Capítulo 24 [Día en Londres]
Eran finales de Julio, ese fin de semana el tour de Victoria y la carrera de Carlos concordaba en un lugar, Londres.
El piloto ya había llegado desde hace una semana para aclimatarse y ahora solo esperaba la llegada de la rubia, Victoria llegaría esa tarde, hace un mes que la parejita no se veía pero al menos habían estado comunicados.
Carlos había decidido pasar por la cantante al aeropuerto, así que cuando recibió un mensaje de que ya casi llegaba, fue hasta allá y esperó. Cuando llegó, la chica fue a abrazarlo, pero Carlos no se había dado cuenta que ella venía con otra persona además de Lucía.
—Carlos. —Ella se separó del abrazo mientras él sonreía.
—Hola preciosa.
Le gustaba verla, siempre que la veía de nuevo era como tomar un respiro de aire fresco, porque a pesar de todo, del cansancio, de su trabajo, de sus problemas, ahí estaba ella con una sonrisa en la cara que al verla lo tranquilizaba, de cierto modo ya se habían acostumbrado el uno del otro y se sentían cómodos juntos.
—Lucía, hola. —Luego se acercó a la agente y también la saludó.
—Carlitos, mi amor. Hace mucho tiempo que no te veíamos, ¿Viniste tú solo? —Él asintió.
Como nadie había llamado a los paparazzis no había cámaras para ellos, excepto de algún curioso que los reconoció pero no molestaba a nadie.
—Carlos te presento a Olive, mi telonera. —La joven castaña salió detrás de las "sombras", era una niña tal y como la rubia le había dicho. —Y mi amiga.
El piloto trataba de no reírse, era chistoso verla decir cosas como "mi amiga"
—¡Hola! Uy Vic es muy guapo. —Olive dijo mientras estrechaba la mano de Carlos.
Carlos, Vic y Lucía rieron al ver que Olive se ponía completamente roja por la reacción del piloto.
—Con cuidado Olive. —Victoria comenzó a decir en tomo amenazante. —Que sé que también te gustan los hombres mayores. —Claro que Vic lo decía en forma de broma.
—Vic no seas tan mala con ella. —Carlos la miró mal mientras la rubia se reía de su amiga.
La joven se puso aún más roja, si es que eso era posible. Después de eso, los 4 salieron y fueron directo al hotel.
Hugo, el manager de Olive llegaría en unos días, pero mientras tanto, la castaña no se había separado de ellas, era como si la hubieran adoptado, y aunque Vic a veces se cansaba de que la chica pareciera un cachorrito corriendo por todos lados, ya se estaba acostumbrando a ella.
En cuanto llegaron al hotel, Lucía repartió las habitaciones y Carlos trató de conseguir una cena a solas con Victoria pero parecía ser que alguien más tenía otros planes.
—¿Y qué cenaremos hoy? —Victoria, quien también quería tener un momento a solas con Carlos no supo qué decir.
—Olive... —Las dos estrellas se voltearon a ver pero Vic no tenía corazón para mandarla lejos a su cuarto, desde ese día que salieron a cenar por el cumpleaños 18 de Olive, todas sus cenas habían sido así, juntas. —Nos vemos en una hora en el lobby. —Victoria se rindió sin pelear.
—Yay. —Después de eso la castaña se fue corriendo emocionada.
—Creí que iríamos a cenar...solos. —Carlos le dijo a Vic una vez que Olive estaba lo suficientemente lejos pero ella puso una cara de resignación.
—Lo sé, pero su manager ya regresará, es un completo imbécil, pero al menos no estará sola. —Carlos sonrió.
—Vale, me agrada que al menos ya veas por ella. —Carlos decía con orgullo, era bueno ver a Vic tratando de ser un modelo a seguir para la joven, sabía que podría necesitarlo.
Los dos entraron al elevador y se quedaron completamente callados por toda la gente a su alrededor. Al salir del elevador fueron directo al pasillo donde Carlos la llevaba de la mano, alguien más se encargaría de sus maletas y de sus posesiones, normalmente de eso se encargaba Lucía, aunque claro, ella mandaba a alguien más.
—Extrañé esto. —Carlos la había detenido y había puesto sus manos alrededor de su cintura.
—Corre que tenemos una hora. —Victoria se separó del piloto y lo jaló para irse corriendo a la habitación riendo como niños pequeños.
