Capítulo 49 [Se baja el telón 4/4]
Ya llegó su lodo puercas.
Ahora sí, siento la tardanza pero ya regresé.
Comenten o me su*cido, primer aviso.
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- - - - - Sábado - - - - -
Victoria estaba en su cama, se había despertado por su alarma desde hace minutos, tal vez ya hasta había pasado una hora, pero no se había movido, no había revisado su celular, nada.
Solamente estaba acostada viendo al techo acariciando a su gato pensando en todo lo que había sucedido estos últimos días y como su vida estaba por cambiar nuevamente, independientemente de los resultados de Carlos.
—Bodoque, no quiero ir ¿sabes? Me siento cansada.
La cantante recibió un maullido como respuesta.
—Ya sé, ya sé. Es la última carrera de Carlos y quedamos en algo, pero de verdad estoy muy cansada. Solo quiero dormir.
Nuevamente, recibió nada más que un maullido.
—Y está claro que Carlos es el que está trabajando, pero creeme que yo pongo de mi parte. He sido una buena muñeca.
En ese momento, el gatito alzó su cabeza e irguió sus orejas, como si supiera que algo iba a pasar, se bajó de la cama y fue hasta la puerta de la habitación, segundo más tarde, tocaron la puerta.
—Gato listo.
Victoria se levantó después de un segundo toque y fue hasta la puerta para asomarse y ver quien estaba del otro lado, era Carlos. La rubia rodó sus ojos al verlo ya arreglado, o al menos bañado y con ropa deportiva. No sabía qué hora era, pero estaba segura de que era algo temprano.
La cantante abrió la puerta y su gato comenzó a enredarse entre las piernas de Carlos, él no se tardó en tomarlo en brazos.
—Hola.
—Hola.
Victoria le dio una sonrisa tranquila, porque después de toda esa semana así se sentía.
—Iba a desayunar y pensé que podríamos bajar juntos —Carlos le explicó que era lo que estaba haciendo ahí.
Claro que en ese momento consideraba una imposibilidad hacerlo, Victoria estaba todavía en pijama, una sudadera y unos shorts, con su cabello en una coleta de caballo casi deshecha, sin maquillaje y descalza.
—¿Sabes? No quiero ir.
—Oh no te preocupes, les diré que estás dormida —Carlos entendía que Victoria no tenía que pasar las 24 hrs con su familia, la cantante se había estado comportado a la altura y ya conocía cómo era ella, con su necesidad de reponer su batería social.
Pero la verdad es que ella no se refería al desayuno.
Carlos todavía estaba en el corredor con Bodoque en sus brazos y ella sostenía la puerta sin dejar de ver a sus chicos. Era una imagen mental que conservaría para toda la vida.
—No me siento con ganas de salir del cuarto —Victoria tuvo que admitirlo en voz alta, porque era algo que había aprendido en terapia, a pesar de haberlo admitido, su voz sonaba sin ganas y su cara se vería casi fúnebre —Ni siquiera pararme de la cama, agradece que lo hice para abrirte.
Pide ayuda cuando te sientas perdida, recordó de su terapia.
Ella no entendía qué era lo que estaba pasando, ayer no estaba ahí, se había ido a dormir y ahora despertaba siendo esta persona, odiaba cuando eso pasaba.
—Oh —Carlos se puso alerta en ese momento y comenzó a analizarla de pies a cabeza —¿Puedo pasar? —Preguntó esperando que ella lo dejara entrar, sentía que la conversación que estaban teniendo no era para que la gente se enterara.
—Claro.
La cantante se hizo a un lado dejando entrar al piloto a su habitación.
Carlos le dio una mirada rápida a la habitación, había ropa tirada por varios lados, el maquillaje de Vic regado en una mesa con un espejo que ella llevaba para arreglarse, una plancha de cabello en el suelo junto con una secadora, además de zapatos regados sin pares y varios juguetes de Bodoque.
—¿Alguna razón en específico por la cuál no quieras ir? ¿Pasó algo? —Carlos dejó a Bodoque de lado para darle toda su atención a Victoria, a lo mejor podía ayudarla a saber la razón de porqué se sentía así.
—No.
El piloto no dejaba de verla, su tono era normal, no sonaba diferente, no parecía haber llorado, se veía como los días anteriores.
—¿Segura?
—Sí, solo no quiero pararme de la cama, me siento cansada, quiero dormir 3 días seguidos.
Carlos asintió desviando un segundo su mirada, Victoria sin decir nada más, se sentó en su cama con las piernas cruzadas. El madrileño se puso de pie y tomó un poco de ropa del suelo para comenzar a doblarla en lo que pensaba que podía hacer, cómo podía ayudarla, ¿cómo solucionar esto?
—No tienes que cuidarme, ¿sabes? —Victoria habló interrumpiendo sus pensamientos —Sé que tienes suficiente cosas encima como para ahora agregarte esto.
Carlos ignoró aquel comentario, porque no importaba que dijera Victoria, él no iba a desistir de ayudarla.
—¿Dormiste bien?
—Sí, después de que cenamos, tomé algo ligero y me dormí en cuanto toque la cama.
—¿Algo pasó en Nueva York con Harry? ¿Con el disco? —Carlos le estaba dando la espalda, aún doblando ropa.
—No, no he hablado con Harry desde ayer y tú estabas ahí.
Carlos terminó de doblar la ropa y la volteó a ver aún con una interrogante en el rostro, lo mejor era intentar cambiar de tema y posiblemente la cantante se sentiría mejor.
—¿Desayunamos algo? No tenemos que bajar —Carlos fue directo al teléfono de la habitación para pedir servicio al cuarto, pero Victoria lo detuvo arrebatándole el teléfono.
—No tengo hambre, quiero dormir mientras pueda —Quería que Carlos entendiera lo que sentía, cansancio.
—Lástima, vas a tener que comer algo.
—¿Y si no lo hago? No puedes meterme la comida por la boca —La rubia se cruzó de brazos molesta interponiéndose entre el teléfono y Carlos.
¿Qué mierda le estaba pasando? Se preguntó Victoria, ayer estaba bien y ahora podía verse arruinando todo y lo peor es que no podía detenerse. Era como si alguien más manejara su cuerpo, alguien mezquino y estúpido.
—Victoria...
—Lo sé, lo siento, no fue amable de mi parte —La cantante se alejó de Carlos, como si de nuevo fuera ella quien arruinara las cosas.
Como si ella fuera fuego y fuera a quemar a Carlos, así se sentía, por eso se alejaba. Después de todo este tiempo, ella seguía siendo el problema.
¿Por qué no podía hacer nada bien? ¿Por qué siempre tenía que complicarlo todo? Ayer con la entrevista, antier con el padre de Carlos y hoy esto. ¡¿Qué haría el domingo para arruinar la carrera de Carlos?!
—Te propongo algo, come las porquerías que quieras, algo frito y con miles de carbohidratos, pide una malteada o dos, lo que sea, pero come algo y luego, hablaremos con Lucía y le dirás cómo te sientes ¿ok? —Carlos la obligó a mirarla a los ojos.
Victoria asintió y el piloto la tomó por los hombros y la alejó del teléfono para sentarla en la cama, luego, él llamó y pidió algo para ambos. A Victoria le pidió una malteada de fresa, waffles, helado, papas fritas y esperando que tuvieran, gomitas agridulces de víbora, para el pidió algo más balanceado.
Luego tomó su celular y mandó un mensaje al grupo familiar: Victoria y yo desayunaremos juntos. Nos vemos en un rato.
Su padre respondió: "¿Todo bien?"
Carlos volteó a ver a la rubia, quien tenía la mirada perdida en el suelo y se mordía las uñas, conocía esa mirada, pero hacía tiempo que no la veía.
"Sí" Respondió y bloqueó su celular yendo hasta ella.
—Levántate.
Ella obedeció y Carlos comenzó a tender la cama de la cantante mientras ella no movía un solo músculo.
—¿Desde cuándo no fumas? —Esa pregunta la descolocó por completo.
—¿Perdón?
—Ya me escuchaste, ¿cuándo fue la última vez que fumaste?
—No recuerdo —Carlos asintió y fue hasta su maleta, sabía que Victoria siempre traía cigarros escondidos, aunque no fumara lo hacía ya como un hábito o en caso de emergencia —Creo que el miércoles por la mañana tomé uno, pero lo dejé a la mitad, hasta menos, solo le di como dos caladas.
—Ten —El madrileño le entregó su cajetilla y su encendedor —Fuma algo.
¿Acaso ella estaba soñando? Carlos odiaba que ella fumara, siempre rompiéndole sus cigarros o aventándolos al agua, y ahora esto.
—No quiero.
—Vic, pareciera que sufres de abstinencia, ¿Traes parches de nicotina? ¿Chicles? —Ella negó para ambos objetos, mientras Carlos asentía aún extendiendo la cajetilla y el encendedor —Fuma algo, te hará mejor.
¿Te hará mejor? ¿Qué mierda era esa? ¡Holaaa! Tierra llamando a Carlos.
—¿Sí sabes que la nicotina no es un relajante? —La rubia preguntó sarcástica, —No ayuda a la relajación o al estrés, mucho menos a la ansiedad.
—No, pero —Carlos se detuvo antes de seguir hablando como si no quisiera decir lo siguiente —Pero eres adicta a ella, al fumar te sientes relajada porque reduce los síntomas de la abstinencia, lo leí.
Victoria lo miró entrecerrando los ojos.
—¿Cuándo leíste eso, mentiroso?
—Después de nuestra plática en Texas —Claro, las confesiones de Victoria —No me mires así, he tenido tiempo libre por las noches.
El piloto se alzó de hombros indiferente porque para él no era nada importante, solo algo más en qué ocupar su tiempo, inclusive habló de eso con Rupert, en las adicciones y todo eso. Ella tomó los cigarros y el encendedor con precaución, aún esperando que fuera una trampa, pero no lo era, él se los entregó sin problema.
