Capítulo 43 [Una cena para recordar]
El madrileño había pasado casi toda la noche dando vueltas por la cama, no estaba cómodo y por la caída en la habitación de Victoria solo había terminado más adolorido.
Revisó su celular y vio que eran casi las 6 de la mañana, maldijo en voz alta, no había manera de que durmiera ya que ni siquiera sus pastillas le habían quitado el dolor.
Se sentó en la cama con la cabeza agachada con su mirada directa al suelo, solo esperaba que las cosas mejoraran hoy.
Se levantó y salió para ir por un poco de agua, luego regresaría a intentar dormir por una última vez.
Al salir, la casa se sentía lúgubre, era como si por alguna razón la pelea siguiera en el ambiente, con cuidado bajó las escaleras y en cuanto llegó a la sala escuchó ruido en la cocina, al parecer no era el único que no podía dormir.
Carlos caminó hacia la cocina para encontrarse con la madre de Victoria sentada en un banco de la barra con una taza de café en las manos y la mirada perdida en el horizonte que cambió en cuanto Carlos apareció en su vista periférica.
—Buenos días —Carlos saludó amablemente, sintiéndose algo cohibido por todo lo que había sucedido el día anterior.
Addison sonrió delicadamente —Buenos días, cariño. ¿Todo bien? Es muy temprano.
—No podía dormir —La mujer frente a él asintió.
—¿Café?
—Por favor.
Addison se levantó y fue hasta la cafetera para servirle un poco a su yerno, luego, le entregó la taza compartiendo una sonrisa que le quería decir que todo estaba bien.
Carlos había estado con Victoria después de ese ataque de ansiedad que había sufrido y lo cierto era que ni siquiera cuando Bodoque se había perdido, Victoria se había puesto a gritar de aquella forma.
Era una faceta nueva que no conocía de la cantante, tal vez después de todo, Victoria tenía razón. Carlos no la conocía como él creía.
Sus pensamientos se vieron interrumpidos por la voz de Addison.
—¿Azúcar? ¿Crema?
—No, gracias.
Carlos tomó asiento frente a ella en la barra de la cocina y un silencio se creó entre ambos, no lo sentía cómodo. De alguna forma, ambos estaban pensando en la pelea de anoche.
—¿Cómo se encuentra? —Carlos sabía que era una pregunta estúpida, pero por alguna razón quería asegurarse que Addison Ellis estuviera más tranquila.
—He estado mejor —La rubia frente a ella le regaló una sonrisa, pero sus ojos eran tristes, casi sin vida y parecían un tanto hinchados por llorar —Supongo que no es lo que esperabas a la hora de conocer a la familia de tu novia.
Carlos soltó una risita nerviosa.
—No. En realidad Victoria no quería que viniera —Carlos se rascó la nuca evitando la mirada de su "suegra".
Ahora fue Addison quien rió bajito.
—Era de esperarse, supongo que después del fiasco de Rogelio está protegiéndose —Addi tomó de su café sin ver a Carlos —Siempre ha sido así... hasta que explota.
Carlos entendía a lo que se refería, la había visto guardarse todo hasta que era muy tarde.
—¿Puedo hacerle una pregunta? —Carlos no quería ser entrometido, pero durante todo el tiempo que estuvo con la rubia, había un pensamiento que no abandonaba su cabeza —No tiene que responderme.
Addison asintió con su semblante completamente serio, podía imaginar que tipo de preguntas tenía Carlos.
—Dale, ya veré si te respondo o no.
Carlos respiró hondo preparándose mentalmente, lo último que quería era lastimar a la señora frente a ella, pero ¡Dios! La curiosidad lo mataba y sabía que Victoria jamás le diría, lo mejor era intentarlo con la otra mujer Ellis.
—Cuando Victoria ayer le dijo sobre que usted fue a visitarla a Nueva York porque casi se moría, ¿a qué se refería? —El piloto pudo sentir como su voz había flaqueado y Addison asintió con su mirada perdida a la nada.
—¿Ella no te ha contado? —El hombre frente a ella negó —No sé bien la historia, creo que nadie además de Victoria sabe lo que pasó.
>>En ese momento Victoria tenía otro manager, Hugo, creo que se llamaba y yo me enteré que se la habían llevado al hospital porque se había desvanecido por no comer —Addison recordaba el día como si hubiera sido ayer.
Estaba regresando del club, en su televisión había puesto un programa de chismes de la farándula, al parecer Victoria había sido llevada al hospital en ambulancia por una emergencia y nadie sabía por qué.
Addison tomó el primer vuelo a Nueva York solo para encontrarse a su hija en un estado deplorable, si Hugo no le hubiera dicho que esa era su niña, lo más seguro es que no la reconociera.
—Según me dijeron Victoria no había estado comiendo... Lo cual siempre ha sido un tema con ella —Addison se puso de pie y fue por fruta para cortar y comenzar con el desayuno.
—Cuando la conocí estaba delgada —Carlos admitió.
—No Carlos, está vez no solo estaba delgada, estaba en los huesos, jamás la había visto así, nunca me ha contado bien cómo llegó a ese punto. Lo cierto es que nunca me cuenta nada.
Addison picaba un poco de melón y lo ponía en un bowl, Carlos se dio cuenta que Addison, al igual que su hija, buscaba alejarse de él cuando el tema se ponía incómodo.
—¿Entonces siempre ha sido así?
—Desde pequeña —Addi está vez le sonrió —Desde que nació, Victoria siempre fue muy tímida, pero está claro que yo no fomenté la conversación con mi hija.
Carlos alzó una ceja incrédulo, por cómo se movía en el mundo, con ojos coquetos y una sonrisa que deslumbraba a todos era difícil de creer. Aunque por otro lado, Victoria siempre necesitaba un minuto o dos sola cada vez que se hartaba de la gente y también su plática era inexistente si se trataban de sentimientos y entonces, comenzó a preguntarse cómo sería Victoria de pequeña.
—¿Vic siempre ha sido así de impredecible?
—Ay Carlitos, mi Vic siempre ha sido un terremoto una vez que se siente segura —Addison sonrió en cuanto Carlos comenzó a hablar de su tema favorito, su hija —En México, siempre la veías trepando árboles, llena de tierra en la cara con sus rodillas raspadas, agarrando perros callejeros y haciendo pasteles de lodo.
La imagen mental que Carlos se estaba haciendo le daba risa, porque se imaginaba a una Victoria chiquita, como la de las fotos, llena de energía y corriendo por todo el lugar sacado de quicio por sus comentarios. Se rió porque por alguna razón se la imaginaba soltando groserías y maldiciendo como la Victoria actual.
—Todavía es así de atrabancada.
—Ni me lo digas, siempre era un problema a la hora de ponerle los vestidos para los concursos de belleza y nunca podía quedarse quieta —Y de nuevo, como si un pensamiento hubiera invadido su mente Addison agachó su mirada a su taza —Supongo que debí de darme cuenta que odiaba todo esto. Bueno, sí me di cuenta, pero debí de haber hecho algo...
Carlos tomó su café en silencio, sabía que ese comentario no era para él.
—¿Sabe? Victoria cuando habla de usted siempre dice que la dinámica de ustedes siempre ha funcionado excelente —El madrileño buscó nuevamente hacerla sentir mejor.
—Mi hija es una excelente mentirosa, pero aprecio el intento.
La rubia fue hasta la alacena y comenzó a sacar algunas materias primas que Carlos reconoció de inmediato para hornear algo.
—¿Galletas de mantequilla? —Carlos preguntó sabiendo que Vic siempre horneaba galletas para Lucía.
—No, roles de canela.
Addison guardó la fruta que ya había picado en el refrigerador para después irse a limpiar la barra y comenzar a hornear.
—Los roles son los favoritos de Victoria, si vas a salir con ella pensé que mínimo podrías aprender a hacerlos.
Carlos sintió un pinchazo en el corazón al escuchar a la madre de Victoria decir eso, no le gustaba engañarla de esa forma porque al menos su familia ya sabía de su situación y sabrían que eventualmente, Victoria Ellis saldría de su vida.
Addison se veía sumamente emocionada con Carlos y trataba de incluirlo, se notaba que de verdad estaba intentándolo, no solo en mejorar la relación con su hija, también en crear una relación con Carlos como pareja de Victoria para que la cantante entendiera que aceptaba todo de ella. Lo bueno, lo malo y lo feo.
—Nunca la he visto hornear roles de canela —Carlos recordó todos los postres que Victoria hacía y nunca en su vida había probado roles.
—No le gusta prepararlos, dice que solo a mí me quedan como a ella le gustan. Y como se frustra, prefiere simplemente no comerlos —Addison sonrió orgullosa al saber que después de todo, su hija la necesitaba para algo, así fuera algo tan banal como hornearle su postre favorito.
