no iba a hacer preguntas personales, pero creo que la gente merece saber, Victoria... ¿ella y tú en verdad terminaron?
Carlos se puso serio, volteó a ver a Caco, quien se veía furioso, él había especificado que no preguntaran ese tipo de cosas, pero a veces no podía controlar a la gente y con todos viéndolo y escuchándolo, tenía que responder con amabilidad.
—Sí, creo que lo hicimos oficial terminando la temporada. Lo cierto es que ella y yo habíamos terminado mucho antes, pero no queríamos atraer ese tipo de atención y como dije, permanecimos como buenos amigos, así que no fue un problema para ella, ir a apoyarme a las carreras —Carlos fingió su mejor sonrisa.
Era algo que Caco y Lucía habían acordado en decir, que la relación había terminado desde Monza, que fue donde la gente se comenzó a percatarse de sus acciones raras. Además, eso le daba un colchón a Isa para cuando se anunciara el regreso de la pareja.
—Debió de ser complicado para ambos.
—Pudo haber sido complicado al inicio, pero Victoria es una profesional y estoy sumamente agradecido por eso.
—Vaya, eso no lo sabíamos aunque es un rumor que se había especulado en el pasado, supongo que es una exclusiva, entonces, se podría decir que si tú te presentaras en alguno de sus conciertos, todo estaría bien entre ustedes —Risas de todo mundo menos de Carlos, Carlos solo sonrió pero gracias a Victoria y a Lucía conocía las preguntas de trampa, esta era una de ellas.
—No veo por qué debería de haber un problema, claro que ahora ella está ocupada con su tercer disco y no sé si tenga conciertos pronto, pero de ser así, ella sabe que yo estaría en primera fila apoyándola.
Nuevamente se odió por lo bien que mentía.
—Carlos, fue un placer tenerte, en verdad, te deseo lo mejor para la siguiente temporada y esperamos que ese título se multiplique —La entrevistadora se puso de pie y le extendió su mano como despedida, Carlos hizo lo mismo.
El piloto fue a despedirse de todos y luego salió tratando de controlarse.
—¿Les dijiste que no hablaría de mi vida privada? —Carlos le preguntó a Caco en cuanto estuvieron solos completamente furioso.
—Claro que les dije, pero ¿crees que les importa?
Carlos no había hecho oficial su relación con Isa y no pensaba hacerlo por el momento, no hasta la gala de la FIA en unos días.
El piloto se subió a su auto y azotó la puerta al cerrarla, Caco estaba esperando a que él se fuera, para que el agente subiera al de él.
—Vale, entonces ¿qué otra cosa nos falta? —Carlos preguntó ya sentado en el Ferrari con la ventanilla abajo.
—Tienes todavía otras entrevistas esta semana y listo, tus "vacaciones" comienzan. —Carlos asintió y se despidió.
Luego, comenzó a conducir y llamó a Isa desde el auto, la invitaría a almorzar algo.
—¿Isa?
***
Victoria
—¿Bueno? —La persona a la que Victoria había buscado había respondido a la primera.
—¡Harry! Necesito un favor —Victoria no enunciaba muy bien por el alcohol aun dentro de su sistema.
—¿Qué pasó? —Se notaba que no estaba muy feliz con ella llamándolo a esas horas de la madrugada. Tal vez lo había despertado.
—¿Puedes recogerme? Es que no tengo como regresar a mi casa —El productor rodó los ojos desde donde estaba.
—No soy niñera, Victoria —Dijo algo harto, podría ser que él sintiera algo por la cantante, pero no era un tapete.
—Lo sé, pero por favor. Estaba en una fiesta y todo estaba genial, pero luego esta fiesta se puso fea —Ella esperaba que no le colgara, o que mandara a alguien, quien fuera.
—Tampoco soy chofer.
—También lo sé, prometo que no te volveré a molestar —Ella movía sus pies nerviosa mientras se mordía las uñas, en verdad quería regresar a su casa.
Harry suspiró del otro lado de la llamada y dijo: —Vale, envíame tu ubicación, voy por ti.
La rubia lo hizo, con algo de dificultad pues veía su pantalla al doble, pero una vez que la envió, Harry llegó en menos de 20 minutos, era lo bueno de la madrugada, el tráfico neoyorquino era inexistente. Ella se puso de pie al verlo entrar al edificio, pero él abrió mucho los ojos.
—¿Qué mierda te metiste?
Victoria se asustó por su tono, no se había metido nada, podía jurar que no lo había hecho, por un segundo sintió miedo de sí misma. ¿Y si había consumido algo y ella no se acordaba? ¿Y si alguien había puesto algo en su bebida y arruinaba su sobriedad?
—Nada, bueno, he estado tomando vino barato y tequila —Ella dijo mientras que Harry la jalaba hacia una esquina del edificio haciendo que ella caminara a trompicones —Y básicamente cualquier tipo de alcohol que me encontrara y claro que fume, pero no me metí nada. ¡Lo juro!
Victoria se veía claramente ebria, pero después de vomitar se había sentido mejor.
—No me mientas, ¡Estás llena de esa cosa! —Y entonces le señaló toda la coca que estaba en sus pantalones negros, para colmo.
¿Cuándo se había llenado de ella? No, no y no, ella no había tomado nada.
—No es mía, lo juro, yo no hago eso —Ella trataba de defenderse pero no ayudaba a su caso el hecho de que estuviera borracha y que sus palabras se vieran arrastradas.
—Veme a los ojos —Harry le pidió tomando las mejillas de la cantante y Victoria obedeció, y entonces le creyó, las pupilas de alguien drogado no son difíciles de ignorar, se dilataban por completo, las de ella estaban normales, ella estaba limpia a pesar de su estado —Está bien, te creo. ¿Es por eso que me llamaste?
Victoria agachó su cabeza y asintió apenada jugando con sus manos.
—Sí, el ambiente estaba pesado.
Harry la llevó hasta su auto, y una vez que estuvieron ambos adentro, le entregó toallitas húmedas para limpiar el polvo blanco de sus pantalones.
—Gracias —Dijo Victoria una vez que terminó de limpiarse, en verdad se había asustado.
—De nada, pero te recuerdo que no porque estemos trabajando juntos voy a limpiar tus desastres —Ella asintió rápidamente, no necesitaba a otra persona que se preocupara con ella, pero de verdad no sabía qué hacer —A todo esto, ¿dónde está tu niñera?
¿Por qué todo mundo tenía que llamar a Lucía su niñera? Era algo raro y frustrante porque ella en verdad había estado siendo responsable, lo suficiente para que no la insultaran de esa forma llamando niñera a Lucía.
—¿Lucía? Fue a visitar a su hermana embarazada —Harry comenzó a conducir, sin saber bien a donde.
—¿Para dónde vamos? —Preguntó Harry en un semáforo que estaba en rojo.
—La verdad es que quiero irme a mi casa, pero tengo hambre, ¿podemos pasar a una tienda a comprar algo? —El productor volteó a ver a la cantante, mientras trataba de mantenerse enojado con ella, pero no duró mucho.
Victoria era una debilidad para él que trataba de ocultar lo mejor que podía y fallaba cada vez que ella le sonreía sin tener la menor idea de lo que provocaba en él.
—Te llevaré a un lugar mejor —Ella sonrió amable.
—Gracias, aunque, ¿qué puede estar abierto a estas horas? —La rubia sacó un cigarrillo y comenzó a fumarlo. Harry no tenía problema en que ella hiciera eso porque él también fumaba.
—Oh, te sorprendería los lugares que abren todo el rato —Harry comenzó a manejar en cuanto el semáforo cambió a verde, y luego, le robó su cigarro. Victoria sacó otro para ella.
Tampoco se tardaron mucho en llegar, Harry la había llevado a un restaurante de comida mexicana en el Bronx. Los dos se bajaron y entraron al establecimiento, donde se veía a alguna gente comiendo, ellos saludaron y se sentaron en una mesa.
—¿Qué le servimos, güero? —Dijo el señor en inglés, menos el güero, desde atrás de la parrilla.
—Yo quiero 5 de pastor —Harry dijo tratando de pronunciar "pastor" pero el acento era imperdible —Son tacos, ¿de qué se te antoja? Hay algo muy rico que se llama pastor —Victoria no pudo evitar reír.
—Sí los conozco —Ella se acercó a la barra y dijo en español —5 de pastor y un agua de horchata.
—Claro que sí, mi güera —El taquero le respondió en español y comenzó a prepararlos. Eso le ganó una mirada de sorpresa por parte de su productor.
—Mi padre era de México, ahí viví mis primeros años. Te lo dije cuando nos conocimos —Harry asintió. Lo había olvidado por completo —¿Cómo conoces este lugar?
—Ya sabes, me empeño en encontrar los mejores lugares de comida de la ciudad y este lugar está en los primeros veintes —Les dieron sus tacos y cada quien los preparó antes de volver a sentarse.
—Entiendo, en verdad siento haberte despertado —El alcohol se estaba esfumando del cuerpo de Victoria y ahora entendía que no podía llamar a la gente en la madrugada, solo porque ella no sabía cómo regresar a su casa.
—Soy una persona de noche, la verdad es que siempre estoy despierto a estas horas.
—¿En serio? ¡Dios! Yo también, odio despertarme temprano, prefiero mil veces la noche —Victoria dijo para después morder su taco, se sintió como en el cielo —¡Deliciosos!