***
Cuando Victoria despertó, Bodoque estaba a su lado echado, él había llegado mientras Carlos, Olive y ella salían a cenar. Se metió al baño y cuando salió le mandó un mensaje a Lucía para saber cuáles eran los planes para hoy, al parecer estaba libre, y con ella libre y Carlos entrenando, ella tenía un día para ella sola, hace mucho que no tenía un día así, así que iba a aprovecharlo al máximo.
Se cambió con ropa casual y fue abajo, al salir el clima era algo frío y podía ver que estaba nublado, pero al haber pasado casi todo su año en Europa, ya estaba acostumbrada a ese tipo de climas.
Comenzó a caminar, conocía Londres, o al menos eso se decía, caminaba con ayuda de google maps, compró una tarjeta del metro y decidió que así se movería el día de hoy.
Ya había encontrado que hacer, ir a ver las exposiciones de la Galería Nacional, era temprano, así que por más gente que hubiera podría ver con calma, además era entre semana, mucha gente no iba a museos por su trabajo, lo cual le daba una ventaja de no ver a nadie, así, nadie la molestaría.
Hubo dos que tres persona que se acercaron a ella a pedirle una foto pero nada más, cuando sintió que era suficiente, salió a buscar un poco de comida y café.
Estaba disfrutando su día, sin Carlos, sin Lucía sin Olive, sin gente a su alrededor revoloteando como moscas de fruta, sola. Le gustaba pasar tiempo sola, le daba tiempo de pensar y ver otras cosas.
Saliendo de la galería encontró una cafetería pequeña de una familia, pidió algo de comer y un café para luego tomar una mesa a un lado de la ventana y pensó en los últimos seis meses de su vida, y en todo lo que había cambiado, no había sido fácil, pero por primera vez en mucho tiempo se sentía tranquila, estaba escribiendo en una libreta que cargaba siempre cuando alguien se sentó en la silla frente a ella.
—Hola. —El hombre frente a ella fue suficiente para arruinar lo que estaba siendo un día perfecto.
—¿Qué haces aquí?
—Se dice buenos días, mínimo. —Rogelio llamó a la mesera y pidió algo para él, como si ella lo hubiera invitado a quedarse.
—No te dije que te podías sentar y mucho menos que pidieras algo. Además, a todo esto ¿Cómo me encontraste? —Victoria guardó su libreta y estaba para irse pero Rogelio la tomó del brazo para detenerla.
—No te molesté en Mónaco por respeto a ti y a tu novio, pero por favor, en verdad quiero hablar contigo, solo pido eso, dame unos minutos. Y no eres difícil de encontrar, todo mundo sabe dónde estás. —Él sonrió amablemente y Victoria volteó su mirada, no quería que él la manipulara, pero lo que Vic no se daba cuenta es que Rogelio siempre había tenido ese poder sobre ella, y no de la forma romántica, era una posición de poder donde ella siempre saldría perdiendo.
Victoria respiró y se sentó, ¿Acaso recibiría la disculpa que había estado esperando? Durante sus sesiones de terapia, era un tema recurrente, ella quería que Rogelio se arrodillara y le pidiera disculpas, su psicóloga le dijo que tendría que aprender a vivir sin ellas y seguir adelante, pero ¿qué tal si este día las obtendría?.
—Vale, tienes 20 minutos. —Ella volvió a tomar su lugar pero cruzó sus brazos tratando de protegerse inconscientemente.
—No necesito más. —En ese momento la comida de ambos fue puesta en la mesa, por un momento, el apetito de ella se había ido, ni si quiera la miró, Victoria tenía nauseas.
Rogelio agradeció por los alimentos y la mesera se fue.
—Habla. —Victoria exigió mientras veía a Rogelio prepararse su café, dos de azúcar y crema. Siempre igual. Rogelio se tomaba su momento para saborear su café y cuando estuvo listo habló.
—Me voy, el trabajo que Ferrari pidió está hecho. —Él dijo pero Victoria no quería interrumpirlo. —Es por eso que quería hablarte antes de irme, porque sé que jamás tendré la oportunidad de hacerlo, tú jamás me dejarías acercarme de nuevo.
>>En verdad siento haberte hecho pasar por ese infierno, nunca pensé que las cosas se fueran a complicar de la forma en la que lo hicieron.
—¿Te disculpas por las cosas complicándose pero no por engañar a tu esposa? ¿O a mí? —Ella odiaba darle la razón a otras personas, pero tal vez lo tendría que hacer con su psicóloga, su disculpa nunca llegaría, no de la forma que ella quería.
