Capítulo 41 [Pero tú me puedes decir Addi, guapo]

Al siguiente día, Victoria se despertó temprano para salir nuevamente del hotel e ir a ver a Carlos, el señor Sainz conducía, está vez Caco se había quedado en el hospital cuidándolo.

—Le traje un poco de café, pensé que lo necesitaría —La cantante le decía a su "suegro" mientras algunas cámaras los captaban subiéndose al auto.

—Gracias hija, lo cierto es que no dormí mucho.  Aunque está vez no me tocó cuidarlo, solo veía y veía el accidente en mi mente —El señor Sainz comenzaba a manejar, hoy había más tráfico que ayer, todo porque ya era martes. 

Todos los pilotos y equipos se habían ido a la siguiente parada, Estados Unidos, más concreto, Texas. 

La siguiente carrera no sería hasta dentro de dos semanas, había una de descanso, lo cual era bueno para el piloto español, Isa se había tenido que retirar a primera hora del lunes por un compromiso en su trabajo, así que con Carlos solo estaban ellos, Lucía, Caco y Rupert.

—Entiendo, yo tampoco pude dormir tan bien —Victoria le dio un sorbo a su café quemándose la lengua —Por cierto, me gustaría decirle que el domingo hablé con Isa, entiendo que no fue nuestro mejor comportamiento, me gustaría disculparme con usted, no necesitaba a dos locas gritando por todo el hospital cuando su hijo estaba inconsciente.

El señor Sainz volteó a ver a la cantante rápidamente, ella iba viendo hacia adelante pero podía notar que sus palabras eran sinceras y el arrepentimiento era real. Además, en verdad sentía una debilidad por la rubia a su lado, la veía como una amiga y al vez, hasta como una hija más.

—Entiendo, los sentimientos estaban al mil ¿no? —Victoria notó el tono de voz con el que el señor Sainz le respondía. 

¿Acaso era tan obvio? No solo Caco, Isa y el padre de Carlos se daban cuenta lo mal que estaba ella por el piloto, estaba segura que Lucía también lo sabía.

—Algo así, sí. —Ella seguiría negando todo, negar, negar, negar era su nuevo mantra.

El padre de Carlos no quería meterse, en verdad no, no le gustaba todo este jueguito de la novia falsa y la novia real, y todas las complicaciones que parecían tener, pero Victoria le agradaba, y bueno, su hijo, su hijo era un cegatón estúpido, que se daría de topes cuando todo esto terminara. 

Pero antes, en verdad quería saber cuales eran los sentimientos de la cantante por Carlos.

—Vi el video, de ti corriendo por el garage —Victoria se volvió a cubrir los ojos avergonzada.

—Aggg —Ella estaba doblando la gorra que traía sobre sus ojos —Ojalá que no lo hubiera hecho.

Ese horrible y espantoso video que la seguiría por toda su vida y por todas sus futuras relaciones, jamás se libraría, lo peor era ver los Edits con canciones de amor que pretendían hacerlos ver como la mejor pareja, si en verdad estuvieran juntos estaba segura que serían lindos de ver, pero no lo eran.

—Está por todas partes, es lo malo para gente como nosotros —El señor se alzó de hombros dándole a entender que no había problema por eso —Además, no le veo nada de malo, se ve la preocupación, supongo que ese tipo de cosas son las que buscan en su relación falsa ¿no?

—La verdad no estaba pensando en la publicidad cuando corrí, es más, no estaba pensando en absoluto —Ella le dio otro trago a su café, esperaba que el tema cambiara pronto.

—Sí, puedo entenderlo, a veces guardar las apariencias y los sentimientos es difícil. —Y entonces Victoria descubrió lo que estaba haciendo el padre de Carlos.

Trataba de sacarle una respuesta, quería que Victoria se equivocara y admitiera sus sentimientos por Carlos, pero ella estaba tan entrenada en estos aspectos que pudo darse cuenta de inmediato. 

—Señor, ¿quiere preguntarme algo? —Él sonrió divertido y por un momento Victoria vio a Carlos retándola.

—No lo sé, hija, ¿quieres decirme algo o prefieres fingir que ambos no sabemos nada? —Vaya, entonces si la había descubierto.

Victoria sonrió sin voltearlo a ver y negó. Era increíble. 

—Prefiero que esto se quede así, y en este auto —Ella aceptó, mientras más personas sabían su sucio secretito era más complicado para ella guardarlo.

—Excelente, esta conversación nunca sucedió —Carlos sr dijo, después de todo ya tenía la información que quería, porque al final del día, el silencio otorga. 

Victoria aprovechó para cambiar la estación de radio y poner otro tipo de música, y durante todo el camino fueron en silencio compartiendo su compañía.

Al llegar varias cámaras les preguntaron por el estado de Carlos, la FIA ya había anunciado que Carlos estaba estable y hablando, pero no habían dicho si podría correr, y eso era lo que la prensa quería saber.

El señor Sainz y Victoria entraron siendo cegados por cientos de flashes, luego, hicieron el recorrido familiar hasta la habitación de Carlos, quien los recibió con una sonrisa en la cara.

—¡Hola! —El madrileño les dijo mientras que Caco lo veía mal.

—Dinos que ha hecho este Carletes para enojarte —El padre de Carlos dijo en forma de saludo a su sobrino que tenía cara de pocos amigos.

—No se quiere quedar quieto, ya se quiere ir, pero los doctores no le han dicho que puede —Caco cruzó los brazos mientras los dos recién llegados negaban con la cabeza en forma de desaprobación.

Victoria rodó los ojos, típico idiota. 

—Carletes, no me hagas decirle a las enfermeras que te amarren a la cama —Su padre lo amenazó con un dedo mientras se acercaba a la cama y le daba algunos golpes en sus piernas como cariño.

—Sí, eso le gustaría —Victoria mencionó sin pensar mientras se reía y tomaba un poco de su café.

Luego, quiso desaparecer en el momento en que terminó de hablar, la cantante se había puesto roja, completamente carmín, mientras los tres hombres de la familia Sainz la volteaban a ver con la boca abierta procesando lo que habían escuchado.

—Será mejor que vaya a buscar a la doctora —La rubia avisó en cuanto sintió todas las miradas sobre ella sin importar si recibía respuesta alguna o no.

Victoria salió sin que nadie le dijera nada, Caco trataba de aguantar una carcajada cubriéndose la boca mientras su padre lo miraba interrogante y la máquina que monitoreaba su frecuencia cardiaca parecía acelerarse delatando lo rápido que corría su corazón.

"PI-PI-PI-PI-PI-PI-PI-PI-PI-PI" 

Era lo que se escuchaba a una velocidad que no era buena, Carlos no dijo nada mientras su padre negaba con la cabeza y cerraba los ojos.

—No quiero saber —El señor Sainz habló antes de que su hijo dijera algo, pero es que la rubia los había dejado sin palabras.

—¡No sé por qué dijo eso, está loca, no sabe nada! —Pero Carlos también tenía un sonrojo en la cara, lo cual era notable entre su palidez anterior.

Caco no lo pudo evitar y se rió como desquiciado, pero volvió a guardar silencio mientras Victoria regresaba con la doctora.

—Entonces Doc ¿ya me puedo ir? —Carlos estaba listo para saltar de la cama y salir de ahí.

—Nada más que te examinemos una última vez, pero debo decirte que me gustaría que no hicieras ningún ejercicio extremo esta semana, eso significa nada de carreras.

—Lo bueno, es que la carrera es dentro de dos semanas, ¿así si se puede? —La doctora lo vió sin creerle por su sonrisa de niño que no rompe un plato.

—Dice la verdad, esta semana no hay carrera —Caco respondió por él.

—Es usted muy suertudo señor Sainz, en ese caso, creo que si puede correr —La doctora le dio el visto bueno.

—No se preocupe doctora, de todos modos otro doctor tendrá que revisarlo antes de correr. Confiamos en su decisión, pero son reglas de la FIA. —Su padre aseguraba para que la doctora se sintiera más tranquila.

—Me gustaría hablar con usted, si se puede. —La doctora le dijo al señor Sainz y él salió.

Caco no se quería quedar con las estrellas así que fue detrás de su tío. Una vez que los dos hombres Sainz salieron, Carlos la volteó a ver con coraje.

—¡¿En serio?! ¿Cómo dices esas cosas enfrente de mi padre? —Carlos la regañó muerto de vergüenza.

—Perdón, no lo pensé —Ella se volvió a poner roja —Solo se me salió.

—Sí, ya lo creo —Las dos estrellas se quedaron en completo silencio, solo para después mirarse a los ojos y reírse a carcajadas.

Una vez que se calmaron y que estaban regresando a su estado anterior, Carlos habló:

—Vi tu video —Carlos debía de aprovechar que les habían dado algo de privacidad para poder hablar sin que nadie estuviera de chismoso.  

Puta madre. Victoria pensó.

—¿Cuál? —Ella se hizo mensa, ¿acaso todos los Sainz iban a hablar de cómo había enloquecido? Lo cierto es que era solo cuestión de tiempo para que Carlos lo mencionara. 

Los mismos pilotos habían hablado de eso cuando fueron a visitarlo después de la carrera diciendo que si Caco no jalaba a Victoria los dos estarían en una cama del hospital, pues ellos iban entrando a boxes y por la lluvia no se veía bien y cuando Carlos preguntó a que se referían ella solo dijo: No sé de que hablan. 

