CAPÍTULO 71
Se que apretar el botón del tablero no va a cambiar la velocidad del ascensor, pero igual lo sigo apretando. Estoy desesperada por saber que está ocurriendo.
—Ceci—digo viendo a la joven de pie, con la atención en su tablet. Voy a creer que nunca suelta esa tableta.
—Srta. Harriet...
Camino hacia la puerta viendo la cerradura. Si hubiera sido un poco más inteligente, las habría sacado en el ascensor y no actuar como una loca.
—¿Debo llamar a la policía?
—No— digo de prisa. —No es necesario.
Abro la puerta viendo que no hay nadie en la sala.
—Pero quien te crees— escucho la voz de mi madre. Viene de la habitación.
—No puedo entender como usted es su madre.
—¿Es que fue a llorarte? No es mi culpa que sea una llorona. Nunca la quise y es la verdad.
El estruendo de algo rompiéndose se escucha. Tengo que detener a Ceci de encender su teléfono.
—No vuelva a llamarla así y tampoco se atreva a volver a tocarle un solo cabello— se me entrecorta el pulso al oír su voz enojado.
—Voy a demandarte por allanamiento.
—¡Hágalo! Yo también tengo algunas para usted.
—Niño no sabes con quién estás tratando.
—¿Niño?. ¿Acaso sabe de donde vengo?
—¿Es esa una amenaza?— la risa sin ganas de Lilian resuena.
Mis dedos se quedan quieto en el pomo de la puerta. Ceci está detrás de mí, en silencio.
—Escúcheme bien. No fui formado en una escuela de niños ricos y tampoco viví en una mansión. Mi madre y yo vivimos un infierno, pero aun así ella se encargó de enseñarme lo correcto y lo malo...
—¿Invadir hogares es lo correcto?
—A eso iba. Cuando vives rodeado de personas que desconocen el significado, no te queda otra que aprender a aplicar sus reglas.— un silencio se forma y estoy a punto de girar el pomo cuando lo oigo. —No intente averiguar lo que soy capaz o no.
Abro la puerta encontrándome con mi madre a un lado de mi cama, furiosa, y Caleb enfrente de ella. Él cambia su expresión cuando chocamos miradas, se frunce con confusión. Hasta que sobrepasa la mía para ver a la chica que está conmigo.
—¿Has escuchado como me ha hablado verdad?— guardo silencio.
Caleb infla el pecho antes de darle una mirada a Lilian.
—Puede dejar el teatro. Ya me voy.
—¡No te vas a librar de esta Lodge!— mi madre alza la voz viéndolo intentar salir. Hay cristales en el piso.
Cada paso que da se acerca más a mí. Tengo que seguir respirando cuando sus ojos grises hacen contacto con los míos. No están rojos, pero si lleva las ojeras profundas, no se ve para nada bien. Creo que me va a dirigir la palabra, pero no. No lo hace. Su cuerpo pasa al lado del mío sin decirme nada.
—Voy a presentar cargos. Allanamiento y agresión. Pondré una orden de alejamiento para que no se te ocurra...
—¡Basta ya!— grito.
Lilian abre los ojos, no se lo esperaba y ciertamente yo tampoco. No sé en que momento he tomado valor para hacer eso. Volteo lentamente para ver a Ceci con los hombros alzados y a Caleb detenido en medio camino a la salida.
—Como te atreves a callarme— sisea.
—Yo... lo siento mamá—bajo la cabeza. —Por favor no presentes cargos...
Podría mantenerme así, es mejor que ver sus ojos. No obstante, algo jala de mi brazo tomándome descuidada. Soy arrastrada hasta salir al pasillo.
—No dejes que ella te maneje— me está hablando. Ahora Caleb me está hablando.
Realmente no tengo tiempo para pensar en lo bonito que es tenerlo cerca. Lo que mi cabeza piensa es las posibilidades que pudo traerlo aquí. ¿Es esperanza para mí?. Creí haberlo aceptado, pero todo indica que no.
—¿Qué haces aquí?—pregunto dispuesta a averiguarlo.
—Escucha— es como si no hubiera dormido, tiene los ojos tan grises pero agotados. —No bajes la cabeza. Eso demuestra que le tienes miedo y ella va a disfrutar de eso.
—¿Por qué te importa?
Caleb mira a un lado. —Inténtalo— es como si ignorara todo lo que sale de mi boca.
Eso me molesta, y lo hace mucho más cuando gira sobre sus talones para ir a llamar al ascensor.
—¡Responde!— Caleb sigue avanzando. Me acerco con zancadas y lo tomo del antebrazo jalándolo para que me mire.