—No, sí, bueno no, siento haberte engañado y haberte mentido, fui una terrible persona, pero es que estando contigo te juro que me hacías olvidarme de todo el mundo, me hacías sentirme joven y libre, tú me hacías ser una persona diferente y me gustaba como era yo estando a tu lado. —Victoria volteó la mirada y vio para afuera de la ventana.
Ella le dio un trago a su café, amargo como toda esta situación. Rogelio se quedó callado esperando la reacción de la rubia, meses atrás ella habría llorado y habría suplicado por el perdón del abogado, ahora su expresión estaba en blanco.
—¿Qué quieres que diga? ¿Qué te perdono? Te perdono, ¿te sientes mejor? —Tal vez él era quien necesitaba el perdón de ella.
—Quiero saber que piensas, antes podía adivinarlo con solo verte, Tori y ahora, eres una extraña para mí.
—Digo lo mismo. —Por primera vez lo vio a los ojos.
Rogelio había envejecido desde la última vez que lo había visto, visto a detalle, ahora lo volvía a hacer, sus ojos parecían ser más oscuros mientras que su cabello había aumentado en canas, no muchas, pero lo suficientes para que ella las notara. Tenía unas ligeras arrugas alrededor de sus ojos y de la comisura de sus labios, además, tenía una barba de días.
—¿Te ofrezco llevar nuestros cafés afuera y fumar un cigarro? —Ella quería decir que no, pero aceptó, quería saber donde terminaría todo esto.
La comida se quedó intacta, él pagó y ordenó más café para llevar.
Al salir, el cielo se había nublado y pequeñas gotas comenzaban a caer de él, clima apropiado para esta situación.
—¿Quieres en verdad saber lo que pienso? —Él sacó sus cigarrillos y le ofreció uno a la cantante, luego tomó uno para él y compartieron el fuego de unos cerillos. —Al principio te odié, verdaderamente odio, quería que te atropellaran o que te cayeras de un balcón, quería que regresaras a mí arrodillado, arrepentido y sangrando suplicando piedad.
>>Y Luego, luego me odié a mí misma, por permitirte tanto poder sobre mí, eras mi todo, Rogelio, en verdad mi todo, hasta ese día no me di cuenta cuánto había cambiado por ti, hay cosas que todavía hago porque tú me enseñaste, y por más que quiero dejarlas de hacer, no puedo, porque así de tanto te amaba, pero también he aprendido que no era sano, tú decías que yo te hacía sentir joven y ahora, yo pienso que tu chupabas toda mi esencia.
Rogelio la miraba mientras los dos caminaban y fumaban.
Para Rogelio, la Victoria que estaba frente a él era alguien completamente diferente a su chica de hace unos meses, solo habían pasado 7 meses, pero Victoria había madurado años, y en parte había sido su culpa, la voz de Victoria lo trajo de vuelta.
—Siempre creí que era una mujer independiente que no necesitaba a nadie, y llegaste tú y me hacías estar nerviosa todo el tiempo, haciendo preguntas como ¿Le agradaré? ¿Creerá que soy muy infantil? ¿Sus compañeros del trabajo creerán que lo soy? ¿Cómo hago para que me vea? Para que no se aburra de mí, para que no se canse y me deje.
—Yo nunca te ví infantil. —Rogelio confesó cortándola de raíz.
—Pero jamás te reíste de mis chistes, o me seguías el juego en mis bromas. —Rogelio no respondió a eso. —Y cuando estábamos con tus amigos, hacías comentarios como: "Compórtate" "Aquí no, Victoria" "Dios ¿siempre tienes que ser tan inmadura?" —Al recordar fue cuando comenzó a llorar en silencio.
Una lágrima se le escapó y se odió porque al parecer Rogelio seguía lastimándola.
—Era por que...
—Admítelo, es por que soy muy joven para ti, ¡nos llevamos 15 años!
—Nunca te importó nuestra diferencia de edad. —Rogelio pensaba que alguien le había metido ese pensamiento a la cantante.
—No, porque estaba cegada, ahora me doy cuenta que no estabamos en la misma sintonía. —Las gotas seguían cayendo, pero a ellos no parecía importarles.
—Jamás pensé en que yo te hubiera lastimado de esa forma, lo haces ver como si todo hubiera sido malo. —A Rogelio no le estaba gustando a donde estaba yendo esta plática. —Lo haces ver como si yo fuera un bastardo que se aprovecho de la dulce y tierna Victoria, si no me equivoco, tú tampoco eras una perita en dulce.