—Usa el baño, yo espero la comida.
Y sin decir nada más, Victoria se metió al baño a fumar.
Mientras tanto, Carlos se quedó de pie en medio de la habitación sin saber que hacer y como no podía hacer nada más, se puso a recoger el resto de la habitación, estaba por terminar cuando tocaron la puerta, el piloto fue hasta ella y la abrió, la sorpresa fue encontrarse a Lucía del otro lado.
—Carlos —La castaña abrió mucho los ojos al verlo ahí, hace mucho que él no le abría la puerta de Victoria.
—Tranquila, solo vamos a desayunar, llegué temprano.
—Tiene que arreglarse para irnos —Lucía intentó entrar a la habitación, pero el madrileño le cerró el paso haciendo que Lucía frunciera el ceño —¿Qué mierdas hicieron que no quieren que me entere?
Carlos se veía serio y Lucía no iba a permitir jueguitos estúpidos por parte de la parejita.
—No se siente bien.
—¿Qué le pasó?
Carlos suspiró, no quería ser él quien le dijera lo que estaba pasando a su agente, pero no había otra opción.
—No se siente bien del tipo Victoria, ya sabes... pareciera que comienza un —Así era como se veía, como en los primeros meses —Uno de sus episodios.
—¿Qué pasó?
—No lo sé, llegué y ya estaba así, pero dice que no se siente mal o triste, solo "cansada" —Lucía supo que lo que Carlos decía tenía razón —¿Pasa algo si no va hoy?
—Carlos, tiene que ir, después de la entrevista que dio ayer, todo mundo la espera.
—¿Y si no va a las prácticas? Que solo vaya a la Qualy —Lucía desvió la mirada pensando, podría ser una opción —Mira, deja que desayune algo y hablas con ella, Victoria está en toda la disposición de hablar y bueno, faltan horas para irnos al paddock. Sé que ella hablará contigo.
—¿Cómo sabes?
—Porque en otras ocasiones no lo hubiera dicho, no hubiera pedido ayuda.
Lucía suspiró cansada —Está bien, háblame en cuanto terminen de desayunar.
En ese momento, un trabajador con un carrito de alimentos llegó hasta su puerta, era su desayuno, Carlos lo dejó pasar y cerró la puerta viendo a Lucía retirarse de ahí.
Carlos fue hasta el baño y tocó la puerta —Ya llegó la comida, sal.
La cantante no se tardó mucho en hacerlo y el olor que salió de ahí le indicó que le había hecho caso.
—Come lo que gustes, no tiene que ser todo, pero come algo.
Los dos se sentaron en una mesa de la habitación y comenzaron a repartirse la comida entre ellos teniendo al pequeño animalito de la cantante peleando por que le lanzaran un poco de comida, Carlos le lanzó un poco de su desayuno mientras que Victoria solo tomó la malteada.
—¿Sabías que el hecho de que las mujeres comenzaran a fumar fue un movimiento de la mercadotecnia en Estados Unidos? —Victoria comenzó a sacar un tema de conversación para cambiar el humor de la habitación y poder relajarse.
Lo cierto es que fumar si la había hecho sentir mejor, claro que no se lo diría a Carlos.
—No lo sabía.
—El hombre se llamaba Bernays y uso propaganda feminista en los años 20's para hacerle creer a las mujeres que fumar era un acto del hombre que las mujeres podían imitar para ser más como ellos, las llamó antorchas de libertad y todo esto porque las tabaqueras estaban perdiendo dinero y necesitaban un nuevo mercado.
—¿Estás jodiéndome? —Carlos preguntó incrédulo y soltando una risita.
—No, además, dato curioso de mi dato curioso, el tipo Bernays, era sobrino de Sigmund Freud.
Carlos volvió a reír preparándose su desayuno con calma.
—¿Todo es culpa de ese hombre?
—No todo, pero es parte —Victoria sonrió tomando su malteada.
—¿Te sientes mejor? —La cantante asintió sin dejar de tomar su bebida —¿Sabes? Se supone que esta debería de ser mi semana para tener brotes psicóticos, no puedes robarme el reflector.
Victoria comenzó a ahogarse de la risa y Carlos tuvo que ponerse de pie para ayudarla a que pudiera respirar.
—Eres un cabrón —Fue lo primero que ella soltó una vez que pudo respirar.
—Meh, no me molesta compartirlo contigo —Carlos regresó a su asiento y continuó comiendo —Solo sería lindo que me preguntaras.
Victoria sonrió antes de continuar con su "desayuno", que consistía de una malteada y papas fritas.
Después del desayuno, Lucía regresó a la habitación y mientras Victoria le decía que no quería ir, acordaron que la cantante podía dormir y perderse las prácticas para llegar a la qualy, justo y como Carlos lo había sugerido.
La agente de Victoria se retiró junto con el piloto y dejaron a la cantante dormir, que era justamente lo que necesitaba.
Lo cierto es que no sabía qué era lo que había sucedido con ella, Victoria creía que era cansancio, que su mismo cuerpo estaba llegando a límites que ella no ponía, pero por otro lado no había hecho nada verdaderamente cansado. Durante la gira su actividad era peor. Carlos seguía con su teoría de la abstinencia por no fumar, lo cual podría tener razón, pero Lucía tenía otra idea y esa era que Victoria sí estaba cansada, pero no físicamente como ella creía, era un cansancio diferente, todo este contrato le provocaban un estrés y una ansiedad que comenzaba a verse físicamente.
Su mismo cuerpo buscaba apagarse.
La agente le dió unas vitaminas y la hizo hidratarse antes de dejarla dormir. Y una vez que se aseguró de que las tomara, se fue de ahí.
Carlos, por su parte, bajó para encontrarse con la familia quien esperaba a la parejita para irse al paddock.
—¿Y Victoria? —Carlos ya sabía que era la pregunta principal que recibiría todo el día hasta que la cantante apareciera, no solo de su familia y amigos, sino de todo el mundo.
—Se siente mal, llegará a la qualy.
Toda su familia comenzó a discutir las nuevas noticias pues la noticia los había tomado desprevenidos.
—¿Qué tiene? —Reyes fue la siguiente en ponerse a investigar —¿Necesita algo? ¿Quieres que me quede con ella?
Carlos respiró fuerte y trató de no reírse, porque sabía que estar con su madre era lo último que Victoria querría, pero también sabía que no podría alejar a su mamá de Vic después de decirle que la cantante estaba enferma, llámenlo instinto materno.
Y entonces, una idea llegó a él.
—Comió algo que no le cayó bien, dice que desde anoche se siente mal y la ha pasado todo el rato en el baño —Todos entendieron de inmediato.
—Uy ¿y ya tomó algo? —Blanca preguntó curiosa.
—Ya, su agente le llevó algo, lo mejor será no molestarla y eventualmente llegará.
Claro, si Victoria podía inventarse que él tenía diarrea en Japón, ¿por qué él no podía hacer exactamente lo mismo ahora que la cantante no estaba presente para defenderse?
Después de eso, nadie más preguntó por la rubia y salieron de ahí.
Está vez quien compartía el auto con Carlos era su padre.
—¿Cómo te sientes hoy? ¿Desayunaste algo? —El señor Sainz preguntaba con doble propósito.
Uno, para hacerle platica a su hijo y dos, para asegurarse que el idiota hubiera comido algo.
—Sí, desayuné con Vic.
—Creí que se sentía mal.
—Aún así desayunamos juntos —Carlos puso música para amenizar el ambiente —Tranquilo, sí comí.
El señor Sainz se sentía nervioso, nunca antes le había costado tanto comunicarse con su hijo, y no se había percatado lo mucho que Carlos se estaba resguardando hasta ese momento.
Su hijo se había vuelto un experto en ocultar cosas, en específico, lo que sentía, lo bueno y lo malo. ¿Y lo peor de todo? Había sucedido frente a sus ojos y nunca se dio cuenta.
—Carlos —La voz de su padre lo hizo voltear a verlo rápidamente, pues no podía despegar su vista del camino.
—¿Qué pasó, papá?
El piloto se puso alerta de inmediato, el tono de su padre sonaba completamente serio, normalmente le hablaba así antes de una reprimenda. Estaba seguro de que no había hecho nada malo últimamente...
—Quiero que sepas que estoy orgulloso de ti —Ese comentario nuevamente lo agarró por sorpresa. ¿Acaso quien había hecho algo era su padre y no él?
—Ok... —Carlos respondió con duda y precaución.
—Es solo que, quiero que disfrutes el fin de semana, que disfrutes la carrera.
Carlos asintió y agradeció estar manejando para así no tener que ver a su padre a la cara, porque no sabría qué hacer.
—Gracias papá.
—Es en serio, sé que él último año no fue fácil para nosotros —Al señor Sainz le costaba hablar de los malos momentos entre ellos, porque una parte de él se sentía culpable al haberlo alejado, pero fue una decisión tomada en medio de su desesperación y su molestia.
—Sí, lo sé. Lo siento, de nuevo —Carlos solo esperaba llegar ya al paddock y no hablar más del tema.
El señor Sainz veía a su hijo y podía ver que estaba incómodo, no era lo que quería lograr.
—Solo quiero que sepas que no importa como termine esto —Carlos le dedicó otra mirada —Estoy de tu lado y te apoyo.
—¿No crees que no pueda ganarlo? —Carlos preguntó con duda, para él, lo que pensara su padre sobre él, lo era todo.
—No dije eso, Carletes —Nuevamente el tono severo de su padre se escuchó por todo el auto.
—Entonces, ¿por qué me dices esto?
—Porque no quiero que pienses que mi amor por ti depende de un resultado, quiero quitarte esa presión —Era muy tarde para eso.
Su padre no podía llegar un día antes de la carrera más importante de su vida y decirle que no le importaba el resultado, decir que le quería quitar la presión, cuando toda su vida se había tratado de eso.
A pesar de que Carlos no le creía, solo asintió, no quería hacerlo sentir mal.