—Es que así la gente nunca te molesta —Harry la miró mal y ella sonrió apenada soltando una risita —Bueno, la mayoría del tiempo.
Victoria tomó una servilleta y comenzó a servirse más salsa, no picaba mucho, aunque Harry opinaba diferente porque apenas le había puesto unas gotas a sus tacos.
—En verdad lo siento, pero como viste en mi ropa, la gente se estaba poniendo mal, y a mi no me agrada eso —El productor entendió, no necesitaba hacerle preguntas, confíaba en ella.
—Yo tampoco. Recuerdo que cuando entré a todo esto, la gente siempre me ofrecía todo tipo de cosas, pero así como hay mucha gente que consume, hay demasiada que no, solo tienes que encontrarlos —Harry pidió una coca cola para él —¿Por qué llegaste ahí?
—¿La verdad? —El hombre frente a ella asintió —Estaba sola.
Harry volteó a verla, nunca pensó que Victoria se vería patética, pero en ese momento lo hacía.
Desde su rompimiento con Carlos, Victoria se veía más tranquila, se la pasaba escribiendo o leyendo, trabajando con él y no salía a fiestas. Lo cual era completamente diferente a la Victoria que conocía por los tabloides de su pasado.
—Humm, la soledad nos puede hacer cosas de las cuales nos podemos arrepentir.
—Lo sé, créeme no tienes que decírmelo, pero es que no tengo otros "amigos" y si te soy sincera, nunca he sido buena para hacer amigos —Harry frunció el ceño al verla decir eso.
—¿De qué hablas? Pareciera que tú eres el Sol y todo mundo gira a tu alrededor. —Ella sonrió, Harry trataba de ser bueno con ella, pero no entendía. Nadie entendía lo sola que estaba.
—Y dime, ¿el Sol tiene a alguien con quien compartir su vida? —Y en ese momento Harry comprendió.
Ella no quería admiradores, quería amigos, verdaderos amigos.
—Buen punto, ¿sabes cómo puedes conseguir amigos? —Ella negó.
—Harry, soy hija única y me educaron en casa, está claro que no sé socializar con la gente —Eso hizo reír a ambos —Además, mi madre dice que todo mundo es competencia.
Harry soltó una risa, porque la madre de Victoria era una mujer peculiar, pero no podía verla diciendo eso.
—¿Más tacos? —Los dos asintieron y pidieron más, luego continuaron con su conversación.
—Para hacer amigos, solo debes de hablarle a la gente ¿hablas con alguien? —Victoria pensó por un segundo, ella normalmente no hablaba con nadie y nunca comenzaba una conversación, solo por que sí —Alguien con quien no trabajes.
—No en realidad —Victoria dijo algo apenada.
—Ahí está el problema, porque mira, eres muy agradable, deberías de intentarlo, pero por favor, haz amigos que no te lleven a cosas raras, no voy estar siempre para llevarte a comer tacos —Ella sonrió.
—Vale, vale, ya entendí —Victoria dijo entre risas, a Harry no le gustaba que lo molestaran, y en realidad ¿a quién sí?
—Ahora, ¿te llevo a casa? —Harry preguntó y ella asintió.
—¿Nos da la cuenta por favor? —Victoria la pidió, lo menos que podía hacer era pagar por la cena.
***
Carlos
—Aquí está su cuenta, Sr Sainz —La mesera le estaba poniendo una carpeta con tu ticket dentro y él colocó su tarjeta para poder pagar.
Había terminado de almorzar con Isa como habían quedado.
—Estuvo delicioso, amor —Isa comenzaba a revisar que no tuviera ninguna mancha en un pequeño espejo antes de irse del establecimiento donde estaban.
Carlos la veía analizándola de pies a cabeza, siempre hacía eso con todos, era una costumbre.
—¿Te gustaría hacer algo? —Carlos preguntó, está vez trataba de esforzarse, de no alejarla como lo había hecho la última vez.
—Mmm, tengo unas cosas que hacer del trabajo, pero ¿qué te parece si después vamos a jugar tenis? Me vendría bien un poco de ejercicio —Ambos sonrieron.
—Me parece una excelente idea.
El madrileño fue a dejar a su novia hasta su trabajo y luego se dedicó a estar con su familia, le gustaba volver a pasar tiempo con ellos, había decidido ayudar con su padre en el circuito de karting que tenían, no iban mucho, pero cuando iban se dedicaban a resolver problemillas que hubiera, todo para mejorar el lugar.
Después de revisar que todo estuviera en orden, su padre y Carlos estaban hablando en la oficina. Disfrutaba estas pláticas, su padre, había sido para él, padre (obviamente) entrenador, guía y ahora, lo consideraba un amigo.
Carlos trataba de sanar la relación con él, tratar de hablar como antes, quitarse ese resentimiento que tenía contra él desde que lo había desplazado por su mal comportamiento.
—¿Todavía te hacen falta muchas entrevistas? —Su padre decía mientras jugaba con un muñeco antiestrés para distraerse.
—Algo así, creo que ya son pocas —Carlos dijo y su padre asintió. El señor Sainz tampoco era fan de estar frente a una cámara.
—Y... ¿cómo sigues? —Carlos sabía por qué preguntaba esto.
Desde ese día en su departamento, su padre no había preguntado sobre qué había pasado, pero suponía que era el momento de hacerlo.
—Estoy bien.
El señor Sainz esperó un momento pensando si lo que haría a continuación era algo prudente, pero Carlos le había dicho que las cosas entre la cantante y él habían terminado "bien" y bueno, su pregunta tenía dos propósitos, uno, para ver si era cierto y dos, para saber de ella.
—Siento preguntar esto, pero ¿sabes algo de ella? —El señor Sainz preguntaba por Victoria, no tenía que decir su nombre para saber qué se refería a la cantante.
—No.
Carlos respondió serio, desde esa vez en su departamento no había sabido nada de ella. Lo cual era algo obvio, no esperaba que Victoria estuviera mandándole mensajes, pero había otra cosa.
Victoria parecía haber desaparecido de la faz de la tierra, la cantante no estaba activa en ninguna de sus redes sociales y parecía que se volvía invisible frente a las cámaras, ninguna foto de algún paparazzi había aparecido desde esas fotos que les tomaron a ambos en el aeropuerto de Madrid.
—Vaya, ¿estaba trabajando en su álbum? ¿No es así? —Carlos asintió esperando que su padre cambiara de tema, hablar de la cantante lo sacaba de sus casillas.
Suponía que era cuestión de tiempo para que el nombre de la cantante volviera a aparecer en su vida. Para el padre de Carlos, Victoria también se había convertido en una persona querida, una amiga y una joven a la cual quería ver triunfar y ser feliz.
—¿Y sobre la otra noche? —Claro, la noche que su cuerpo había decidido traicionarlo.
—Bien, me refiero, ya pasaron varios días, me siento mejor —Carlos dijo serio, aunque mentía un poco.
Algunas veces recordaba lo que la cantante le había dicho, ese día que lo fue a buscar, y repasaba cada una de sus palabras, pero nada más en eso se quedaba, todavía no recordaba en su totalidad lo que ella le había dicho y al pensar en ella, su cara seguía viéndose borrosa para él.
—Tu madre y, sinceramente, los padres de Isa y yo creíamos que pedirías su mano durante la cena —Carlos sabía que era lo que ellos esperaban y claro que las expectativas habían crecido por esa invitación.
Además ¿a quién engañaba? ¡Era exactamente lo que iba hacer! Si no hubiera sido por Victoria y su confesión, si no hubiera sido por su estómago.
—Sí bueno... —El piloto se rascó la nuca buscando una salida, ¿ahora qué? —La verdad, Isa y yo apenas regresamos. ¿Sabes? Creo que es algo apresurado pedirle matrimonio.
—Pero joder, Carlos, si llevan más de seis años juntos —Su padre rió divertido, pero su hijo no lo hizo —En ese caso...
Sin decir nada más, su padre abrió uno de los cajones de su escritorio y sacó la cajita que había estado guardando religiosamente por días. Carlos supo en ese momento quien la había encontrado.
¡Genial! Ahora venía un sermón. Por un segundo prefirió que Isa lo hubiera encontrado, sabía que con ella, al menos, se liberaría más fácil.
—Suponía que creías que no era tan apresurado si esto estaba en tu bolsillo esa noche —El señor Sainz comentó tomando la caja para abrirla —¿Puedo?
—Adelante —¿Qué más daba? Ya estaba ahí.
El padre de Carlos obedeció y vio a detalle el anillo. Era un anillo de oro blanco con tres diamantes, el de en medio más grande que el otro.
—¿Desde cuándo lo tienes? —El padre de Carlos preguntó con precaución, tal vez, el anillo lo había comprado desde antes, para alguien más... para una cantante rebelde y problemática.
—Lo compré en Abu Dhabi —Carlos soltó mirando hacia la pared, no quería ver esa cosa por el momento —Después de tu discurso sobre el deber y el futuro...
El piloto colocó sus manos sobre su cara cubriéndose los ojos.
El señor Sainz aprovechó para voltear a ver a su hijo, estaba con sus ojos cubiertos, su tono era de hartazgo y parecía que solamente quería que el tema terminara. Vio el anillo por una última vez y le pareció un buen anillo, apropiado para Isa, pero por la cara que su hijo acababa de hacer, no se veía muy entusiasmado.