—Lo sé, yo nunca he sido la mejor persona pero eso no es problema tuyo y uno de mis problemas, fue fijarme en ti.
—Entonces ¿así es como va a ser? ¿Así es como vas a recordar nuestro año juntos? —Rogelio aún trataba de hacerla sentir mal.
—No todo fue malo, pero así es como lo recuerdo ahora. —Era cierto.
Parecía ser que alguien había quitado el filtro rosa de sus buenos momentos y ahora veía esos recuerdos como eran en verdad, una joven ingenua creyendo que era amor la atención que le brindaba un hombre 15 años mayor.
—Entonces, es cierto lo que dice la gente, ¿Carlos? ¿Por él es que cambiaste? —Victoria lo volteó a ver y por un momento se quiso reír en su cara.
—No, ¿No lo entiendes? ¿Verdad? Yo no cambie por Carlos, está soy yo, verdaderamente yo, sin que nadie me haga cambiar mi cama porque es muy pequeña o nos haga llegar tarde a cualquier lugar porque no le gusta lo que traigo puesto, o me haga dejar de reír porque no entiende mis chistes y me veo ridícula. —Ella comenzó a enumerar cosas que él hacía. —Tú crees que he cambiado porque ya no hago lo que quieres y ya no te ruego porque te quedes a mi lado. ¿Y sabes qué? Ya no quiero escucharte, no quiero nada de ti, no quiero ninguna explicación o una disculpa porque no necesito nada tuyo.
>>Espero que seas feliz el resto de tu vida, pero no conmigo, porque yo ya no soy tuya.
Victoria terminó el cigarro y echó la colilla en el café que nunca se tomó que estaba en sus manos y lo tiró en el bote de basura más cercano.
Sin esperar una respuesta de Rogelio, se alejó de él y fue directo al metro.
Por otro lado, Rogelio estaba que echaba fuego, esta no era la plática que esperaba tener con la rubia, quería que ella llorara y que fuera ella quien suplicara por volver con él, Victoria lo había hecho una vez, pero ahora, ahora ella huyó de él y su plan de que Victoria dejara a Carlos por él había fracasado, había pensado que si se presentaba ahí y ponía su mejor cara Victoria regresaría a sus brazos, estaba tan confiado que ni siquiera había intentado algo bueno, solo se quedó ahí esperando que su sola presencia fuera suficiente, ¡porque antes eso era suficiente!
Él nunca tuvo que esforzarse con ella, solo podía llegar a su puerta con una ramo de flores y con su mejor cara diciendo "lo siento, no volverá a pasar" y ella lo perdonaba de inmediato y todo continuaba igual y luego, volvía a suceder e iba a comprar otro ramo y otro, y otro y al final del día, siempre funcionaba.
Pero esto no se quedaría así, no dejaría que ella se fuera de esa forma, porque si no era de él, tampoco dejaría que fuera de Carlos.
Victoria por otro lado, había tenido unas dificultades, su celular se había quedado sin batería y se había perdido en el metro, luego, cuando salió, salió al otro lado de la ciudad y ahora llovía completamente y cuando por fin pudo encontrar el hotel ya había anochecido.
No había llorado por Rogelio está vez, había fumado sí, pero al menos ahora no lloraba.
Al subir a su habitación para cargar su celular y tomar un baño fue emboscada por tres caras largas.
—Wow, ¿dónde es la fiesta? —Victoria cerró la puerta, su cabello todavía estaba mojado y chorreaba por su chamarra que había absorbido suficiente agua como para llenar una cubeta.
—¿¡Me puedes explicar donde putas estabas?! ¿Y por qué no respondes el celular? Déjame adivinar, ¿Se te volvió a "caer" a la alberca? —Lucía comenzó a sacudirla y mencionó eso al ver que la chica volvía empapada.
—¿Qué pasó? —Ella volteó a ver a Caco y Carlos que estaban sentados sin decir nada pero sus caras lo decían todo, eran caras sombrías, algo debió de haber pasado y lo más seguro, había sido Rogelio.
—Oh ¿Cómo sabes que pasó algo? ¿Algo que no me dijiste que quieras compartir con el resto de la clase? —La cara de Lucía estaba impasible, pero seguía inspirando miedo.