Carlos sonrió y se puso de pie para ayudar a Addison a hornear, ya lo había hecho con Victoria y con lo parecidas que eran ambas estaba seguro que sería igual.
—¿Dónde aprendió a cocinar tan bien?
—Me enseñó mi ex suegra. —Addison acomodaba todo, sacaba los refractarios y Carlos la veía moverse como un pez en el agua, igual a Victoria —Ella y mi propia madre. Claro que mi madre lo hizo para criar a la ama de casa perfecta.
Addison habló con un toque de ironía y rodó los ojos de la misma forma que Victoria.
Era imposible no compararlas.
Él entendía eso, porque él era tan parecido a su padre y esa era la razón por la cual siempre chocaban mucho y peleaba con él más que con su madre.
—¿Sabes? A veces extraño a esa señora —Addison repuso dándose un permiso para recordar su antiguo matrimonio —Mi ex suegra, no mi madre.
—¿Puedo preguntar cómo una mujer de Carolina del Sur llegó a México? ¿Qué la hizo ir hasta allá? —Carlos estaba aceptando todo lo que le pasaba Addison.
—Más bien, la pregunta es, ¿qué es lo que no había allá? Y eso, fueron mis padres.
>>Cuando termine la preparatoria mi plan era venir aquí, a Los Ángeles, quería ser actriz —Los ojos de Addison brillaban al contar sus planes —A mis padres nunca les gustó la idea y básicamente me prohibieron hacerlo. Yo no tenía planes para ir a la universidad y después de una pelea que ya ni siquiera me acuerdo. Tomé todas mis cosas y me fui en el primer avión, casualmente era uno a México.
Carlos estaba en silencio, mientras más sabía de Addison y de Victoria, más parecía sentirse mareado. Esas dos mujeres tenían una vida digna de una película.
—Fue ahí donde conocí al padre de Victoria —La rubia le pasó un bowl con algunos ingredientes en él —Carlitos, comienza a batir con cuidado —Él obedeció.
—¿Y se casó a qué edad?
—Pues a los 18 —Los ojos de Carlos se abrieron de par en par haciendo que Addison soltara una carcajada para luego callarse y no despertar a los demás —Lo sé, pero entiendeme. Estaba enamorada.
Carlos asintió y siguió batiendo sin saber qué decir, de nuevo Addison rió.
—Y a Victoria la tuvo a los...
—Fui madre joven, me embaracé de ella a los 19 y nació cuando yo tenía 20. Vic era una cosa chiquita y rosa, que lloraba por todo.
Y mientras Addison hablaba de su hija y de sus primeros días, Carlos se había puesto a hacer cuentas, sí Addison había tenido a Vic a los 20, y la cantante tenía 22, significaba que Addison tenía 42-43 años.
¡Dios! Addison era muy joven, estaba claro que se notaba físicamente pero ahora entendía que no debió de ser nada fácil para ambas, mucho menos estando las dos solas.
—¿Cuándo regresó a Estados Unidos nunca pensó en regresar con su familia? —Carlos para este punto no le daba pena preguntar, solo quería respuestas a todas las dudas que se abrían en su mente.
—No, jamás —Por un segundo el tono de la mamá de Victoria lo asustó, se había molestado mucho —En cuanto les dije que iba a casarme con Salvador, así se llama el padre de Victoria, me cerraron la puerta en la cara definitivamente —Carlos asintió, él no sabía siquiera su nombre —Cuando los invité a la boda me regresaron la invitación y dijeron que lo mejor sería no regresar, me abandonaron a mi suerte. Me dijeron que iba a arrepentirme y aseguraron que me casaba porque me había quedado "preñada" (su palabra, no la mía), ellos no merecían conocer a mi Tori.
Addison Ellis era una mujer rencorosa a diferencia de su hija, ella no perdonaba nunca ni siquiera a su familia.
—Esos bastardos nunca iban a verme sangrar, no me importaba trabajar turnos dobles con tal de jamás pedirles algo.
—Entonces ¿Victoria de verdad no los conoce? —La rubia negó mientras vaciaba más ingredientes para hacer el glaseado de los roles.
—No, y mejor para ella. Iban a querer hacerla una debutante, una ama de casa, una sirvienta para su esposo. —Addison pronunciaba esas palabras con asco.
Carlos se sorprendió porque si iba a usar una palabra para describir a Addison, iba a ser eso, una mujer hogareña y estaba claro que podía ver los buenos modales de una mujer sureña.
—Pero Victoria si quiere una familia —Carlos soltó sin saber que Addison no tenía la menor idea del tema.
—¿Ella quiere una familia? —La extrañeza en la voz de Addison quisieron hacer que Carlos se golpeara en la cara.
Si Victoria se enteraba que él había sido quien le había confesado eso a su madre, iba a matarlo.
—Sí —Carlos soltó con un sonrojo y evadiendo la mirada de la mujer Ellis.
—Hmm —Addison dejó de batir y comenzó a ponerle mantequilla a la charola que tenía —Supongo que tiene sentido... Me refiero, nunca pensé que fuera algo que ella quisiera, pero sí quiero que sea feliz fuera de su trabajo ¿sabes? Pero, ¿ama de casa? No, eso no es para ella, jamás podría dejar los escenarios por completo.
—Lo sé —Carlos en verdad lo sabía, había sido un tema a tratar en su gran pelea regresando de Mallorca.
Y luego Addison volteó al horizonte mientras seguía con su tarea de la mantequilla, la mujer se imaginaba a su hija como mamá, lo cual era chistoso, porque hasta apenas que ella había encontrado el amor, nunca había pensado en su hija como una esposa o madre. Y ahora que la imagen mental estaba ahí, le pareció la cosa más adorable del mundo.
—Puedo verlo, mi niña siempre ha sido muy buena con los bebés y le encanta pasar tiempo con los niños —Luego, su mirada regresó a Carlos y con su dedo índice y una mirada gélida lo atacó —Pero no ahorita ¿escuchaste?
—Lo prometo —Carlos respondió asustado.
—Lo que me lleva a otra cosa.
Addison se limpió las manos y salió de la cocina solo para regresar unos segundos más tarde con una caja de condones en sus manos. Los puso frente a Carlos y le arrebató el bowl de las manos.
—Será mejor que los guardes.
Carlos asintió apenado y sin poder decir nada más y los guardó en la bolsa de su short deportivo y regresó su atención a la madre de Victoria, quien ya estaba amasando en la barra.
—Ven, Carlitos.
Addison lo llamó para que fuera hasta donde ella estaba —Vas a amasar.
El madrileño comenzó a amasar como le eran indicado mientras que Addison se ponía a realizar la mezcla de azúcar morena que iba dentro de los roles.
—¿Fue difícil casarse a los 18 años?
—No, estaba perdidamente enamorada y quería demostrarlo —Addison sonrió haciendo que Carlos lo hiciera de la misma forma —Recuerdo que no teníamos mucho dinero y el anillo fue un préstamo, pero no me arrepiento de nada. Yo obtuve mi regalo.
Ambos sabían que se referían a Victoria.
—El amor nunca se puede poner en palabras, siempre hay de dos, o gritas desde lo más alto de un edificio o te quedas en silencio sintiendo como tu corazón es destrozado, pero de cualquier forma, el amor vence a las palabras.
Addison tomó la dos tazas y sirvió un poco más de café.
—Desgraciadamente yo tuve las dos versiones. Un divorcio nunca es bueno, menos cuando hay niños de por medio.
—¿Victoria se acuerda del divorcio? —Carlos dejó de amasar para aceptar nuevamente el café.
—Según yo no, todo fue muy rápido, pero sí se acuerda de su padre. No fue hace mucho que se vieron.
Eso fue otra bomba para Carlos, Victoria jamás hablaba de su padre y siempre decía que no se acordaba de él.
—¿Disculpe?
—Fue mucho antes de tu tiempo, cariño —Addison fue por un rodillo y le indicó que era hora de estirar la masa —Creo que estaba iniciando su relación con Rogelio cuando sucedió.
Addison veía hacia el techo tratando de recordar.
—Recuerdo que estaba en la sala, estaba viendo mi serie cuando recibí una llamada de Victoria, estaba muy nerviosa.
***
—¿Mamá? —Fue lo primero que Addison había escuchado al teléfono.
—Tori, ¿qué pasa?
De inmediato, la mujer Ellis había escuchado la preocupación en la voz de su hija.
—Espero que estés sentada.
—Lo estoy, cariño —Luego un suspiro salió de los labios de la joven cantante.
—Acabo de ver a papá en la calle —Addison sintió un mareo, que bueno que su hija le había dicho que debía de estar sentada o probablemente iba a caerse —¿Addison?
