Capítulo 42 [Gato en la pared]
Cuando Carlos despertó, de inmediato sintió dolor en su cuerpo, se quedó recostado en la cama con los ojos cerrados esperando que el dolor se disipara, pero no había sido así, estaba claro que un accidente como el de él no sería fácil de superar.
Por más que le decía a todos que estaba bien, lo cierto es que el simple pararse de la cama le dolía y ahora tenía que salir con el prometido de Addison a jugar golf y comprar trajes para la boda.
Todo porque tenía que seguir con el acto del novio, no importaba, estaba seguro que eventualmente el dolor sería tolerable. Sin quejarse más en su mente se puso de pie y tomó sus pastillas para el dolor y salió a desayunar.
Así era Carlos siempre, el deber iba antes y ahora tenía que cumplir con Victoria por haberse autoinvitado a la visita con su madre.
Al bajar se encontró con todo mundo desayunando tranquilamente, era como si la cena más caótica del universo no hubiera sucedido.
—¡Carlos! —Addison fue la primera en recibirlo con una sonrisa en la cara.
—Buenos días, siento no haberme despertado antes.
—Nada de eso muchacho, Victoria fue la que nos dijo que te dejáramos dormir —Wes sonrió mientras Victoria estaba concentrada en servirse un poco de jugo de zanahoria.
Carlos asintió y tomó asiento en el mismo lugar que ayer, Victoria le pasó un plato y le dijo que podía servirse lo que quisiera.
Durante todo el desayuno Victoria preguntaba sobre el itinerario del día, tal y como había sucedido, Wes y Carlos irían a ver lo del traje y jugarían golf para pasar el rato, mientras que las chicas irían a comprar vestidos, maquillaje, zapatos y todo lo que necesitaran para la boda.
Al parecer, Addison no había querido comprar su vestido de novia hasta que su hija estuviera ahí.
—Y ahora que mi bebé llegó, puedo hacerlo —La cantante rodó los ojos.
Estaba claro que había muchas cosas que Victoria se estaba guardando, no solo era la boda, era el comportamiento de su madre.
¿Desde cuándo esa mujer se comportaba así? Vale, sabía que habían ocasiones donde su madre actuaba como madre, pero ahora parecía querer hacerlo todo el tiempo y Victoria no estaba acostumbrada a eso. Era como estar frente a otra mujer.
Para Victoria escucharla hablar así y ser tan hogareña la sacaba de sus casillas, quería ir hasta donde su madre estaba y sacudirla por los hombros gritándole: ¡Reacciona Addison!
Durante el resto del desayuno Victoria no participó mucho en la conversación ganándose una que otra mirada curiosa por parte de todos, pero creyeron que lo mejor era no molestar a la fiera y dejarla ser.
Después del desayuno, Carlos y Wes salieron de la casa y no había nada más que mejorará el humor de Carlos que jugar un poco de golf y relajarse, ya eran las últimas carreras y cada vez se sentía más estresado, aunque no pareciera.
Además, así le daba tiempo a Victoria para estar sola con su madre y él descansaría de ambas por un rato.
Por supuesto que él no se olvidaba de lo que la cantante le había pedido, averiguar la vida de quien sería su contrincante en este juego de golf.
Al llegar al club se cambiaron y fueron directo al campo de golf; tenían ayuda de dos cadis y un carrito de golf a su disposición, el clima estaba fresco al ser de mañana y en el cielo no había ninguna nube en el cielo.
—Bueno —Carlos habló, ahora se tenía que poner a trabajar.
—Por favor —Wes lo dejó iniciar el juego, mientras se hacía para atrás y le daba el espacio para que pudiera sacar.
Carlos intentó hacer un swing, pero le dolió haciendo que se retorciera, creía que podía jugar sin repercusiones, pero estaba completamente equivocado. Todavía su cuerpo se sentía adolorido del terrible choque a pesar de las pastillas para el dolor y por consiguiente había hecho un tiro horrible.
El señor a su lado trató de no reír, pensaba que era mejor en el golf, o al menos eso había sido lo que el piloto le había hecho creer durante todo el camino con mucha seguridad.
—Me temo que no podré jugar —Carlos dijo algo molesto al ver como su bola desaparecía.
—¿Y eso?
—El accidente de hace unos días. Creo que no estoy listo para esto. —Odiaba sentirse así, pero prefería retirarse del golf antes de tener que retirarse del campeonato.
—Pero muchacho me hubieras dicho que todavía te sentías así. Ven, mejor vayamos al club y no sé, tomar algo, está claro que tenemos que encontrar algo que hacer durante el día o nos aburriremos. —Los dos tomaron sus cosas.
—La verdad es que no me duele tanto, pero ahorita que hice ese swing, uff sigo maltratado. —Carlos dijo tratando de aligerar el ambiente mintiendo un poco, no quería que se preocuparan por él o que Victoria se enterara que estaba todavía adolorido. Wes se rió.
—Ay esos jóvenes siempre creyéndose invencibles —El señor Wes le habló a los cadis —Por favor lleven nuestras cosas a mi coche y gracias, creo que hoy no habrá juego.
Les dio dinero y los dejó marchar.
Los dos hombres subieron al carrito de golf y fueron directo a la terraza donde había una mesa con vista a un jardín. Se sentaron y se pusieron a ver la carta, de todo lo que el club ofrecía, siempre podían pedir algo extra, aunque para ser sinceros, Carlos había comido demasiado durante el desayuno, de nuevo la comida de Addison lo dejaba sin habla.
—¿Fumas? —Wes le preguntó y Carlos negó —Yo tampoco.
—Pero...
—Lo sé, Addi es una fumadora empedernida, y lo detesto. —Carlos se rió suavemente, Wes lo acompañó en esa risa. Sabía a qué se refería con odiar el olor del cigarro.
—Sí, Victoria ella también fuma demasiado, dice que lo hace cuando está estresada, pero comprenderá que con su carrera, todo el tiempo lo está. —Wes asintió —Aunque si soy sincero, ya no fuma tanto como cuando la conocí.
—Ayer que las vi juntas, por Dios. Son iguales, cuando hablan o como se mueven. Cuando Victoria me miró en la comida después de que su madre dijo que nos íbamos a casar, quise salir corriendo del miedo.
Wes admitió sabiendo que podía confiar en Carlos. Por alguna razón le transmitía esa seguridad y confianza.
Los dos hombres se rieron, Carlos pensó que Wes lo entendía de alguna forma retorcida. Entendía lo que era sentirse intimidado por una dama Ellis, algo que pocos conocían.
—¿Puedo hacer una pregunta? Y puede detenerme si gusta, pero ¿4 esposas? ¿No es complicado? —Carlos preguntó esperando que en verdad le respondiera.
Esto no era para Victoria. Era por él.
Sabía lo que su familia esperaba de él, que sentara cabeza pronto, él ya estaba más cerca de los 30 y sus hermanas ya se habían comprometido con sus respectivas parejas, las dos bodas serían el siguiente año, él era quien estaba siendo la oveja negra en su familia en ese aspecto y sabía que tenía que hacer algo.
—Ja, muchacho. No te preocupes, es normal preguntar y sentir curiosidad, debo de admitir que cuando le dices a la gente que vas por la esposa número 5 nunca se lo toman bien y espero poder hablar de esto con Victoria.
—Creo que sería lo mejor —Carlos sabía que Victoria buscaba respuestas.
—Tal vez cuando se calmen las aguas, pero definitivamente antes de la boda.
Un mesero llegó hasta ellos y los dos pidieron su orden y la plática continuó, una vez que volvieron a tener privacidad.
—Bueno, si tienes tiempo para una plática con un anciano te contaré. —Carlos sonrió por el chiste.
Wes se veía que comenzaba a prepararse para un tema complicado, Carlos tomó un poco de agua y vio a su alrededor, ese club era enorme y en esos momentos no había mucha gente, lo cual lo hacía más cómodo para disfrutar.
La voz de Wes lo hizo regresar toda su atención a él.
—Mi primera esposa, fue mi primer amor, el amor de mi vida, estuvimos juntos desde niños. Nos casamos saliendo de la preparatoria, compramos una casa y tuvimos dos hijos —Wes sonreía con añoranza, sabiendo que los recuerdos eran lo único que le quedaban —Yo hubiera estado a su lado por el resto de mis días, pero me la arrebataron, una terrible enfermedad.
Carlos podía notar la tristeza y el coraje en la voz de Wes, no podía ni imaginarse el dolor de perder a alguien de esa forma.
—Tenía cáncer cervicouterino, nos dimos cuenta tarde.
—Lo siento mucho, Wes —Carlos no lo decía porque eran las cosas que se debían de decir, él en verdad se sentía mal, además, no cualquiera ventilaba algo con un extraño que acababa de conocer.
Wes alzó una mano en sentido de "no te preocupes", pero no hablaba porque tenía un nudo en la garganta.
El señor frente a él tomó un trago de agua y continuó su relato.
—Mi segunda esposa. —Ahora el tono cambiaba, ya no había ese amor, ahora era un tono serio —Me casé con ella porque mis padres, en específico mi madre decía que mis hijos necesitaban una mamá. Yo me la pasaba todo el tiempo afuera, mi primera compañía iba viento en popa, y bueno, después de la muerte de su madre, se me hacía muy difícil verlos sin pensar en ella.
>>Y eso hice, les di una mujer perfecta, una debutante a la que le enseñaron ser ama de casa, pero nos odiábamos. Verdadero odio, ella me engañaba con quien pudiera y yo hacía lo mismo. Si cenamos dos veces en la misma mesa sería un logro. Nos divorciamos a los 5 años y duramos eso porque yo siempre estaba trabajando o estaba fuera del país.
Carlos asintió mientras les traían unas entradas de mariscos que compartieron, ninguno de los dos tenía mucha hambre, pero necesitaban picar algo.
—La tercera no significó nada, nos casamos en Las Vegas y lo anulamos al mes. —Carlos soltó una carcajada, las bodas de las Vegas sonaban de alguna manera legendaria.
—¿En serio? —El madrileño no podía creerlo.
—¿Qué te digo? Cuando uno gana en un casino quiere celebrarlo con alguien. —De nuevo, ambos rieron.
Estaba seguro de que era una historia fabulosa y con la edad de Wes sabía que ese hombre había tenido una vida de locos.
—La cuarta. Dios, la cuarta no fue tan mala. —Wes se tocó la barbilla recordando a su última esposa, lo cierto es que apenas y se acordaba con ella. El hombre le dio una mordida a su bocadillo de camarón. —De nuevo me sentía presionado por casarme, me refiero, con la edad te das cuenta que quieres pasar tu vida con alguien y esa necesidad de buscar a alguien te puede llevar a gente o muy mala o muy buena. En este caso, la verdad es que me sentía solo y solo quería encontrar a alguien y así lo hice.
De nuevo, Carlos se quedó en silencio esperando la historia final, estaba muy concentrado en cada esposa que no pensaba en nada más.
—Ella era perfecta, ¿sabías? Era hermosa, me entendía, entendía mis horarios y mi trabajo, se llevaba bien con mis hijos, teníamos gustos muy parecidos, éramos compatibles, pero cuando estábamos solos bueno... todo era bueno.