—De ti queriendo salir corriendo por boxes, ¿qué planeabas, loca? ¿Sacarme del auto? —Él trató de bromear con ella mientras Victoria volteaba la mirada avergonzada, pero en realidad, Carlos había visto ese video miles de veces, se terminaba y lo repetía y veía lo que la gente ponía de ellos dos y lo volvía a repetir y sentía como su pecho se llenaba de orgullo. 

—No sé qué pensaba —No se cansaría de repetir eso, porque en parte era cierto.

—Estoy seguro de que Lucía está por los cielos, todos nos llaman la pareja perfecta y hablan de cómo estabas tan preocupada por mí que estabas dispuesta a correr por la lluvia a ver si estaba bien —Victoria no le gustaba eso, porque era justamente lo que había pasado, lo malo, es que no lo había fingido para la publicidad de la relación.

—Ya me conoces, siempre hago bien mi trabajo —Ella sonrió pero en cambio, la sonrisa de Carlos se apagó.

—¿Lo hiciste por publicidad? —Carlos sonaba decepcionado, no podía verla a los ojos así que agachó la mirada y solo se encontró jugando con sus propias manos.

—¿Eso importa? Estoy segura de que cualquier otra persona que hubiera estado ahí, hubiera hecho lo mismo. —Victoria le explicaba que lo que había hecho no había sido nada extraordinario.

Victoria detestaba ese video, esperaba que la emoción por él acabara pronto, no quería mencionarlo y daría toda su fortuna porque nadie volviera a verlo y que a todo mundo se lo borraran de su memoria. Si alguien más lo mencionaba iba a explotar.

—Supongo que no importa, sin embargo debo de decir que gracias.

—¿De qué hablas? No hice nada, solo corrí como gallina sin cabeza —Victoria quería que Carlos dejara de pretender que había hecho algo con su acción —Yo no fui quien te sacó del monoplaza. 

Carlos solo la veía, estaba claro que Victoria no quería hablar del video, estaba comenzando a atacar como siempre lo hacía cuando se sentía incómoda y lo mejor sería cambiar de tema antes de que comenzaran a pelear. 

—En ese caso. ¿Ahora qué harás? —Carlos preguntó cambiando de tema.

—Iré a Los Ángeles, mi madre quiere verme, dice que es importante, supongo que te veré en Texas en una semana —Ella sonrió agradecida de que el tema había sido cambiado, volviendo a su antiguo tono amigable.

—¿Te dijo por qué quiere verte?

—No, solo dice que es importante, no es malo, solo importante —Victoria se alzó de hombros indiferente, las cosas que podrían ser importantes para su madre podrían ser infinitas, desde redecorar su sala hasta adoptar un perro. 

—¿Quiéres que vaya? —Esa pregunta la había tomado por sorpresa, aún no sabía si quería que Carlos conociera a su madre.

—¿Quiéres ir? —Preguntó ella extrañada —Estoy segura de que preferirías descansar un rato y recuperarte para la carrera.

—¿Pues qué harás con tu madre? ¿Montañismo? —Ella lo miró mal por ese chiste —Mira, solo preguntaba.

Carlos de nuevo se detuvo antes de presionarla a hacer algo que no quería, pero por otro lado, moría por conocer a la señora Ellis, tenía que encontrar una forma de conocerla. 

—No tienes que ir, Lucía irá conmigo y tú puedes disfrutar tu semana de descanso con Caco y Rupert, estoy segura que lo necesitas —Victoria sonrió.

—Cierto, pero no me molestaría visitar Los Ángeles —El piloto sonrió inocente, ella no se lo creía.

—¿Por qué quieres conocer a mi madre? —Victoria preguntó ante la insistencia de Carlos y él no tuvo más remedio que responder con la verdad. 

—Porque quiero conocer a la mujer responsable de crear a este pequeño monstruo. Vamos tú conoces a toda mi familia, lo justo sería que yo conociera a la tuya.

Carlos esperaba que con ese tono pudiera convercerla de que lo llevara. 

—La vida no es justa, guapo. Espérame aquí, tengo que ir al baño, tomé mucho café —Victoria se puso de pie y salió de la habitación sin saber que Carlos podría ser un problema. 

Carlos tomó su celular enseguida y mandó un mensaje a Lucía.

"Caco dice que sería bueno que fuera a Los Ángeles con ustedes."

"Vale, sí, tiene sentido, podrían pasearse por las calles, muchos paparazzis."

Carlos sonrió triunfante. 

Después de eso bloqueó su celular al ver a su padre y Caco regresar.

—La doctora dice que te darán de alta hoy por la tarde, mientras tanto, pasarás unas horas más aquí y será mejor que no intentes nada o haré que te quedes toda la noche —Su padre asentía con una sonrisa de oreja a oreja al saber que su hijo estaba fuera del peligro —Estoy muy feliz de que no te haya pasado nada.

—Yo también papá. 

Carlos solo sonrió mientras su padre lo abrazaba y le daba un beso en la cabeza, como si fuera un pequeño. Carlos prometía comportarse o si no se perdería del viaje para conocer a la familia Ellis.

—¿Y Victoria? —Preguntó su padre una vez que se dio cuenta de que la rubia no estaba ahí.

—Fue al baño.

—Vale, bueno, después de que te den de alta viajaremos a Texas —Caco decía feliz de que el campeonato seguía en marcha y Carlos todavía tenía posibilidades de ganarlo.

—En realidad, Lucía me comentó que le gustaría que Victoria y yo viajemos a Los Ángeles, al menos esa semana y luego, ya podremos irnos a Texas sin problemas.

—¿Ella te dijo eso? —Caco había hablado con la castaña y Lucía solo le había comentado que Victoria y ella se desviarían a reunirse con la madre de Victoria que la requería. En ningún momento mencionó a Carlos.

—Sí, dice que debemos de aprovechar la buena racha de publicidad que tenemos y mostrarles a todos que estamos bien y que todo marcha viento en popa —Caco y su padre se voltearon a ver sin saber si creerle o no —Venga Caco, descansa un poco de nosotros, es hora de que Lucía se encargue.

Así como lo ponía Carlos sonaba excelente para el primo de Carlos, en verdad podía descansar un rato, no estrés, no nada. Y después de ese horrible accidente de Carlos, necesitaba ese descanso. 

—Bueno, si Lucía dice eso, no veo por qué no.

—Pero nada de cosas extremas —Su padre lo amenazó con un dedo.

—Tranquilo pa, solo serán unas fotos —Carlos sonrió satisfecho y en ese momento, justo la rubia regresó al cuarto.

—¿De qué me perdí? —Los tres Sainz la voltearon a ver.

Y Victoria no tenía la menor idea lo que Carlos acababa de hacer.

***

Lucía, Carlos y Victoria habían bajado del avión, no entendía como había sido posible que Carlos había engañado a los agentes, y cuando ella quiso decir algo el madrileño ya le había dicho a Lucía que ella lo había invitado.

Sabía que Lucía no creía esa estupidez, pero creía que la razón por la cual lo había aceptado era porque la castaña no quería estar a solas con las dos mujeres Ellis y sería divertido que ambas se distrajeran con el madrileño antes que con ella. 

En ese momento no había paparazzis para recibirlos lo cual era bueno, así podrían estar tranquilos, pero entonces, la vio. Una mujer sureña rubia (natural), gritando y alzando las manos como loca, vestida de pies a cabeza de rosa.

Victoria sintió como se congeló donde estaba, no esperaba ver a su madre en el momento que bajaran del avión.

—¡Tori! ¡Tori aquí! —Victoria abrió los ojos y se volteó a regañar a Lucía mientras la mujer seguía agitando sus manos en el aire y brincaba como toda una porrista. 

—¿Le hablaste a mi madre? 

—¡No! Yo jamás haría eso —La agente se alzó de manos, inocente.

—¿Tu madre? —Carlos preguntó igual de sorprendido, la mujer frente a él no era lo que se imaginaba cuando pensaba en la madre de Victoria.

Carlos había pensado que era una fan dedicada de la estrella.

—Sí, esa mujer que parece demente  y que sus gritos puedes escucharse hasta San Francisco es la mujer que me dio la vida —Victoria suspiró cansada, sería una semana complicada. 

Los 3 caminaron hasta donde ella estaba, la mujer corrió a abrazar a su hija con una sonrisa en el rostro, claro ahí estaba, esa sonrisa era la misma de Victoria.

—Tori mi amor, que bueno que estás aquí, no puedo creerlo, ¿hace cuanto tiempo que no nos vemos? —Eso le dijo abrazándola y sacudiéndola, después de un rato la soltó.

Carlos se sorprendió al escuchar el apodo de Tori en la boca de su mamá, antes de eso, solamente había escuchado a Rogelio hablarle así.

—Hola mamá —Victoria sonrió tímida una vez que aquella señora la soltó.

—Hola Addison —Lucía saludó como siempre saludaba.

—Lucía, qué bella estás —También saludó a la agente con un abrazo, Victoria sabía que su madre podía ser mucho, tal vez demasiado para mucha gente, pero era su madre. 

Luego, venía lo peor, tenía que presentar a Carlos. Sabía que su madre esperaba esa presentación, la miraba con ojos expectantes y una sonrisa que decía "Voy a devorar a este chico."

Victoria agarró a Carlos del brazo y lo jaló hasta donde estaba su madre. 

—Carlos, ella es mi madre. Mamá, él es Carlos, mi novio. —La rubia presentó a los desconocidos, Carlos estiró su mano pero al igual que a las chicas, ella le dio un abrazo enorme, Carlos no supo cómo actuar, así que solo se dejó abrazar.

No quiso quejarse, pero seguía un poco adolorido por el accidente, de todos modos no dijo nada y solo sonreía con amabilidad.