—Gracias —El piloto le dio una sonrisa a su padre esperando que todo fuera cierto.
Y aunque en verdad quería creer en las palabras de su papá, una parte de él sabía que a su plática le había hecho falta algo... una disculpa, por ejemplo.
Él se había disculpado y había regresado a comportarse como era requerido, ¿por qué no podía recibir él el mismo trato?
No lo iba a decir, porque no quería que su padre se disculpara solo porque él lo necesitara, quería que su padre lo hiciera porque de verdad lo sentía.
Por otro lado, el señor Sainz esperaba que eso ayudara a Carlos, pero nuevamente, por un segundo, su hijo se sintió como un extraño.
El auto entró al estacionamiento del paddock y antes de bajarse, dijo una última cosa con esperanza de que ayudara.
—Te amo, hijo.
—Yo también te amo, papá.
Ambos hombres de la familia Sainz se bajaron y se encontraron con los demás bajando de la camioneta, nuevamente entraron como una familia y claro, la sorpresa de no ver a la cantante con ellos no se hizo esperar.
Carlos podía sentir las miradas curiosas y como algunos fotógrafos se alejaban decepcionados de ellos, como si sin Victoria no valiera la pena tomarles fotos. Quiso reír bajito porque el efecto Victoria no estaba presente.
El piloto madrileño continuó con su rutina preparándose para las últimas prácticas de la temporada, ya varias personas le habían preguntado por su novia y él les había dado la misma respuesta a todos: Victoria estaba enferma del estómago.
Y al parecer las noticias corrían rápido porque recibió un mensaje de Lando que decía:
¿Qué mierda le diste para que se enfermara?
Él solo respondió que no había sido él y le aconsejaba no pedir camarones a la hora de cenar. Sabía que era una total mentira, pero lo estaba disfrutando demasiado y lo disfrutaría más cuando Victoria se enterara.
Fue hora de subirse al monoplaza y nuevamente sintió como sus pensamientos se alejaban, solo era el auto y él trataba de mantenerse sereno, aunque posiblemente empujó a Checo fuera de la pista, sabía que iba a cobrárselo después.
Pronto, las prácticas se terminaron igual de rápido que como habían iniciado, tuvo que ir a dar algunas entrevistas, revisar sus datos y continuar con los preparativos para la qualy.
Estaba tomando unos minutos con su familia fuera del motorhome de Ferrari, en una especie de terraza, ellos comían algo mientras él picaba de sus platos, especialmente el de sus hermanas para molestarlas.
—¡Déjame comer, gusano! Amor, dile algo —Ana le decía a su esposo para que la defendiera, pero tanto Carlos como su marido solamente se rieron —Me las vas a pagar.
—Deja a tu hermano —Su madre se metió defendiendo a su pequeño.
—Claro, defiéndelo a él. No es como si ya tuviera 30 años —Blanca se metió para defender a su hermana.
—¡Tengo 28! A diferencia de otras —Carlos se metió para defenderse mientras le lanzaba una servilleta sucia y caía en el plato de su hermana mayor.
—Deja a tu hermana —Nuevamente Reyes trataba de mantenerlos relajados.
—Lo siento, pero yo no me veo de 30 como otroooos. Que ya hasta nos dijeron que canas tienes —Solo había una persona que sabía eso, Victoria.
El madrileño tuvo que ver como sus padres se cubrían la boca para no verlos reír, al parecer la rubia había estado hablando de más.
—No tengo canas —Lo mejor era negarlo, ya luego se arreglaría con la cantante.
—No fue lo que nos dijeron —Ana habló tratando de no reírse.
—Pues les dijeron mal —Carlos se cruzó de brazos y continuó robando comida del plato de su madre.
Estaban por continuar con su pequeña discusión cuando la energía en el paddock cambió, no fue un cambio brusco o muy notorio, pero sí lo suficientemente perceptible.
Fue en ese momento que supieron que Victoria había llegado.
Varios fotógrafos comenzaron a correr hacia la entrada con sus cámaras mientras gritaban:
Ya llegó. Sí vino. Puta madre, guardé mi lente creyendo que no la veríamos hoy.
La cantante caminaba junto con Lucía hablando y pretendiendo que no se daba cuenta de todas las fotos que le estaban tomando o fingiendo que no le importaban.
Los Sainz la veían desde lejos esperando que llegara hasta ellos.
—¿Crees que se cansé de esa atención? —Ana preguntó sintiéndose agobiada por la rubia.
—Lo detesta y lo ama —Carlos comentó sin dejar de ver la escena.
Para este punto Carlos sabía que Victoria tenía una relación de amor-odio con las cámaras. Era algo codependiente de ellas y sabía que la rubia adoraba ser venerada como una diosa, al mismo tiempo que las detestaba y siempre tiraba pestes.
Victoria llevaba un atuendo escogido por Lucía, esperando que se viera casual y linda y sobre todo, que pareciera parte de los Sainz, quería que se viera que en verdad podría vivir en ese mundo, algo apropiado decía ella, así era como le gustaba vestirla a la agente. Eran unos jeans de corte recto, una camisa unas tallas más grandes, sin que se viera mal, además de que usaba unos lentes de sol y su cabello estaba peinado con una pinza dejando caer algunos mechones "rebeldes" los cuales de rebeldes no tenían nada, como toda su imagen, esos mechones estaban ahí estratégicamente planeados.
Los fotógrafos se alejaron de ella una vez que entró al motorhome de Ferrari. Lucía saludó a todos rápidamente y se fue para buscar a Caco o a Rupert, quienes no estaban ahí en esos momentos.
—¡Familia Sainz! —Victoria sonrió y saludó a todos para tomar asiento a un lado de Carlos —Provecho.
—¿Cómo sigues, mi niña? —Reyes fue la primera en preguntar y Victoria sonrió.
—Ya mejor, ya me siento mejor —Victoria les dedicó una sonrisa, mientras que le daba una mirada molesta a Carlos de solo unos segundos, la cuál, él captó de inmediato y supo que Vic ya estaba al corriente de su pequeña broma.
—¿Qué crees que te cayó mal? —Blanca preguntó curiosa, para así no pedirlo en la cena.
—No lo sé, pero les juro que ya estoy bien.
Para ese punto, Victoria ya sabía que Carlos había estado de lengua suelta diciendo que ella no había asistido a las primera prácticas porque estaba enferma del estómago.
Esa había sido la noticia con la que había despertado de su siesta, Lucía no pudo dejar de reír por un buen rato mientras la peinaba y cuando la rubia le pidió que hiciera algo, su agente le dijo que era su karma por molestarlo tanto.
Todos siguieron hablando hasta que fue momento de que Carlos se fuera para prepararse para la qualy.
En cuanto la familia de Carlos llegó al garaje, Carlos se acercó hasta ella con una sonrisa de ganador en su cara mientras Vic fruncía el ceño.
—No puedo creer que le dijeras a todo el mundo que tenía diarrea.
—No le dije a todo mundo —Carlos puso sus manos en su cintura para aclarar el punto —Solo a mis padres, a Charles, Lando, algunos trabajadores y esa entrevistadora tan amable que preguntó por ti antes de las prácticas.
Victoria le soltó un manotazo en el brazo causando unas miradas curiosas mientras que Carlos reía.
—Además, ¿de qué te quejas? Tú le dijiste a mis hermanas que tengo canas —El madrileño recordó su enojo con la cantante y se volteó a verla con coraje.
—¡Eso no es mentira! —Victoria se defendió como pudo mientras trataba de no sonreír completamente apenada porque la habían descubierto.
—Era privado —Carlos se cruzó de brazos.
—No es como que ellas no puedan ver tus canas —Vic trató de bromear con él a pesar de que sabía que eso no funcionaría.
—Como sea, no es como que te la pases cagando todo el tiempo, me tengo que ir, ya comienza la qualy.
—¡Carlos! —Victoria se quejó por el comentario, pero en el fondo le gustaba que le hiciera bromas, al menos podía ver que estaba un tanto más relajado.
Carlos se despidió de ella dándole un beso en la mejilla para que todos los vieran y luego se despidió de su familia.
La Q1 no se tardó en comenzar, y los Ferraris se tardaron solo un poco en salir a diferencia de los demás. Iban a dejar que los otros equipos le dieran uso a la pista. Una vez que habían pasado unos minutos, los dos Ferraris salieron, Charles fue el primero en obtener sectores morados, Victoria veía las pantallas sin hacer caras porque sabía que ese fin de semana habría cámaras en su cara, más considerando su entrevista de ayer, así que lo mejor era mantenerse neutral, de vez en cuando intercambiaba comentarios con las hermanas de Carlos y sus padres.
Así como la Q1 terminó, lo mismo pasó con la Q2, y la Q3 comenzó.
Todo se sentía apresurado, ya solo quedaban 10 pilotos en la pista.
Max tenía la primera posición en ese momento, seguido de Charles y luego Carlos.
A Carlos le estaban informando los tiempos de los dos pilotos delante de él sabiendo en su interior que podía superarlos. Trataba de mantenerse sereno y hacer su trabajo.
Había estudiado la pista, los datos y solamente era cuestión de hacer su trabajo. Estaba concentrado en terminar su última vuelta cuando él mismo sintió cómo la había cagado, se había salido de la pista por centímetros, lo sabía, nadie tenía que decirle y también sabía que esos centímetros le habían hecho perder centésimas.
La qualy terminó y Carlos salió del monoplaza, iniciaría en la quinta posición mientras que Charles comenzaría en tercero.
Ninguno había obtenido la pole, pero al menos su compañero iniciaría delante de él.
Carlos dejó su casco y se puso a conversar con su ingeniero antes de ver a sus invitados, luego, fue hasta ellos y les dijo que podían irse, que los vería en el hotel.
Tanto la familia de Carlos como Victoria obedecieron, no había nada más que hacer y estaba claro que el piloto no estaba de buen humor .
Cenaron juntos y ahora Victoria se encontraba en su habitación viendo un programa de cocina.
