CAPÍTULO 46
Caleb se apodera del instrumento musical de gran tamaño tal como de la mayoría de miradas femeninas del lugar. Su postura es recta y concentrado en las teclas que pronto empezara a tocar. Devi a dejado de limpiar para unirse a nosotras.
—No creí volver a verlo tocar ¿Cómo lo convencieron?
Trago saliva siendo acusada por Sky que me apunta con su dedo.
—Algo me dice que no es la primera vez que lo escucharas o si?
—Segunda— digo bajito.
La primera nota empieza con un delicado sonido, sus manos casi flotan sobre las teclas del piano negro. Basta que empiece a tocar una tras otra para que reconozca la melodía. Todos aquí deben reconocer la canción. Mis ojos se clavan en los suyos cuando sube la mirada hacia nosotras, o mejor dicho hacia mi. Un balde de emociones cae en mi al darme cuenta de lo que puede estar haciendo, no es complicado saberlo cuando me tiene atrapada con esos ojos grises que conozco bien. No hace falta que abra la boca para poder sentir el efecto de You're Beautiful.
—Te la esta dedicando— susurra mi amiga.
No respondo pues no puedo dejar de verlo. Caleb esta haciendo esto realmente, causarme el hormigueo del cuerpo completo, erizarme la piel y provocarme un sonrojo evidente.
Tengo que esperar que termine para levantarse con los aplausos de todos, incluyéndome tarde. —Creí que olvidaría una nota— bromea llegando.
—¿Qué dices? Si eso ha sido alucinante—Sky lo felicita. Devi le da un alabo y se que espera que diga algo. No tengo nada. —¿Has estudiado música?— me salva ella.
Caleb me da una mirada antes de fijarse en Sky. —Solo clases del colegio— bajo la mirada escapando de su conversación.
—¿Te ha sorprendido?— Devi me asusta.
—Un poco.
—Es un buen chico Harriet. Es decir, tiene sus defectos pero ¿Quién es perfecto?
Asiento con algo de duda, ya lo escuche antes. No creo que sea malo, solo que justo ahora me encuentro sobresaliendo de algo grande... Pero no puedo fingir que no tiene efecto en mi. Lo sé.
—¿Harriet?— volteo viendo a Sky apática. —Mi madre esta llegando a mi departamento, debo irme.
La acompañó a su auto y la despido fugazmente. Regreso a mi puesto.
—¿Podemos hablar?— Caleb me detiene antes de poder volver a mis funciones.
—Disculpa— nos interrumpe alguien. Es una de las chicas de la tarde, como es que sigue aquí. —¿Eres Harriet Moore?
Abro los labios. —No...
—Si, si eres— dice alzando su teléfono con una foto mía y de Nate antigua.
Otras personas mas empiezan a voltear queriendo entender lo que sucede, retrocedo. —Ve atrás— me dice Caleb quedándose con ella.
No lo dudo. —¿Qué sucede?— Devi me observa.
Hay un pequeño lavatorio y un almacén. Es un espacio muy reducido. —No es...
—Será mejor que subas.
—¿Por qué?
—Ha llegado un reportero.
—¿Les aviso?— digo pasmada.
—Borre las fotografías de su teléfono, pero no se si tenga más.
Me tomo de la cabeza, se supone que esto no debia de ocurrir. Me confié y si Lilian ve eso...
—¿Y si salgo por acá?— señalo la siguiente puerta que lleva a las gradas.
—Hay un reportero en esa puerta— Maldigo. —Sube hasta que se vaya— vuelve a decir Caleb.
—¿A tu departamento?— de sus pantalones saca unas llaves y me las tiende.
—Puedo intentar echarlo— sugiere Devi.
—Diran que es un establecimiento público, siempre dicen eso.
A duras penas uso la siguiente puerta que llevan a las escaleras y subo. La puerta la recuerdo como la única vez que estuve aquí. Una vergüenza que Caleb tuvo que ver.
Busco en la pared el interruptor de luz y lo enciendo. Lo primero que veo es la cocina, me dan un claro recuerdo de la mañana que desayunamos juntos. No hay nada fuera de su lugar, Caleb mantiene su orden y limpieza. Reviso que nadie vaya a entrar para acercarme a la ventana de su habitación. No logro ver nada.
—¿Qué haces?— doy un brinco alejándome de la ventana.
—Quería ver si llegaron más.