—¡Carlos! ¡Oh por Dios! Los he visto por todo el internet. —Addison comentó una vez que se separó y comenzó a analizarlo de arriba a bajo. 

—Un placer, señora —El madrileño puso en práctica sus mejores modales, quería caerle bien a la madre de Victoria.

—Addison, pero tú me puedes decir Addi, guapo —Ella guiñó un ojo al piloto —Vic, no me habías dicho que tu nuevo novio era tan atractivo —Eso se lo dijo en "secreto" pero en realidad todo mundo había escuchado, Carlos trató de reprimir una sonrisa y que nadie notara su sonrojo.

—Mamá, ¿qué haces aquí? —Victoria había ignorado lo que dijo sobre Carlos y preguntó lo que de verdad le importaba.

—Oh bueno, le pregunté a Lucía tu agenda y ella me dijo cuando llegarían.

—¿Ah sí? —La cantante estaba fulminando a la agente con la mirada, le había mentido. Lucía volteó la mirada fingiendo que no había escuchado eso.

—Ma, nos está esperando un auto para llevarnos al hotel, ¿vienes o trajiste tu propio auto? —Los tres recién llegados comenzaron a caminar con sus maletas, Bodoque iba hasta arriba de la maleta de la rubia en su caja de viaje.

Addison comenzó a caminar a un lado de su hija entrelazando sus brazos, Victoria no dijo nada y solo se dejó. 

—No te preocupes mi amor, ya cancelé el auto, y bueno, respecto al hotel, esperaba que te quedaras conmigo en casa, hace mucho tiempo que no te tengo aquí —Victoria estaba tratando de calmarse mientras veía a su madre hacer un puchero, no le gustaba que ella se metiera de más en su vida.

—Madre, no canceles cosas que no son tuyas. Además, ¿cómo lo hiciste? —La rubia menor (Vic) las hizo detenerse.

—Conozco al dueño de la agencia de autos. Ronnie es un viejo amigo y le dije que yo llevaría a mi hija cuando viniera a Los Angeles, después de todo, es mi ciudad, Tori. 

—Bueno, llévanos al hotel —Vic aceptó y siguieron caminando.

Carlos no podía quitarles la mirada de encima, él nunca había visto una dinámica familiar como esta, ahora entendía todas las veces que Victoria le decía que ella y su madre no eran como las familias comunes. 

—Vamos Tori, se buena con tu madre y quédate en la casa. 

—No creo que eso sea lo mejor —Su madre le interrumpió poniendo una mano casi sobre su cara.

—Oh tonterías, tu novio puede quedarse y apuesto que a Bodoque le gustaría estar en una casa grande y no encerrado en un cuarto de hotel. Lucía también puede venir. Es más, insisto que todos se queden en la casa.

Addison ahora fue quien las hizo y volteó a ver a los otros invitados, esperaba que alguno de ellos se pusiera de su lado. Esperaba que aquel español guapísimo se pusiera de su lado, a lo mejor podía convencer a su hija con sus hermosos brazos bronceados. 

Lucía y Victoria se vieron a los ojos sin saber como decirle a su madre que no, pero antes de que una de ellas pudiera hablar, Carlos lo hizo por ellas.

—¡Será un placer! —Carlos estaba encantado con Addison Ellis y moría por saber más de ella. 

La madre de Victoria brincó y gritó de alegría aplaudiendo al ver que el novio de su hija se había puesto de su lado, porque con él en su equipo no podía perder. 

Victoria ahora a quien fulminaba era Carlos, quien la veía con una sonrisa traviesa en el rostro, se moría por conocer un poco más de la vida de Victoria y no iba a desaprovechar esta oportunidad.

—En ese caso, vamos, vamos. —La mujer tomó la caja de Bodoque y los tres fueron directo al jeep rosa pastel que su madre conducía.

Victoria se fue detrás de su madre para pelear un poco con ella, odiaba que su madre se pusiera a decidir cosas sobre su vida.

Carlos y Lucía se quedaron algo rezagados.

—¿Es de ella? —Carlos preguntó mientras la agente asentía, Victoria era quien había pagado por él.

El jeep era rosa, todo, inclusive por dentro, por el momento estaba sin techo, a su madre así le gustaba.

—Ay Carlitos, en donde nos metiste. —Lucía le decía mientras caminaba hasta el jeep.

Las mujeres metieron las maletas, mientras Carlos se quedaba retrasado mirando la escena, Victoria hablaba con su madre mientras terminaban de acomodar todo.

—¡Carlos! ¿Es cierto lo que me dice mi hija? ¿Qué le enseñaste a conducir? —Carlos infló su pecho con orgullo por la sonrisa que Addison Ellis le regalaba.

—Sí es cierto, señora.

—Addi.—La madre de Vic lo corrigió de nuevo y por un segundo se borró la sonrisa de su rostro, como diciendo "Vuélveme a decir señora y te mueres."

—Si, perdón Addi, pero sí, yo le enseñé a conducir. —Carlos metió su maleta.

—Excelente, ya era hora de que alguien lo hiciera, siempre quise enseñarle pero nunca me hacía caso, me terminé rindiendo. —Addison se subió en el asiento del piloto, Victoria en el del copiloto y Lucía y Carlos en los asientos de atrás con la caja de Bodoque entre ellos.

La madre de Victoria comenzó a conducir saliendo del estacionamiento del aeropuerto de Los Ángeles y entonces, el piloto encontró otra cosa en la que Victoria y ella se parecía. Addison conducía como si acabara de robar un banco y alguien la estuviera persiguiendo, exactamente igual o peor que la rubia, porque Addi se veía más segura en el camino.

La rubia usaba el claxon, se metía en los carriles a diestra y siniestra, volteó a ver a Victoria que venía viendo su celular como si nada ocurriera, al igual que Lucía, ambas parecían estar muy tranquilas mientras Carlos rezaba porque no quería morir en un jeep rosa.

Al llegar a Beverly Hills, Carlos comenzó a ver todas las casas pasaban y todas eran ostentosas y enormes demostrando el lujo y el estatus de las personas que vivían por ahí. La madre de Victoria ya estaba conduciendo más lento, luego, se metió a una reja, al entrar los recibía un jardín enorme que seguía un camino, camino donde al final de este estaba una casa estilo mediterraneo.

La casa era poderosa y al mismo tiempo se veía lo suficientemente acogedora como para querer entrar, el jardín estaba verde y lleno de arbustos y árboles, la fachada era blanco con el techo de color ladrillo. 

Addison se dio cuenta desde el retrovisor como su yerno observaba todo con suma atención y decidió presumir a su hija, como siempre lo hacía.

—Mi Tori me construyó está casa cuando salió su segundo disco ¿no es preciosa? —Addison le decía a Carlos mientras él asintió sin palabras aún tratando de recuperarse del recorrido que acababan de tener.

Los 4 se bajaron del jeep, y en cuanto se estacionaron, salieron dos personas a ayudarles con las maletas, la señora de la casa les dijo dónde ponerlas, Victoria abrió la caja de Bodoque y lo dejó salir, el gato se comenzó a restregar en el pasto.

—¿No se escapa? —Carlos le preguntó a Victoria.

—No, conoce el terreno, estará bien. —La cantante respondió sin dejar de ver a su gato, estaba claro que Bodoque amaba el pasto, en la casa de Madrid se revolcaba igual.

Los 4 entraron y Carlos pudo observar la casa por dentro. Tenía los techos muy altos, los colores dentro eran cálidos, pero todo con un toque de minimalismo, lo que lo sorprendió más al ver la vestimenta de Addison, la mujer usaba muchos colores para su gusto, pero su casa parecía ser diferente, más relajada si es que así podía describirla.

Lucía se excusó diciendo que tenía que ir al baño, Victoria fue a la cocina por algo de agua y a tomar un respiro de su madre. Jamás debió de hablarle, así podría verla hasta final de año. 

Carlos seguía viendo la casa, estaban en la sala y en la pared veía fotos de Victoria, eran ella y su madre en los Grammys, la portada del primer disco, y ellas en Navidad, cuando Victoria era más pequeña, sin darse cuenta al ver a una pequeña Victoria sonriendo con esa característica sonrisa frente al árbol y una muñeca entre sus brazos.

Se sorprendió al ver que Victoria tenía el cabello castaño oscuro, casi negro, sabía que el rubio no era su color natural por las raíces que llegaba a ver, pero no estaba acostumbrada a verla sin él. Fue como ver a otra persona por un segundo.

Carlos fue interrumpido por un grito de Addison.

—¡Tori, mi amor, ven! ¡Carlos y Lucy ustedes igual! —Addison gritó desde el jardín y con la voz que la mujer tenía, se escuchó por toda la casa. 

Carlos escuchó a Victoria gruñir desde la cocina, fue hasta donde ella estaba y Victoria le dijo que la siguiera. 

Al salir, se encontraron con más pasto verde del jardín trasero, el terreno estaba rodeado por enredaderas altísimas y repletas de hojas, una alberca gigante con agua cristalina, Bodoque ya estaba ahí jugueteando con un pequeño perrito Chihuahua que la madre de Victoria tenía, al parecer al gato este perro si le agradaba, no como Oli o Piñón, los cuales, Bodoque nunca dejó de huir.

En la zona de la alberca había un pequeño bar estilo hawaiano y detrás de él un hombre con una camisa que combinaba con el bar salía con una bandeja de cocteles coloridos, con popotes y sombrillas de diferentes colores.

—¡HEY! ¡Sí vinieron! —El hombre los saludó con una sonrisa en la cara y acercándose a ellos con la charola en sus manos y sin derramar una gota de los tragos.

