CAPÍTULO 66

Llamada - Sky

¿Ya saliste de clases? Me vas a deber la vida.

Acabo de salir. ¿Y por qué?

Estamos comiendo en la cafetería de los Hot wings . Ven.

Quería comer dentro del campus.

Pero tengo que entregarte algo. Vamos ven, te pediré papas.

¿Eso es soborno?.

Sí. Y está a punto de expirar...

Primero dime que es lo que tienes.

Tendrás que venir y descubrirlo.

Sky...

—Me ha colgado— digo indignada al aparato.

Caleb suelta una risa, no me molesta si él ríe. —Tu amiga es divertida.

—Y determinada— complemento. —¿Me acompañas? Dice que tiene algo para mí. Creo que nos puede pedir papas.

—Me convenciste con solo preguntar.

Le mando un mensaje a Sky, solicitando que sean dos y de las grandes. Caleb y yo salimos de Hasting, por un tiempo me esforcé en ver si encontraba a Ben por aquí, quería pedir una disculpa y preguntar por Locky, pero ya que nuestras facultades eran completamente distintas podía suponer que no lo encontraría, al menos de este lado.

La cafetería es donde comimos con los chicos después de su segunda victoria. La campanilla de la puerta avisa nuestra llegada, todo está como lo recuerdo, excepto un pequeño pero gran detalle. Sky es la primera en voltear, su cabellera negra destaca entre las otras de su mesa. Si, todo parece indicar que olvido mencionar que tenía compañía, nada menos que, Justin y... Nate.

—Si tú no avanzas, tampoco lo haré yo— me indica Caleb por sobre mi hombro.

Su mirada atrayente me conquista sintiendo sus dedos enganchar mi cintura, no estoy segura si es para darme confianza, pero me hace inhalar y continuar hasta ellos. Nate me muestra una sonrisa ligera en cuanto llegamos a su mesa, mientras que Justin va comprendiendo el mal plan de esto. La última vez que Caleb y Nate hablaron, pues no termino muy bien, sus intercambios de palabras nunca son buenas.

—Oh— dice Sky. Si Caleb no era parte de la invitación, ya podía demostrarlo. —Tomen asiento.

Puede ser una peor idea, pero terminaremos haciéndolo porque al final venimos a eso y porque es Sky. Los sillones en forma de U me hace tomar lugar al lado de mi amiga, quien se mantiene en el fondo, y junto a mí, Caleb. Él y Nate no estarían juntos, pero si al frente del otro.

—¿Soy la única que siente la tensión?— pregunta Sky acercándose a mi.

Caleb se entretiene picoteando sobre la mesa, veo hacia el otro lado, Nate revisa su teléfono.

—Debiste advertirme.

—¿Cómo iba a saberlo?.

—Pedí dos porciones...

—Te gustan las papas— ok, es cierto.

Justin nos ve de reojo. —Sus susurros no son susurros.

Me percato de Caleb, sus ojos grises destellan burla porque ya sé que todo este tiempo me ha oído.

—Nathaniel, pedido listo— el altavoz del servicio del local rompe nuestra conexión.

El nombrado guarda su teléfono y se coloca de pie. —¿Quieres que te pida una soda?— me mira.

Debo alzar la vista para encontrarme con esos ojos verdes brillantes, Caleb deja de mover los dedos prestándole atención. —Estoy bien, pero gracias.

—¿Jugo?— ahora me pregunta Caleb, con su disimulada sonrisa.

Esto es mucho más incómodo, prefiero que se queden en silencio. —Tengo un poco aquí— alzo el que he traído en mi bolso desde el descanso.

Nate asiente y se va a traer la bandeja de pedidos. —Voy a matarte— le susurro a Sky.

Con cuidado me acerco a Caleb, quiero asegurarme que todo se encuentre bien porque si no es así podemos irnos. —Él no me importa— dice con indiferencia.

—¿Entonces está bien comer aquí?

Entre el pequeño espacio de nuestras piernas me muestra su palma. Le entrego mi mano cerrando nuestros dedos. —Si tú no tienes problema con él, yo tampoco.

Nate deja la bandeja roja sobre la mesa, Justin saca sus pedidos y yo hago lo mismo. No obstante, debo quedarme con los ojos abiertos cuando noto que es lo que ha pedido Nate.

—¿Hamburguesa?— pregunto anonadada.

Nate nunca comía hamburguesa, literalmente es la única cosa que se prohibía asimismo. El doble queso y el pedazo de carne y derivados eran cosas que su dieta, o más bien él no se permitía.