—Ya veo. Ten. Si no lo vas a entregar pronto, lo mejor será que lo guardes bien, no querrás que alguien más lo vea —El padre de Carlos dejó la cajita cerrada frente a él y Carlos lo tomó asintiendo.
—¿Mamá lo vio? —Carlos preguntó tomando el anillo y guardándolo en su bolsillo y el señor Sainz asintió —¡Genial! Ahora estará emocionada —Rodó los ojos, ¡claro que su madre lo había visto! Era el puto chiste y el colmo.
Después de eso, el madrileño se puso de pie y se despidió de su padre, tenía planes para verse con Isa. Aunque primero, debía de ir a guardar eso, fue hasta su departamento y lo dejó en una caja fuerte que tenía ahí.
Una vez que estuvo seguro de donde lo había dejado, salió de ahí para encontrarse con su novia. Al llegar al club, Isa ya estaba ahí, al parecer había invitado a unos amigos, como cita doble.
—¡Carlos! —Los tres saludaron al recién llegado, él fue a cambiarse rápido y salió de nuevo.
—Estamos listos para destruirlos —El piloto madrileño tomó a su novia de la cintura y se dispuso a jugar, olvidando todo. Incluida la plática con su padre.
Sus contrincantes sacaron y el juego comenzó, al inicio se tardaron en lograr comunicarse pero conforme el juego continuaba Isa y Carlos comenzaban a trabajar más como equipo, después de varios juego, ellos iban invictos, Carlos estaba sudando a mares a pesar de que el invierno comenzaba en España.
—Tiempo —Dijeron los otros dos.
Carlos aprovechó para ir por agua y unas toallas, para él e Isa.
—¡Dios! Hace mucho tiempo que no jugaba así —La rubia dijo con una sonrisa, su cara estaba completamente sonrojada por el esfuerzo y de su coleta salían algunos mechones de pelo rebeldes y al igual que el madrileño sudaba a mares.
—¿Qué? ¿Ya no tienes condición? —Ella negó tomando agua —Vamos, mi amor, si podemos ganarles.
—Ya sé que si podemos, pero joder, no vuelvo a decirte que juguemos, eres muy competitivo —Eso hizo reír a Carlos mientras Isa seguía tratando de recuperarse.
—Dale, venga mi amor un set más y listo —Carlos le decía a Isa que estaba tomando agua.
***
Victoria
—Pero ya no quiiiiiero —Victoria rogaba desde atrás de la cabina, ella creía que la toma anterior había quedado perfecta, pero Harry le insistía en repetirla.
Así de perfeccionista era, tal vez hasta un poco más que ella.
—Vamos Vic, una más y ya —Harry habló por el micrófono esperando que Victoria cumpliera, claro que lo haría, solamente se quejaría un poco más, así era ella.
—Está bien —La cantante se volvió a poner los auriculares y comenzó, repetía una de las primeras canciones que había escrito.
Después de la fiesta donde Harry había ido por ella, Victoria no había regresado a nada de ese mundo, junto con Harry se había dedicado a seguir escribiendo sus canciones, además de que el productor le enseñaba un poco sobre su trabajo, así ella aprendía más cosas y se mantenía ocupada.
Victoria terminó de cantar y Harry le dio el visto bueno con un pulgar arriba. Después de eso, pudieron pasar a la siguiente canción.
Ese día habían terminado algo temprano, Harry se había quedado a revisar el material, pero Victoria era libre de hacer lo que ella quisiera. Así que decidió que de camino a casa pasaría por una librería esperando encontrar otra distracción y algo entretenido que leer.
Una vez que entró, fue directo a la sección que le gustaba, terror/suspenso.
Ya había revisado los libros que había por ahí y aunque ya llevaba dos en sus brazos, no se sentía satisfecha con su selección, estaba por cambiar de pasillo cuando vio a una chica sosteniendo su libro favorito y recordó lo que Harry le había dicho, sólo tenía que hablar.
—Ese libro es muy bueno —Victoria dijo y se quiso golpear al ver que había sido ignorada por la muchacha.
Estaba a punto de salir corriendo cuando la joven le habló.
—¿Disculpa? —La chica se volteó a verla quitándose sus audífonos inalámbricos, los cuales ella no había notado por su cabello largo.
—Ah, nada más decía que ese libro es muy bueno —La chica frente a ella sonrió.
—Entonces me lo llevo, ¿qué llevas tú? —Victoria le enseñó los dos libros que había escogido un tanto tímida.
¿Hacer amigos siempre se sentía así de complicado e incómodo?
—Uy, no te recomiendo ese, no pasa nada hasta las últimas 100 páginas, creéme —La mujer señaló uno y Victoria lo dejó a un lado, las dos rieron —Mi nombre es Tammy ¿El tuyo?
¿En verdad no la reconocía? Eso era bueno, ¿no? ¿Podría ser ella su nueva amiga? Tenía que intentarlo, ¿no? Tal y como Harry le había dicho.
Dios, odiaba que su madre nunca le enseñara a socializar de forma normal, de alguna forma sintió que tenía que demostrar que era la mejor para el trabajo, como en una audición: Hola mi nombre es Victoria y estoy aquí para el papel de amiga.
Se borró ese pensamiento y dijo su nombre.
—Victoria —Claro, ella era famosa, se dijo Tamara en su mente.
¿Por qué una superestrella le estaría hablando? Sabía que la cantante era bisexual, esperaba que no le estuviera coqueteando porque ella tenía novio y era malísima para rechazar a la gente, eso incluída cantantes superfamosas y hermosas como Victoria.
—Eres... —Mierda la había reconocido y ella retiró su mirada de la joven esperando que no gritara o actuara raro.
Victoria se puso seria y Tammy lo notó.
Raro, pensó Tammy. Uno supondría que esa mujer usaría su fama para llegar a algo, parecía todo lo contrario.
—Sí, pero ¿podemos fingir que no sabes quien soy? Solo quiero tener conversaciones sobre libros y ya —La rubia admitió algo derrotada, esperando que no le pidiera una foto y se fuera.
Hasta donde ella sabía, así no funcionaban los amigos.
—En ese caso, ven —Tammy sonrió para volver a hacerla sentir cómoda, fue hasta el otro pasillo sin saber si Victoria la estaba siguiendo y agarró un libro para después entregárselo al ver que lo había hecho —Este libro es muy bueno si quieres leer algo de terror. ¿Qué te parece si lees esto y yo leo tu recomendación?
—Me parece perfecto, ¿en dos semanas crees terminarlo? Podríamos reunirnos después a discutirlos —Victoria preguntó nerviosa mientras Tammy abría sus ojos por la sorpresa.
De verdad no sabía cómo rechazarla, pero ¿eso era un coqueteo? No parecía serlo.
—Yo...
—No te estoy coqueteando —Victoria podría reconocer a una mujer heterosexual a kilómetros —Es solo que nunca tengo con quien comentar mis lecturas.
Nunca tengo con quien comentar nada, Victoria pensó, pero no lo dijo.
—Eso me encantaría, nunca he tenido un club de lectura, pero suena a que eso es. —La rubia rió tímida.
Las dos intercambiaron números y Victoria solo esperaba que la chica no lo vendiera a la prensa, pero parecía ser buena persona, luego, cada quien se fue por su lado.
Dos semanas después, las dos se reunirían en una cafetería para hablar de sus respectivos libros, y después, decidirían pasar por otros, también decidirían qué se volverían a reunir, está vez en el departamento de Tammy, Victoria diría que ella llevaría comida.
La rubia estaría detrás de la puerta de Tammy, se veía que era un edificio diferente a los que ella acostumbraba, pero lindo.
Victoria estaría nerviosa, traería una charola con comida cubierta por papel aluminio, luego, respiraría profundamente.
Y cuando se sintiera lista, tocaría la puerta.
***
Carlos
Carlos tocó la puerta de un departamento de sus amigos, Isa estaba detrás de él tratando de esconder su sonrisa y no arruinar la sorpresa. Al piloto le habían dicho que era una cena tranquila con amigos, pero no esperaba una fiesta.
En cuanto se abrió y Carlos entró, todo mundo gritó: ¡Sorpresa!, tirándole confeti, gritando y yendo a saludarlo, haciendo que el piloto diera un brinco por el susto para después sobreponerse y saludar a todos.
Al parecer sus amigos habían planeado una fiesta sorpresa e Isa estaba detrás de todo esto.
—¿Tú sabías? —Carlos preguntó con una sonrisa divertida a su novia mientras ella negaba riendo, terrible mentirosa que era.
—Puede que me hayan dicho, pero lo planearon ellos —Carlos se sintió conmovido y le depositó un beso en la frente para después tomar su mano y entrar por completo al lugar —No puedo robarme el crédito.
El departamento estaba decorado con dorado y rojo, globos por todo el suelo, una mesa de bocadillos y bebidas. Todo al gusto del piloto. Había un cartel que decía "Carlos Campeón 2022" Todo mundo lo saludaba y le daba uno que otro golpe de aliento, lo abrazaban y le decían lo orgullosos que estaba de él.
Carlos no soltaba la mano de Isa para no perderla en ese mar de gente, porque aunque había caras conocidas, algunas no tenía la menor idea de quienes eran.
