Capítulo 15 [De vuelta a la normalidad]
Disclaimer antes de comenzar:
Como bien saben, esta historia es sobre una cantante ficticia, y por más que me gustaría también escribir canciones, no se puede todo en esta vida, jeje, así que tomaré canciones de otros artistas para que funcionen en la historia.
Principalmente de Taylor Swift, porque la amo, espero no tengan ningún problema.
Sin ninguna interrupción más, disfruten este capítulo
***
—¡Chicos! Lo lograron. —Era Lucía que salía del nidito de amor con una sonrisa de oreja a oreja para recibirlos.
Caco tenía una resaca horrible, estaba tomando agua y con unos lentes de sol que el piloto le había prestado.
Recapitulando, Carlos y Victoria regresaron al departamento un rato después de haber salido a buscar que desayunar y se encontraron con Caco despierto en estado de pánico porque iban a perder el avión de regreso, así que con todo y su resaca fue por sus cosas y les dijo a las estrellas que regresaría por ellos listos para irse en una hora.
Ahora ya estaban de vuelta en Madrid y los gritos de Lucía no podían molestar más a Caco.
—Sí, lo logramos, me voy, quiero darme un baño. —Caco habló de mal humor, se subió a su auto que había dejado ahí y se fue.
—Está algo malhumorado porque bebió de más. Hola Lucy. —Carlos saludó a Lucía y se metió a la casa, él también necesitaba un baño.
—Ay por Dios. Hola, Carlitos. —La castaña rodó los ojos mientras veía el auto de Caco a lo lejos. —No importa me contaron que estuvieron fantásticos.
—Hola Lucía. —Ella sonrió abrazando a su manager y amiga.
Los tres estaban en la sala ya, Carlos había ido directo a la cocina a tomar algo de beber, él también parecía tener cruda, pero moral.
—Vic, ¡Feliz cumpleaños! Pensé que podríamos salir a cenar, ya sabes, solo tú y yo. Tenemos cosas de qué hablar. —El tono serio de la agente hizo que Carlos se comenzara a ahogar con su trago mientras Victoria fingía demencia tomando a Bodoque en sus brazos.
—Claro, ¿de qué hablaremos? —Ella abrazaba a su gato sin inmutarse, mientras la castaña se aseguraba de que Carlos estuviera bien.
—¿Todo bien? —Ella le preguntaba mientras el piloto trataba de recuperar su compostura. —Como sea, Caco me comentó que hubo complicaciones, ¿Tienes que estar de broma? ¿Rogelio? Parece un mal chiste.
—Ni me lo digas. —Victoria soltó a su mascota que fue directo a buscar a Carlos. —El universo hace que mi vida sea un chiste.
—Bueno, eso lo podremos discutir en la cena, ten, he elegido algo apropiado, ya sabes, tú y yo como en los viejos tiempos. Ten, tu regalo de cumpleaños de mi parte. —Lucía le entregó un vestido negro junto con unos tacones bajos. —Corre, te maquillas en el auto, que llegaron algo tarde y perderemos la reservación.
Victoria asintió, no tenía muchas ganas de salir pero era Lucía quien se veía emocionada, y por todos los corajes que la había hecho pasar merecía cumplir un poco más.
Victoria se metió en el cuarto de su estudio y se cambió ahí, no quería que Lucía fuera por ella. Al salir vio que Carlos se había ido a su cuarto, al parecer Lucía le había dicho que no esperara despierto, así que ambas se fueron a divertir.
De camino al restaurante Lucía habló de cómo había manejado las redes sociales, hablaba de cómo había tuiteado por cuentas falsas como si de su vida dependiera hacerlo, hablaba de que poco a poco las personas se estaban adecuando a ellos y que algunos comenzaban a hacer fan pages, y toda clase de videos.
Al llegar al restaurante, ambas chicas se bajaron y con la reservación pudieron entrar, Victoria podía sentir como algunas miradas curiosas la seguían al caminar. No se sintió cómoda hasta que ambas estuvieron sentadas en su mesa y las miradas se detuvieron.
—Entonces, ya que nadie nos presta atención, cuéntame ¿qué tal estuvo el viaje? —Lucía comenzó a revisar la carta de vinos.
