EXTRA (CL)

👆Para una cumpleañera 👆

❤Buon compleanno, Arlette❤

Y para dos ganadoras de dinámica✨ @carlamuoz20 y VeronicaRey0

Caleb

Ti amo pazzo.

Son las últimas palabras que escribo en la hoja que encontré en la habitación, la doblo en la mitad y paso los dedos haciendo poca presión. Me levanto del escritorio sin hacer ruido, no quiero despertarla.

No debo.

Su cabello castaño oculta parte de su rostro, con el edredón aproximado a su mentón. Sus labios, nariz y esos parpados me muestran su paz. Es justo así como la quiero recordar, sin lágrimas o decepción.

Se ve increíblemente bella.

No puedo estropear su vida. No me lo perdonaría.

Dejo la nota sobre mi almohada y por un segundo siento su respiración, es cálido y me hace desear acariciar esas mejillas. Tengo que apartar los dedos o podría ver esos ojos interrogatorios y furiosos.

Bajo las gradas con sigilo y precaución. —Ya te vas.

—¿La desperté?

—No. Yo quería disfrutar del amanecer.

Nonna, como la llama ella, tiene un chal que cubre sus hombros.

—¿Ya sabes a donde iras?

—Si. Hay una persona que puede ayudarme— o al menos eso dijo.

—Lo que haces es muy valiente.

—Aún no he hecho nada.

—No minimices un primer paso, es importante. Una iniciativa.

Puedo verlo, pero ¿Su nieta lo vera igual?

Miro hacia las gradas, no estoy seguro si quiero verla corriendo hacia aquí o prefiero que siga en un buen sueño atrapada.

—Cuidaré de ella, no te preocupes por nada aquí— de eso estoy seguro.

Su nonna no era como su madre. Ella es amable y compresiva.

Asiento con una sonrisa forzado, quiero ocultar la tristeza cuando toma mi mano, que no tiene mi maleta.

—Espero volver a verte muy pronto Caleb.

Lo vuelve más difícil tener que escuchar eso, y salir por la puerta sabiendo que no puedo volver.

Desde la calle, con una maleta y el regalo de mi madre rodeando mi cuello me alejo de la enorme casa.

Tengo el número que creo puede ayudarme, pero lo veo un largo tiempo antes de poder dar en llamar.

Llamada - Nina

¿Hola?

Su voz somnolienta me confirma que acaba de despertarla. Es muy temprano.

Soy yo.

Puedo oír como ruidos extraños se oyen desde la otra línea. Y un gruñido.

Caleb, son las 5 de la mañana.

Tomo una bocanada profunda antes de decirlo.

Quiero hacerlo.

¿Qué quieres hacer?

Exhalo viendo el vaho salir de mi boca.

Quiero estar limpio.

Lo he pensado mucho, desde que la vi en la tienda y me ofreció su ayuda. No la hubiera considerado, por supuesto que no. Pero en el instante que analice cada cosa, entre un centro de rehabilitación y Nina, supe cuál era mejor.

No solo para mí. Para ambos, porque desde que conozco a esa chica castaña ya no puedo pensar solo en mí.

(...)

Día 1

Cómodo, es la palabra que puede definir el departamento de Nina. Un horrible sofá amarillo y repisas azules.

Su habitación cuenta con algunos pósteres de rock y dibujos con solo color negro, no esperaba menos de ella. Parte de su ropa y pertenencias han sido movidos hacia la habitación de su compañera. He visto algunas fotos de ellas, en algunas su compañera viste una bata, parecen buenas amigas.

Soy cuidadoso de no tocar nada mientras ella no está, observo desde lejos y me concentro en averiguar que ha sido de su vida desde que ya no supe nada de ella.

—Llegue— grita.

Escucho la puerta y sus llaves. Abro el libro que he traído, no es mío. Es de ella, pazzo.

Clavo mis ojos en el libro y lo aparto cuando veo a Nina acercarse con una bolsa de papel, fue de compras.

—¿Leyendo?— pregunta pasando delante de mí.

—No realmente.

Nina deja la bolsa sobre la mesa de la cocina. Y me observa. —Sigues en la misma página en donde te deje.

Sí, ella puede ser tan observadora como yo. Yo se lo enseñé.

—Quería saber que has estado haciendo— confieso.

Nina sonríe disfrutando haberme atrapado. —En pocas palabras, ganándome la vida.

—¿Estás trabajando?.

—No. Renuncie hace una semana.

—¿Por qué?

—Mala paga. Nadie paga como Marie. Ella conocía mi trabajo y ahora debo empezar como una novata.

Supongo que es por lo que se dedica, una nueva ciudad significa empezar desde abajo.