—Gracias por esto, chicos, es increíble. Pero venga que no quiero ponerme sentimental y divirtámonos —Y con eso la fiesta comenzó.
Al inicio, la parejita había estado junta, pero pronto Isa se fue a platicar con una de sus amigas, mientras que Carlos hacía lo mismo con sus amigos.
—¡Carlos! —Caco había llegado y había traído más cervezas.
—Hermano —El piloto lo saludó feliz, ya el alcohol le estaba afectando —Que bueno es verte.
—Disfruta que es tu fiesta, te lo ganaste —Y Caco se unió a la conversación.
La noche avanzó y Carlos había pasado un rato con todos, conociéndolos, riendo, inclusive había bailado. En ese momento estaba hablando de lo que se vendría para la siguiente temporada para él y Ferrari. Todo el mundo lo escuchaba emocionado a pesar de que ya estaba arrastrando las palabras.
Estaba hablando con uno de sus amigos, prácticamente gritando porque la música estaba muy fuerte y entonces, comenzó la siguiente canción haciendo que Carlos se congelara.
You're on the phone with your girlfriend, she's upset
she's going off about something that you said
Fue como si de golpe se hubiera puesto sobrio, era la primera vez que escuchaba la voz de Victoria en días.
No solo el piloto se había quedado completamente quieto, las voces del lugar se apagaron, todo mundo sabía que Carlos había salido con la famosa cantante Victoria Ellis y por un juego macabro del destino su canción había comenzado.
—¡Perdón! —El DJ la quitó en cuanto se dio cuenta cómo el humor había tomado un rumbo drástico y puso otra cosa —Estaba en aleatorio.
El anfitrión se acercó hasta el DJ para regañarlo por no fijarse antes, desde que estaba planeado la fiesta le había pedido que no hubiera ninguna canción de ella, mucho menos cuando todo el círculo interno de Carlos ya sabía que habían regresado con Isa.
El piloto le dedicó una mirada a su novia, ella estaba viendo a la nada, ¿el fantasma de Victoria siempre iba a perseguirlos? No es como que pudieran deshacerse de ella. Tarde o temprano escucharían sus canciones en la radio, verían publicidad con su cara en ella, Victoria regresaría a Madrid a dar concierto.
Carlos fue hasta ella para ver que estuviera bien, Isa había estado rara los últimos días y esperaba que esta cena (ya que él creía que eso era) mejoraran las cosas entre ellos.
—¿Estás bien? —Él preguntó mientras ella lo volteaba a ver y sonreía.
—Sí, es una buena canción —La española soltó una risita para aminorar la tensión del momento.
Lo cierto era que desde hace tiempo, había sacado todas las canciones de Victoria de su playlist, no es que le hubieran dejado de gustar, es que simplemente no podía escucharlas y el solo hecho de que en el siguiente disco hablaría de Carlos la hacía querer llorar de frustración.
—Ve con tus amigos, amor. Ahorita nos vemos —Isa le regaló otra sonrisa para tranquilizarlo y así fue.
—Si te sientes incómoda o te sientes mal, me dices y nos vamos —Carlos le aseguró y ella asintió en silencio para continuar con su plática con sus amigos.
Carlos por otro lado, ya tenía ganas de irse, su buen humor se había arruinado por completo, agarró una botella de cerveza y la abrió para comenzar a tomarla de fondo. Sin que nadie se diera cuenta, se escabulló hasta un balcón, había poca gente que no conocía por ahí, pero al verlo lo saludaron y continuaron con su conversación, él solamente quería un poco de aire fresco.
Lo que Carlos no sabía, era que Caco lo había notado.
El agente del piloto fue hasta él para verificar que todo estuviera en orden, sabía que no era así, pero bueno.
—¿Te estás divirtiendo? —Fue así como Caco se hizo notar, Carlos soltó una risa apagada al escucharlo.
Claro que se había estado divirtiendo, hasta que había pensando en la rubia de ojos castaños.
La cosa era que desde hace días así era su vida, cada vez que pensaba en Victoria su día se arruinaba y ahora, con varios tragos encima, bueno, sus sentimientos estaban a flor de piel.
—¿Sabes algo de ella? —Era la primera vez que ambos hablaban de Victoria, Carlos no le había dicho a su primo que la cantante había ido a buscarlo y no pensaba hacerlo.
—No.
—No me mientas, por favor —El "por favor" salió como un ruego, Caco sintió lástima por su primo.
Siempre pensó que Victoria sería la que más sufriría sin Carlos, ahora se daba cuenta que a lo mejor estaba equivocado.
—Sé por Lucía que llegaron a Nueva York, ahora Lucía está de vacaciones con su hermana y ya. No sé nada más.
—¿En serio? —El madrileño volteó a ver a su primo para ver si estaba mintiendo o no, parecía ser que decía la verdad.
—Victoria no responde los mensajes —Caco admitió haberle enviado alguno, pero no había recibido respuesta por parte de la cantante, supuso que no quería nada que ver con ellos.
Carlos agachó la cabeza, esperaba que al menos su primo supiera algo de ella, ¿estaría bien? ¿estaría comiendo? Probablemente estuviera trabajando como loca, ¿Dormiría por las noches?
—Victoria me hacía reír —Carlos admitió sintiendo como las palabras se le escapaban de su boca sin filtro.
—Tenía un sentido del humor retorcido —Caco admitió con una sonrisa en el rostro pensando en todas las veces que Victoria se burlaba de él.
—No muchos entendían su sentido del humor, pero ella en verdad me hacía reír, al punto de que una vez casi me orino.
Caco volteó a verlo con sorpresa mientras que su primo continuaba con su pequeña anécdota.
—Lo peor es que le había dicho que tenía ganas de ir al baño y ella solamente seguía haciendo chistes para provocarme —Carlos tomó un descanso tomando un trago de su cerveza que estaba por acabarse —No creo que yo la hiciera reír nunca, no de la misma forma que ella a mí. Soy patético y no soy gracioso.
Caco no supo qué decir a eso, Carlos podía ser muy cuadrado cuando se lo proponía.
—Hace mucho que no la escuchaba reír, no a carcajadas con lágrimas en los ojos, solo eran risitas amables mientras negaba con su cabeza —Carlos no sabía si Caco le estaba prestando atención o no, porque para este punto parecía que estaba hablando consigo mismo.
Había sido horrible con ella, pisoteándola todo el tiempo y ella simplemente seguía ahí, a su lado apoyándolo.
—Ella estará bien, Carlos —Caco puso su mano en el hombro de su primo y siguieron hablando de otros temas triviales.
Isa, por otro lado, había perdido de vista a Carlos. A pesar de que estaba hablando con sus amigos, de vez en cuando buscaba a su novio con la mirada solo para asegurarse de que ahí estuviera. Y cuando dejó de verlo, comenzó a preocuparse.
—Cuidado Isa, que ya sabemos que a Carlos le gusta mirar el catálogo —Una de las chicas con las que estaba comentó burlona, ella ni siquiera era su amiga —Tal vez ya escogió algo nuevo que probar.
Todo el mundo en Madrid sabía de las antiguas salidas de su novio, ¡Dios! Otra humillación más que soportar.
La rubia la ignoró y comenzó a preguntar por Carlos, parecía ser que nadie lo había visto y mientras más tiempo pasaba sin verlo, sentía una presión en su pecho. ¿Y sí de verdad había encontrado con quien pasar la noche?
Carlos nunca le había sido infiel, pero ya había coqueteado antes con algunas chicas y luego estuvo ese beso raro que compartió con Victoria. Antes ella no había desconfiado de su novio ¿por qué lo hacía ahora? El alcohol la estaba haciendo actuar como una neurótica.
Sin preguntar nada caminó hacia los cuartos esperando no encontrarlo ahí, abrió cada puerta y aunque interrumpió a dos parejas, Carlos no estaba en ninguna de ellas. ¿Y si la había dejado ahí? No, Carlos no haría eso.
Fue entonces que lo vio entrando al departamento desde el balcón con Caco a su lado. Ambos venían platicando y riendo de un chiste que Caco había dicho.
Isa sintió como respiraba, para empezar, no sabía que había dejado de hacerlo. Sin pensarlo fue hasta él y brincó haciendo que Carlos abriera sus brazos para recibirla.
—Vámonos de aquí, amor —Era un ruego, quería alejarse de todos y estar solos.
Carlos obedeció y Caco los acompañó a esperar un taxi, pues estaba claro que ninguno de los dos estaba en condiciones de conducir, mañana Carlos pasaría por su auto.
Al llegar al departamento de Isa, que era el que estaba más cerca, ambos venían besándose apasionadamente, Isabel necesitaba tenerlo cerca, necesitaba sentir su cuerpo y recuperar esa intimidad que tenían.
Carlos estaba correspondiendo el beso, la tomaba por la cintura mientras que con su lengua la obligaba a abrir la boca para profundizar lo que estaba sucediendo entre ellos.
A trompicones llegaron hasta la cama de la rubia y las prendas comenzaron a volar, de alguna forma se movían desesperados tratando de cumplir, seguían completamente ebrios y buscando la forma de comenzar esto.
Carlos ayudó a Isa a colocarse sobre la cama continuando con el juego previo y cuando ella no soportó más, le pasó un preservativo para que se lo colocara.