—Y entonces. ¿Qué fue lo malo? —Carlos no entendía a dónde iba Wes, esa última esposa, sonaba que había sido un buen matrimonio, al menos a comparación de las 2 anteriores.
—Pues eso, muchacho, eso fue lo malo para mí. Solamente era bueno, no me sentía feliz, me sentía agusto, era como estar con una compañera de trabajo. Donde no nos llevábamos mal y teníamos cosas en común, pero al final del día, éramos y ya.
Carlos asintió en completo silencio, sin reacción.
—Éramos solamente amigos, y bueno, yo sabía que podía pasar el resto de mi vida con ella, pero creo que ambos nos dimos cuenta que no era lo que queríamos, el divorcio fue mutuo y nos deseamos suerte.
—Y entonces, después de todas esas esposas, ¿cómo supiste que Addison era para usted?
Más comida llegó y la sonrisa de Wes era enorme, pero no por los alimentos, si no por el simple hecho de escuchar el nombre de su amada.
—Oh muchacho lo supe de inmediato, desde que me acerqué a ella, pero eso no te lo contaré porque guardo esa historia para la boda —Carlos lo aceptó, ya se había entrometido suficiente en la vida de aquel hombre —Pero mejor cuéntame. ¿Qué es eso de que eres piloto de fórmula 1?
—¿Seguro que quieres escuchar? —Preguntó el madrileño porque cuando él comenzaba a hablar de su carrera no había forma de detenerlo.
—Vamos, tengo que conocer al novio de mi hijastra sí quiero que ella me acepte.
Carlos sonrió porque era tierno escuchar a Wes hablar de Victoria y de la aprobación que buscaba por parte de la cantante.
Los dos siguieron comiendo en paz, Carlos le contaba de su carrera y le decía lo de que podía ganar el campeonato, le contaba cómo había tenido algunos errores la temporada pasada, claro que omitía sus peores comportamientos, luego hablaron de golf, de tenis y de todos los deportes habidos y por haber.
Al terminar de hablar Carlos quería irse a la casa, pero parecía que Wes tenía otras intenciones además de ir a comprar el traje.
—¿Sabes? Creo que te haría bien meterte a la alberca, para tu dolor. Mírame 65 años y me siento 49. —Wes extendió sus brazos presumiendo su físico.
Carlos asintió y pensó que funcionaria. Había hecho hidroterapia antes y podía intentarlo, además, ¿qué haría el resto del día después de conseguir el traje? ¿Quedarse acostado? No, se aburriría.
En el vestidor estaba dejando sus cosas en un locker provisional cuando un mensaje llegó a su celular, era Victoria.
¿Ya sabes si es un vampiro chupa sangre?
Creo que es más un hombre lobo solitario roba mujeres atractivas más jóvenes que él
🖕🏻🖕🏻
Ya no le respondió.
***
Por otro lado, las tres damas estaban en una boutique a la que Addison le tenía confianza y era amiga de la dueña, la madre de Victoria se estaba probando un vestido rosa palo.
Addison se veía en el espejo esperando cumplidos y sí que los había obtenido por parte de Lucía, pero la mayor de las Ellis esperaba la aprobación de Victoria.
—¿No irás de blanco? —Su madre rió por la pregunta de Victoria, como si la respuesta era obvia, pero Victoria tenía entendido que las bodas eran de blanco, por más que su madre amara el rosa.
—Mi amor. Yo ya no debería usar blanco. —Victoria sonrió solo un poco, no sabía qué tan convencida estaba de ver a su madre caminar hacia el altar en ese color.
Pero como dijo, se comportaría y sí su madre decía que no quería blanco, bueno, no usaría blanco.
—Me gusta ese color en ti. —Victoria sonrió esperando actuar como una buena dama de honor.
—No lo sé —Su madre hizo un puchero al verse al espejo, estaba claro que no se sentía convencida.
Y entonces Victoria lo supo, su madre estaba mintiendo, Addison Ellis no era tan buena mentirosa como ella.
—¿Segura que no quieres blanco? —Addi negó agresivamente, sin saber si trataba de convencerse a sí misma o a su hija —Aunque tal vez no sea blanco blanco sino algo más claro. Creo que te verías bien en algo perlado.
—Es que ...
Addison comenzó a jugar con sus manos nerviosa comenzando a tronar sus dedos y evitando la mirada de su hija.
—¿Es qué, qué? Sí lo quieres, puedo verlo en tu cara, es tu boda deberías tener lo que tú quieras. —Ahí estaba el otro lado de Vic queriendo consentir a su madre. No por nada había mandado a hacer esa casa desde cero.
Había dos opciones para Victoria cuando se trataba de Addison Ellis.
La primera era todas las veces que Addison Ellis la sacaba de quicio, con sus comentarios fuera de lugar, metiéndose a donde nadie la había llamado, comportándose como una niña pequeña.
Y por otro lado, la ingenuidad de su madre era su debilidad, cada vez que se enojaba con ella se sentía sumamente mal por haberlo hecho. Porque Addison había sido una madre joven y nadie la había ayudado, sus propios padres la habían abandonado hace mucho tiempo y cuando se separó de su padre, todo fue peor.
—Sus hijos, ellos, no están felices con esto y no quiero darles de qué hablar.
Addison regresó a su semblante de felicidad mientras volteaba al espejo tratando de convencerse que ese color sería el mejor para la boda.
—Mamá no dejarás que alguien más dicte lo que tienes que usar. No eres así. —Victoria no le gustaba ver a su madre de esa manera, dejarse llevar por lo que los demás pensaban, así no era como la había educado Addison.
—Lo sé, tienes razón, solo estoy nerviosa. ¡Señorita! —Addison habló con la dependienta. —Tráigame unos vestidos blancos por favor.
Lucia sonrió sin que la vieran. En el fondo le gustaba que Victoria se llevara bien con su madre, lo había intentado desde que había comenzado a trabajar con la cantante, recordándole a Victoria que debía de visitarla, haciendo que comprara algo días antes del día de la madre, que la llamara o cosas por el estilo.
Después de varios intentos y probarse miles de vestidos, por fin encontró el adecuado.
En cuanto Addison se vio al espejo, lloró y aunque Victoria creía que su madre siempre era un tanto exagerada no dijo nada y se puso a un lado para abrazarla por detrás, pero viéndose ambas a través del espejo.
—Ese color te queda perfecto —Vic sonrió satisfecha porque ahora su madre se veía feliz.
El vestido no era blanco titanio, era más un blanco perla y Addison se veía como una princesa.
—Ahora ustedes. —Addison se limpió las lágrimas haciendo creer que nada había pasado.
—Vale, ¿de qué color quieres a tu dama de honor? —Victoria habló seria, dispuesta a comportarse y hacer lo que su madre quisiera.
—Me gustaría azul. Creo que es un color bonito en ti además de que la boda será en nuestro jardín. Quiero algo casual y veraniego.
—Vale —Las chicas se dedicaron ahora al vestido de Victoria.
Mientras se cambiaba, había una mujer que les había ofrecido un poco de champaña, Lucía y Addi la aceptaron con gusto, mientras les servían tres copas y les dejaban la botella a un lado.
—Se supone que los hijos de Wes vienen a cenar antes de la boda. —Addison decía afuera del vestidor, Victoria rodó los ojos sabiendo que nadie la vería.
—¿Y sí van a venir? —Preguntó Victoria sin poder esconder su molestia.
—Creo que sí, eso dice Wes.
—¿Ya los conociste? —Lucía preguntó viendo que la propia Addi no se sentía agusto hablando de quienes serían sus próximos "hijastros"
—Una vez, pero no fue nada amigable. —Addison terminó su copa y se sirvió más, algo nerviosa.
Lucía pensó que al ser la esposa número 5 los hijos no la recibirían con los brazos abiertos, mucho menos cuando la mujer es 23 años menor.
—Creo que éste estará bien, no queremos opacar a la novia en su día —La rubia decía mientras se veía en los espejos, pero lo cierto es que ya no quería probarse más vestidos, no estaba del mejor humor.
Solo quería terminar con esto lo antes posible y volver a la casa.
—¡Mi amor! Te ves divina, deberías de usar más colores pasteles de vez en cuando —Addison sabía que su hija tenía una preferencia por el negro, a menos que Lucía la vistiera.
—Lo pensaré —No iba a hacerlo. —Bueno, le toca a Lucía elegir su vestido.
Victoria se iba a meter de nuevo al probador cuando su madre se levantó y fue hasta ella con una sonrisa maternal en su cara.
—Está bien, sí te sientes cómoda. —Su madre fue hasta ella y le acomodó el cabello. —Estoy muy feliz de que vinieras, en verdad deberías hacerlo más seguido.
—¿Todo está bien? —Victoria no entendía desde cuando su madre era tan sentimental, no lo había sido en su niñez, y mucho menos en los últimos años.
—Claro, es solo que estoy feliz, y quiero verte igual. —La cantante sonrió incrédula.
Los aliens habían venido y la habían intercambiado por otra mujer.
—Soy feliz madre, acabo de terminar una gira por Europa, y estoy viendo lo del tercer disco —Victoria no quiso decirle a su madre que probablemente eso no sucedería y que tendría que buscar otras cosas que hacer con su vida.
Esa clase de cosas normalmente no se las comentaba una vez que Addison había dejado de ser su agente, la mantenía al margen de las situaciones complicadas y solo si era caso de decirlo, lo hacía. Esta vez no veía razón alguna del porqué hacerlo.
—Lo sé, pero... la felicidad es más que solo giras y el amor de tus fans. —Lucía vió con extrañeza a la madre de su cliente.
Para Lucía toda esta faceta de Addison era nueva, aún recordaba a la mujer rubia que en cuanto se había asegurado de que ella hubiera sido contratada, había tomado el primer vuelo de regreso a Los Ángeles diciendo que ya había estado lejos de casa mucho tiempo.
Addison jamás había estado presente para su hija desde que la castaña había comenzado a trabajar con Victoria, solo se veían durantes las fiesta y eso sí Victoria quería o podía. La última vez que se habían visto había sido en una fiesta del 4 de julio que su madre había hecho en su casa y fue cuando le había presentado a Rogelio.
Luego, cuando toda la noticia se desató, Addison solo mandó algunos mensajes para preguntar si Victoria estaba bien y en cuanto Lucía le respondió que ella lo estaba resolviendo, la señora Ellis no volvió a molestar.
Todavía recordaba el último mensaje: Suerte en la gira, me mandas fotos <3.
Pero ahora, ahora parecía una mujer completamente diferente, Addison parecía haber cambiado de la noche a la mañana para bien, y una parte de Lucía estaba feliz de que aquella mujer quisiera estar más presente en la vida de su hija.
—¿Mamá? ¿En verdad eres tú? —Victoria tomó su copa de champaña y se la tomó en menos de dos tragos —Tú no dices eso, tú me enseñaste que el verdadero amor viene del público. ¿Estás bien?
Victoria acercó su mano hasta la frente de su madre y fingió tomarle la temperatura en forma de broma.
—Claro que sí, tonta. —Addison se rió de ella. —Es solo que, desde que estoy con Wes, quiero que todo mundo encuentre el amor verdadero.