—Ok, viste a tu padre. ¿Segura que era él, Tori? Me refiero, no lo has visto desde tus seis años, podrías equivocarte.
Otro suspiro.
—Sí, era él.
Y entonces lo supo, su hija estaba ocultando algo.
—Tori —Su madre había hablado alargando la i para hacerle saber que no quería jueguitos estúpidos.
—Cené con él, cenamos.
—¿Cenamos?
—Mi novio y yo —¿Victoria tenía novio? Dios, debía de hablarle a su hija más seguido —Fue algo tranquilo y estuvimos hablando mucho.
Addison seguía en completo silencio, porque cuando ella se había divorciado de Salvador, el hombre había dicho que no quería nada que ver con la niña (Vic) ni siquiera le pediría custodia compartida.
El silencio de Addison hicieron que Victoria continuara.
—Me dijo que quiere reconectar y poder tener una relación conmigo, ¿sabes? En verdad parecía interesado en mi vida.
Por un momento, Addison no escuchó a una mujer de 20 años, estaba escuchando a su hija de 10 años que lloraba porque su padre nunca había llamado para uno de sus cumpleaños.
La emoción se fue apoderado de la cantante y cada vez habla más rápido y agudo, como si fuera a explotar y una vez que acabó de hablar, hubo un silencio en la llamada.
—¿Estás enojada de que saliera con él? Te juro que él me contactó, no sé como lo hizo, pero estoy feliz de que lo hiciera.
Addison seguía en shock como para oponerse, además no quería romperle el corazón a su hija. Tal vez su exmarido había cambiado de parecer y por fin trataría de acercarse con Victoria.
—No estoy molesta.
—Genial, voy a verlo en unos días. Le daré un tour por el estudio —Victoria estaba emocionada —Luego iremos a comer, él vive en Chicago pero está en Nueva York por un viaje de trabajo. Rogelio se unirá después.
—¿Quién es Rogelio? —De nuevo se sintió mareada por toda la información que recibía.
—Lo siento, se me olvidó, Rogelio es mi novio, má. Es abogado. ¿Te puedo confesar algo?
—Claro, cariño.
—Creo que es el bueno —Y luego una risita nerviosa por parte de su hija —Es perfecto, ma y me ama.
—Me encantaría conocerlo.
—Me parece perfecto, en cuanto esté libre te lo presentaré. Lo cierto es que Rogelio trabaja mucho, aún así espero poder hacer que se de un tiempo libre y tomemos unas vacaciones —De nuevo, Victoria sonaba muy feliz —Te dejo, ¿vale? Ya llegó Rogelio y vamos a cenar. Te hablo luego.
—Ok, Tori.
Y sin decir más, colgaron. Tal vez era la edad, o el sexto sentido de una madre, pero no le gustaba nada de lo que estaba sucediendo.
***
—¿Y luego qué pasó? —Carlos estaba sumamente entretenido, hasta había dejado la masa de lado.
—Victoria tampoco me dijo mucho, solo supe que no iba a volver a ver a su padre, que no quería saber nada de él y si no mal recuerdo, Rogelio le ayudó a ponerle una orden de restricción —El piloto abrió los ojos de par en par —Así de feo.
Había dos cosas que Carlos había descubierto esa mañana, que Victoria no le contaba su vida a nadie y que su vida era todavía más trágica de lo que él creía.
—Venga Carlos, que tienes que hacerlo mejor —Addison lo regañó al ver como había extendido la masa —Si vas a salir con mi hija tienes que aprender su postre favorito.
—Lo prometo.
—¿Sabes? Te daré el ingrediente secreto, para que cuando se los prepares, la sorprendas —Carlos comenzó a negar, no quería eso.
—No, no, no, ¿cómo me va a dar su receta secreta?
—La única razón por la que no se la he dado a Victoria es porque quiero que ella siga regresando a mí por ella, supongo que eventualmente podría funcionarte —La rubia le regaló un guiño —Tal vez después de una pelea.
—Le juro que no merezco su receta —Carlos quería detenerla, ¿cómo hacerle saber que de verdad no la merecía sin soltar el secreto?
—¿Después de lo que vi ayer? Está claro que lo mereces, mi hija necesita a un buen compañero a su lado, Carlos. No me hagas arrepentirme.
Y sin esperar más, la mujer fue hasta su alacena, donde sacó un frasco color ámbar sin etiqueta.
—Al relleno de azúcar morena que va dentro de los roles, le tienes que poner 4 gotas de esencia de almendras y creéme que solamente esas cuatro gotas hacen la diferencia —Y con cuidado, la mujer soltó las tres gotas en su mezcla.
Carlos asintió y sonrió apenado.
—Quedarán perfectos y no lo olvides Carlos, usa los roles cuando esté realmente enojada, no podrá resistirse —Addison sonrió cómplice a su yerno.
Se sentía culpable por todo lo que estaba presenciando, se metió donde nadie lo había llamado solo porque su curiosidad podía con él y ahora había ilusionado a otra mujer Ellis con sus estupideces.
Addison continuó con su tarea y en lo que recortaba los roles y los ponía en la charola, había puesto a precalentar el horno.
Los roles entraron al horno y los dos nuevos mejores amigos siguieron platicando de la infancia de Victoria, le contaba de como tenía un carisma natural para enamorar a cualquiera a su alrededor, le decía de la vez que se cortó el cabello porque estaba harta de que la peinaran, la vez que se quiso escapar de la casa, como Addison le había enseñado a cocinar desde pequeña y como siempre quería ayudar y cargar las cosas más pesadas.
Carlos solo podía reír y reír con todo lo que estaba descubriendo, Addison le enseñó algunas fotos, fotos que no estaban a la vista de nadie y le gustaba ver cómo en realidad la madre de Victoria la quería mucho, sólo había sido complicado para ambas.
La cocina se había inundado del olor a pan recién horneado y no solo la cocina, toda la casa, ese mismo olor había despertado a Victoria.
La rubia bajó descalza, con su pijama puesta y cabello hecho una maraña.
Corrió hasta la cocina, pero se detuvo de golpe ante la escena que tenía ahí, Carlos y su madre estaban soltando una risa, no era cualquier risa, los dos estaban riéndose a carcajadas. ¿Acaso estaba soñando?
—¡Vic! —Carlos la recibió con una sonrisa y fue hasta ella para ofrecerle un poco de café de su taza.
—¿Hola? —Victoria aceptó el café y comenzó a moverse hasta donde su madre le veía con una sonrisa tímida en los labios —¿Roles de canela?
—Es mi forma de ofrecerte una tregua, por la boda.
Victoria asintió, su madre siempre hacía eso, sacar la artillería pesada en cuanto se peleaban.
—Voy a poner la mesa para el desayuno —Carlos supo que debía de darles su espacio, el ambiente comenzaba a sentirse tenso.
Y sin esperar respuesta se fue de ahí con cubiertos en las manos.
—Siento mucho-
—De verdad lo siento-
Las dos hablaron al mismo tiempo.
—Yo primero —Victoria pidió —Siento mucho la forma en la que te grité ayer, sé que lo intentas y sé que puede ser algo difícil, quiero que sepas que también voy a intentarlo.
—No quería molestarte, de verdad pensé que era la mejor opción —Addison se acercó hasta su hija —Sé que tenemos muchas cosas por hablar y ahorita no es el momento, pero quiero que sepas que mis intentos por ser mejor madre son reales.
La cantante asintió y fue hasta su madre para darle un abrazo y darle un beso en la cabeza.
—Ya habrá tiempo de hablar bien, esta semana tienes que casarte.
Addison asintió y también abrazó a su hija.
Carlos, al no escuchar gritos, decidió regresar a la cocina.
—Déjame decirte que tu novio, además de guapo, es un excelente cocinero —Addison habló y Carlos se sonrojó de inmediato, ¿por qué se sonrojaba tanto con la madre de Victoria?
—¿En serio? —La cantante preguntó riendo divertida.
—Me ayudó a hacer los roles de canela.
El ceño de Victoria se frunció, mientras que ella cambiaba a un humor serio —Más vale que sepan como siempre.
—Tranquila, los roles son perfectos —Victoria entrecerró sus ojos viendo con sospecha a su madre y a Carlos.
—¿Sabes el ingrediente secreto? No quiere decírmelo —Ese comentario fue para Carlos y detrás de la cantante la madre de Victoria lo amenazaba con la mirada.
—No sé nada —Carlos alzó sus manos fingiendo inocencia, pero Victoria sabía que Carlos no era tan buen mentiroso.
—¡Lo sabes! ¡¿Madre?! ¿LE DIJISTE EL INGREDIENTE SECRETO? —Victoria estaba a punto de matarlos a ambos —A mí nunca me lo diste.