—No soy estúpida Lucía, sé que algo pasó o no estaríamos aquí, así que mejor díganme que pasó porque me muero de frío. —Ella se quitó la chamarra y la dejó en el suelo haciendo que sonara en toda la habitación por el peso del agua, su ropa mojada igual goteaba.
—Si no fuera porque el viernes tienes que dar un concierto, te asesinaría. —Lucía fue hasta su laptop y se la entregó a la rubia.
Era un correo dirigido para su agente, era un periodista amigo de ella, donde por cortesía le enseñaba unas fotos de Rogelio con Victoria, primero en el restaurante y otras caminando, pero no solo eso, había más.
Primero era una secuencia de ella saliendo del hotel, seguida por una foto de Rogelio saliendo del mismo hotel, luego de ella entrando a la galería de Arte, y ¡oh sorpresa! Rogelio entraba a la misma galería en la siguiente, luego las de la cafetería y ellos dos fumando.
—¿¡Lo viste?! ¿Saliste con él? —La cara de la rubia se frunció.
Carlos estaba sentado, tenía un hoyo en el estómago, esto podría arruinarlos por completo, pero se sentía timado, ¿Cómo era posible que ella volviera con el idiota que tanto la había lastimado? ¿Y ser tan descuidada? Era como si ella quisiera que los descubrieran, tal vez ese era su plan y así podría deshacerse de él y del contrato y regresar con Rogelio ahora que su esposa lo había dejado.
—Sé que dije que podían acostarse con quien sea, ¿pero él? Es la razón por la que ustedes dos tienen que armar todo este show ¿Cómo pudiste hacerme esto? ¡A Carlos! ¿Cómo pudiste hacerle esto a Carlos? Joder Victoria ya no tienes 15 años. —Victoria cerró la laptop y se puso de pie.
—¡Te puedes callar! No estoy viéndolo, y te juro que no nos vimos a propósito. ¡Él fue a pedirme disculpas!
—Tendrás que darme una mejor explicación. —Victoria suspiró.
—Yo sí fui a todos esos lugares, pero jamás con él, dijiste que era mi día libre así que decidí salir. Estaba comiendo cuando él llegó a pedir disculpas y yo le creí ¿ok? pero solo dijo puras estupideces y después de decirle algunas cosas me fui, punto.
Lucía no le creía, podía verlo en su cara, y eso era culpa de Victoria, mintiendo siempre como si su vida dependiera de eso.
—¡Dame tu celular ahora! —La castaña extendió su mano y ella fue hasta su bolsa a entregárselo, al ver que no tenía pila lo conectó y esperó en silencio. —Y no se te ocurra tratar de borrar algo.
Cuando el celular de la cantante se prendió, le pidió que lo desbloqueara sin tocarlo, luego Lucía revisó esa cosa en caso de que se hubieran comunicado y le estuviera mentido. Porque cuando se trataba de Rogelio, Victoria podía mentir con todo su corazón.
—No hay nada. —Ella dejó el celular.
Lucía fue hasta la bolsa de la rubia y comenzó a buscar otro celular, estaba paranoica y con justa razón, la castaña sacó todo del bolso de Victoria, además de su cartera, unas baratijas que había comprado de la tienda de souvenirs de la Galería Nacional, no había nada.
—¿Ya me vas a dejar contarte el resto? —Lucía asintió mientras se sentaba y cruzaba los brazos.
Ella comenzó con su relato, no contó específicamente lo que ella le había dicho, pero si todo lo demás.
—¿Sabes? —Caco habló por primera vez, después de que Victoria terminara. —Rogelio bien pudo seguirla y hacer que alguien tomara todas esas fotos, después de todo, los trabajadores de Ferrari se hospedan en este hotel, pudo verla llegar anoche.
Eso era algo que Victoria nunca había pensado, Lucía asintió.
—Hablaré con mi amigo en The Sun, él fue quien recibió las fotos, espero que me diga de dónde las consiguió, no prometo que no las publique pero haré lo que pueda. —Lucía tomó su laptop y salió de ahí.
—Si no es así, tendremos que comenzar con un plan de contención. —Caco también se puso de pie y los dos agentes salieron del cuarto.
Carlos fue el único que seguía en el mismo lugar, en completo silencio, con Bodoque pidiendo que le hiciera caso, después de un rato, el gato se rindió y se fue a la cama.
—¿Qué? ¿Tú también me vas a gritar? Porque si quieres hacerlo, me daré un baño, estoy congelándome. —Victoria le dijo al madrileño mientras tomaba unas toallas y se metía al baño dejando la puerta abierta, a cada paso que daba sus botas hacían ruido y soltaban más agua.