Addison sonrió tomando un poco de su copa.
—Vaya, si que te pegó fuerte. —Victoria se sirvió más champaña y de nuevo la engulló causando miradas curiosa por parte de sus dos acompañantes. —No te preocupes por mí, madre, estoy bien.
De lo último que quería hablar la cantante era de "amor verdadero" ¿Qué clase de porquería era esa? No estaba en contra de su madre o de Wes (tal vez un poco), pero era un juego retorcido de la vida, ponerle a su madre tan enamorada como nunca a punto de casarse, cuando ella sentía morirse, porque él hombre con el que de verdad quería estar, estaba con alguien más.
Era un juego retorcido del destino, de verdad que si había un Dios, estaba segura que este la odiaba.
—Vamos Lucía, busca algo para ti —Victoria entró a ponerse su antigua ropa y al salir puso el vestido que se llevaría a un lado del vestido de novia de su madre.
Madre e hija se sentaron en el sillón mientras Lucía entraba a probarse unos vestidos que ya había elegido, ella al igual que las mujeres Ellis se tardaba demasiado tiempo en elegir que usar.
—Sé que no te gusta que me meta en tu vida. —Addison comenzó a hablar de nuevo, sin darse por vencida en penetrar ese caparazón que su hija había puesto alrededor de todo su cuerpo.
—Entonces no lo hagas, madre, por favor. —Su madre la detuvo con una mano, Victoria la dejó continuar.
—Solo quiero decir que a diferencia de Rogelio, Carlos es una mejor apuesta. —Addi tomó un pequeño trago de Champaña.
—¿Perdón? —Eso no lo esperaba, había hablado con Carlos menos de dos horas ¿y ya lo consideraba una mejor apuesta que Rogelio?
—Tú... ¿cómo te lo digo sin que quieras salir huyendo de mí? —Victoria respiró profundamente aguantando lo que su madre le diría. —Cuando estabas con Rogelio te perdías, era como si él te apagara ¿sabes? Yo, en efecto, te enseñé a ser la estrella del show y con Rogelio no eras más que el árbol número 4, al fondo que no tiene diálogos.
Victoria no dijo nada por un momento, ni siquiera podía verla. Todo esta situación era nueva para ella.
Y después de un rato habló.
—Estoy yendo a terapia. —Este tipo de cosas era lo que no hablaba con ella, las pláticas con su madre eran más superficiales, como chismes de la farándula o el clima, pero por alguna razón, el ambiente se sentía diferente entre ellas y si Addison podía intentarlo, ella también.
Addison la miró esperando que su hija se abriera más con ella.
—Lucía me obligó a ir, pero creo que fue una buena decisión, y sí te hace sentir mejor, tenías razón, Rogelio no era bueno para mí —Odiaba darle la razón a otras personas, más a su madre, pero tenía que aprender a vivir con eso.
—No me hace sentir bien tener razón respecto eso, te veías muy enamorada, pero sí me hace sentir mejor que te encontraste a alguien que no te hace ver pequeña. A un verdadero compañero.
—¿Ver pequeña?
—Sí claro, Carlos no te minimiza, no los he visto mucho, pero al menos parecen buenos amigos y la magia está ahí —Victoria sonrió con dolor ¿magia? ¿o las clases de actuación que su misma madre había pagado y la desesperación de no perder sus carrera? —Esa es la base para una buena relación.
—Así es madre, somos buenos amigos. —Addison pudo captar un poco de dolor en los ojos de su hija al decir eso, sexto sentido de las madres, podrían llamarlo.
—¿Pero?
—¿Pero qué? Ya lo dijiste tú, somos buenos amigos.
—¿Qué es lo que te molesta? —Victoria vio a su madre, luego vio a los vestidores esperando que Lucía saliera a salvarla, pero parecía que tendría que hablar.
—No creo que dure, Carlos y yo, somos muy diferentes para lograrlo. —Victoria sintió un nudo en su garganta, ella se suponía que ya había aceptado que lo de ellos jamás funcionaría pero eso no significaba que no doliera.
Y por un segundo le quiso decir todo a su madre, que todo era una farsa y lo mejor sería que no se encariñara con Carlos, pero por alguna razón no pudo.
Addison no dijo nada, era obvio que era un tema que su hija no quería darle detalles, solo tomó la mano de la joven y la sostuvo por un buen rato, ninguna de las dos dijo nada más.
Las distrajo Lucía que salió con un vestido púrpura que la hacían ver extraordinaria.
—¡Lucía! Que hermosa te ves —Addison fue hasta ella también le dio un abrazo —¡Dios! Está boda va a ser la mejor.
—¿Qué sigue? —Victoria se puso de pie esperando terminar con ese día lo más pronto posible.
Y por el otro lado, los chicos ya estaban en la tienda buscando el traje para Carlos, Wes había insistido en buscarle un traje que le quedara como guante y aunque ninguno de los dos sabía muy bien lo que estaba haciendo, tenían una idea.
Carlos ya se había medido algunos, pero eran demasiado para una boda de jardín.
—¿Sabes? Creo que uno de color azul te vendría bien —Wes lo veía desde afuera.
—¿Corte italiano? —Carlos habló aportando a lo que ambos buscaban.
—Sí, me refiero, debes de lucir tu figura, muchacho. Victoria va a quedar muerta —Carlos rió bajito.
Wes encargó el traje que pedían y mientras lo esperaban los hombres veían corbatas para Carlos.
—¿Sabes? Sabes mucho de este mundo. ¿Tú familia tiene alguna empresa que conozca? Está claro que pareciera que tú círculo social se parece al mío—Wes sabía reconocer a alguien que venía de dinero a kilómetros, además reconocía que para entrar a la Fórmula 1 no era para nada barato.
—Ummm, no lo sé, mi familia tiene algunos negocios en España, pero nada muy internacional —El prometido de Addison asintió comprendiendo a lo que Carlos se refería —Aún así somos muy conocidos.
—Ya veo —Wes tomó dos corbatas y sin decir nada las colocó al nivel de la cara de Carlos para ver que tal combinaban con su tono de piel —Siempre quise dedicarme al boxeo profesional.
Eso llamó la atención de Carlos y sonrió —¿Y por qué no fue así?
—Mi familia necesitaba a alguien que se encargara de la empresa y bueno, mi hermano mayor se alejó de todos en cuanto lo presionaron y yo era la única opción que quedaba —Wes se alzó de hombros fingiendo que era lo más común del mundo.
—Lo siento —Carlos agachó la cabeza apenado.
—Ya no importa, me fue bien en la vida. —Wes sonrió a su acompañante y luego lo señaló —Eso sí, tenía un gancho impresionante.
La dependienta les entregó los trajes y Carlos fue a medírselos, los dos primeros no habían sido un éxito, pero el tercero parecía ser el bueno.
—Y además de sus hijos, ¿tienes más familia? —Carlos preguntó desde el vestidor.
—Nope, mis padres fallecieron hace un tiempo y mi hermano igual. Mi familia no era particularmente grande.
—Lo siento.
—¡Carlos ya deja de disculparte! —Wes gritó entre risas —Mis problemas familiares no tienen nada que ver contigo.
Carlos se rió desde dentro y en cuanto abrió la boca la cerró, porqué ya iba a disculparse de nuevo.
—Una parte de mí está feliz de que mi madre no esté con nosotros, estoy seguro de que le hubiera hecho la vida a Addison un verdadero infierno y no quiero eso para ella.
Carlos salió en cuanto Wes hacía ese comentario, quería mostrarle su traje, pero se quedó callado al no saber que decir sobre lo que su compañero de hoy acababa de soltar.
—¡Muchacho! Te ves genial, aprovecha tu juventud que la vida se pasa muy rápido —Wes se acercó hasta él y le entregó dos corbatas para que él escogiera cual.
Carlos quería retomar lo que Wes le había confesado hace algunos segundos. —Entonces... tu madre.
—Esa mujer era un dolor de cabeza. Estoy seguro de que mi pobre Addi hubiera sufrido con ella.
Carlos eligió una corbata mientras veía a aquel hombre a través del espejo, estaba claro que se estaba desahogando con él y bueno, él lo dejaría.
—¿Tanto así? —El español preguntó como broma esperando aligerar el ambiente, aunque si era sincero, el ambiente estaba genial.
—Oh sí, mi madre era una mujer fría y las apariencias de la familia eran todo para ella. El apellido y el lugar donde la gente nacía eran sumamente importantes para ella —Wes sonrió satisfecho —¡Ese es el traje! Definitivamente, quítatelo y vamos a pagarlo.
Carlos asintió y entró de nuevo a ponerse su ropa, estaba feliz de que por fin las compras se hubieran terminado, tenía unos zapatos para vestir en su maleta que funcionarían bien con el traje.
Después de salir, Carlos se moría por volver a preguntar sobre la familia de Wes, pero el novio estaba más interesado en hablar de deportes y Carlos no podía simplemente preguntarle sobre un tema, no había esa confianza aún.
—Voy por helado ¿Gustas uno? —Wes preguntó a Carlos en cuanto una heladería se les puso al frente.
—Claro —El madrileño sabía que no debía, pero un helado no arruinarían su dieta por completo.
Al llegar, Wes pidió su helado de nueces, Carlos de chocolate y cuando el madrileño ya iba a pagar, Wes lo detuvo.
—Espera, tenemos que llevarles a las chicas o se van a molestar —Luego regresó a hablar con el vendedor —Me da dos pintas de helado, una de fresa y la otra de... ¿A Victoria que helado le gusta?
—Menta con chispas de chocolate —Carlos respondió sin problemas, ese tipo de preguntas ya eran pan comido para él.
—Menta con chispas y más vale que no acepte la tarjeta de ese muchacho, que yo pagaré —Wes les regaló un guiño a los adolescentes que atendían el puesto y ellos rieron.
Al final, después de una pelea de dos minutos sobre quién debía pagar, Wes engañó a Carlos y logró pagar él.
Y ahora lo mejor era regresar a la casa, donde las chicas ya los esperaban.
Addison había dejado todas sus compras en la sala, había vestidos, zapatos, maquillaje y una que otra joyería. Lucía dijo que no las acompañaría de regreso a la casa, que quería dar la vuelta un rato y mientras tanto. Victoria estaba en la cocina viendo que podrían hacer de comer.
—Gracias por acompañarme hoy, Tori. En verdad fue muy lindo de tu parte —Su madre fue hasta donde Victoria estaba sacando alimentos del refrigerador.
—De nada.
Las dos mujeres decidieron ponerse a cocinar, Victoria esperaba que su madre se mantuviera callada durante esos momentos, pero no parecía que hubiera alguna opción para callarla.
Addison preguntaba por todo y todos, preguntaba por la disquera, por el nuevo disco, por Olive, preguntaba por Carlos y su familia, quería saber todo. ¿Desde cuándo ella quería saber sobre su vida? Victoria se estaba sintiendo cada vez más abrumada, pero se mordía la lengua para no ser grosera con su madre.
Era como si por cada segundo que pasaba, sintiera como su cordura la abandonaba. ¿Acaso estaba en una realidad alterna?