—Idiota, olvidó la mantequilla, le bajará puntos ante los jueces —La cantante le dijo a su gato mientras comía un poco de palomitas que había pedido.
En ese momento su celular vibró, era un mensaje de Carlos.
"¿Estás despierta?"
Revisó la hora y eran las 11 de la noche, casi las 12, podía no responder y excusarse mañana diciendo que ya estaba dormida, pero lo cierto era que no tenía sueño por dormir toda la mañana y parte de la tarde. Además, una parte de ella se sentiría culpable por no hacerle caso, él la había ayudado bastante en la mañana con su crisis.
"no"
"Bien, te veo en el lobby en 10 min"
Victoria frunció el ceño al ver el mensaje de respuesta, no era una pregunta, era una demanda. Y lo cierto que cuando se ponía de ese modo, Victoria no sabía como decir que no, aunque siendo sincera con ella misma, difícilmente le podía decir que no.
Eso aunado al hecho de que la espinita de la curiosidad comenzó a meterse en su cuerpo. ¿Por qué la llamaría a esa hora?
Apagó la tele, dejó sus palomitas y se puso unos tenis, bajaría en pijama la cual consistía en unos shorts grises y una sudadera que le había robado a Lucía hace un tiempo y su agente nunca la había pedido de vuelta.
No llevaba su celular porque como siempre, tenía menos de 10% de pila, así que lo dejó cargando, cuando bajó al lobby vio a Carlos sentado en uno de los sillones tamborileando su pierna como si su vida dependiera de eso, al igual que ella, estaba en ropa cómoda, unos shorts deportivos y una sudadera.
—¿Qué carajos hiciste? —Carlos sonrió al escucharla hablarle de manera tan brusca.
—Voy llegando y no puedo dormir.
El madrileño se puso de pie y se alzó de hombros indiferente mientras guardaba sus manos en sus bolsillos, Victoria lo analizó con precaución. Su cabello estaba debajo de una gorra puesta al revés y su rostro tenía una huella de cansancio.
—Mañana es la carrera, es normal que sigas nervioso —La cantante mencionó esperando calmarlo —Lo mejor es que vayas a dormir.
Carlos ignoró la sugerencia.
—¿Quieres hacer algo para distraernos?
—Yo estaba haciendo algo —El piloto la miró de mala manera y Vic rió divertida —¿Qué? Estoy viendo como están a punto de sacar a un chef de renombre de una competencia por un millón de dólares.
—¿En serio? ¿Uno de tus concursos de cocina?
—Esta vez los concursantes son chefs muy importantes de todo el mundo —Carlos no pudo evitar soltar una risita y desviar su mirada hacia el suelo, Victoria sintió lástima por él por alguna razón —¿Ya cenaste?
—No.
—¿Quieres cenar algo?
—No.
—Hermano, no me estas poniendo las cosas fáciles —La cantante no sabía qué hacer y las opciones comenzaban a terminarse.
—Entonces, ¿quieres hacer algo o te irás a seguir viendo tu competencia de cocina? —Nuevamente, Carlos le preguntó esperando en el fondo que se quedara, porque si ella se retiraba, iba tener que subir a su habitación y revolcarse en la cama como gusano hasta que el cansancio le ganara y por cómo había estado los últimos días sabía que el cansancio podría no llegar nunca.
—Si encuentras algo que sea lo suficientemente entretenido, me quedo —Victoria se quedaría aunque la hiciera ver pintura secarse, pero eso no se lo haría saber.
El lobby estaba casi vacío, solo algunos trabajadores y algunas personas que salían de fiesta. Estaba claro que ninguno de los dos podía hacer eso porque Lucía los asesinaría.
—Tengo una idea.
—¿Qué tipo de idea? —A Victoria no le gustó la forma en la que Carlos le había sonreído cuando soltó lo de su "idea".
Sin decir nada más, Carlos tomó su mano y comenzó a jalarla por el lugar sin que ella pusiera algún pero.
Carlos por fin se detuvo frente a uno de los salones exclusivos que había en el hotel, siempre se ocupaban para exposiciones o juntas de trabajo, está vez había una fiesta.
Se veía de gente con dinero, como todo en ese lugar. El salón estaba lleno de arreglos florales, gente bailando en la pista, luces de color morado por todo el lugar.
—Pensaba que podríamos hacer algo divertido —Victoria le dio otra mirada al lugar sin saber qué es lo que estaba ocurriendo en la cabeza de Carlos.
—No estoy vestida para una fiesta —La rubia comentó sin dejar de ver el salón.
—Yo tampoco.
—¿Qué es lo que tienes en mente, Carlos? —Victoria preguntó divertida esperando encontrar respuesta a lo que esté sucediendo con Carlos.
—Se me ha antojado un pedazo de pastel, ¿vienes conmigo? —Y es en ese momento que Victoria supo exactamente lo que estaba pasando.
Carlos quería hacer algo estúpido y "arriesgado" por los nervios de la carrera, no tenía que decirlo en voz alta para que ella pudiera notarlo a kilómetros.
Ella tenía las mismas actitudes autodestructivas cuando estaba estresada, claro que las de Carlos siempre eran PG-13 a diferencia de las de la cantante, que eran algo feas y verdaderamente autodestructivas.
En un mal día podría regresar a sus adicciones, prefiero no pensar en eso.
Victoria lo volteó a ver y Carlos sonrió esperando que la rubia aceptara, porque si lo hacía solo no era divertido.
—¿Cuál es tu plan? —Esa fue la pregunta que Victoria hizo y Carlos nuevamente sonrió satisfecho porque le siguiera el juego.
El piloto volvió a dirigirla hacia el salón quedando a solo unos cuantos metros de la entrada y una vez que lo hizo volteó a verla para darle indicaciones.
—¿Ves esa mesa de dulces? —Vic asintió comprendiendo cuál era su idea, entrar a robar.
—Ni siquiera te gustan los dulces.
—Meh, siempre puede haber víboras agridulces para ti —El piloto supo como terminar de convencerla y sin decir nada más ambos se encaminaron a la fiesta.
Entraron sin importarles nada, ya era una hora donde la gente estaba lo suficientemente ebria como para darles un poco de su atención.
Victoria y Carlos no se detuvieron hasta llegar a la dichosa mesa, donde pronto comenzaron a tomar lo que se les antojara, la rubia daba miradas a su alrededor para asegurarse que nadie de seguridad los viniera a sacar, pero no tenían tanta suerte.
Tal vez si tuvieran otro tipo de ropa podrían pasar desapercibidos más tiempo.
—Carlos —Vic comenzó a llamar la atención del piloto, quien estaba enfrascado en continuar su travesura —Carlos tenemos que irnos.
En ese momento, el madrileño alzó su cabeza y vio lo mismo que la cantante, a dos hombres de traje negro del tamaño de las puertas caminando hacia ellos sin parpadear y con mala cara.
Tal vez Victoria podría distraerlos con su bella carita, pero Carlos no quería quedarse para averiguarlo.
—Vámonos, no creo que está vez Lucía nos quiera sacar de la cárcel —Carlos mientras decía eso, tomó la mano de Victoria y comenzó a caminar apresuradamente por entre las mesas esperando no ser atrapados por aquellos hombres.
Era como caminar por un laberinto, se movían entre mesas, sillas, invitados y camareros, uno de ellos tenía una bandeja llena de rebanadas de pastel y Victoria se estiró para tomar un plato, sería su pieza más preciada del robo.
Carlos ni siquiera se había percatado de eso, seguía dirigiendo a la rubia a la salida mientras volteaba de reojo hacia atrás para ver cómo aquellos hombres seguían tratando de atraparlos.
Una vez que salieron del salón, Carlos pudo comenzar a moverse más rápido —Corre, Vic.
A la rubia no tuvieron que decirle dos veces, estaba claro que si iban al elevador los atraparían así que a lo lejos vio las escaleras de emergencia y se lo hizo saber a Carlos.
El madrileño corrió hasta ellas y corrieron 5 pisos sin detenerse, luego, Victoria no pudo más y se quedó ahí esperando que no viniera por ellos, Carlos se detuvo al sentir como la cantante dejaba ir su mano.
Al girarse, ella estaba recuperando la respiración y fue ahí cuando notó que traía un pedazo de pastel con ella.
—¿A qué hora robaste eso?
—Tengo mis secretos, guapo —Tal vez esa frase hubiera sonado mejor si tan solo Victoria no estuviera escupiendo sus pulmones por la boca —Ahora, ¿tu cuarto o el mío?
—El tuyo.
Sin decir más, salieron de las escaleras de emergencia y fueron hasta el elevador, donde afortunadamente pudieron llegar a la habitación de Victoria sin problema alguno.
Al entrar, Bodoque los recibió con un maullido desde el sillón donde dormitaba, algunas lámparas estaban prendidas y la tele estaba en pausa con su programa listo para continuarlo.
Los dos sacaron su botín de sus sudaderas y lo dejaron en la cama de la cantante.
—Te traje gomitas de víbora —Carlos se las lanzó mientras que ella le acercaba unos chocolates.
—Yo te robé esto.
La parejita se sentó en la cama y comenzaron a comer, esa sería la cena de Carlos, además de que compartirían la rebanada de pastel.
—Pon tu show, no quiero pensar en nada —Carlos le pasó el control y comieron en silencio.
Tal y como Victoria había dicho, uno de los chef más reconocidos de Europa había perdido, según los jueces había sido porque había perdido de vista los pequeños detalles.
—Lo sabía, desde el inicio era muy soberbio —Victoria sonrió al ver que su predicción estaba correcta —Se le olvidó la mantequilla, no tostó las nueces y la decoración era muy banal...vacía.
La cantante ponía en contexto a Carlos, él solo asintió pues no había mucho que opinar.