—No me lo dijo, es más yo no sabía que había un ingrediente secreto.
—Pff, claro que no sé lo dije, Tori —Y con eso trató de distraerla —Mejor ayúdame a sacar la fruta que piqué en la mañana.
Victoria no iba a calmarse, pero obedeció.
Minutos después bajaron Lucía y Wes, Wes entró a la cocina sobándose su barriga
—¡Dios! Preciosa que huele increíble.
Victoria casi escupe el café de la taza de Carlos sobre el madrileño, escuchar a Wes llamar a su madre de esa forma la puso pálida.
—¿Cómo amanecimos? —Lucía preguntó a todos, la mujer ya estaba arreglada. Con Lucía, jamás se vería un cabello fuera de lugar.
Todos dieron respuestas diferentes y el desayuno comenzó.
Victoria se había sentado en su asiento de siempre, con sus pies sobre la silla y un rol de canela en su plato.
Desde el primer mordisco se sintió en casa, los roles de canela eran algo que nunca fallaban, amaba esos deliciosos postres, si el amor tuviera un saber, estaba segura de que sabría a esos roles de su madre.
Carlos la estaba viendo comer, Victoria parecía que se había ido de la sala a un mundo donde solo existía ella y su rol de canela.
Luego, el madrileño volteó a ver a Addison y la madre de Victoria sonrió triunfante
—¿Qué te dije? Son un arma secreta que tienes que aprender a usar.
Carlos se rió y comió su rol junto con un poco de fruta, Victoria ya iba por el segundo rol.
—Vic, ¿quieres fruta? —Lucía le ofreció haciendo que se ganara una mirada de confusión por parte de su cliente.
—¿Fruta cuando hay roles? Ni de broma.
Y por un momento, todos rieron.
El desayuno pasó tranquilo, les informaron que esa noche, los hijos de Wes vendrían a cenar, que lo mejor era descansar y estar listos para recibirlos.
Por lo que Wes les había dicho, sus hijos estaban grandes y tenían vidas muy ocupadas.
Después del desayuno, todos se dispersaron, Victoria había dicho que quería estar sola un rato y se subió a su cuarto.
Carlos, por otro lado, regresó a la cocina a averiguar qué otros secretos podría averiguar de la mejor comida que había probado y de Victoria.
—Toc-toc.
Victoria estaba en su habitación descansando viendo la tele, manteniéndose alejada de todos, para ella el ambiente se había calmado solo un poco, pero tampoco se sentía como antes de la pelea.
Lucía estaba tomando el sol y descansando a un lado de la piscina y Carlos estaba con Addison en la cocina, los nuevos mejores amigos parecían inseparables, ¿acaso así se veía ella con su padre? Estaba claro que Carlos se las estaba cobrando todas.
—Siento interrumpir, ¿estás ocupada? —Wes le preguntó por cortesía estaba claro que Victoria no lo estaba.
—No, ¿qué pasó?
La rubia se sentó en su cama con una sonrisa tímida en su cara. La cantante estaba usando unos shorts de pijama y una sudadera enorme, estaba lista para tomar una siesta a pesar de que se acaba de despertar pero tragar tantos roles de canela la habían hecho querer dormir más.
Wes entró con precaución a su habitación y se sentó en la cama lo suficientemente lejos de Victoria para no ponerla nerviosa, sabía que la hija de Addison no confiaba en él por más que trataba de ocultarlo.
—Quería hablar contigo, aprovechando que tu madre está ocupada cocinando.
Victoria asintió en silencio para que así el hombre pudiera seguir hablando.
—Sé que no estás segura sobre este matrimonio y tienes muchas razones para estarlo, pero quiero que sepas que estoy seguro de mi decisión y que no puedo esperar para comenzar esta nueva etapa de mi vida con tu madre.
Victoria seguía desconfiada, ¿estaba mal no confiar en este hombre? El cual parecía que tenía a todos en su palma, odiaba de verdad lo que Rogelio le había hecho a ella.
Porque en estos momentos pensaba como Rogelio tenía a todos así, como sabía manejar a las masas y parecer inofensivo. No importaba cuánta terapia hubiera recibido, ese hombre la había dejado muy magullada y en muy mal estado.
—¿Por qué ella? —La cantante hizo la pregunta que se moría hacer —¿Qué tiene ella para que la elijas?
—No me gusta que hables así de tu madre. —Wes no había entendido a lo que Victoria se refería, él creía que Victoria la estaba haciendo menos.
—No es un insulto para ella. Es una pregunta de verdad, porque lo único que escucho de ti y de ella todo el puto día es lo mucho que se aman y se adoran y no pueden esperar para pasar el resto de sus días juntos, pero ninguno me dice el por qué.
Victoria habló fuerte mientras se ponía de pie y caminaba por todo el cuarto esperando que Wes se fuera, para siempre, de sus vidas.
—No espero que confíes en mí en automático—De nuevo Wes hablaba con ella con toda la honestidad de su corazón —Pero quiero que lo hagas. Considero que he sido honesto y he respondido todas las preguntas que tienes para mí.
En eso tenía razón.
Victoria no respondió, trataba de pensar en cómo manejar esta situación, pero es que Wes no le había dado ninguna señal que le indicara que no fuera de confianza.
—Supongo que no puedo seguir comportándome así —La rubia soltó derrotada tomando asiento a un lado del hombre.
—Victoria, sé que no me conoces, pero quiero decirte que en cuanto me case tu madre te volverás parte de mi familia.
La cantante no estaba viendo a Wes, pero al escucharlo frunció el ceño. ¿Parte de su familia? ¡Ni siquiera habían pasado más de tres días desde que los habían presentado!
—Ok —Wes soltó una risa al escucharla.
Victoria era tan parecida a su madre, pero en esta ocasión, Victoria tenía la guardia arriba. Parecía ser que ahora le tocaba derribar las murallas de la menor de las Ellis.
—¿Sabes? Entiendo que pueda sonar raro, pero es que de verdad siento que te conozco —Eso sí que la hizo voltear a verlo —Tu madre no deja de hablar sobre ti.
Ella asintió, no quería hablar de Addison, porque solamente le recordaba la pelea que habían tenido.
—Sé que lo intenta —La rubia soltó teniendo un momento de debilidad —Solo que no sé si yo estoy lista.
—Es completamente entendible.
—No creo que lo entiendas al 100% —Nadie entendía su situación con su madre, ni Wes, mucho menos Carlos.
—No quiero entenderlo. Pero amo a tu madre y no me gusta verla llorar, no importa si quien la hace llorar es su hija.
Victoria trató de no sonreír al escuchar el comentario de Wes.
—Lo digo en serio Vic, antes de conocer a tu madre nunca creí volver a sentirme así, me siento como un joven enamorado —Wes sacó su pecho orgulloso y Victoria nuevamente quiso ponerse a reír.
—Está bien.
—Mi primera esposa fue mi primer amor, mi gran amor y cuando falleció sentí que yo me moriría con ella —Eso de nuevo puso en alerta a Victoria.
¿¡Cómo era posible que ese hombre hablara con tanta libertad sobre su vida?! ¡Sobre sus sentimientos! La asustaba de sobre manera.
—Siento mucho que tuvieras que pasar por eso.
—La extraño, pero antes de conocer a tu madre pensé que yo moriría solo —La rubia agachó la mirada, Wes estaba soltando cosas muy íntimas para ella —Estoy segura de que mi Marianne me mandó a Addi. Ella es lo único que quiero en estos momentos.
—De verdad, no me tienes que decir todo esto, te creo cuando dices que la amas.
Victoria no sabía si de verdad le creía o en realidad solamente quería detener al hombre frente a ella de continuar hablando sobre lo que sentía.
—Lo cierto es que la razón por la que te digo esto es porque quiero que me ayudes con algo —Wes comenzó a jugar con sus manos, se notaba nervioso —No quiero que te sientas presionada a aceptar.
Victoria sabía que nadie era tan lindo con ella sin esperar nada a cambio, era de esperarse.
—¿Qué quieres? —Preguntó sin mirarlo, estaba un poco molesta por la situación.
—Me gustaría que cantaras la canción de nuestro primer baile.
Eso detuvo el cerebro de Victoria de golpe, por alguna razón no esperaba que fuera eso, esperaba una petición cualquiera como la que todo mundo le hacía.
—¿Quieres que yo cante su canción? —La cantante no podía esconder su sorpresa.
—¡Claro! —Wes la miró sonriente —Sería un regalo para tu madre, y estoy seguro de que le encantaría que lo hicieras.
Victoria se quedó en silencio pensando, la última vez que había cantado para una fiesta, había sido en Mallorca donde la habían obligado a cantar como canario para Carlos, sin aviso alguno.