Bueno, claramente no iba a hablar de lo sucedido con Carlos, así que debía hablar de Rogelio, con lo mucho que había disfrutado eso, sarcasmo, obviamente.
—Sí, el viaje estuvo bien, lo malo fue la aparición de ya sabes quien. —Ella desviaba su mirada con ayuda del menú.
—¿Te molestó?
—No, no tanto, me refiero, dijo algunas estupideces, pero todo bien. — Mentira, la había hecho llorar pero no haría que la castaña hiciera corajes hoy.
Un mesero se acercó a ellas y les tomó la orden de las bebidas y unas entradas. La cena sería tranquila y a gusto.
—Me alegra tanto que no te afectara, no como antes. —Lucía en verdad se sentía feliz, feliz de ver como en las últimas semanas había mejorado.
Las bebidas y la comida comenzaron a llegar y ellas comenzaron a comer, Lucía no la había presionado a hablar más sobre la visita a su ex, pero había algo diferente, algo que no le decía, era como si en verdad lo de Rogelio no le molestara en absoluto, y ella había visto a aquella chica llorar hasta quedarse dormida por ese bastardo, y ¿qué estuviera tan normal? ¿Tan tranquila? Había algo raro en eso.
La plática siguió y entonces recordó algo que la había estado molestando durante todo el viaje.
—Rogelio me pidió que regresara con él. —Victoria lo había dicho con tanta naturalidad que uno pensaría que estaba hablando del clima.
La agente se había quedado en silencio, tratando de no espantarla, y hacer que ella hablara más.
—Dice que dejará a su esposa. —Otro bocado a la boca y un trago más, Victoria no veía a los ojos a Lucía.
—Por favor, dime que no dijiste que sí. —Victoria rió por la cara de Lucía.
—No. —Pero entonces, si eso lo podía admitir tan fácil ¿qué era lo que le estaba escondiendo? —Pero lo pensé.
—¿En serio? —Lucía no podía creerlo.
—Sí, pensé en irme con él y dejar ahí plantado a Carlos, salir del país y regresar a nuestra vida anterior, fue por un segundo, pero luego recordé todo y supe que nuestra vida ya no existe y no lo hice. —Parte de su terapia era admitir que no todo en su vida estaba en orden, sus sentimientos por ejemplo.
Después de todo, nadie supera a una persona de un día para otro.
—No sé que decirte.
—No espero que me digas nada, solo te lo confieso porque mereces saber, supongo. —Victoria sonrió sincera y la vio a la cara.
—Te ves feliz. —Lucía dijo tentando terreno.
—Meh, estoy bien. —Ella dijo pidiendo otra ronda de vodka sodas para ambas.
—No, te ves diferente, hasta radiante podría decir yo. —Lucía lo supo en el momento en que ella desvió la mirada de forma abrupta. —¡Tuviste sexo!
Ese grito hizo que algunas mesas a su alrededor las voltearan a ver, los ojos de Victoria se abrieron de par en par, ¿cómo era posible que ella supiera con solo verla?
—No. —La rubia trataba de esconder su cara, había quedado de acuerdo con Carlos de que nada se sabría.
—Te juro Victoria, que si tuviste sexo con Rogelio te mataré. —El alcohol corría por el cuerpo de ambas, y está vez era una plática más de amigas que de colegas del trabajo.
—No tuve sexo, punto. —Y ese punto fue como si encajaran todas las piezas del rompecabezas.
Sí, Victoria podía mentir, mentirle a todo mundo y era buena en eso, pero con ella, con ella era difícil.
—¡Te acostaste con Carlos! —De nuevo, más miradas curiosas que se desviaron de inmediato.
—No, no, cállate, cállate, shhhh. —Ahora sí, la había descubierto, y ella había bajado la guardia, el alcohol, el cansancio, todo. Victoria estaba completamente sonrojada, odiaba esto.
—¡Una cosa! ¡Una maldita cosa le pedí a Caco! —Lucía se veía no enojada, pero algo molesta.
