CAPÍTULO 75

Han pasado tres días sin saber nada de Caleb. Me he mantenido en Hasting, en mi departamento y en una oportunidad fui a ver a Nate en su nuevo trabajo. El gorro verde y el mandil le quedan bien.

En cuanto al pelinegro, no se ha aparecido por la universidad, al menos no en horarios que he podido fijarme. Dudo mucho que llegara y seguro que entregar los proyectos finales no están dentro de su cabeza ahora. Susan me ha llamado para preguntar por él y le he dicho que no se nada. También me dijo que él recogió las cenizas de su madre, eso me alivio, tuvo la capacidad de volver, pero no tengo conocimiento de que más.

—¿Ese es Archer?— dejo de fingir que leo mi cuaderno para mirar al tablero que mira Matt.

—Sí— Nate me sonríe y lo emito desde mi lugar. —Está trabajando aquí.

—No tenía idea— escogí este centro comercial por algo.

—Casi nadie lo sabe— me encojo de hombros y regreso a verlo.

Sus papeles forman un murillo por la mesa que hemos elegido.

—¿De quién harás tu proyecto?

—Víctor Frankenstein.

—¿Formaste su esquema actancial?— asiento. Rebusco entre las hojas de mi cuaderno.

Mi proyecto fue trabajado estos días, tuve tiempo de pensar aunque la perdida de Alessia y la desaparición de Caleb me tenía en ratos distraída.

—Frankenstein será mi sujeto—apunto el esquema con flechas. —su ambición siendo científico es el destinador. Creación de un hombre similar al humano, el objeto. Si esto se logra será un científico reconocido por todos, destinatario. No olvidemos que cuenta con estudios y los consejos de docentes de física, ayudantes. Y como cualquier otra situación, habrá personas que no estén de acuerdo como la sociedad que cuenta el libro, oponentes.

—Lo has logrado— me felicita Matt.

Sonrío, no creo que esta parte sea la más complicada, aún tengo que elaborar lo restante. Esto solo es un esquema que solicito el Sr. Potter.

—¿Tú de quien harás?

—Elizabeth Bennet— se gana mi total atención.

—¿En serio?— es el personaje de mi libro favorito.

—Sí— puedo leer su título.

Análisis Actancial de Elizabeth Bennet.

—Sujeto, Elizabeth Bennet— sigo el esquema. —Casarse por amor, objeto...— lo veo. Matt sonríe y continua. —El orgullo, oponente. Fitzwilliam Darcy...

—¿Quieren algo?— Nate interrumpe su explicación.

Le doy una mirada a Matt, él niega y yo miro mi vaso sin una gota de café. —Cold brew con...

—Caramelo salado— Nate termina por mí. Mi amigo de la infancia ve a Matt. —¿Seguro que no quieres nada?

—Uno de esos estaría bien. ¿Me lo recomendaste verdad?— frunzo el ceño.

—Ah. Si— ya recuerdo. —Te va a gustar.

Matt asiente y vuelve a buscar en sus papeles. Nate me hace una señal para que lo siga.

—Ya vuelvo— le aviso a mi compañero de estudio antes de levantarme.

Sigo a Nate al mostrador. —Ese chico es raro.

—¿Por qué? No le veo nada raro.

—Yo no lo vi entrenar con los guerreros, pero Justin sí. No confía en él.

—Dijo que era porque es primo de James.

—Peor aún— ruedo los ojos. —Estás exagerando. Es un buen chico.

—El buen chico pelea ilegalmente— arqueo una ceja. —Ya sé que te lo dice alguien que hizo lo mismo.

—Es bueno que lo sepas.

—Lo que quería decirte es que lo vi en el ring. No es estable—achico los ojos.

—¿Qué viste exactamente?

—Lo he visto dos veces. La tarde de la librería y la noche que te deje quedarte. Él estaba peleando también, entrena con un sujeto peligroso y la manera en que dejo al otro chico fue muy grave.

—No he visto sus manos heridas como las tuyas. ¿Seguro que era él?...