—¿Quién es él? —Carlos preguntó de manera discreta mientras Victoria le hacía un gesto de "No lo sé".

La rubia estaba alerta, tenía un mal presentimiento sobre esto. Odiaba que la gente la tratara con esa familiaridad, más cuando jamás la había visto en su vida. 

—Tomen, tomen, por favor. —El hombre se acercó con la bandeja, Victoria, Carlos, Lucía y Addison tomaron una copa cada uno.

Addison sonrió mientras tomaba el trago y animaba a sus invitados a hacer lo mismo.

—Wow, están fuertes estos tragos. —Dijo Lucía tratando de no hacer una mueca, era muy temprano para esa cantidad de alcohol.

—Así es como me gustan las cosas. —El señor tomó a Addison de la cintura y la acercó a él bruscamente haciendo que su madre soltara una risita coqueta y a Victoria le dieron ganas de vomitar. 

¡Puto vómito nervioso! 

En lugar de eso, La rubia abrió los ojos de la sorpresa mientras se trataba de no ahogar con su bebida.

—Tú debes de ser Victoria, tu madre no deja de hablar de ti. —El hombre se notaba que ya estaba más cerca de la tercera edad que de la edad de su madre.

Su cabello era canoso y sus ojos eran azules, era alto y vestía unas bermudas junto con una camisa hawaiana, apropiada para las bebidas y el bar. 

Aquel señor se acercó a ella con los brazos extendidos queriéndola abrazarla y Victoria se movió hacia atrás como Bodoque cuando no le gusta algo. El madrileño pensó que si Victoria fuera un gato su pelaje ya se hubiera erizado y hubiera comenzado a mostrar sus colmillos. 

Carlos se puso alerta, agradeciendo que sabía leer los gestos corporales de un gato y por ende, de Victoria.

Si Victoria no se sentía cómodo con aquel hombre lo mejor era mantenerlo vigilado. 

—Sí, un placer, ella es Lucía mi agente y Carlos mi novio. —Victoria los presentó desde lejos y todos se saludaron. —¿Usted es...?

—Wes Chatham. —El señor dijo mientras él tomaba su propia copa y les daba una sonrisa amable, Victoria quiso lanzarle el trago para borrarla de su cara.

Su madre se había dado cuenta de lo hostil que Victoria se estaba comportando, así era ella con los extraños, lo mejor sería intervenir.

—Tori, la razón por la que te pedí que vinieras es porque... ¡Nos vamos a casar! —Su madre gritó mientras su novio, no, su prometido la abrazaba y luego se daban un beso en los labios. Bodoque y el chihuahua se detuvieron de sus juegos por el ruido, solo para después continuar.

Addison estaba mostrando un roca en su dedo anular que tenía brillo propio y estaba segura que era jodidamente cara y pesada.

La cantante se quedó congelada en su lugar, Carlos supo que tenía que intervenir.

—Muchas felicidades. —Carlos felicitó a la feliz pareja chocando su cóctel con la de ellos y dando una sonrisa sincera, pero él estaba tan anonadado como todos los demás.

—Sí, muchas felicidades. —Lucía hizo lo mismo, Victoria seguía sin habla.

De verdad que estaba pagando algo, ¿qué probabilidades había que la semana donde Carlos se colaba para conocer a su madre, Addison eligiera para anunciar un matrimonio con un hombre el cual ella nunca había visto, si quiera escuchado sobre él?

—Gracias muchacho. —Respondió Wes con una sonrisa. —¿Victoria? Entiendo que esto sea algo complicado para ti...

Wes ya estaba queriendo actuar como una figura paterna y Victoria no permitiría eso. Ella no necesitaba una figura paterna. 

—No, no, en absoluto —Ella lo interrumpió mintiendo, tratando de verse más madura de lo que en realidad se sentía —Muchas felicidades, es solo que no me lo esperaba.

—¡Oh Tori! —Su madre fue hasta ella gimoteando para después darle un beso en la mejilla dejando parte de su labial en ella.

Victoria no se movió, solo se dejó manipular y abrazar por su mamá sin apartar la vista de Wes quien veía la escena enternecido. 

—En verdad, muchas felicidades. —Ella saludó a Wes con un apretón de mano, su nuevo ¿padrastro? Dios, decirlo en su mente era horrible, bueno, ese hombre aceptó su saludo e inclinó la cabeza mostrándole respeto.

Addison de nuevo regresó a un lado de su novio y sonrió satisfecha de que su hija no hubiera organizado una rabieta. 

—Bueno, ahora que he dicho mi gran anuncio, ¿por qué no van a refrescarse? Nos vemos aquí en 30 minutos para comer algo y hablar sobre la boda, está claro que quiero que seas mi dama de honor. —La rubia asintió y los recién llegados se metieron a la casa.

Victoria se volteó contra Lucía en el momento que estuvieron lo suficientemente lejos de su madre y su pareja. 

—¿Sabías de esto? —Victoria le preguntó a Lucía con su voz sonando casi un gruñido. —No me mientas como en el aeropuerto.

La cantante señaló a su agente acusatoriamente.

—No, está vez te lo juro, no tenía la menor idea. —Lucía se alzó de brazos indicando que decía la verdad. 

Típico de su madre, Victoria rodó los ojos.

—¡Dios! ¿Cuántos años tiene ese hombre? —La rubia preguntaba con algo de molestia.

—Estoy segura que más de 60. —Lucía dijo viendo a lo lejos como la pareja enamorada reía y se besaba.

Victoria los vio con asco, Carlos solo se mantenía en silencio tratando de pasar desapercibido. 

—Aggg, investiga quien es, no quiero que se aproveche de ella por su dinero. —Victoria ordenó y Lucía asintió. —Ven Carlos, te enseñaré dónde dormirás.

El piloto siguió a la cantante por las escaleras, al llegar al piso de arriba, ella fue hasta un cuarto de visitas, ahí se encontró que no sólo las maletas de Carlos estaban ahí, también las suyas.

Victoria cerró los ojos harta tocándose el puente de la nariz, no necesitaba esto, ella tomó sus maletas y las llevó hasta la puerta.

—¿Por qué no le dices a tu madre que no somos pareja? Ya me presentaste como tu novio. —Carlos preguntó, su familia sabía no veía por qué la madre de Victoria no podría saber de la misma forma.

—Porque a diferencia de tu familia, mi madre no sabe guardar un secreto ni para salvar su vida.

—¿No preguntará por qué no dormimos en la misma habitación entonces? —Era cierto, Victoria miró al suelo buscando respuesta.

—Lo tengo, diremos que necesitas una cama para ti solo, pues sigues adolorido por el accidente, listo. Nadie sospechará nada, además mi madre está muy ocupada con su hombre bicentenario. —Victoria rodó los ojos restándole importancia.

—Supongo que no son tan diferentes después de todo. —Carlos dijo ese pequeño chiste y en cuanto vio la cara de Victoria tornarse roja, supo que había sido un grave error.

 La rubia tomó una almohada de la cama y comenzó a atacarlo golpeándolo por todas partes.

—¡Ouch! ¡Aún me duele! —Carlos ponía su brazo en forma de defensa. —¡Preciosa, basta, me disculpo! —Fingió pedir piedad.

—¡Solo he salido con un hombre más grande que yo! —Victoria gritó usando a Carlos como costal de boxeo sacando todo el enojo que su madre le había provocado.

—¡15 años mayor! —Carlos le recordó riendo burlón mientras ella parecía sacar humo por las fosas nasales.

—Si quieres competir en la siguiente carrera será mejor que me dejes de molestar. ​​—De nuevo fue atacado por la cantante con una almohada, haciendo que el piloto se recostara en la cama.

Ella se alejó al ver que había ganado y antes de salir del cuarto le aventó la almohada a la cara.

—​​¡Ouch! —Gritó el madrileño mientras se quedaba acostado siendo ignorado por Victoria.

Carlos se quedó tumbado en la cama, debió de hacerle caso a Victoria y no venir, pero es que de verdad moría por conocer esa dinámica familiar que Victoria siempre se jactaba de manejar a la perfección.

Si pudiera describir con una palabra la relación de las mujeres Ellis sería: CAOS.

Después de media hora revisando su celular el piloto decidió ir a investigar la casa, además, ya era hora de la comida como le habían dicho. 

Bajo las escaleras y comenzó a caminar avanzando por la sala y revisando cada detalle de la casa, avanzó por un pasillo y  merodeando encontró un salón al que en su propia casa conocían como el salón de trofeos.

Este era el de Victoria, pero no parecía que ella lo quisiera, más bien, parecía algo hecho por su madre.

El cuarto estaba lleno con listones azules de primer lugar en algunos concursos de talentos infantiles, iban desde canto hasta baile, bandas de concursos de belleza infantiles, tiaras y cetros, fotos de cada vez que ganaba vestida como una muñeca de pastel con un vestido que parecía betún y la hacía perderse en él, maquillaje exagerado para una niña de 7 años y cabello casi al cielo con su tiara y un ramo de flores, ella tocando varios instrumentos y bailando ballet, otra foto de ella de la vez que salió como extra en un episodio de NCIS, su primer show infantil que había fracasado y fue cancelado, ella cantando el himno nacional en algunos juegos de baseball, Kids Choice Awards, Teen Choice Awards.

Luego, volteó al otro lado del salón y vio los importantes y estaban discos de oro, platino y diamante en la pared y en otra repisa, Grammys, Brit Awards, Billboards, MTV Music Awards, más fotos de ella en los escenarios, desde el más pequeño hasta su más reciente gira por Estados Unidos, fotos en el Madison Square Garden.