Victoria estaba llenando la bañera y colocando cualquier jabón, aceite y sal que encontró en el baño, pensaba relajarse ahí, o tal vez morir ahogada, lo primero que se le ocurriera.
Carlos la siguió y encontró la ropa de la cantante en el suelo, ella ya tenía una bata puesta.
—Dime la verdad, ¿lo citaste? ¿saliste con él? —El tono del piloto la asustó. No era un tono fuerte o agresivo, era calmado como si se hubiera rendido, eso era lo que a ella le asustaba.
—¿No me crees? —Ella rió, pero en esa risa había dolor, no pensó que él fuera una de esas personas que no le creía.
—Te he visto mentir, eres muy buena y siempre mientes para salirte con la tuya. —Era una de las cosas que odiaba de ella, no solo que mintiera, sino que lo hiciera tan bien.
—Supongo que merezco ese trato, pero no, te juro que no lo cité, ni he hablado con él y mucho menos me he acostado con Rogelio. —Carlos se recargó en el marco de la puerta.
Victoria vio que el agua estaba lo suficientemente profunda para meterse, se quitó la bata y se metió a la bañera, ya no le daba pena que Carlos viera, ya había visto cada rincón de su cuerpo, pero aún así, el piloto se volteó, Victoria podría tenerlo comiendo de su mano en menos de 5 minutos.
Ella se metió, esperó que cayera un poco más de agua y cerró la llave.
Carlos envió un mensaje a su celular y luego entró, se sentó en el suelo para estar al nivel de la rubia. Victoria estaba esperando que Carlos dijera algo.
—¿Estás bien? —Preguntó el madrileño casi en un susurró.
Ella suspiró, odiaba que él comenzara a conocerla tan bien.
—No lo sé, primero pensé que sí, luego que no y ahora no sé qué siento, me siento vacía. —Ella se alzó de hombros, el agua y la espuma la cubrían por completo. —¿Sabes?
—¿Qué?
—Solo quería que alguien me amara, que verdaderamente me amara. —La voz de Victoria comenzó a romperse. —Tengo miedo de terminar sola, que cuando alguien me vea le dé lástima porque no tengo una familia, porque además de mi trabajo, mi agente, que estoy segura que me odia, y mi gato no tengo a nadie. —Ahora sí estaba llorando. —Solo quiero ser amada.
Esa última oración sonó como una súplica, eso sacudió a Carlos por completo, era casi escucharla rogar por amor.
Carlos la miró, y con su mano, tomó delicadamente el mentón de Victoria, alzó su cara y lo obligó a mirarlo.
—Siento tanto que te sientas así pero te diré algo que a muchos les cuesta escuchar, solo porque alguien no pudo ver tu valor, no significa que eres una mala persona, y no significa que no mereces ser amada. —Él limpió una lágrima de sus ojos. —Nunca tienes que estar esperando días y noches, preguntándote si eres suficiente para alguien, tú eres suficiente, eres más que suficiente, para la persona correcta.
Ella asintió, seguía llorando por todas las palabras hermosas que el madrileño le estaba diciendo.
Carlos no sabía si lo que había dicho era correcto, con Victoria rara vez hablaban de sentimientos, todo era meramente físico, y el hecho de que ella se hubiera sincerado tanto con él lo asustaba, porque no esperaba ese trato por parte de la cantante, era algo que facilitaba tanto su relación, que no tenían que hablar de las cosas serias.
Pero si Victoria iba a dejarlo pasar a su mente, él iba a aprovechar, porque había algo que todavía le molestaba, algo que no cuadraba.
—¿Te puedo hacer una pregunta? —Victoria asintió sin hablar mientras trataba de dejar de llorar. —¿Por qué sigues hablando con él? No importa que no seas tú quien lo busca, ¿por qué sigues dejando que Rogelio juegue contigo?
Victoria se quedo callada, estaba viendo el agua de la bañera, veía como poco a poco las burbujas se desaparecían. Carlos estaba dándole su espacio, pero moría por saber la respuesta.
Por fin, después de un rato, ella decidió hablar.
—Porque me lo merezco. —Victoria dijo ambiguamente dejando a Carlos aún más confundido.
—¿De qué hablas? ¿A qué te refieres?
—Porque yo sabía. —Lo dijo apenas audible.
—¿Qué? —Carlos no podía creer lo que había escuchado así que se aseguró de volver a preguntarle.