Luego, llegó la entrevista final del chef
"Olvidé lo básico, es algo que nunca me perdonaré. Vine a esta competencia a probar que soy mejor que el resto y mientras trataba de probarlo me he olvidado que yo en realidad amo cocinar y he actuado como un estúpido [...] La cocina para mí lo es todo, así que esto fue una verdadera lección de humildad y un recordatorio que no debo de perder de vista lo importante. ¡Y no olvidar la mantequilla!"
Y después de esa entrevista, se cambió de inmediato a los avances del siguiente capítulo.
Victoria veía de reojo a Carlos, porque no sabía si solo ella lo había pensado, pero de verdad, sentía que las palabras podrían resonar en su cabezota, más ahora que sentía toda esa presión sobre sus hombros.
Carlos, por otra parte, se puso de pie y fue directo al pequeño balcón de la habitación de Victoria, necesitaba aire fresco.
La rubia fue por sus cigarros dándole un poco de espacio al piloto, viéndolo desde adentro, viendo como se recargaba en el balcón y como se quedaba con la mirada perdida en la ciudad.
Victoria prendió uno y tomó más víboras para luego salir con Carlos.
Se colocó a su lado sin decir nada, solamente fumaba haciéndole compañía.
—¿Sabías que la poligamia está permitida aquí? —Carlos habló al sentir a Victoria a su lado.
La cantante soltó una risa al escucharlo —¿Algo que quieras decirme, Carlos?
En ese momento supo que su dato curioso podría sonar sugerente.
—No me refería a eso —El madrileño soltó tratando de no reírse —Solo que pensé, así como tú me dijiste un dato curioso en la mañana, supuse que podría decirte uno yo.
Victoria solo negó mientras tomaba otra calada de su cigarro.
—¿Sigues nervioso?
—Sigo sin poder dormir —Volteó a verla y pudo observar como el viento movía mechones salvajes del cabello de Victoria. El aire era frío, pero por alguna razón era tranquilizante para ambos.
—Vamos, no deberías de estarlo.
—No es tan fácil.
—Supongo que no, pero ni siquiera tienes que ganar la carrera, solo debes de terminar antes que Charles —En verdad esperaba calmarlo un poco.
Carlos no respondió nada ante ese comentario, él no quería ganar de esa forma, no quería ganar por lo mínimo indispensable.
—¿Sabes? Todo mundo espera que Charles gane, es "il pridestinato" después de todo —Carlos rió, pero se notaba algo de tristeza en su voz.
—¿Otra vez leíste tus comentarios en Instagram? —Carlos asintió.
—Y también Twitter.
—No deberías de ver eso, no ayudan para nada —El piloto ignoró el consejo, no servía de nada, pues ya lo había hecho.
—Es él a quien todos quieren.
El piloto ya no la estaba viendo, no podía verla a los ojos, suficiente tenía Victoria con la imagen de cobardía hacia él, no necesitaba su lástima, prefería ver las luces de la ciudad frente a ellos.
—Yo no —El tono con el que Victoria había hablado fue fuerte y claro, haciendo que Carlos volteara a verla por primera vez desde que esa conversación había comenzado, como si no pudiera creerlo.
Carlos sonrió, Victoria desde el primer día había creído en él, a Carlos le gustaba decir que eran un equipo y siempre pensó que solo él lo pensaba, pero hoy, después de toda una temporada se dio cuenta que no era el único.
—Lo digo en serio, quiero que ganes tú, Charles me cae bien pero no quiero que gane —Victoria hablaba decidida, necesitaba que Carlos creyera sus palabras.
—¿Lo dices de verdad?
—¡Claro! Es más, yo siempre he apostado por ti, ¿qué caso tiene ser "novios" o colegas de trabajo si no vamos a creer el uno en el otro? —Victoria hizo comillas en el aire al decir la palabra novios —Además, después de todo, tú siempre lo has dicho, estamos juntos en esto ¿no? Tal vez me tardé un poco en creerlo, pero lo hago.
Carlos sonrió, era cierto, era él quien siempre decía eso, eran un equipo y le agradaba que Victoria pensara igual.
—En verdad significa mucho para mí.
Victoria terminó su cigarro y aventó la colilla al suelo.
—Independientemente del resultado de mañana —La rubia volvió a hablar —Me gustaría que te divirtieras, que no olvidarás las bases y que pienses en ese Carlos pequeño que soñó con todo esto.
—Lo haré.
El piloto la dejó entrar de nuevo a la habitación y tomó su celular para luego dirigirse a la puerta.
—Descansa y por favor, ya no veas tus redes sociales, no sirven de nada —Victoria sostuvo la puerta antes de cerrarla, Carlos asintió y salió de ahí.
—Nos vemos mañana.
—Nos vemos mañana.
Después de eso, Victoria cerró la puerta y recogió toda la basura de su robo para irse a dormir.
Por otro lado, Carlos fue a su cuarto y cayó rendido en la cama, sin destenderla, cambiarse, nada.
- - - - - Domingo - - - - -
Desde hace semanas no dormía así y se sintió como una persona nueva al despertar, está vez había dormido 7 horas seguidas.
Vale, tal vez iba un poco tarde, ¡pero había dormido sin problemas!
Bajo para encontrarse con todos en el comedor, está vez la mesa estaba completa, con su familia, Rupert, Lucía y Victoria.
Carlos se sentó en la silla a un lado de la cantante, ya era una costumbre para todos dejarlos los lugares juntos. El madrileño saludó y de inmediato se pudo escuchar su buen humor, era un cambio completamente diferente al de los días pasados.
—Alguien se ve feliz —Victoria comenzó a servirle café.
Lo tomaba negro y sin azúcar, así que su orden era fácil de aprender.
—¿Alguien sabe por qué hay más seguridad hoy? —Victoria se detuvo de golpe al escuchar la pregunta de Reyes.
Carlos hizo lo mismo haciendo que se le cayera un poco de fruta sobre la mesa, fuera de su plato.
—Escuché que dos estúpidos se colaron a una fiesta anoche y robaron dulces y una rebanada de pastel y eso no les gustó a los que rentaron el salón y por consecuente a los managers —Lucía habló mientras les dedicaba una mirada furiosa a la parejita, que fingía demencia.
Carlos y Victoria no podían ser tan estúpidos, o al menos eso creía ella.
El hotel estaba infestado de cámaras, claro que descubrirían que eran ellos, la agente tuvo que negociar por debajo de la mesa para que los perdonaran y no se volviera a mencionar el incidente. El hecho de que los dos ladrones fueran gente famosa ayudó a su caso.
—¿Quieres un poco de miel? —Victoria trataba de cambiar el tema.
—Sí, sí. Me encantaría —Carlos supo que debía de ayudar —Y no se preocupen por la seguridad, no es nada.
—Sí, no es nada —Está vez fue Caco quien habló, claramente molesto, él estaba al tanto de la situación.
—¿Y cómo te sientes, hijo? ¿Más tranquilo? —El señor Sainz fue el que cambió el tema y ambos no pudieron estar más felices con eso.
—Mucho mejor, estoy emocionado —La cabeza de la familia sonrió satisfecho al ver que posiblemente su plática lo había ayudado.
Nuevamente la rutina se repitió por una última vez y la emoción se podía sentir en el ambiente.
Todos estaban ansiosos y emocionados, sintiendo cosquillas y náuseas, no importaba que no fueran ellos quienes corrieran, los nervios se sentían por igual.
Está vez, la familia de Carlos dejaron que su hijo y Victoria fueran por delante, tomados de la mano y mostrando un frente unido.
—¿Sabes? Ayer y apenas tomaron mi foto —Carlos susurró en el oído de la rubia haciendo que ella sonriera y los clicks se intensificaran.
—¿Sin mí? Tiene sentido, espero no te hayas puesto triste. Yo tomaré tu foto —Victoria le respondió de la misma forma.
Luego, entraron al paddock y descansaron.
Carlos se fue a hacer sus actividades de siempre, fanzone, el desfile y mientras tanto Victoria trataba de calmar a Lucía y a Caco.
—¡Es que ustedes dos no pueden ser más estúpidos porque no hay más horas en el día! —Así era el regaño.
Los dos agentes la habían acorralado y como no podián decirle nada a Carlos para no estresarlo, se fueron contra ella.
—No fue mi idea —Victoria iba a defenderse como pudiera.
—Lucy, me tengo que ir, las dejo —Caco revisó su celular y se fue a buscar a Carlos para seguir con el itinerario —Victoria, compórtate.
La rubia solo rodó los ojos.
La familia de Carlos estaba en otro lado, gracias a Dios no estaban presenciando el regaño.
—¿Qué me importa que no haya sido tu idea? ¿Meterse a robar en una fiesta ajena? ¿En un país que no es Estados Unidos?
—Solo robamos unos cuantos dulces.
—¡Eso no importa! Robar es robar y los dos hubieran terminado en una cárcel.
—Terminamos en la cárcel en Italia —Victoria le recordó que no era su primera incidencia y en el momento en el que terminó de hablar quiso matarse porque eso solo potenció el mal humor de su agente.
—Te dije que no le complicaras la vida.
—¡Fue su idea! Yo solo trataba de ayudar. ¡Literalmente hice lo que me pediste! —Victoria alzó sus brazos sonriente sabiendo que ese punto no podría pelearlo Lucía.
Y así fue, la agente la miró mal mientras la cantante sonreía triunfante.
—Será mejor que digas que pasó.
Después de eso, se quedaron hablando en el tercer piso de Ferrari, había una sala para invitados y el tiempo se les comenzó a ir de las manos. Lucía estaba tan enfrascada en la plática que no se dio cuenta de la hora.
No fue hasta que dejaron de escuchar movimiento que supieron que la habían cagado.
—¡La carrera! —Lucía se puso de pie de golpe y jaló a su cliente fuera del motorhome.
Carlos, por otro lado, estaba en su garaje hablando con su familia, estaba tranquilo y trataba de permanecer así, trataba de recordar lo importante y divertirse.
Durante su calentamiento había hecho ejercicios de respiración recomendados por Rupert y habían funcionado.