El cuarto estaba repleto de cada logro de la rubia no importaba si era pequeño o grande, todos estaban ahí y todos tenían su propio lugar dándoles su merecida importancia, parecía que pronto iba a explotar y necesitarían un cuarto más grande.

—¿Lindo no? —Una voz lo espantó, era Addison.

Ella había llegado, estaba recargada en el marco de la puerta con una sonrisa de orgullo y añoranza. La mujer estaba fumando un cigarrillo recorriendo con la mirada al madrileño.

Addison le había hablado en español desde que los habían presentado, pero su acento de persona estadounidense permanecía, aún así, su español era muy bueno. 

—Lo siento, no quería ser un intruso. —Carlos se disculpó nervioso y colocando sus manos atrás de su espalda como cuando descubres a un pequeño haciendo una travesura. 

—Oh no te preocupes, ya eres familia y si te soy honesta, se ve que eres un buen cambio desde el último novio de Tori. —Ella rió expulsando el humo. —¿Te molesta?

Addison señaló el cigarro con la cabeza y Carlos negó

—Ya estoy acostumbrado. —Carlos sonrió amable, era cierto, con Victoria el olor a cigarro no le molestaba, algunas veces ella no estaba y le llegaba un poco del olor y pensaba en ella, pero eso no se lo había dicho a nadie. —Pero entonces, ¿usted conoció a Rogelio? —La señora asintió.

—Un lamebotas si me lo preguntas, quién diría que era un doble cara con su familia oculta.

—Sí, es un patán. —A Carlos cada vez le agradaba más la madre de Victoria. —Nunca había escuchado a nadie decirle Tori, solo a usted y a Rogelio.

—Yo siempre le he dicho Tori, él, bueno, él solo quería manejarla, puedo identificar a esa clase de hombres a distancia. —De nuevo dio otra calada.

—¿Por qué nunca le dijo nada de eso a Victoria?

—¿Ya conociste a mi hija? —Carlos rió.

—Lo entiendo, ella no hubiera permitido que le dijera qué hacer. —Addison sonrió y comprendió que Carlos sí conocía a su Tori.

—En parte es mi culpa, cuando su padre se divorció de mí, se le olvidó que de los hijos uno no se divorcia, nunca la buscó hasta que fue famosa y mientras tanto yo tuve que actuar como madre y padre, la consentí demasiado y la obligue a enterrar su cabeza en clases que ella nunca pidió. —Ella se alzó de hombros "indiferente", pero lo cierto era que no le gustaba para nada la forma en la que ambas se llevaban. —Le dije que el mundo era de ella, que debería aprovecharlo.

—Pero mire todo esto, Victoria es famosa por usted. —Carlos señaló la pared llena de trofeos y premios.

Addison de nuevo sonrió por el intento del piloto para hacerla sentir mejor sobre sus malas decisiones de crianza. 

—¿Y todo esto a donde me ha llevado? Mi hija quiere más a su agente que a mí. —La señora apagó el cigarro en un cenicero que tenía cerca.

—No creo que sea cierto. —Carlos dijo esperando ayudar.

—Vamos, Carlos, no trates de hacerme sentir mejor, conozco a mi hija. Ella es famosa porque Victoria es una estrella, y sí, en parte fue gracias a mí, pero estoy segura de que me guarda rencor por obligarla a todas esas clases y no dejar que creciera como una niña ordinaria. —El piloto no pudo decir nada, no entendía por que ella le decía todo esto, apenas y se conocían.

>>Pero mírala, ella no es ordinaria, ella estaba hecha para esto, y lo puedo ver cuando canta, ella es feliz ahí arriba, solo espero que pueda serlo abajo, en su vida cotidiana.

Addison estaba compartiéndole todo esto porque algo le decía que este era el bueno, llámenlo instinto maternal. 

—Sí, ella es feliz. —Carlos le dio otra vista a todos esos premios. —¿Por qué están todos aquí?

—Ella no los quiere en su casa, dice que no le sirven para nada. —Addison se alzó de hombros desinteresada. —Y bueno, a mí me encanta presumir a mi hija.

Carlos frunció el ceño, no sabía que a Victoria no le gustaban sus premios, claro que nunca habían hablado sobre eso y ella parecía guiarse más por lo que la gente pensaba de ella que lo que ganaba. 

Los dos estaban compartiendo algo muy privado, Carlos estaba agradecido de que Addison le tuviera la confianza.

—¿Esto también lo habló con Rogelio? —Se moría por saber, tal vez era una prueba que le hacía a las parejas de su hija.

—¡JA! —Addison rió burlona. —Por favor Carlos, no me pareces un hombre estúpido.

Se sentía orgulloso de que él tuviera este privilegio y no Rogelio. Iba a decir otra cosa pero escuchó a Victoria al fondo.

—¡Mamá! ¡Mamá! —Estaba por la sala y su voz se acercaba.

—Aquí mi amor. —Su madre respondió gritando, se escucharon los pasos de la cantante, se había cambiado por algo más liviano.

—¿Has visto a Carlos? —Se quedó callada al ver que ahí estaba el madrileño. —Oh vamos, madre, no creo que Carlos quiera ver estas baratijas.

Victoria rodó sus ojos, siempre era igual, cada visita que entraba por la puerta de entrada terminaba en ese cuarto. 

—No, pero si él llegó aquí por si solo, yo solo le contaba de la vez que fuiste señorita California a tus 7 años. —Victoria rodó los ojos mientras que Addison le guiñaba el ojo a Carlos haciéndole saber que la plática que acababan de tener era privada y que lo mejor fuera que así se quedara.

—Creí que íbamos a comer. —Los tres estaban saliendo directo al comedor donde la mesa tenía dos lugares más de los que estaban ahí. —¿Esperamos a alguien?

Addison iba a responder cuando del jardín venía entrando Wes, se veía claramente molesto de una llamada que acababa de tener. Tenía la cara roja y algo de su cabello despeinado, su buen humor de antes había desaparecido y por alguna razón a Victoria le agradó más verlo así.

—No van a venir, esos malditos desgraciados no van a venir. —Todos se sorprendieron, inclusive Lucía que iba bajando las escaleras.

—Oh mi amor. Siento mucho escuchar eso. —Su madre corrió a un lado de su amado y puso su mano en su pecho mientras lo reconfortaba y le daba un beso.

Victoria cada vez que veía a su madre actuar así se sorprendía y sentía un poco de asco, si era honesta. Ella jamás le había conocido un novio, claro conocía uno que otro hombre interesado en ella y había salido con ellos en algunas citas, pero nada serio. Y ahora se iba a casar y parecía muy enamorada y feliz, de alguna manera, no se sentía cómoda.

—¿Quiénes no vienen? —Victoria preguntó recuperando la atención de Wes y Addi esperando sacar a la parejita de su burbuja de amor.

—Mis hijos. Esa bola de malagradecidos, pero los verás cuando me muera, serán los primeros en estar en la lectura del testamento. —Como si un nuevo hombre se apoderara de él, sonrió y dijo: —Pero bueno, mejor comamos no quiero arruinarle el día a mi novia y tu madre se esforzó mucho en la comida de hoy.

Wes regresó a ese buen humor y Victoria siguió pensando que lo prefería molesto, le parecía menos falso, nadie podía ser así de feliz. 

La madre de Victoria sonrió mientras le daba un beso a su prometido y luego les indicaba a todos los lugares que tomarían.

—Todos tomen asiento. —Addison señaló la mesa y así lo hicieron.

La mesa estaba llena de comida de todo tipo, era como un buffet  con miles de platillos y guarniciones, Addison le había preparado comida mexicana a su hija y algo mas ligero a su futuro esposo, se había parado desde temprano para cocinar, quería que la bienvenida de Vic fuera un éxito. 

Carlos estaba anonadado, la mesa parecía salido de una película, todo se veía delicioso y tenía ganas de probar de todo, luego cuando Addison les comentó que el pan lo había horneado ella, se sintió desfallecer. Había verduras y puré de papá, agua fresca de jamaica por el calor que hacía. ¡Y muchas cosas más! 

Todos se servían lo que quisieran y a Carlos no tuvieron que decirle dos veces, Victoria actuaba como si el banquete que tenía frente a ella fuera cosa de siempre, pero lo cierto es que ella estaba acostumbrada a comer así cada vez que veía a su madre. 

Carlos comenzó y en cuanto el primer bocado entró a su boca el madrileño cerró los ojos y dejó salir un gemido de placer el cual escucharon todos. Lucía y Victoria lo voltearon a ver con sorpresa mientras que Addison tenía una sonrisa de oreja a oreja al ver que alguien disfrutaba de su comida de esa manera y Wes trataba de no soltar una carcajada.

—Perdón —Carlos se dio cuenta muy tarde que estaba actuando como desquiciado, pero es que esta comida era lo mejor que había probado en su vida. 

—Que bueno que te gustó, mi niño.

Victoria le dio una mirada a su madre y Carlos y rodó los ojos riendo un poco, claro que Carlos iba a amar la comida de Addison, todo mundo lo hacía. Era la envidia hablando desde el cuerpo de Victoria.

—Y entonces, ¿cuándo será la boda? —Lucía preguntaba para comenzar a hacer espacio en la agenda de la cantante, era algo que no se podía perder.

La castaña sabía que la relación entre las mujeres Ellis era complicada y era otro ámbito del cual debía encargarse como manager de Victoria, encargarse de que la cantante no olvidara que tenía madre y que de vez en cuando debía visitarla, por más que ella no quisiera.

