CAPÍTULO 45
Llamada entrante - nonna
Lo vi en espectáculos.
Si queria que nonna no creyera en chismes no era algo que podia evitar cuando las fotos de Nate y su novia ya circulaban.
No pasa nada nonna.
No me ha cogido ninguna de las llamadas
Ya no debe tener nada mas que decir.
Un bufido se escucha de la otra línea.
¿Cómo va la escuela?
Ahora intentará ver que todo este en orden conmigo.
Todo bien.
¿Y Sky?
Ella tiene un problema ahora. Su madre llego y ya sabes como es.
Debería llamarla.
Ambas sabíamos que esa mujer era la única capas de cambiar a Sky Jhonson, ella misma sabia que la actuación pudo ser su carrera perfecta. No porque le gustara, sino porque es extremadamente necesario cuando te apellidas Jhonson.
Estaciono en la calle Hudson, las luces ya están encendidas aunque la noche aún no nos invada por completo. Puedo verlo desde mi asiento, lleva la camiseta de la oficina. Prepara y sirve licores múltiplos a la vez. Su cabeza se alza y su cuello gira cuando lo llaman por otro pedido. Muerdo mi labio inferior, las llaves siguen puestas por mi falta de decisión.
—Bu— salto sobre mi asiento con mis latidos acelerados. La cabellera roja distinguida por Devi se asoma por la ventana del copiloto. —¿Estas de llegada?
La interrogante pasa por mi mente dejándome saber que no tendría sentido mentir. Así que sentencio esta fortuita sorpresa como un empujón.
—He dejado solo a Caleb, debe estar volviéndose loco— cuenta con diversion a mi lado mientras nos aproximamos a la entrada. Me he podido dar cuenta que trae bolsas con ella por lo que llevo una para aligerar sus cargas.
—Si lo he visto— aseguro. Devi empuja la puerta y la campanilla suena.
—Se esta llenando— digo viendo la mayoría de las mesas ocupadas.
—Probablemente se trate del happy day— señala el cartel que cuelga a un lado. Arqueo una ceja al ver el enorme 2x1 y sus combinaciones. —Oh mira, aquí hay un lugar— si fue su intuición la que me lleva a la barra lo agradezco. Es mejor que pasármela sola.
Al final del otro extremo Caleb saluda con un movimiento de cabeza mientras termina su tarea. Devi se va llevándose las bolsas al interior de la barra.
Hay bastante ruido pero aun logro escuchar otra melodía de fondo. Intento escuchar hasta que un repentino empujón me hace sujetarme del tablero. —Disculpa.
Es una chica junto a otra chica que se inclinan sobre la barra. Ambas ansiosas por un trago. —Pidamos tres, Vee esta por llegar— escucho sin querer. Puedo sacar mi móvil y entretenerme un poco pero la verdad es que no se que puedo hacer aquí.
—Bien ¿Quién atiende?
—Solo veo a ese chico. Está muy guapo— parpadeo intentando ver hacia cualquier otro lado.
—Me encantan sus tatuajes.
—A mí también. ¿Crees que quiera darnos su número?.
Veo a Devi salir y venir con una sonrisa amigable.
—¿Qué se les ofrece?— las chicas se miran entre ellas y terminan por pedir tres de las promociones del día.
Devi toma mi mano y me susurra ya vuelvo antes de irse. —Que mala suerte, quería que nos atendiera el guapo.
—Vee seguro lo consigue.
Cuando la mujer regresa con los pedidos ellas se turnan para llevarselos a sus mesas.
—Va a ser una noche larga— me comenta. —¿Quieres algo de beber?— puede que fuera un mal día para venir, después de todo no dejaba de llenarse de personas y pedidos.
—Solo agua por favor— Devi se apoya sobre sus manos observándome, analizando. —¿Qué pasa?— digo removiéndome en mi asiento.
—¿Quieres un empleo de una noche?— propone ignorando a las personas de nuestro entorno.
Es una buena propuesta y siendo sincera ser activa es mejor que estar sentada porque a todos los que conoces estan ocupados. Por otro lado, ayudaría sin problema si tan solo supiera preparar bebidas como ella y Caleb. No sé que tan efectiva puedo ser.
Suelto una risa nerviosa. —No debe ser trabajo, puedo ayudar— miro a Caleb con la coctelera. —Aunque no se hacer eso.
—No importa— sostiene haciendome señas para que ingrese de su lado. —Esos pedidos déjaselos a Cal.
Me enseña que los cocteles preparados no son lo único que se venden aquí, hay aplicadores que no son nada complicado y la manguera de cerveza tradicional es bastante fácil de usar, si le agarras el truco para no rociar ni una sola gota extra.
—¿Cómo vas?— paso el trapo por la encimera.
—Yo... no he roto nada.
—Buena señal— me muestra una sonrisa de boca abierta. Tengo un extraño hormigueo en todo el cuerpo.