—¿Alguien ha visto a Victoria y Lucía? —Todos negaron, hasta ese momento no se habían percatado que la cantante no estaba.
En realidad pensaron que llegaría por sus medios, sin embargo ya iban a llevar el monoplaza a las posiciones de salida y ella no aparecía.
—Tranquilo amor, a lo mejor se retrasó, pero estoy segura que llegará en cualquier momento —Reyes le puso su mano en una mejilla para calmarlo., si tan solo eso pudiera ayudarle.
—Tal vez está en Mercedes —Blanca se burló de su hermano logrando que no solo Carlos la fulminara con su mirada, sus padres igual —Es broma.
Por otro lado, Lucía iba corriendo delante de la cantante para abrirle el paso.
—¡Corre, Victoria!
Lucía y ella iban a entrar al garaje de Ferrari cuando Victoria recordó que algo se le había olvidado y se detuvo de golpe.
—Lucía, diles que llego en unos minutos, ¡olvidé algo! —Y sin esperar respuesta de la castaña, se fue corriendo de ahí.
La castaña se había quedado congelada, en su lugar sin saber bien qué hacer, lo mejor era entrar y ver que todo estuviera en orden. Así que entró al garaje y al entrar se encontró a Carlos junto con su familia especulando donde estaban ellas dos.
Por un segundo se sintió aliviado de ver a Lucía, pero se preocupó al no ver a una rubia detrás.
—¿Y Victoria? —Carlos preguntó alarmado.
—Dijo que se le olvidó algo, llega en unos minutos —El madrileño asintió fingiendo calmarse, ¿por qué siempre se escabullía en los momentos más importantes?
—¡Carlos! —Uno de sus mecánicos lo llamaba porque ya era hora de irse.
El piloto volteaba esperando que la rubia saliera de entre el laberinto en cualquier minuto, pero parecía que eso no sucedería.
—Carlos, vete, ella llegará —Lucía le dijo y tuvo que obedecer pues otra vez lo estaban llamando.
Y tal como lo había dicho Lucía, Victoria llegó unos minutos después. estaba despeinada y parecía que le faltaba la respiración. No pudo alcanzar a Carlos y se odiaba por eso, pero había ido a hacer algo importante.
—¿A dónde fuiste? —Las hermanas de Carlos le preguntaron agresivamente al verla llegar.
—Lo siento, no puedo decirles, pero no era mi intención tardar tanto —Victoria no iba a ceder, luego cuando Lucía le hizo la misma pregunta, volvió a negarse a decir.
Alguien le pasó unos auriculares y se los colocó, Victoria estaba hasta atrás de la zona de invitados, pudo reconocer a un actor de una serie que le hizo un poco de plática antes de comenzar, ella no recordaba su nombre así que solo respondía sus preguntas amablemente y luego se fue.
Lucía estaba a su lado, los padres de Carlos, Caco, Rupert y sus hermanas estaban hasta adelante, ella les había dejado ese espacio.
Los pilotos se subieron a sus monoplazas y los mecánicos abandonaron la pista.
Las primera posiciones estaban ocupadas por Max, Lewis, Charles, Checo y Carlos.
Charles y Carlos estaban en la misma hilera y todo mundo estaba expectante de ver si lo arruinaban en la largada.
Por última vez en la temporada hicieron la vuelta de calentamiento y regresaron a sus posiciones de salida.
Carlos estaba mirando las luces de salida esperando por ellas, una vez que la última se apagó, aceleró el auto con todos sus reflejos, Charles y él ya estaban peleando por la posición, Lewis había logrado quitarle la primera posición a Max, dejando a Max segundo y Checo tercero.
Charles había perdido la posición contra el mexicano y Carlos y él habían comenzado a batallar.
Todo parecía ir correctamente hasta que los dos pilotos de Ferrari casi tienen un roce en la curva 9, Carlos se salió de la pista para evitar el contacto y se pudo sentir la tensión en ambos garajes de la escudería italiana.
Los comisarios dijeron que no era para investigarse y la carrera continuó.
Para la vuelta 14, Carlos entró a Boxes a cambiar sus llantas perdiendo dos posiciones, y para la 15, fue el turno de Charles, debido a que las llantas de ambos habían sufrido un desgaste por ese pequeño accidente entre ellos.
Nadie hablaba, todo mundo estaba esperando. Victoria sentía como su desayuno subía por su garganta, en verdad que la ponían muy nerviosa las carreras y puesto que su última carrera había sido un poco más de un mes, era como sentir todo desde cero.
—Déjate las uñas —Lucía le dio un manotazo pero la pobre no le hizo caso.
En la vuelta 20, los dos Ferraris ya estaban en segunda y tercera posición detrás de Max, con Charles en segundo y Carlos tercero.
No hubo ningún cambió hasta la vuelta 42, donde Charles logró la primera posición y Carlos la segunda. Charles lograba que la distancia entre ambos creciera, con +12 segundos de diferencia.
—¿Crees que pueda alcanzarlo? —Lucía le preguntó a Victoria, pero básicamente era un ciego preguntando por indicaciones a otro ciego.
La rubia no tenía la menor idea de si era posible, podía ver a todo mundo estresado, no importaba que Charles llevara la delantera, su mismo lado del garaje se sentía con el ambiente pesado porque lo cierto era que muchas cosas podían pasar de aquí al final.
Y fue así que un safety car llegó, George Rusell había terminado contra el muro en la vuelta 47 (no le había pasado nada grave) y por la radio de Carlos se escuchó.
—I'm going in, soft tyres, now —El madrileño sabía que tenía un set de neumáticos suaves nuevos y había sido el primero en pedir entrar a boxes.
Además de que técnicamente no era una petición, era una orden, Carlos estaba haciendo su propia estrategia porque no dejaría que le arrebataran el campeonato por órdenes de equipo, Charles se quedó afuera como líder.
Carlos salió con llantas nuevas y se quedó en la 3 posición esperando a que el safety car terminara, para la vuelta 51 ya se había ido.
Ahora, Carlos tenía 7 vueltas para alcanzar a Charles y Charles tenía 7 vueltas para mantener su posición con neumáticos viejos.
Vuelta con vuelta Carlos se acercaba más a su compañero y para la vuelta 55 ya estaba nuevamente en segunda posición.
Charles sabía que no debía dejarlo acercarse demasiado o él mismo le daría el DRS requerido para rebasarlo, desgraciadamente para el monegasco, fue lo que el madrileño hizo.
En cuanto hubo oportunidad, Carlos lo pasó y ambos Ferraris batallaron por la posición, nuevamente casi hubo un toque en la curva 9, pero no sucedió.
Ya era la última vuelta y Carlos se había puesto primero, Victoria podía sentir como su corazón no paraba y había dejado de respirar.
A Carlos le estaban informando los tiempos de Charles a cada momento, su compañero estaba a +1.783 segundos de él.
No iba a permitir que le ganara, no iba a dejar que Charles le quitara la Victoria.
Fue en ese momento que Carlos vio la bandera a cuadros y cuando la pasó sintió como sus manos estaban agarrotadas en el volante por tanta fuerza que había ocupado.
En la transmisión se escuchaba —Ferrari está noche celebrará hasta morir. Ambos pilotos compartieron un gran campeonato durante toda la temporada y nos dieron una gran carrera esta noche, pero el trofeo se va con Carlos. ¡Carlos Sainz es campeón por primera vez este 2022!
La cámara cambió al casco de Carlos dentro del monoplaza y su jefe de la escudería estaba usando el radio para hablarle.
—¡Yes Carlos! ¡Yeeees! —Carlos estaba llorando al escuchar esas palabras.
De su lado solamente se escuchó un grito que indicaba todo lo que sentía.
Euforia, alegría, gratitud, tranquilidad una vez que hubiera ganado, orgullo, satisfacción.
Varios trabajadores de Ferrari salieron a la valla para celebrar con él y Caco con una bandera de España corrió junto con Rupert y celebrar con él.
Después, fueron las donas hechas por los primeros tres lugares, todo parecía un sueño.
Toda la familia de Carlos no paraba de gritar y abrazarse, Victoria estaba celebrando con Lucía.
—¡Ganó! —La rubia gritó una vez que se separó de su agente, pero antes de que pudiera decir algo alguien la jaló.
Cuando se dio cuenta, el señor Sainz la había tomado y la había metido al círculo familiar para celebrar todos juntos. Victoria no podía dejar de gritar junto con las hermanas de Carlos y Reyes.
—Vamos a verlo —El señor Sainz fue el primero en separar y tomar la mano de su esposa para comenzar a correr.
Victoria fue detrás de ellos, Caco se posicionó a su lado y Ana y Blanca iban detrás de ellos jalando a sus esposos.
No se tardaron nada en llegar a la zona donde aparcaban los autos, Carlos ya había dejado su monoplaza en la posición del número uno y celebraba con la multitud, Charles estaba bajándose del suyo para felicitarlo.
El monegasco fue el primero en abrazarlo.
—Felicidades, mate —Dijo solo un poco desanimado, no era así como él quería que terminara la temporada.
—Fue una buena batalla —Carlos le dijo en el abrazo.
—Quiero la revancha la siguiente temporada —Los dos se separaron y rieron, Charles más por obligación que otra cosa.
—Dalo por hecho.
Después de eso, se alejó y el padre de Carlos fue el primero en abrazar a su hijo, ambos estaban llorando y se notaba que estaban diciéndo algo, pero nadie escuchó, había cámaras sobre ellos, luego fue el turno de Reyes, Caco y de sus hermanas.
Victoria esperaba pacientemente su turno, con Rupert a su lado.
Una vez que se separó de Ana, el madrileño divisó a Victoria y fue hasta ella para abrazarla. Si ya había cámaras, ahora que ellos estaban juntos, se triplicaron.
—¿Dónde carajos te metiste? —Le preguntó en el abrazo.
La rubia podía sentir el sudor de Carlos empaparla, pero no le importaba, podía sentir adrenalina por todo su cuerpo.
