CAPÍTULO 47
—Caleb... ¿Esta soy yo?
Debo ver mejor la foto. —Si...— estoy durmiendo entre sus sabanas. —Puedes llamarme acosador, no me resistí lo siento pero debes admitir que...
Sonrió viendo su desazón, es por lo que crea que yo piense. No es una mala foto, llevo su camiseta de la noche que me presto. No soy idiota, él me cuido. ¿Cómo podría pensar mal de esto?.
Me alzo de puntillas para darle un beso casto. Suficiente para dejarlo mudo unos segundos. —No creo que seas un acosador— aclaro.
—¿No estas molesta?— niego. Me ve con recelo. —¿Aún quieres ser mi novia?.
¿Novia?. Es que esa palabra es muy grande que me causa que mis tripas se estremezcan. También puedo ver en sus ojos que no soy la única con esa sensación. Ha pasado tan rápido que aun se me hace difícil de digerir. No obstante, no es algo que puedo ignorar. Él tiene razón, me gusta y mucho. Y no se si es posible eso después de Nate pero esta sucediendo.
—Si— pronuncio causando que todos sus músculos dejen de tensarse.
No imagine que Caleb le tuviera miedo a algo. No vamos ni un día juntos y ya percibo que teme perderme. Realmente soy importante para él. Es tanto que puedo sentirlo envolverme desde la cabeza hasta los dedos de los pies. Sin mencionar que esta es una nueva personalidad suya.
—Entonces. ¿Te gustaría leer un rato conmigo?
—¿En qué capítulo vas?— leer Matar al risueñor es la tarea del Sr. Potter.
—18— hago un recuerdo rápido.
—Yo voy en el 16.
Caleb voltea las hojas, retrocediendo.— No hay problema. Ven conmigo— se sienta en su cama y se desplaza hasta estar apoyado en la cabecera, yo voy por el otro lado y subo como él. Mi cabeza queda un poco mas abajo que la suya por su altura. Para compartir eleva su rodilla derecha y lo usa como apoyo.
—Jem me oyó y asomó la cabeza por la puerta de comunicación...— empieza la lectura. Lo escucho sin perderme nada, tiene una buena dicción y es que no esperaba menos de él. En ratos cortos aprovecho para verlo de reojo, sigue teniendo esos mechones mas largos que caen en su frente, ondas cortas. Y sus pestañas, se podria decir que no cambio tanto como la foto del pequeño marinero. —No logro concentrarme si me ves asi.
Regreso a ver las páginas, me atrapo como siempre. —Perdón— digo dejando caer mi cabeza en su hombro, solo asi puedo ocultar mi rostro de él.
—Aunque no lo creas, tu también me pones nervioso— menciona antes de volver a la lectura.
Mi sonrisa se apodera de mi como una niña cosquillada. La lectura continua sin distracciones, solo su voz y el sonido de las páginas volteándose. No crei que tan grato podría ser una lectura de dos.
(...)
Cuando abro los ojos un gemido brota de mi, la mañana es tan resplandeciente que me ciegan nuevamente. Removerme vendría bien si tan solo otro cuerpo no me lo impediría. Tanteo a mi lado, si esos fueran mis latidos estaría tranquila.
—Oh dios.
—Buenos días para ti también— dice desde unos centímetros más arriba. Mi cuello se dobla encontrándome con el perfil varonil de ojos grises. —Crei que iríamos un poco mas lento con esto de tocarnos.
Quito mi mano de sobre su pecho. Avergonzada. —¿Nos quedamos dormidos?
—Tú te quedaste dormida— intento recordar. Lo único que se me viene a la mente es el rato que lo escuchaba. —Y yo me dormí despues.
—¿Por qué no me despertaste?— me alzo pasando mis manos por mi cabeza y cuello. Espero una respuesta pero él prefiere levantarse para estirar sus musculosos. —Espera. ¿Me dormí encima de tu brazo?
Que horror, debió adormecérselo.
—No pasa nada. No lo he perdido ves— mueve los dedos. Hago una cara con la que logro que sonría. Entonces me pongo a pensar en la maraña que puedo tener.
—¿Puedo usar tu baño?
—No necesitas preguntarlo— agradezco, pero me detengo antes de llegar. —Si quieres puedes ducharte. Hay una toalla limpia doblada adentro.
—Eso suena bien. Gracias.
