CAPÍTULO 61
✨Feliz día a todas las mujeres lectoras que forman parte del mundo de Wattpad✨
Amber. La Amber a la que había ofrecido mi ayuda, la misma amiga con beneficios de Caleb cuando llego a Hasting. Si, esa Amber.
Y aquí estoy yo, subiendo a Locky a mi auto con Caleb siguiéndome los pasos.
—Espera. No es lo que estás imaginando.
Amber está dentro de su habitación, con una maldita camiseta suya. ¿Y no es lo que estoy imaginando?
—Harriet— sus manos me atrapan desde mi espalda, puedo sentir su cercanía, como están en mi vientre impidiendo que abra la puerta del conductor. No quiero llorar en media calle. —Tienes que escucharme... — tomo sus dedos y los separo de mi cuerpo. Tengo que verlo y saber que paso. Solo hay una manera de averiguarlo.
—¿No paso nada?— pregunto con la pizca de esperanza que puedo sentir.
Duele y me cuesta mantenerme frente a él como si no fuera así. Caleb pega los labios, mudo. Su rostro muestra lamentación, y sé que quiere hablar, pero al final no lo hace.
—Eso creí— digo quitando la posibilidad de esperar más tiempo.
—No, es que no entiendes... Si subimos puedo...— rebusco entre mi bolso y cuando encuentro lo que quiero se lo a viento a su cara.
—Gracias por prestármela. Si hubiera sabido que andabas prestando camisetas hubiera preguntado cuántas las usaron antes.
Caleb endurece su quijada. Molesto conmigo. —En realidad no te preste esta.
Auch. Tiene razón. Yo la tomé sin permiso.
Abro mi puerta herida y molesta. Para mejorar todo, Amber aparece ya con su ropa puesta.
—Harriet...— me habla, pero Caleb la silencia levantando una mano.
Otro golpe para mí, me sostengo mostrando mi mejor expresión de indiferencia a ambos, tomó las llaves y subo a mi asiento. No tengo nada más que hacer aquí. Y es que sé eso con ver a Caleb apartándose de mí, yendo hacia ella y susurrándole algo. Acelero.
Podría arroyar todos los botes de basura que paso por las calles, mis uñas duelen de los clavados que se han mantenido en el volante. No suelto una lágrima, mi quijada apretada las mantiene en lo más profundo de mí, estoy furiosa por haber sido tan ingenua con él, por confiar en él. Por dejar que pasara mis límites. Yo siempre tenía el control de mí, siempre fui precavida y ahora... soy una idiota.
Por Amber no fue a trabajar, por Amber sacó a Locky de su habitación. ¿Cómo no vi eso? Si yo misma los vi en las gradas. Y ahora que ha tenido algo de mí... Agitó mi cabeza de las imágenes que puedan crear mi cerebro.
Si tan solo Locky pudiera hablar, me diría todo lo que vio. Si he estado ciega todo este tiempo. Si esta no es la única vez que ha estado pasando.
—Señorita— maldición. — las mascotas están prohibidas...
—¡Será una noche! Buscaré otro lugar mañana ¿bien?
No dejo que hable, solamente subo al ascensor dejando al pobre hombre paralizado. Y es que merezco una reprimenda por mi mala actitud frente a alguien que solo hace su trabajo.
Entro a mi departamento y tiro las llaves. Locky se entretiene olfateando todo. Yo quiero hundirme en el sillón y que este me trague.
Primero Nate y ahora Caleb. ¿Por qué me pasa esto a mí? ¿Es que no puedo querer a nadie sin que me falle?
Refriego mi rostro con mis manos, Locky me observa inclinando su cabecita desde el suelo. —¿Tú no me vas a traicionar o si?
Un ladrido me responde. —lo tomaré como un no.
Me niego a sufrir sola, no voy a caer de nuevo en llanto como mi relación pasada. Tengo que entretenerme y supongo que debo pedir comida a domicilio y croquetas. Dudo tanto que Locky comiera algo. Miro el ventanal de mi lado, la noche está llena de estrellas y esa gran luna, maldigo. Olvidemos la comida, mejor helado mucho helado.
Preparo cosas para Locky en el tiempo que esperamos nuestros pedidos, un platillo improvisado y una cobija donde pueda dormir. El que puedo ver para no pensar.
—¿Cinderella o Encanto?— consulto viendo ambas disponibles.
No tiene caso. Si ya está comiendo no ve a nadie.
—Encanto, no hay chicos que fingen ser bueno y lindos cuando son unos completos...
Le estoy hablando a un perro. Dios, necesito ayuda.