La cantante estaba más atenta en su tarea que en prestarle atención a lo que fuera que su madre quisiera decirle, su batería social se estaba terminando y sí, todo gracias a su madre. Estaba harta, y el ignorarlo todo le estaba dando más ansiedad de lo que le traía alivio. Y tal vez no era la única que no podía seguir ignorando la gran barrera que había entre las dos.
—Vale, ya fue suficiente —Addison cambió su tono de voz y la mujer dejó su cuchillo fuertemente sobre la barra de la cocina haciendo que Victoria volteara a verla —¿Qué es lo que te pasa?
La cantante dejó el pollo que tenía en la mano y completamente seria respondió —¿A mí? Nada. La pregunta es, ¿qué te pasa a ti?
Victoria rió un poco un tanto burlona. ¿De verdad Addison podía ser tan hipócrita? Su sangre hervía casi o más que lo que estuviera en la estufa.
—¿De qué hablas? Me estoy comportando lo mejor posible, ¿no es eso lo que querías? ¿No fue lo que me dijiste que hiciera cuando me presentaste a Rogelio? —Addison había tolerado suficiente ese día —Supuse que querías lo mismo ahora que trajiste a Carlos.
Vale, Addison se había "comportado" lo mejor posible, pero cada vez que ella le hacía un comentario lindo a su hija o buscaba algún tema del cual hablar, Victoria no decía nada o contestaba solo con monosílabos. Luego, mientras cocinaban, de nuevo, esperaba que algo cambiara entre ellas, Victoria parecía preferir estar en silencio total, ni siquiera había puesto música.
Addison supuso que eventualmente Victoria se abriría con ella, pero parecía que además del pequeño momento emotivo que tuvieron en la boutique, no pasaría de nuevo.
—Vaya, gracias por comportarte así, pero la verdad es que prefiero a la otra Addison.
—¡Mamá!, soy tu mamá, Victoria. Te guste o no, merezco que me llames así —El tono de Addison era demandante y eso fue suficiente para que la cantante explotara. Se había estado reteniendo desde que habían llegado, pero le tocó el último nervio.
—¿Desde cuándo eres una mamá? —Victoria escupió sin poder evitar soltar una risa burlona.
—Desde siempre, ¿acaso se te olvida quién fue la que te crió? No pensé que tuvieras tan mala memoria —Addison contestaba de la misma forma grosera que Victoria y por un segundo, Victoria se sintió como antes.
¡Esa era la Addison que ella recordaba! No la mujer que sonreía todo el tiempo y le decía "mi niño" a Carlos.
—Oh. Creéme que no soy yo la que tiene mala memoria —Victoria soltó mientras regresaba a su tarea de desmenuzar el pollo con ira, como si cada trozo que arrancaba era una greña que le jalaba a Addison.
—¿A qué te refieres?
—Me refiero que tú nunca te comportaste como una madre. Solamente fuiste... una manager o lo que sea que hayas sido para mí —De nuevo, Victoria no volteó a verla —Y ahora, me regañas por no tener condones, o cancelas el auto que renté y me haces dormir aquí cuando sabes muy bien que normalmente me quedo en el hotel y dices cosas como: "Sé buena con tu madre y quédate en casa" ¿Desde cuándo te importa eso?
Estaba siendo honesta. Demasiado. No se iba a seguir guardando nada porque sabía que no era saludable. Y de seguir así, no sería el pollo la única víctima.
Addison se quedó completamente en silencio viendo a su hija hablar llena de coraje.
—Más vale que me veas a la cara si es así como quieres comportarte —Addison exigió y Victoria se quedó congelada en su lugar con la mirada y cabeza baja, hasta que respiró fuertemente, soltó el pollo de manera brusca y volteó a verla.
—Te estoy viendo, ahora respóndeme ¿desde cuándo te importa eso? ¿Es por Wes? —Victoria repitió su pregunta anterior sumando lo que había estado pensando toda la tarde, estaba claro que había una cosa que había cambiado en la vida de su madre y eso era su relación.
Addison no quería acercarse a su hija por Wes, quería hacerlo por ella misma.
—¿Esto es lo que aprendiste en terapia? ¿Ahora me vas a decir que todos tus problemas son por culpa mía? —Addison se burló de su hija y Victoria lo sintió como un golpe directo a ella. Un bofetón en la cara habría dolido menos que eso. Fue como si le sacaran el aire.
Addison no sabía lo difícil que había sido para ella abrirse en terapia y lo mucho que le costaba hablar sobre ella y todo lo que hablaba en ese lugar.
—Nunca debí de decirte nada —La cantante soltó completamente seria. Se arrepentía mucho de compartir algo tan íntimo solo para que su madre se lo devolviera como un ataque con la única intención de herirla. Como diciendo "la que estás mal eres tú porque vas a terapia, no yo".
—Victoria, ¿qué no ves que de verdad lo estoy intentando? ¡Por nosotras!
—¡Sí lo veo! Pero lo detesto, detesto que actúes de esa forma después de años —dijo exasperada.
—Claro que lo detestas, porque al final del día tú ya tienes mamá ¿verdad? —Addison de nuevo estaba soltando comentarios malintencionados para hacer sentir mal a su hija —¿O qué? No me dirás que no ves a Lucía como una madre.
Bodoque estaba en el jardín echado y Victoria se sintió mejor al saber que su gato no estaba presenciando esa pelea, porque Bodoque siempre terminaba presenciándolas.
—No metas a Lucía en esto, ¿se te olvida que tú la contrataste? No es mi culpa que ella sí haga bien su trabajo y pase tiempo conmigo.
—¡Claro! Porque Lucía es intocable para ti ¿verdad?
—Bueno ¿y desde cuándo te molesta tanto Lucía? Siempre estuviste feliz de que fuera ella quien se encargara de mí y no tú.
—¡Desde que dejaste de venir! Antes al menos venías en Navidad.
Se podía escuchar la desilusión en su tono de voz. Tal vez Addison no fuera la mejor madre del mundo, pero ninguna madre merecía el dolor de ver la vida de su hija pasar frente a sus ojos sin poder ser partícipe de ella.
—¡Por si no lo recuerdas! La prensa no se alejaba de mi casa en ese tiempo, no recuerdo siquiera que fueras a visitarme, solo me mandaste un mensaje que decía: Espero que se solucione pronto, Tori.
—Bueno, ¿pero quién te entiende? Si no me comporto como madre te molesta, si lo hago también. ¿Qué es lo que hice para que te moleste tanto que quiera mejorar nuestra relación como madre e hija? ¿Por qué me odias tanto? —La voz de Addison se estaba quebrando, pero Victoria no dejaría que su madre la manipulara de esa forma.
Sabía que las lágrimas eran reales, pero no podía callarse ahora, no cuando por fin estaban teniendo la "plática" que ella tanto deseaba.
—¡PORQUE NUNCA FUISTE UNA BUENA MADRE! ¡Y PORQUE AHORA VIENES Y QUIERES SERLO! —Parecía ser que la voz de Addison no era la única quebrándose, Victoria se estaba desmoronando —Si siempre fuiste capaz de ser así ¿por qué no lo fuiste cuando yo era una adolescente? CUANDO YO TE NECESITABA.
Sentía como si su pecho le quemara de impotencia. Estaba desgastada, herida y furiosa todo a la vez, pero por más que quería mantenerse fuerte su temblorosa voz la traicionaba.
—Siempre fui una madre para ti. —Addison entendió que Victoria necesitaba desahogarse.
—Pero no una buena madre —Era muy tarde, las lágrimas habían llegado.
—Vic...
—¡No! Ya hablaste, me toca a mí —La cantante la cortó de raíz antes de darle oportunidad a su madre de debatir con ella.
Victoria respiró y tomó un trapo para limpiarse las manos, estaba claro que la comida no estaría a tiempo. La rubia no se había dado cuenta en qué momento su madre había apagado todo.
—¿Quiéres saber por qué no sé de qué hablar contigo? ¿Por qué no te visito? —Addison asintió mientras los ojos de Victoria indicaban coraje y frustración —Porque tú y yo no tenemos nada de qué hablar. Siempre ha sido así.
>>Tú siempre me hablabas de todos los trabajos que tendría, desde pequeña y cuando no hablábamos de cómo me haría famosa, me metías a tantas clases extracurriculares que apenas y nos veíamos o hablábamos de cómo mantenerme delgada, sin arrugas y atractiva para el público. ¿Sabes siquiera cuál es mi película favorita? ¿O mi color favorito?
Addison agachó la cabeza y negó, para después ver a su hija y hablar —Vic en verdad quiero arreglarlo, mírame, podemos arreglarlo.
—¡No quiero arreglarlo! ¡¿NO LO ENTIENDES?! Yo ya estaba satisfecha con lo que teníamos, porque para mí eso funcionaba —Victoria soltó el trapo y se cruzó de brazos recargándose en la barra.
Lo cierto es que mentía, Victoria en verdad quería arreglar la relación con su madre, pero los años de resentimiento que se habían acumulado estaban saliendo a chorro y no había forma de pararlo.
—¿Por qué no? Vamos, Tori, estoy rogándote que me dejes arreglarlo, que me dejes acercarme a ti —Addison no solo lo decía de forma figurada, la rubia se acercó hasta su hija con una mano extendida esperando poder reconfortarla, pero Victoria fue más rápida y se alejó haciendo que su madre entendiera que no quería que la tocara.
—CUANDO TE DIJE QUE QUERÍA MUDARME A NUEVA YORK ME DIJISTE QUE NO QUERÍAS DEJAR ESTE LUGAR, QUE AQUÍ ESTABA TU VIDA Y QUE ERA MEJOR QUE YO BUSCARA LA MÍA. —Victoria soltó todo lo que se había guardado por años —¡TENÍA 15 AÑOS! ME DEJASTE SOLA EN UNA CIUDAD QUE NO CONOCÍA, SIN AMIGOS, SIN NADIE Y DEJASTE A LA DISQUERA ENCARGADA DE MÍ, SI NO HUBIERA SIDO POR BODOQUE LO MÁS PROBABLE ES QUE YO HUBIERA MUERTO
Sus ojos ardían con lágrimas que amenazaban por salir. Solo de recordar cómo esa Vic de 15 años solía llorar y hacerse una bolita en su departamento tan solo queriendo a una madre que la abrazara y le dijera que todo estaría bien creaba un mayor resentimiento en su corazón.
Addison se cubrió las orejas con las manos mientras salía corriendo y llorando de la cocina para ir a la sala, pero Victoria no la dejaría escaparse de esa forma.
—LA ÚNICA VEZ QUE ME VISITASTE FUE CUANDO CASI MUERO —Victoria la había seguido mientras Addison lloraba, su cara estaba roja, pero no solo ella. Victoria también estaba llorando y podía sentir cómo las lágrimas caían, ninguna de las dos las limpiaba. —ESTABAS TAN FELIZ EN LOS ÁNGELES Y AHORA ME HACES VER COMO LA MALA QUE NO QUIERE VENIR, PERO ¿A QUÉ VENGO? ¿A HABLAR DE COMO TUS AMIGAS DEL CLUB SE COMPRARON UN CONVERTIBLE? ¿O A HABLAR DE QUIÉN DE TUS AMIGAS SE ESTÁ METIENDO CON EL SOCIO DE SU ESPOSO?