No puedo con esto. Se acerca, me enamora, me lastima y ahora vuelve aquí a ¿defenderme?.
—Harriet...
—No— estoy haciendo crecer algo en mi pecho y no es algo que sienta bueno. —Dime que haces aquí. ¿Por qué me defiendes si ya me has señalado que todo fue una mentira?
El sonido típico de las puertas del ascensor suena y puedo ver como las puertas se abren detrás de él.
—Harriet— me estremezco al oír la voz de Lilian. Volteo viéndola en la puerta de mi departamento. —Ven aquí— su voz sale como una orden.
Endurezco mi mandíbula viendo a la mujer. Necesito un minuto para decidir obedecer, pero no es suficiente porque oigo el sonido de las puertas siendo cerradas. Caleb ha entrado al ascensor.
Casi nunca hago caso a mis impulsos, usualmente actúo por miedo o por creer lo que es mejor. Pero esta vez no sé si debo hacer lo que dice mi madre o debo seguir a Caleb, el chico que le ha puesto cara. ¿Qué es lo mejor? No tiene importancia, ya mi cuerpo ha decidido por mí.
—No puedes escapar de ella— lo escucho decir a mi lado.
¿Huir? No estoy haciendo eso, estoy buscando respuestas en el chico que me ha roto y aún quiero. Veo el tablero que conozco a la perfección, el botón de living alumbra. Pero yo conozco otro que puede darme tiempo.
—¿Qué estás haciendo?—pregunta Caleb.
El ascensor se ha detenido. No hay donde ir.
—¿Por qué estás aquí?— vuelvo a preguntar. Caleb me observa entre sorprendido y sonriente. Pero nada es más fuerte del cansancio que se le nota.
Por favor, lo único que deseo ahora es que no sonría o no podre con eso.
—Quiero que uses exactamente esa actitud con ella.
—Te estoy preguntando algo. Responde.
La casi invisible sonrisa que lleva se desvanece. Intenta apretar el botón que he oprimido, pero pego aun más mi espalda contra el tablero.
—Creo que sabes perfectamente a que vine. ¿Escuchaste verdad?
—¿Por qué? ¿Por qué te importa que me haga daño o no? ¿Por qué vienes a amenazar a mi madre si no soy nada para ti?
Caleb se coloca mucho más serio con cada pregunta que hago.
—Déjame salir.
—¡No! ¡Quiero respuestas!
—¡No importa!
—¡A mí si!
Caleb apenas puede dar dos pasos dentro de este pequeño cuadrado.
—Te lo debía.
—¿Me lo debías?— ¿Por eso vino? Eso me decepciona. —¿Vienes a mi madre porque me lo debías?— digo sin gracia y herida.
—Harriet...
—¡No!— grito. —No tienes derecho a jugar así conmigo— quiero llorar pero no lo haré. —¿Sabes lo que pensé cuando me dijeron que estabas acá?— tengo que soportarlo. —Creí que venías por mí, porque te importaba. Porque...
—Me importas...
—Mientes.
—No lo hago— lo observo. Caleb me mira a los ojos.
—No te entiendo— siento mis ojos llorosos.
Caleb toma las barandillas. —No quiero confundirte más.
—¿Y entonces porque haces esto?
—Tenía que hacer algo con ella. Pero no va a servir de nada si tú no la...
—¿Por qué?— grito. —¿Por qué te importa tanto...
—¡Porque te quiero!
Frunzo el entrecejo mientras él aprieta los labios. Un silencio para observarnos el uno al otro.
¿Qué me quiere? ¿Qué Caleb me quiere? Como se supone que voy a creer eso después de todo lo que ha dicho. Mi mente se niega, pero mi corazón rebota en felicidad.
—Llamaste mi atención desde el primer día, supe que no serías simple de engañar. No ibas a fijarte en alguien como yo, estaba seguro y por eso acepté— me esfuerzo en comprender. —Pero el día que la doctora me dijo que mi madre tenía poco tiempo...— su mirada se vuelve triste. —Me abrazaste y te vi, había algo en tus ojos. Estabas empezando a sentir algo y tú no lo sabías, pero yo estaba ganando algo con eso. No quería hacerlo.
—¿Y por eso me trataste así?— vaya manera de alejar a alguien. Me ignoro y fue un idiota.
—Cuando quieres a alguien le otorgas el poder herirte. Si ese sentimiento es fuerte, puede destruirte.
Proceso eso. —¿Crees que quiero herirte?.
Caleb niega. —No me preocupe por mí ese día. Supe que seria yo quien lo hiciera. Y me negaba a lastimarte, pero al final si fui yo quien lo hizo— hay lamentación que no entiendo. —No quiero estropear tu vida.