—No lo sé —La mala experiencia seguía ahí, Victoria se rascó sus brazos algo nerviosa.
Wes se puso de pie, supo que era momento de irse.
—Tu madre me comentó que odias cantar cuando te obligan, de verdad no tienes que hacerlo.
Wes se acercó hasta ella y colocó una de sus manos sobre el hombro de Victoria para reconfortarla y hacerle saber que no se sentía ofendido.
—¿Ella sabe que me estás pidiendo esto? —Victoria no se sintió del todo cómoda con el contacto físico de Wes, pero tampoco se movió.
—No. No quería que aceptaras solo por complacerla en caso de que ella supiera —Wes se dio cuenta que no la estaba ayudando y la soltó —Solo pensé que sería una linda sorpresa, pero por favor. No aceptes si no te sientes cómoda, lo último que quiero es hacer la boda más difícil para ti.
Y en ese momento, Victoria se sintió validada, Wes la veía, no como Tori la hija de Addison, ni como Victoria Ellis, la cantante. La veía como Victoria, solamente Victoria.
—Sí puedo cantarla.
El rostro del prometido de Addison se iluminó —¡¿En serio?!
Victoria asintió con una sonrisa.
—¡Gracias, Victoria! —Sin pensarlo, el hombre la abrazó y ella solamente se dejó abrazar, no pensaba abrazarlo de vuelta —Lo siento, lo siento.
—¿Qué canción es?
—Tengo la letra y las partituras en mi oficina, dame un segundo.
Y sin decir más, el hombre salió del cuarto de Victoria.
Una vez que regresó y le comentó lo que quería, Victoria estaba dispuesta a cumplir el pedido de Wes con tal de ayudarle y hacer feliz a su madre.
Así funcionaban las cosas, Addison le horneaba roles de canela y ella hacía algo lindo por su madre. Era así cómo funcionaban las cosas entre ellas, hacer cosas lindas la una por la otra y no hablar de sus sentimientos, claro que debía de cambiar, pero por el momento servía.
Después de practicar la canción sin que nadie se diera cuenta, Victoria decidió bajar a la sala, Lucía estaba en la sala, su madre y Wes platicaban en la terraza y no había rastro alguno de Carlos.
—¿Y Carlos? —Fue así como Victoria se hizo presente.
—Nadando.
—¿Nadando? ¿Es que ese hombre no entiende lo que es quedarse quieto? —La rubia salió a paso apresurado hasta la alberca.
Wes y Addison vieron salir a la joven como si el mismo diablo la estuviera persiguiendo.
—¡Carlos Sainz! —Victoria se puso al borde de la piscina para llamar la atención del madrileño.
—¿Qué quieres?
—¿Qué no entiendes lo que es llevarse las cosas con calma?
—¿De qué hablas? —Carlos se había acercado hasta ella y la veía desde abajo —Estoy calmado.
—¡No puedes estar haciendo tanto esfuerzo! Ayer te caíste.
—Victoria, entiende que nadar me ayuda. Relaja mis músculos.
Y mientras la parejita peleaba, Wes y Addison los veían con una sonrisa divertida en la cara.
—Es igualita a ti, muñeca —Wes comenzó a acariciar la pierna de su prometida.
—Es mejor que yo —Addison respondió con una sonrisa en la pierna —Es lo mejor que he hecho en toda mi vida.
—Va a matarlo, Addi —Wes se rió al ver como Victoria parecía sacar humo por sus orejas y estaba a punto de sacar de la alberca a Carlos de los pelos.
—Que aprenda a vivir con una chica Ellis.
Y en silencio seguían viendo a la pareja pelear, Bodoque se les había acercado y Victoria había tomado a su gato en sus brazos, todo esto sin dejar de regañar a Carlos por no cuidarse apropiadamente.
—¡Descansar no significa estar acostado todo el día!
—¡Entiende que tuviste un accidente! ¡No eres un jodido superhéroe!
—Sigue gritándome y te aviento a la alberca —Carlos la amenazó haciendo que Victoria se hiciera para atrás.
—No te atreverías.
—Pruébame —Y Carlos le aventó agua haciendo que Bodoque se quejara y Victoria huyera gritando
—¡VACIARÉ TODA LA JODIDA ALBERCA Y TE AMARRARÉ A LA CAMA SI NO COMIENZAS A COMPORTARTE!
La rubia no escuchó la respuesta de Carlos, tal vez no había habido una, pero iba a platicar con Lucía y distraerse de todo esto.
Al pasar por la terraza donde estaban los futuros novios los volteó a ver y dijo —Ese cabrón es un necio, solo vean que el imbécil no se ahogue, con la suerte que trae últimamente no me sorprendería.
Wes asintió mientras que Addison se cubría la boca para no burlarse de su hija.
Victoria entró a la casa y se sentó con Lucía.
—¿Ya terminaste de pelear? —Fue el saludo de la castaña —Andas brava.
—¿Es que acaso soy la única que tiene algo de madurez en esta casa? —Lucía le regaló una mirada de reproche —Bueno, tú y yo.
Lucía se rió mientras rodaba los ojos, por otra parte, le gustaba ver a Victoria comportarse más madura de lo normal.
—Estás tomándote todo esto muy bien.
—Ni me lo recuerdes, estoy así de escaparme y esconderme a donde nadie pueda encontrarme —Victoria se sobó las sienes completamente estresada.
—Lo estás manejando bien —Lucía le regaló una sonrisa esperando ayudarle.
—Te juro que si pasa algo más voy a irme.
Las dos chicas se miraron y Lucía pudo ver de verdad que Victoria estaba al borde de otro brote psicótico.
—Trata de descansar un poco, la boda será pronto y no creo que la novia quiera una dama de honor arrugada —Lucía le colocó su dedo en su ceño fruncido y Victoria lo relajó al contacto.
—No estoy tan arrugada.
Y después de eso, la cantante y su manager se pusieron a ver la tele.
Después de un rato, cada quien se fue a su cuarto para comenzar a arreglarse.
Carlos decidió irse a su habitación para también cambiarse su ropa deportiva, había dejado de nadar desde hace rato, era momento de al menos verse decente, tomó a Bodoque, quien estaba afuera del cuarto de Victoria y dejó que se quedara en su cama mientras él buscaba que ponerse, tenía una que otra camisa para usar en su maleta y unos jeans oscuros, cosa que lo haría ver mas o menos decente.
Estaba poniéndose colonia cuando tocaron la puerta.
—Adelante —Era Victoria.
La rubia respiró profundo al ver que Carlos estaba sin camisa, pero trató de ignorarlo lo mejor que pudo.
—¿Qué hace Bodoque aquí?
—Me siguió —Mentira, él lo había obligado a estar ahí.
Carlos estaba poniéndose la camisa, Victoria vio para otro lado, después de su pequeño accidente, no quería ocasionar más tensión entre ambos.
—¿Qué pasó? ¿Lista para la cena? —Carlos no quería obligarla a hablar, pero al menos asegurarse de que la rubia estuviera bien, él podía reconocer un ataque de ansiedad a kilómetros, hasta los mejores pilotos de Fórmula 1 los tenían y aunque había sido ayer, no quería que Victoria estuviera sufriendo secuelas.
—Sí, pero vengo a otra cosa, ¿qué averiguaste? —Carlos rodó los ojos.
—Wes es un buen hombre, tal vez si le dieras una oportunidad podrías darte cuenta de eso —El madrileño terminó de abotonar sus botones.
Victoria había elegido un vestido beige, con unas sandalias y su cabello suelto, estaba recargada en la cama de Carlos con Bodoque acurrucado a su lado.
—Parece ser que tambíen te enamoró a ti. —Carlos le aventó una almohada haciendo que Bodoque lo volteara a ver mal y las dos estrellas rieran.
—No, pero tiene mucho dinero y parece que ama a tu madre.
—Sí, es dueño de varias compañías. —Victoria admitió por el conocimiento de lo que Lucía le había informado. —Como sea, supongo que es una buena persona, por el momento, pero lo seguiré vigilando.
Era cierto, le había parecido tierno todo lo que habían hablado, cuando le pidió que cantara la canción de su primer baile, pero seguía algo vacilante sobre él.
Carlos se sentó del otro lado de la cama, Victoria veía a la nada, y el piloto la veía a ella.
—¿Estás listo? —Ella preguntó sin dejar de acariciar a Bodoque, pero está vez lo vio a los ojos.
Él hizo lo mismo.
—Claro, siempre estoy listo —Él sonrió tratando de hacer sentir mejor a la rubia, ella sonrió en automático.
—Será mejor que salgamos, mi madre tiende a hacer algo perfeccionista, dice que el diablo está en los detalles —Victoria dejó a Bodoque y se puso de pie, Carlos la imitó y las estrellas salieron de ahí.