>>NUNCA HICISTE EL INTENTO DE ACERCARTE CUANDO YO QUERÍA QUE LO HICIERAS, PREFERÍAS ESTAR CON LOS DEMÁS, NO CONMIGO, TODO ERA MÁS IMPORTANTE QUE YO, QUE TU HIJA.
Victoria gesticulaba exagerada, tratando de transmitirle todo lo que su voz no podía. Toda la impotencia que sentía. Aunque los pequeños momentos donde su voz se fragmentaba, tan solo demostraba un poco lo rota que se sentía por dentro.
—Nunca fue así, Tori. Tú eres mi estrellita.
—¡Claro porque solo eso soy para ti! Tú ingreso y supongo que eso ya no importa porque ahora encontraste a un millonario que te dará todo lo que quieras.
Y sin saber, desde afuera de la casa, el helado que habían traído para las chicas se estaba derritiendo.
—¿Deberíamos de entrar? —Carlos preguntó asustado por los gritos que se escuchaban desde afuera.
¿En verdad su relación era así? O esto era el rompimiento de esta, Carlos pensó.
Ambos habían llegado desde que Victoria había comenzado a gritar, pero se quedaron congelados antes de poder abrir la puerta.
Addison mantenía las ventanas abiertas para dejar pasar el aire, es por eso que se escuchaba con tanta claridad.
—Lo mejor será esperar y dejarlas resolver sus asuntos —Wes se sentó en la entrada y Carlos lo acompañó.
Ninguno dijo nada más, porque no había forma de ignorar los gritos que venían desde la casa.
—¡¿QUÉ QUERÍAS QUE HICIERA?! Estaba terminando mis 20's entrando a mis 30's y yo quería salir y divertirme. ERA UNA MUJER RECIÉN DIVORCIADA, SOLA, NO SABÍA QUÉ HACER.
—¡Aja! Entonces admites que siempre fui una carga para ti.
Victoria la señaló. No sabía porqué estaba tan enfrascada en buscar cosas que tan solo le harían más daño, pero lo que sea porque su madre sintiera tan solo por un momento el mismo pesar que ella sentía.
—YO JAMÁS DIJE ESO, VICTORIA —Addison había dejado de llorar para adentrarse en su furia, ese comentario de su hija la había detonado —NUNCA FUISTE UNA CARGA PARA MÍ, ES SOLO QUE NUNCA SUPE QUE HACER CONTIGO, CONMIGO. Y TÚ SIEMPRE FUISTE MUY MADURA PARA TU EDAD.
MADURA PARA TU EDAD, ¿cuántas veces había escuchado eso? Cada hombre en su vida se lo había dicho y había funcionado. Desde los ejecutivos de su disquera, sus productores, Hugo... Rogelio. Y funcionaba porque ella adoraba escuchar eso, adoraba escuchar que era mejor que el resto, que había algo donde nadie más podía ser como ella sin saber que solamente era una técnica de manipulación emocional, ahora repudiaba escuchar esas palabras, eran como si le vertieran ácido por la garganta.
>>Cuando me divorcié de tu padre, utilicé todos mis ahorros para regresarnos a Estados Unidos. ¡TÚ PADRE ERA EL QUE NO QUERÍA NADA QUE VER CONTIGO!
Victoria se calmó por un segundo, hablar de ese hombre era un tema todavía más complicado.
—¡CADA CENTAVO QUE TENÍA ERA PARA TI! ¡CADA DÓLAR SE IBA EN ESAS CLASES QUE TANTO ODIABAS! ¡EN TU MAQUILLAJE! ¡EN TUS VESTUARIOS!
—¿Por qué? SI SABÍAS QUE LAS ODIABA, ¿POR QUÉ ME MANDABAS?
—¡PORQUE MERECÍAS UNA MEJOR VIDA DE LA QUE YO TUVE Y DE LA QUE YO TE PODÍA OFRECER! Porque eras la niña más bonita que había visto y la más talentosa, porque tienes un brillo propio que yo jamás llegué a tener.
>>¡No sabía qué hacer contigo y para mí, lo más fácil fue intentar meterte a la industria! ¡Y porque yo no te iba poder dar todo lo que merecías sin haber ido a la universidad y con mi jodido salario de mesera! —Addison gritaba defendiéndose de las acusaciones de su hija —Te amo, Victoria y perdoname si te hice trabajar desde niña, pero no íbamos a salir adelante si no lo intentaba. Yo ya era muy vieja, pero tú eras perfecta y sabía que el mundo iba a adorarte.
Victoria negó de nuevo con lágrimas en los ojos y un nudo en la garganta que no la dejaba hablar. Para ella no existía excusa alguna que diera cabida al infierno que la haría después atravesar.
—Lo hice porque te amo. ¿Y sabes qué? Lo volvería a hacer porque te conozco, te he visto en los escenarios, es ahí donde perteneces. Con la gente gritando tu nombre y coreando tus canciones y no me importa si me odias, sé que hice lo correcto.
—¡NO ME CONOCES! CREES HACERLO PERO NO SABES NADA DE MÍ, NADA, ME ALEJASTE Y AHORA ME QUIERES DE REGRESO COMO TU MUÑEQUITA PARA QUE ME VEA BONITA A TU LADO.
Victoria estaba llorando de nuevo, recordar su infancia había sido horrible, recordar todo lo que había sufrido para llegar a donde estaba la estaba poniendo mal.
—¡TODOS ME QUIEREN UTILIZAR! PERO COMENZÓ CONTIGO, SI TÚ NO ME HUBIERAS DICHO QUE DEBÍA DE SER AMADA POR TODOS, NO HUBIERA HECHO TODO LO QUE HICE PARA LLEGAR HASTA DONDE ESTOY.
Addison de nuevo lloraba, las dos mujeres Ellis no podían parar, cada una estaba lastimando a la otra.
Si tuviera que ejemplificar, sería como ver un duelo de espadas, donde cada palabra era un corte en el cuerpo de su contrincante, lo más doloroso era que eran una madre y una hija lastimándose esperando que la otra sufriera más, porque al final del día querían demostrarle a la otra lo mucho que la había lastimado.
Lucía había llegado no mucho después de que los dos hombres se habían sentado y se había quedado con ellos escuchando la pelea.
—¡Ya no lo soporto más! Tenemos que detenerlas —La castaña los quitó sabiendo lo horrible que era escucharlas.
Carlos y Wes habían querido intervenir, pero eran extraños en esa casa y no podían, Lucía al menos las conocía más y con ella habían formado una familia retorcida donde al igual que con Caco, Carlos, Rupert, Vic y ella, funcionaba.
Y sin decir más, abrió la puerta.
Las dos rubias estaban en lados contrarios de la sala, casi como una pelea de boxeo y Carlos pensó que si todo lo que se dijeron tuviera un efecto físico, estaba claro que las dos estarían muy maltratadas.
En cuanto vio la cara de Victoria supo que no le gustaba pelear con su madre, pero había explotado.
Así era Victoria, explotaba cuando ya no podía soportarlo más.
—Tori, vamos. ¡Entiende que lo hice por ti! ¡POR NOSOTRAS!
Addison rogaba, de nuevo se había acercado a su hija, pero Victoria le huía como si tuviera la peste. Lo que estaba roto ya no podría repararlo con un abrazo.
—Addison, te di la casa de tus sueños, el auto que querías, todas las joyas que me has pedido, pero eso no significa que puedas venir y hablarme bonito —Victoria se dio cuenta que todo mundo las estaba escuchando —No voy a fingir que todo está bien entre nosotras y tampoco voy a fingir que me gusta visitarte, no mientras sigas fingiendo que todo está bien entre nosotras y finjas frente a otras personas que fuiste la madre modelo, cuando ambas sabemos que no fue así.
Lucía trataba de averiguar qué tan enojadas estaban, pero lo cierto es que nunca las había escuchado pelear de esa forma.
—Creo que debemos calmarnos, las bodas siempre sacan el estrés de la gente y nos hacen decir cosas fuera de proporción —La castaña se interpuso entre ambas, pero lo cierto es que nadie estaba prestándole atención.
Wes y Carlos seguían lejos de la escena sin saber qué hacer sintiéndose completamente enajenados.
Addison y Victoria se habían tomado unos segundos para mantenerse calladas.
—¿Vas a quedarte? —Addison preguntó y Victoria sintió como su corazón daba un jalón, de nuevo su madre era su debilidad —No tienes que hacerlo, pero me gustaría tenerte aquí para la boda.
Addison no iba a rendirse con su hija, sabía lo mal que había actuado y lo mucho que ella misma había creado esa separación entre ellas.
Victoria supo que ya no era momento de continuar con su pelea. Había dicho todo lo que quería decir, y a cambio quedado drenada.
—Sí me voy a quedar. Pero no quiero verte ahora, quiero estar sola.
Victoria volvió a su estado de complacencia y sin hacerle caso a los recién llegados subió las escaleras yendo directo a su habitación.
Carlos la vio irse, la cantante iba subiendo las escaleras como si sus piernas le pesaran, una vez que llegó arriba, su figura se perdió.
Pensó en ir con ella, pero sabía que no era momento.
Addison al darse cuenta que todo mundo había presenciado un poco la pelea con su hija, se limpió las lágrimas y sonrió como si nada de esto hubiera sucedido —La comida no está lista, lo mejor será que esperen un momento.
Y sin esperar una respuesta, la rubia se fue corriendo a la cocina.
Wes tomó los helados y aprovechó esa excusa para ir tras su novia, odiaba verla de esa forma.
—Ahorita nos vemos —Fue su despedida y ahora, iría a mejorar el humor su la rubia.
Carlos fue hasta donde estaba Lucía, aún sosteniendo el traje dentro en su bolsa y algunas otras cosas que habían comprado.
—¿Esto es normal? —Fue lo primero que preguntó el madrileño a la castaña de confianza.
—No, ni siquiera para ellas —Lucía se veía con la mirada perdida, como si estuviera recordando cada pequeña palabra que las mujeres habían soltado una contra la otra.
—¿Qué hacemos?
—¿Por el momento? Dejar que ambas se calmen, te juro que jamás había presenciado una pelea como esa, claro que para eso, las dos deberían de haber estado en el mismo lugar por más de 5 minutos —Lucía bromeó con el tema que justamente había ocasionado todo.
—Vic siempre dijo que ya estaba acostumbrada a la dinámica con su madre y que a ellas les funcionaba —Carlos recordó lo que la cantante le había dicho sobre la relación con su madre.
Lucía sonrió triste —Una cosa es que diga que está acostumbrada y una cosa muy diferente es que le guste ese arreglo —La castaña se sentó en la sala con las manos entre su cabeza, Con Victoria siempre tenía que dar su 110%.
Carlos dejó sus cosas a un lado y tomó asiento junto a Lucía.
—Nunca debí de venir —La culpa comenzaba a hacerse presente en el cuerpo de Carlos.