—Otros tres. Devi no cree que deban verme ahora tampoco.
Claro. Al final de cuentas es un Logde. Me pregunto que haria su padre si supiera que trabaja aquí. Si no hubiera ocurrido todo lo de Nathaniel no estaria siendo algo tan importante para ellos.
—Harriet— giro.
—No se van a ir— por lo menos por un largo tiempo. —¿Qué hara Devi sola?
—Ha venido George no te preocupes— eso me deja más tranquila. Ella puede odiarme por malograr su negocio. —¿Quieres?
Me fijo que toma un vaso de agua en su pequeña cocina. No tengo sed. Por mi mente pasa la idea de estar confinada con Caleb.
—¿Quieres ver algo en la televisión?.
—¿Ahora?
—Intento que pienses en otra cosa— aunque eso me deja un poco en conmoción me agrada que lo intente. Mis manos no han dejado de moverse por todo que esta pasando, mi teléfono puede sonar en cualquier momento.
—Lo siento, mi madre logra ponerme histérica. Si ella se entera...
—Cada vez creo que es peor de lo que pensé— cierro la boca. No pense en lo que podría causar.
—No... no le gusta esto de los chismes.
—¿Tú te acostumbraste a ellos?
—Aunque no lo creas no son tantas las veces que tuve que lidiar con situaciones así— algo que debo a Lilian.
—¿Te refieres a correr por las calles?— rio.
—De hecho que si. Y cuando te acorralan puede sentirse asfixiante.
Su rostro de transforma en una sonrisa lobuna. —¿En serio?— se acerca al punto de tenerme contra la pared de ladrillos. —Y si yo te acorralo. ¿También se siente asfixiante?
Trago grueso sintiendo su aroma. No es así como se siente, su cercanía me causa una extraña electricidad por toda mi columna, mis vellos se erizan y estoy segura que la sangre sube a mi cabeza. No es asfixiante, para nada.—¿Qué estas haciendo?
—Hablar.
—Estas muy cerca.
—Es porque creo que huiras. Te he observado un largo tiempo, no te gusta ser un problema para otros— frunzo mi ceño y levanto la mirada para verlo a los ojos. —Te gusta ayudar pero no dejas que te ayuden. Finges con una sonrisa que no llegan a tus ojos. No estoy seguro el porqué así que te pregunto para no suponer. ¿Por qué?
—No se de que hablas— digo pasando por su lado.
Caleb se mueve tan rápido que me atrapa con solo dar un paso. Veo su mano tomarme del brazo. —Dame la oportunidad Harriet— escucho pendiente de su tono. —Y prometo cuidarte como nadie mas lo ha hecho. Te haré sonreír sin que tengas que fingir y te abrazaré hasta cuando no lo necesites.— sus palabras me dejan sin aliento. Caleb aprovecha en tomar mi rostro aturdido. —Has movido cada partícula de mi ser desde que me aventaste ese plumón— pestañeo y sonrió sin poder contenerlo. A Caleb le brillan los ojos. —Quiero ser ese hombre de tu vida. Déjame intentarlo.
Veo sus grisáceas esferas, estan mas oscuras que cualquiera se confundiría con un negro si no lo conocieran. Antes de que pueda emitir una respuesta él acerca sus labios a los míos, solo un rozo para que vuelva a hablar. —No quiero volver a tocarte sin tu consentimiento, pero de verdad me muero por besarte— observó sus labios, ya no me importa lo que sucede abajo, ni Lilian, ni siquiera Nate.
Abro la boca solo un poco para inclinar la cabeza. Y me silencia. Sus labios atrapan tan rápidos los míos que me cuesta respirar, no me importa aguantar el poco oxígeno que me queda con tal de comprobarlo. Su boca encaja con la mia y me guia de tal manera que se las ingenia para acariciar mi cuello con su pulgar, al mismo tiempo succiona con delicadeza mi labio. Un beso suave y dulce. Un beso que das para recordar.
Nuestras frentes quedan apoyadas, mis manos han terminado sobre su pecho y logro sentir sus latidos tan acelerados como los mios. —Nunca he deseado tanto algo— lo escucho decir. Mis manos se achican sobre su camiseta reflejando mis sentimientos.
—¿Aunque te condenen?
—Aunque me lleven a una ahorca— su referencia me causa gracia. Deslizo mis manos por su pecho y el sujeta con fuerza mi cintura obligándome a acercarme a él. —Aún no.