—¿Carlos? —La mujer preguntó al ver que su novio se estaba tardando más de lo normal en ponérselo.
—Ya voy —Carlos estaba desesperado buscando la forma de ponérselo, pero no estaba listo —Lo juro, dame unos segundos.
Trató de mejorar la situación con su propia mano, pero parecía que esa erección simplemente no iba a llegar. Isa solo veía a Carlos y supo que no había más que hacer por esa noche.
Y no solo por esa noche, ya no había nada más que hacer.
—Lo siento Is, sé que querías —Carlos se sentía pésimo, no era posible que no podía cumplirle a su novia.
¡Su novia! A la cual había elegido.
—No te preocupes —Isa se puso de pie dándole la espalda, no podía verlo en ese momento, sin decir nada tomó una pijama y se metió al baño.
Carlos se tiró a la cama y después de unos segundos se pudo de pie para tomar un poco de ropa que tenía en el closet de Isa.
Cuando Isa salió del baño, Carlos ya estaba en la cama, con ropa puesta y los ojos cerrados, fingiendo estar dormido para no tener que hablar de lo que había sucedido. Isa, por otro lado, se acostó a su lado pensando:
¿Ahora cómo terminaba todo? La primera vez le había costado bastante, nunca pensó que lo tendría que hacer por segunda vez, pero había sido suficiente.
Su relación con Carlos era un caballo moribundo que había estado arrastrando por mucho tiempo esperando que mejorara con el tiempo. Carlos lo había hecho con ella, ambos habían arrastrado a ese pobre caballo hasta matarlo de cansancio.
Isa pudo dormir hasta que el cansancio la venció.
Y Carlos solo sentía el cuerpo de Isa a su lado, esa noche él no durmió, solamente pensaba que había hecho la cosa más estúpida de su vida.
Él creía que regresar con Isabel sería una buena idea, porque llevaban años juntos, porque tenían cosas en común y porque el sexo era bueno. Ahora ni siquiera eso podían compartir. Estaba claro que no había nada más que los uniera.
A la mañana siguiente, los dos se despertaron y fingieron que todo estaba bien, Isa le preparó el desayuno a su novio y mientras Carlos trataba de comer para no verse grosero (aunque en el fondo sólo podía sentir náuseas), Isa trataba de encontrar las palabras correctas para decirle a su novio que ya no quería continuar.
Y justo cuando creía que podía hacerlo, las palabras de su madre regresaban:
Ya no hay hombres decentes como Carlos, él es tu mejor opción, no puedes empezar de cero a tus 28 años Isabel.
Y entonces, se quedaba callada, porque el miedo la paralizaba.
—Ya me voy, Is —Carlos se había cambiado y estaba tomando las llaves de su auto, su cartera y llaves de su casa —Tengo que pasar por el Ferrari y tengo que ver unas cosas del trabajo.
—Claro, amor. ¿Nos vemos después? —La joven sonrió y él la imitó asintiendo.
—Sí, te mando mensaje cuando me desocupe —Se acercó a darle un beso casto en los labios y los recuerdos de la noche anterior regresaron.
En cuanto salió fue como quitarse un peso de encima, se sentía aprisionado en esas cuatro paredes. Iba a pedir un taxi, pero se sintió con ganas de caminar y así lo hizo.
Fue hasta el metro y trató de recordar cómo usarlo, hace mucho que no lo usaba por sí solo. La última vez había sido con Victoria cuando ella insistió en usarlo. Carlos se perdió varias veces y tuvo que hacer varios transbordos para ubicarse.
Cuando salió del metro descubrió que había terminado del otro lado de la ciudad, era un inepto que ni usar el metro podía.
Completamente molesto consigo mismo, comenzó a caminar sin rumbo tratando de calmarse hasta que nuevamente, por un juego del destino, terminó nuevamente frente al edificio de la psicóloga de Victoria.
Iba a ignorarlo y continuar con su camino, pero ya no podía ignorar que estaba mal, completamente mal.
Sin decir nada, entró al lugar y tomó asiento en la sala de espera, la recepcionista le dijo que no podía recibirlo sin cita, pero Carlos dijo que sería rápido.
Cuando la doctora terminó con un paciente se sorprendió al ver a Carlos Sainz sentado en su consultorio con la mirada perdida, las manos en los bolsillos.
—¿Señor Sainz? —Escuchar su nombre lo hizo reaccionar.
—Doctora, buenos días —El piloto se apresuró a ponerse de pie y a poner una sonrisa en su cara extendiendo su mano para saludarla.
—Buenos días, ¿hay algo en lo que pueda ayudarte? —La mujer preguntó confundida, pues no esperaba tener al más reciente campeón del mundo ahí por ella.
Como todo mundo, ella había escuchado la noticia del rompimiento entre Victoria y Carlos, claro que la doctora sabía toda la situación a la perfección y sabía que todo era más complicado de lo que la gente esperaba.
La misma Victoria había pasado a despedirse de ella e inclusive estaba en contacto con la cantante para ayudarle a comenzar a buscar otro psicólogo allá en Nueva York y que ella pudiera continuar con su terapia. En cuanto lo encontrara, le enviaría su expediente.
—Ummm —Carlos no sabía como comenzar a hablar, luego volteó a ver a la recepcionista y la doctora supo que el hombre no se sentía cómodo.
—¿Te parece si entramos al consultorio? Tengo unos 20 minutos antes de mi siguiente cita —El piloto asintió en silencio y comenzó a caminar al consultorio —Me avisas cuando llegue, no me tardo.
La doctora le informó a su recepcionista y cerró la puerta detrás de ella.
Carlos estaba de pie viendo el lugar, estaba muy bien alumbrado y ventilado, había dos sillones de cuero café frente a frente. Por alguna razón, él esperaba un diván donde la gente se acostaba a monologar.
Una de las paredes estaba repleta de libros y al fondo había un escritorio, pero parecía que casi no lo usaba.
—Carlos, toma asiento, por favor —La mujer le señaló uno de los sillones y él obedeció —Ahora sí, dime en qué puedo ayudarte.
El madrileño respiró y habló después de unos segundos —¿Sigue atendiendo a Victoria?
La mujer sonrió apenada —Sabes que es algo que no puedo decirte. No discuto información sobre mis otros pacientes.
—Lo sé, pero es que mi respuesta depende de eso —Carlos estaba haciendo el esfuerzo de hablar con aquella mujer, pero la psicóloga no se lo ponía fácil.
Ella lo analizaba, el pobre estaba pálido, tenía unas ojeras enormes y pasaba sus manos sobre sus jeans sobando sus piernas nerviosamente, parecía que se limpiaba el sudor periódicamente.
Supuso que podía revelar solo un poco sin violar la confidencialidad de la cantante.
—Victoria, no se si sepas, ha regresado a Nueva York y estamos comenzando la transición para buscarle un nuevo especialista que pueda continuar con su tratamiento ya que ella así lo prefiere.
Carlos asintió analizando las palabras de la psicóloga.
—Pero entonces hasta que no encuentre un psicólogo nuevo sigue viéndola —La mujer suspiró cansada al ver lo terco que era ese hombre.
—Por el momento sí. Virtualmente, pero sí.
Nuevamente, el piloto asintió y después de unos minutos en silencio habló:
—Creo que necesito ayuda, pero no quiero ir con la misma psicóloga que Victoria.
¡Lo había dicho! ¡Había pedido ayuda en voz alta! Y no sabía cómo sentirse al respecto.
—No me mal entienda, no tengo nada contra usted, pero creo que podría tener una idea preconcebida de mí por lo que ella pudiera decirle y no quiero eso.
—Soy una mujer que sabe hacer bien su trabajo señor Sainz. Soy una profesional —Carlos iba a interrumpirla, pero la doctora alzó una mano en el aire para que se quedara callado —Sin embargo, puedo entender sus preocupaciones y creo que necesita sentirse cómodo con su especialista para que pueda ayudarlo.
La doctora se puso de pie y fue hasta su escritorio, Carlos la veía sacar una agenda en silencio.
—Tenga —La mujer le entregó varias tarjetas de presentación, eran máximo 4 —Colegas míos a los que les tengo absoluta confianza y sé que pueden ayudarlo. Pruebe con alguno y vea con quien se siente más cómodo.
El madrileño revisó todas las tarjetas rápidamente y las guardó en el bolsillo de su pantalón regalándole una sonrisa a la mujer.
—Gracias —Carlos se puso de pie y nuevamente extendió su mano para despedirse.
—Cuídese mucho, señor Sainz y felicidades por el campeonato —La mujer comenzó a escoltarlo hasta la entrada.
—Gracias —El piloto agradeció la ayuda y salió de ahí.
Al salir revisó las tarjetas, esa tarde se pondría a hacer citas para comenzar a analizar quién podría ayudarlo, tenía que sentirse cómodo, o al menos eso le habían dicho.
Sin decir nada más, las guardó nuevamente y volvió a entrar al metro.
***
Victoria
Victoria iba saliendo del metro para ir hasta su apartamento.
Había tenido un día sumamente cansado, pues estuvo todo el rato trabajando con Harry, ni tiempo de comprar algo de comer había tenido. Ya pediría algo a domicilio.
Subió el elevador de su edificio mientras pensaba que podría comer, pero una sorpresa la esperaba al llegar a su departamento. En cuanto cruzó la puerta se dio cuenta.