—Ya no necesito cumplir dietas— sonríe viendo mi expresión.

Ok, sé que no se debe ver a las personas comiendo, pero es que no puedo evitarlo. Quiero verlo comer una hamburguesa, solo yo sé las veces que quise convencerlo y falle.

—Voy a retractarme si no dejas de verme— suelta una risa y yo me uno.

—Oh vamos, solo muerde— Justin se asegura de tomarle una foto, puedo notarlo porque no es nada astuto con su teléfono. Nate le da una mordida y eso es todo.

Esperamos que mastique, todos podíamos molestarlo con esto por el resto de su vida. Es más, es seguro que pediré la foto a Justin y Sky ni hablar, ira a sus estados e historias. Lo ha disfrutado, eso se nota. Volteo comprendiendo que hay alguien más con nosotros. Caleb está recargado en su respaldar, intento descifrar su estado de ánimo encontrándome con sus dos esferas grisáceas.

—¿Una papa?— digo dándole atención.

Caleb ensancha una inquietante sonrisa y procede a separar los labios. No puede ser cierto. ¿Quiere que le dé una papa en la boca?

Niego con las mejillas tentándose a calentarse, vuelvo a ver a los demás. Caleb suelta una risa que apenas logro oír, se estaba burlándome de mí. Pone los codos sobre la mesa y con cuidado jala de una porción de papas.

—Mi hai spezzato il cuore— dice antes de tomar una papa.

—Harriet— volteo a Sky. —No sabía que eras de las que marcaba su territorio.

Frunzo el ceño. —¿Qué tienes ahí?— pregunta Justin. Pero no es a mí, es a Caleb.

Caleb alza su brazo derecho, y gira su muñeca. Entiendo a que se refieren ahora, sus tatuajes complementan perfectamente con la liga negra. Mi liga negra.

—Apuesto que eso es tuyo— prefiero comer a responder eso. —Inteligente forma de hacer saber que tiene novia.

Ni siquiera habia pensado en esa probabilidad, como es que una liga podía ser tan significativo a la vista de otros. Bueno, no es que Caleb usara una liga de cabello.

—Definitivamente— agrega Caleb. Debo encogerme pues todos ríen, casi todos. Nate solo sonríe.

—Estas rojita— me susurra Caleb cuando los demás calman sus risas. Eso solo puede empeorarlo, por lo que doy un sorbo a mi bebida.

—Nate, debes saber que este chico corre como rayo— si esta es la forma de aliviar el ambiente entre ambos se lo voy a agradecer a Justin. —Podría ser un Running Back sin problema.

—¿Corres?— ah bueno. La primera interacción.

—Desde que aprendí a caminar— me resisto de soltar una carcajada.

Debo reprenderlo, pero no hace falta. —Lo hace. Tiene buen tiempo, lo vi cuando perdimos a...

—¿A quién perdieron?—Justin mira a Sky y luego a mí. Pide casi auxilio a Caleb.

—A Locky— le respondo. —Lo perdieron en el parque. ¿Cierto?

—Creí que no lo sabías— suspira el rubio.

—Se lo dije esa noche— Sky mira a Caleb y golpea en el brazo a su novio.

—Auch

—Y tú porque no me lo dijiste— dice molesta. —Espera, no me importa.

Justin nos hace un gesto de la completa locura de Skyler. Ella es así. —El punto es que tiene buen tiempo y resistencia.

Nate traga lo que lleva en la boca. —¿Has pensado en ser parte del equipo?

Miro a mi lado, el pelinegro limpia sus dedos llenos de sal. —No, no soy disciplinado para ser parte de un equipo.

—Uno puede volverse disciplinado.

—Solo si te nace— no quiero presenciar un debate, no estoy segura de a quien darle la razón.

Nate lo observa desafiante. —¿Haces ejercicio?

—¿Parece que lo hago?

—Está bien. Si no quiere participar podemos buscar a otro— gracias Justin.

—Intento ser amable.

—¿Conmigo?— ahora si quiero reprenderlo.

—Caleb...

—Déjalo— veo a Nate. Sé que se está oprimiéndose por su quijada marcada.

Aun así regreso a ver a Caleb. No quiero decirle nada que los demás puedan oír, pero si le doy una mirada que trasmita una connotación negativa. Él lo comprende y por su expresión puedo saber que he logrado algo.

—Miren quien está ahí— sigo la mirada de Sky y Justin, en el mostrador hay una rubia de cabello corto, Amber.