—¡Dios! Me pregunto a quién habrás salido —Carlos dijo con sarcasmo y ella prefirió ignorarlo.
Al bajar las escaleras se encontraron con dos personas más, Lucía estaba cerca de la "barra" de bebidas con Addison, Wes hablaba con quien pensaba eran sus hijos de manera muy seria, hasta cierto punto parecía una discusión.
—¡Hey! Chicos, los estábamos esperando —Wes volvió a su buen humor en cuanto los vió bajar.
Los dos nuevos invitados voltearon a verlos, eran una mujer y un hombre de mediana edad, era claro que por la edad de Wes sus hijos no serían unos adolescentes.
—Ella es Victoria, la hija de Addison y Carlos, su novio —Las dos estrellas estrecharon sus manos —Ellos son mis hijos, Janice y Benjamin.
Las presentaciones fueron hechas, los recién llegados saludaron a todo mundo, pero Victoria y Carlos podían sentirlo, el ambiente estaba pesado, no era así como la rubia se imaginaba que debía de ser una boda.
—¿Les parece si salimos? La cena ya está lista —Su madre habló en general haciendo un ademán exagerado con sus manos y tratando de sonreír, pero podía notar los nervios de Addison a kilómetros, y mientras Victoria comenzaba a caminar pudo ver como los dos hermanitos compartían una sonrisa cínica y comenzaban a caminar.
A Victoria no le gustó eso, menos con lo que su madre le había comentado acerca de que cuando los había conocido las cosas no habían salido bien.
¿Ellos ya sabrían de la boda? Sí, definitivamente.
—Joder, parece que alguien va a morir hoy —Lucía se acercó a ella, podía notar que no disfrutaba en absoluto estar ahí y había comenzado temprano con los cócteles.
—Mientras no seas tú con una congestión alcohólica —Lucía rió como adolescente.
Estaba comenzando a embriagarse.
—Cariño, necesitas más que unos tragos color rosa para derrotarme —Ahora fue Victoria quien rió, esos tragos ya la tenían contra las cuerdas.
La cantante caminó hasta su silla y Carlos le ayudó a sentarse, ella agradeció con una sonrisa.
Todos tomaron asiento, y los platillos fueron servidos, al parecer su madre había contratado catering para esta ocasión, muy diferente a la comida de ayer.
—Y entonces —Victoria trató de relajar el ambiente mientras a todos les terminaban de entregar sus platos —¿En qué trabajan?
—Yo soy dueña de una compañía de marketing y Benjamin es CEO de una de las compañías de Wes —Janice respondió por ambos —Tú eres la cantante ¿no?
A la rubia no le gustó la forma en la que lo habían dicho y al parecer a Carlos tampoco porque los volteó a ver y comenzar a analizarlos, esto no sería una cena tranquila.
¿Es que acaso no podrían tener una cena tranquila en la casa de las Ellis?
—No sé a qué cantante te refieras, pero sí, soy una cantante, de muchas —Victoria sonrió falsamente, sería una de esas cenas, podía sentirlo.
¡Genial! Otro jodido show para Carlos Sainz.
—Me refería a la que se metió con un hombre casado hace meses —Janice no venía en son de paz, estaba claro y su hermano compartía el sentimiento porque se rió descaradamente mientras todos los demás guardaban silencio.
Victoria iba a responder pero se quedó callada al ver a su madre, era claro que la estaba pasando mal y ella no iba aumentar su disgusto, soportaría un poco más.
—Venga chicos, cenemos tranquilos que la boda es pronto —Wes seguía en su intento de aligerar el ambiente.
Carlos apretó su mano debajo de la mesa para que le prestara atención, Victoria volteó a ver al piloto mientras él decía "¿Estás bien?" sin hacer ruido alguno, ella asintió, pues había leído sus labios.
—¿Qué tal está la compañía, Benjamín? —Wes trató de buscar un tema que no le afectara a nadie.
Lucía le había pedido a uno de los meseros que le trajera otro trago, Carlos y Victoria se voltearon a ver tratando de no reír.
—¿Por qué siempre nuestros niñeros se embriagan cuando están con nosotros? —Carlos se acercó al oído a preguntarle a la rubia ese pensamiento que le había surgido en un intento de hacerla sentir mejor.
—¿Somos el problema? —Ella le siguió el juego, Carlos sonrió divertido.
—No, definitivamente son ellos —Victoria asintió sonriendo.
—Janice, sé que te pregunto con poca anticipación, pero si quieres podrías ser una de mis damas, el color será azul —Addison trataba de incluir a quien sería su nueva familia en la boda —No tiene que ser un azul en específico.
—No creo, pero gracias —Ahí estaba de nuevo esa mirada de superioridad y de asco para su madre.
La cena siguió en silencio al menos por el primer tiempo, los platos fueron retirados y trajeron el plato fuerte con su guarnición.
Victoria odiaba esto, así que hizo lo que mejor se le ocurrió, dejar de incluir a los gemelos del demonio (No eran gemelos y claramente no eran del diablo, pero para ella bien hubieran sido) y continuar con la cena.
—Wes, Carlos ya no me dijo que tal estuvo el juego de golf, ¿quién ganó? —Carlos quiso detener al novio de hablar pero no pudo.
—Oh no hubo juego, Carlos me dijo que se sentía adolorido por el choque que había tenido —Carlos agachó su mirada avergonzado, Victoria iba a ponerse loca —Creo que solo fue una excusa para no humillar a este anciano —Wes hizo el mejor intento por reír.
—¿Ah sí? —Ahora había otra razón para estar molesta —Vaya, creí que me dirías si te seguía doliendo, ¿te tomaste tus pastillas?
—Sí —Carlos no la miró a la cara, podía sentir su molestia.
—¿Todas?
—Sí, madre —Él respondió tratando de hacerla molestar más y funcionó, ella frunció más el ceño.
—¿Y qué hicieron, entonces? —Lucía preguntó.
—Le dije que cuando mi espalda me duele, lo mejor es el agua, así que nadamos un poco y luego un masaje. —Eso tranquilizó un poco más a la cantante, al menos no había sido necio y había escuchado a su cuerpo —Supongo que por eso estaba nadando hoy.
—Así es, si tan solo alguien me hubiera dejado explicarle —Carlos habló recalcando la palabra "alguien" para que supieran que se refería a la rubia.
—¿Y cómo te sientes?
—Mejor, lo suficiente para ayudarte a cerrar la regadera cuando no podías —Sí Victoria iba a insistir tanto con su salud, él haría lo mismo con la salud mental de ella, esto podían hacerlo ambos.
—No pienso hablar sobre eso —Victoria se metió un bocado a la boca.
—Una vez, me caí de un caballo, pasé semanas en el hospital, me sorprende que Carlos esté de pie después de ese choque, lo siento, pero tuve que buscarlo en internet —Wes comentaba un tanto apenado.
—Bueno, los autos están diseñados para que el piloto se lleve el menor impacto posible, pero sí, necesito estar en reposo esta semana hasta la carrera.
—Y Victoria, tú madre me enseñó un poco de los videos de tu gira, que manera de controlar una audiencia, no muchas personas pueden lograrlo.
—Muchas gracias —La rubia sonrió amable, ¿acaso ayer, ella se había visto así de nefasta como los dos hermanos? —La verdad la primera vez que me presenté en un lugar tan grande, vomite después de la primera canción, a veces sufro de vómito nervioso.
—¡Victoria! No hables de eso en la mesa —Su madre la reprendió, ella solo rodó los ojos.
Ya estaban en el tercer tiempo, el postre; los platos estaban frente a ellos. Parecía ser un cheesecake de moras, o algo así. Ya iban a comenzar a comer cuando fueron interrumpidos.
—Una disculpa —Victoria iba a decir algo más cuando Benjamín habló, estaba claro que se habían dado cuenta que los estaban ignorando a propósito.
—¿Y cuál es el plan para la boda? —Todas las miradas se dirigieron a él.
—Bueno, la boda será pequeña y será aquí en la casa —Addison comenzó a hablar con una sonrisa en su cara y un brillo en sus ojos —Habrá una pequeña recepción, luego la ceremonia civil y al final, una fiesta.
Los dos novios se tomaron de las manos.
—¿A qué hora inicia? —Janice preguntó.
—A las 5.
—Y entonces ¿qué? ¿Después de eso ya seremos una familia? ¿Acaso les debo decir a mis hijos que una niña de 22 años será su nueva tía? —¿Qué tenían esos dos en contra de ella?
—Yo no diría tía, apenas nos conocemos.