¡Estaba hecho una mierda!
—¡Bodoque! —Victoria gritó completamente furiosa.
Su gato había arruinado todo el departamento, había destrozado sus cortinas, abrió los cojines de su sillón sacando el relleno, tiró sus lámparas haciendo que se rompieran, destruyó algunas revistas que tenía en una mesa cafetera.
En la cocina había tirado los platos que había lavado antes de irse, su plato de comida estaba volteado y las croquetas estaban tiradas por todo el suelo, además de que estaban mojadas porque también había vaciado su plato de agua.
Victoria fue tras su gato y cuando trató de agarrarlo le rasguñó la mano con sus garras haciéndola sangrar.
—¡Ay! —Ella gritó de dolor y por ese mismo grito, su gato había terminado debajo del sillón sin intenciones de salir.
La cantante se espantó ¿qué le había pasado a su gato para que comenzara a actuar de esa forma? Bodoque nunca se había puesto tan violento contra ella. Tal vez cuando era un gato joven le había dado uno que otro rasguño, pero esto era horrible
—¿Bodoque? —Victoria se agachó para sacarlo del sillón y solo vio sus ojos naranjas y cómo le enseñaba sus dientes como advertencia de que no temía volver a herirla —¿En serio? ¿No vas a salir?
La rubia comenzaba a enojarse, no tenía tiempo para los berrinches de su gato.
—¿Es por qué ya no tienes pasto como en Madrid? —El gato no hizo ruido alguno —¿Es por qué no esta Carlos? —En cuanto Bodoque escuchó el nombre del gato maulló fuertemente —¿Es por eso? ¿Por Carlos?
Bodoque volvió a maullar.
Victoria quiso regresar a Madrid a ahorcar a Carlos, ¿cómo era posible que su gato lo prefiriera? Carlos ni siquiera lo quería al inicio. ¡Ella había sacado a Bodoque de la basura y era este el recibimiento de su parte!
—Bodoque, escúchame bien porque no pienso repetirlo —La rubia estaba agachada aún viendo a su gato escondido en su sillón —¡ÉL NO VA A REGRESAR! ¿Ok? No importa cuantos sillones rompas o cuantas platos tires, Carlos eligió a alguien más y tú no tienes la culpa de que lo hiciera.
Bodoque maulló y la miró con ira en sus ojos. Fue ahí donde a Victoria se le llenaron los ojos de lágrimas
— Volvemos a estar tú y yo y nada más. Siento no ser suficiente para ti, de verdad, pero entre más rápido entiendas eso, mejor será para ambos —Victoria habló como si hubiera perdido un combate.
La cantante se puso de pie y vio gotas de sangre caer en el suelo, era su sangre. Ya había manchado su sillón y su alfombra, pero no importaba, tendría que conseguir cosas nuevas.
Corrió a lavarse y se hizo una curación rápida, mañana antes de ir al estudio pasaría por algo para ver que no se infectara.
La cantante pidió algo de comer y comenzó a recoger su casa mientras esperaba, su gato no salió en ningún momento.
Estaba terminando de recoger los pedazos de una lámpara cuando la puerta sonó. Su comida iba llegando.
***
Carlos
—¡EH! ¡Carlos ha llegado! —Anunció uno de sus amigos en cuanto le abrió la puerta.
Era uno de los que había organizado la fiesta.
Ahora que estaba de vacaciones y había terminado de dar entrevistas, decidió que se juntaría con unos amigos de Madrid que conocía desde pequeños y que a pesar de no verlos seguidos, seguía conservando una buena amistad.
Claro, los había visto en la fiesta, pero ahora era un ambiente más tranquilo que era lo que él prefería.
El piloto llevaba con él algunas cervezas, porque con ellos siempre hacían falta.
Todos se acercaron para saludarlo, y ayudarle, además de ponerlo al corriente de lo que se había perdido en lo que llegaba.
—Bueno, bueno, primero dejen sentarme, joder —Carlos dijo riendo, se sentía algo abrumado.
Ya era de noche, y todos se juntarían para ver un partido de fútbol, había uno de ellos quien estaba en el asador haciendo carne para todos, tenían una mesa llena de diferentes botanas y una hielera para sus cervezas.
La perfecta noche de chicos, como Isa le había dicho en forma de burla, antes de irse.
Estuvieron un rato hablando y bromeando de sus vidas alrededor del asador mientras la carne estaba lista y se preparaban para el partido, a Carlos le gustaban este tipo de reuniones, porque no había tanta gente, ni tanto ruido, era relativamente "tranquilo".
Una vez que todo estuvo listo, se sentaron frente al enorme televisor a ver el partido, todo mundo comentaba y maldecían, se dejaban llevar por el marcador y la forma de jugar del equipo que apoyaban.
Después de 45 minutos, comenzó el medio tiempo, los amigos se quedaron en silencio, mientras descansaban de tanto comer y de tanto grito.
—Y Carlos, ¿hay alguna razón por la cuál no nos has contado sobre tu última conquista? —Uno de sus amigos había comenzado y la verdad es que todos se morían por saber.
—¿Perdón? —Carlos había estado evitando toda la noche hablar sobre eso.
—No seas cabrón, sabes bien que regresó con Isa —Uno de ellos lo defendió al ver que estaban comenzando a actuar como imbéciles.
—Bueno, tu anterior conquista —Otro de ellos habló riendo —No te hagas, me refiero a la estrellita que te conseguiste para ti solo.
Sus amigos rieron, pero él no.
—Pues ¿qué les digo? Ya ni siquiera estamos juntos —Carlos le dio un trago a su cerveza fingiendo que no le afectaba hablar de Victoria.
—Joder sí, pero estuviste paseando por todo Madrid con ella y ni si quiera pudiste presentárnosla, ¿acaso no somos buenos para ella? —Estaba claro para Carlos que tal vez sus amigos habían llegado a su límite de alcohol.
—No fue así... —Carlos comenzó a defenderse pero de nuevo lo interrumpieron.
—No, claro que no. ¡Carlos la quería para él solo! —Todos rieron a carcajadas, todos menos él —Te entiendo tío, si yo tuviera un culo así, tampoco se lo presentaría a nadie más —Parecía ser que Carlos seguía sin entender el chiste, porque de nuevo, todos sus amigos habían estallado en carcajadas mientras él seguía bebiendo su cerveza tratando de no ponerse de pie y largarse.
—Se llama Victoria ¿sabían? Podrían ser un poco educados —El enojo en la voz de Carlos todavía no era percibido, pero se estaba calentando.
—Como sea, ¿cómo la conquistaste? —Preguntó otro sumamente interesado.
—Bueno, ¿a ustedes qué les importa? —El amigo que lo había defendido al inicio volvió a hacerlo, estaba claro que Carlos necesitaba un poco de ayuda.
—No te metas —Uno de los demás lo mandó a callar.
—¡Deja de hacer esas preguntas estúpidas! ¿Conquistar? Lo que en verdad queremos saber es qué tan buena es en la cama.
—¿Es cierto que es bisexual? Joder Carletes, pudiste haber tenido un trío con dos mujeres, fácil. ¿Sabes cuando le he pedido a Sandra que acepte uno? —Sandra era el nombre de la novia de aquel tipo, pobrecita, pensó Carlos.
—¿Acaso no ven su cara? Carlos tuvo un trío, solo se quiere guardar todo eso para él —Y de nuevo, casi todos reían y tomaban cerveza sin notar que Carlos estaba apretando su puño y mordiéndose la lengua.
Parecían tener un objetivo en común y ese era sacar de sus casillas a Carlos y ¡Carajo! lo habían logrado.
—¿Pueden cerrar la puta boca? —El piloto soltó agresivamente y entendieron que Carlos no estaba en el mismo canal que ellos —La estrellita de la que hablan se llama Victoria, y no solo fue un culo, ni nada por el estilo.
—Vale, Carlos estábamos jugando —El piloto no quería escuchar más, lo cortó de inmediato.
—No, no, si no se las presenté fue porque no pude, pero está claro que eso fue lo mejor —Carlos se puso de pie completamente furioso—Son unos jodidos cabrones, mi vida privada no les incumbe, y será mejor que nos los vuelva a escuchar hablar así sobre ella ¿Escucharon?
Todos sus amigos estaban sumamente apenados, el partido ya había comenzado, pero nadie le prestaba atención.
—Sí, no volveremos a hacerlo.
—Venga Carlos, fue una mala broma.
—Sí, lo siento mucho, en verdad.
—Veamos lo que queda del partido en paz.
Todos los que habían molestado a Carlos trataban de calmar las aguas, pero Carlos estaba muy molesto, demasiado, si no fuera porque él no estaba tan tomado como ellos, probablemente esto hubiera terminado peor.
Estaba claro que a Carlos no le importaba soltar golpes por Victoria.
—La verdad es que ya no tengo ganas, nos vemos —El piloto tomó su chaqueta y se dirigió hasta la puerta —Disfruten el partido.
Y sin decir nada más salió de ahí azotando la puerta.
Gracias a Dios, mañana tenía cita con su psicólogo, porque en esos momentos, se sentía completamente perdido, podía jurar que había comenzado a ver rojo.