Él había presionado a Victoria para que lo dejara venir y cuando ella se negó, engañó a todos para lograrlo, pero es que Victoria seguía siendo todo un enigma para él y solamente quería abrir otra capa de la rubia. Con Victoria era como abrir una puerta sólo para encontrar que esa puerta que habías logrado abrir te llevaba a otras tres
—Ay Carlos, esta pelea hubiera sucedido contigo o sin ti. —Lucía habló con la verdad, la presencia del madrileño no había causado esto y la agente lo sabía —Lo cierto es que Addison presionó mucho a Victoria y bueno, bien sabes lo que pasa cuando eso sucede.
En ese momento, Bodoque entró a la casa y fue hasta donde Carlos estaba, el madrileño lo dejó ser y comenzó a acariciarlo.
—¿Crees qué las cosas estén mejor para la comida?
—No.
Carlos asintió y luego los dos castaños se quedaron viendo hacia la nada, esperando que por su propio bien, las cosas mejoraran.
Por otro lado, Victoria llegó a su habitación tumbándose en la cama boca arriba y con los brazos extendidos. Si los demás no hubieran llegado estaba segura de que su madre y ella seguirían peleando, pero lo cierto era que por una parte se había quitado un peso de encima.
Sabía que no había sido la mejor forma de hacerle saber a su madre todo lo que sentía respecto a ella, pero no se pudo controlar.
Tal vez su madre tenía razón, tal vez ella debía de intentarlo y dejar atrás el pasado, pero es que ese pasado la acompañaba día con día y ese mismo pasado había tenido tantas repercusiones en ella, que bien podría ser parte de su presente.
Aún así, mientras más se calmaba más pensaba en la idea de Addison de pasar más tiempo juntas, ella también debía de poner de su parte y venir más seguido a verla o mudarse, pero ¿cómo haría eso? Ahora que su madre sería una mujer recién casada, estaba claro que no podría visitarla a menudo. Ella querría su privacidad.
Algo que siempre había envidiado de Carlos era su familia, lo cierto es que nunca antes le había importado esa imagen de familia perfecta, pero mientras más tiempo pasaba con los Sainz, más anhelaba haber podido tener eso.
Cada vez que el señor Sainz la llamaba hija sentía que de alguna forma la incluía en su dinámica familiar, inclusive se sintió celosa de Carlos cuando Reyes le dio esa plática en Mallorca, porque aunque no compartía el pensamiento de Reyes, envidiaba lo mucho que esa mujer amaba a su hijo. Y estaba segura que tanto Carlos Sr, como Reyes harían lo que fuera por sus hijos.
En Mallorca, antes de dormir se ponía a pensar en su madre actuando como una madre, pero no repentinamente como estaba sucediendo, más bien, desde que ella era pequeña.
Victoria se puso de pie y comenzó a caminar por toda "su" habitación, nunca había sido de ella. Addison le había dejado escogerla, pero nunca la había decorado, no había un póster, un cuadro, algo que indicara que este cuarto era de ella.
Victoria necesitaba encontrar una salida a su problema, lo que fuera que la hiciera dejar de sentirse tan sola, porque ahora, cuando pensaba en su vida antes de Carlos, antes de los Sainz, era así como la recordaba, SOLA.
Recordaba que antes de conocer a Carlos, con Rogelio se veía pocas veces, el pretexto era su trabajo sin saber de su otra vida (al inicio), con Lucía se veía casi diario por cosas de trabajo, pero si Victoria dejaba de trabajar estaba segura de que su agente buscaría alguien más, tal vez la misma Olive.
¿Y con qué se quedaba ella?
Un departamento en Nueva York y a Bodoque, fiel y lindo Bodoque, que jamás la había abandonado, pero Bodoque no viviría para siempre.
¡Dios! Sus pensamientos estaban yéndose a la oscuridad por completo, porque ahora Victoria pensaba que nunca sería madre, nunca tendría la familia que tanto deseaba.
Seguía pasando toda su mirada por la habitación de la casa que no reconocía como ella y comenzó a pensar en su madre, en todo lo que había dicho, en cómo ella nunca supo ser madre y solo improvisó.
Si Victoria lograba encontrar a alguien con quien pasar el resto de su vida y tenía hijos. ¿Qué haría si sus hijos no la querían? ¿Qué haría ella si sus hijos la odiaban? Que no la visitaran porque ella no sabía ser madre, justo como Addison.
¿Qué haría ella cuando su pareja le pidiera el divorcio? Porque al final del día sabía que eso sucedería, nadie iba a amarla como ella quería y su pareja iba a abandonarla y sus hijos iban a odiarla y no la visitarían. La gente se olvidaría de ella y sus canciones quedarían en el olvido. Seguro sus vinilos quedarían recolectando polvo en algún estante.
Victoria había imaginado su muerte, nadie le lloraría o la iría a visitar, su tumba se llenaría de ramas y estaría en tan mal estado que no se vería de quien era, y su sueño de tener una casa llena de niños corriendo alegres por ahí, nunca se cumpliría.
Era una jodida bisexual que no podía conseguir que nadie la amara, tenía el doble de oportunidad y aún así, estaba perdiendo.
Victoria sintió como todo su cuerpo sudaba frío a pesar de que se sentía completamente sofocada por la habitación, como pudo corrió a las ventanas para abrirlas, la sorpresa fue ver que ya estaban abiertas.
Caminó a trompicones hasta un espejo que tenía por ahí y se vio en él, por un segundo no se reconoció. Se veía pálida, como si le hubieran drenado la vida. Así se sentía luego del rumbo al que la habían llevado sus pensamientos; sin vida.
Su pecho se sentía contraído, como si por más que tratase hubiera una presión invisible ahí. Alguien apretándole los pulmones y evitando que pudiera respirar.
Genial, era tan inútil que ni podía respirar.
Sentía como si un ataque de ansiedad estuviera ocurriendo, había tenido algunos ataques de ansiedad antes, pero nunca le había pasado algo así de extremo como lo que estaba sintiendo, pero todas estas miradas a un futuro incierto, el cual no quería para ella, habían sido demasiado para ella.
La rubia corrió como pudo entre tropezones al baño de su cuarto, donde por alguna razón se sentía segura. Necesitaba estabilidad, necesitaba que de una manera u otra le entraran oxígeno a sus pulmones, pero el nudo que traía en la garganta no la ayudaba. Era como si se estuviera ahogando por ambos lados y no hubiera una salida. Se sentía atrapada, impotente.
Podía escuchar a su propio corazón bombeando con fuerza en sus oídos.
Sus manos no dejaban de temblar sujetas al lavamanos mientras abría la boca tratando de que pudiera recuperar el aliento. Era tan frustrante. El mundo le daba vueltas, cada vez viéndose más difuso y lejano. Y sin embargo, en lo único que podía pensar Vic era en todas las malas decisiones que había tomado en su vida para que su futuro le pareciera tan detestable que ni siquiera ella misma quería seguir imaginándolo.
Y mientras Victoria trataba de descubrir cómo respirar de nuevo, Carlos y Lucía estaban poniendo la mesa abajo, mientras Wes y Addison servían la comida.
"¿Vas a bajar a comer? Por favor no me dejes solo con ellos. Pero ya en serio, si quieres que te suba comida, solo dime"
El madrileño guardó su celular esperando una respuesta mientras terminaba de acomodar los cubiertos.
—No responde.
—Dale tiempo a lo mejor se durmió —Lucía respondió, pero los nervios comenzaron a apoderarse de Carlos.
Era un sentimiento extraño.
—Lo mejor será que comamos y darle un rato —Addison comentó al ver que Victoria no bajaba, pero a Carlos no le gustó esa opción, por mucho que quisiera comer la deliciosa comida de la señora Ellis.
—Vengo rápido —Y mientras los demás tomaban asiento, Carlos subió las escaleras de dos en dos, solo para asegurarse de que ella estaba bien.
Al llegar tocó la puerta sin recibir respuesta alguna, giró la perilla y asomó su cabeza, Victoria no estaba ahí.
Ese cuarto estaba todo blanco, no había decoraciones o fotos, era así como el cuarto donde él había dormido, no parecía de ella, parecía otro cuarto de visitas, lo que reforzaba todo lo que había escuchado Carlos durante la pelea.
En el suelo estaba su celular, al tomarlo vio que estaba bloqueado con la notificación de su mensaje. Lo tenía guardado como "Guapo" y una cara de asco 🤢 y otra vomitando🤮.
El piloto fue hasta la puerta del baño y tocó dos veces, no recibió respuesta alguna, luego, pegó su oreja a la puerta tratando de escuchar si había pasado algo, creyó escuchar agua.
—¿Victoria? ¿Necesitas algo? —De nuevo sin respuesta alguna.
Lucía y su madre llegaron unos minutos después, ellas se habían preocupado en cuanto vieron que Carlos no bajaba.
—Lo mejor será que se vayan, yo me encargo de esto —Carlos las corrió amablemente. Estaba seguro que a las últimas personas que Victoria quería ver eran ellas.
—Pero —Addison habló y se interrumpió al momento al saber que Carlos tenía razón —Dile que le subiré comida si así lo quiere.
—Avísame si necesita algo —Lucía comentó y las dos mujeres salieron del cuarto.
De nuevo, se acercó a la puerta para escuchar y ahora sí estaba seguro de que escuchó la regadera.
—¿Victoria? —Carlos dijo que se retiraría, pero por alguna razón no se sentía seguro, no hasta que la viera —Voy a entrar.
Su corazón comenzó a latir fuertemente, abrió la puerta, afortunadamente, no le había puesto seguro, al entrar, se encontró con la cantante sentada en la bañera con su ropa puesta y la regadera abierta mojándola por completo, tenía la mirada perdida y no volteó a verlo.
Carlos se acercó lentamente, dando pasos delicados esperando no asustarla.
—Victoria... —La voz de Carlos era casi un susurro, lo más seguro es que no lo podía escuchar por la caída del agua.
De nuevo no hubo reacción por parte de la cantante.
—¿Todo bien? ¿Necesitas algo? —Victoria no podía hablar, así que solo negó. —¿Crees que ya estás lo suficiente mojada o te gustaría inundar la casa?
No dijo nada.
—Voy a cerrar esto —Carlos se acercó hasta donde estaba, y sin obligarla a moverse cerró la llave, fue ahí que se dio cuenta que solo estaba abierta la fría, era Octubre, así que no importaba el calor de Los Ángeles, seguía siendo fría y los labios de la cantante estaban tomando una coloración azulada.
—Gracias —Fue lo primero que ella dijo.
—¿Qué pasó? —Carlos trataba de averiguar qué era lo que había sucedido, si tan solo ella también supiera.
—No lo sé, tenía ganas de refrescarme. —La cantante trataba de bromear, no reviviría sus temores con Carlos.
No le diría todo la mierda que acababa de pensar y como había visto el futuro de la mujer solitaria y odiosa en la que se convertiría.
El madrileño fue afuera por una toalla, y se la colocó como manta mientras se agachaba a su nivel y comenzaba a pasar sus brazos de arriba a abajo sobre sus brazos esperando brindarle un poco de calor.
—¿Quieres hablar de eso? —Ella negó.
Tal vez su madre había plantado la semilla con su pelea, pero la mala hierba era de ella.
—¿Crees que puedas salir? Me quiero cambiar. —Carlos no se movió y la miró incrédulo —Prometo que no voy a suicidarme.