—He traído tu camisa— saco un tema ya que creo que nos hemos quedado sin nada. Caleb baja la mirada y yo cierro los ojos dos segundos al darme cuenta de algo.—Lo dejé en mi auto— señalo hacia afuera. Si quería quedar en ridículo creo que lo estoy haciendo muy bien. Caleb lo nota.
Agradezco mentalmente porque alguien lo llama. Yo vuelvo a limpiar y acomodar, lamentando mi existencia.
—¿Te puedo ayudar? — pregunto a la chica que se aproxima.
—Oh... — mira a un lado casi ignorándome por completo. —No, pero gracias.
Sonrió y abro la fuente que Devi me ha dejado. Atender a clientes era sonreír bueno o malo, Devi lo hace. No lo tomo personal. Pero Caleb... si ese chico lo hacía podría ser considerado un cortejo. Puedo observarlo en las tantas que se le quedan viendo. Y creo que me acaba de suceder también. Es que mis hormonas femeninas se han alterado y no he dado cuenta.
—¿Hola?— escucho llamar a la chica que he dejado. Pienso que se ha decidido por algo, pero no es a mí a quien se dirigía.—¿Podrías...?
Caleb se seca las manos y se acerca a mi lado de la barra.
—¿Qué deseas?— dice con cortesía. Y ahí esta de nuevo. La maldita sonrisa.
—Es que ese es mi problema... Quiero sorprender a mis amigas— ve detrás de ellas. Pero si son las mismas de antes, ella debe ser Vee. —¿Qué me recomiendas?
Ay por favor.
—¿Manhattan?
Arqueo la ceja. Quiero concentrarme en partir por igual el pie de manzana.
—Estupendo. Que sean 3.
—A la orden— idiota. Entierro el cuchillo. La chica le da una sonrisa. Dos minutos después Caleb termina —Servido. ¿Puedo ayudarte en algo más?
—Sí. ¿Tu número quizás?
Caleb ríe y yo con mi cuidado de principiante dejo caer el protector de la fuente. Ambos me miran y él pasa a darme media sonrisa antes de volver a su conversación.
—Lo siento no puedo hacer eso.
—¿No puedes?
—No puedo porque hay una chica que me interesa...
—Pero ella no se va a enterar...— Caleb deja caer la cabeza y la sube de nuevo.
—Ya lo está haciendo. Y creo que se ha puesto celosa— parpadeo. Mi curiosidad me deja caer de nuevo en sus ojos grises burlones. Hasta la tal Vee me da la mirada despectiva. Son estos momentos donde preferiría tener un poder especial para ser invisible o que la hermosa tierra me tragara.
Dejo lo que estaba haciendo y me muevo para encontrar lo que sea que haya detrás de la puerta por donde siempre he visto a Caleb y Devi. No obstante, con inesperada rapidez, me agarra de la muñeca.
—¿Ahora huyes?
—¿Que.. no?— si sus ojos eran perfectos para analizarte hasta el alma. Ahora podia sentirlo.
—¿Estás celosa?— mi cerebro bloquea cada neurona enredando mi propia lengua. Respuesta que disfruta con la curvatura de sus labios. —Lo estas.
Es suficiente. —Claro que no. ¿Por qué iba a estarlo?— prácticamente salto, hasta mis puntillas de los dedos de los pies intentan hacerme ver más alta.
—Te lo dije y te lo repito, porque te gusto.
—¿Otra vez con eso?
—No es difícil admitirlo— alce las cejas. De donde saco esta actitud de altanero.
—Mejor concéntrate en atender a ese otro par— alce la quijada. Otras chicas esperaban pacientes por el. Caleb dio una mirada y giro la cabeza hacía a mí, más cerca que antes.
—Loca y celosa.
Continuó mis actividades dejando que las horas transcurran, sería más sencillo si trajera zapatillas, cada cierto tiempo debo inclinarme para dejar descansar cada pie.
Llevo media hora esperando a Sky, ella me había llamado tras la reunión con su madre, desesperada por olvidar lo que fuera que le dijera. Tuve que invitarla al Black Day porque no llegaría antes a casa.
—¡Los odio!— queja cayendo sobre el asiento.
El cuello cerrado me asfixia hasta a mi con solo verla, de un tirón se desajuste los botones del largo vestido.
—¿Los?¿Acaso llegó tu padre también?
—No, pero mi madre hizo una comida en reunión— ya voy entendiendo. —Y no sabes quién estaba ahí. ¡El maldito James!
—¿El chico de la fogata?
—El que llamo cualquiera en la fiesta. Estuve así— junta sus dedos. —De clavarle el tenedor en su mano.
—No entiendo. ¿Por qué estaba ahí?
—Ese es otro de las razones por la que estoy molesta. Ha sido como un tipo de arreglo para conocernos.
—¿Intenta casarte o que?— rio ante lo absurdo que se ve.
Sky pasa a cerrar su rostro con sus manos. — no lo dijo, pero insinuó que era un buen muchacho.