—No fue su culpa. Fue todo, creo que debía de pasar ¿sabes? Mejor ahora que después y no se volverá a repetir. —La cantante le decía a Lucía, y a ella misma, no quería pensar más sobre eso.
—¿Y lo crees? Vamos, no podemos arruinarlo. —Lucía había recuperado la seriedad. —No podemos arriesgarnos a que ustedes decidan que quieren intentar algo y que luego termine mal. Necesito que seas profesional.
—Lo juro, mira yo necesitaba sexo, y él también, hubo mucha tensión durante todo el fin de semana, pero ya volvimos, todo se quedará atrás, yo seguiré ensayando para el tour y él entrenando para su temporada, no tendremos más viajes juntos por el momento y todo saldrá bien. —Ella alzó su vaso y continuó. —Por favor, continuemos disfrutando mi celebración de cumpleaños.
—Vale, ¿sabes? Hoy no pensaré en esto, me quiero embriagar contigo. —Lucía admitió y continuaron bebiendo. —¡Feliz cumpleaños, cariño! Lo mereces.
Después de terminar la cena, ya tenía suficientes tragos encima para salir con ayuda de la otra del restaurante y no querer regresar a la casa, la fiesta las llamaba, era cierto, ambas querían salir y celebrar, fueron a un bar donde bailaron hasta reventar, Victoria supo que era tarde cuando Lucía comenzó a dar su número a extraños diciendo que la llamaran y que ella podía representarlos.
Las dos volvieron a salir de ahí y al llegar a la casa, ninguna pudo dar un paso más, pues ambas cayeron rendidas en el sofá.
A la mañana siguiente Carlos se había levantado temprano para correr, durante la noche nunca escuchó a qué hora habían llegado las señoritas, así que fue una sorpresa encontrarse a ambas completamente dormidas en el sillón, fue por cobijas y les colocó algunas encima, hacía frío, de regreso, no fue sorpresa que siguieran en la misma posición.
Ambas estaban dormidas con la misma ropa con la que se habían ido, los tacones estaban tirados, uno de ellos había terminado siendo juguete de Bodoque.
Caco regresó después de recuperarse, pensaba desayunar algo con las estrellas, tal vez Lucía se les uniría.
Carlos abrió la puerta y saludó a su primo haciendo una seña de silencio con el dedo.
—Tuvieron una noche alocada. —El piloto se burlaba mientras señalaba el sillón donde las dos bellas durmientes residían,
—No puede ser, ¿se fueron de fiesta después de que llegamos? —Carlos asintió.
—Fueron a festejar el cumpleaños de Vic, aunque Lucía me dijo que solamente era una cena.
—Pues se ve que fue una buena cena, que nos inviten a la siguiente. —Los dos madrileños rieron y con eso despertaron a Victoria.
—¡Callense! —Lucía seguía completamente dormida.
La cantante fue hasta ellos con el cabello hecho un desastre, el delineador algo corrido, su vestido negro puesto y descalsa, Carlos mejor se concentró en el desayuno, pues la imagen era parecida a la que había tenido solo para él en Maranello, y eso no se podía repetir.
—Hace frío. —Dijo ella al despertar un poco más y Caco le entregó su abrigo a la dama, ella se lo puso. —Gracias.
—¿Se divirtieron? —Caco se burlaba de ella, pero Victoria lo miró mal.
—Nos divertimos casi tanto como tú en la gala. —Eso hizo sonreír a Carlos, tratando de no reírse para no ofender a su primo, pero si él tenía que soportar los comentarios de ataque de Victoria, su primo también podía.
—Muy graciosa, ¿van a desayunar con nosotros? —Caco le dijo mientras los tres miraban a Lucía, que estaba aún dormida.
—No lo sé, no tengo hambre pero pondré café. Necesitaremos bastante. —Victoria entró a la cocina, donde Carlos lavaba unas verduras. —Buenos días.
—Hola, Dios, ¿cuánto bebieron anoche? —Carlos preguntó al oler de cerca a Victoria, que aún desprendía un olor a alcohol, y cigarro, nada halagador.
—Que lindo eres. —Dijo ella sarcástica. —La verdad bebimos bastante, ni siquiera me acuerdo después de los shots de tequila. Es una fortuna que llegamos bien a casa, y que afortunadamente no hubo fotos. Lucía siempre sabe encontrar los lugares más discretos para ir de fiesta.