—¡Guapo! ¡Ganaste! —Victoria colocó sus dos manos en sus mejillas y agachó un poco su cabeza para besarlo en la frente. Terrible decisión, estaba todavía más mojado —¿Te divertiste?
—¡Pero claro que lo hice, preciosa —Nuevamente, Carlos la envolvió en un abrazo y nuevamente los click no dejaban de escucharse.
—¡Carlos en verdad ganaste! —Vic volvió a gritar una vez que la dejó en el suelo.
Carlos quería decir algo, pero al verla ahí frente a él se quedó sin palabras. Fue entonces que algunos mecánicos de Ferrari llegaron hasta ellos y comenzaron a alzarlo en brazos, Victoria se apartó un poco para no ser golpeada.
Hubo entrevistas, todo mundo quería hablar de la gran carrera que acababan de presenciar, Lando y los demás pilotos se acercaban a él durante el pesaje para felicitarlo.
Después de eso, fue el podio, Max salió tercero, luego Charles y por último Carlos. No había forma de borrarle la sonrisa de la cara.
Todo Ferrari estaba ahí para celebrar a ambos. El himno de Italia y de España sonaron a todo volumen y Carlos disfrutó ese baño de champaña como si fuera el primero de su vida. Tenía una bandera de España en su espalda.
Podía ver a todos desde donde estaba, les lanzó champaña y bajó la botella para que su equipo pudiera tomar algunas gotas.
Después, el caos comenzó.
El equipo comenzó a sacar sudaderas con la leyenda de "Carlos Campeón", todos lo felicitaban y Victoria quería dejarlo disfrutar, Lucía no la presionó para estar pegada a él y ella lo agradeció.
Fue entonces que se percató del otro lado de la moneda, Charles estaba en su lado de su garaje dejando su casco y sus guantes con la cabeza cabizbaja. Varios trabajadores pasaban por él y le daban un pésame con algunas palmadas en la espalda o los hombros.
Charles decía que estaba bien, pero se notaba que no era cierto.
—Fue una buena carrera —Victoria llegó hasta él esperando no afligirlo más de lo que estaba.
—Vittoria —El monegasco dijo su nombre en italiano y ella sonrió, varios trabajadores de Ferrari así la llamaban.
—Supongo que al final del día se quedó con una —Se refería a Carlos quedándose con el campeonato y no con ella.
Charles trató de no sonreír, pero le fue imposible.
—¿Cómo estás? —La cantante preguntó y supo que era una pregunta estúpida —Lo siento.
—No te preocupes, supongo que es así cómo se sintió Carlos el año pasado.
—Si, pero el año pasado no estaba yo, ahora me tienes a mí para embriagarte —La rubia dijo esperando hacerlo sentir mejor, pero conociendo a gente como Charles, sabía que no habría nada en el mundo que lo hiciera sentirse bien.
—Tomaré tu palabra, hoy tú y yo hasta vomitar —Charles la amenazó con un dedo y ella asintió.
—¡Charles! Ven acá —Alguien de Ferrari le gritó para tomarse la foto, después de todo, habían logrado 1 y 2 en la carrera, en el campeonato y se habían llevado el campeonato de constructores.
El monegasco corrió y alguien le entregó una botella mini de vino espumoso para celebrar.
Victoria veía desde ahí con una sonrisa en el rostro y sintió cómo Lucía llegaba hasta ella.
—Hoy puedo embriagarme, ¿verdad? —La cantante le preguntó a su manager, quien la miró molesta.
—Sí, hoy puedes embriagarte hasta caer.
—¡Esoooo! —Vic celebró alzando las manos y ambas mujeres rieron.
Luego fue hasta la familia de Carlos y volvieron a hablar de los planes.
Carlos se acercó a ellas y dijo que los vería en la fiesta, que había unas cosas por terminar.
Todos obedecieron y regresaron al hotel para comenzar a arreglarse.
Victoria había llegado a donde sería la fiesta de Ferrari y la sorpresa fue ver que Carlos no había llegado aún. Toda la familia se dispersó y comenzó a explorar el lugar. Lucía la dejó divertirse mientras ella buscaba algo para tomar y a buscar a algunas de sus amigas de Relaciones Públicas del equipo que había hecho durante la temporada, se hicieron amigas porque la castaña le había pasado algunos tips.
—¡Vic! —Lando fue quien la recibió con un shot de bienvenida y la guió a donde estaban los chicos.
Charles y Carlos los habían invitado.
—¡Lando! —Vic chocó el vasito de shot junto con el inglés y lo tomaron.
Charles ya estaba ahí y al parecer no bromeaba cuando decía que iba a tomar, pues ya se veía rojo de la cara, Pierre y Yuki estaban ahí también disfrutando.
—¿Y tu novio? —El francés preguntó y ella se alzó de hombros sin saber. Era la verdad, no tenía la menor idea de donde estaba Carlos.
—Entrevistas —Charles respondió arrastrando la única palabra que había dicho.
—En ese caso, salud por Cabrón Sainz —Pierre alzó su shot y lo fondeó, Vic y Lando se sirvieron otro para acompañarlo. Yuki tomó de su bebida y Charles tomó directo de la botella.
Victoria se dio cuenta que no podía embriagarse del todo, pues había gente que la saludaba y felicitaba como si los logros de Carlos fueran de ella.
Ella asentía y sonreía, pero lo cierto es que no tenía la menor idea de quiénes eran la mayoría de la gente.
Estaba hablando con uno de los mecánicos de Carlos cuando escuchó un revoloteo en la puerta, el ganador había llegado.
Fue en ese momento que todo mundo corrió para verlo, la gente lo saludaba y le tomaba fotos, alguien le tendió una copa de champaña y mientras eso sucedía con Carlos, Lando se acercó hasta ella y la tomó de la mano para comenzar a jalarla por el lugar.
—Ve con tu hombre —Sin aviso la empujó hasta Carlos haciendo que se tambaleara hasta él.
—Hola, preciosa —Carlos le susurró al sentirla sobre su pecho mientras ella trataba de recuperar el balance.
—El imbécil de Lando me empujó —Victoria se quejó y luego volteó a verlo.
Carlos se había arreglado, claro que no vendría en su nomex. Ahora usaba una camisa azul claro y unos jeans, su cabello se lo había peinado y para ella, Carlos parecía brillar iluminando todo el lugar. Probablemente era el alcohol.
—Veo que comenzaste sin mí —Carlos pudo detectar de inmediato que Victoria ya no estaba en sus 5 sentidos.
—Te tardaste demasiado y las bebidas son gratis.
Conforme iban hablando, la pareja se iba abriendo paso y nuevamente la gente los felicitaba, Victoria pudo sentir como les palmeaban los brazos, más a Carlos obviamente, pero se estaba agobiando y el madrileño se dio cuenta al ver como Victoria comenzaba a huir de cualquier tacto y se pegaba a su cuerpo buscando protección.
—Corre, ve con Charles —Se agachó a susurrarle al oído y a la rubia no tuvieron que decirle dos veces —Ahorita nos vemos.
—Adiós, guapo.
Y con dificultad se abrió paso entre la gente para irse a beber, ahora que Carlos había llegado no tendría que ser ella quien hablara con la gente, ese era trabajo de Carlos.
El madrileño la vio partir y quiso seguirla, pero sabía que la gente no le iba a permitir eso, así que prefiero dejarla ir para que nadie la molestara.
A lo lejos, vio como se fue con los chicos y se puso a tomar nuevamente con ellos.
Carlos comenzó a saludar a todos, a recibir las felicitaciones y a dedicarles un poco de su tiempo a todos los que estaban ahí.
Lo hicieron decir unas palabras, donde agradeció a su equipo de mecánicos por toda la temporada, a la escudería por darle esta oportunidad, a su familia, a Charles por ser un gran contrincante y a Victoria. (Ninguno de los dos sabía si lo decía de verdad o por el contrato)
El monegasco alzó su vaso al escuchar su nombre, pero ya estaba perdido. Victoria, por otro lado, agradeció desde lejos y le lanzó un beso porque todas las miradas estaban en ella cuando mencionó su nombre.
Después, la fiesta continuó, pero era obvio que todo mundo quería estar con el campeón del mundo. Carlos estuvo dividido el resto de la fiesta, habían llegado algunos amigos que Vic no conocía. Al parecer estaban en Abu Dhabi desde el sábado, pero ella no tenía la menor idea.
Lando y Vic habían ido a la pista de baile porque ninguno de los dos quería cuidar a Charles borracho, le dejaron esa tarea a Pierre, quien los maldijo mientras los dos se iban corriendo.
Los dos jóvenes estaban disfrutando de la música, Victoria se había robado una botella de champaña para ambos y la compartían mientras se movían por la pista.
—Oh-oh, problemas —Lando le quitó la botella y señaló detrás de ella.
Al girarse, la cantante pudo ver que Carlos estaba siendo rodeado por una sensual morena de cabello negro y vestido escotado listo para matar. Se notaba que Carlos estaba incómodo y no sabía cómo alejarse.
—Carajo.
—Esa es tu nueva vida, si antes lo deseaban, ahora lo quieren más —Lando sonrió burlón para provocarla.
—Dame eso —Y sin esperar respuesta, le arrebató la botella al británico y comenzó a caminar hacia donde estaba su "novio"
—Piérdete —Victoria empujó a aquella mujer por el hombro y tomó la mano del madrileño —Nos vamos.
Victoria lo estaba llevando hasta donde estaba Lando viendo la escena, cagándose de risa por la cara de pocos amigos de la rubia y por cómo había empujado a la otra joven.
—Que conste no estaba haciendo nada —Carlos alzó sus brazos inocente. Era cierto, el idiota estaba buscando una forma de escapar de aquella mujer, suficiente problemas de mujeres tenía.
Lando rió mientras Victoria lo fulminaba con la mirada y tomaba de su botella robada —No te puedo estar cuidando.
