CAPÍTULO 8
Llamada entrante
¿Si?
¿Quién habla?
Debes ser la loca que dijo Caleb
¿Dónde esta Caleb?
Ocupado... ¡Vamos dale otra!
¿Que?. Mira solo quiero mi teléfono
¿Qué dijiste?
¡Quiero mi teléfono!
Por supuesto. Av. Abbey Nª1520
Corto. ¿Qué acaba de pasar?
Un desconocido contesto mi teléfono y me dijo ¿loca?.
Volví a marcar, pero no hubo respuesta.
Mire mi teléfono fijo sin creer esto. A continuación, tome una bocanada de aire observando mi velador, estaban mis llaves, el teléfono de Caleb y mi reloj del despertador. Entonces me decidí, tome mis jeans y una sudadera ancha antes de salir de mi zona de confort.
Sali de mi departamento para acercarme al que estaba en frente de mi, si pensaba ir a un lugar desconocido no pensaba ir sola. Toque y volví a tocar hasta que me di por vencida, Sky no abría su puerta y cada vez era mas tarde. Bueno, si estoy sola.
Seguí la ruta que el GPS de mi auto marcaba por la pequeña pantalla, la carretera resultaba estar casi saliendo de la ciudad, casi despejada, con faros cada dos metros a los lados, dan un tono lúgubre a todo el camino. También hay algunas casas, pero en ves de aliviarme, me preocupan, ninguna muestra señal de estar habitada, tienen la fachada completamente destrozada.
¿Qué demonios hay por este lugar?.
Lo cierto es que daria media vuelta si es que no vería los contados coches llendo hacia la misma dirección. A una cuadra de mi destino marcado, podía ver como varios coches se estacionan en el mismo lugar donde yo iba a aparcar. Hay tanto hombres como jóvenes saliendo del lugar, es el único edificio que parece no estar abandonado, y es por uno simple hecho, cuenta con luz de energía.1520.
—Ha sido una buena apuesta— escucho a los muchachos que pasan por un lado de mi auto. No son tan mayores que yo, podrían ser fácilmente universitarios.
Apenas salgo al exterior meto mis manos en mi bolsillos, la corriente helada golpea mi rostro, y para empeorar la situación me siento el centro de atención, a un lado de la puerta de ingreso hay varias chicas y hombres de chaquetas de cuero, me ven como si fuera un insecto raro, sea cual fuera la ocasión para ellas parecía ameritar ropas un tanto mas provocativas. Y yo eliminaba todo requisito.
Siento que he logrado algo cuando ingreso sin impedimentos, el lugar es aun peor por dentro, las paredes están desgastadas, y el piso tiene algunos huecos por falta de algunas maderas. Hay un olor espantoso a sudor, humedad y cánnabis que desprenden de todos lados. Por supuesto, el lugar debía estar repleto de hombres fumando lo que ya había visto en Caleb, no hay duda, el debía estar por aquí.
Levanto el cuello lo mas que puedo al moverme entre cuerpos que son casi el doble que el mío, gano algunas miradas cuando empujo con mis brazos para no ser aplastada, y sin darme cuenta, pronto me ubico en la primera fila, donde todos miran, el círculo que rodea el centro del lugar. Es un ring, uno viejo y bastante sucio, ruego porque sean gotas de agua lo que hay en la losa deportiva y no sangre, no se diferencia por el color oscuro. Los gritos empieza mientras varios hombres empiezan a pasarse billetes de no menos de cien dólares entre ellos. Dentro del ring hay un chico sin camiseta, esta completamente sudado y tiene su brazo alzado mientras que otro se encuentra recostado en la tierra boca abajo. Estos chicos estaban heridos, uno mas que el otro.
—Hey bonita— salto moviéndome a un lado, un sujeto me tomo del hombro.
Lo primero que veo es que el hombre tiene parte parte del cuello y rostro tatuado, doy otro paso hacia atrás al verlo intentar nuevamente acercarse a mi, me muestra sus dientes amarillentos cuando ve que retrocedo. Empiezo asustarme, me sigue y varios han notado mi huida.
Quizás aun tenia tiempo de volver a mi auto, o encontrar a Caleb ahora era la mejor opción.
—Sera mejor que te alejes Rixton— dice otra voz a mis espaldas.
Tengo miedo de ver de quien se trata pero reconozco esta voz. Es un hombre moreno y bastante fornido, es el hombre que respondió mi teléfono.
—Solo me aseguraba que no estuviera perdida George.
—No lo esta— aseguro el moreno, George. Antes de darle una mirada intimidante y hacerme un gesto para seguirlo.
—Tu respondiste mi teléfono— lo señalo saliendo de aquel montoneo de personas.
—Así es— dice desinteresado mientras empieza a hurgar en su bolsillo de su buzo. —Aquí tienes. Ahora vete.
Abrí los labios algo ofendida. ¿Me esta echando? Bueno de todas formas no quería estar aquí.
—No te ofendas— mi expresión debió ser evidente. —Caleb dijo que no vendrías. No es un lugar para ti— ahora si estoy ofendida.
—¿Dónde esta?— pregunto viendo directamente a sus ojos mieles.
George sonrió.
—Te lo dije, ocupado— rodé los ojos.
Eso pareció hacerle gracia porque me dio una sonrisa.