Victoria colocó la cafetera y se recargó en la barra, al parecer Caco se había alejado de ellos por ir a responder una llamada.
—¿Te molesta si los dejo? Iré a darme un baño. —Comenzó a quitarse el abrigo y lo dejó en la barra, por alguna razón Carlos desvió su mirada.
—No, adelante, pero apresúrate si quieres desayunar con nosotros.
—Sí, sí, tienes que seguir una rutina. —Ella repitió las palabras que siempre le decía el piloto haciendo que él rodara los ojos harto.
Algo de lo que se dio cuenta Carlos ayer, fue que Victoria no había entrado a su cuarto desde que habían regresado, lo que significaba que no había visto la sorpresa que había conseguido para ella.
Victoria entró a su cuarto, Bodoque estaba dormido junto a Lucía así que no tenía que preocuparse por nada, excepto el desayuno, pero al entrar supo de inmediato que algo había cambiado.
Era su cama.
—Feliz cumpleaños. —Era Carlos quien hablaba. Estaba detrás de ella esperando su reacción pero la joven no se había movido, así que tuvo que intervenir y hacerse notar.
—¿Tú hiciste esto? —Victoria preguntó acercándose a la cama, puso su mano encima como si no se creyera lo que estaba viendo, Carlos la siguió cauteloso.
Era un detalle pequeño pero Carlos había mandado a cambiar su cama enorme por una más pequeña.
—Hablé con Lucía y le dije que lo hiciera. Le pedí que no preguntara. —Victoria asintió aún sin decir mucho, no tenía palabras para describir lo que sentía.
Victoria comenzó a llorar en silencio. Era algo tan simple, tan tonto y tan fácil de resolver que ella hubiera podido hacerlo pero ella prefería dormir en el sillón en lugar de hacer algo y eso, en parte, no le gustó, porque demostraba que a veces parecía que Victoria se conformaba con su situación y no era así.
—Gracias —Dijo cuando por fin encontró voz, pero las lágrimas seguían saliendo silenciosas.
Victoria se volteó a verlo y Carlos pierde la cabeza al ver las lágrimas por sus mejillas, esa no había sido la intención.
—No es nada. —Pero eso no le importó a la chica porque se volteo y le dio un abrazo —En serio, ya estaba cansado de verte dormir en el sillón. —Lo decía de broma para quitarle seriedad al momento, pero ese abrazó se sintió muy bien, no le importaba el estado de la chica.
Ella rió. —No prometo no volver a dormir ahí pero gracias.
—Me voy. Creo que Caco va a quemar el desayuno. —Carlos sonrió y salió de ahí antes de que quisiera besarla.
Victoria asintió y se metió a bañar. No sin antes acostarse en su nueva cama.
***
Victoria tenía la casa para ella sola. Lucía se había ido a dormir, Caco y Carlos a hacer lo que sea que estuviera en su rutina.
Y ella, bueno, podía dormir o hacer algo con su vida, paso a paso, eligió hacer algo con su vida.
Decidió salir, se cambió la pijama por algo más casual, tomó sus llaves, cartera y celular. Pidió un Uber y fue directo al estudio donde seguramente estaría Ophelia.
Al llegar al estudio. La chica estaba ensayando, sus dos bailarinas daban todo y más al igual que ella, se detuvo en cuanto ella entró.
—¿Vas a ensayar? Puedo retirarme. —La joven estaba lista para salir corriendo de ahí,
—Oh no, termina. Quería ver, si me lo permites. —Victoria se sentó en el suelo.
La emoción de la joven era palpable.
—Claro. Oh te enseñaré todo lo que tengo planeado. Te encantará. —De nuevo, la chica corrió y comenzó a poner la pista desde cero, para enseñarle todo su acto.
Esa actitud de niña había hecho sentir mal a Victoria porque al final del día. Ella no era nada más que una niña y la cantante se había comportado pésimo con ella.