—Eso es lo extraño. ¿Por qué no se ha lastimado los nudillos?— espera que responda, pero no lo hago. —Puedes hacer trampa. Son ilegales.

—Puedo preguntarle sobre las peleas— Nate niega.

—Mejor que no sepa que sabes sobre eso. Quien sabe que tan inestable sea.

—¿Él te vio pelear?— Nate hace memoria.

—Pudo hacerlo. Seguro ya nos cruzamos alguna vez. No lo había notado hasta que Justin me lo señalo en el partido— me pone una cara seria. —Y luego me dijo que era cercano a ti y que lo vi hablando con Kate.

La fiesta en la playa. Lo vi también, con su primo y Katherine. Ellos deben conocerse porque no es la primera vez que veo a James cerca de ella. ¿Puede ser alguno de ellos quien ayudara a drogar a Amber?

—No sé mucho de él— confieso.

—Bueno. Ten cuidado. No estés más de lo necesario con él.

Asiento. Y veo como otra chica se ha puesto en cola esperando su turno, me despido para que pueda seguir trabajando.

—¿Lograste avanzar?— pregunto llegando a la mesa. No quiero que sospeche cosas.

Si está involucrado Amber seguro lo va a averiguar, ella dijo que estaría atenta a lo que su hermana haga.

—Sí— me señala varias hojas resaltadas. —Pero creo que deberíamos empezar a estudiar para la prueba.

—Tienes razón— hago a un lado el trabajo para empezar estudiar, si se hace con tiempo dejas que la información se recaude de a poco y sin presión.

—¿Ya tienes planes para las fiestas?— parpadeo. Creí que dijo que estudiemos.

—Siempre la paso con mi nonna— Matt asiente. Supongo que debo preguntar ahora. —¿Y tú?

—He pensado en ir a alguna playa.

—¿Con familia?— pregunto intentando sonar descuidada.

—Sí. Puede ser— ensancho una sonrisa falsa.

Tal vez es la conversación con Nathaniel, pero he sentido un escalofrío.

—¿Crees que la autobiografía ingrese?— frunzo el ceño.

Cambia el tema.

—No. A menos que sea sobre que color es el favorito de tu compañero— Matt ríe.

—Archie tiene como tres colores favoritos.

Archie, él es su amigo, pero no creo que sepa las cosas que hace Matt. Pelear no. ¿O si?

—¿Lo conoces desde hace mucho?— Matt hace un gesto para restarle importancia.

—Mi primo me lo presento. Antes era parte de los guerreros.

—¿Quién?— finjo no saber.

—Sus pedidos— Nate vuelve a interrumpir. Ahora a mí quien quería que dijera su nombre para poder preguntar.

—Gracias— Nate sabe que algo me ha molestado, pero no dice nada.

Ya paso la oportunidad.

Matt hace un movimiento y toma su bebida. Para mí es la mejor. Nate vuelve a su puesto y yo me quedo con Matt, esperando que saboree mi recomendación.

—Sabe... a mucha cafeína— yo se lo dije. Es como para una buena hora de estudio.

—Te dije— doy un sorbo largo. Ya extrañaba este sabor.

—Excelente— me eleva el vaso. —Pero ahora debes dejarme recomendarte algo a ti.

Otro escalofrío. —¿Qué cosa?

—Dejémoslo para otro día.

Ah. 

Una hora más tarde, ambos recogemos nuestras pertenencias. Ha empezado a oscurecer y creo que es momento de volver a casa. Matt es el primero en pagar su cuenta y luego de dejar claro que yo pagare lo mío sigo yo. Nate toma mi tarjeta y la pasa por la máquina, coloco el código como de costumbre y espero que el papelito salga desde el otro extremo.

—¿Puedes esperarme?— Nate me habla viendo que Matt me espera en la puerta.

—¿Pero no trabajas hasta tarde?— pregunto.

—Tengo mi descanso y quiero ir a ver algo. ¿Me acompañas?— eso me ha causado intriga.

—Está bien— me acerco a Matt viendo que Nate entra a la parte interior de solo empleados. —Voy a quedarme unos minutos.