Los dos novios se voltearon a ver con sonrisas mientras se tomaban de las manos y gritaban.

—¡Este sábado! —Dijeron al mismo tiempo. 

El grito de la pareja fue suficiente para que Carlos volteara a verlos deteniéndose de golpe, pero con suficiente comida en la boca como para no poder hablar. 

—¿!¿!Queeeeé?!?! —Victoria casi se va para atrás con todo y la silla. —Madre ¿estás segura de esto? Sin ofender Wes.

¡Su madre había perdido la cabeza por completo! 

—No me ofendo. —El hombre comenzó a comer de nuevo sin que la sonrisa en la cara se le borrara. Para él, la rubia se lo había tomado mejor que sus hijos y eso era una ganancia, por alguna razón esperaba que armara un berrinche, sus hijos lo habían hecho.

—Claro que estoy segura, Tori. Quiero que Wes sea mi segundo marido. Espero este si salga bien. —Todos los presentes sonrieron amablemente por el chiste, todos menos Victoria.

—¡Pero que mierda! —La cantante soltó sin pensarlo mucho.

—¡Jovencita! Discúlpate en este momento, no es el lenguaje que usamos en la mesa —Su madre la reprendió, pero ella no obedeció.

—Victoria —Fue ahora que Lucía se metió y Victoria suspiró y obedeció.

—Lo siento, madre. —La cantante soltó apretando sus dientes, estaba claro que odiaba tenerse que disculpar. 

Fue en ese momento que Carlos le dedicó una mirada a la madre de Victoria y solo con los ojos le dijo "¿Ves? Victoria obedece más a Lucía que a mí" Se veía herida de que fuera así, pero eran cosas que sucedían. 

Después de esa mirada, Carlos no le quitaba el ojo a la cantante. Podía ver como todos sus pensamientos iban de un lado a otro. Analizaba a su madre y su novio, y pensaba en el futuro. 

—Y Wes. ¿Mi mi madre sería tu esposa número...? —Victoria preguntó sin pena alguno, estaba claro que si tenía hijo ese hombre había tenido mínimo una mujer, y hombres como él no se detenían en la número 1. 

Hombres que iban por mujeres más jóvenes, Victoria sintió asco de pensar que su madre podría haber encontrado a su Rogelio. Solo quería pararse de la mesa, ir hasta ella, tomarla de la mano encerrarla en una habitación y correr a Wes de la casa para siempre.  

El señor la miró con una sonrisa divertida, la hija de su prometida no le temía y no tenía pelos en la lengua tal y como Addison le había dicho y eso le gustaba.

—Me agrada tu hija Addi, tu madre, Victoria, sería mi esposa número 5.

Lucía tomó agua para no hacer muecas, Carlos no ocultaba su mirada porque Lucía escupió el agua por la risa al ver la cara del piloto. Esto no ayudaba al caso para que Victoria lo aceptara.

—¿5? ¿Y qué le pasó a las otras? —Victoria preguntó tratando de intimidarlo. 

—No funcionó. —Victoria sonrió fingidamente 

—¿Así de fácil? No funcionó y ya —La voz de Victoria sonaba burlona —Eso digo yo cuando me equivoco en elegir un atuendo, no cuando termino un matrimonio.

—Victoria —De nuevo su madre y Lucía hablaron al mismo tiempo y la cantante supo que estaba llegando al límite, pero estaba enojándose y comenzaba a perder el juicio.

—¿Y también eran que? ¿15-20 años menores que usted? —Carlos y Lucia querían desaparecer pero en lugar de eso siguieron comieron su comida en silencio.

Carlos reconoció el sazón de inmediato, estaba claro que Victoria había aprendido bien. Le hubiera gustado ayudar más a la rubia, pero estaba atrapado en la comida deliciosa, no se lo diría pero a lo mejor la comida de Addison era solo un poco mejor, tal vez era la edad y la experiencia.

¿A quién engañaba? La comida de Addison era mil veces mejor que la de Victoria, ojo, no significaba que Victoria cocinara mal, esa mujer cocinaba espectacular, pero sus papilas gustativas habían descubierto algo nuevo y hermoso. 

Y mientras Carlos se perdía en los alimentos, la batalla seguía ocurriendo. 

—Victoria, las ex esposas de Wes no son de tu incumbencia —Su madre la regañó y pudo escuchar el acento sureño marcado de ella. Era difícil esconderlo cuando estaba molesta y eso lo sabía su propia hija —Y más vale que seas más respetuosa con él. 

Victoria no dijo nada por un segundo, comió en lo que pensaba otra pregunta para hacerles.

—¿Cuánto tiempo llevan saliendo?

—Poco más de un año —Respondió Wes serio, estaba claro que quería demostrarle a la hija de Addison que no era una broma para él.

—¿Y eso los hace creer que estarán listos? —Ahí estaba Victoria. Analizando todo y preguntando sin miedo de nuevo, Carlos solo esperaba que terminara pronto porque el ambiente que estaba creando no era el mejor y por un momento se arrepintió de haber venido, tal vez le hubiera hecho caso a la rubia cuando le dijo que lo vería en Texas.

—Si no mal recuerdo —Su madre comenzó a hablar con una sonrisa en la cara, reconocía esa sonrisa, era la que Victoria tenía cuando iba a destruir a alguien con su lengua y Carlos al verla sintió todo su cuerpo estremecerse, no de buena manera —Tú querías casarte con cierto abogado o al menos eso recuerdo que me dijiste cuando me lo presentaste y no llevaban más de seis meses saliendo.

Dios, Carlos podía ver a ambas desde su lugar en esa enorme mesa. Era como ver una pelea entre dos personas idénticas. No solo el sazón de la cocina era el mismo. Las dos eran de tirar directo a la yugular y hacer sangrar a su contraincante hasta que estuviera moribundo.

—Y mira como me fue, me enteré que era la otra —Victoria dijo masticando su comida.

—Sí, pero a diferencia de Rogelio, Wes no me esconde nada. —Su madre seguía hablando y comiendo como si nada pasara.

—¿Me pueden pasar la salsa? —Lucía dijo esperando distraer a las damas, pero no funcionó, porque sin dejar de mirarse, las dos le pasaron un poco de la salsa más cercana que tenían.

—Entonces no veo porque no puedo hacerle algunas preguntas. —Victoria se cruzó de brazos recargándose en el respaldo de su silla. 

—Dispara —Dijo Wes metiéndose —Pronto serás mi hijastra y no quiero que comencemos con el pie izquierdo, me encantará responder las preguntas que quieras.

—Si no quieres que las cosas comiencen con el pie izquierdo, no me llames hijastra, Victoria estará bien —El señor asintió y Victoria comenzó a interrogarlo.

Carlos recordaba cómo sus padres la habían interrogado y esta vez parecía que la cantante lo haría mil veces peor

Victoria soltaba preguntas como: ¿Dónde naciste? ¿Tienes hermanos? ¿Vienes de una familia con dinero? ¿Dónde estudiaste? ¿Qué estudiase? ¿Alguna maestría? ¿A qué partido político apoyas? ¿Cuántos hijos tienes? ¿Seguro que solo esos? ¿Podrías tener hijo de los cuales ignoras? ¿Cuáles son tus opiniones sobre las políticas migratorias del país? ¿Te gustan los gatos? ¿El pobre es pobre porqué quiere? ¿Qué opinas de la comunidad LGBTIQ+? ¿Si tuvieras que ser un sabor de mermelada cuál serías? ¿Cuales son tus planes a largo plazo? ¿Trabajas? ¿Pensionado? ¿Retirado? 

Wes había respondido todas y cada una de las preguntas con respeto y honestidad, Victoria lo supo, sabía que no se lo había puesta fácil, pero él había pasado su interrogación sin problemas.

Y entonces hizo la última pregunta. Ya estaban todos en el postre. Lucía y Carlos habían pasado toda la comida siendo espectadores. Era como ver una obra de teatro en la vida real, un drama, o tal vez un reality show.

—¿Cómo se conocieron? —Su madre sonrió de oreja a oreja.

—Eso lo respondo yo —Addison comenzó a hablar sabiendo que era una de sus historias favoritas por contar —Nos conocimos en una cena de caridad del club; yo iba sola y no tenía a nadie a mi lado y cuando pensaba irme este hombre maravilloso se acercó y me invitó a bailar. Hace mucho que no bailaba y en el momento en que nuestras manos se rozaron lo sabía. Sabía que había encontrado a quien había buscado toda mi vida, nunca me había sentido así, recuerdo que pasamos toda la noche hablando y solo nos separamos cuando los mismos trabajadores del club nos dijeron que iban a cerrar.

Victoria podía escuchar el amor en la voz de su madre.

—Luego mientras hablábamos nos amaneció y supe que no quería dejarlo ir nunca en mi vida.

—Y está claro que yo sentía lo mismo, Addison fue aire fresco para mí, fue como si toda mi vida me hubiera estado ahogando hasta que ella apareció y me hizo respirar y darme cuenta. 

Los novios se tomaron de las manos y se miraron a los ojos. Victoria lo supo al ver los ojos de su madre brillar como nunca antes. Su madre estaba enamorada y no había forma de hacerla cambiar de opinión, ella sabía lo mucho que era oponerse a alguien que estaba enamorada, cuando estás de esa forma, la razón no importa.

—Está bien —Victoria soltó en forma de rendición. 

—¿Perdona? —Wes habló, no podía creer que tan pronto se hubiera rendido la rubia, no le daba esa impresión.

—No criticaré nada de lo que hagan y les deseo lo mejor —Parecía que Victoria había tragado veneno por la forma en lo que lo decía, pero al final del día lo había dicho.