Tomo un rápido aseo de lavado de rostro y dientes. Luego entro a la ducha. Hay un champú que huele muy bien, lo disfrutaría en cualquier otra ocasión pero ahora no puedo mentir, me pone nerviosa tenerlo a una puerta de diferencia y es porque estoy desnuda, completamente vulnerable. En medio baño aparecen golpes en la puerta.
—He dejado una camiseta sobre la cama. Estaré en la cocina
Logro escuchar los pasos alejarse. Cierro el grifo e intento escurrirme para no dejar charcos en mi camino. El agua bajando por mi cuerpo me hace reflexionar del como seran las cosas ahora. Las cosas que se avecinan.
—Huele bien— sigo el olor terminando de secar mi cabello, no quiero mojar su piso.
—Olvide preguntar si te gusta el tocino— saca unos trozos a un platillo.
—Es de mis favoritos— se ve exquisito como las tostadas y el huevo revuelto de un lado.
—¿Y el café?
—Me encanta.
Sonríe. —Lo supuse. Estoy seguro que tomabas café helado el primer día.
Caffe mocca helado. Hago una mueca, tambien lo recuerdo.
—¿Dije algo malo?
—No. Solo recorde la universidad.
—Y por eso debemos darnos prisa. Tomaré una ducha rápida, puedes ir desayunando— se roba un tocino antes de salir apresurado.
Puedo oír el grifo correr desde mi asiento y como la anoche anterior aprovecho en asomarme a la ventana, solo veo un auto aparte del mío estacionado. Alguno debio quedarse. Por un minuto observo la puerta del baño y luego su habitación. Si hay algo diferente aquí es el olor. Regreso a comer en silencio, el tocino es muy bueno y el café esta delicioso. En el momento que Caleb sale intento no voltear, es complicado cuando no hay un muro real detrás.
—¿Me pasas una tostada por favor?— trago lo que mastico.
Una tostada. Claro.
Me limpio las manos y tomo una servilleta para ir hacia él. Suspiro cuando veo que si tiene pantalones, pero no tiene camiseta. Su pecho esta limpio y un tanto marcado, a diferencia de su brazo tatuado.
—Ten— una gota cae en mi muñeca, su cabello sigue húmedo.
—¿Te gusto?— pregunta. Mi boca forma una O emitiendo sonidos que ni yo comprendo. Caleb sonríe hasta el punto que sus mejillas crecen. —El desayuno Harriet.
—Eso... si. El café estaba muy rico— digo trabando mis palabras en el intento.
—¿Por qué estas tan nerviosa?— esta vez se acerca tanto que otra gota cae en mi mejilla. Él pasa su pulgar por la zona. Talvez sienta mis mejillas calientes.
—Estas desnudo— carraspeo mi garganta.
—Semidesnudo— corrige antes de atrapar mis manos con las suyas. Son muchas mas grandes que las mías, las cubren por completo al mismo tiempo que se encorva para adelante. Basta una inclinación para cerrar nuestro encuentro. Y lo hace.
Este no es como anoche, este beso es mas salvaje. Puedo sentir su lengua ingresando a mi boca y como es bien recibida. Me busca con autoridad y viveza. Mis manos las lleva detrás de mi espalda dejándome casi inmóvil, no lo comprendo hasta que siento sus besos dejar mis labios y hacer un camino desde mi mandíbula hasta mi cuello, en ese punto mi espalda se arquea hacia él. Ha encontrado un punto exacto entre mi cuello y el lóbulo de mi oreja. Jadeo. Caleb suelta mis manos y regresa a invadir mis labios mientras sus manos estan listas para alzarme desde la cintura.
—Espera— detengo ocultando mis labios hinchados. Los suyos estan igual como nuestras respiraciones entrecortadas.
Caleb me suelta de repente. —Lo siento— dice viéndome preocupado. —Lo siento.
Mi ceño se frunce sin entender bien. Yo solo creo que debemos ir despacio, quizás el crea que yo tengo... más experiencia. Como le digo que solo he visto a un hombre semidesnudo.
—Está bien. Pero creo que debemos ir despacio...— porque soy virgen.
Él pelinegro abanica sus pestañas y luego se agacha solo un poco para verme a los ojos. —Perfecto. Lo respeto— dice sin una pizca de molestia. Le doy un beso en la mejilla y voy hacia la cocina para dejarlo terminar.