—Porque yo sí sabía que era casado. —Victoria no pudo mirar a Carlos a los ojos de la vergüenza.
—¡¿Qué?! Dijiste que no sabías, joder Victoria, dijiste en televisión nacional que no lo sabías, ¡lloraste pidiendo perdón a su esposa! ¡Es por esto que nadie te cree! Ni Lucía, joder, ¿Lucía sabe de esto? —Carlos no solo estaba enojado, completamente furioso y fuera de sí.
Si Lucía sabía Carlos iba a armar un jodido desastre e iba a romper el contrato él mismo, ser engañado de esa forma y timado para arreglar la vida de una cantante que le había visto la cara y entonces, Victoria negó, parecía ser que Lucía tampoco sabía mentira más grande de su cliente.
—Nadie sabe que yo sabía, solo tú lo sabes. —Ella habló desesperada esperando que Carlos le diera una oportunidad de explicarse.
Estaba en la bañera, desnuda y se sentía completamente vulnerable.
—Por favor, escúchame. —Ella de nuevo pidió suplicante. Carlos no dijo nada, solo se cruzó de brazos, su enojo no se había calmado ni un gramo pero le daría una oportunidad.
—Vale, vamos a ver con que mentira sales ahora. —Golpe bajo y lo supo en el momento en que la cara de Victoria hizo una mueca, pero la cantante no iba a quejarse, sabía que lo merecía, había sido sumamente egoísta y este era su karma.
—Un día, Rogelio me mandó un mensaje para cancelar nuestra cita, yo, yo en verdad quería verlo, no nos hablamos visto en semanas así que se me hizo fácil ir a su casa. —Victoria comenzó su relato.
>>Yo sabía donde vivía pero nunca había ido y como él me había dicho que tenía que trabajar hasta tarde, pensé, "¿Por qué no le llevo algo de cenar?" Así que cocine su platillo favorito y tomé un Uber hasta su casa, él vivía en una casa a las afueras de Nueva York, son suburbios, al bajarme del Uber, estaba a punto de tocar la puerta cuando escuche risas. —Carlos seguía atento del relato de la cantante, mientras ella trataba de no llorar. — Me quedé congelada con la mano a centímetros de la puerta, solo pudo acercarme más y más a escuchar, se reían y conversaban, entre murmullos pude distinguir la voz de una mujer, yo sabía que no era su familia, pues él me había dicho que vivían en Connecticut, además, eran como las 11 de la noche, todo mundo sabe que cualquier visita después de esa hora no es solamente una visita casual. —Carlos la veía y Victoria no sabía que estaba pensando el piloto pero continuó su relato.
>>No sé como salí de ahí, solo sé que corrí lo más rápido que pude y regresé a mi casa, esa noche busqué a un investigador privado.
—¿Y no te vieron?—Ella negó.
—Yo sabía esconderme bien cuando salía con Rogelio, él siempre me dijo que era importante para él que nuestra relación no fuera pública porque el odiaba la atención, claro que después entendí porque le importaba tanto el que nadie supiera de nosotros.
—¿Y después que pasó?
—Luego mandé a investigarlo, quería saber quien era ella, cuando supe que era su esposa, estaba lista para dejarlo ir, juro que iba a hacerlo, pero no pude. —El llanto ya era incontrolable. —No pude porque Rogelio me tenía completamente enamorada, el hecho de perderlo me enfermaba y continué en esa relación hasta que nos descubrieron.
—¿Y no pensaste que pasaría después? ¿Creíste que él la dejaría por ti? —Carlos estaba tratando de ser comprensible, pero no podía serlo cuando estaba tan molesto, así que sus preguntas salieron como ataques.
Esto era información que no ocultas a nadie, menos cuando ahora sus dos carreras dependían de las acciones de ambos.
—¿Qué quieres que te diga? —Victoria salió de la bañera y se puso la bata rápidamente, estaba escurriendo el piso pero necesitaba ponerse algo sobre su cuerpo. —¿Que sí? ¿Qué quieres escuchar? ¿Que en verdad esperaba que él la dejara por mí?
—Victoria...
—¿¡Crees qué no sé lo mal que suena eso? ¿Crees que no sé lo detestable que tienes que ser para quedarse y esperar a que una familia se arruine por tu felicidad? —Victoria no podía dejar de llorar de coraje y en cada oración su voz se rompía más y más. —¿Querías que admitiera frente a todo el mundo que soy la persona más jodida y egoísta del planeta? Porque prefería que esos niños se quedaran sin padre antes de que yo me quedara sin un estúpido novio.