Ophelia le enseñaba cada paso, cada coreografía, cada idea que tenía y ella observaba. Le dijo que opinaría después, una vez que terminó, Ophelia despidió a sus bailarinas para aprovechar este tiempo a solas con su ídola.
—Entonces. ¿Qué te parece? —Lo cierto es que la cantante no quería hablar, porque Ophelia lo había hecho espectacular y aunque se había sentido mal por ella, le costaba aceptar que tal vez, después de todo, Ophelia si podía deshacerse de ella.
—¿Quieres comer conmigo? —Victoria preguntó cambiando de tema. Si quería acabar con ella mínimo debía de encontrar una razón ¿no? —Pero aquí. No quiero cámaras. —Lo último que quería era darle publicidad.
—¡Oooooh! Este es el mejor día de mi vida. Nada más deja aviso. —La joven castaña sacó su celular.
—Vale pediré algo de comer.
—No, mi novio podría traernos algo. —Ophelia sugirió y Victoria no veía por qué oponerse.
—Ah perfecto. Te dejaré escoger algo.
—Bueno ahorita estoy a dieta pero podría....
—¿Dieta? —La rubia se confundió, la niña se veía increíble, a menos que fuera una dieta en la que conservara su figura, a la que claramente ella debía someterse también.
—Sí. Quieren que baje unos kilos para la gira. —La chica se veía insatisfecha y con justa razón.
—Oh no. ¿Quién te pidió eso? —Victoria preguntó, a ella le habían hecho hacer esas dietas, eran horribles.
—Mi agente. —Victoria se agarró el puente de la nariz mientras respiraba calmando su enojo, ya sabía a qué agente se refería, el mismo que la disquera le otorgó a ella antes de conocer a Lucía, Hugo se llamaba y era un bobalicón asqueroso.
—Entiendo pero hoy no respetarás tu dieta. Estás muy bien cómo te ves. ¿Qué se te antoja? Tú eliges. —Victoria sonrió sinceramente, está vez estaba más molesta por cómo la estaban tratando a que ella fuera a robarle su lugar.
—Vale. Entonces muero por unas hamburguesas. Hace meses que no las como. Básicamente desde que me enteré que venía. —Fue como si un shot de cafeína fuera inyectado en su cuerpo.
—Excelente pídeme una malteada de fresa. —Las dos chicas estaban frente a frente en el suelo del estudio.
—¡Yo quiero una de chocolate! Y también pediré alitas ¿Puedo?
—Sí claro. Prometo que no te acusaré con nadie. —Victoria alzó su mano derecha en signo de promesa.
Estuvieron hablando de la gira hasta que el novio de Ophelia llegó. Victoria trató de actuar no muy sorprendida al verlo pero quien había llegado era un hombre no un jovencito. Él le entregó la comida, se despidió y le dio un beso en la boca a la joven. Se tardó lo suficiente para que Victoria frunciera el ceño con un poco de asco.
—Lo siento. —Ophelia se volvió a sentar en el suelo con la comida entre ellas.
—Una pregunta. ¿Cuántos años tienes?
—17. —Al sonreír, Victoria pudo ver a una niña, una verdadera niña.
—Y disculpa mi indiscreción ¿él tiene...?
—24
—Oh. —Vaya, era mayor que ella, entonces, entre ellos había 7 años de diferencia.
—Sí, pero bueno. ¿Tú me entiendes? ¿no? —Claro que lo entendía. —Lo cierto es que lo amo y sé que estaremos juntos para siempre. Sé que mucha gente dice eso, pero en verdad sé que nosotros sí lo lograremos.
—Sí. Entiendo eso. —Ophelia estaba cegada por amor. Tal como Victoria lo había estado, todavía lo estaba un poco, porque hasta apenas se dio cuenta que Rogelio era muy grande para ella, tal vez demasiado.
—Es bueno, porque sé todo lo que pasó con Rogelio, me refiero, vi todo el drama, pero también cuando vi esas fotos de ustedes dos supe cuando lo amabas, me refiero ¿Si Rogelio no hubiera estado casado seguirías con él?
Victoria no quiso responder, no porque no supiera la respuesta, pero más bien porque no le gustaba.