La idea de una película animada es poder dejar de recordar, pero esto no funciona. Lo único que he escuchado es la entretenida canción, no se habla de Bruno, no sé ni quien es bruno cuando me resigno arrastrando mis pies hacia mi habitación. Mi cama está hecha desde hace una noche, dejo mi teléfono en el velador, y noto la pequeña cajita rectangular.
Es de Caleb. Me pidió que guardara eso y ahora está en mi poder, la abro sabiendo que nunca lo sabrá, hay una bolsita muy pequeña con cierre plegable adentro. El cannabis tiene un verde oscuro como color, son moños, y en el fondo hay algunos papers blanco humo.
Supongo que debo devolverlo. Quitaré el contenido y se lo daré, si pregunta donde está le diré que lo boté hace mucho, será por Alessia.
Ojalá pudiera devolver también todos nuestros momentos juntos.
Paso un dedo por el metal negro, es todo lo que me queda de Caleb. La primera vez que lo vi con esto fue en la playa, se sentó a mi lado y fumo fastidiando con el humo y el olor horrible. Esa noche no termino siendo tan mala, tuve por primera vez un pequeño interés en Caleb.
En algún momento me he tendido en mi cama, mis ojos pican y mis brazos me abrazan encogiendo mi cuerpo. No lo soporto, es un dolor muy fuerte en mi pecho que altera todo mi cuerpo, todo lo que he estado conteniendo. Empieza por mi mente y acaba en mi corazón, donde el dolor se vuelve más fuerte en cada latido. Una lágrima rueda hacia un lado de mi rostro y cae sobre mi cama.
Suelto un sollozo sin poder contenerme, debo tapar mi boca para ahogar los siguientes. No quiero llorar de nuevo por un chico, no quiero sufrir de nuevo por alguien.
Los sonidos a un lado de mi cama se escuchan, Locky aparece asomando su pequeña cabeza por el borde, sus patitas se agarran a las sabanas. Es demasiado pequeño como para lograrlo solo. Lo ayudo a subir. Lame mi cara causando que arrugue mi nariz y se acuesta cerca de mí. No lo alejo, al contrario, siento que es como un peluche viviente, un lindo peluche.
(...)
Los ladridos de Locky hacen que envuelva la toalla en mi cuerpo mucho antes de lo que había planeado, mi cabello aún se encuentra goteando cuando me acerco a la puerta principal. Vuelven a tocar con insistencia.
Hago a un lado a mi amigo y termino por abrir lo suficiente para ver de quien se trata.
—¿Todavía no estas lista?— pregunta mi mejor amiga y vecina.
Locky ladra de nuevo intentando escapar entre mis piernas. —Hum...— lo mira y luego señala el cartel del pasillo, el letrero que prohíbe fumar y mascotas. —¿Qué hace aquí?
—Lo estoy cuidando— la dejo entrar.
—Eso está claro— su tono es de obviedad.
Apenas he logrado dormir, y creo que todo es gracias a ese pequeño animalito.
Seco mi cabello con un polo de algodón y regreso a ver a Sky.
—Oye mira— levanto la mirada viendo como le muestra un cojín de mi sillón. Lo lanza lejos, por la cocina. —Anda atrápalo.
Locky la mira sentado sobre sus dos patas. No se mueve ni pienso que le haga. Río de ella y su cara de enfado.
—Tu perro es tonto— arqueo una ceja.
—Le has lanzado un cojín más grande que él.
—Si como sea. Cámbiate rápido para irnos.
—No voy a ir.
Hoy es el partido final de los Guerreros.
—Tienes que ir— se apresura a intentar convencerme. —Es la primera vez que llegamos tan lejos. ¿Lo olvidas?
Ese logro es del equipo y lo he reconocido todo el tiempo, todos ellos se esforzaron y me consta que Nate lo hizo muy bien. Me pregunto si ya acabo su retiro de todo el mundo y volverá a jugar.
—Apoya a Hasting— elevo una ceja, ciertamente la universidad y mi espíritu por ella no son cosas que lleve con tanto orgullo. —Apoya a Nate.
—¿Sabes algo de él?
—No. Pero todos esperan que vaya y siendo honestas ¿Crees que no va a querer que estés ahí?
Bajo la cabeza, puedo recordar cada ruego que me hizo porque no faltara a ninguno de sus partidos. Nunca falle, siempre estuve para él.
—Eres su amuleto— sonrío ante lo bobo que puede sonar eso. Es Sky que lo ha dicho tan en serio que tampoco me hace creer que me pida ir con esa frase.
—Tú no crees en esas cosas.
—No— desvía la mirada de mis ojos. —Pero mi novio está en el equipo...