En cuanto salió el frió viento de invierno le dio directo a la cara, pero ni ese clima podía calmarlo, estaba completamente furioso, no podía dejar de pensar en todo lo que habían dicho de Victoria, había sido sumamente degradante.
Carlos continuó afuera porque no podía regresar a su casa de esa forma, necesitaba calmarse, así que cerró los ojos y dejó que el aire lo tranquilizara.
***
Victoria
—Venga, Tori, ya entra —Era su madre quien le pedía que entrara.
Victoria estaba en el balcón de su departamento terminándose un cigarro mientras disfrutaba del viento en su cabello.
—¡Voy! —Dijo la cantante apagando su cigarro y entrando.
Wes estaba ahí en la sala viendo un aburrido partido de golf mientras tenía a Bodoque acostado a un lado de él, desde su berrinche su gato dormía demasiado, al parecer Bodoque había entendido que Carlos no regresaría y comenzó a comportarse mejor, o eso creía ella.
—La cena ya está servida, ¿me ayudas con la mesa? ¡Wes! Ayuda a Victoria con la mesa —Su madre le gritó a su esposo y él de inmediato obedeció.
Una sonrisa se le formó en la cara a Victoria, sonrisa que compartió con Wes.
—Ya voy, mi amor —Wes habrá dejado el partido prendido y fue hasta donde Victoria estaba para que Addison le entregara los cubiertos.
A pesar de que estaban todos en el departamento de Victoria, su madre se había apoderado del lugar de inmediato, a Victoria no le importaba que ella tomara el control, hasta cierto punto le gustaba que en verdad cumpliera con su palabra de ser mejor madre.
Addison sabía que su hija estaba trabajando en su tercer álbum así que era bueno poder ir a saludarla y ver que estuviera bien después de su rompimiento con Carlos, pues ella le había confesado que después de Rogelio había necesitado terapia, lo más seguro es estuviera peor ahora con Carlos, porque Carlos era mejor que Rogelio.
Después de que Victoria y Wes terminaron de poner la mesa, Addison comenzó a servir y una vez que todos los platos estuvieron servidos se sentaron a comer, Victoria estaba a punto de meterse un bocado cuando Wes habló.
—Victoria, me gustaría decir una oración antes de comenzar —La rubia volteó a ver a su madre para ver si no era una broma.
Y por la mirada de su madre, parecía ser que no. La cantante dejó que Wes dijera su oración, ella y su madre no eran personas muy religiosas, pero al ver como su madre sonreía ante todo lo que decía Wes, le hizo sentir ternura por la pareja.
Ahora sí, una vez que Wes había terminado, los tres comenzaron a comer, Victoria había extrañado a su madre y su sazón.
—Cariño, Tori —Victoria volteó a ver a Addison —Entiendo que los rompimientos pueden ser difíciles.
Ay no, su madre en verdad estaba siendo una madre, se dijo Victoria en su mente, no quería eso, no quería que su madre hablara de la situación de Carlos.
—Mamá, lo sé —Victoria respondió tajante.
—Escúchame —Addison volvió a hablar. Wes estaba prestando atención a la conversación pero tenía un ojo en la televisión —Carlos era un buen hombre, pero no es él único, entiendo que la separación puede ser dura, pero estoy segura que encontrarás a un buen hombre que te sepa apreciar.
—¡O mujer! —Wes estaba apoyando su sexualidad, desde que se había enterado, quería ser buen padrastro para Victoria, la cantante soltó una risita divertida.
—Claro, o mujer —Su madre también la apoyaba completamente —Lo que quiero decir, es que quiero que estés bien y seas feliz y si te sientes sola, sepas que siempre tendrás un cuarto en la casa.
—¿Cuándo llegas para Navidad? —Wes preguntó de nuevo.
—No sé si pasaré Navidad allá, porque quiero terminar antes el disco y sé que estaré trabajando hasta el 23, pero estoy segura que puedo pasar año nuevo con ustedes —Victoria sonrió para hacerles saber que lo decía en serio —Sé que dije que pasaría las fiestas, pero quiero terminar el disco y sacarlo el siguiente año.
—Vale, pero tienes que estar ahí en Año Nuevo —Addison la amenazó con un dedo y ella asintió.
—Lo prometo, mamá.
Después de cenar, fue Wes quien sufrió las consecuencias por no ayudar con la cena y tuvo que lavar los trastes. Victoria se sentó frente a la televisión y tomó a su gato en sus brazos, de nuevo, su madre se acercó hasta donde estaba ella.
Addison se dio cuenta de los horribles rasguños cicatrizados en el brazo de su hija, Bodoque nunca había sido un gato violento.
—¿Sabes? Las mascotas saben cuando uno está triste o estresado —Fue lo primero que dijo Addison al ver como Victoria acariciaba a Bodoque.
—¿Tú crees? Está durmiendo mucho y apenas come, eso me preocupa —Victoria dijo con una clara tristeza que había estado escondiendo desde que la pareja había llegado.
—Claro que lo hacen, pero hablo en serio Victoria, Carlos y tú... ¿no hay manera que eso se pueda arreglar? —Victoria se rió.
—No madre —La rubia respiró antes de soltar la verdad, Addison debía de saber —Porque todo fue falso, era una relación por publicidad, no te lo dijimos porque eres malísima para guardar secretos —Victoria dijo algo molesta, pero no con su madre.
Molesta con ella misma por no poder superar a Carlos.
—Vaya...
—¿Qué? —Victoria preguntó puesto que por primera vez en mucho tiempo había visto a su madre sin palabras.
—Es solo que yo... no parecía por publicidad —Victoria ignoró el contacto visual de su madre. y solamente rodó los ojos.
—Sí bueno, las clases de actuación que pagaste dieron resultado —Dijo ella riendo irónicamente.
—Ay Tori, sigues estando muy verde —Ese comentario la hizo ver a su madre, quien estiraba una mano para acariciar a Bodoque, que estaba aún tirado en los brazos de su dueña —Tal vez yo no sepa guardar un secreto, pero tú no puedes aceptar el hecho de que estás mintiendo y no a mí, pero a ti misma. Podrías decir que lo de Carlos fue por publicidad, pero había algo más ahí y lo sabes.
—Como sea, no se va a arreglar, él ya tiene a alguien más madre.
Addison decidió darse por vencida y comenzó hablar con su hija de otros temas, después de que Wes terminara de lavar los trastes, la pareja decidió retirarse a su hotel, mañana darían un tour por la ciudad e irían de compras, Victoria los despidió en el elevador y regresó a su departamento.
Al regresar, encontró a Bodoque, de nuevo, acostado, la cantante fue hasta donde estaba y agarró su cabecita para hablarle.
—Bodoque, ¿qué te pasa? siento haberte gritado esa vez, me gustaría ayudarte, si soy yo quien te está poniendo triste prometo ya no estar triste, por ti —Victoria comenzó a llorar, porque ella no veía un futuro sin Bodoque.
El gato no le respondió, obviamente, pero maulló bajito, bueno, al menos eso era algo.
***
Carlos
—Oli deja de ladrar, ¡Dios! —Carlos le dijo al pequeño maltés que parecía tener un ataque de energía —¡Deja de morder mis zapatos!
Carlos de nuevo regañaba al perro de la familia, se estaba preparando para una cita con Isa que habían acordado desde hace días y por cómo estaban las cosas entre ellos, estaba claro que necesitaban hacer algo al respecto de su relación.
Como había pasado la noche en casa de sus padres, era ahí donde se estaba arreglando. Una vez que estuvo listo, salió con destino al departamento de su novia a recogerla y comenzar con la cita.
—Te ves hermosa —Carlos dijo al verla salir mientras ella le regalaba una sonrisa tímida.
Isa fue hasta donde estaba Carlos le dio un beso casto en los labios, así eran todos sus besos desde aquella noche y luego, la ayudó a entrar al auto.
—¿A dónde te apetece ir a cenar? —Carlos le preguntó en cuanto comenzó a conducir.
—Hmm, la verdad es que no se me ocurre ningún lugar, ¿por qué no eliges tú? —Isa no tenía muchas ganas de ir a algún lugar conocido y encontrarse con alguien que conocieran.
El piloto pensó a donde llevarla y una idea le llegó.
—Creo que ya se donde —Isa rió bajito al ver la emoción de Carlos.
Ella en verdad trataba de llevarse lo mejor posible hasta que supiera que hacer respecto al madrileño.
—Vale, vamos.
El piloto manejó hasta una plaza al aire libre, sus padres le habían comentado que en esa plaza habían puesto un pequeño mercadillo exclusivamente de restaurantes de comida y que te vendían comida en pequeñas cantidades para que pudieras probar de todo.
—Wow, huele bien ¿eh? —Isa comentó mientras iba de la mano con Carlos.
Los dos iban caminando, parte de la atracción del mercadillo era comer de pie y caminar y ver todos los puestos, básicamente la mayoría de los puestos ahí eran de gente que tenía restaurantes por todo Madrid y no solo gastronomía Española, había de todos los lugares, además era una forma de ayudar a promocionarse.
—Venga, ¿qué se te antoja primero? —Carlos preguntó viendo cada uno de los puestos que había ahí. Había tantas posibilidades.
—Hmm, ese de comida italiana, creo que venden Calzone —Isa señaló uno de los primeros puestos.