—¿Vas a comportarte y ser mi dama de honor? —Addison preguntó con precaución temiendo que fuera un truco por parte de su hija. 

—Sí lo haré.

Aún así aceptó la respuesta de su hija y habló:

—Muchas gracias porque la ceremonia será aquí y será privada. Mañana pensaba que los hombres podrían estar un rato solos sin nosotras mientras que nosotras vamos por vestidos. Lucia incluida —Lucía sonrió amablemente al ser incluida.

—Me parece perfecto, Addison. —La castaña respondió con una sonrisa viendo como el ambiente se relajaba.

—Y Carlos, ¿qué te gusta hacer? Podríamos ir al club a jugar tenis —Wes le hablaba con su buen humor.

—Me agrada la idea aunque el golf me gusta más. —Carlos no tenía intenciones de salir con el prometido de la madre de Victoria, pero ya que pensaban que ellos en verdad eran pareja no le tocaba otra cosa, más que fingir bien.

—¡Oh perfecto! porque yo amo el golf, en ese caso, golf será. —Wes celebró entusiasmado, sabiendo que sí Carlos hablaba bien de él, podía acercarse a la rubia y ella podría aceptarlo mejor.

A Victoria no le agradaba que Carlos estuviera tan metido en este plan, o en su familia para todo caso, se arrepentía de haberle dicho que podía venir, aunque si lo pensaba bien ella no lo había hecho, él se había invitado solito.

La comida terminó y Victoria salió al jardín por Bodoque, luego regresó con él y lo dejó acostado en un sillón. Ya se había cansado, ahora sí, del perrito que lo seguía a todos lados.

Carlos había informado que se daría un baño y se retiro. 

Victoria fue hasta la cocina con su madre para ver que podía tomar como postre, ya habían comido uno, pero aún así. 

Mientras revisaba la alacena encontró un paquete de sus gomitas que su madre siempre guardaba para ella. 

—Es lindo, ¿sabes? —Victoria no se volteó al escuchar la voz de Addison, solamente continuó con su tarea.

—Sí, supongo que lo es. 

—Victoria, no miento, es un chico muy atractivo y más o menos de tu edad. Se ve que es educado y es una preciosura. Además le gustó mi comida —Addison estaba encantada con Carlos y solo quería conocerlo más. 

—Sí, lo es —Victoria rió bajito —Es un buen chico y de buena familia. 

Addison asintió, este tipo de hombres era el que quería para su niña. 

—¿Qué tal estuvo el final de la gira? —Addison preguntó de nuevo cambiando el tema y ahora sí, Victoria se giró hacia su madre y abrió sus gomitas. 

—Fue increíble.

—Eso ví, ¿dónde te gustó cantar más? 

—Londres —Victoria respondió mientras estiraba sus gomitas para que su madre tomara un poco, la mujer negó.

—Te ves delgada. 

—¿No es así como debo de estar? —Victoria preguntó sarcástica. 

—No si es por una mala alimentación, ¿estás comiendo? —Addison siempre se había preocupado que Victoria tuviera algo que comer, aún más después de ese pequeño susto que habían tenido cuando Vic estaba joven y había tenido su "TCA"

—Tranquila mamá, bajé un poco de peso por la carga de trabajo, lo estoy recuperando —No hablaría el estado en el que Rogelio la había dejado. 

—Eso espero, si quieres que cocine algo mientras estás aquí no dudes en decírmelo. 

Comentarios como eso relajaban a Victoria y le recordaban que su madre quería lo mejor para ella.

—Gracias, pero no quiero estresarte la semana de tu boda, podría encargarme de las comidas para que no te estreses. 

Y Addison se sorprendió por un segundo, Victoria nunca había sido una niña grosera, pero por alguna razón su hija se veía diferente, se sentía más madura y en todo lo que iba de su estancia no había fumando en solo cigarro. 

Tal vez alguien más estaba cambiando debido al amor, solo que no lo admitiría. 

—¿O podríamos encargarnos las dos? Hace mucho que no cocinamos juntas —Addison vio una oportunidad para convivir con su hija y no iba a desaprovecharla.

—Claro, sí —Victoria sonrió metiéndose más gomitas en la boca. 

—Por cierto, ¿por qué no van a dormir juntos? —Victoria rodó los ojos, ahí estaba su madre de nuevo, metiéndose donde no la llamaban —Noté que enviaste tus maletas a tu cuarto.

—Carlos tuvo un accidente muy feo, él necesita la cama para descansar. 

Addison asintió, había visto el accidente, siempre que el nombre de su hija se hacía tendencia, ella se aseguraba que nada malo hubiera pasado. 

—En ese caso, iré a darle mas mantas a tu novio, no queremos que pase frío ahora que no te tendrá para darle calor —Addison soltó una risita y salió de ahí sin esperar respuesta de su hija.

—¡Mamá! —Victoria soltó casi ahogándose con una gomita, a lo lejos solo escuchó la risa de su madre.

Carlos estaba saliendo de bañarse, lo cierto es que su cuerpo pedía a gritos el agua, todavía se sentía adolorido por el accidente y una ducha caliente fue genial para relajar sus músculos. Además de que estaba claro que necesitaba reponerse de todo lo que acababa de vivir con las mujeres Ellis.

Nunca en sus mejores sueños pensó que la madre de Victoria sería así, mucho menos pensó que llegarían para atender a una boda. Es que Victoria de verdad le había advertido miles de veces y él siempre se dijo "No puede ser tan malo" Oh, pero sí era complicado. 

Sabía que su familia tenía problemas como cualquiera, pero siempre la había considerado más o menos normal, la familia de Victoria solamente consistía en su madre y ella y había habido más emociones que en las mejores reuniones de los Sainz. 

Una vez que terminó su ducha, salió, pues había dejado afuera su ropa, pues el cuarto de visitas tenía su propio baño, la sorpresa se la llevó al salir.

—¡Carlos! —Addison estaba ahí doblando la ropa del madrileño y lo saludó con una sonrisa en el rostro  mientras terminaba de doblar una playera del piloto—¿Qué tal la ducha?

Carlos se espantó y se cubrió su cuerpo con sus manos ya que él estaba solamente en toalla.

—¡Addison! —Fue lo único que pudo decir, podía sentir el sonrojo en sus mejillas —¿Qué haces aquí?

—Oh cariño, vine a hablar contigo y bueno, vi tu maleta sin desempacar y escuché la regadera, así que se me hizo fácil ayudarte un poco. Después de todo, Vic ya nos contó sobre tu accidente, ¿Estás bien? Lo que necesites no dudes en hacérmelo saber, mi niño.

Addison actuaba como una madre con él y Carlos no sabía como actuar, porque se veía muy joven y Carlos ya estaba casi en los 30's como para que alguien le dijera "mi niño", mas cuando estaba casi desnudo frente a ella, todo era muy incómodo.

Carlos cruzó sus brazos apenado esperando que la mujer se fuera, pero parecía que eso era lo más normal del mundo.

—¿Gracias?

—No te preocupes, cielo. —La madre de Victoria fue hasta el closet y comenzó a acomodar sus playeras en un cajón sin voltear a verlo —Solo quería preguntarte si tienes algún traje para la boda y viendo tu ropa, creo que lo mejor sería si mañana vas con Wes a comprar algo.

—Claro, sí —Carlos diría lo que fuera para que esa mujer saliera de ahí.

—¿Sabes? Tienes mucha ropa deportiva, jovencito, no te vendría mal ampliar tu closet.

—Supongo —El madrileño habló con incomodidad.

—Carlos, estaba pensando que —Desde afuera de la habitación se escuchó la voz de Victoria y pasos acercándose. Al ver la puerta abierta supuso que Carlos ya había salido de su ducha, pero su frase se quedó en el aire al ver a su madre ahí con Carlos en toalla —¡Mamá! ¿Qué haces?

Addison rodó los ojos, ya sabía cómo reaccionaría su hija, le diría que era un invasiva, pero no esperaba que su novio saliera en toalla, solo quería hablar con él.

—Nada cariño, solo ayudaba a Carlos a desempacar —Addison le regaló una sonrisa inocente a Carlos y él solo asintió mientras que Victoria se agarraba el puente de la nariz harta.

—Madre, Carlos tiene 28 años, estoy segura que puede desempacar sus cosas.

—Oh, yo sé que sí, solo trataba de ser amable —Victoria rodó sus ojos antes aquella amabilidad sureña que caracterizaba a su madre.

—Intrusiva querrás decir —Victoria se cruzó de brazos.

A veces Addison no tenía límites, ella necesitaba remarcarlos. 

Carlos había pasado a segundo plano, porque así funcionaban las cosas con las chicas Ellis, cuando ambas discutían los demás pasaban a segundo plano.

El madrileño esperaba que pudieran llevar su discusión a otro lado, de preferencia a un lugar donde no estuviera él. 

—Ay por favor, no empieces, que también he desempacado tu maleta —Addison tomó los pantalones de Carlos y comenzó a ponerlos en unos ganchos para que no se arrugaran.

—Deja eso, mujer —Victoria fue hasta donde estaba su madre y le quitó los pantalones de Carlos. —Vámonos de aquí, estoy segura que Carlos quiere cambiarse sin que lo molestes.

Carlos agradeció en silencio.

—Ya voy, ya voy, solo le decía que mañana debería de ir con Wes a comprar algo que pueda usar para la boda.

—¿Alguien me habló? —Genial, ahora el prometido de la madre de Victoria había llegado y Carlos seguía en una puta toalla.

—No —Victoria comentó harta al verlo asomarse por la puerta.