—Sí, hubiera seguido con él, joder probablemente me hubiera casado con él. —La cantante se volteó, estaba algo avergonzada. —Y Ophelia, ¿Cómo te gusta que te llamen?
—En realidad mi nombre no es Ophelia, ese es el nombre que quiere la disquera que use, mi nombre es Olive, así que Olive estará bien. —Victoria debió quedarse en casa, porque esta niña cada día le daba más lástima y no podría hacer nada contra ella, inclusive, quería apoyarla.
—Bien, a mi me cambiaron el apellido, y el color de cabello. —Las dos mordieron su hamburguesa compartiendo ese pequeño momento.
***
Carlos iba regresando a la casa, dispuesto para cenar y tener una noche tranquila, al entrar a la casa había una pequeña lámpara de la sala encendida, ahora la casa no parecía habitada por fantasmas.
Se quitó los audífonos esperando ver a Victoria en la sala viendo algo o en la cocina, pero no la encontró. Estaba por irse a bañar cuando escuchó a alguien cantando, nunca había escuchado eso.
Vale, sabía que era Victoria porque ¿quién más podría ser? Pero desde que se habían mudado juntos nunca la había escuchado cantar en persona, solo sus discos cuando investigó sobre ella.
La curiosidad le ganó y siguió el sonido de su voz.
—Don't say it isn't fair
You clearly weren't aware that you made me miserable* no, no no, otra vez. —Carlos estaba tratando de ver sin que ella lo descubriera.
La chica estaba de espaldas a él trabajando en el teclado, pero había hojas arrugadas o hechas bolas por todo el suelo.
—A ver, de nuevo —Tocaba unas notas y las desechaba de nuevo. —Aggg.
—Vaya, ahora veo que es verdad lo que dicen sobre los artistas, ellos en verdad sufren por su arte. —Carlos se había recargado en la puerta con los brazos cruzados interrumpiendo a la cantante.
—¿Qué te puedo decir? Los mejores artistas son miserables. —Ella dijo dándose vuelta y tirando otra hoja al suelo.
—¿En serio? —Carlos entró al cuarto.
—No lo sé, la verdad, pero trato de hacer algo y simplemente no puedo. —Victoria golpeó su teclado con desesperación.
—¿Ya cenaste? —Ella negó.
—No, pero comí demasiado y fue algo tarde, así que no tengo hambre, pero te acompaño. —Ella sonrió mientras intentaba otra melodía en el teclado que para su fastidio, tampoco funcionó.
—Preferiría quedarme aquí y verte trabajar, nunca te había escuchado cantar. —De nuevo, esa clase de comentarios sacaban de balance a Victoria, porque antes ella cantaba todo el tiempo, y ahora, apenas y podía tararear una melodía sin sentirse triste, así que mejor los ignoró.
—Corre, ve a calentar tu comida y cenas aquí, te enseñaré como trabajo. —Ella lo corrió y Carlos obedeció.
El madrileño calentó algo que ya había en el refri, tomó dos botellas de agua y regresó al pequeño estudio de Victoria, donde enña seguía tratando de averiguar qué hacer con su nueva canción.
—¿Desde qué hora estás haciendo esto? —El piloto preguntaba mientras le entregaba la botella y se sentaba, en un sillón que ella tenía ahí, a comer.
—Desde la tarde, pero fue como si un rayo de inspiración me atravesara, hace mucho que no hacía nada relacionado con la música. —Ella tomó un descanso, se sentó en el suelo mientras tomaba agua.
—¿Llevas algo?
—Tengo parte de la letra, pero no tengo la melodía.
—A ver la letra. —Carlos se metió un bocado.
Victoria se estiró sin ponerse de pie y tomó la libreta donde había estado trabajando para luego entregársela a Carlos y que él pudiera leer.
I knew when I asked you to
Be cool about what I was telling you
You'd do the opposite of what you said you'd do
And I'd end up more afraid
Don't say it isn't fair
You clearly weren't aware that you made me miserable
So if you really wanna know
When I'm away from you
I'm happier than ever
Wish I could explain it better
I wish it wasn't true **
—Supongo que la canción tiene dedicatoria. —Era claro que esta canción era para Rogelio.
—Yo no diría eso.