—Si supiera. ¿Se lo dijiste a Justin?
—No. Y ya tengo como veinte llamadas perdidas.
—Ya se ira. No debes preocuparte tanto.
—¿Tú crees?
Sujeto su mano. —Tu sabes que si lo intenta te secuestro antes que pises el altar.
—Confió en ti— dice volviendo el momento un poco trágico.
—Comprare el arma y el pasamontañas— declaro con seriedad acercándome a ella. Un minuto después ambas explotamos en risas.
—Bueno. Ahora cuéntame que haces limpiando— apunta. —¿Te suspendieron las tarjetas?
Niego. Hago un gesto para que vea hacia un lado.—Estaba por aquí y necesitaban ayuda— los conocidos ojos evaluadores de mi amiga me hacen decir ¿Qué?. —¿Pasar tiempo con el no tiene nada que ver?
—Claro que no.
Sky eleva su ceja y con una mano en el aire llama la atención de Caleb con un saludo. Él se percata de la presencia conocida.
—Bonito... Vestido— reprimo mi sonrisa.
Sky le muestra una mala cara dejando de tocar la tela irritante de su cuello.
—Bonito mandil— Caleb baja la cabeza como en si estuviera en otra época. —Así que trabajas aquí. ¿Es una clase de castigo de tu padre?
—Sky...
—Soy independiente desde los catorce— la pelinegra cierra la boca. —Que no te sorprenda.
Hago una mueca sabiendo todo lo que se refiere con eso. A diferencia de Sky, ella no espera que teniendo el apellido que tiene sea cierto. Caleb puede sentirse orgulloso de lo que ninguna de las dos hemos logrado.
—¿Como no hacerlo? Es la primera vez que veo a Harriet agarrar un trapo.
—¡Sky!— reclamo. —Te dejaré en ese altar si...
—¿A quién tenemos por aquí?— Devi aparece detrás de ambos. Aún puedo ver a Caleb controlando su risa.
—Skyler Jhonson— se presenta sola.
—Un gusto, yo soy Devi— una mirada a Caleb y otra a mi es suficiente para entender lo que va a pasar. —Amiga suya supongo— Caleb no dice nada pero yo asiento. —¿Y por qué no le han servido nada?¿Caleb?.
—Voy— dice saliendo de la situación.
—¿Es tu primera vez por aquí cierto?— Sky lo confirma. —Somos muy caracterizados por el sonido. ¿Te gusta la música?
Si el escenario ya esta siendo gozado con la buena música y de una que otra voz Devi sigue sin desperdiciar la oportunidad.
—Si. Aunque yo prefiero algo diferente...— bien lo se yo.
—Pues adelante— alienta.
Sky se lo propone por un breve segundo viéndome directamente a los ojos. Luego se encoge de hombros diciendo un ¿Por qué no?. No es como yo, su personalidad va mas liberal si se trata de expresar, no se abochorna con facilidad. Por eso, no vacila con su caminata hacia el micrófono. Su vestido le llega hasta las rodillas y se nota la molesto que es para ella cuando da los primeros pasos, sin embargo nada la detiene.
—¿Son muy amigas?— escucho a Devi a mi lado.
—Desde el jardín de niños.
—Una amistad que perdura— sonrio de acuerdo con ella.
Sky me guiña un ojo antes de empezar.
—I know that I've been messed up— la oigo. —You never let me give up...— parpadeo con mi tonta sonrisa plasmada. —Sixteen and you never even judged me...
—Ahora puedo entender— susurra Devi dandome un toque en mi hombro.
Sky se mueve en el escenario sin dejar de mostrar su sonrisa. Ama el karaoke que sabe como moverse, no le importan las personas o ser juzgada por su voz. Simplemente, disfruta de lo que vive. Hasta el final de la canción, después de ganarse aplausos por su actuación baja directamente hacia a mi. Le doy una abrazo fuerte encima de la barra.
Ella y yo hemos pasado tantas cosas juntas. Nuestras primeras veces son anécdotas que cada una guardaba de la otra. Es la primera amiga que hice y sigue siendo tan especial como el día que la conocí, con las locuras de nuestra preparatoria hasta los peores sucesos de nuestras vidas. Siempre apoyándonos una a la otra. Puede que tengamos gustos y problemas diferentes, pero seguimos ahí cuando una necesita.
—Impresionante— Caleb desliza un vaso sobre el tablero.
—Gracias— sonríe complacida. Alza el vaso y da un trago. —Delicioso— alaba esta vez ella.
—¿Tú tocaras?— pregunto viendo que hay menos personas que atender. Se que Sky esta pendiente de nuestra conversación.
Caleb da una revisada al salón. —¿Quieres que lo haga?
Su interrogante me toma inadvertida, pero es sencillo si respondo con la verdad. Todo es más sencillo si se habla con la verdad. —Si.
080122
Atte. ASP
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