—Ni siquiera lo menciones. —El piloto respondió molesto y tajante, esa clase de chistes de mal gusto no le gustaban, y a ella le encantaba hacerlos.
Pero tuvo que obedecer, se salió de la habitación pero eso no significaba que no la esperaría afuera, estaba sentado en el suelo cuando Bodoque llegó y Carlos lo tomó en sus brazos.
—Bola gorda, no te había visto desde hace mucho tiempo. —Bodoque maulló. —¿Sabes? Yo también tuve un accidente hace poco ¿crees que fue mi karma por dejar que te perdieras?
Bodoque comenzó a ronronear por las cosquillas que el piloto le hacía.
Después de unos minutos la puerta se abrió y Bodoque fue el primero en correr con su dueña, Carlos entró después.
Victoria estaba sentada sobre la cama ya con la pijama puesta y comenzando a cepillarse el cabello.
Ninguno de los dos sabían cómo comenzar la conversación y entonces Carlos soltó lo más inteligente que se le ocurrió: —¿Qué necesitas qué haga?
—¿No vas a comer? —Victoria preguntó dejando su cepillo sobre su cómoda.
—No tengo hambre.
La rubia no le creía y después de ese día, no quería que se fuera, porque Carlos era la calma para ella.
Carlos siempre la calmaba de formas que ella no entendía, la volvía loca y la revolucionaba, pero cuando el mundo la hartaba y la querían hacer salir corriendo, Carlos era esa persona con la que podía contar para nunca sentirse mal.
—Sé que quieres comer, pero ¿podrías comer aquí?
—¿Quieres que traiga algo para ti?
—No, solo quiero estar acostada —Carlos asintió y sin decir nada más salió de la habitación.
Carlos bajó y se encontró con Lucía, Wes y Addison comiendo teniendo una plática casual, pero al notar la presencia del madrileño todos se voltearon a verlo.
—Está bien, pero dice que va a comer en su habitación. ¿Está bien si la acompaño?
Addison sonrió asintiendo mientras dejaba sus cubiertos y se ponía de pie —Déjame ayudarte a llevar algo.
La madre de Victoria fue hasta la cocina y sacó una charola para comer en la cama y comenzó a preparar comida para ambos, les puso de todo, y mientras lo preparaba sonreía para sus adentros al saber que su niña tenía un apoyo tan grande como Carlos.
Una vez que la charola estuvo lista Carlos la tomó y antes de que pudiera subir el primer escalón se detuvo al escuchar su nombre siendo llamado por Addison.
—¡Carlos! —Addison fue hasta donde él estaba y colocó una bolsa de gomitas de gusano en la charola —No olvides esto.
El piloto sonrió y continuó con su camino.
Al llegar, Victoria estaba viendo una serie que la hacía sentir feliz sin importar cuantas veces la viera, a Carlos se le hacía sumamente tonta, pero también la disfrutaba, no tanto como la cantante, pero algo era algo.
Bodoque estaba sobre ella y se dejaba acariciar.
—Toc-toc —Carlos llamó su atención y Victoria le puso pausa a su serie.
—¿Otra vez ese capítulo? —Carlos preguntó al ver que ya reconocía lo que ella estaba viendo.
—Estoy viendo Brooklyn 99 de nuevo, me hace feliz y estoy por terminar la primera temporada por sexta vez —Victoria se sentó en la cama, acomodándose junto con Bodoque —Te dije que no tenía hambre.
Carlos dejó la bandeja en la cama y luego se sentó del otro lado, quitándose los zapatos para poder comer en la cama.
—Tú madre insistió —Lo cierto es que Addison no insistió en nada, pero Carlos tampoco contó que Victoria no quería comer —Y te mandó las gomitas.
Victoria vio el paquete de sus dulces favoritos como una ofrenda de paz de parte de su madre, en realidad que le hubiera puesto la comida era todo un símbolo de una bandera blanca.
Lo cierto era que la comida era lo único que de alguna forma las había mantenido unidas.
Victoria asintió y comenzó a estirarse para tomar la bolsa, pero Carlos fue más rápido y se la alejó —Creo que deberías comer algo primero.
Victoria rodó los ojos, pero tomó uno de los platos. Bodoque de inmediato se puso alerta para ver qué podía comer.
Addison había preparado milanesas empanizadas acompañadas de pasta con crema, Victoria trató de no sonreír mientras veía el platillo. Era una comida que su madre le preparaba de pequeña en México, básicamente era su favorita.
Sabía que no era un platillo muy "estético" o que se considerara alta cocina, pero amaba esa comida, porque le recordaba a su madre y al hogar y las cosas buenas, básicamente llenaba su corazón de felicidad y mientras recordaba todo eso, comenzó a llorar de nuevo.
Carlos dejó de comer para voltear a verla, Victoria dejaba caer algunas lágrimas sobre su milanesa.
—¿Sabes? Las milanesas tienen suficiente sal, no creo que requieran más.
Carlos sabía que era un comentario estúpido, pero verla llorar de esa forma lo descolocaba.
Victoria lloró más fuerte al mismo tiempo en el que se reía.
—Carlos, eres un estúpido —Victoria apenas y se entendió mientras lloraba y reía más fuerte, Carlos imitó la risa, no se ofendió, sabía que era un comentario estúpido.
Victoria lo volteó a ver al percibir su mano extendida con una servilleta en mano para que ella se pudiera limpiar las lágrimas —Gracias. En verdad siento tanto que tengas que presenciar todas estas peleas y lloriqueos.
—No, creo que quien te debe una disculpa soy yo —Carlos agachó su cabeza alejando su plato de Bodoque —Debí de haberte hecho caso e irme con Caco cuando dijiste que no querías que vinieras.
Victoria regresó su plato a la mesita para poder acostarse de nuevo, esta vez boca abajo dejando caer toda su cara sobre la almohada, porque lo cierto era, que estaba feliz de que Carlos estuviera ahí, a pesar de que antes no quería que el madrileño se acercara a su madre ahora se sentía feliz de tenerlo ahí. Victoria no hubiera soportado todo lo que Addison le había lanzado en menos de 24 hrs.
—Uggg —Victoria se quejó a través de la almohada porque odiaba admitir que estaba mal —La verdad es que estoy feliz de que hayas venido, así que gracias por desobedecerme.
Carlos sonrió orgulloso sin comentar nada, sabía que no era momento de sentirse superior por ese tipo de comentarios.
—¡Bodoque! Deja eso —Carlos regañó al gato que con su patita estaba tratando de jalar un poco de milanesa.
Victoria alzó la cara de la almohada para voltear a ver a su gato y con una mano lo empujó antes de que metiera mano a su plato.
Luego, se volvió a acomodar y le regaló un pedazo apiadándose de él.
—Tienes que dejar de consentirlo tanto, preciosa —Carlos negó al ver como Vic le daba milanesa.
—Es que mira su carita, además, estoy segura que no solo tú puedes disfrutar la comida de Addison.
Bodoque se bajó de la cama para disfrutar su carne y de nuevo, Carlos y Victoria se propusieron continuar con su comida.
En cuanto Victoria probó el primer bocado fue imposible no comer con culpa, de verdad se sentía mal por como el día se había tornado, se suponía que debía de ser un día genial donde su madre había comprado su vestido de novia y ella lo había arruinado todo con su mal humor, pero en su defensa se había sentido acorralada por ella desde que Addison los había recibido en el aeropuerto.
Sin decir nada continuó con su serie antes de volver a ponerse a llorar.
Carlos supo que de nuevo volvían a su antiguo humor de no hablar y solamente disfrutar la compañía del otro.
Los dos comieron en silencio, en ocasiones soltaban una pequeña risa por lo que ocurría en la televisión.
Ya habían terminado la primera temporada cuando Victoria la apagó antes de que iniciara el siguiente capítulo.
—¿Sabes? Sé que mi mamá lo está intentando.
Carlos esperó unos segundos antes de reaccionar en caso de que Victoria no buscara una respuesta y quisiera seguir hablando.
—Lo cierto es que no conozco a tu mamá, pensé que ella siempre era así.
Victoria comenzó a ordenar los platos apilándolos en la bandeja. Carlos la observaba, casi podía ver los engranajes en su cabeza trabajando para ver que le decía y que no.
—Yo siempre supe que para ella nunca había sido fácil ser madre, solamente no pensé que a mí me afectaría tanto —Victoria se recargó en la cabecera de su cama viendo hacia el frente —Creí que ya lo tenía manejado y entonces llegué y me recibió de esa forma. No sé, tú bien sabes que detesto los cambios.
—Sí, supongo que si mis padres comenzaran a comportarse completamente diferente de un día al otro, me pondría igual que tú.
Victoria sabía que Carlos estaba mintiendo para hacerla sentir mejor, pero apreciaba que él no le reprochara nada por su comportamiento.
De nuevo, después de unos segundos, Carlos habló:
—¿Y tú quieres arreglar tu relación con tu madre?
Victoria no tenía que pensar dos veces la pregunta, tenía la respuesta en la punta de la lengua: —Sí.
El madrileño sonrió inconsciente al ver que Victoria lo hacía.
—Deberías decírselo, estoy seguro que le gustará escucharlo —Victoria tomó un cojín y se lo aplastó contra la cara —Sé que odias aceptar que estuviste mal, pero es tu mamá Vic. A veces tenemos que perder el orgullo con ellos.
—Detesto que seas tan correcto —Victoria admitió aventándole el cojín a la cara, sabía que Carlos no lo esperaba y su cara de sorpresa lo confirmó.
—¡Oh no! Esto no se queda así, no dejaré que me ataques por segunda vez.
Una sonrisa atrevida apareció en la cara del madrileño, sus ojos tenían un brillo travieso y Victoria supo que era hora de correr. Como pudo tomó una almohada, pero Carlos le había ganado la más grande.
—¡Ven acá! —Carlos se había subido a su cama para que no hubiera forma de que ella pudiera escapar mientras que Victoria estaba frente a él tratando de esquivarlo lo mejor que podía.
La charola se movía en la cama por cada paso que Carlos daba, pero a ninguno les importaba, lo cierto era que se habían comido todo, solamente existía una pequeña posibilidad de romper los platos si es que caían al suelo.
—¡No! Aléjate.
Victoria estaba esperando que el madrileño realizara su siguiente movimiento para saber a donde moverse, en su habitación había suficiente espacio para correr.
Carlos actuó rápido y brincó directo hacia Victoria haciendo que la rubia corriera al lado contrario riendo como loca por la adrenalina del momento sin darse cuenta que la charola se había volteado derramando los restos de los alimentos al suelo y parte de su cama, también se tiró el agua de guayaba sin terminar que habían dejado en sus vasos.
—Ven acá, preciosa, solo te devolveré el favor que me hiciste —Claro, si por favor se refería a golpearlo cuando él recién se iba recuperando de un choque de 67 fuerzas G.
—No, gracias.
Carlos corrió de nuevo hacia ella, sin importarle el dolor de su cuerpo y una vez que estuvo lo suficientemente cerca comenzó a lanzarle almohadazos sin medir demasiado su fuerza por la emoción de la persecución.