—Amor, mañana tienes que llevar a Carlos por un traje —Addison ignoró a su hija.

—Claro que sí. Tarde de chicos, campeón. —Wes sonrió y le regaló un guiño a Carlos, él solo asintió en silencio mientras alzaba un pulgar en el aire sonriendo incómodamente.

—Mamá, Carlos tiene ropa, no tiene que comprar nada para tu boda, si hubieras revisado bien te hubieras dado cuenta que tiene ropa de vestir, eso funcionará para la boda.

—No me molesta comprar un traje —Carlos habló llamando la atención de los intrusos, lo que fuera para que se fueran —Ahora, si me disculpan, me gustaría cambiarme.

—¡No va a comprar nada! Es obvio que se lo compraremos —Addison habló sin creer lo que su hija decía, como su fuera un insulto. 

—Chicas, dejen al hombre cambiarse. —Wes habló y extendió una mano para que su prometida la tomara notando la incomodidad del madrileño.

Victoria no se movió de la habitación hasta asegurarse que su madre comenzara a salir de ahí.

—Y por cierto, sí revisé bien y déjenme decirles que más vale que tengas el DIU, el implante o tomes anticonceptivos, no es posible que ninguno de los dos tenga condones en su maleta.

Addison habló saliendo de la habitación y Carlos pensó que hubiera sido mejor opción resbalarse en el baño y morir ahí. 

—¡Mamá! —Victoria gritó completamente apenada.

—Solo digo que no quiero ser abuela tan joven.

Carlos abrió los ojos demasiado y agachó la mirada al suelo esperando que nadie viera como estaba, estaba tan rojo que podría camuflarse con su monoplaza.

—Yo ya soy abuelo y no es malo, mi amor —Wes trató de ayudar, Victoria solo quería salir corriendo y golpearse la cabeza contra la primera pared que viera.

—Si mi amor, pero tus hijos son mayores, ella tiene 22, no tendrá hijos a los 22. —Y luego sin esperar nada señaló a Carlos acusatoriamente —¿Escuchaste bien? No quiero que la embaraces, no me importa lo lindo que seas muchachito, más les vale cuidarse.

Carlos asintió al escuchar la autoridad en la voz de la madre de Victoria.

—¡Addison! —Victoria gritó para después controlarse y cambiar su tono de voz. —¿Podemos hablar de esto afuera?

Victoria comenzó a moverse hacia la puerta haciendo que tanto Addison como Wes salieran de ahí.

Una vez que se aseguró que su madre no estaba ahí regresó la mirada hacia Carlos colocando su mano en la manija de la puerta.

—Siento tanto que tuvieras que presenciar esto —Y sin decir nada más cerró la puerta de un jalón azotándola.

Carlos se sentó en la cama tratando de digerir todo lo que acababa de escuchar, pero con las voces de Victoria y de Addison del otro lado no pudo.

—¿¡Es en serio?!

—Sé que te he consentido mucho, pero no permitiré que seas una madre joven.

—¡Tengo 22! —La verdad es que ella tampoco quería ser madre joven, pero para este punto pelear con su madre era un hábito.

—Ah no, no me importa. ¡Mañana les compraré condones! No pueden estar así. ¡No me importa lo que los jóvenes digan! El método del ritmo no funciona, creéme lo sé porque si no, tú no estarías aquí.

—Ugggg —Victoria se quejó en voz alta y luego pasos —¡Eso ya lo sé! ¡No dejabas de decírmelo cuando comencé a menstruar! 

Estaba claro que las mujeres Ellis habían decidido llevar su pelea a otro lado, Carlos supuso que lo mejor era cambiarse antes de que Addison quisiera volver a entrar a su cuarto.

Después de cambiarse y de reponerse psicológicamente, salió de nuevo para localizar a Victoria, quería hablar con ella, no habían podido hacerlo en todo el día. 

La rubia estaba afuera fumando con los pies metidos en la piscina. Carlos decidió ir a buscarla porque estaba incómodo del amor de los futuros esposos, Lucía se había retirado a su habitación a dormir o tal vez también a descansar del drama familiar de las mujeres Ellis, después de todo, ella ya sabía cómo eran.

Al salir la vio, se veía tan tranquila. Se comenzó a acercar poco a poco tratando de no hacer ruido.

—¡Ni se te ocurra aventarme a la alberca! —Ella le advirtió sin voltearlo a ver.

—¿Qué? ¿Acaso tienes ojos en la espalda? —Carlos preguntó riendo.

—No pero te escuché. —Ella tiró la ceniza del cigarro al suelo, se le había olvidado traer un cenicero —Además, mi madre es muy escandalosa como para no darme cuenta que es ella, Lucía ya se fue a su cuarto, Wes no quiere estar cerca de mí más de lo necesario y bueno, tú eres tú.

—¿Ahora escuchas hasta como camino? —Carlos llegó hasta donde estaba y se sentó, al igual que ella metió sus pies al agua, estaba fresca.

Las luces del jardín estaban prendidas, al igual que las de la alberca, la casa se veía más hermosa de noche que de día, si es que eso fuera posible.

—Dios si que hace calor, me acabo de bañar y estoy sudando.

—Y estamos en octubre —Victoria sacó una calada viendo a lo lejos —¿Cómo te sientes? Después del accidente. ¿No te duele nada? Siento no haberte preguntado desde que llegamos pero es que mi madre me vuelve loca —La cantante se disculpó.

Carlos sonrió al ver como Victoria se agarraba la cabeza. 

—Estoy bien, de verdad, al inicio estaba un poco adolorido pero me siento mejor. —La rubia apago el cigarro en el suelo, sabía que a Carlos no le gustaba.

—Me alegra, y ¿cómo te sientes con todo esto de la boda? Te dije que no vinieras. 

—No lo sé. Esperaba una semana tranquila. —Carlos admitió y ambos rieron. 

—Ni me lo digas. Debimos de irnos al hotel, pero alguien decidió aceptar la oferta de mi madre de dormir en la casa.

—¡No es mi culpa! —Carlos dijo riendo.

—No, la culpa es de que eres muy chismoso.

—O más bien, que tú no hablas nunca de tu madre. —Victoria se quedó callada.

Entendía que Carlos quería saber sobre ella y su vida, pero no era tan fácil hablarlo, porque si hablaba de su madre también tendría que soltar algunos otros cadáveres que tenía en el clóset y no quería asustarlo. 

Carlos nunca estaría preparado para lo que Victoria había vivido, era muy sano para tolerarlo.

—No hay mucho de qué hablar. Solo tenemos una relación diferente a la de los demás, no somos como tú y tus padres, pero me agrada, es mi madre después de todo.

—Lo sé. Si no, no te hubieras puesto como mis padres cuando te interrogaron, interrogando a Wes —Las dos estrellas rieron.

Victoria rió, en verdad se había puesto loca. 

—A lo que me lleva, mañana tienes que averiguar si es un buen hombre para ella, vas a estar jugando el deporte más aburrido del mundo y comprando ropa, más vale que aproveches el tiempo.

—¡El golf no es el deporte más aburrido del mundo! —Carlos la volteó a ver sin poder creérselo. Después, se agachó para salpicarle agua, ella hizo lo mismo.

Los dos se rieron como niños pequeños y se alejaron, no querían terminar en la alberca, sabían lo competitivos que podían ser.

—Es en serio Carlos. Mi madre está cegada por el amor y no entenderá de razones.

—¿Y eso es malo? —¿Desde cuándo Victoria le tiraba mala vibra al amor?

—Es malo si Wes resulta ser lo que Rogelio fue, o peor. Porque ahora planean casarse en menos de una semana. Además, yo no estoy tan cerca de ella, no la voy a detener solo quiero saber que estará bien con Wes —Victoria quería hacerle saber a Carlos que en verdad necesitaba que pusiera de su parte.

—Prometo hacer lo que pueda. —Como siempre, Carlos siempre dispuesto a ayudar a la cantante con una sola palabra de ella.

—Gracias, ahora, será mejor que vayamos a dormir, mi madre se tarda en elegir ropa y tengo que prepararme mentalmente para esto. —Victoria tomó su cajetilla y la guardó, luego estiró sus manos para ayudar a parar al madrileño quien se quejó a la hora de ponerse de pie. —¿Seguro que estás bien?

—Lo juro, solo me duele el cuerpo, pero es como si hubiera dormido mal.

—No te hagas el fuerte, si te sientes mal nos vamos al hospital, así tenga que arrastrarte —Carlos sonrió al ver la cara de preocupación de la rubia.

—Ya sabía yo que te preocupabas por mí. —Ella rodó los ojos, no le gustaban esos comentarios, porque para Carlos eran un juego, para Victoria eran sus sentimientos de verdad.

—No te emociones, le prometí a tu padre y Caco que te cuidaría. —Seguía fingiendo, ella siempre fingía. 


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Sooo, después de tres semanas sin "actualización" aquí esta el capítulo siguiente.

Espero que disfruten a Addison tanto como yo lo hago, Addison y Wes son los nuevos integrantes de esta fanfic y déjenme decirles que serán una joya de escribir. 

Espero que esto las haga sentir mejor después del final tan... especial y emotivo del crossover. Así que por favor si les gusto háganmelo saber y denles mucho amor a mis niños, que después de todo lo que vivieron se lo merecen.

Y para las que tienen duda, este es el face claim que he decidido darle a Wes, de todos modos será integrado en el apartado de personajes. 

Nos vemos la siguiente semana y esperemos que a Carlitos le vaya bien en Monza, por favor tiene que irle bien.

Las amo 

Fer <3 

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