Me siento tonta y algo inocente. Estoy segura que tiene experiencia en estas cosas, no puedo juzgarlo por eso. Me ha desmoronado con solo besos y juego de lenguas. A este ritmo no se cuanto mas podría resistirme a el, pero necesito estar segura. Despues de todo, es mi cuerpo. Y siempre crei que pasaría de una manera especial y con la persona adecuada.
Despues de unos cortos minutos él sale ya listo para irnos, por el auto que sigue afuera creemos que es mejor irnos en su motocicleta.El único hombre que estaba dentro aun dormía, seguro creyó que saldria en media noche. Pasamos por mi departamento para cambiarme de ropa e ir a Hasting. Todo en tiempo récord.
—¿Quieres que te deje antes?— pregunta viendo que estamos a dos cuadras de llegar.
—Entremos juntos— digo amarrada a su cintura. Esto pronto se sabra. Y no quiero que piense que lo oculto, yo decidí aceptar.
Ambos bajamos. Hay varios alumnos en el estacionamiento y entrada, a la mayoría ni los conozco, pero cuando veo las chaquetas de los jugadores junto al enorme cartel de la final me quedo estática. Supongo que ya no sere el amuleto.
—Sera en unos días— menciona Caleb recogiendo su cuaderno.
—Si— vuelvo a verlo. —¿En serio anotas algo en ese cuadernito?— es pequeño y al menos en la clase del Sr. Potter no veo que lo haga.
—Solo cosas que creo que olvidare— se encoge de hombros. —Ayuda a prestar atención, si sabes que no tendrás apuntes.
—Interesante método de estudio— su diminuta sonrisa no se me pasa por alto mientras revisa el seguro de su moto. Llego la hora.
Me coloco a un lado, si lo susurros ya habian empezado ahora se intensificaron. Su mano toma la mía, me da la suficiente confianza para seguir sin tener que correr hacia los pasadizos. Verifico que Caleb no tenga problema con ellos, lo único que veo es su mirada al frente, sin inmutación.
—¿Almorzamos juntos?— sonrio y asiento con la cabeza. Creo que intenta que me centre en el y no en los demas. —Podemos comer en el patio, pero si quieres vamos a la cafetería.
—No. El patio me parece mejor— Caleb sonrie y se acerca al punto de que creo que va darme un beso. Un beso que termina en mi mejilla.
Me quedo un minuto procesando. —Luego te veo.
Llevo toda mi clase recordando las últimas horas, casi no logro escuchar lo que dictan porque recuerdo a Caleb dandome un beso en la mejilla. Bien recuerdo que yo se lo di tambien, pero no sabia que se fuera a sentir insuficiente. ¿El habra sentido lo mismo? ¿Es porque le pedí que fuéramos despacio?.
—Los rumores dicen que hay una nueva parejita en Hasting— Sky me alcanza antes de tomar su próxima clase.
—¿Eso dicen?
—Yo te aplaudo. Marcaste el territorio como campeona.
—No creo haber hecho eso...
—Es porque no has visto a Nate. Ha estado con el peor humor todo el día— miro hacia un lado. No estaba al tanto. —Pero ya. Hablando enserio ¿Hicieron algun tipo de trato?
—No exactamente— mi poca convicción es notoria. Ella no es ingenua.
—¿Qué paso cuando me fui?
—Digamos que aclaramos algunas cosas.
—¿Estás saliendo con Caleb?— pregunta a quemarropa.
—Todo paso de imprevisto y...— noto algo raro. —¿Qué pasa?
—El me agrada ¿bien?. Me parecio gratificante que Nate tuviera un poco de su medicina. Pero como tu mejor amiga debo decirte que... aunque yo sepa que eres una chica inteligente—recalca provocando reducir mi paciencia. —Sabes que tiene problemas. Y de los serios— habla de la droga. —¿Entiendes lo que intento decir?— esta divagando.—Solo no quiero que te aferres a alguien que puede que este ¿perdido?
—No lo conoces. Sky el tiene problemas y no hablo de eso—su consumo. Sin mencionar que no ha consumido por casi una semana. —Se que puede mejorar.
—¿Que te hace pensar que el quiere mejorar?— mi mirada decae. —¿Crees que va cambiar por ti?
Ciertamente no es algo en lo que me hubiera puesto a pensar. Hasta ahora. —Por mi no, pero quizas...
—Harriet no puedes cambiar a alguien que no quiere ser cambiado— su mirada reflexiva me baja el ánimo. —Es más fácil cambiar de persona que a la persona.
180122
Atte.ASP
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