CAPÍTULO 5

La clase del Sr. Potter está por terminar con los alumnos hablando sobre sus ensayos, escritores seleccionados. Es mi turno, es una de las más reconocidas escritoras, menciono una de las últimas partes de mi trozo de papel que tengo en manos. No soy una excelente oradora, sin embargo, el último año aprendí a desenvolverme al igual que a mis palabras atropelladas entre si.

Frankenstein fue la primera obra en ciencia ficción, un rotundo logro que no solo quedo en palabras de un libro, sino en guiones de teatro y cine.— hablo de uno de los éxitos de Mary Shelley. —Se dice que Shelley se inspiró en varios momentos de su vida, las pérdidas que tuvo desde su corta edad y el distanciamiento con su padre.

Una pizca de tristeza me embarga.

—Todo un éxito— dice el Sr. Potter. Estoy de acuerdo. —¿Alguien quiere agregar algo?.

—No olvidemos que tuvo un poeta como esposo— Caleb como es costumbre irrumpe en mi tranquilidad. De alguna forma me sorprende que alce la cabeza, toda la clase la tuvo entre sus brazos, acostado en su pupitre y con los ojos cerrados.

—Dudo que eso sea relevante— hablo sin querer prestarle atención. Hablo de su obra después de todo. 

Estar en frente de la clase me daba una buena vista de cada uno de los alumnos. El Sr. Potter había tomado mi lugar en mi silla del fondo, tenia una expresión neutra pero los ojos puestos en el joven.

—Usted que cree Sr.Lodge. ¿Mary le debe el triunfo a Percy?.

Como era posible insinuar esa tontería.

—No podría afirmarlo. Una mujer escribiendo ficción y en esa época— su respuesta hace desencajar mi mandíbula. Pero no pienso quedarme callada.

—Dudo que el éxito de alguna mujer o escritora se derive de un hombre. Es decir, nace de nosotros, nuestra imaginación o vivencias. La historia solo será buena, si uno lo hace buena.

>>Shelley fue grandiosa, pero si quieres hablar de épocas, están personas como Jane Austen o Charlotte Bronte que no necesitaron un hombre a su lado para poder escribir grandiosas obras, quizás publicarlas fue el reto pero ninguna de ellas tendría que otorgar el reconocimiento por su propio talento. Estas subestimando demasiado a las mujeres— mis palabras salen de prisa pero se entienden.

El ensanchamiento de la sonrisa de Caleb me causa aun mas enojo. Pero mucho más lo que dice a continuación.

—Me alegra saber que tan irrelevante son los hombres para usted Srta. Moore.

—Presiento cierta rivalidad. ¿Se conocen?.

En otra oportunidad no me hubiera importado en absoluto, pero el Sr. Potter era un cercano al padre de Nate, y el hombre ya había dejado claro que Caleb era un problema para él.

—No.

—Si.

El Sr. Potter se cruza de brazos atento a nuestras palabras contradictorias.

—Es mi acosadora— abro los labios indignada.

—¡Eso no es cierto!.

—Muchachos pueden irse—nos corta a ambos antes de que continuemos.

Voy a mi lugar hecha furia y empiezo a guardar mis cosas con la cólera recorriéndome el cuerpo. No obstante, solo espero que todos se marchen.

Caleb parecía siempre vestir de negro, aunque su camiseta a veces tenia algún estampado, era lo único que le daba color, algunos podrían decir que era algún chico de alguna banda de rock. Tiene ese aspecto.

—Como pudiste decir eso— me acerco a su lugar cuando no veo mas alumnos.

Me siento suficientemente capas de enfrentarlo.

—No seas dramática— dice colocándose de pie y rodeando su pupitre.

—No puedes insinuar cosas así, tengo novio.

—¿Estas segura?— apoya su cadera en la madera de la silla, sus manos sostienen el borde de su carpeta.

—¿A que te refieres?

—Puede ser imaginario como tu amigos— pestañee.

¿Acabo de escuchar bien? Suelto una risa amarga, si intenta hacerme enojar no se lo facilitaría.

—Y luego dices que no estas loca.

Hice puños mis dos manos, mis uñas dolieron al sentir que tenia mi teléfono en una de ellas. Mire abajo y vi como inmediatamente se encendía la pantalla, estaba la foto de Nate y yo, le besaba la mejilla, esa foto nos la habiamos tomado antes de irme.

Sonreí. Y alce la pantalla a la altura de su cara, no se porque lo hago solo quería que cerrara la boca.

Caleb paso sus ojos inexpresivos de la pantalla a mi rostro. No esperare que quiera hablar, ya lo silencie y eso me basta.

—No vuelvas a hacer ese tipo de comentarios— dije en tono amenazante bajando mi brazo. 

Sus brazos se cruzaron haciéndome notar la tinta en uno de sus brazos, hay líneas muy extrañas pero no me desconcentro.

—¿Dices que no confía en ti Harriet?.

—Por supuesto que confía en mí.

Caleb chasquea su lengua, como si aquello le hiciera gracia.

—No estaría tan seguro.

Tiene sonrisa estúpida en el rostro.

—Ni siquiera lo conoces.

Se encogió de hombros.