—No lo hagas.
—Es inevitable.
—Pero me quieres...— digo con duda.
Definitivamente no entiendo. Hay algo que no me dice.
—Lo hago. Pero prefiero que estés a salvo. Tenías que saber la verdad porque Richard no ha dejado de amenazarme con decírtelo. Porque sabe que tan importante eres para mí.
—¿Por eso me dijiste todo eso?
—Estoy dañado Hariet, no soy una persona buena para ti y...— silencio.
—¿Y...?
—Tienes que salvarte...
—¿De qué?
—De mí— no entiendo nada. —No quiero destruir tu vida.
Si Caleb me quiere, significa que si se enamoró de mí. Todo comenzó como una mentira, pero él sí se enamoró. ¿Por qué esto me hace sentir tan bien? Si no significa que volveremos a estar juntos. Tampoco debería perdonarlo.
—Pero yo también te quiero...—susurro.
Las mejillas se me calientan sintiendo como soy escuchada. Caleb se acerca hasta quedar a centímetros de mi rostro. Puedo oler el cannabis impregnado en su ropa.
—Devo prendermi cura di te.
El ascensor vuelve a descender. Caleb ha aprovechado en apretar el botón sin darme cuenta.
El número 1 en la parte superior y la puerta metálica se abre desde el centro. Caleb toma distancia.
—¿Por qué estás tan seguro que puedes destruirme?—pregunto antes de que se marche.
—Porque ya destruí la vida de alguien.
Eso me deja estática. No soy capaz de pensar, solo lo veo irse sin emitir sonido. Las puertas poco a poco vuelven a cerrarse y es el último momento que puedo verlo, su espalda ancha cubierta de una camiseta negra cruza las puertas de cristal.
Regreso a mi departamento pensando en lo último que me dijo. Si choco con alguien seguro ni me daría cuenta.
—Más te vale terminar con ese callejero o voy a cancelar todas tus cuentas— mis ojos se alzan encontrándome con los de Lilian. Es como si Gregory le hubiera dado el tip que usa con Nate.
—Ya no estamos juntos— le digo.
Lilian sonríe. —Es la cosa más inteligente que has hecho.
—El abogado quiere...— Ceci se acerca con un teléfono.
Actúo rápido. Antes que alcance a tomarlo se lo quito de las manos de su asistente. Cuelgo.
—Dame el teléfono— miro el aparato negro.
Si lo denuncia le traerá muchos problemas, Alessia lo necesita y yo no voy a perdonarme que la separen de su hijo. No puedo permitirlo.
—No— Lilian achica los ojos e intenta quitármelo.
—¡Dámelo ahora!
—¡No!— grito igual a ella. —No vas a denunciarlo porque te aseguro que voy a testificar a su favor.
—Mocosa insolente.
—Ceci. Danos un momento por favor— pido a la joven. Ella asiente y sale prácticamente corriendo.
—No des órdenes a mi asistente.
No voy a bajar la cabeza. Como dijo Caleb.
—No vas a denunciar a Caleb ¿Entiendes?
Lilian sonríe con burla. —¿Acaso intentas darme órdenes?
—Si no quieres que le diga al mundo entero que has encubierto la muerte de mi padre solo para tomar el cargo, harás lo que te digo.
—¿Chantajeas?
—Si quieres seguir en la cima lo harás— no sé como saco las palabras, pero puedo escucharme con seguridad.
—No te atreverías...
—No me interesa la firma, pero si quieres buscar una guerra la vas a tener.
—Ahí está. Ya tardabas en mostrar tu interés.
¿No me oyó? Dije que no me interesa.
—No me importa tomar lo que me pertenece si tú aprendes por fin lo que has hecho.
—Niña no vas a lograr nada.
—No voy a tenerte miedo de nuevo. Me has engañado por 10 años, ahora mi padre nunca volverá y yo tendré que aprender a entender que nunca lo veré de nuevo.
—Que sentimental.
—Sí. Nunca logre hacerme fuerte porque tú me impusiste todo lo malo de mi vida. No dejaste que sonriera sin que tú dijeras algo.
—No tengo tiempo para esto— toma su bolso del sillón. —¡Nos vamos!
Ceci aparece desde el pasillo con dos maletas que arrastra. Eso es todo, como siempre ella solo tomara sus cosas y se irá. No la veré hasta el próximo año y quien sabe, con esto puede que no la vea. Lilian acomoda su cabello mientras Ceci se lleva todas las pertenencias, no tuve tiempo para fijarme que ya todas las cosas de su equipo ya no estaban.