—¡Exacto! Vaya, hasta que muestras algo de sensatez —Benjamín le dijo, vale, parecía ser que los hermanos no se dejarían ser ignorados y bueno, Victoria no había estado de buen humor, bien podría desquitarse un poco con sus próximos "hermanastros".
Janice se rió del comentario de su hermano y Victoria no pudo contenerse más.
—¿Y siempre son así de patanes o sólo están haciendo berrinche por la boda? —Victoria preguntó con aire calmado mientras que sentía que los dos hijos de Wes iban a ahogarse con la comida. Bien, por ella podrían hacerlo.
—¿Disculpa?
—Me escuchaste bien, Janice, pero te lo repito por si no me entendiste ¿Siempre eres una perra o simplemente estás molesta porque tu padre se casará por quinta vez? —Para entonces todo mundo había dejado de comer.
Algunos meseros se habían acercado discretamente a escuchar mejor la pelea. Lucía, a pesar de estar ebria, estaba al pendiente de que su cliente no cometiera una locura, pero ya era tarde.
Carlos por otro lado, trataba de cuidar de que Victoria no se fuera a los golpes porque desde donde él estaba, nunca antes la había visto tan molesta, ni siquiera con él cuando perdió a Bodoque y bueno, era completamente diferente a la pelea de ayer, está vez Victoria se veía con ganas de matar, mientras que ayer, había un rastro de misericordia para su madre. Wes y Addison se quedaron en silencio, Wes en el fondo sabía que sus hijos se merecían ese trato.
—¿Es que no te molesta esta situación? —Tenía un punto, si lo hacía pero no lo admitiría.
—¿Debería? Mi madre es una adulta y bueno, estoy seguro que tu padre también, ¿por qué debería de meterme?
—¡POR QUE ELLA TIENE MI EDAD!
Mierda, mierda, mierda.
Janice tenía un jodido punto, puta madre, la jodida diferencia de edad de la que tanto había batallado en terapia.
Ni modo, tendría que fingir que no le molestaba, no los dejaría ganar. Estaba del lado de su madre y bueno, Addison quería a Wes, por más viejo que esté fuera. Carlos podía ver los engranajes de Victoria trabajando, sabía lo que ella pensaba sobre la diferencia de edad.
—Pues tendrás que dejarlo ir, porque la boda no se va a detener —Victoria no tenía forma de defender eso, así que optaría por otro camino.
—No claro que no, porque tu madre se asegurará de que eso no pase —Benjamin se volvió a meter a la discusión.
—¿Qué quieres decir con eso?
—Tu madre no es más que basura blanca sureña con una mujerzuela como hija que nunca estará a la altura de mi padre —Benjamin habló con calma, pero el comentario había sido bajo —Y mientras antes se den cuenta de eso, más pronto terminará este intento de matrimonio, si bien mi padre se casó 4 veces antes, bien podría hacerlo 5 o 6.
Victoria se quedó en silencio por un segundo, volteó a ver a Addison, ella estaba apunto de llorar, y sin decir nada, se levantó de la mesa y se fue corriendo a la casa evitando que sus lágrimas salieran pero había sido muy tarde.
Vale, de ella podían decir lo que fuera, pero nadie podía venir a su casa y hacer llorar a su madre de esa manera.
Lucía se levantó y fue trás Addison, sabía que Victoria hubiera querido eso.
Wes iba a gritarles, pero Victoria se puso de pie violentamente haciendo que su silla se fuera para atrás, eso tomó desprevenido a Carlos que ya estaba puesto para tomar a la rubia en caso de que se les fuera encima.
—No permitiré que vengan a mi casa y hablen de esa forma de mi madre, así que lárguense —Había hablado fuerte y claro.
—¿Disculpa?
—No me importa que sean los hijos del futuro esposo de Addison, nadie la hace llorar de esa manera. Así que si no se largan en este preciso momento, haré que venga seguridad a sacarlos a rastras o mejor yo los sacaré de los cabellos a ambos. —Carlos sabía que no era momento de pensar eso, pero no podía controlarlo, nunca había visto a Victoria en ese estado y nunca antes le había parecido más sexy. Se odió por pensar eso, pero todo estaba pasando tan rápido que era claro que él no estaba pensando con claridad.
Los dos hermanos voltearon a ver a su padre, estaban pidiendo ayuda.
—¿Vas a dejar que ella nos hablé así? —Janice se dirigió a su papá, Wes no dijo nada.
—Ni siquiera lo vean, porque hasta que Wes no esté casado con mi madre, él no tiene poder en esta casa, no me importa cuantas compañías y millones tenga. Y a mí no me gusta repetir más de dos veces las cosas, así que por última vez, ¡LARGUENSE!
De nuevo, a Carlos se le infló el pecho de orgullo, estaba feliz viendo a Victoria destruir a dos personas adultas, completamente sola.
—¿Cómo puedes dejar que ella nos trate así? Somos tus hijos —Benajmin se puso de pie aventando la servilleta de tela a la mesa de forma violenta.
—¿Cómo pudiste hacerle esto a nuestra madre? —Janice ayudaba a su hermano a conseguir lástima.
—¿Disculpa? ¡Tu madre falleció hace más de 25 años! Y estoy seguro de que a ella le gustaría verme feliz, pero lo que no le gustaría es que no respetarán mis decisiones.
Victoria vio a Wes, y vaya, por segunda vez vio un poco de apoyo hacia su madre.
—Y ya escucharon a Victoria, váyanse, y si no van a respetar a mi futura esposa será mejor que no se aparezcan mañana, no los quiero ver aquí, porque les guste o no, me voy a casar con Addison.
Los dos hermanos tomaron sus cosas y se fueron de ahí completamente furiosos.
—¿Sabes? Al menos tus otras esposas tenían algo de clase —Gritó Benjamin a los lejos.
—¡FUERA! —Victoria gritó asustándolos y haciendo que se apresuraran a salir.
Carlos no se había metido en la pelea, pero lo había visto todo y había disfrutado cada detalle, cada grito de la cantante y puesto que él no había sido el objetivo de la furia de Victoria (después de muchas veces donde sí lo fue) estaba encantado, le gustaba esa intensidad en ella.
Su cabello despeinado, su cara roja del coraje y su respiración acelerada no lo estaban dejando pensar con claridad, más valía que nadie viera la cara de orgullo con que la veía.
Tenía que detenerse a pensar así sobre ella, suficiente había tenido con su acto de anoche.
—Será mejor que vayas con ella, estoy segura de que le gustaría verte —La cantante le dijo a Wes.
—¿Segura?
—Claro, me dijo que te ibas a ir a dormir a tu casa, para que mañana no se vieran antes de la boda, corre, yo iré con ella después —Wes sonrió, sabía que Victoria tampoco era la mujer más feliz por su matrimonio, pero al menos respetaba las decisiones de su madre.
Carlos se puso de pie y ayudó a alzar la silla que ella había tirado, necesitaba un segundo para esconder la gran sonrisa que había tenido durante toda la pelea, luego los dos se volvieron a sentar en silencio.
—Que forma de terminar el día ¿no crees? —Fue lo primero que se le ocurrió decir al piloto para romper el silencio y de alguna manera, lo más estúpido, haciendo que ambos rieran después de otro silencio.
—Lo peor es que siento que ésto siempre me pasa a mí —Victoria dijo tomando una cucharada del postre —Esto no pasaría en tu familia perfecta de sitcom.
Carlos volteó a verla sonriendo.
—Mi familia no es perfecta.
—Pues fingen muy bien, porque parece que lo son.
—Creéme que no lo son —Él también tomó del postre de la cantante.
—¡Toma del tuyo! —Carlos alzó sus manos en forma de rendición.
—Oh no te enojes, preciosa, no quiero que me corras de la casa —Ella rió y le dio un manotazo en el hombro.
—Eres un imbécil. —Las dos estrellas voltearon a ver la mesa, era un completo desastre.
—¡Ouch! Me duele. —Carlos se sobó mientras seguían riendo.
Uno de los meseros se acercó a ellos y preguntó si podían comenzar a recoger, Victoria les dijo que sí y se tuvo que disculpar por el espectáculo que acababan de dar (les prometió una propina jugosa si no se mencionaba nada a la prensa). Luego, las dos estrellas tomaron de los otros postres servidos y los pusieron en sus platos, nadie había tocado ninguno.
—Ven, vamos al agua. —Las dos estrellas fueron a sentarse a unos camastros cerca de la alberca.
—Debo de admitir, que me asustaste un poco, creí que nunca podría verte más enojada que cuando perdí a Bodoque y mira, siempre estás sobrepasando mis expectativas —Carlos dijo haciendo reír de nuevo a Victoria.
—Te juro que nunca me había enojado tanto, ¿llamar basura blanca a mi madre? ¿Qué clase de pendejada es esa?