—¿Segura? Iba a invitarte a comer.

—Si, lo siento. Es que tengo que ir a ver algo con Nate. ¿Nos vemos en clase?

—Claro— asiento y me giro a esperar a Nathaniel. Matt se marcha.

No tengo mensajes o llamadas perdidas. No tengo ni una sola pista de Caleb, ni sé si sigue dentro de la ciudad o se ha ido del país.

—Estoy listo— Nate aparece en sus pantalones azules y camiseta del Starbucks.

—¿A dónde quieres ir?— pregunto mientras andamos en la variedad de tiendas del centro comercial.

—Arriba— me dirige a subir las gradas eléctricas.

—¿Qué?— tengo mucha curiosidad.

—Espera. Te enseñaré— quiero bufar.

Damos un recorrido al segundo nivel y estoy por preguntar de nuevo. Nate habla.

—Aquí es— apunta.

Una tienda. Baby Club.

—Echemos un vistazo— Nate jala de mí.

Me he quedado viendo la enorme fotografía de bebés en la entrada, tanto que me cuesta quitar los ojos para ver lo que hay adentro.

Nate se acerca a lo primero que ve y yo tengo que seguirlo porque sigo en estado de conmoción. Mi cabeza no deja de moverse encontrándose con un montón de artículos para bebes.

—¿Qué te parece esto?— una silla de carro. —¿Voy a necesitarlo verdad?— lo veo revisar el precio de etiqueta. —Creo que nunca extrañe tanto mi tarjeta como ahora.

Sonrío. Nate se ve adorable viendo todo esto, sus ojos verdes resaltan con cada artículo que pasa o encuentra.

—Hola. Mi nombre es Sophia— se acerca una mujer adulta y sonriente. —¿Buscan algo en particular?

Nate alza la cabeza de la cuna de la que estaba viendo. —¿Qué es lo que necesitaría un bebe recién nacido?

Sophia resiste soltar una carcajada. —La verdad es que las primeras semanas serán importantes. Va a necesitar de muchas cosas como mobiliarios— nos apunta la cuna que ha estado viendo antes. —Artículos de seguridad— camina hacia otro lado y ambos la seguimos. Hay monitores, termómetro, colchas antivuelco, almohadas extrañas, soportes de seguridad y hasta protectores de tomacorrientes. —Productos básicos e higiene— señala el otro extremo. Esto es demasiado. —Y no olvidemos para la madre...— ella me mira y yo siento el peso de esa mirada. —¿Es para...

—No— niego hasta con movimiento de las manos. —Es para la madre de su bebé. Yo soy una amiga.

Nate sonríe por el bochorno que se crea en mí. Me siento apenada.

—¿Cuánto tiempo tiene?— Nate parpadea.

Lo veo pensarlo un minuto. —Un poco más de un mes.

—Te estás adelantando. Es muy bueno de tu parte, muchos padres vienen a última hora con toda la presión y el embarazo de últimos meses.— me mira como si fuera a dar una lección. —A veces la madre ya no tiene la misma paciencia, por lo que debe cargar, terminan peleando y el hombre vuelve solo. Nunca saben que deben comprar.

No lo había pensado de esa forma. Nate mejora aun la sonrisa que lleva. Orgulloso de sí mismo.

—¿Ustedes hacen delivery?— pregunta él.

—Sí. Ustedes nos dejan una dirección y lo llevamos. También hay servicio de armado.

—No es necesario— le dice a ella. —Prefiero hacerlo yo.

Nate armando cunas y cualquier otra cosa que crea necesario. Adorable.

—Perfecto— una pareja entra al local, la mujer debe tener sus 7 u 8 meses de embarazo. —Llámenme si necesitan algo.

La observo alejarse. El hombre no deja de ver precios como la mujer parece embellecida por los artículos.

—Empiezo a animarme a volver a hablar con mi padre— Nate se coloca a mi lado.