—¿No has mostrado tu trabajo?— pregunto.

—Marie no tomo bien que la dejara, si tuve mi folio ya no las tengo.

Me acerco con el propósito de ser de utilidad, ella va sacando las compras y creo que lo menos que puedo hacer es ayudarla.

Nina tira el gorro negro que la cubre del frío y luego continúa con sus guantes. Se ve molesta.

—Aún tienes un trabajo— comento llegando al otro extremo.

Nina parpadea con el ceño molesto. Si ella va a ayudarme, yo también podría.

Me saco mi chaqueta dejándome solo en camiseta. Nina observa mi brazo, la tinta que recorre es su obra.

Nina es tatuadora.

—Caleb— dice rodeando la mesa. Sus dedos toman mi brazo y cierta parte de mí quiere alejarse. Están fríos y me siento extraño.

La imagen de la loca llega a mi mente.

—Ma cosa...— y lo hago. Me alejo haciendo que me suelte. —Chi ti ha fatto quella merda?

Sé lo que está viendo, mi hombro y parte de mi cuello. La parte donde decidí continuar el día de mi cumpleaños.

Me coloco mi chaqueta para evitar que me toque de nuevo. —Fue un tipo que conocí.

—Lo arruino— reprende.

—Está bien— acomodo el dobladillo del cuello y me acerco a la mesa a seguir con las compras.

—Te tomaré algunas fotos— asiento.

No tengo problema.

—¿Energizante?— cuestiono sacando un paquete de seis.

—Para mí— me lo quita de las manos y lo guarda en la nevera.

Saco otra bebida, rosada y grande. Dice suero.

—Eso es para ti— es hidratante, no soy idiota.

Sé por qué lo compro. Y al parecer compro varios.

—No debiste gastar tu dinero. ¿Cuánto costo?— Nina blanquea los ojos.

—No hablemos de dinero, si me quedo sin un billete te avisaré— eso no me dejará tranquilo.

—Te daré todo lo que traje— intento ir a la habitación, pero ella se encarga de ponerse delante de mí.

—Son cosas que te harán falta— me dice. —Prometo pedirte cuando sea necesario.

Ella sabe que prometer no es cualquier cosa, conmigo no.

—Entonces dejarás que pague eso— me coloco serio.

Nina aprieta los labios y asiente.

De esta forma haremos las cosas, por el tiempo que sea necesario.

(...)

Las horas transcurren y cada vez siento el desequilibrio de la sustancia en mi cuerpo. Es la dependencia que me obliga a doblegarme con las peores sensaciones físicas y emocionales.

Agito mi cabeza, la tomo con mis dedos y presiono los ojos.

No lo necesito...

Me siento en la cama, son las 2:15 am y siento como la cefalea inicia a chancarme diferentes partes de la nuca y frente.

Si pudiera tener un poco...

Refriego mi rostro, estoy sudado. Mi cuerpo está eliminando THC.

Me levanto con la necesidad de refrescarme un rato. No ha pasado un día, pero ya me hace falta, lo estoy siento.

—Andiamo— mis ojos están muy despiertos como para dormir.

Puedo ver el sudor en mi rostro y mi camiseta pegada a mi pecho por la sudoración. Me lo quito para no enfermarme, mi pecho no deja el resuello.

Mis manos sujetan el lavado, mi estómago está sintiendo dolores.

—Caleb—alguien toca la puerta. Coloco una mano sobre ella. —¿Está todo bien?

—Si— abro el grifo, el agua está fría. —Ve a dormir.

Trago saliva.

Nina intenta abrir la puerta, pero mi mano se lo impide. —Déjame entrar.

—Ve a dormir.

—Te estoy diciendo que abras la puerta— intenta de nuevo.

Porque mierda esto no tiene un seguro. Hago fuerza.

Cierro los ojos, pero la siga escuchando y eso me provoca punzadas en la frente. Intensas y seguidas.

Puede que estemos a menos de 0° pero empiezo a sentir calor.

Lo necesito.

non ne ho bisogno...

—Abre la puta puerta.

Mierda. Mierda. Mierda.

Me hago a un lado y dejo que ella entre. —¿Pero a que juegas...— me observa mejor. —Déjame ver.

Su mano toca mi frente. Sé lo que va a decir, ambos sabemos lo que está ocurriendo.

—Ya empezó.

Y es solo el principio.

(...)

Día 2

Duele.

—Bebe.

No soy un niño. Sé perfectamente que esa cosa me hará bien. Inhalo, aunque mi cuerpo quiera detenerse.

—Que sabor tan asqueroso— menciono antes de dar un trago largo.

—Es para que no pierdas el color de humano— no tengo ganas de reír.