—¿Comida italiana? Siempre comemos italiana, ¿no te gustaría probar algo nuevo? —Carlos preguntó viendo un puesto de arepas.
—Mira, ¿por qué no vas por tu arepa y yo voy por el calzone? ¿Te parece? —Isa buscaba una forma de solucionar el conflicto sin pelear y hacer un escándalo —Además, así hasta podemos compartir comida.
—Vale, voy para allá, ahorita te veo —La rubia asintió mientras ella partía hasta el puesto de comida italiana.
Carlos estaba esperando su comida, ya había ordenado y pagado, mientras veía como las realizaban, estaba muy atento viendo que ingredientes le ponían, mientras que también se fijaba que otro tipo de comida había ahí. Era una costumbre reciente que había agarrado de alguien más.
Una vez que le entregaron su arepa fue a encontrarse con Isa, quien ya tenía su comida también.
—¿Quieres? —Carlos le ofreció.
—No, gracias —Isa sonrió mientras mordía su comida.
—Creí que dijiste que probarías cosas nuevas —El piloto dijo riendo, al ver como Isa sonreía con inocencia.
—Lo siento, pero creo que me quedo con lo que funciona —Carlos asintió.
Y entonces lo entendió, Carlos estaba comparando, dijo que nunca iba a hacerlo, pero al parecer su subconsciente lo había traicionado. Era algo que se había dado cuenta en sus sesiones de terapia.
El madrileño estaba seguro que Victoria amaría ese lugar y que probablemente la cantante lo arrastraría a cada puesto para probar algo de cada uno, pero Isa no era así, no era malo, lo malo era haber pensando en otra persona cuando estaba con Isa.
Claro que en el fondo, ambos estaban buscando la mejor forma para terminar, solamente era cuestión de encontrar su voz y un poco de valor para dar el salto.
—¡Carlos! Mira, venden alfajores andaluces —Isa le dijo emocionada mientras Carlos sonreía, ella se seguía apegando lo que ya conocía.
—¿Te molesta si yo pido unos alfajores argentinos? Se ven ricos —Carlos señaló el puesto de la derecha.
—No, para nada, ¿desde cuándo eres tan fan de probar comidas nuevas? —A Isa le sorprendía ese cambio, Carlos antes era como ella, se apegaban a lo que conocían, porque era familiar y funcionaba.
Eso solo confirmaba lo que ella ya sabía. Ambos habían crecido demasiado y no pertenecían el uno con el otro. Debía de terminar con Carlos, debía de ser valiente y hacerlo.
—No lo sé —Pero esa era una mentira, Carlos sabía exactamente por qué ahora probaba cosas nuevas, o más bien, sabía por quién lo hacía.
***
Victoria
—¿No lo sabe? —Era lo que el veterinario le preguntaba a Victoria.
—Es que bueno... Bodoque nunca ha sido un gato muy activo.
—Eso lo entiendo, pero, ¿no me puede decir desde cuándo notó estos cambios en su gato? —El veterinario revisaba al gato, que estaba en la mesa del consultorio caminando mientras que le revisaban las patas, las orejas y todo su cuerpo.
—Miré, ¿qué le parece hace algunos días? —Victoria se mordió las uñas.
—¿Y entonces solo es eso? No come y duerme mucho.
—Sí, la he intentado dar su comida favorita y la come, pero las croquetas las deja casi la mayoría del tiempo.
Victoria estaba realmente preocupada.
—¿Nada más? ¿Y esos rasguños que trae ahí? —Señaló los rasguños del brazo de la cantante, los cuales ya eran prácticamente invisibles, pero el veterinario podría reconocerlos a kilómetros.
—Bodoque tuvo un ataque y me arañó, solo fue un berrinche.
—¿Y Bodoque tiene berrinches seguidos?
—No —A Victoria le dio pena admitirlo.
El hombre asintió tratando de pensar que estaba ocurriendo con el felino.
—¿Se han mudado recientemente?
—Bodoque es un gato que viaja mucho, él está acostumbrado a viajar conmigo a todas partes —Victoria dijo, desde que lo había tenido, Bodoque nunca había presentado algún cambio por sus viajes, nunca hasta apenas.
—¿Ha muerto algún familiar? ¿Alguien cercano? —Victoria negó aún mordiendo sus cutículas mientras no dejaba de ver a su gato que jugaba con la bata del doctor. —Ha habido algún cambio muy drástico en su vida.
Claro, Carlos se había ido o más bien, ellos habían regresado a casa, lejos del madrileño.
—¿Mi vida qué tiene que ver con lo que le pase a Bodoque? —Victoria preguntó con genuina curiosidad, su madre le había dicho que ellos sentían cuando sus dueños estaban tristes y si iba a confesar que estaba triste, mínimo tenía que saber por qué.
—Porque los cambios son importantes y nuestros animalitos pueden sentirlos, les afectan como a nosotros —De nuevo el veterinario acarició a Bodoque.
—Puede ser que lo dejo mucho tiempo solo en casa.
—Eso puede ser una cosa, porque la verdad su gato está deprimido.
—¿Deprimido? —Victoria pensaba que era una broma.
—Así es, deprimido, por eso le preguntó si falleció alguien, ellos se pueden sentir así con la ausencia de alguien y por mucho que usted lo deje solo, no creo que sea lo que provoque esto, aunque si es parte del problema.
Victoria miró al suelo culpable. Ella ya sabía que Carlos era lo que ponía mal a Bodoque y no quería aceptarlo.
—Terminé con mi novio recientemente —La cantante aceptó por fin y el doctor asintió.
—¿A Bodoque le agradaba?
—Sí, se llevaban bastante —Dios, ahora Carlos no solo la ponía triste a ella, también a su maldito gato.
—Es eso, más el hecho de que lo deje solo como usted me comenta, porque este gato está perfectamente de salud, tal vez con un poco de sobrepeso, pero al final del día está saludable —Victoria sonrió al ver cómo su gato giraba su cabeza al escuchar la palabra "sobrepeso" como si pudiera entender.
—Bueno, ¿y qué tengo que hacer para que se recupere?
—Lo primero es pasar tiempo con él, lo más que pueda hasta que se le vaya olvidando la ausencia de aquella persona, también debe de jugar más con él, hágalo pensar para mantenerlo ocupado, dele las croquetas con su comida favorita —El veterinario se giró y le entregó un spray —Y dele esto por las tardes, son feromonas.
—¿Feromonas de gato? —Victoria estaba incrédula.
—Normalmente se las recetamos a los gatos que sufren de ansiedad, pero creo que en este caso podrían ayudarle a relajarse.
La cantante asintió y salió de ahí, después de pagar una cara cita para que le dijeran que su gato tenía depresión, al parecer tener episodios depresivos era de familia.
Pagó por las feromonas y fue directo a su departamento.
Decidió cancelar su sesión en el estudio, hoy se quedaría todo el día con Bodoque y ya mañana lo llevaría con ella.
Al llegar a su departamento le echó el spray mientras que Bodoque se alejaba un poco, y luego, le sirvió de comer tal como el veterinario le había dicho.
—Bueno, más vale que salgas de esta o te llevaré al psicólogo —Victoria se rió por ese comentario, porque ¿qué haría Bodoque en el psicólogo?
El gato maulló y fue hasta el plato de comida, está vez dejó un poco menos de la mitad, lo cual, ella pensó que estaba bien considerando que había estado dejando casi todo.
Luego, Victoria se sirvió de comer y se sentó a ver una película.
Bodoque fue hasta donde ella estaba y se acostó a su lado, ayudar a su gato no iba a ser tan fácil como ella pensaba.
—¿Sabes? Yo también extraño a Carlos, pero no creo que él regrese —Está vez hablaba con él con más cuidado, aquella vez lo había hecho con enojo —Sé que lo extrañas y siento haberte puesto en esta situación, nunca pensé que Carlos te caería tan bien —Y de nuevo, parecía que el gato había entendido, porque Bodoque se sentó al escuchar el nombre del piloto —¡Ja! Ya veo que así, sí te despiertas.
Bodoque maulló y dejó que su dueña lo acariciara.
—Creo que sé que te puede ayudar.
Y desde la televisión, se metió a la app de Youtube y puso uno de esos retos que Ferrari obligaba a Carlos y a Charles a grabar para los fans.
Bodoque reconoció la voz del madrileño de inmediato, no le importaba que él estuviera hablando en inglés, porque el gato fue hasta el mueble de la televisión y se puso a un lado de ella para ver mejor la imagen.
Era algo contradictorio, porque Victoria no quería saber de Carlos, para poder superarlo, pero parecía ser que a Bodoque le encanta ver esos retos, así que tuvo que ser fuerte y seguir viéndolos.
Y así pasaron la tarde, Victoria acostada en su sillón viendo a Carlos y a Charles hacer estupideces y Bodoque ronroneando sobre el pecho de su dueña prestando atención.
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Bueno, espero les haya gustado este capítulo, básicamente se pudo observar como nuestra parejita favorita trata de seguir su vida sin el otro con el paso de los días.
¿Qué opinamos de este capítulo?
Solo espero que lo hayan disfrutado y les deseo una buena Nochebuena, nos vemos mañana en los extras por su regalito de Navidad.
Y bueno, no creo actualizar hasta el 5 de enero, para tomarme un descanso. Disfruten con su familia y bonita Nochebuena y Navidad
Las amo
Fer <3
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