Estoy segura que el sueldo que va a tener este mes no será suficiente para comprar todo lo que quiere para su bebé. Aun así, la idea de que Katherine haya planeado todo eso me provoca un poco de malestar. No quiero que sea cierto, dentro de mí espero que esto sea un error y que Nate pueda seguir sonriendo como ahora.

—Aún tienes tiempo como para que él te busque primero— le recuerdo.

Nate se aleja de mí y se acerca a dos cochecitos hermosos. Ya puedo ver a la pareja en una pequeña discusión, Sophia me sonríe como diciendo un te lo dije.

Sigo observando. A mi lado hay prendas diminutas, los ganchos cuelgan y no puedo evitar acercarme a uno donde dos pares de guantes pequeñitos descansan. Hay dos colores. Azul y rosado.

—¿Tú que crees que sea? ¿Niño o niña?— pregunta Nate a mi lado. Viendo lo mismo que yo.

—No sé— es imposible saberlo ahora. —Tú eres el padre. ¿Qué te gustaría que sea?— pregunto.

—Hhmm...—escucho en mi oído derecho.

De verdad creo que está emocionado con esto. Recuerdo como dijo que quería tres hijos una vez, me acuerdo porque me espante tanto y se rio tanto de mí. Siempre supe que quería ser padre, Nate con niños es una de las mejores cosas que he visto de él.

—No importa. Solo quiero que nazca sano o sana— ensancho mi sonrisa. —Y que sea feliz.

Mi pecho se infla con orgullo sincero. Lo sabía. Una llamada se escucha a mi lado y veo a Nate alejarse diciendo que es Justin.

Por un minuto pienso en si un día yo también seré madre, sin duda no haría nada de lo que hizo Lilian. Esperaría que nonna la engría tanto como lo hizo conmigo y esperaría que nunca tenga que llorar porque le falte un padre o madre en su cumpleaños.

—Harriet— volteo a verlo. Sin embargo, los ojos verdes de Nate ya no son esos emocionados.

—¿Qué pasa?

—Es Lodge — se me forma un nudo en el estómago. —Está afuera de tu departamento y dicen que no se encuentra bien.

Mi sonrisa se desvanece mientras oigo cada cosa. Apenas logro hablar con Nate, pero haga lo que haga se niega en volver a su trabajo. No sé que hace, pero vuelve al estacionamiento tan pronto como entra a avisar a sus superiores.

— ¿Qué te dijeron exactamente?— pregunto llegando al estacionamiento donde estan nuestros autos.

— Nada. Solo que se ve muy mal. Y no quiere que lo muevan.

—¿Qué significa eso?— siento mis manos temblar mientras recojo todo mi cabello. Tengo que calmarme.

—¿Segura que puedes conducir?— me pregunta Nate viendo mi estado.

—Si puedo.

—No— me contradice.

—¡Que si puedo Nate!— suspiro. —Lo siento. Vámonos ya.

Ambos nos dirigimos a mi edificio y no me detengo hasta que puedo correr por el pasillo. Caleb está tirado en mi puerta. Su espalda y cabeza descansan sobre la madera recta y eso no es lo que me desespera. Esta inconsciente, huele a marihuana, está muy pálido y hay... una jeringa a su lado.

—¿Qué diablos hizo?— dice Nate.

No puedo ni siquiera responder porque tengo que agacharme a tomar su rostro. Caleb apenas abre los ojos e intenta alcanzar mis manos.

—Lo encontramos así. Intentamos meterlo aquí, pero no se dejó— escucho a Justin.

—Eso es éxtasis— señala Sky. —Ya lo investigué y estoy segura. Lo vi en películas también.

Cierro los ojos pues es lo que temía. Lo que temía desde un principio. Esto es mi culpa. Nunca debí dejarlo solo.

—Llamemos una ambulancia— opina mi amiga.

—Caleb— susurro con el corazón apretado.

—Espera— Nate se agacha como yo. Siento que he soltado lágrimas. El castaño levanta su camisa hasta sus codos, revisando cada brazo.

No sé que hacer. De verdad. No sé que hacer.

180422✨

La vida es una fiesta más tú decides los juegos.

Próximo capítulo: Un puño, un guiño y un vaso.

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