Debo permanecer junto a Caleb mientras recuerdo sus recientes palabras, la canción en el piano y las situaciones en donde me ha logrado confundir. No he olvidado el dolor que aún existe en mi pecho por todo lo que sucede con Nathaniel, pero si algo me he dado cuenta es que cada vez que estoy con Caleb me siento bien, él logra que me sienta bien. Y que olvide lo demás.
—¿Todo bien?— escucho su respiración.
—Si— digo apoyando mi mejilla en su pecho. —Solo me has tomado por sorpresa.
—¿De verdad? Llevo pensándolo días, creí que era muy obvio esta mañana.
—¿Porque creíste eso?
—Tu amiga. Ella me dijo cuáles eran mis intenciones ¿Lo olvidaste?
Cierro los ojos sin poder creerlo. —¡Solo bromeaba!. Definitivamente la mataré.
—No lo hagas— lo veo. — Me dio el coraje para declararme.
Mi rostro arde mientras en mi interior una vocecita grita con su última palabra.
—Te has puesto roja.
—Callate tonto.
Caleb exagera abriendo los ojos y boca para zambullirme en un abrazo. —Tu tonto.
No me quejo ni me remuevo, me encanta estar así. Puedo sonreír hasta que mis mejillas duelan.
—Espera. ¿Ese eres tú?— cuestiono viendo el pequeño marco encima de unos libros. Lo tomo.
—Eso me ha dicho mi madre— dice con tono poco convencido, claramente actúa.
La fotografía es una selfie de Alessia cargando al pequeño Caleb, tiene los ojitos bien abiertos que me hacen pensar que fue por el flash, su ropita de marinero y sus pestañitas dobladas me causan tanta ternura.
—Te ves adorable— Caleb me abraza por la cintura y coloca su mentón en mi hombro, me estremece sentirlo de ese modo pero no de una mala manera.
—¿Dices que ya no soy adorable?— doblo el cuello encontrando su rostro a centímetros de mi.
—No se. ¿A ver has un puchero?— Caleb cambia rotundamente su expresión, no se lo esperaba y eso me hace soltar una carcajada.
Los toques en la puerta hace que nos separemos. Caleb me indica que esto no acabara asi antes de abrir.
—Creímos que tendrían hambre— Devi agita unas bolsas de papel.
—Gracias. Estaba pensando en como subir comida.
—¿Y porque lo dices tan sonriente?
Nos atrapó.
Caleb me da una mirada y me tiende su mano para acercarme. Luego entrelaza nuestros dedos a la vista de Devi.
—Es oficial— le comunica.
La mujer nos muestra su felicidad dándonos un abrazo y diciendo palabras de que ya era hora. Al parecer Sky no era la única con sus suposiciones acertadas.
—Devi lo siento mucho por lo de tu local— digo antes que se vaya.
—Tonterías. Puede ser un establecimiento público pero si no consumes te vas— me guiña el ojo. Doy por hecho que ella sabe muy bien manejar su negocio. —Debo volver o George espantará a los clientes. Pórtense bien.
Después de una cena entretenida decido lavar los servicios, Caleb seca y guarda todo, de esta forma pago mi deuda del desayuno que deje y me siento de más utilidad. Tuve que convencerlo que secar se encuentra en el mismo nivel de lavar.
—Tienes muchos libros— digo revisando la mueblería. No era el único lugar donde se encontraba libros, si te pones a buscar este material lo encuentras en diferentes lugares. No se ve desordenado, sino al alcance perfecto para cualquier zona donde uno podría encontrarse.
—Son los que alcance a traer— me percato que algunos están en italiano. Recuerdo muy bien a Alessia decirme de esto. —Hay hombres en la entrada— me avisa viendo desde la ventana.
—Es por mi auto. Saben que estoy aquí— avanzo llegando a su habitación, no es que deba caminar mucho dado que no hay mas que un mueble enorme que lo divide, suficiente para una privacidad sin necesidad de una puerta. Me fijo en su velador. —¿Estás leyendo algo ahora?— alzo el pequeño libro, rápidamente las páginas se abren.
—Espera— dice girándose de golpe hacia mí.
Cuando vuelvo a ver a las hojas cremas comprendo la causa de su reacción. Hay una fotografía entre las hojas y no es cualquier fotografía.
080122
Atte. ASP
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