Vuelvo a tumbarme a la cama. Cubro mi cuerpo con una manta, hasta hace una hora sentía calor, ahora siento que estoy en el polo norte.

—¿Otra cobija?

—por favor.

Mi cuerpo pide otra cosa. TDH.

Si solo pudiera tener un poco, dejaría de sentirme tan...

No. No. No puedo pensar así.

—¿Quieres comer algo?

Niego entre mantas. Debo verme mal o Nina ya hubiera vuelto a su habitación.

—Nina...

—No lo digas.

Cierro los ojos. Tiene razón.

—Lo estás haciendo bien.

Pero el dolor de estómago, mi garganta cerrada y mi cuerpo entero me dice otra cosa.

Mis dientes rechinan y por más que quiera pararlo no puedo.

—Aspirina— mira su teléfono. —Es hora.

Me levanto conteniendo todos los insultos que quiero soltar, no es a ella. Es a mí. Porque al parecer mi cuerpo ha sido molido en golpes y no estaba enterado.

La pastilla es blanca y redonda. Debe ayudarme, pero hasta el momento no veo su efecto.

—¿Ya está? — alzo la cabeza sintiendo la pastilla pasar por mi garganta, aflige un poco.

1. 2. 3...

Mi cuerpo se encoge para volver a estar cubierto y abrigado.

No sé cuanto voy a soportar.

(...)

Tengo que dormir. No puedo.

Tengo que comer. No puedo.

Tengo que dejar de pensar en hierba. No puedo.

Estoy hiperventilando y no puedo hacer nada. Me muevo de un lado a otro en la cama y no logro quedarme quieto. Mis puños encierran partes de la tela del colchón y mis piernas patean todo el peso de las cobijas.

No puedo. No puedo hacerlo.

Es como si me hubiera tomado cafeína y la hubiera mezclado con alguno de los energizantes de Nina, la inquietud me hace imposible mantenerme quieto.

Me levanto de golpe, paso los dedos por mis cabellos y tiro de ellos por las constantes punzadas. Quiero romper todo. Destrozar.

Lo necesito.

Me acerco a mi maleta antes de que esto se ponga peor. Tengo que irme de aquí, no puedo hacer esto en un lugar así.

Creí que podría controlarlo.

Abro mi maleta y boto camisetas y pantalones, en el fondo hay un pequeño bolsillo donde coloque dinero. Era para caso de emergencias. Esta es una emergencia.

El sudor nubla mi visión, tengo que presionar los ojos y limpiar mi frente para concentrarme en saber a donde iré a conseguir un poco.

Solo quiero un poco. Nada más.

Busco el paper que necesitaré, lo he dejado entre las páginas de uno de los libros que traje. Remuevo todo, hasta que lo veo, no solo está lo que busco con desesperación. También está la fotografía que una vez tome. Es ella.

Pazzo.

La fotografía que le tome durmiendo la primera vez que se quedó a dormir conmigo.

Rechazo la idea de dejar de ver su rostro. Los recuerdos de la mañana en la que deje, la noche en que me dijo te amo.

Mis nudillos están blancos con la fotografia de Harriet frente a mí. La impotencia me controla. Recuerdo porque deje esto ahí, me puse la trampa que sabría que necesitaría.

—¡Ah!— grito y aprieto los dientes.

Sostengo mi cabeza agitándola. Me duele mucho.

—¿Caleb?— Nina entra a la habitación.

Termino por caer al suelo sentado, mi sudor y las lágrimas que se contienen en mis ojos se mezclan en un punto de enojo y tristeza.

No quería que me vea así. Yo no quería que ella me vea así.

—Tranquilo— se acerca la chica que abandone. Aunque me acaricia la espalda, no siento el efecto que ella me daba.

Me mezo a mi mismo intentando pensar sin que las ideas se me crucen.

Lo que deseo es distinto a lo que necesito para mejorar.

El propio recuerdo de mi madre aparece, su rostro las veces que intento que prometiera que abandonaría esto. Nunca lo consiguió.

Sus lamentaciones. Las peleas con ella y Harriet.

—No— niego. —No...— estoy perdiendo el control.

El día en la azotea y el cómo la verdad salió de mi boca. Sus ojos cristalizados, la forma en que dijo y repitió que debería dejarlo. Intento hablar conmigo y la traté mal.

—Escucha, no te atormentes...— apenas la escucho.

La manera en la que siempre arrugaba la nariz con el olor.

—Puedes hacerlo...

Pero la última es la dinamita. La vez que la vi de pie, intentando imitarme. Lista para hacerlo.

—Perdóname.

Y eso es todo. Dejo de pensar y recordar. Todo, absolutamente todo es negro.

030622✨

¿Capítulo 3 de LQNTD?

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