—¡Oye! —Victoria se quejaba mientras trataba de responder a esos golpes, pero Carlos tenía ventaja por ese momento.
Estuvieron así un rato porque Victoria no encontraba forma de como escapar, pero en cuanto encontró un espacio salió corriendo para alejarse de los ataques de Carlos.
La pelea y la persecución se complementaban con las risas de ambos, todo el cuarto estaba inundado de esas quejas por estar corriendo y risitas nerviosas por la expectativa de saber si Carlos iba a atraparla de nuevo. Bodoque
En cuanto Carlos se dio cuenta que Victoria había huido la persiguió. De nuevo, Victoria corrió lo más lejos de él, ella se había dado cuenta del agua y los restos de comida que reposaban en el piso, pero Carlos no.
Así que cuando pasó por ahí el madrileño se resbaló como un jugador de baseball cuando busca barrerse para llegar a la base haciendo que callera de espaldas y con sus propios pies logró derribar a Victoria.
La rubia cayó sobre Carlos, pero eso no importaba en ese momento porque Carlos estaba más concentrado en no ponerse a llorar del dolor. Había caído sobre su espalda y por el otro lado, Victoria había caído sobre él haciendo que le doliera por todos lados; podía sentir como sus ojos comenzaban a formar lágrimas.
—¿Estás bien? —Victoria preguntó aún sobre Carlos, con la respiración agitada.
—Sí —Carlos respondió con los ojos cerrados por el dolor y su voz apenas logrando salir de su garganta.
Las estrellitas tenían sus piernas enredadas y cada vez que Victoria quería levantarse podía ver cómo Carlos se quejaba más y más, así que prefirió no moverse hasta que él le indicara.
Carlos abrió los ojos y por un segundo la visión de Victoria sobre su pecho fue muy familiar para él, tanto que lo espantó haciendo que se hiciera para atrás, pero al tenerla encima la jaló más hacia él.
—Ouch —Los dos se quejaron por los movimientos bruscos de Carlos.
—A ver, déjame ponerme de pie —Victoria habló aún con su voz entrecortada y algo ronca por las risas escandalosas que había soltado, trataba de recuperar su respiración, pero al ser una fumadora empedernida le costaba más de lo normal.
De nuevo, Carlos posó sus ojos sobre ella, después de tanto tiempo, Victoria seguía poniéndolo nervioso y más cuando esa vista de ella era tan familiar para él, con el cabello desordenado, la respiración entrecortada y ese hermoso sonrojo en sus mejillas después de haber realizado ciertas actividades con ella.
Victoria por otro lado, estaba pensando lo mismo, sabía que habían caído por accidente, pero la posición no era desconocida para ninguno de los dos y al ver a Carlos respirando con su boca entreabierta, jadeando por el dolor, sus ojos brillando y ese cabello grueso que amaba despeinar y jalar fue imposible no pensar en los días en los que se acostaban.
—¿Ya me muevo? —Victoria preguntó porque no quería lastimarlo, no por otra cosa, pero la sonrisa engreída de Carlos supo que su pregunta se podría entender de alguna otra forma.
—No sé, ¿puedes? —El madrileño respondió con una sonrisa sarcástica. Victoria rodó los ojos y comenzó a buscar una forma de ponerse de pie sin tener que apoyarse en él y así no lastimarlo, pero en cuanto se comenzó a mover, la voz de Carlos la detuvo —Por favor, no te muevas —Carlos soltó desesperado esperando que Victoria en verdad le hiciera caso.
El hecho de que sus piernas estuvieran casi entrelazadas y que Victoria tuviera dificultades para apoyarse en un lugar que no fuera él comenzaba a crear cierta fricción, eso, más las imágenes que habían plagado la mente de Carlos no ayudaba a la situación en la que Carlos comenzaba a tener problemas.
Victoria abrió mucho los ojos al sentir cierta presión en su pierna.
—Dime por favor que es tu cartera o celular.
El silencio de Carlos, el hecho de que no podía sostenerle la mirada y el sonrojo en sus mejillas le dieron la respuesta que buscaba.
—¡Carlos! —Victoria se sonrojó más, si es que eso era posible.
—¡Perdón! Pero no ayudabas moviéndote como lombriz sobre mí.
—¡¿Lombriz?! —Victoria gritó indignada.
En ese momento, Lucía entró abriendo la puerta bruscamente y quiso arrancarse los ojos al ver la escena frente a ella —¿Qué mierda están haciendo?
Bodoque salió en cuanto vio que la puerta estaba abierta.
—¡Nada! —Los dos gritaron.
Y por el pánico de que Lucía los hubiera encontrado en esa posición, Victoria se quitó de golpe de Carlos sin importarle está vez, sí se recargaba en él o no, la rubia también se quejó de dolor pues se había tirado contra el suelo sin importarle el impacto, solamente quería alejarse de Carlos.
—¡Carajo! —Carlos se quejó de dolor.
—No es lo que parece —Victoria habló por ambos mientras se ponía de pie.
Y no supo que era peor, el dolor que sentía en ese momento o la vergüenza de que Lucía viera el estado en el que se encontraba, después de todo, traía un short deportivo de esos de tela delgada.
—Solo vine a ver que estuvieran bien, escuché el golpe desde abajo —Lucía aclaró.
—Estamos bien —Victoria se acercó hasta donde Carlos estaba y extendió sus dos manos para ayudarlo a ponerse de pie.
—Sí, ya vi lo bien que estaban —Lucía comentó con obviedad y las dos estrellitas quisieron morirse en ese preciso momento.
—Carlos se cayó porque había agua en el piso —Victoria trataba de explicar la situación, pero no había forma, sabía que eso no convencería a Lucía.
—Como sea, solo les aviso que Addison y Wes salieron al supermercado y yo me voy a mi cuarto —La castaña solo quería irse de ahí lo más pronto posible.
—Descansa.
—Buenas noches.
Los dos se despidieron y Lucía simplemente se despidió con un gesto. Cerró la puerta detrás de ella.
—Será mejor que vaya a cambiarme —Carlos habló sin mirar a Victoria mientras cubría su erección. Aunque con toda la vergüenza que había sucedido, estaba seguro que se iría pronto.
—Yo iré a dejar los platos y limpiar el suelo. No queremos más accidentes ¿verdad? —La rubia preguntó juguetona esperando poder relajar el ambiente, pero estaba claro que no había servido para nada porque Carlos se tensó al escucharla —No me refería a ... Ya vete.
A Carlos no le tuvieron que decir dos veces, salió como un rayo de ahí.
Por otro lado, Victoria alzó todos los platos que se habían volteado y con papel de baño terminó de limpiar la comida y el agua que no se había llevado la ropa de Carlos.
Bajó la charola y lavó los trastes, recogió un poco la cocina como agradecimiento por la comida y subió de nuevo a su cuarto con un poco de jabón y servitoallas para limpiar mejor.
Al entrar, se encontró con Carlos quitando el cobertor de su cama que también se había ensuciado.
—No tienes que hacer eso —La voz de Victoria lo hizo brincar solo un poco.
La rubia fue hasta donde la comida se había caído y se agachó para comenzar a limpiar.
—No te preocupes, estaba buscando algo que hacer en lo que regresabas —Carlos continuó con su tarea sin voltear a verla, todavía se sentía algo apenado —Estuve pensando algo mientras me cambiaba.
—Espero que haya sido PG13 —Victoria comentó divertida agachada y sintió como Carlos le daba un golpe en la cabeza con el cobertor —¡Oye! Bueno, lo merezco, ¿qué pensaste?
—Pensé que deberías decorar tu cuarto para que tu madre sepa que vas a volver y que quieres mejorar la relación con ella.
La cantante se puso de pie ya que ya había terminado con su tarea, volteó a ver a Carlos y al verlo pensó que no era tan mala idea.
—¿Y qué hago? No es como que tenga algo para decorarlo.
La sonrisa que Carlos puso después de decir eso no le gusto, indicaba problemas.
El madrileño sacó un sharpie de su short y Victoria entendió lo que quería hacer.
—Carlos, esa mujer me va a matar si escribo en sus paredes.
—No es como que se puedan pelear peor que hoy —Carlos se alzó de hombros indiferente.
Victoria se rió antes aquel comentario, le gustaba cuando Carlos hacía chistes de mal gusto como ella.
—¿Y qué hago? —La rubia estaba en blano, era malísima para pintar, dibujar o cualquier tipo de arte plástico.
—Tengo una idea ¿puedo? —Victoria asintió dándole permiso a Carlos para dibujar en su pared.
El madrileño sonrió satisfecho y se subió a la cama de nuevo, está vez, dándole la espalda a la cantante mientras caminaba hasta la pared de la cabecera de la cama de Victoria.
La rubia solo veía la mano de Carlos moverse y lo veía girar la cabeza de un lado al otro, los minutos se sentían eternos y la verdad es que ella solamente quería saber qué era lo que Carlos estaba dibujando.
—Voilà.
El piloto se alejó de su obra de arte y Victoria tuvo que girar su cabeza para tratar de entender lo que estaba viendo.
—¿Y qué es? —Victoria preguntó una vez que Carlos había llegado hasta su lado.
—¿No lo ves? —La rubia negó con el ceño fruncido, en verdad trataba de buscarle forma al garabato de Carlos —¡Es Bodoque tocando tu guitarra!
Y entonces lo vio.
—¡Claro! Puedo verlo.
Carlos sonrió satisfecho con su trabajo y así era como terminaba el día, con un piloto artista, una cantante con ataques de ansiedad y un gato en la pared.
—Addison va a matarte cuando le diga que pintaste su pared —La rubia habló sin dejar de ver al gato con una sonrisa en su rostro.
—¡Victoria! —Carlos volteó a verla completamente indignado y se quejó poniendo sus manos en su cintura.
Título: Gato en la pared
Autor: Carlos Sainz Jr.
Técnica: Sharpie sobre la pared
Medidas: 90x90
Año: 2022
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Soooo, nuevo capítulo y bueno, espero que les haya gustado. Hubo de todo en este, como siempre metiendo un poco de drama familiar y risitas, todo en uno.
Espero que les haya gustado, no olviden dejar su bello voto y comentar.
Debo de decir que amo mucho escribir personajes femeninos y Addison se une a la lista. Vic, Lucía, Cleo, Isa y Addison son mi adoración y amo cada interacción que tienen.
Nos vemos la siguiente semana, la verdad no sé si pueda seguir actualizando los jueves por la noche como antes, como bien lo he dicho, este semestre me está matando, así que todavía trato de regularme y buscar un horario que nos funcione a todas.
Btw, estamos por llegar a las 300k en lecturas y espero poder hacer algo para celebrar, sé que muchas quieren maratón, pero la verdad es que si apenas puedo escribir un capítulo a la semana, un maratón en esta ocasión es imposible.
Aún así espero encontrar algo para que no pase desapercibido.
Si gustan decirme ideas para la celebración de las 300k en lecturas, opinar sobre los capítulos, ver memes sobre la fic, adelantos exclusivos, funarme y enterarse de muchas cositas nuevas, las espero en el Instagram, juro que nos divertimos mucho ahí.
INSTAGRAM: JavaddMad
Las quiero mucho y nos vemos pronto
Fer <3
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