—No, pero ya lo vi antes. De todas formas, no me gusta dar malas noticias.

¿Qué ya lo vio?

—Si tienes algo que decirme hazlo, no me hagas perder el tiempo— reprendí.

Caleb inclino un poco la cabeza hacia abajo, sus hombros se alzaban mientras negaba con la cabeza. ¿Se esta riendo?.

—Justo ahora. Me alegra saber que Nate es un Percy— fruncí aun mas mi ceño. Pero entonces volvió a hablar y entendí. —Es irrelevante para cualquier éxito.

Di un paso atrás. Esta usando mis propias palabras contra mi, pero eso ni siquiera podía ser comparado.

—Eres detestable— el levanto ambas cejas.

—Que dura, pero me han dicho cosas peores.

Claro que si.

—No me retes Caleb. Puedo ser dura si es lo que quiero.

Dio un paso adelante. Me esforcé en no retroceder por su cercanía.

—¿Quieres ser dura conmigo?.

Alce la barbilla para no perder sus ojos de mi mira, esta demasiado cerca, relamí mis labios antes de responder.

—¿Sabes cual es el problema?— dije con cada músculo de mi cuerpo tenso. —A mi no me gusta perder mi tiempo.

Caleb sonrió sin mostrar los dientes y se inclino un poco hacia abajo, acercando su rostro al mío.

—Yo seré la forma más bonita de hacerlo.

(...)

—¿Pasa algo?— pregunta Nate cuando dejamos un tarro de poccor y otro de maní sobre la mesita de centro de mi departamento.

Es noche de películas, y he estado bastante silenciosa desde que Caleb había insinuado que Nate ocultaba algo. Lo mas seguro es que fuera mentira, y solo quisiera provocarme, pero porque se mete tanto conmigo. Es decir, le avente un plumón, pero lo atrapo. ¿Y a mi me decía dramática?.

—No. Claro que no— digo queriendo volver a la cocina por mi soda y una botella de agua para Nate.

—Se que te pasa algo— insiste siguiéndome el paso.

Coloco las bebidas sobre el posavaso cuando Nate me toma las manos para que lo mire.

—Dime— dice esta vez de forma baja.

No quiero que piense que desconfío de él, Caleb había logrado asomarse en mi cabeza, pero conozco a Nate, desde niños y no puede ser cierto que no me este contando algo, así que digo algo mas que ronda en mi cabeza.

—Puede que vea a mi madre— suelto sin más.

Nate ladeo la cabeza, mostrando cierta sorpresa.

—¿Como?.

Él no cree que debería verla, la conoce y sabe lo vulnerable que resultó ser con mi progenitora. Y lo lastimada que resulto.

Nonna llamo. Dijo que ella vendrá a la ciudad.— torció el gesto. —No creo que suceda. Nunca tiene tiempo.

—No quiero que te lastime.

—Lo sé. Pero sigue siendo mi madre Nate y yo quiero verla, solo unos minutos me bastarían. —Solo quiero ver como esta. Ha pasado mucho tiempo.

—Esta bien—dice resignado ante mi posición. —Si debemos buscar en toda la ciudad para hallar a la bruja. Cuenta conmigo— le regalo un beso en su mejilla antes de volver a lo nuestro.

Voy tomando distintas posiciones pero todas resultan incómodas, Nate se ha desparramado en el sillón, quiero hacer lo mismo y acostarme en su pecho cuando lo escucho gruñir.

Me alejo.

—¿Qué sucede?— digo completamente asustada.

La expresión de Nate es de dolor, con los ojos cerrados mientras toca su abdomen.

—No es nada— frunzo el ceño.

Levanto su camiseta, pero el es rápido que lo baja apenas logro ver un moretón entre sus costillas.

—¿Por qué tienes eso?— grito horrorizada.

—No es nada— esto no iba a quedarse así. —Fue en el entrenamiento princesa. Ya tome una píldora— suspire.

Sus entrenamientos usualmente contaban con golpes o alguna lesión leve, pero no lo lastimaban tanto. Esto esta claro, el partido se acerca y los chicos enloquecen por una victoria.

De igual forma, no me sentía tranquila con el herido, odiaba no poder ayudarlo, y no tener nada para aliviar su dolor.

—¿Pasa algo?.

—Solo hago una nota mental de comprar pomada para moretones— Nate sonríe de lado y se acerca para depositar un beso en la punta de mi nariz. Aunque su gesto me reconforta me quedo sentada para no lastimarlo.

—¿Te quedaras así?— vuelvo a verlo.

Nate toma el control remoto, coloca pausa, y se levanta quedando en frente de mi. Lo miro sin entender, me muestra sus palmas y tardo segundos en tomarlas, me levanta jalando de mi. Me hace girar tomando mi lugar.

—Estoy bien. Acuéstate de este lado— me dice cuando finalmente hemos cambiado de lugar.

Lo miro insegura, hasta que termino por inclinarme solo un poco, convenciéndome que no le causa dolor.

Desde esta posición su pecho ni se inmuta, pero no podía mentir me sentía inútil de no poder ayudarlo.

Esta es la primera vez que me siento así. Y también es la primera vez que noto que Caleb Lodge a logrado meterse en mi cabeza.

060521

Atte.ASP

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