—Pudiste decirnos, pudiste decirle a Lucía antes de comenzar con este circo. —Él tenía un buen punto.
—Ella iba a dejarme, estoy segura que si le decía eso, Lucía iba a dejarme. —Victoria sabía que Lucía iba a irse, y no podría soportar perderla a ella también. —¿Viste lo enojada que estaba hoy? Ella iba a irse. —Carlos no quería que las lágrimas de Victoria lo suavizaran pero este último comentario pudo un poco con él.
Escuchar como la voz de Victoria se rompía ante la idea de Lucía dejándola lo partió, para Victoria estaba claro que no estaba acostumbrada a que la gente se quedara en su vida, a menos que ella fuera perfecta, admitir que había sido mezquina, miserable y egoísta, para los ojos de Victoria, significaban que todo mundo se iba a alejar.
—¿Y qué creíste que pasaría después si él dejaba a su mujer? ¿Qué la gente estaría feliz con ustedes? ¿Qué tu carrera no se arruinaría? —Carlos no podía creer lo inmadura que Victoria había sido, pero como la gente dice, el amor te hace hacer cosas estúpidas.
—¡No lo sé, no lo pensé! No importaba si estábamos juntos, está claro que soy imbécil. —Eso no lo decía para causar lástima, en verdad se sentía así.
—Victoria, ¿¡Qué piensas hacer si el investigador sale a hablar?! ¿Qué haremos si alguien descubre que todo este tiempo supiste sobre el matrimonio de Rogelio? —Carlos estaba lleno de ese tipo de preguntas.
—El investigador no va a hablar porque no sabe que fui yo quien lo contrató, todo fue por correo y jamás di mi nombre y creéme que ellos no preguntan si eres la persona que paga y yo pague lo suficiente para que no preguntara.
—No puedo creerlo, ¿y qué haremos ahora si esas fotos salen? —Carlos seguía sin poder creer lo que estaba escuchando.
—¡No sé! ¡Carajo! ¡No pensé que todo se complicaría tanto! —Victoria estaba gritando.
—Está claro que no, fuiste muy egoísta, dejar que Caco y yo nos involucráramos de esa manera, y no le dijiste a nadie y ahora mi carrera se vuelve a ir al carajo cuando creí que ya estaba todo correcto.
Victoria se quedó en silencio, y luego, ya más calmada habló.
—Lo siento, en verdad discúlpame, nunca quise que esto pasara. —Era cierto, pero había mentido demasiado como para que Carlos le creyera.
—No, lo siento yo... yo no puedo verte en este momento. —El piloto se alejó de ella y con justa razón, debía de salir de esa habitación antes de que dijera otra cosa y en verdad se arrepintiera de eso.
Victoria quería decir algo, pero Carlos la había dejado sin palabras y cuando iba a decir algo, el celular de Carlos sonó, dándole oportunidad a Carlos para salir de ahí.
—Me tengo que ir. —El piloto salió del baño y se despidió de forma seca, ya no estaba tan enojado, estaba decepcionado de ella, se sentía de cierta forma traicionado y herido por todo lo que sucedía. —Mañana tengo día de prensa así que no creo que nos veamos, solo esperamos que esas fotos no se publiquen.
Carlos salió de ahí, antes de que hiciera una estupidez, porque sí, Caco le había llamado, pero también porque estaba dejando que Victoria tuviera cierto poder sobre su corazón y eso no debía de ser.
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Sooo, este es el episodio de esta semana, ¿opiniones?
Yo avise que estaría para morirse y no de la buena manera, la verdad es que uno de mis capítulos favoritos para escribir pero también uno de los más difíciles.
Espero les haya gustado y sé que no estoy para pedir cosas
Pero
Quiero pedir una cámara, ¿puedo pedir una cámara? ¿se puede pedir una cámara? Quiero pedirle a todas nuestras lectoras que no sean tan duras con Vic, sé que tuvo errores y sé que fue egoísta y mala, pero yo la quiero mucho y esta chiquita JAJAJAJ
Ahora, saben muy bien que pueden criticarla todo lo que quieran, solo era un chistecito
bueeeeno, ahora espero no me odien por hacerlas esperar una semana para saber que pasará después
Y para que se les baje el mal sabor de boca les dejo un meme que yo hice en menos de 5 min.
Nos vemos, las amo
Fer <3
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