—Oh vamos, es obvio para quien es. —Carlos rió pero Victoria no, ups, algo había dicho mal.
—O sea, sí, todo mundo sabrá para quien es, pero no es eso lo que quiero. —Ella se alzó de hombros recibiendo la libreta.
—No deberías de escribirle canciones. —Carlos hablaba en serio. —Me refiero, el hombre te dejó en muy mal aspecto y te defendiste, pero ¿escribirles canciones? No se las merece.
—¡No es para él, Carlos! —Victoria le gritó. —Hay algo que mucha gente no entiende, y eso es que muchos artistas y yo no escribimos canciones para la gente que nos lastimó. Rogelio no importa en esta canción, lo que importa es lo que me hizo sentir, lo mierda y lo basura que me sentí por él.
—¿Y por qué quieres que la gente sepa eso de ti? Yo odio que la gente sepa sobre mí, más si son mis debilidades. —Carlos no estaba entiendo el punto, y era obvio, él no era artista.
—¿Debilidades? —Victoria. —Yo no considero a mis sentimientos mis debilidades. Solo son sentimientos.
—Bueno ¿por qué quieres que la gente se entere de tu intimidad? —Para este punto, Carlos había dejado de comer, en verdad quería entender el punto de Victoria, ella se había puesto de pie y caminaba por el cuarto descalza.
—¿Te conté de la niña que va a abrir mi gira? —Él asintió. —Bueno, pues hoy me enteré que esa jovencita tiene 17 años, y tiene un novio de 24 años ¡Es mayor que yo! —Carlos abrió los ojos, la chica era menor de edad, ¡por Dios! —Por ella escribo esto, porque yo no soy sus padres, no puedo evitar que la gente cometa estupideces como salir con hombres mayores (como yo), pero si puedo hacerles saber que no están solas.
>>Por eso escribo desde el corazón, para que sepan que si están pasando por un mal momento, sepan que a lo mejor no lo tienen que pasar solas, porque mi música, y una parte de mí estarán con ellas. —Ahora era que Carlos lo entendía.
—Es como hablar con un amigo. —Carlos comentó y por primera vez Victoria vio que había entendido.
—Algo así. La canción puede tratar de Rogelio, pero no es para él, es para cualquiera que se identifique. —Victoria se sentó a un lado de Carlos, ninguno de los dos se miraba. —¿Lo entiendes? Es importante para mí que lo entiendas.
—Creo que lo entiendo, no soy de piedra ¿sabes?, alguna vez me he identificado con una canción. —Ambos rieron.
—Vale, así que por favor, no me insultes diciendo que le estoy dedicando una canción a ese hombre, cuando le dedique una canción a alguien lo sabrás. —Ella se levantó y siguió tocando el teclado mientras Carlos terminaba de cenar.
—¿Por eso odias tu segundo disco? —Después de pensar un rato, a Carlos se le vino la vez que salieron y él trató de hablar de su música, solo para que ella lo callara.
—No lo odio, pero sí, hay una canción ahí que no me gustaba recordar, ahora no me molesta tanto, solo que no la escucharé en un buen rato. —Ella sonrió de lado.
—¿Esa canción era para Rogelio?
—Para que veas sí, esa canción era para él. —Ella rió mientras ponía los ojos de blanco.
—¿Cuál es? —De nuevo Carlos estaba que lo mataba la curiosidad.
—Oh, no te diré, nunca digo cuando dedico canciones, no creo que él sepa cual es, nunca le gustó mi música. —Victoria sonrió con malicia. —Y ahora, será mejor que vayamos a dormir, esta melodía no estará hoy y tú tienes tu rutina.
Las dos estrellas se pusieron de pie y salieron, cada quien para su lado, de nuevo todo estaba bajo control.
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La canción que se utilizó fue:
*, ** : Happier Than Ever - Billie Eilish
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Hello, hoy tocó actualizar jueves por la noche y yo creo que así le haré de ahora en adelante, al menos por un rato.
Espero no les moleste
Espero que este capítulo les haya gustado, después de tanta intensidad del maratón debíamos de bajarle un poco.
Feliz semana y Feliz viernes a todas, las quiero.
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