—¡Ya lo sé! —Carlos respondió y se notaba que también había estado tomando —Estaba con Ana y de la nada se perdió.
—Da igual —Victoria no quería discutir —Vamos a bailar.
Estuvieron un rato los tres moviéndose por la pista, Lando había encontrado pareja, pero luego la dejó para irse con Pierre, pues al parecer, Charles quería vomitar y necesitaba ayuda con Yuki.
—¿Te estás divirtiendo? —Carlos le gritó al oído para que pudiera escucharlo.
—No está mal, creo que necesitaba una fiesta.
—Yo también —Ambos sonrieron al verse a los ojos —¿De dónde sacaste la botella?
—¡Se la quité a Charles!
Nuevamente, Carlos rió por la imagen mental.
Victoria estaba bailando mientras tomaba y en ese momento le dió un vistazo, la cantante estaba usando un vestido rosa de tela brillante, con un escote trasero que llegaba hasta la espalda baja de la rubia. Usaba tacones y su cabello estaba en un moño para que no le molestara. No llevaba brassier y trató de no verla más en cuanto se dio cuenta, pero era imposible.
Porque como siempre, la cantante comandaba la atención de todo el lugar.
Todo mundo los veía, pero el madrileño estaba 100% seguro de que todo mundo la veía a ella y como siempre, Victoria no se percataba de eso, no le importaba, no cuando estaba con Carlos.
—Te ves muy bien, Vic —No pudo evitar decirlo y agradeció las luces de colores para que no notara su sonrojo.
—Gracias, tú tampoco te ves mal. ¿Quieres? —La rubia le ofreció de su bebida y él aceptó.
Estuvieron bailando por un buen rato hasta que los padres de Carlos se despidieron, para ellos había sido suficiente fiesta.
Poco a poco el lugar comenzó a vaciarse y la fiesta comenzó a morir, Carlos buscó a su acompañante, Victoria estaba hablando con sus hermanas y Lucía en unas salas lounge. Ella estaba fumando y tomando.
—¿Ya se quieren ir? —El madrileño preguntó y las tres se voltearon a ver, no querían arruinarle la fiesta a su hermano, pero también querían irse al hotel. Él pudo verlo en sus caras así que asintió.
—Vale, iré pidiendo los autos —Lucía se puso de pie, ella había tomado, pero no se había embriagado como todos, después de todo, ella estaba "trabajando"
—Gracias —Blanca se puso de pie junto con Ana y fueron por sus maridos, quienes estaban hablando con algunos ingenieros de Carlos.
—¿Trajiste suéter? —El piloto le preguntó a Victoria al ver cómo estaba comenzando a temblar.
—Por favor, guapo, este vestido no lleva suéter.
—Ni brassier —Carlos respondió tajante y Vic sonrió burlona.
—Arruina el outfit —La rubia rió bajito y Carlos tomó su abrigo para ponérselo a la cantante.
Victoria, quien comenzaba a sentir el frío en todo su cuerpo agradeció el gesto y con ese vestido era obvio que el frío de la madrugada comenzaría a afectarle.
Al salir, estaban dos camionetas estacionadas, en uno se irían sus hermanas con sus esposos y en otro Vic y Carlos.
Se despidieron y Vic fue la primera en subir en la camioneta, ella llevaba su bolsa en una mano y su cigarro en otra.
—Suficiente por hoy —Carlos le arrebató el tabaco de las manos y lo tiró a un vaso con agua que se había llevado de la fiesta.
—¡Hey! Dijiste que podía fumar.
La camioneta comenzó a arrancar mientras ellos discutían.
—Pero ya fue suficiente —Carlos sonrió divertido al ver el ceño fruncido —Ahora, quita esa cara o te saldrán arrugas.
—Uggg, suenas como mi madre.
Después de eso, los dos se quedaron en silencio viendo por la venta, no fue hasta que Victoria se dio cuenta que no iban para el hotel, que habló.
—¿A dónde vamos?
—Shhhh, es sorpresa.
Los dos arrastraban sus palabras cada vez menos, el efecto del alcohol se les estaba pasando. Después de unos minutos Victoria reconoció dónde estaban, estaban en el circuito.
La camioneta se estacionó y Carlos la ayudó a bajar.
—Vamos —La cantante aceptó la mano del madrileño y bajó de ahí —Ahorita volvemos, no nos tardamos.
El chofer asintió y se quedó donde estaba.
Carlos había puesto su brazo para que Vic se apoyara de él, iban caminando lentamente por el lugar hasta llegar al paddock y luego, al garaje de Ferrari.
—¿Podemos estar aquí? —Victoria preguntó curiosa, no parecía que pudieran entrar.
—No, pero supongo que es lo bueno de ser el actual campeón —La sonrisa que Carlos le dio la tranquilizó de inmediato.
El madrileño había pedido un permiso especial, que se supone que nadie sabía y lo mejor era que nadie se enterara.
La cantante se detuvo unos segundos y se quitó los tacones, ir descalza era mejor, claro que esperaba no pisar aceite o algo por el estilo.
El madrileño prendió las luces del garaje para que pudieran ver y luego siguieron caminando hasta la pista.
La pista estaba alumbrada, así que no daba miedo, pero era completamente diferente verla tan vacía, desde donde estaban podían ver las marcas de neumáticos de las donas.
—Fue una gran carrera —Victoria fue la primera en hablar.
—Lo fue, ¿no es así? —Carlos sonrió al escucharla.
En ese momento, sacó una pequeña botella de champaña y la destapó.
—Supongo que merecemos celebrar después de este año de locos —Carlos soltó el corcho y un poco de espuma salió al suelo.
—Claro, no es como que vengamos de una fiesta ni nada —Vic comentó sarcástica ganándose una mala mirada por parte de Carlos mientras ella reía.
—Salud, por un año de locos —Carlos le tendió la botella para que ella pudiera tomar primero.
—Salud, guapo, por tu campeonato.
—Y no olvides tu nuevo contrato con la disquera, preciosa.
Victoria sonrió y tomó un trago para luego pasárselo al madrileño, le dio un trago y ella se recargó en la valla a un lado de Carlos.
Ninguno de los dos se estaba mirando a los ojos, pero en ese momento no era necesario.
—Fue un año de locos, tienes razón en eso, pero lo logramos —Victoria comentó recapitulando todo rápidamente en su memoria —Sobrevivimos.
Carlos la volteó a ver, ella tenía la mirada perdida en el piso y una pregunta llegó a su mente.
—¿Ya me vas a decir por qué no llegaste a tiempo antes de la carrera? —Vic soltó una risita —Lucía llegó y dijo que tenías algo que hacer.
—Era importante.
—Mis hermanas dicen que no le dijiste a nadie —Carlos continuó con su interrogatorio.
—Así que andabas de chismoso.
—Se llama ser curioso —La cantante no pudo evitar sonreír como estúpida.
Victoria se separó de la valla y se colocó frente a Carlos, de su bolsa de mano sacó un papelito, pensaba entregárselo en cuando tuvieran un poco de privacidad, supuso que era el momento.
—Ten.
Carlos comenzó a inspeccionar el papel, apenas y veía y su estado de ebriedad no ayudaba mucho.
—¿Qué es esto?
—Te dije que yo siempre apostaría por ti.
Y fue entonces que Carlos entendió que era lo que había sucedido, Victoria había apostado por Carlos, literalmente.
El papel era un comprobante de apuestas, ella había apostado una cuantiosa cantidad, a que él ganaba, no solo el campeonato, si no la carrera también.
—Todo o nada, guapo —Carlos no tenía palabras para expresar lo que sentía.
Porque ella estaba ahí con su característica sonrisa en el rostro dejándolo estupefacto.
—¿En serio hiciste esto?
—Meh, pensé que no había nada de malo, claro que donaré el dinero a alguna caridad, no me gusta el dinero de las apuestas —Vic explicó quitándole el papel y guardándolo en su bolsa de nuevo.
Carlos sonrió y Vic le arrebató la botella de champaña.
—No te pongas sentimental o me vas hacer llorar —Vic lo dijo en tono de broma, pero era cierto, si Carlos lloraba o decía algo cursi ella se convertiría en un charco.
—Cállate —Para el madrileño fue imposible no soltar esa palabra con un nudo en la garganta.
Victoria se conmovió al escucharlo y al ver los ojos de Carlos brillar, más de lo normal por lágrimas que amenazaban en salir, amaba verlo a los ojos tan expresivos que no podían ocultar nunca sus sentimientos.
Eso era todo, era el final para ellos.
—Ahora, ¿podemos irnos al hotel? Tengo que mear y me muero de frío.
Ese comentario relajó el ambiente y él asintió. El piloto tomó los tacones de la cantante con una mano y con la otra tomó la mano de Vic para comenzar a caminar. Vic llevaba el resto de la botella y su bolsita de mano.
—Vamos antes de que orines mi abrigo.
—¡Yo jamás haría eso! —Victoria comenzó a caminar junto con Carlos.
Ambos salieron agarrados de las manos mientras bromeaban entre ellos.
—¿Quieres que te haga casita con el abrigo y te haces pipi en el garaje de Red Bull?
—¡Carlos! —Victoria le dio un puñetazo en el brazo para luego soltarse a reír a carcajadas y salir de ahí.
—Vamos preciosa, solo por diversión.
—No, mejor apúrate o sí me haré pipí en tu abrigo.
Y con eso, las luces del garaje de Ferrari se apagaron.
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Solo para que conste, que son las 5:46 am en México y no dormí nada por entregarles el capítulo.
Así que si ven errores, no, no los vieron.
Literalmente este capítulo no puedo gustarme más, tal vez lo lea mañana y quiera cambiar cosas, pero por ahora es perfecto para mí.
Lo cierto es que no sé si lo que escribí sea muy factible, pero se vale soñar.
Las amo y nos vemos la siguiente semana.
si quieren ir a fumar, ya saben que mi insta es JavaddMad
Y no olviden seguirme aquí para los anuncios.
Las amo
Fer <3
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