Nate debe apoyar su brazo en el respaldar para ver hacia atrás. En cuanto ve de quien se trata, toma una servilleta para limpiarse los labios. —Ya regreso.

—¿Ahora son amigos?— pregunta mi amiga comiendo de sus piezas de pollo.

—En sí es su cuñada— Justin responde y luego me da un vistazo. —Seguro quiere saber de Katherine. No le ha respondido los mensajes en todo el día.

—Seguro solo quiere llamar la atención— Sky muestra un gesto despectivo. —Sabe que Nate es buen chico y hará todo para que esté bien. No sé cómo pudo atraparlo así.

—Es cosa de los dos. No la culpemos de todo — señalo.

—Yo creo que es porque ya sabe que no se casara con ella— mis labios se abren al escuchar aquello.

—Listo. Es un berrinche suyo— asegura su novia.

Nate está hablando con Amber, ella nos da una mirada viendo quienes estamos detrás. Sus ojos van a los de Caleb a quien saluda con una sonrisa y sigue conmigo, no pierde su sonrisa y yo la imito. Después toma la bolsa de papel del mostrador y con un beso en la mejilla se despide de Nate.

—Quería saber sobre Kate— explica volviendo a acercarse, no sabe que Justin ya nos ha informado. —No ha salido de casa.

Llevo conociendo a Nate por mucho tiempo como para saber que hay algo que lo trae mal, no puedo afirmar que, pero sé que podría preguntar, si no hubiera tantas personas con nosotros.

—¿Todo está bien?— formulo solo para confirmar.

—Sí. Ya lo arreglo yo— eso es que algo anda mal. —¿Ya le dijiste de la maleta?

Sky abre los ojos, como si acabara de recordar algo. Y es justo al mismo tiempo que recuerdo que yo vine por algo más aquí. —Nos deberás la vida— me apunta con una pieza de pollo.

—Supe que la bruja volvió— bien, esa debió ser Sky. —Y me dijo que te quedaras con... contigo— mira a Caleb.

El pelinegro le sostiene la mirada, tiene un poco fruncido el ceño como si evaluara cada palabra que sale de su boca.

—Saque un poco de ropa y cosas básicas, lo que pude tomar en 5 minutos— Sky mira a Nate. —Él hizo guardia, esperamos que alguien dejara la puerta abierta. Tu departamento ahora parece una tienda de tela y maniquís.

Antes de que pueda empezar a agradecer alguien más habla.

—¿Podemos hablar?— casi me impresiono por escuchar a Caleb, estoy por decirle si, pero alguien más responde.

—Claro— con pasmo observó a Nate levantarse, Caleb hace lo mismo.

—Que... Que haces— logro preguntar.

—Solo charlaremos un rato. Espérame—me da un beso corto que apenas puedo procesar. —Loca.

Parpadeo y sigo parpadeando viéndolos salir del local.

—Wao. Tu vida puede resultar una película— fulmino a Sky.

—Si se pelean debo separar a Nate o Caleb— veo a Justin. ¿De verdad acaba de preguntar eso?.

—No van a pelear.

—Si, claro— Sky mastica una papa. —Tu ex novio y tu novio no van a pelear.

Bien, si lo pone así suena un poco ridículo, pero es que ambos son adultos, Nate va a ser padre y Caleb, es Caleb. Dijo que iban a charlar...

—¿Debo ir a ver que pasa?— pregunto con intención de seguir el camino que han tomado.

—No. Deja que ellos lo resuelvan o nunca podrán verse— tiene sentido.

—Gracias por sacar mis cosas del departamento— Sky se encoge de hombros.

—Eres mi mejor amiga, no iba a dejarte pasar por más infierno— sonrío. —¿Te quedarás con él por cuantos días?

—Cuatro.

Sky coloca su rostro pervertido. —Muchas cosas pueden pasar en esos cuatro días. ¿Lo sabes?

Justin se ríe de mi rostro, seguro ya estoy roja. —¡No hablemos de eso!

—Iré a los servicios solo para que puedan hablar de eso— Justin se pone de pie y quiero morir de vergüenza.

—Recuérdame que estás esperando— solicita Sky.

De nuevo con lo mismo. Ya sé que ella no sabe lo que paso con nosotros, solamente pensarlo hace que baje la mirada a mis piernas. —El momento, nada más.

—Querida amiga, el momento es cuando él se pone cachondo y tú también— oprimo los labios haciendo que mis mejillas se hagan redondas y calientes.

—No hablo de ese momento.