—Bueno dale esto— digo entregándole lo que había intercambiado.
George paseo su mirada en el teléfono y en mi antes de cogerlo. Ahora que tenía mi teléfono rezaba porque no hubiera llamadas perdidas. Revise el registro.
—Joder. Son de parejitas toxicas— pestañee.
¿Cómo dijo?. Alce los ojos unos segundo solo para responder.
—¿Pareja? No soy pareja de ese idiota.
—Claro a el le suelen gustar locas.
Seguro que si. Asentí sin mirarlo.
—Bueno debo irme, presentaré a mi muchacho.
Revise las llamadas perdidas y si, no había alguna que no fueran las de mi teléfono fijo. Pero había algo peor.
¡George!
—¡Espera!— grite pero el ya no estaba.
—¡Llegó la hora. Última pelea!— se escucho desde el centro. Es George.
Me acerque al círculo en busca del hombre que había respondido la llamada más esperada del día.
—¡Mi muchacho Ned!.
Solo debía preguntarle.
Mire por encima de la tarima, estaban dos chicos de espaldas. Y no pude evitarlo, me tomo dos segundos procesar lo que mis ojos veían.
No es cierto.
No puedo moverme, solo observarlo por completo, tiene su short corto deportivo, no lleva camiseta y sus manos estan vendadas de gasa blanca.
George lo toma del hombro y lo lleva a una esquina mientras le susurra algunas cosas, esta de espaldas de mi, quería gritar su nombre y detener todo, pero me negaba a creer lo que inevitablemente iba a pasar. Entonces, sonó la campanilla, y todo fue peor, salí de mi trance justo cuando daba el primer golpe, sus ojos verdes se veían concentrados en el muchacho frente a él, empezó bien. Nate empezó bien.
Su contrincante lanzo un golpe que logró esquiar, recibió aplausos y alzo su puño para dar un segundo golpe. Lo atrapo con sus brazos, lo tenia casi inmovilizado y parece que algo mas va a pasar.
Entonces, sus ojos se alzan viendo mas allá del sujeto con labio roto, hasta llegar a los míos. Sostuve su mirada unos segundos, cortos, dado que un golpe me hace cerrar los ojos, el chico lo ha golpeado pero Nate sigue de pie.
Debo salir de aquí.
Dirijo mis piernas hacia la salida, primero caminando y luego trotando, mi cabeza intenta procesar todo, buscar una excusa, lo que fuera para explicar el porque Nate estaba aquí.
—¡Harriet!.
Se quien es. Solo me gustaría que no lo fuera.
—Detente por favor.
Finalmente salgo del pequeño local, puedo volver a sentir la helada noche y el aire limpio entrar a mis pulmones.
—Harriet— susurra cuando ha logrado detenerme.
Sus dedos se enganchan y estoy segura que no me dejara ir, sus ojos pasan por todo mi cuerpo, como si buscara comprobar que no tuviera alguna herida.
—¿Qué haces aquí?.
Esa pregunta logra molestarme, ahora no solo me siento engañada.
—¿Qué hago yo aquí?— digo fingiendo diversión.—¿No eras tu el que dijo que estaba muy cansado?.
Nate cierra los ojos soltando su agarre. El no puede estar conteniéndose en este momento.
—En serio. ¿Me has seguido?.
—¡Porque iba a seguirte!— alzo la voz. —Dijiste que estabas cansado— le recuerdo, pico en su pecho desnudo, tiene el abdomen marcado. Y lo recuerdo, su pecho, el moretón.—No te lastimaste entrenando ¿cierto?.
—Cálmate— me alejo cuando intenta tomarme de los brazos.
—Responde—siseo.
—No fue en el entrenamiento— asiento sin apartar los ojos de él.—Harriet no quise.
—Que Nathan. ¿Tienes una buena razón?.
—¿Crees que yo quiero estar aquí?— se exalta. —¡Estoy con el puto miedo a lesionarme!.
—¡Entonces dime porque estas aquí!.
—¡Dinero Harriet!— suavizo mi expresión, no entiendo.
Nate pasa ambas manos por su cabello, frustrado y molesto.
—Mi padre cancelo las tarjetas. No tenia dinero ni para la gasolina del auto y toca pagar la renta del departamento. Estoy a punto de ser echado.
Su pecho sube y baja con un ritmo acelerado. Me acerco y coloco una de mis manos en su pecho, Nate sonríe aunque es tristeza lo que refleja.
Su padre era un hombre difícil, pero aun así no podía creer que su madre dejara que eso pasara.
—¡Hey Ned!— Nate volteo y lo imito. Es George, desde la puerta. —Debes volver ahora, no esperaran toda la noche.
Retrocedí.
—¿No piensas volver o si?— paso su mano por su rostro antes de responder.
—No tengo opción.
—Claro que si. Yo puedo...
—No Harriet— negó. —Un hombre no va a pedirle dinero a su novia, no seré mantenido por una mujer.
Trague duro y mantuve mis piernas firmes, no quiero flaquear pero lo hago, cuando lo veo exhalar y regresar al local.
Nunca antes había escuchado a Nate hablar así, ese machismo no lo reconocía.
Parada y sola en el estacionamiento siento mi corazón encogerse, Nate se había ido, y yo no tenia ninguna sola idea de lo que eso significaba.
210521
Atte.ASP
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