Oh dios. ¿Qué ha dicho?
—¿Tú que?
Necesito que lo diga otra vez.
—¡Mi novio!— grita exasperada. —No te atrevas a decirle que dije eso— me apunta seria.
—Es adorable que te preocupes por...— sus ojos entrecerrados intentan intimidarme. —No dire nada.
—Genial. Ahora muévete— me empuja hacia mi habitación.
Escojo un short y una blusa sin mangas, parecido pero más cubierto que Sky quien no teme en mostrar parte de su espalda descubierta. Hago una trenza con mi cabello y me coloco lo más mínimo de maquillaje que puedo.
Debo escucharla refutar cuando ve que llevaré a Locky, pero es que no puedo dejarlo solo aquí. Siento que lo defraudo por no poder ayudarlo a encontrar a su familia, así que lo mejor es llevarlo y esperar que alguien lo reconozca. Debo encontrarle un hogar. Lo coloco en mis piernas para que disfrute de la vista y Sky no se enfade por los posibles pelitos de sus asientos.
—Pero que es esto— Sky maniobra para entrar al estacionamiento. Está repleto de autos que buscan lugares libres. —Siento que entraré al SuperBowl
Sea lo que fuera la gente con gorros amarillos y otros azules van de un lado a otro. Las filas para el ingreso son otra locura, comprendido por una final universitaria. Las barras hoy reventarán en gritos, no es nada comparado a las demás.
Bajo del auto y aseguro la correa de Locky. El calor está un tanto insoportable para todos, me aproximo a la fila más corta que encuentro.
—Nada de filas— jala de mi brazo Sky. —Somos zona VIP— el tono altanero me hace ser arrastrada hasta una de las puertas posteriores.
—¿Estas asegura?
—Claro que sí. Justin dijo que nos pondría en lista.
Espero tenga razón porque las filas van creciendo en su tamaño mientras nos alejamos.
—¿Credenciales?— es lo primero que pregunta el hombre que casi nos dobla la atura.
Tiene la camiseta negra y una identificación colgada de su cuello. La que nosotras no tenemos.
—Nos pusieron en lista— le comenta Sky risueña.
Yo no sé donde está la dichosa lista, pero en sus manos no hay ningún papel igual.
—Solo credenciales— levanta su identificación a la altura de nuestras caras.
Sky vacila y da un paso adelante. —Mira, Victor— toca su brazo como signo de compresión. —Somos las novias de dos jugadores importantes. Yo del capitán— me lanza una mirada. —Y ella del quarterback.
—Exnovia— corrijo.
El hombre alto empieza a reír muy fuerte, la mano de Sky cae alejándose con incertidumbre.
—Tu novio—hace comillas con una mano. —Está vomitando desde hace media hora. Y tu exnovio— sonríe con suficiencia. —Me agradecerá que no te deje pasar.
La vergüenza me consume mientras veo como Sky está a punto de atacarlo. Sin embargo, alguien más viene llamando no solo la atención del hombre.
—Archie— Sky lo saluda con un beso en la mejilla.
Su felicidad no es solo por verlo y eso se nota. El moreno carga su bolso deportivo en su hombro mientras espera una explicación.
—Las señoritas no cuentan con...
—Este hombre no nos quiere dejar ingresar ¿Puedes creerlo?— Sky le muestra sus ojos asesinos y regresa a ver al moreno con cierto encanto. —¿Puedes decirle que somos como parte del equipo?
El moreno alza ambas cejas al escucharla, pues si, yo me he quedado igual.
—Algo me dice que las están esperando— le dice al hombre que nos ha impedido el paso.
—A ella quizás— señala a Sky. —Pero ¿A la exnovia?
Esto no puede ser peor. Archie me da una mirada, sé que no hemos hablado, pero esperaba recuperar esa amistad de antes. Cordialidad al menos.
—Sí. Ella puede que sea el amuleto de algunos— mi cara debe ser todo un poema ahora.
El hombre no tiene más opción que hacerse a un lado mientras que Archie le da el paso a Sky y luego a mí.
—Gracias— digo antes de pasar.
—Creo que es lo menos que puedo hacer — creo que vamos mejor de lo que crei. —¿Es tuyo?
—Lo encontré. ¿Crees que lo dejen entrar?
Se lo piensa un rato. —Sí. He visto hasta gatos— sonrío. —He visto a Lodge afuera. ¿No vas a querer que lo deje entrar también?
Aunque esa información me sorprende finjo que no. —No, pero gracias.
¿A qué ha venido?¿Estará buscándome? No, me dije que vendría por el juego y punto.