—Pensé que saltarías sobre ellos y los golpearías —Carlos dijo y ella volteó a verlo divertida.
—¿Yo? Pero si golpear gente es lo tuyo —Carlos la miró sin entender muy bien —No me digas que por el choque tienes pérdida de memoria.
—No sé de qué me hablas. —Carlos continuó comiendo su postre.
—Me refiero a la vez que golpeaste a Rogelio —El piloto lo había olvidado, ese día en verdad había perdido la cordura —Me hubiera encantado verlo.
—No me lo recuerdes, no fue mi mejor comportamiento.
—Pues a mi me gustó la bonita coloración violeta en la cara de Rogelio —Victoria sonrió recordando ese momento y Carlos no pudo evitar sonreír con ella.
Las dos estrellas siguieron comiendo su postre entre risas.
Y entonces, Carlos pensó en la plática que había tenido con Addison en la mañana, en como Rogelio sabía la verdad sobre su padre y una parte de él quería preguntarle así que se armó de valor y habló:
—Tú madre me contó sobre Salvador...
—¿Qué? —Victoria preguntó esperando que hubiera escuchado mal.
—Me contó de su vida en México y bueno, tal vez me comentó que viste a tu padre recientemente.
Victoria suspiró cansada —¿Hay alguna pregunta que quieras hacer? Sin rodeos, te daré un pase libre para que ya no me molestes.
Eso hizo sonreír a Carlos.
—Me gustaría saber qué sucedió, ¿qué salió tan mal para que le pusieras una orden de alejamiento?
Victoria volteó su mirada hacia el agua, ella había metido sus pies, así que con las luces y el movimiento se veía un patrón relajante.
—No sé que te haya dicho mi madre.
—Me comentó que estabas muy emocionada por encontrarlo y luego, nada. Que no quisiste hablar de él.
Victoria asintió entendiendo que su madre le había dado la versión que ella conocía.
—Pues eso creía yo. Pensé que en verdad quería acercarse a mí y recuperar los años perdidos. Estúpida, ¿no crees? —Victoria no esperaba que Carlos respondiera, solamente continuó con su relato.
***
—Y bueno, este es el estudio. Tuvimos suerte porque normalmente está ocupado —Victoria había terminado de darle el tour.
—Sí, muy bonito, mi amor —Su padre decía una cosa, pero se veía diferente.
Victoria se dio cuenta de inmediato, Rogelio estaba ahí y aunque les estaba dando espacio, había notado a su suegro diferente a la primera vez.
—¿Todo bien? —Victoria se puso alerta.
—Es que, ¿cómo te digo esto? —Su padre jugaba con sus manos y se acomodaba el cabello —Lo cierto es que no quiero que pienses que hago esto por el dinero, pero... ay Vic, mi novia va a tener un bebé y no tenemos para el nacimiento...
Las siguientes palabras ni siquiera las escuchó, su mente la había abandonado.
Salvador no la quería para recuperar la relación, solamente quería dinero.
Otra persona que buscaba sacarle provecho.
Otra persona que no la quería a ella, más bien quería lo que ella tenía.
—Te juro que me encantaría poder visitarte seguido, pero con el bebé y los gastos...
—¿Cuánto quieres? —Victoria lo cortó de raíz, su voz sonaba más severa de lo normal.
—¿Perdona?
Tanto Rogelio como Salvador se pusieron alerta.
—¿Cuánto dinero quieres? Dime —La cantante ordenó.
—50 mil —Ella asintió y volteó a ver a su pareja.
—Rogelio, saca tu chequera, te transfiero el dinero en un rato —Salvador había pasado a segundo plano.
El abogado fue hasta donde Victoria estaba y la tomó del brazo para luego susurrar en su oído —¿Estás segura de esto?
—Amor, solo saca tu chequera, yo te pagaré —su tono se había suavizado con el abogado y esos ojos de ciervo suavizaron a Rogelio.
Sin decir nada más, Rogelio la obedeció y sacó la chequera. —¿50 mil?
—75 mil —Salvador abrió los ojos por la sorpresa y Rogelio no entendía qué era lo que estaba pasando.
—¡Oh Victoria! Te juro que te los pagaré, de verdad eres tan generosa. Mi niña la más hermosa—
Victoria lo cortó nuevamente.
—No quiero que me pagues, los 25 extra son para no tener que volverte a ver en mi vida. Tómalos como un regalo.
—Victoria —Su padre trató de acercarse a la cantante pero ella se alejó como si su tacto la quemaran.
Fue hasta donde Rogelio estaba y tomó el cheque para después dárselo a su padre, en cuanto esté lo tuvo en las manos se volvió a alejar.
—Será mejor que te largues y espero que seas mejor padre para ese bebé de lo que lo fuiste para mí, pero gracias a dios no estaré en tu vida para presenciarlo.
Y sin decir nada más le señaló la puerta con la cabeza.
—En verdad lo siento, Vic.
Pero esas disculpas de su padre no valían nada, en cuanto el hombre cruzó la puerta, la cantante se derrumbó en los brazos del abogado.
—Tranquila, mi amor. Yo estoy aquí —Rogelio pasaba su mano sobre su cabello tratándola de hacer sentir segura —Yo jamás te haré sentir así, yo me aseguraré de que ese hombre jamás se acerque a ti.
Y se quedaron así hasta que Victoria se sintió más segura, Rogelio era la única persona en la que podía confiar
***
—Y bueno, después de eso, Rogelio me ayudó a ponerle una orden de alejamiento —Victoria sonrió terminando de comer su postre.
Carlos nuevamente se había quedado sin habla.
—Vic, en verdad, lo siento.
—Carlos, tienes que dejar de disculparte por cosas que no son tu culpa —Victoria le decía con la mirada serena, era un tema que ya no la atormentaba.
Carlos agachó la mirada apenado porque Wes le había dicho lo mismo cuando se habían ido a comprar los trajes.
—Es solo que no merecías eso.
—Nadie lo merece, pero así es la vida —De nuevo, Victoria reía, para ella era un tema pisado —Tienes que entender que ya no me la paso llorando en los rincones por Rogelio y mucho menos por un hombre que no recordaba.
Carlos le regaló una sonrisa mientras asentía
—Ay guapo. Así es la vida.
—Gracias por contármelo.
—Prefiero que lo sepas por mí a que lo sepas por mi madre —La rubia admitió y Calos sonrió —Ahora, será mejor ir a dormir, debes de estar agotado.
—Lo estoy.
Victoria ayudó a Carlos a ponerse de pie y ambos metieron sus platos a la casa, los del catering estaban por terminar y tal y como Victoria había prometido, les dio una jugosa propina.
Carlos no podía dejar de pensar en la historia, más cuando Victoria había sacado una chaqueta.
Después de eso las dos estrellas se despidieron, Victoria no podía ir a dormir aún debía de verificar que su madre estuviera bien, o por lo menos, más tranquila.
Al entrar a su cuarto la encontró acostada. Wes y Lucía ya se habían retirado de ahí, Wes había salido de la casa a dormir a otro lado por órdenes de su madre, en su cara se veía tristeza por dejar a su mujer en ese estado, Lucía se había retirado a dormir, había bebido de más aunque no lo aceptaría.
Conforme Victoria se acercaba a la cama podía ver los ojos rojos de su madre, sin decir nada se acostó a un lado de ella, en realidad ellas no eran de las que hablaban de muchas cosas y para este punto todo mudo lo sabía, mucho menos de sentimientos, era por eso que en estas situaciones no sabía qué hacer, como el día de ayer, cuando su madre intentó comenzar ese tipo de plática, ella se bloqueó.
Buscó otra opción, con su presencia esperaba que bastara.
Victoria no se había cambiado seguía con su vestido acostada a un lado de su madre, Addison le estaba dando la espalda y poco a poco el sueño les estaba ganando a ambas.
En ese momento antes de quedarse dormida sintió como la mano de su madre buscaba la de ella, y al encontrarse se quedaron así, aún sin decir nada.
Parecía ser que su mera presencia había funcionado; una vez que sintió que su madre estaba más tranquila, ambas se quedaron dormidas en la cama, no fue muy difícil, pues ambas estaban deseosas de hacerlo.
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Capítulo 44 terminado, espero que les haya gustado.
Hubo un pequeño cameo de uno personaje que amaba escribir(sorry, pero amo a Rogelio), espero que al igual que Carlos entiendan un poco más a Vic y a Addison.
Hoy Carlos fue sus ojos.
Y bueno, nos vemos la siguiente semana, ahora a ver la qualy con esperanza de que a los Ferraris les vaya genial.
Como siempre, pueden irse a quejar al instagram:
JavaddMad
Las amo,
Fer <3
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