—Oye—me apunta acercándose de manera seria. —Tienes un novio que está para comérselo— frunzo el entrecejo. —Solo digo la verdad, cualquier chica de este local lo sabría. Mira— me apunta a las chicas que están en la mesa de la entrada, cerca de la ventana. No había prestado atención a los demás clientes.—¿Qué crees que están viendo? Los carros de la avenida o a los dos chicos que seguro están por ahí.

—¿Esta conversación realmente tiene un rumbo?

—Sí. Deja de resistirte y solo has lo que quieres hacer.

—No me estoy resistiendo...

—Admite que le tienes ganas.

—Sky eso es muy...

—Normal. Somos jóvenes. ¿Le tienes ganas?

Trago saliva. Es que... y ahí viene. Caleb entra al frente pasando una mano por su cabello negro, las chicas de la mesa que señaló Sky voltean a verlo, pero él no parece darse cuenta o solo no les presta atención. Porque él me está viendo a mí, con esa sonrisa desplegada y esos ojos grises que te atrapan con un leve contacto. Entonces estoy convencida.

—Nada más digo, que muchas cosas pueden pasar.

—¿De qué hablan? — pregunta llegando.

—Tampones— no puede ser, Sky. —Es broma.

Caleb pasa su mirada hacia mí, seguro preguntándose que estoy más roja que antes. —Ya tenemos que irnos al trabajo.

Doy un respiro profundo y asiento viendo la hora. —Sí. ¿Todo bien?—no quiero parecer desconfiada o entrometida, pero quiero saber que paso afuera.

—Pregúntaselo a él— Nate aparece detrás de él. De su asiento saca una camisa azul.

—Todo está bien, pero también debo irme.

—¿Te ha llamado?— le pregunta Justin llegando desde el otro lado.

—Sí. Entregaré el equipo y hablaré con él— le muestra el puño y Justin lo golpea. —Los veo luego.

Me despido de la pareja, Caleb prefiere hacerlo a distancia y cuando ya estamos listos salimos detrás de Nate.

—Harriet— giro viendo a Nate abrir su auto.

—Dame un momento— pido a Caleb. Él me indica que esperara en su moto.

Me acerco al jeep de Nate, está rebuscando en la parte trasera hasta que veo que saca un bolso pequeño.

—Tus cosas— me lo extiende. Como pude olvidar esto.

—Gracias, se me había olvidado— con toda la charla de Sky.

—Si tienes problemas con la bruja sabes que puedes llamarme—pestañeo.

—Lo sé— él sabia mejor que nadie mis problemas con ella. Di una ojeada sobre mi hombro, Caleb estaba apoyado en su moto, con los brazos cruzados viendo la avenida. —Su charla... ¿Fue buena?

Nate sonríe ampliamente. —Es extraño— buena manera de empezar. —Me pidió perdón, pero dijo que lo hacía porque no quiere que estés molesta. Así que no sé si considerarlo una verdadera disculpa.

Claro. Caleb tenía que ser sincero hasta cuando eso lo pondría en cuestionamiento.

—Pero se disculpó, cosa que no esperaba. También dijo gracias por no tener que ver a tu madre— abrí la boca. —Supongo que tampoco tuvo una buena impresión.

—Sabes como es ella.

—No dejes que te afecte. Ella volverá a desaparecer.

—Ya debería estar acostumbrada.

—No estoy de acuerdo.

—Justin dijo que no te casaras— el castaño muestra sorpresa. No esperaba mi cambio de tema.

—Es una decisión personal. Aún no se lo digo a mis padres.

—Apuesto a que Beatriz ya estaba organizando la boda— bromeo.

Nate ríe. —Tendrá que conformarse con un nieto.

—Me alegra que estés feliz— me preocupaba verlo mal después de dejar el fútbol.

—Y a mí que tú lo estés— levanta la mirada viendo al chico de tatuajes. —Pero estaré observándolo.

Con una sonrisa regreso a Caleb, desenvuelve sus brazos cuando estoy cerca. Yo lo abrazo ahí. —¿A qué se debe esa sonrisa? — pregunta entrelazando sus dedos en mi espalda.

—A que eres extraño — utilizo el término de Nate. —Y lindo.

—Harás que me ruborice.

—Scemo.

—Ma io sono il tuo sciocco.

290322✨

Suspira, pero no bajes la guardia.

En el siguiente capítulo: Gardenias y una cama.

Agradecida de todo el apoyo, de cada mensaje de aliento, de cada 🌟 y 💬. Y por supuesto, la paciencia en actualizaciones.

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