—Él si confió en tu potencial— susurro cuando pasa por mi lado. Lilian se detiene sin girar a verme. —Él siempre dijo que serías exitosa. Y que por eso nunca tenías tiempo para mí.
Lilian traga saliva sin bajar la frente. Su perfil se vuelve inexpresivo, no me parece raro, siempre me mostró ese rostro. Se va sin decir nada.
Y yo vuelvo a quedarme sola.
(...)
Fin de semana. He vuelto a la rutina de deberes, comida y dormir. No tengo mucho que hacer, solo pensar y seguir pensando. Recordando la conversación con Caleb y Lilian. Las cosas que ambos dijeron estos últimos días han sido más descubrimientos del toda mi existencia.
Pero tengo a alguien que también le gusta pensar en mis desagracias, y sobre todo opinar.
—Puede que él dijera todo eso, pero yo te aseguro que entre ustedes había chispas— Sky siempre exagerando. —Te lo juro, como malditos fuegos artificiales.
Ok. Eso provoca que recuerde el día de la victoria de los guerreros. El día que apareció de la nada y me llevo a la playa. Ese día que sonreí como una boba.
—No interesa ahora.
—Es que Caleb no puede decirte todo eso y solo irse— Sky puede analizar toda la conversación de nuevo, pero todo lleva a lo mismo. Se fue y no vamos a volver. —Sabes que... Tal vez tiene otro problema, como la bipolaridad. Es una enfermedad y eso explicaría el porqué de pronto...
—No es bipolar— aseguro. Él me lo hubiera dicho.
—Bien. Entonces es su madre ¿Dónde me dijiste que esta?
—No hablemos de ella— no puedo decirle que esa linda mujer se encuentra mejorando en un hospital. No se lo dije antes siendo la novia de Caleb, menos ahora que no soy nadie.
—Está bien. ¿Qué me dices de su padre?
—Sky— reprendo. Ya me he pasado dos noches pensando en ello. —Ya te dije. Él no quiere seguir intentándolo, no importa lo que sintamos, simplemente no quiere...
—Destruirte. Ya lo dijiste— entonces ella abre los labios. Como si se le acabara de ocurrir algo. —¿Y si alguien volvió de su pasado?— le pongo atención. —Piénsalo. Dijo que no eres de la única de la que se ha enamorado, si es así hay alguien más... una exnovia.
La recuerdo. La menciono, aunque no sé su nombre, sé que es la hija del hombre que iba a ayudarlos a salir del lugar donde vivían. Kyle.
—¿Crees que su exnovia volvió?
—Puede que sí. Y puede que esté confundido entre su amor del pasado y su amor actual y ahora necesita tiempo...
—Sky... eso suena a un libro. Y pienso que él me hubiera dicho si alguien hubiera vuelto.
—Está bien. Es muy poco posible, pero no imposible— no lo dice en serio. —Bien. Lo habré sacado de alguna película.
La pregunta sigue ahí. ¿A quién le destruyo la vida y como lo hizo?.
—Voy a colocar una película y la vamos a ver porque ya no quiero seguir hablando de él.
Sky rueda los ojos y se acomoda en el sofá. Los programas no nos estaban sirviendo de nada, lo único que hemos hecho es hablar de él. Y creo que ya estoy más que torturada con su nombre y recuerdos.
—Pido por una de terror o suspenso— observo el largo catálogo.
—Estoy de acuerdo— las películas románticas ahora están de más.
—Por primera vez en la historia— se burla ella. —Dámelo, yo soy la experta en esta categoría.
—Ok— le tiendo el control remoto. —¿Tienes helado?
—Siempre mejor amiga— de su short saca sus llaves.
Me coloco las sandalias de casa y me desplazo hasta la puerta. Va a ser una tarde tranquila y larga de chicas, que me perdoné Justin por quitarle la novia en un domingo. Pero cuando quiero salir algo me deja petrificada. Corrección, es alguien.
—Harriet— solloza.
¿Yo dije tranquila? Sí. No creo que sea posible.
✨110422✨
Dicen que la esperanza es lo último que se pierde.
Próximo capítulo: Una desgracia inevitable.
No las(os) conozco, pero se han vuelto una parte de mí, tienen mi corazón y mi alegría en sus manos. Porque yo también me emociono con cada teoría, comentario y sobre todo mensajes que me hacen sonreír. Sus pedidos son leídos y si puedo cumplirlos lo haré sin dudarlo. Espero alegrar el día de alguien.❤
Feliz cumpleaños querida lectora, Abril Mayte✨ Que tus deseos se cumplan y tus sueños se hagan realidad✨
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