La cancha es enorme, triplica el tamaño de la cancha de Hasting, todo por ser profesional. Estos chicos han subido de categoría llegando hasta aquí. Mis recuerdos viajan al día que Nate prometía llegar a pisar el césped de profesionales. El día que prometía ganar junto a su equipo y que su padre de alguna manera reconociera ese logro. Lo último aún lo dudo tanto, pero es que está tan cerca que me doy cuenta que no debía perderme esto. Estoy en el lugar indicado.
Justo ahora solo falta alguien. ¿Dónde está Nathaniel?
—¡Sigan llamando!— el grito del coach de Hasting se escucha hasta antes de cruzar la puerta.
La mayoría de jugadores están vestidos y otros terminando de hacerlo frente a sus casilleros. El coach vestido con buzo y un polo que tiene el logo de los Guerreros mastica un chicle con la boca abierta.
Apenas ven a Archie dos de ellos se paran para recibirlo. —¿Dónde mierda estabas?— el entrenador lo toma del cuello trasero.
—Se me acabo la batería— dice el moreno.
El coach lo empuja. —¡Date prisa! ¡Y ustedes sigan llamando!
—Tú—me señala. —¿No has visto a Archer?
Niego con la cabeza, su voz puede estar algo ronca por tanto gritar, pero sigue siendo intimidante. Entiendo a los chicos sentados.
Sky revisa el perímetro buscando al rubio. —¿Eres la novia de Garret?— asiente. —¿Puedes ver si ha terminado de vomitar?. Le dije que no comiera el taco antes de calentar.
Mi amiga sale disparada a los servicios. Con que era cierto lo que dijo el hombre del ingreso. Me siento inútil estando parada en medio de chicos listos para jugar. Tomo mi teléfono, no sé que espero. ¿Un mensaje de Nathaniel? ¿O un mensaje de Caleb?.
De todas formas no hay ninguna notificación en la pantalla. Alzo la cabeza solo para ver como los chicos empiezan a ponerse nerviosos.
—Supongo que este es Locky— Matt se acerca pasando a acariciar a mi único aliado.
Mi amiguito se deja tocar gozando de los dedos del chico castaño.
—¿Matt?— tiene el equipo de los Guerreros. —No sabía que estabas en el equipo.
—Fue un reclutamiento de emergencia. Por si Nate falta— explica brevemente. —Tú... viniste a animar al equipo.
—Si— bueno animar es lo correcto. No creo ser un extraño ser con suerte para otros.
—¿Y tu novio?
Ahí está la punzadita en mi pecho. Solo esa palabrita origina una picada dentro de mí.
—No sé.
Matt me observa unos segundos, no dice nada, pero evita preguntar sobre Caleb.
—Está haciendo demasiado sol afuera— sí. Lo pude sentir en el estacionamiento. —Puedes usar...— se acerca al banco y de una de las bolsas, imagino que la que es suya, saca un gorro de beisbol, blanco. —Si quieres.
Lo tomo agradecida. Si olvide algo después de todo.
—Acérquense— grita el coach desde la esquina trasera.
Ya casi es hora y no veo que Nate aparezca. No hay nadie viniendo por el pasillo. No puedo permitir que se pierda esto, y si lo hará debería estar seguro. Hago clic en el pequeño telefónico verde con su nombre.
Timbra... Timbra... Timbra... No responde.
—Ya saben que para entrar a un equipo profesional debe rendir pruebas, solo hay una manera que los cazatalentos giren a verlos, y es exhibirlos. ¡Adivinen que muchachos!¡Su exhibición es hoy!— por eso están tan nerviosos. —Es su oportunidad y cada uno debe aprovecharla. ¿Entendido?
—¡Si, coach!— gritan todos al unísono.
—¡Vamos!— su círculo se va deshaciendo con cada jugador saliendo de los camerinos.
El lugar se va quedando vacío y yo sigo sin ver al chico que soñaba con esto. Realmente no sé que puedo hacer. Y entonces, cuando ya solo queda el coach, veo como este está de pie frente a un casillero abierto. Su mirada es triste mientras ve el fondo metálico.
Bajo la mirada encontrando a Locky acostado en el mismo sitio que nos hemos mantenido desde que llegamos. Estoy a punto de irme, pero entonces mi teléfono vibra. Lo alzo y mis ojos se agrandan por lo que leo.
Voltea. Si te hizo daño voy a partirle la cara.
080322✨
Leo todos sus comentarios ❤ Gracias por las recomendaciones y los mensajitos motivadores. Son increíbles. ✨
Ig de Caleb: @Caleb.lodge
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